La excursión del tercer día fue una ida a un scape room y luego a merendar a una chocolatería. Me la pasé hablando y poniéndome al día con los pibes y con May, además de mensajear me constantemente con Pau, que tenía las mismas excursiones pero en distintos horarios.
La fiesta de esa noche era de disfraces, la peor para mi propia vestimenta pero de mis preferidas para disfrutar la vestimenta femenina, por lo que decidí aprovechar mi pelo rubio para disfrazarme de THREE HOLE JIM (para los que no saben es una referencia a The office), un disfraz con 0 elaboración, que si bien era aburrido en cuánto a disfraz y preparación, me pareció divertido para ver qué gente había visto esa serie y un buen tema de conversación para romper el hielo. Por este motivo, los pibes me hicieron bañarme último, pues no requería de preparación y sus disfraces si.
Aproveché el tiempo mientras ellos se bañaban para verme con Pau un rato, pero simplemente dormimos una siesta abrazados, pues sus amigas se encontraban en la habitación. Igualmente fue imposible contenernos y tocarnos un poco, pero cuando metí mi mano a su tanga ella me la sacó y con una dulce sonrisa me dijo que me guardara las ganas para la noche. Me encantó que de por sentado que iba a pasarla con ella, pues yo también lo había hecho ja.
Al volver a mi habitación me encontré a los pibes inquietos, como si estuvieran nerviosos por algo. Cuando les pregunté que les pasaba me confesaron que habían organizado una previa con el grupo de Julieta en su habitación, pero me aseguraron que Mateo no iba a estar y por ende quizás ella tampoco, por lo que me extendieron la invitación a mí. De mala gana les dije que podrían haberme avisado con tiempo para organizar otra cosa, pero se excusaron diciendo que tenían ganas de estar conmigo también. Luego de burlarlos un poco por semejante mariconeada me metí a bañar y hacerme la idea de cómo sería esa noche. Finalmente termine poniéndome feliz, pues ese grupo eran bastantes amigos míos y nos estábamos distanciando por el problema con Mateo y Juli, lo cuál no era agradable para mí.
Antes de salir, decidimos fumarnos un blunt y tomar una botella chiquita de Chandon, celebrando estar ahí, que las cosas estaban saliendo bien y porque era uno de los primeros momentos que teníamos los tres juntos solos en el viaje. Cuestiones de amistad de muchos años y costumbres, siempre intentamos mantener la sana tradición de darnos un tiempito para celebrar entre nosotros.
Luego de este pequeño ritual, nos perfumamos, agarré una botella de fernet para no caer con las manos vacías, mi vaso de Estudiantes de La Plata, una petaca con ron que convencí a los pibes que era para tomar yo pues el Cuba Libre es mi trago preferido, pero en realidad era para compartir, pues también era el trago preferido de Juli y era el que nos habia acompañado en nuestras mejores noches, y arrancamos hacia la habitación de las chicas, algunos pisos más abajo de la nuestra.
Al llegar nos encontramos con que no había tanta gente, pero estaban todos muy felices charlando, fumando y bebiendo con buena música de fondo, por lo que rápidamente entramos en esa sintonía y pasamos un buen rato. Me di cuenta que extrañaba pasar tiempo con ellos, sobre todo con el Mono y Ana, la mejor amiga de Juli. Sobre esta última no había rastro, hasta que sentí que se abría la puerta del baño y sinceramente, me quedé boquiabierto: salió recién bañada con un vestido rojo apretado al cuerpo que le resaltaba hermosamente su enorme culo y sus tetas sin corpiño, con un choker rojo que me calentaba de sobremanera pues tengo una debilidad por los cuellos, con unos tacos en punta que también me volvieron loco y con una carita de felicidad que hace tiempo no veía en ella. Realmente estaba radiante y no pude disimular mi emoción al verla de esa forma. Por suerte creo que nadie más que Manu se dió cuenta, que rápidamente me pegó un suave codazo para sacarme de mi cara de embobamiento.
Se acercó y saludo a todos uno por uno, pero cuando se acercó a mí me dió un abrazo y un beso en el cachete muy cerca del labio, además de una mirada fija a los ojos, en la que sentí que a ella todavía le pasaban cosas por mí.
Para empeorar la situación de confusión y calentura en la que me encontraba, se sentó al lado mío, y luego de ver que mi vaso no tenía espuma me miró con cara de perra y, sacándome la petaca del bolsillo, pasando peligrosamente cerca de mi ya erecta pija, me susurró al oído "por los viejos tiempos", mientras rellenaba el vaso con el dorado líquido especial para nosotros dos.
Un rato después, ya pusimos muy alta la música y nos pusimos a bailar entre todos, y, si bien no bailé pegado con ella ni hicimos nada raro, las sonrisas y miradas no se hicieron desear y estuvieron presentes todo el tiempo.
