Muchos me han preguntado acerca de mi matrimonio, como la conocí, cómo comenzó mi esposa a ponerme los cuernos, cómo la convencí, cómo lo acepté; así que les contaré tratando de acortar, pero detallando las partes interesantes, metiendo también las partes que mi, ahora esposa, me ha ido contando años después. Yo era soltero y estudiaba una maestría que requería tomar un curso lejos de mi ciudad, así que busqué un cuarto de renta en una ciudad cercana a la escuela para terminar mis estudios; hice algunas llamadas y fui a verlos; al llegar a una de las direcciones, vi a dos chicas saliendo de la casa y no dejé de notar que estaban bonitas y de buen cuerpo, les pregunté por doña Lupe, Maggie entró en la casa y después de unos momentos salió y me dijo que podía entrar. Ellas se fueron pero hice trato por el cuarto con la señora y en la tarde ya estaba metiendo mis cosas. Al segundo día, me dispuse a buscar trabajo y al salir vi a doña Lupe y a Maggie sentadas en la sala, cuando les dije que iba a buscar trabajo, me comentaron que en la fábrica de lentes donde la doña trabajaba, estaban metiendo gente y que también Maggie iría a meter aplicación de empleo, nos pusimos de acuerdo y fuimos esa misma tarde. En esos tiempos, Maggie era casi una niña, era un palito de delgada, pero trasero bonito y firme, y sus pechos de buen tamaño y dureza. La hora de camino en el bus, fue de sana conversación con Maggie, me enteré que era soltera de diez y nueve años, que ella también rentaba un cuarto en la casa y que doña Lupe era de esas señoras súper católicas, pero muy chismosilla. Ese día conseguimos trabajo en la fábrica en diferentes departamentos, yo entraba y salía una hora antes que ella pero a veces la veía en los pasillos. Y aquí empieza lo interesante. El segundo o tercer día de trabajo, yo llegaba después de una hora en bus, y al atravesar un parque camino a mi nuevo hogar, vi una camioneta estacionada con los logos de la compañía de lentes, se me hizo raro pues solo tienen dos o tres de esas, y encontrar una justo a una cuadra de donde yo vivía, era mucha casualidad; pero al llegar más cerca, vi a través de la gran ventana del frente, como Maggie salía de la parte trasera y se sentaba en el asiento del pasajero, seguida de Josué, uno de los choferes que se subía el cierre del pantalón; sin saber que hacer solo me recargué en un árbol escondiéndome para ver lo que sucedía. Ella se acomodó el pelo y el maquillaje con un espejito de su bolsa, luego se puso de pié, se dieron un apasionado beso, donde el amigo le agarró una nalga y ella bajó de la troca y se fue caminando en dirección opuesta a mí. Josué arrancó y se fue. “Qué putita” pensé, pues a solo días de haber conocido al chofer, ya estaban cachondeándose dentro de la troca.
Al día siguiente, en la hora de comida, vi que los choferes estaban sentados en una mesa y fui con mi charola a sentarme cerca de ellos, conversaban de tonterías, pero pude escuchar a Josué presumiendo de haberse ligado a “la chica nueva”; Josué era latino de buen cuerpo y cabello muy largo que siempre tenía en una trenza y barbita de candado, muy atractivo. Después al volver a mi trabajo, me crucé con Maggie en los pasillos y le pregunté si quería ir al cine el sábado, pensando que me diría que no porque tenía novio. Sin embargo me dijo que sí, pero que esperara porque tenía ocupados algunos fines de semana. Me calentaba la idea de salir con ella sabiendo que andaba con el chofer.
