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La Madura de la Tienda 5

Continuación…

Fuimos a un puesto en el que despachaban unos chilaquiles muy bien servidos.

F: a los míos póngale longaniza, más salsita y crema señora por favor (Faby dirigiéndose a la señora del puesto, luego me dijo bajito al oído, y palpándome uno de mis formados brazos).
F: a mi me encantan con longaniza, el chile y con muuucha crema, jijiji.

Yo claro, desde el primer momento rozaba mis piernas y mis manos con sus suaves piernotas, ella agachada enseñaba medio escote, parecíamos unos novios enamorados y melosos, pegando nuestras mejillas y hablándonos al oído, con mi imagen aparentaba ser más grande, puesto que me vestía mas formal y me dejé la barba crecida, al ser un poco cerrada me echaba unos años de más, y es que era la maña para que no nos viéramos tan lejanos de edad, claro que ella con su maquillaje, vestido corto, piel tersa, clara, arracadas en los oídos, pelo recogido, pero sobre todo su alegría, su sonrisa y belleza, aparentaba tener al menos unos 33 años, no era mucha diferencia para los 30 que bien yo podría aparentar, teniendo 26 años.

M: ay señora, pues cada que se le antoje comer todo eso, yo le invito todo lo que quiera, ¿no quiere dos huevos con todo eso?
F: jajajaja, te pasas Mati.
M: no, yo que, también se sirven así, ¿o nunca se los ha comido así? ¿con todo y huevos?
F: jajajaja, nooo, nunca, jajajaja, te pasas mi amor.
Inteligente que dijera esa palabra, puesto que eso debíamos aparentar, ser una pareja.
M: ah va, si soy tu amor, dame un besito (se lo decía al oído, rozándole mis labios y mi nariz).
F: oyee, aun noo, jijiiji, espérate tantito.
M: ah bueno, me espero entonces, vales mucho la pena preciosa.
F: gracias, la verdad es que tu también, y todavía no me explico cómo prefieres andar con una señora que andar con una chamaca de tu edad, no lo comprendo.
M: pues, es así como usted, ¿o me lo va a negar que a usted no le gustan los hombres más jóvenes?
F: ay pues si, pero también me gustan de mi edad, los viejitos no, esos fuchi.
M: ¿y ahorita hay alguien de su edad que le guste?
F: pues noo, la verdad no.
M: ¿y alguien mas joven?

Se me queda viendo, sonríe, se sonroja, se agacha.

F: pues… si, hay alguien.

Seguíamos hablando despacio, la gente que pasaba se le quedaba viendo, desde que bajamos del auto se le quedaban viendo, y eso que venía un poco tapada, pero su belleza era radiante aun con ese abrigo puesto, hasta que llegamos a ese puesto se desabrochó el abrigo, dejando ver su gran escote y sus carnosas, suaves y bellas piernas.

M: y dígame, ¿lo conozco?
F: ay Mateo, pues claro, te haces el occiso.
M: no, solo quiero escuchar de esos hermosos labios lo que tienes que decir mi amor.
F: ay Mati, pues es obvio que tu, desde el primer día que me presentó tu tia conmigo, desde esa vez me pareciste muy guapo, y sentí como una chispa cuando te acercaste a saludarme.
M: y a mi también me gustó desde que la ví, me dije a mi mismo en mi mente que qué mujerón, que mamasota, que mujersota, esa señora está bien buenota.
F: jijiji, oye, respétame que soy una señora, jijiji.
M: hoy no eres una simple señora, hoy eres mi acompañante, hoy eres mi cita, y si quieres mas que eso, yo estoy dispuesto a serlo.
F: ay Mati, pues a mi me está encantando como me tratas, me está gustando que me acompañaras, y si me gustaría que seamos algo más, pero es muy rápido, que te parece si mejor, dejamos que las cosas pasen, no pensamos de mas y simplemente nos dejamos llevar, a ver que pasa.
Me tomó de las mejillas y se me lanzó a darme un piquito en los labios,
F: ¿si?
M: pero por supuesto mi amor.

Me le lanzo ahora yo por otro piquito.

Ya están los chilaquiles, nos dice la señora del puesto.

Comenzamos a desayunar, platicábamos de las compras, de los clientes, de su trabajo, de mi trabajo, de su familia, de mi familia, ya que terminamos de desayunar hicimos un poco de sobremesa, yo pegado a ella, ya le tocaba la pierna ahora que podía un poco mas, si nos veían no importaba, aparentábamos ser novios y solo le tocaba la pierna, no mas, pero yo estaba, sobre excitado, al terminar la sobremesa, nuestros labios estaban muy cerca. Nos lanzamos a darnos un beso, que aunque fue un segundo, definitivamente hubo intercambio de fluidos.

F: vamos a apurarnos precioso, que quiero ir a pasear contigo rápido.
M: como digas mi reyna.

Nos la pasamos dos horas comprando, recorriendo el tianguis de lado a lado, yo la tomaba por detrás y la hacía voltearse para besarla, no eran besos largos, pero también le hacía sentir mi erección, por el frente y por detrás, cada que podía le rozaba sus chichotas y por supuesto que también sus nalgotas, a cada que se agachaba, yo me hacía el desentendido y me quedaba pegado a su frondoso derrier, en ocasiones movía ligeramente el culo, pequeños movimientos que casi hacían venirme en mis pantalones, estaba que no podía, en uno de esos besos y repegones, me dice al oído.