Al acercarse la hora de la entrada al boliche, decidí bajar antes en el ascensor para tener tiempo de quemar uno, y tuve una sorpresa mayúscula cuando ella se subió conmigo solos. Nos pusimos a hablar sobre alguna boludez de la previa y nos fuimos acercando hasta que nuestras bocas quedaron casi pegadas. Antes de concretarse el deseado beso sentí que la puerta del ascensor se abrió y a partir de ahí no recuerdo nada
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Mi siguiente recuerdo es abriendo los ojos en una habitación en la que no había estado en mi vida, de hecho estaba demasiado ordenada y limpia para ser de un egresado. Sentía un agudo dolor de cabeza que no me dejaba pensar. Al intentar incorporarme sentí una mano apoyada en mi hombro y una delicada voz tranquilizandome diciendo que estaba bien y que no me había pasado nada. Cuando giré la cabeza la vi a Mariela, la madre acompañante, que me miraba preocupada. Al ver mi cara de desconcierto me dijo:
- Mateo...
En ese momento comencé a recordar algunas escenas sueltas: la puerta abriéndose, un ruido de vidrio estallando, un grito de miedo absoluto de Julieta, mucha gente llegando.
Automáticamente me levanté sobresaltado:
- JULI, COMO ESTA JULIETA, QUÉ LE HIZO ESE ANIMAL? LO MATO.
- Tranquilo tranquilo, después de pegarte a vos se quedó paralizado por el miedo y se lo llevaron. Va a pasar la noche en su habitación y mañana se lo llevan de nuevo a La Plata en el primer avión. Lo importante ahora es que vos te quedes tranquilo, el golpe por suerte no te abrió la cabeza pero está viniendo un médico a revisar por el tema del desmayo. Te traje a mi habitación así podías descansar un poco.
- Entonces ella está bien?
- Si, tranquilo...- Y luego de una pequeña pausa agregó:
- Me da ternura como te preocupas por ella a pesar de todo lo que pasó, me encantaría que alguien tuviera esa atención conmigo.
- No me diga que con esa belleza no tiene a nadie que se preocupe por usted.
- Pero qué decís si ya estoy grande yo, mirá, hasta vos me tratas de usted jajaja.
- Te puedo tratar como vos quieras-. Le dije con una sonrisa pícara.
- Jaja parece que ni los golpes te sacan las ganas de chamuyar eh, las chicas ya me habían contado de tu fama de gatito jajaja-. Me dijo mientras posaba una mano sobre mi pierna y la movía lentamente.
Cambiamos de tema y nos pusimos a hablar trivialidades, sobre su relación con su hija, sobre cómo la estábamos pasando y otras boludeces del estilo. En este momento me fijé nuevamente en su belleza, en su hermosa cara con ojos penetrantes, en sus prominentes tetas que parecían a punto de hacer estallar la camisa y el corpiño que las contenían, y sobretodo en su actitud avasallante de experimentada, realmente esta señora era la definición de MILF y sin darme cuenta estaba calentandome a más no poder con simplemente tenerla cerca mío con una mano apoyada sobre mi. Para colmo, la charla comenzó a virar hacia zonas más íntimas, e incluso terminó confesandome que hace tiempo que no sentía deseo por nadie...
-"...hasta que vine acá y me vi rodeada de pendejos atrevidos como vos, dispuestos a todo en cualquier lugar"-.
Mientras decía esto, noté que su mirada estaba fija en mi bulto, que, al tener un pantalón clarito, hacía completamente evidente mi estado de erección. En ese instante su mano comenzó a acercarse y cuando ya estaba empezando a sentir sus dedos sobre mi verga, tres golpes secos en la puerta nos volvieron a la realidad.
Ella rápidamente se levantó, se acomodó su camisa rápidamente y fue a abrir. El médico había llegado y, por segunda vez en el día, me había dejado a centímetros de la gloria.
El resto de la noche lo pasé entre médicos en el hospital, pues decidieron que lo mejor era realizarme placas para chequear que todo esté en orden, siempre acompañado por Mariela, pero ahora su semblante tranquilo y confiado se había cambiado por nerviosismo y una especie de vergüenza, pues no me miraba a la cara ni siquiera y bajaba la vista cuando me veia observándola.
Al volver al hotel ya eran las 3 de la mañana, por lo que quedaban un par de horas para que todos vuelvan del boliche. Considerando esto, decidí ir un paso más allá y jugarme un pleno:
- Mari, me segundeas unos tragos y un porrito? Me perdí el boliche y no quiero irme a dormir tan bajón, además, también tenés derecho a divertirte un poco vos no?
- Mmm no se, y si llegan los chicos antes que hacemos?
- No estamos haciendo nada malo igual? O si...
- Jajaja sos terrible, bueno dale, pero trae a mi habitación. Pasa de una, te dejo la puerta abierta.
Sin perder ni un segundo salí volando para mí habitación, cambié mi falso disfraz por una malla y una camisa de lino suelta, agarré la botella de ron y mi morral con las cosas marihuanas y encaré sin dudar hacia su encuentro. Cuando entré me la encontré de espaldas haciéndose un rodete, lo cuál me permitió ver un pequeño pero excitante tatuaje en su nuca. Además pude notar que había cambiado su pantalón por un short deportivo que le resaltaba a más no poder un hermoso y parado culo, además de permitirme confirmar lo que yo ya venía pensando: Mariela se toma muy en serio el cuidado de su cuerpo y se nota en lo tonificado de sus piernas.