Ella me dijo después, que desde el primer día en su hora de comer, el chofer se le acercó para platicar, y al enterarse que ella tenía que tomar el bus para su casa, se ofreció a llevarla de Lunes a Miércoles, pues los otros dos días su horario era diferente y a esa hora estaba lejos de la ciudad repartiendo entregas, pero podía pedir a alguno de los otros choferes que la llevaran esos días. A ella le pareció cómodo y aceptó, y desde el primer día el chofer comenzó a cortejarla (ella me lo contó años después)y en una luz roja, se le acercó y le robó un beso, al que ella correspondió, la mano de Josué bajó hasta acariciar los pechos femeninos y llenitos sobre la tela de la playera y el sostén, la luz verde cambió y tuvieron que separarse, pero al llegar al parque, casi vacío, él la jaló y la hizo sentarse en sus piernas para seguir con los besos y claro, el manoseo de tetas, incluso el chofer metió la mano bajo la playerita para acariciar sobre el sostén; ella podía sentir el bulto bajo el pantalón de él, y se le antojaba tocarlo, pero estaban muy a la vista de los autos que pasaban; ya calientes, ella miró a todos lados y se levantó, tomándolo de la mano lo llevó a la parte trasera de la troca, donde siguieron los besos y el manoseo, ahí, él le sacó la playera y solo le bajó el sostén al estómago, dejando salir las dos hermosas chiches de Maggie, duras y de pezones rosaditos, y tomándola por la cintura se tuvo que agachar para comérselas a chupadas. A la vez ella masajeaba con fuerza el pene de él, que se hinchaba por salir, así que Josué se tuvo que detener en sus chupadas, para bajarse el cierre del sobretodo y sacando las mangas de sus brazos lo dejó caer hacia a atrás, para mostrar el buen tamaño de su verga, recién rasurada y el estado de sus pectorales y abdominales; “¿Te gusta lo que ves?” Le dijo endureciendo los músculos para impresionarla. Ella me dijo que en ese momento estuvo a punto de ponerse la ropa e irse de ahí, no soportaba a la gente presumida y altanera, pero la verga que tenía frente a ella se veía dura, emanando liquido pre seminal, venosa y como ella lo dijo, mamable, y no estaba dispuesta a irse sin tenerla en la boca; así que tragándose su orgullo de mujer le dijo: “Me encanta”, y recorrió con sus manos el pecho del chofer, empezando por los pectorales y bajando lentamente hasta el trozo de carne, y para no perder tiempo, se puso de rodillas y se la metió en la boca sintiendo el sabor dulce del liquido que salía por el orificio, tenía razón, el sabor era delicioso y sobre todo la suave dureza; mamaba la verga con vehemencia, lamiendo los huevos de vez en cuando, y volviendo a metérsela hasta la garganta hasta el punto de provocarse arcadas. Josué llegó al punto de eyaculación y no tuvo la voluntad de quitarse para continuar la sesión de sexo, así que sujetándose de las repisas llenas de cajas de cartón, dejó ir en la garganta de Maggie sus chorros de leche, que ella tragó con placer, hasta que él quedó satisfecho y ella se puso de pié. “solo por esto soy capaz de traerte a diario hasta tu casa” dijo mientras se acomodaba el sobretodo, ella sonrió, pensando que por llevada gratis estaba dispuesta a mamar esa verga diario. Después ya en su cuarto, a veces se masturbaba sola. Ella me asegura que no tuvieron sexo ninguna de las veces, ella no lo dejaba, ni siquiera se quitaba el pantalón por miedo a que su voluntad flaqueara y acabara dándole las nalgas, pero que siempre, ella se desnudaba de la cintura para arriba y le hacía una mamada mientras él se daba gusto acariciándole las tetas, hasta hacerlo venirse en su garganta y tragarse la leche. Yo apuraba el paso al bajar del bus para encontrar la troca estacionada en el parque e imaginar lo que hacían ahí dentro, para luego verla salir e irse caminando como si nada; una de las veces me acerqué a la parte trasera y pegué la oreja a la lamina caliente por el sol y pude escuchar los gemidos del chofer al venirse.
