Si hay mujeres de una profesión que me ha dado alegrías durante mi vida sexual, ellas han sido las maestras jardineras. Tengo varias experiencias para contar dignas para una calentura. Pero esta vez me voy a centrar en una historia que ocurrió por allá, cruzando el puente, en Cipo.
En esa época estaba en pareja, me había juntado con unos compañeros de trabajo para cenar y después pidieron salir a tomar algo a Cipo (para los que no conocen, es una ciudad pegada a Neuquén). Ahí en KPLa en el lío del baile y los tragos, me puse a charlar con una chica que conocía del Insta y que habíamos intercambiado algún comentario en las histories (si, a veces ese sistema básico sirve). Morocha, alta, grandota, cara redonda, boca rica, tetona (no esa noche, pero obvio que a esas tetas no me perdí la chance de enchastrarlas más de una vez). Charla va, charla viene, cada vez más pegados por el volumen de la música, los tragos que nos desinhibían y la noche que prometía me dice:
- ¿No se enoja tu novia que estés acá? (me dijo con cara pícara y tanteando el terreno)
- No, ¿por qué? si no estoy haciendo nada malo...todavía.
- ¿Todavía? O sea que te vas a portar mal.
- Si, pero solamente si vos querés que nos portemos mal.
- Ah, pero eso es cosa tuya si te vas a portar mal, el que tiene pareja sos vos.
- Y yo quiero portarme mal con vos...¿entonces?
-No sé, fijate...
Esa última frase dicha mirándome a los y con una sonrisa me dio el pie para tirarle a la boca. Y ahí, en medio del apretuje que es ese boliche feo, empezamos con unos besos que fueron subiendo la temperatura. Su lengua gorda y torpe jugaba con la mía, nuestros alientos a birra se mezclaban y las manos...bueno, ya sabemos que las manos van haciendo lo suyo dentro de todo lo posible que da un lugar público así.
La noche del boliche ya estaba llegando a su fin. Mis amigos ya se iban y les dije que me quedaba un rato más. Y esta muchachita a la que llamaremos CM, estaba con amigas que también se querían ir. Una de ellas parece que consiguió un chongo policía; pero la otra venía desde Roca a quedarse en la casa de mi futuro garche. Y no, no era la amiga piola sino la pendeja conchuda que no buscó alternativa para habilitarnos un rato la casa. Así que unos besos más y a llevarlas a la casa.
Ella vivía en un depto al fondo de la casa de los viejos, así que suponía que igual estaba difícil que me lleve a culear ahí el primer día (después iba a confirmar que eso no era un problema para ella). Llegamos a la casa y le dice a la otra: "Amí, tomá las llaves, yo voy en un rato". La otra cara de culo aceptó y se fue. Quedamos solos y aprovechamos el inviernos que nos daba oscuridad y besos, lengüetazos y manos fueron y vinieron.
Yo tenía la pija dura y cruzada en el pantalón, pidiéndome que salga. Ella mandó mano, me franeleó por arriba del pantalón, me la agarró. Noté su sonrisa de satisfacción de cuando agarrán una pija que les gusta. Me dice "estás caliente, ¿te caliento tanto?". Obvio que la respuesta fue sí mientras le apretaba esas tetas grandes y firmes que tenía. Me dejó mandar una mano por acabo del corpiño y jugar con su pezón. Largaba suspiritos. La escena me volaba la cabeza: fuera de la casa de los viejos, en el auto, me estaban frotando la pija y venía de una horita de besos. Me desabrochó el pantalón y mi pija salió disparada a tomar aire. La miré cómo me la miraba, esa cara de golosa, mordiéndose el labio y devolviéndome la mirada. Ese gesto a los que nos chuparon la pija sabemos muy bien lo que significa. Me empezó a pajear despacito mientras tranzábamos. Se acomodó en el asiento y aproveché a bajar la mano por su cadera y de ahí entre las piernas. Le froté la mano en la concha, apreté para que sienta. Se dobló toda, abrió la boca como los pescados boqueando buscando aire. Ella también estaba caliente como pava. Fuero uno o dos minutos de frotada cuando me sacó la mano y me dijo: listo, hoy no, papi.
Se levantó, miro por la ventana y dijo "mi papá no se despertó, ¿qué querés que haga?". Era una invitación obvia y la respuesta salió despedida en seguida: chupámela. Me miró y no dudó ni un segundo: bajo y empezó una mamada suave.