Al darse vuelta me sorprendió observar que no llevaba sostén, y sus enormes tetas operadas se apretaban sobre la delgada tela de la camisa, transparentandose y exponiendo unos hermosos pezones oscuros que me pareció notar bien parados. Para no quedar como un pajero intenté no mirarla mucho, pero realmente estaba irresistible.
- No te pregunté que querías tomar, pero espero que te guste el Cuba Libre.
- Míralo al pendejo, tomando tragos de gente grande.
- Me gustan las cosas maduras-. Dije yo con doble sentido sin mirarla mientras armaba el trago, sintiendo como ella se sentaba en la cama detras mío.
- Jajaja esos chamuyitos guardatelos para las pendejas, a mí no eh.
- Y con vos cómo tengo que hacer?-. Le pregunté dándome vuelta y mirándola fijo a los ojos.
- A mí demostrame que sos más que puras palabras-.
Antes de que termine la frase ya me había abalanzado encima de ella para comerle la boca. La puse debajo mío con sus piernas cruzandome a las espaldas, y sin dudarlo le abrí la camisa de un tirón y me sambulli en esas tetas que hace días me estaban volviendo loco. Mientras tanto ella se había encargado de sacar mi pija del pantalón y comenzar a pajearme lentamente.
- Pendejo de mierda, cómo me vas a calentar así, ahora más te vale dejarme bien cogida eh-. Me desafió mientras me agarraba el pelo y bajaba mi cabeza a su entrepierna.
Sin hacerme rogar le baje short y tanga de una y comencé a chuparla lentamente, pasando mi lengua por toda su concha y deteniendome suavemente en su clítoris. Cuando me di cuenta que ya se estaba impacientando por mi lento ritmo, le pegue una nalgada que le sacó un gritito y le dije:
- Ahora vas a ver cómo es que un pendejo de mierda te coma la concha y te haga acabarte como si fueras una pendeja putita-.
Acto seguido, comencé a comerle toda la concha sin parar, le pasaba la lengua de un lado al otro bien rápido, luego arriba abajo, le succionaba. Estaba desesperado, esa concha estaba riquísima y encima, la madura puta esa no paraba de gemir de una forma hermosa.
Comencé a meterle algunos dedos mientras seguía con mi lengua sin darle tregua ni un segundo. Al poquito tiempo, ya estaba metiendo y sacando a toda velocidad tres dedos extremadamente mojados de su interior, sacándole gritos y gritos de placer y sintiéndola retorcerse en la cama. Cuándo noté que ya estaba al límite, decidí ir un poco más allá y bajar uno de los dedos hasta su ano. Al introducir solamente medio dedo, el cuál se deslizó con facilidad por la lubricación que de su propia concha provenía, estalló en un ruidoso y chorreante orgasmo: la MILF se mojaba más que cualquier pendeja con las que había estado.
- AAAAAAAY pendejo como me la estas chupando, seguí seguí seguí que me encanta, ahh ahhh aaaah AAAAAAAH SI POR DIOS QUE PENDEJO DE MIERDA-.
Mariela no paraba de acabar, hasta que en un momento sucedió algo que nunca había visto ni sentido en vivo, sentí una gran presión de su concha y su culito sobre mis dedos y acto seguido comenzaron a salir numerosos chorros que empaparon toda mi cara, la cama y hasta el piso del hotel. Ahí fue cuando le di un pequeño respiro, ubique mi venosa pija en la entrada de su vagina y, mirándola fijo le dije:
- Esto recién empieza trola, ahora vas a ver cómo te coje un pendejo de mierda-. Se la metí toda de golpe y comencé a bombear con fuerza, haciendole sentir mi verga en su totalidad y sacándole múltiples gemidos, mientras sentía sus piernas temblar, pues no se había recuperado aún del gran orgasmo reciente.
Cuando cambiamos de posición y ella se subió arriba mío ya recuperada, sentí realmente toda su experiencia en el sexo, me pegó una cabalgada como nunca me la habían dado, mientras veía sus duras tetas rebotar frente a mi cara.
Cuando ya estaba por acabar, le pedí que se acueste para acabarle todas las tetas. Acabé una cantidad increíble, le hice realmente una obra de arte de leche sobre las tetas y sobre la cara, que ella con carita de puta recogió con un dedo y se llevó a la boca.
- Que rica que es, me quedé con ganitas de chupartela-. Dijo mientras se pasaba la lengua por los labios.
- Toda tuya-. Le respondí mientras me acomodaba boca arriba en la cama y me la sacudía.
- Mmmm me había olvidado esta sensación de estar con alguien que acaba y sigue con ganas-.
Rápidamente se acomodó el rodete y bajo su cabeza hacia mi pija. Comenzó pasando su lengua y dando besos por todo el largo de la pija, dejandomela toda babosada, luego bajo a los huevos y también estuvo un rato chupandolos, alternando entre uno y otro. Cuando pensé que ya no se podía más del placer, agarró mi pija y, luego de darle un besito en el glande, se la metió entera en la boca. La chupaba con una maestría increíble, no dejó ni uno de mis 20 cm fuera de su boca, e incluso llegaba con la lengua a mis huevos, como si fuera una actriz porno.