No pasó mucho tiempo cuando un día, al esperarles salir, escondido tras un árbol, me di cuenta de que no era Josué el que salía con ella de la parte trasera de la troca, sino don Omar (no el regaetonero) otro chofer, más viejo y medio gordo, casado, que salió y se sentó al volante con los ojos cerrados aun sintiendo el placer, mientras ella como si nada se abotonaba la blusa. Esto voló mi mente. Ella me dijo que don Omar la llevaba los días que Josué no podía, y que en el camino, le hacía preguntas un tanto íntimas que fueron calentándola poco a poco, comenzó preguntando si era novia de Josué, ella dijo que no, que solo eran amigos, pero con sonrisa pícara le dijo que tenían “algo que ver”, él le pidió más información, a lo que ella le dijo que solo le hacía sexo oral (no en esas palabras, claro), el viejo le dijo que le gustaría tener una amiga así, pero que no era tan joven y guapo como Josué, ella le dijo que a algunas chicas no les importa tanto el físico sino la potencia, y rió divertida, don Omar fingiendo ignorancia le preguntó que significaba eso, y ella, entre sonrisas y con muchos rodeos, le insinuó que el tamaño de pene. El viejo dijo: “yo, la verdad, no sé si la tengo grande, nunca me la he medido”, se quedó pensativo un momento, “¿te la puedo enseñar y me das tu opinión?, ella dijo que si, solo por ayudarle de alguna manera; cuando llegaron al parque y estacionaron la troca, se pasaron a la parte de trasera, y él se bajó de una pantalones y trusa hasta los tobillos, dejando ver un pito de cabeza mediana y tronco delgado, y fláccido; y dos huevos también medianos colgando unas tres pulgadas detrás . Ella lo observó como si estuviera estudiándolo, y él le preguntó fingiendo tristeza “¿qué te parece?... ¿crees que es pequeño?”. Ella le dijo “no tanto” dijo ella pensando “lo que pasa es que está dormido… tal vez despierto crece más”. “¿tú crees?” le dijo él “y, ¿Cómo le hago para que se despierte?, “Pues… solo imagínese a alguna chica que le gusta, desnuda” dijo ella. “Pues a mí me gustas mucho tú” le dijo él mirándola a los ojos, “pero no te puedo imaginar, porque nunca te he visto desnuda” ella se sonrojó sin querer y rió divertida, “mire” le dijo ella, “si me promete no decirle nada a Josué, le muestro mis pechos”, él le aseguró que no diría nada, ella se desabotonó la blusa y se la quitó, poniéndola a un lado, para luego quitarse el sostén y dejar sus tetas al aire, luego sacó el pecho para hacerlas ver aún más sexy, y se apretó los pezones por su propia calentura, pero el pene de don Omar seguía blando, “Las tienes hermosas” le dijo el chofer “si me dejar tocarlas estoy seguro que me voy a excitar… ¿me dejas?”. “A ver” rió divertida y se le acercó, el viejo extendió sus manotas y acarició las chiches duras, apretándolas con sus yemas y masajeando con sus pulgares e índices los pezones rositas. El viejo ya no se contuvo, y se agachó a mamárselas, rompiendo toda voluntad de Maggie, quien bajó su mano para empezar a masajearle la verga blanda, que de inmediato empezó a crecer. Pronto ya estaban besándose y manoseándose mutuamente, hasta que la verga obtuvo un muy buen tamaño. “¿Ya ve don Omar?” le dijo jadeando “usted puede hacer feliz a cualquier chica con este pitote”, “¿de veras? Le dijo él ya respirando con dificultad “¿crees que te haría feliz a ti?”, “Vamos a ver” dijo ella mirándolo muy coqueta y lentamente se puso de rodillas para mamársela. El viejo cerraba los ojos dejándose guiar por Maggie que le devoraba el miembro haciéndole sentir el cielo, sus ojos se abrieron como de susto cuando ella se agachó un poco más para meterse los dos huevotes en la boca y darles lengüetazos. Para entonces ella ya no se movía, el chofer le agarraba el cabello y le movía la cabeza delante y atrás, masturbándose con la boquita de ella; Maggie se dio cuenta que iba a venirse y se hizo a un lado, “No seas malita” le dijo el viejo “ya me iba a venir”. “No se preocupe, don Omar” le dijo ella mientras se ponía de pie, le dio la espalda y desabrochándose el entallado pantalón, se lo bajó a las rodillas, seguido de su tanguita color piel, “métamela, por favor”, y agarrándose con una mano de las repisas, se abrió con la otra las nalgas y agachándose un poco y le ofreció su ano. El amigo, aun incrédulo de su suerte, se le acercó y apuntando la cabeza de su verga con la mano se la fue metiendo lentamente en el culito, mientras ella suspiraba de gusto, hasta que sus caderas se juntaron, los movimientos de mete y saca eran lentos mientras las manos del viejo estrujaban las tetas de Maggie, y le mordía y babeaba la nuca. Ella se vino dos veces antes que él descargara su semen dentro del agujero apretado. Ella le hizo prometerle que no diría nada a Josué, a cambio de sexo cada vez que el viejo la trajera a casa, tristemente don Omar solo podía llevarla los jueves, así que, tuvieron que pedir a “Totopo”, otro chofer joven, alto y flaco, para que la trajera los viernes. Cabe mencionar que a veces después de mis clases al volver a casa, encontré a Maggie subiéndose a un carro que venía por ella en las tardes, ella me dijo que ese si era su novio XD.