F: mi amor, estás muy excitado, y ya se te nota mucho ese bultote, que te parece si vamos a los baños, a aliviarnos, porque a mi también ya me provocaste un rio en mi entrepierna.
M: preciosa, compréndeme, eres un mujerón, estás buenísima.
F: claro que te comprendo hermoso, por eso te digo que nos vayamos a aliviar, si pudieras tocar como estoy ahorita, hasta me entraría la tuya sin que mi vagina protestara.

Me sorprendía como de pronto cambio su lenguaje, la calentura estaba provocando que ella enunciara esas palabras.

M: pues vamos a un lugarcito a checarte ese delicioso asunto.
F: jijiji, si quiero, pero aun falta comprar, y falta que me lleves a pasear al centro y a un barsito, luego ya veremos.
M: muy bien, me gusta el plan, apresurémonos entonces

Fuimos a los baños, ella primero, se tardó como diez minutos, cuando volvió ya no traía puesto su largo abrigo, venía caminando, sus tetas se bamboleaban en su escote, el cual subió, pero aun así dejaba observar que estaban de buen tamaño, para terminar de criar a cualquiera que le gustaran unas buenas tetas.

M: ¿ya te aliviaste mi amor?
F: sii, pero no me es suficiente, ya tengo mucha calentura acumulada.
M: ay preciosa, yo mucho mas, y mejor voy igual a pajearme, porque si no siento que te tomo en frente de todos.
F: jijiji, si, mejor vete.
M: Pero antes mi amor, posa para mi.
F: ay, pero con cuidado, poses sexys no te puedo hacer.
M: no necesitas hacer poses, tu ya eres sexy.

Le tomé unas fotos discretas, por delante y por detrás y por último la abracé por detrás haciéndole notar mi enorme erección, y le planté un besote. Ni que decir que empecé a pajearme y al medio minuto estaba eyaculando a lo bestia, costó mucho papel de baño lo que embarré en mis manos y hasta en mis huevos, terminé de limpiar mi vergón, me lavé mis manos y salí al encuentro con la misa de mis pajas actuales.
Salgo y lo primero que veo es que ella está de espaldas a la entrada en un puesto de ahí cerca, platicando alegremente con un chavo de mas o menos 35 años, fornido y alto, decido acercarme sin que los dos me vean.

Joven del puesto: cuando quiera puede venir y le hago unos descuentos.
F: ay gracias, que amable es joven.
J: no es nada, para una mujer tan bella como usted.
F: ay muchas gracias, pero no me trates de usted, que me haces sentir vieja.
J: ay, pero para nada te ves vieja, ¿Cómo te llamas?
F: Fabiola, para servirte.
J: muchas gracias Faby ¿vienes seguido por acá?
F: si, apenas voy a empezar a venir.
J: oh que bien, será un placer ver cada viernes por acá.
F: ¿solo los viernes?
J: bueno, pues yo creo que todos los días, si todos los días te viera, pero si, si también vinieras al tianguis de “…” los jueves, y en la terminal tenemos un local, ese si abre de miércoles a lunes.

Una clienta: oiga joven en cuanto está esta playera.
J: en 150 pesitos señito.
Clienta: ¿es lo menos? ¿y si me llevo mas?
J: ahí si depende señito, permíteme Faby, chavo, dale una tarjeta a la señorita.
Uno de sus empleados le acerca una tarjeta, el de lejos le hace las señas de mensajear y llamar.
F: muchas gracias joven.

En el momento que se voltea, decido hacerme el aparecido, y es que una mujer caliente, ve a los hombres como el, como potenciales machos, e inconscientemente coquetean con ellos, y yo creía que ahí no iba a acabar la cosa entre ellos, y si, no fue así (ups spoiler).

M: ya mi amor, vámonos (la abracé y vi como el no nos quitaba el ojo), nooo, si vieras todo el veneno que me provocaste sacar baby, si no te hago un hijo te hago un queso.
F: jijijiji, cochino, ya mejor hay que dejar el tema un poco, déjame concentrarme en mis compras.
M: está bien mi amor, pero te advierto que me provocas mucho eh, te lo advierto.
F: ay, asústame panteón.

Seguimos de compras, por otra hora mas, salimos aproximadamente a las doce de ahí, todos acalorados, merecíamos un break, y nos encaminamos al centro de la ciudad, a un bar de los del centro, en el camino por supuesto que iba pidiéndole besos y tocándole las piernas todo lo que quise, ya se dejaba notar su braguita en medio de sus piernas, ya ni le importaba que le viera todo, al llegar al bar nos pedimos unas cervezas, nos tomamos la primera, y casi en seguida comenzamos a besarnos apasionadamente, de no ser porque casi era un lugar publica, si no habría estado como pulpo tocando toda su voluptuosidad, ya le magreaba sus nalgas y piernas, todo lo que podía de piel, le rocé su hermosa vagina por encima de su sexy braguita, ella ya gemía, hasta que tocaba ligeramente la verga sobre la ropa, ya no podíamos mas, hasta que ella dijo las palabras mágicas.

F: mati, ya no aguanto, vamos a un hotel

Mi poronga bailó de la emoción, tres cervezas oscuras fueron suficientes para aumentar su libido del 50 al 100%.
Continuará…

2 comentarios - La Madura de la Tienda 5

Mane3e3e
Que no haya ntr por favor
gnrojmnz
A esperar el siguiente capitulo