Luego de un rato haciéndome el mejor pete de mi vida, se puso en 4 y, abriéndose las nalgas me dijo:
- Alguna vez rompiste un culo pendejo? Me diste ganas con los dedos hoy.
Rápidamente dirigí mi cara al medio de esas dos nalgas abiertas y chupé todo, pasaba de la concha al culo y del culo a la concha. Cuando ya lo sentí lubricado comencé a meterle dedos en ese culo tan hermoso, primero uno, después dos, luego tres, para terminar apoyándole la punta de la pija ahí. Mientras tanto, Mariela no paraba de tocarse la concha, frotándose el clítoris a toda velocidad.
- La verdad que sos la primer puta que me entrega el culo, así que cualquier cosa me decís.
- Dios mío como me calentas pendejo, dale, rompemelo todo, es tu regalo de egresado.
Coincidirán conmigo en qué la sensación cuando rompes tu primer culo es una que no se olvida en la vida. Además estaba cumpliendo el sueño de cualquier pendejo, cogerse a una MILF explotadisima y zarpada en puta. Lentamente comencé a metérsela. Cuando pensé que no podía meterla más comencé a bombearle pija en su culo, pero ella decidió hacer fuerza hacia atrás y metérsela toda de un tirón.
- AY AY AY, VOY A ACABAR POR EL CULO AY DIOS MIOOOOOO-. Gritaba mientras tenía toda mi pija adentro, seguía pajeandose y comenzaba a chorrearse toda y mojar toda la cama de nuevo.
Seguí bombeandole un poco más, y cuando ella notó que no daba mas, me acostó sobre la cama, se la volvió a meter de frente a mi y comenzó nuevamente a cabalgarme, pero esta vez analmente.
- Lléname el culo de leche pendejo, dale que quiero volver a sentir leche calentita adentro mío-. Dijo, y me hizo explotar al instante. Cuando terminé de acabar, ella salió y dejo caer toda la leche encima de mi pija.
Luego de esto, me dijo que este iba a ser nuestro secreto que nadie podía enterarse y que me vaya, que necesitaba descansar. Le di un último beso y la dejé, desnuda recuperándose, y toda cogida, como me había pedido.
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Salí de su habitación a las 4 y media de la mañana, por lo que decidí mirar el celular y encontrarme con un montón de llamadas perdidas y mensajes de Julieta y Paula. A Juli la ignoré, pues ya habría tiempo para hablar y además estaba medio enojado con que no haya tenido la mínima consideración de quedarse conmigo y seguro haya ido a acompañar al estúpido que me había golpeado. En cuanto a Paula, le mandé un audio explicándole toda la situación, mintiendole que estaba haciendo reposo por el golpe. Al instante que le respondí me llegó una foto de ella beboteando frente al espejo que me voló la mente: estaba disfrazada de policía, con unas medias altas negras, una mini muy cortita y una camisa azul también muy cortita. Además tenía dos trenzas hechas que daban un toque final a un look demasiado calientapija. En la descripción de la foto ponía: "te extrañé mucho hoy, pensé que ibas a portarte mal y te iba a poder esposar".
Al llegar a mi habitación, me acosté para mantener la mentira del reposo, me quedé solo en boxer y le mandé una foto agarrandome el bulto y poniéndole "todavía estoy a tiempo de portarme mal? Te espero en mi habitación". Acto seguido le escribí a los pibes que me dejen la habitación al menos hasta las 6 y obviamente me fui a bañar, pues tenía un olor a sexo imposible de camuflar. Apenas terminé escuché la puerta sonar, por lo que con apenas la toalla en mi cintura decidí abrir.
- Me llamaron para avisarme que en esta habitación había un chico malo, así que voy a tener que hacer una revisión.
- No me habían avisado que estaba armado, voy a tener que revisar más de cerca-. Dijo mientras me manoseaba la pija sobre la toalla y se agachaba hasta quedar con la cara frente a frente con mi verga.
Luego me sacó la toalla y comenzó a chuparmela lentamente.
- mmm que rica pija, pensé que hoy no me la ibas a dar. Voy a tener que esposarte, necesitas un permiso de portación para andar con semejante pija-. Me dijo luego de sacarsela de la boca, mientras ponía en mis muñecas dos esposas de cotillón que tenía en el bolsillo.
Rápidamente me tiró sobre la cama, y, sin sacarse el disfraz de policía, simplemente se corrió la tanga para un costado y comenzó a cabalgarme salvajemente. Si bien yo venía de coger con Mariela y su experiencia, la sensación de coger con Paula era inigualable, sentía una conexión que era distinto a cualquier otra cosa, por lo que disfruté esta cogida de una forma increíble. Además el morbo de ser cogido por la pendeja mientras estaba esposado y ella disfrazada de policía, le agregaba un sabor especial.
Seguimos cogiendo un rato más, hasta que ambos acabamos de una forma hermosa. La sensación de acabarla toda la concha bien mojada mientras sentía sus contracciones y nos mirábamos a los ojos era realmente indescriptible. Luego, ella se vistió con una camiseta mía de Estudiantes y nos dormimos abrazados. Ni siquiera escuchamos a los vagos entrar a la habitación, a pesar de que lo hicieron acompañados.