Don Omar cumplió su promesa de no decir nada a Josué… pero eso no incluía al Totopo, así que cuando le pidió de favor que llevara a Maggie los viernes, también le dijo que era muy putita y que podía sacar provecho en las llevadas. Así que el primer viernes, todo el camino, el Totopo fue diciéndole a Maggie lo bonita que estaba y lo afortunado que era Josué, ella solo le seguía la corriente, hasta que el chofer le dijo que ahora admiraba a don Omar, ella lo miró extrañada “¿porqué don Omar?”, “me contó lo que hicieron” le dijo el flaco “pero no te preocupes, no le diré nada a Josué, de veras”, “Eso no me importa” le dijo ella, “¿pero, dime lo que te dijo don Omar?”, el totopo, le platicó con detalle como don Omar se la había cogido, tanto que ella me dijo que se calentó al escucharlo, ella llevaba su bolso abrazado en las piernas y se rozaba el clítoris sobre su pantalón de mezclilla; ella lo corregía en los detalles, prendiéndose y prendiéndolo a él, luego el chofer ya le estaba pidiendo el culo también. Así que cuando llegaron al parque, ella se montó en el chofer y le plantó un tremendo beso de lengua y todo, sin saber que yo estaba detrás de un árbol viendo toda la acción. Mi decepción fue grande cuando ella lo tomó de la mano y entraron en la parte trasera. Una vez ahí atrás, sin dejar de besarse, Maggie se desnudó de la cintura arriba y bajó el cierre del sobretodo del chofer, para bajárselo a las rodillas y dejar al aire una verga delgada y curva pero larga y dura que no perdió tiempo en meterse a la boca. El Totopo se daba gusto manoseando las tetas de Maggie y gozando la mamada, cuando ella vio que el flaco chofer estaba a punto de venirse, igual que con don Omar, se puso de pie y desnudando sus caderas, lo hizo penetrarla vaginalmente. Ella disfrutaba mucho la cogida, el amigo le daba fuertes metidas, pero otra vez cuando él iba a venirse, ella quiso aprovechar, así que la tomó con su mano y se la metió en el culo. Ahí sí, después de varias embestidas, el chofer se descargó, ella dice que fueron chorros de leche caliente que le llenaron el recto. Pensando que el chofer estaba satisfecho, Maggie tomó una bolsa de plástico y se sentó en cuclillas para dejar salir el esperma de su ano, cosa que él aprovechó para ponerle de nuevo la verga aún dura, en la cara y hacerla mamar, ella sorprendida, abrió la boca y el totopo se la cogió por la boca, para venirse por segunda vez y dejarla saborear chorros de semen. Ella no sabia de donde ese delgado chofer tenía tanta leche.
Ella me dijo ya estando casados, que cada dia de la semana, tenía el gusto de probar las vergas de los choferes, cada uno en su turno.Maggie se volvió una obsesión para mí, no tanto por tenerla sino por saber lo que le hacían ahí dentro, cada vez que los choferes estaban en el comedor, yo me acercaba para escucharlos pero no decían nada de ella. Ella me dijo que a Josué solo se la mamaba porque era un tanto presumido y, al menos así, ella tenía el control, sabiendo que a los otros dos les entregaba todo su cuerpo totalmente y al presumido no.
Al día siguiente, en la hora de comida, vi que los choferes estaban sentados en una mesa y fui con mi charola a sentarme cerca de ellos, conversaban de tonterías, pero pude escuchar a Josué presumiendo de haberse ligado a “la chica nueva”; Josué era latino de buen cuerpo y cabello muy largo que siempre tenía en una trenza y barbita de candado, muy atractivo. Después al volver a mi trabajo, me crucé con Maggie en los pasillos y le pregunté si quería ir al cine el sábado, pensando que me diría que no porque tenía novio. Sin embargo me dijo que sí, pero que esperara porque tenía ocupados algunos fines de semana. Me calentaba la idea de salir con ella sabiendo que andaba con el chofer.