Iba despacio, yo estaba muy caliente. Su boca caliente tenía adentro la cabeza de mi pija mientras con la mano me seguía pajeando. Yo me dejaba chupar y le apretaba el culo grandote y gordo al que imaginaba culearme. Fueron unos buenos minutos de mamada. Cada tanto paraba, levantaba la cabeza para ver si no se prendía la luz de los vecinos o de su casa. Su carita de puta golosa no se me olvida más. Se levantó y me besó con sus labios babeados del pete que me estaba haciendo. Pensé que ahí se iba a terminar todo, que iba a tener que clavarme una paja de camino a casa, pero estaba equivocado. Miró la hora y dijo: "mi papá se va a despertar dentro de poco". Y acto seguido bajo y empezó a mamarla otra vez con más intensidad. Era un subir y bajar constante, con una succión suave y con una de las manos pajeándome rítmicamente. Me la agarraba con más fuerza y velocidad. Sentía como me corría una electricidad desde la pinta de la pija hasta cruzar la columna; se me tensionaban las piernas. La agarraba por la nuca para seguir el ritmo. Mi respiración era fuerte, creo que ella ya sabía lo que se venía y yo no dudaba en llenarle la boca de leche. Me temblaba el cuerpo: una morocha tetona me estaba peteando sabroso en mi auto en la vereda de su casa mientras del otro lado de la ventana su viejo se despertaba. Imaginate todo el morbo y calentura. Me relajé y disfruté esa electricidad y cosquilleo. Iba a acabar en su boquita. Fueron cuatro chorros fuertes que los recibió con placer sin parar su cabeceo que lo siguió un rato más aunque todavía mi pija tenía espasmos pero ya no escupía.
Se liberó de mi pija, un par de gotas corrieron hasta el tronco y ella me miro con la boquita llena. Yo solo hice dos cosas en ese instante: relajé el cuerpo y pensé "ojalá no escupa acá adentro" (seamos sinceros, siempre que te chupan la pija en el auto pensamos eso). Se dió vuelta, abrió la puerta y dejó mi recuerdo en la vereda de su casa. Nos miramos, besito y "ya es hora, lindo". Antes de bajarse me dijo "me debés una chupada para la próxima y quiero que me la pongas". Me encantó y la respuesta no se hizo esperar: "ese culito no se me va a escapar".
La vi entrar y arranqué para mi casa. No fue el mejor pete de mi vida, pero que la seño me tirara la goma en el auto con el morbo de que nos puedan ver, compensó todo.
Después a lo largo del tiempo con ella cogimos miles de veces, en distintos lugares y formas. Algunas de esas historias si les interesa, se las contaré.
En esa época estaba en pareja, me había juntado con unos compañeros de trabajo para cenar y después pidieron salir a tomar algo a Cipo (para los que no conocen, es una ciudad pegada a Neuquén). Ahí en KPLa en el lío del baile y los tragos, me puse a charlar con una chica que conocía del Insta y que habíamos intercambiado algún comentario en las histories (si, a veces ese sistema básico sirve). Morocha, alta, grandota, cara redonda, boca rica, tetona (no esa noche, pero obvio que a esas tetas no me perdí la chance de enchastrarlas más de una vez). Charla va, charla viene, cada vez más pegados por el volumen de la música, los tragos que nos desinhibían y la noche que prometía me dice:
- ¿No se enoja tu novia que estés acá? (me dijo con cara pícara y tanteando el terreno)
- No, ¿por qué? si no estoy haciendo nada malo...todavía.
- ¿Todavía? O sea que te vas a portar mal.
- Si, pero solamente si vos querés que nos portemos mal.
- Ah, pero eso es cosa tuya si te vas a portar mal, el que tiene pareja sos vos.
- Y yo quiero portarme mal con vos...¿entonces?
-No sé, fijate...
Esa última frase dicha mirándome a los y con una sonrisa me dio el pie para tirarle a la boca. Y ahí, en medio del apretuje que es ese boliche feo, empezamos con unos besos que fueron subiendo la temperatura. Su lengua gorda y torpe jugaba con la mía, nuestros alientos a birra se mezclaban y las manos...bueno, ya sabemos que las manos van haciendo lo suyo dentro de todo lo posible que da un lugar público así.
La noche del boliche ya estaba llegando a su fin. Mis amigos ya se iban y les dije que me quedaba un rato más. Y esta muchachita a la que llamaremos CM, estaba con amigas que también se querían ir. Una de ellas parece que consiguió un chongo policía; pero la otra venía desde Roca a quedarse en la casa de mi futuro garche. Y no, no era la amiga piola sino la pendeja conchuda que no buscó alternativa para habilitarnos un rato la casa. Así que unos besos más y a llevarlas a la casa.