La fiesta de esa noche era de disfraces, la peor para mi propia vestimenta pero de mis preferidas para disfrutar la vestimenta femenina, por lo que decidí aprovechar mi pelo rubio para disfrazarme de THREE HOLE JIM (para los que no saben es una referencia a The office), un disfraz con 0 elaboración, que si bien era aburrido en cuánto a disfraz y preparación, me pareció divertido para ver qué gente había visto esa serie y un buen tema de conversación para romper el hielo. Por este motivo, los pibes me hicieron bañarme último, pues no requería de preparación y sus disfraces si.
Aproveché el tiempo mientras ellos se bañaban para verme con Pau un rato, pero simplemente dormimos una siesta abrazados, pues sus amigas se encontraban en la habitación. Igualmente fue imposible contenernos y tocarnos un poco, pero cuando metí mi mano a su tanga ella me la sacó y con una dulce sonrisa me dijo que me guardara las ganas para la noche. Me encantó que de por sentado que iba a pasarla con ella, pues yo también lo había hecho ja.
Al volver a mi habitación me encontré a los pibes inquietos, como si estuvieran nerviosos por algo. Cuando les pregunté que les pasaba me confesaron que habían organizado una previa con el grupo de Julieta en su habitación, pero me aseguraron que Mateo no iba a estar y por ende quizás ella tampoco, por lo que me extendieron la invitación a mí. De mala gana les dije que podrían haberme avisado con tiempo para organizar otra cosa, pero se excusaron diciendo que tenían ganas de estar conmigo también. Luego de burlarlos un poco por semejante mariconeada me metí a bañar y hacerme la idea de cómo sería esa noche. Finalmente termine poniéndome feliz, pues ese grupo eran bastantes amigos míos y nos estábamos distanciando por el problema con Mateo y Juli, lo cuál no era agradable para mí.
Antes de salir, decidimos fumarnos un blunt y tomar una botella chiquita de Chandon, celebrando estar ahí, que las cosas estaban saliendo bien y porque era uno de los primeros momentos que teníamos los tres juntos solos en el viaje. Cuestiones de amistad de muchos años y costumbres, siempre intentamos mantener la sana tradición de darnos un tiempito para celebrar entre nosotros.
Luego de este pequeño ritual, nos perfumamos, agarré una botella de fernet para no caer con las manos vacías, mi vaso de Estudiantes de La Plata, una petaca con ron que convencí a los pibes que era para tomar yo pues el Cuba Libre es mi trago preferido, pero en realidad era para compartir, pues también era el trago preferido de Juli y era el que nos habia acompañado en nuestras mejores noches, y arrancamos hacia la habitación de las chicas, algunos pisos más abajo de la nuestra.
Al llegar nos encontramos con que no había tanta gente, pero estaban todos muy felices charlando, fumando y bebiendo con buena música de fondo, por lo que rápidamente entramos en esa sintonía y pasamos un buen rato. Me di cuenta que extrañaba pasar tiempo con ellos, sobre todo con el Mono y Ana, la mejor amiga de Juli. Sobre esta última no había rastro, hasta que sentí que se abría la puerta del baño y sinceramente, me quedé boquiabierto: salió recién bañada con un vestido rojo apretado al cuerpo que le resaltaba hermosamente su enorme culo y sus tetas sin corpiño, con un choker rojo que me calentaba de sobremanera pues tengo una debilidad por los cuellos, con unos tacos en punta que también me volvieron loco y con una carita de felicidad que hace tiempo no veía en ella. Realmente estaba radiante y no pude disimular mi emoción al verla de esa forma. Por suerte creo que nadie más que Manu se dió cuenta, que rápidamente me pegó un suave codazo para sacarme de mi cara de embobamiento.
Se acercó y saludo a todos uno por uno, pero cuando se acercó a mí me dió un abrazo y un beso en el cachete muy cerca del labio, además de una mirada fija a los ojos, en la que sentí que a ella todavía le pasaban cosas por mí.
Para empeorar la situación de confusión y calentura en la que me encontraba, se sentó al lado mío, y luego de ver que mi vaso no tenía espuma me miró con cara de perra y, sacándome la petaca del bolsillo, pasando peligrosamente cerca de mi ya erecta pija, me susurró al oído "por los viejos tiempos", mientras rellenaba el vaso con el dorado líquido especial para nosotros dos.
Un rato después, ya pusimos muy alta la música y nos pusimos a bailar entre todos, y, si bien no bailé pegado con ella ni hicimos nada raro, las sonrisas y miradas no se hicieron desear y estuvieron presentes todo el tiempo.