Ella me dijo después, que desde el primer día en su hora de comer, el chofer se le acercó para platicar, y al enterarse que ella tenía que tomar el bus para su casa, se ofreció a llevarla de Lunes a Miércoles, pues los otros dos días su horario era diferente y a esa hora estaba lejos de la ciudad repartiendo entregas, pero podía pedir a alguno de los otros choferes que la llevaran esos días. A ella le pareció cómodo y aceptó, y desde el primer día el chofer comenzó a cortejarla (ella me lo contó años después)y en una luz roja, se le acercó y le robó un beso, al que ella correspondió, la mano de Josué bajó hasta acariciar los pechos femeninos y llenitos sobre la tela de la playera y el sostén, la luz verde cambió y tuvieron que separarse, pero al llegar al parque, casi vacío, él la jaló y la hizo sentarse en sus piernas para seguir con los besos y claro, el manoseo de tetas, incluso el chofer metió la mano bajo la playerita para acariciar sobre el sostén; ella podía sentir el bulto bajo el pantalón de él, y se le antojaba tocarlo, pero estaban muy a la vista de los autos que pasaban; ya calientes, ella miró a todos lados y se levantó, tomándolo de la mano lo llevó a la parte trasera de la troca, donde siguieron los besos y el manoseo, ahí, él le sacó la playera y solo le bajó el sostén al estómago, dejando salir las dos hermosas chiches de Maggie, duras y de pezones rosaditos, y tomándola por la cintura se tuvo que agachar para comérselas a chupadas. A la vez ella masajeaba con fuerza el pene de él, que se hinchaba por salir, así que Josué se tuvo que detener en sus chupadas, para bajarse el cierre del sobretodo y sacando las mangas de sus brazos lo dejó caer hacia a atrás, para mostrar el buen tamaño de su verga, recién rasurada y el estado de sus pectorales y abdominales; “¿Te gusta lo que ves?” Le dijo endureciendo los músculos para impresionarla. Ella me dijo que en ese momento estuvo a punto de ponerse la ropa e irse de ahí, no soportaba a la gente presumida y altanera, pero la verga que tenía frente a ella se veía dura, emanando liquido pre seminal, venosa y como ella lo dijo, mamable, y no estaba dispuesta a irse sin tenerla en la boca; así que tragándose su orgullo de mujer le dijo: “Me encanta”, y recorrió con sus manos el pecho del chofer, empezando por los pectorales y bajando lentamente hasta el trozo de carne, y para no perder tiempo, se puso de rodillas y se la metió en la boca sintiendo el sabor dulce del liquido que salía por el orificio, tenía razón, el sabor era delicioso y sobre todo la suave dureza; mamaba la verga con vehemencia, lamiendo los huevos de vez en cuando, y volviendo a metérsela hasta la garganta hasta el punto de provocarse arcadas. Josué llegó al punto de eyaculación y no tuvo la voluntad de quitarse para continuar la sesión de sexo, así que sujetándose de las repisas llenas de cajas de cartón, dejó ir en la garganta de Maggie sus chorros de leche, que ella tragó con placer, hasta que él quedó satisfecho y ella se puso de pié. “solo por esto soy capaz de traerte a diario hasta tu casa” dijo mientras se acomodaba el sobretodo, ella sonrió, pensando que por llevada gratis estaba dispuesta a mamar esa verga diario. Después ya en su cuarto, a veces se masturbaba sola. Ella me asegura que no tuvieron sexo ninguna de las veces, ella no lo dejaba, ni siquiera se quitaba el pantalón por miedo a que su voluntad flaqueara y acabara dándole las nalgas, pero que siempre, ella se desnudaba de la cintura para arriba y le hacía una mamada mientras él se daba gusto acariciándole las tetas, hasta hacerlo venirse en su garganta y tragarse la leche. Yo apuraba el paso al bajar del bus para encontrar la troca estacionada en el parque e imaginar lo que hacían ahí dentro, para luego verla salir e irse caminando como si nada; una de las veces me acerqué a la parte trasera y pegué la oreja a la lamina caliente por el sol y pude escuchar los gemidos del chofer al venirse.