Ella vivía en un depto al fondo de la casa de los viejos, así que suponía que igual estaba difícil que me lleve a culear ahí el primer día (después iba a confirmar que eso no era un problema para ella). Llegamos a la casa y le dice a la otra: "Amí, tomá las llaves, yo voy en un rato". La otra cara de culo aceptó y se fue. Quedamos solos y aprovechamos el inviernos que nos daba oscuridad y besos, lengüetazos y manos fueron y vinieron.
Yo tenía la pija dura y cruzada en el pantalón, pidiéndome que salga. Ella mandó mano, me franeleó por arriba del pantalón, me la agarró. Noté su sonrisa de satisfacción de cuando agarrán una pija que les gusta. Me dice "estás caliente, ¿te caliento tanto?". Obvio que la respuesta fue sí mientras le apretaba esas tetas grandes y firmes que tenía. Me dejó mandar una mano por acabo del corpiño y jugar con su pezón. Largaba suspiritos. La escena me volaba la cabeza: fuera de la casa de los viejos, en el auto, me estaban frotando la pija y venía de una horita de besos. Me desabrochó el pantalón y mi pija salió disparada a tomar aire. La miré cómo me la miraba, esa cara de golosa, mordiéndose el labio y devolviéndome la mirada. Ese gesto a los que nos chuparon la pija sabemos muy bien lo que significa. Me empezó a pajear despacito mientras tranzábamos. Se acomodó en el asiento y aproveché a bajar la mano por su cadera y de ahí entre las piernas. Le froté la mano en la concha, apreté para que sienta. Se dobló toda, abrió la boca como los pescados boqueando buscando aire. Ella también estaba caliente como pava. Fuero uno o dos minutos de frotada cuando me sacó la mano y me dijo: listo, hoy no, papi.
Se levantó, miro por la ventana y dijo "mi papá no se despertó, ¿qué querés que haga?". Era una invitación obvia y la respuesta salió despedida en seguida: chupámela. Me miró y no dudó ni un segundo: bajo y empezó una mamada suave.
Iba despacio, yo estaba muy caliente. Su boca caliente tenía adentro la cabeza de mi pija mientras con la mano me seguía pajeando. Yo me dejaba chupar y le apretaba el culo grandote y gordo al que imaginaba culearme. Fueron unos buenos minutos de mamada. Cada tanto paraba, levantaba la cabeza para ver si no se prendía la luz de los vecinos o de su casa. Su carita de puta golosa no se me olvida más. Se levantó y me besó con sus labios babeados del pete que me estaba haciendo. Pensé que ahí se iba a terminar todo, que iba a tener que clavarme una paja de camino a casa, pero estaba equivocado. Miró la hora y dijo: "mi papá se va a despertar dentro de poco". Y acto seguido bajo y empezó a mamarla otra vez con más intensidad. Era un subir y bajar constante, con una succión suave y con una de las manos pajeándome rítmicamente. Me la agarraba con más fuerza y velocidad. Sentía como me corría una electricidad desde la pinta de la pija hasta cruzar la columna; se me tensionaban las piernas. La agarraba por la nuca para seguir el ritmo. Mi respiración era fuerte, creo que ella ya sabía lo que se venía y yo no dudaba en llenarle la boca de leche. Me temblaba el cuerpo: una morocha tetona me estaba peteando sabroso en mi auto en la vereda de su casa mientras del otro lado de la ventana su viejo se despertaba. Imaginate todo el morbo y calentura. Me relajé y disfruté esa electricidad y cosquilleo. Iba a acabar en su boquita. Fueron cuatro chorros fuertes que los recibió con placer sin parar su cabeceo que lo siguió un rato más aunque todavía mi pija tenía espasmos pero ya no escupía.
Se liberó de mi pija, un par de gotas corrieron hasta el tronco y ella me miro con la boquita llena. Yo solo hice dos cosas en ese instante: relajé el cuerpo y pensé "ojalá no escupa acá adentro" (seamos sinceros, siempre que te chupan la pija en el auto pensamos eso). Se dió vuelta, abrió la puerta y dejó mi recuerdo en la vereda de su casa. Nos miramos, besito y "ya es hora, lindo". Antes de bajarse me dijo "me debés una chupada para la próxima y quiero que me la pongas". Me encantó y la respuesta no se hizo esperar: "ese culito no se me va a escapar".
La vi entrar y arranqué para mi casa. No fue el mejor pete de mi vida, pero que la seño me tirara la goma en el auto con el morbo de que nos puedan ver, compensó todo.
Después a lo largo del tiempo con ella cogimos miles de veces, en distintos lugares y formas. Algunas de esas historias si les interesa, se las contaré.
2 comentarios - La seño tiragoma