Al acercarse la hora de la entrada al boliche, decidí bajar antes en el ascensor para tener tiempo de quemar uno, y tuve una sorpresa mayúscula cuando ella se subió conmigo solos. Nos pusimos a hablar sobre alguna boludez de la previa y nos fuimos acercando hasta que nuestras bocas quedaron casi pegadas. Antes de concretarse el deseado beso sentí que la puerta del ascensor se abrió y a partir de ahí no recuerdo nada
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Mi siguiente recuerdo es abriendo los ojos en una habitación en la que no había estado en mi vida, de hecho estaba demasiado ordenada y limpia para ser de un egresado. Sentía un agudo dolor de cabeza que no me dejaba pensar. Al intentar incorporarme sentí una mano apoyada en mi hombro y una delicada voz tranquilizandome diciendo que estaba bien y que no me había pasado nada. Cuando giré la cabeza la vi a Mariela, la madre acompañante, que me miraba preocupada. Al ver mi cara de desconcierto me dijo:
- Mateo...
En ese momento comencé a recordar algunas escenas sueltas: la puerta abriéndose, un ruido de vidrio estallando, un grito de miedo absoluto de Julieta, mucha gente llegando.
Automáticamente me levanté sobresaltado:
- JULI, COMO ESTA JULIETA, QUÉ LE HIZO ESE ANIMAL? LO MATO.
- Tranquilo tranquilo, después de pegarte a vos se quedó paralizado por el miedo y se lo llevaron. Va a pasar la noche en su habitación y mañana se lo llevan de nuevo a La Plata en el primer avión. Lo importante ahora es que vos te quedes tranquilo, el golpe por suerte no te abrió la cabeza pero está viniendo un médico a revisar por el tema del desmayo. Te traje a mi habitación así podías descansar un poco.
- Entonces ella está bien?
- Si, tranquilo...- Y luego de una pequeña pausa agregó:
- Me da ternura como te preocupas por ella a pesar de todo lo que pasó, me encantaría que alguien tuviera esa atención conmigo.
- No me diga que con esa belleza no tiene a nadie que se preocupe por usted.
- Pero qué decís si ya estoy grande yo, mirá, hasta vos me tratas de usted jajaja.
- Te puedo tratar como vos quieras-. Le dije con una sonrisa pícara.
- Jaja parece que ni los golpes te sacan las ganas de chamuyar eh, las chicas ya me habían contado de tu fama de gatito jajaja-. Me dijo mientras posaba una mano sobre mi pierna y la movía lentamente.
Cambiamos de tema y nos pusimos a hablar trivialidades, sobre su relación con su hija, sobre cómo la estábamos pasando y otras boludeces del estilo. En este momento me fijé nuevamente en su belleza, en su hermosa cara con ojos penetrantes, en sus prominentes tetas que parecían a punto de hacer estallar la camisa y el corpiño que las contenían, y sobretodo en su actitud avasallante de experimentada, realmente esta señora era la definición de MILF y sin darme cuenta estaba calentandome a más no poder con simplemente tenerla cerca mío con una mano apoyada sobre mi. Para colmo, la charla comenzó a virar hacia zonas más íntimas, e incluso terminó confesandome que hace tiempo que no sentía deseo por nadie...
-"...hasta que vine acá y me vi rodeada de pendejos atrevidos como vos, dispuestos a todo en cualquier lugar"-.
Mientras decía esto, noté que su mirada estaba fija en mi bulto, que, al tener un pantalón clarito, hacía completamente evidente mi estado de erección. En ese instante su mano comenzó a acercarse y cuando ya estaba empezando a sentir sus dedos sobre mi verga, tres golpes secos en la puerta nos volvieron a la realidad.
Ella rápidamente se levantó, se acomodó su camisa rápidamente y fue a abrir. El médico había llegado y, por segunda vez en el día, me había dejado a centímetros de la gloria.
El resto de la noche lo pasé entre médicos en el hospital, pues decidieron que lo mejor era realizarme placas para chequear que todo esté en orden, siempre acompañado por Mariela, pero ahora su semblante tranquilo y confiado se había cambiado por nerviosismo y una especie de vergüenza, pues no me miraba a la cara ni siquiera y bajaba la vista cuando me veia observándola.
Al volver al hotel ya eran las 3 de la mañana, por lo que quedaban un par de horas para que todos vuelvan del boliche. Considerando esto, decidí ir un paso más allá y jugarme un pleno:
- Mari, me segundeas unos tragos y un porrito? Me perdí el boliche y no quiero irme a dormir tan bajón, además, también tenés derecho a divertirte un poco vos no?
- Mmm no se, y si llegan los chicos antes que hacemos?
- No estamos haciendo nada malo igual? O si...
- Jajaja sos terrible, bueno dale, pero trae a mi habitación. Pasa de una, te dejo la puerta abierta.
Sin perder ni un segundo salí volando para mí habitación, cambié mi falso disfraz por una malla y una camisa de lino suelta, agarré la botella de ron y mi morral con las cosas marihuanas y encaré sin dudar hacia su encuentro. Cuando entré me la encontré de espaldas haciéndose un rodete, lo cuál me permitió ver un pequeño pero excitante tatuaje en su nuca. Además pude notar que había cambiado su pantalón por un short deportivo que le resaltaba a más no poder un hermoso y parado culo, además de permitirme confirmar lo que yo ya venía pensando: Mariela se toma muy en serio el cuidado de su cuerpo y se nota en lo tonificado de sus piernas.