No pasó mucho tiempo cuando un día, al esperarles salir, escondido tras un árbol, me di cuenta de que no era Josué el que salía con ella de la parte trasera de la troca, sino don Omar (no el regaetonero) otro chofer, más viejo y medio gordo, casado, que salió y se sentó al volante con los ojos cerrados aun sintiendo el placer, mientras ella como si nada se abotonaba la blusa. Esto voló mi mente. Ella me dijo que don Omar la llevaba los días que Josué no podía, y que en el camino, le hacía preguntas un tanto íntimas que fueron calentándola poco a poco, comenzó preguntando si era novia de Josué, ella dijo que no, que solo eran amigos, pero con sonrisa pícara le dijo que tenían “algo que ver”, él le pidió más información, a lo que ella le dijo que solo le hacía sexo oral (no en esas palabras, claro), el viejo le dijo que le gustaría tener una amiga así, pero que no era tan joven y guapo como Josué, ella le dijo que a algunas chicas no les importa tanto el físico sino la potencia, y rió divertida, don Omar fingiendo ignorancia le preguntó que significaba eso, y ella, entre sonrisas y con muchos rodeos, le insinuó que el tamaño de pene. El viejo dijo: “yo, la verdad, no sé si la tengo grande, nunca me la he medido”, se quedó pensativo un momento, “¿te la puedo enseñar y me das tu opinión?, ella dijo que si, solo por ayudarle de alguna manera; cuando llegaron al parque y estacionaron la troca, se pasaron a la parte de trasera, y él se bajó de una pantalones y trusa hasta los tobillos, dejando ver un pito de cabeza mediana y tronco delgado, y fláccido; y dos huevos también medianos colgando unas tres pulgadas detrás . Ella lo observó como si estuviera estudiándolo, y él le preguntó fingiendo tristeza “¿qué te parece?... ¿crees que es pequeño?”. Ella le dijo “no tanto” dijo ella pensando “lo que pasa es que está dormido… tal vez despierto crece más”. “¿tú crees?” le dijo él “y, ¿Cómo le hago para que se despierte?, “Pues… solo imagínese a alguna chica que le gusta, desnuda” dijo ella. “Pues a mí me gustas mucho tú” le dijo él mirándola a los ojos, “pero no te puedo imaginar, porque nunca te he visto desnuda” ella se sonrojó sin querer y rió divertida, “mire” le dijo ella, “si me promete no decirle nada a Josué, le muestro mis pechos”, él le aseguró que no diría nada, ella se desabotonó la blusa y se la quitó, poniéndola a un lado, para luego quitarse el sostén y dejar sus tetas al aire, luego sacó el pecho para hacerlas ver aún más sexy, y se apretó los pezones por su propia calentura, pero el pene de don Omar seguía blando, “Las tienes hermosas” le dijo el chofer “si me dejar tocarlas estoy seguro que me voy a excitar… ¿me dejas?”. “A ver” rió divertida y se le acercó, el viejo extendió sus manotas y acarició las chiches duras, apretándolas con sus yemas y masajeando con sus pulgares e índices los pezones rositas. El viejo ya no se contuvo, y se agachó a mamárselas, rompiendo toda voluntad de Maggie, quien bajó su mano para empezar a masajearle la verga blanda, que de inmediato empezó a crecer. Pronto ya estaban besándose y manoseándose mutuamente, hasta que la verga obtuvo un muy buen tamaño. “¿Ya ve don Omar?” le dijo jadeando “usted puede hacer feliz a cualquier chica con este pitote”, “¿de veras? Le dijo él ya respirando con dificultad “¿crees que te haría feliz a ti?”, “Vamos a ver” dijo ella mirándolo muy coqueta y lentamente se puso de rodillas para mamársela. El viejo cerraba los ojos dejándose guiar por Maggie que le devoraba el miembro haciéndole sentir el cielo, sus ojos se abrieron como de susto cuando ella se agachó un poco más para meterse los dos huevotes en la boca y darles lengüetazos. Para entonces ella ya no se movía, el chofer le agarraba el cabello y le movía la cabeza delante y atrás, masturbándose con la boquita de ella; Maggie se dio cuenta que iba a venirse y se hizo a un lado, “No seas malita” le dijo el viejo “ya me iba a venir”. “No se preocupe, don Omar” le dijo ella mientras se ponía de pie, le dio la espalda y desabrochándose el entallado pantalón, se lo bajó a las rodillas, seguido de su tanguita color piel, “métamela, por favor”, y agarrándose con una mano de las repisas, se abrió con la otra las nalgas y agachándose un poco y le ofreció su ano. El amigo, aun incrédulo de su suerte, se le acercó y apuntando la cabeza de su verga con la mano se la fue metiendo lentamente en el culito, mientras ella suspiraba de gusto, hasta que sus caderas se juntaron, los movimientos de mete y saca eran lentos mientras las manos del viejo estrujaban las tetas de Maggie, y le mordía y babeaba la nuca. Ella se vino dos veces antes que él descargara su semen dentro del agujero apretado. Ella le hizo prometerle que no diría nada a Josué, a cambio de sexo cada vez que el viejo la trajera a casa, tristemente don Omar solo podía llevarla los jueves, así que, tuvieron que pedir a “Totopo”, otro chofer joven, alto y flaco, para que la trajera los viernes. Cabe mencionar que a veces después de mis clases al volver a casa, encontré a Maggie subiéndose a un carro que venía por ella en las tardes, ella me dijo que ese si era su novio XD.