Al darse vuelta me sorprendió observar que no llevaba sostén, y sus enormes tetas operadas se apretaban sobre la delgada tela de la camisa, transparentandose y exponiendo unos hermosos pezones oscuros que me pareció notar bien parados. Para no quedar como un pajero intenté no mirarla mucho, pero realmente estaba irresistible.
- No te pregunté que querías tomar, pero espero que te guste el Cuba Libre.
- Míralo al pendejo, tomando tragos de gente grande.
- Me gustan las cosas maduras-. Dije yo con doble sentido sin mirarla mientras armaba el trago, sintiendo como ella se sentaba en la cama detras mío.
- Jajaja esos chamuyitos guardatelos para las pendejas, a mí no eh.
- Y con vos cómo tengo que hacer?-. Le pregunté dándome vuelta y mirándola fijo a los ojos.
- A mí demostrame que sos más que puras palabras-.
Antes de que termine la frase ya me había abalanzado encima de ella para comerle la boca. La puse debajo mío con sus piernas cruzandome a las espaldas, y sin dudarlo le abrí la camisa de un tirón y me sambulli en esas tetas que hace días me estaban volviendo loco. Mientras tanto ella se había encargado de sacar mi pija del pantalón y comenzar a pajearme lentamente.
- Pendejo de mierda, cómo me vas a calentar así, ahora más te vale dejarme bien cogida eh-. Me desafió mientras me agarraba el pelo y bajaba mi cabeza a su entrepierna.
Sin hacerme rogar le baje short y tanga de una y comencé a chuparla lentamente, pasando mi lengua por toda su concha y deteniendome suavemente en su clítoris. Cuando me di cuenta que ya se estaba impacientando por mi lento ritmo, le pegue una nalgada que le sacó un gritito y le dije:
- Ahora vas a ver cómo es que un pendejo de mierda te coma la concha y te haga acabarte como si fueras una pendeja putita-.
Acto seguido, comencé a comerle toda la concha sin parar, le pasaba la lengua de un lado al otro bien rápido, luego arriba abajo, le succionaba. Estaba desesperado, esa concha estaba riquísima y encima, la madura puta esa no paraba de gemir de una forma hermosa.
Comencé a meterle algunos dedos mientras seguía con mi lengua sin darle tregua ni un segundo. Al poquito tiempo, ya estaba metiendo y sacando a toda velocidad tres dedos extremadamente mojados de su interior, sacándole gritos y gritos de placer y sintiéndola retorcerse en la cama. Cuándo noté que ya estaba al límite, decidí ir un poco más allá y bajar uno de los dedos hasta su ano. Al introducir solamente medio dedo, el cuál se deslizó con facilidad por la lubricación que de su propia concha provenía, estalló en un ruidoso y chorreante orgasmo: la MILF se mojaba más que cualquier pendeja con las que había estado.
- AAAAAAAY pendejo como me la estas chupando, seguí seguí seguí que me encanta, ahh ahhh aaaah AAAAAAAH SI POR DIOS QUE PENDEJO DE MIERDA-.
Mariela no paraba de acabar, hasta que en un momento sucedió algo que nunca había visto ni sentido en vivo, sentí una gran presión de su concha y su culito sobre mis dedos y acto seguido comenzaron a salir numerosos chorros que empaparon toda mi cara, la cama y hasta el piso del hotel. Ahí fue cuando le di un pequeño respiro, ubique mi venosa pija en la entrada de su vagina y, mirándola fijo le dije:
- Esto recién empieza trola, ahora vas a ver cómo te coje un pendejo de mierda-. Se la metí toda de golpe y comencé a bombear con fuerza, haciendole sentir mi verga en su totalidad y sacándole múltiples gemidos, mientras sentía sus piernas temblar, pues no se había recuperado aún del gran orgasmo reciente.
Cuando cambiamos de posición y ella se subió arriba mío ya recuperada, sentí realmente toda su experiencia en el sexo, me pegó una cabalgada como nunca me la habían dado, mientras veía sus duras tetas rebotar frente a mi cara.
Cuando ya estaba por acabar, le pedí que se acueste para acabarle todas las tetas. Acabé una cantidad increíble, le hice realmente una obra de arte de leche sobre las tetas y sobre la cara, que ella con carita de puta recogió con un dedo y se llevó a la boca.
- Que rica que es, me quedé con ganitas de chupartela-. Dijo mientras se pasaba la lengua por los labios.
- Toda tuya-. Le respondí mientras me acomodaba boca arriba en la cama y me la sacudía.
- Mmmm me había olvidado esta sensación de estar con alguien que acaba y sigue con ganas-.
Rápidamente se acomodó el rodete y bajo su cabeza hacia mi pija. Comenzó pasando su lengua y dando besos por todo el largo de la pija, dejandomela toda babosada, luego bajo a los huevos y también estuvo un rato chupandolos, alternando entre uno y otro. Cuando pensé que ya no se podía más del placer, agarró mi pija y, luego de darle un besito en el glande, se la metió entera en la boca. La chupaba con una maestría increíble, no dejó ni uno de mis 20 cm fuera de su boca, e incluso llegaba con la lengua a mis huevos, como si fuera una actriz porno.
Luego de un rato haciéndome el mejor pete de mi vida, se puso en 4 y, abriéndose las nalgas me dijo:
- Alguna vez rompiste un culo pendejo? Me diste ganas con los dedos hoy.
Rápidamente dirigí mi cara al medio de esas dos nalgas abiertas y chupé todo, pasaba de la concha al culo y del culo a la concha. Cuando ya lo sentí lubricado comencé a meterle dedos en ese culo tan hermoso, primero uno, después dos, luego tres, para terminar apoyándole la punta de la pija ahí. Mientras tanto, Mariela no paraba de tocarse la concha, frotándose el clítoris a toda velocidad.
- La verdad que sos la primer puta que me entrega el culo, así que cualquier cosa me decís.
- Dios mío como me calentas pendejo, dale, rompemelo todo, es tu regalo de egresado.
Coincidirán conmigo en qué la sensación cuando rompes tu primer culo es una que no se olvida en la vida. Además estaba cumpliendo el sueño de cualquier pendejo, cogerse a una MILF explotadisima y zarpada en puta. Lentamente comencé a metérsela. Cuando pensé que no podía meterla más comencé a bombearle pija en su culo, pero ella decidió hacer fuerza hacia atrás y metérsela toda de un tirón.
- AY AY AY, VOY A ACABAR POR EL CULO AY DIOS MIOOOOOO-. Gritaba mientras tenía toda mi pija adentro, seguía pajeandose y comenzaba a chorrearse toda y mojar toda la cama de nuevo.
Seguí bombeandole un poco más, y cuando ella notó que no daba mas, me acostó sobre la cama, se la volvió a meter de frente a mi y comenzó nuevamente a cabalgarme, pero esta vez analmente.
- Lléname el culo de leche pendejo, dale que quiero volver a sentir leche calentita adentro mío-. Dijo, y me hizo explotar al instante. Cuando terminé de acabar, ella salió y dejo caer toda la leche encima de mi pija.
Luego de esto, me dijo que este iba a ser nuestro secreto que nadie podía enterarse y que me vaya, que necesitaba descansar. Le di un último beso y la dejé, desnuda recuperándose, y toda cogida, como me había pedido.
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Salí de su habitación a las 4 y media de la mañana, por lo que decidí mirar el celular y encontrarme con un montón de llamadas perdidas y mensajes de Julieta y Paula. A Juli la ignoré, pues ya habría tiempo para hablar y además estaba medio enojado con que no haya tenido la mínima consideración de quedarse conmigo y seguro haya ido a acompañar al estúpido que me había golpeado. En cuanto a Paula, le mandé un audio explicándole toda la situación, mintiendole que estaba haciendo reposo por el golpe. Al instante que le respondí me llegó una foto de ella beboteando frente al espejo que me voló la mente: estaba disfrazada de policía, con unas medias altas negras, una mini muy cortita y una camisa azul también muy cortita. Además tenía dos trenzas hechas que daban un toque final a un look demasiado calientapija. En la descripción de la foto ponía: "te extrañé mucho hoy, pensé que ibas a portarte mal y te iba a poder esposar".
Al llegar a mi habitación, me acosté para mantener la mentira del reposo, me quedé solo en boxer y le mandé una foto agarrandome el bulto y poniéndole "todavía estoy a tiempo de portarme mal? Te espero en mi habitación". Acto seguido le escribí a los pibes que me dejen la habitación al menos hasta las 6 y obviamente me fui a bañar, pues tenía un olor a sexo imposible de camuflar. Apenas terminé escuché la puerta sonar, por lo que con apenas la toalla en mi cintura decidí abrir.
- Me llamaron para avisarme que en esta habitación había un chico malo, así que voy a tener que hacer una revisión.
- No me habían avisado que estaba armado, voy a tener que revisar más de cerca-. Dijo mientras me manoseaba la pija sobre la toalla y se agachaba hasta quedar con la cara frente a frente con mi verga.
Luego me sacó la toalla y comenzó a chuparmela lentamente.
- mmm que rica pija, pensé que hoy no me la ibas a dar. Voy a tener que esposarte, necesitas un permiso de portación para andar con semejante pija-. Me dijo luego de sacarsela de la boca, mientras ponía en mis muñecas dos esposas de cotillón que tenía en el bolsillo.
Rápidamente me tiró sobre la cama, y, sin sacarse el disfraz de policía, simplemente se corrió la tanga para un costado y comenzó a cabalgarme salvajemente. Si bien yo venía de coger con Mariela y su experiencia, la sensación de coger con Paula era inigualable, sentía una conexión que era distinto a cualquier otra cosa, por lo que disfruté esta cogida de una forma increíble. Además el morbo de ser cogido por la pendeja mientras estaba esposado y ella disfrazada de policía, le agregaba un sabor especial.
Seguimos cogiendo un rato más, hasta que ambos acabamos de una forma hermosa. La sensación de acabarla toda la concha bien mojada mientras sentía sus contracciones y nos mirábamos a los ojos era realmente indescriptible. Luego, ella se vistió con una camiseta mía de Estudiantes y nos dormimos abrazados. Ni siquiera escuchamos a los vagos entrar a la habitación, a pesar de que lo hicieron acompañados.
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