Don Omar cumplió su promesa de no decir nada a Josué… pero eso no incluía al Totopo, así que cuando le pidió de favor que llevara a Maggie los viernes, también le dijo que era muy putita y que podía sacar provecho en las llevadas. Así que el primer viernes, todo el camino, el Totopo fue diciéndole a Maggie lo bonita que estaba y lo afortunado que era Josué, ella solo le seguía la corriente, hasta que el chofer le dijo que ahora admiraba a don Omar, ella lo miró extrañada “¿porqué don Omar?”, “me contó lo que hicieron” le dijo el flaco “pero no te preocupes, no le diré nada a Josué, de veras”, “Eso no me importa” le dijo ella, “¿pero, dime lo que te dijo don Omar?”, el totopo, le platicó con detalle como don Omar se la había cogido, tanto que ella me dijo que se calentó al escucharlo, ella llevaba su bolso abrazado en las piernas y se rozaba el clítoris sobre su pantalón de mezclilla; ella lo corregía en los detalles, prendiéndose y prendiéndolo a él, luego el chofer ya le estaba pidiendo el culo también. Así que cuando llegaron al parque, ella se montó en el chofer y le plantó un tremendo beso de lengua y todo, sin saber que yo estaba detrás de un árbol viendo toda la acción. Mi decepción fue grande cuando ella lo tomó de la mano y entraron en la parte trasera. Una vez ahí atrás, sin dejar de besarse, Maggie se desnudó de la cintura arriba y bajó el cierre del sobretodo del chofer, para bajárselo a las rodillas y dejar al aire una verga delgada y curva pero larga y dura que no perdió tiempo en meterse a la boca. El Totopo se daba gusto manoseando las tetas de Maggie y gozando la mamada, cuando ella vio que el flaco chofer estaba a punto de venirse, igual que con don Omar, se puso de pie y desnudando sus caderas, lo hizo penetrarla vaginalmente. Ella disfrutaba mucho la cogida, el amigo le daba fuertes metidas, pero otra vez cuando él iba a venirse, ella quiso aprovechar, así que la tomó con su mano y se la metió en el culo. Ahí sí, después de varias embestidas, el chofer se descargó, ella dice que fueron chorros de leche caliente que le llenaron el recto. Pensando que el chofer estaba satisfecho, Maggie tomó una bolsa de plástico y se sentó en cuclillas para dejar salir el esperma de su ano, cosa que él aprovechó para ponerle de nuevo la verga aún dura, en la cara y hacerla mamar, ella sorprendida, abrió la boca y el totopo se la cogió por la boca, para venirse por segunda vez y dejarla saborear chorros de semen. Ella no sabia de donde ese delgado chofer tenía tanta leche.
Ella me dijo ya estando casados, que cada dia de la semana, tenía el gusto de probar las vergas de los choferes, cada uno en su turno.Maggie se volvió una obsesión para mí, no tanto por tenerla sino por saber lo que le hacían ahí dentro, cada vez que los choferes estaban en el comedor, yo me acercaba para escucharlos pero no decían nada de ella. Ella me dijo que a Josué solo se la mamaba porque era un tanto presumido y, al menos así, ella tenía el control, sabiendo que a los otros dos les entregaba todo su cuerpo totalmente y al presumido no.
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