Mi nombre es Andrea y soy terca cuando de querer a un chico se trata. Siempre tuve lo que quería en mi colegio, entonces al entrar en la universidad si fue un shock para mí el encontrar chicos que no caían bajo mis “encantos” cuando yo quería, y más fue la sorpresa al encontrar chicas que no solo eran tan bonitas como yo, sino que incluso eran mucho más.
Para los que se preguntan qué encantos tengo, me limito a decir que tengo unos senos y un culo bastante llamativo, no diré que son gigantes, pero forman una figura que llama la atención cuando entro a algún lugar. Como se habrán dado cuenta gracias a esos encantos siempre obtuve lo que quise, o al menos fue así un tiempo.
Cuando entre a la universidad conocí a este chico llamado Miguel, el cual esta buenísimo, y desde que lo conocí quise meterlo entre mis sábanas, pero aquella misión se vio en fracaso cuando me enteré que otra de mis nuevas compañeras llamada Ivet se me adelanto y no solo se lo llevó a la cama, si no que empezó una relación. Al fin y al cabo las relaciones dentro del mismo círculo nunca fluyen pensé para calmar mi ego herido, pero el tiempo pasa, unos días se volvieron semanas, y semanas a meses, y ya estaban próximos a cumplir el año. Todo era una mierda, si bien no quería meterme en medio de una relación, igual quería probar un poco de ese chico, y tenía mis prioridades en un orden donde yo y mis gustos van por delante.
Llegó la fiesta aniversario de mi universidad, y con mi curso decidimos asistir en grupo a la fiesta. Como cada fiesta en la que coincidimos los de mi curso esperaba que Miguel vaya sin su noviecita para tener una oportunidad, situación que nunca llegó, y esta vez no fue la excepción, ya que al yo encontrarme con el grupo ya estaba él acompañado de ella. Una vez reunidos fuimos al lugar de la fiesta, una casa gigantesca donde separaban los grupos de personas por carreras que estudiaban.
Más avanzada la noche, yo estaba tomando las bebidas que compramos, pero nunca fui de excesos en ese sentido. Los dos que si vi que estaban tomando bastante fueron Miguel e Ivet. Como si de un diablillo hablándome al oído se tratase se me ocurrió la idea de provocar que toman de más, podría lograr ya sea que se separen algún momento, o mejor aún podría generar una pelea.
Procedo a acercarme a los dos con la botella en mis manos para hacerles beber directo de la botella y de paso puro. Al retirarme tocó el hombro de Miguel a manera de que me mire, la mirada que me da es acompañada de una sonrisa amigable, sin embargo aquel contacto visual fue percibido por su novia. La semilla para una posible pelea ya había sido sembrada. Siguen pasando los minutos y eventualmente unas cuantas horas, conforme pasaba el tiempo no desperdiciaba oportunidad alguna para servirles sus vasos, con más alcohol que soda. Yo igual tomaba en algunos momentos, pero siempre manteniéndome bajo mis límites para llevar adelante mis planes. Cada cierto momento me acercaba para escuchar la charla de mi objetivo, donde a diferencia de como normalmente se trataban esta vez notaba cierta distancia entre ellos e incluso podría decir que algunas pequeñas peleas, si el sonido de la música en el lugar no fuera tan alto seguramente podría escucharlos pero bueno es lo que había.
Finalmente llegó mi oportunidad -Voy al baño, ahora vuelvo- Dijo Ivet, entonces tenía unos 10 minutos a solas con Miguel considerando la fila del baño de mujeres. Apenas la perdí de vista entre el tumulto de personas me dispuse a acercarme a mi víctima.
-¿todo bien, creo que discutieron? le dije fingiendo empatía con Miguel
- Si bueno, creo que es el alcohol
Seguimos con una charla ligera y trivial, hasta que empezó a sonar una canción de reggaetón antiguo, de esos clásicos de Wisin y Yandel.
- Me encanta esta canción- chille mientras jale a Miguel de la mano atrayéndolo a mí cortando la distancia que aún teníamos empezando a bailar de forma inocente, haciéndolo dar vueltas mientras lo agarraba de la mano y el propiamente hacía lo mismo conmigo. Ahora era un reggaetón de esos que gustan, no una cumbia como para bailar así, entonces procedo a darle la espalda y a bailar de una manera más sexy. En un inicio Miguel era algo distante a como yo le bailaba mientras éramos el centro de atención de algunas miradas que intentaban ser discretas cómplices de que estaba aprovechando la distancia de su novia. Poco a poco aquella falsa timidez desaparecía por parte de Miguel, primero recortando la distancia, seguida de su mano posándose en mi cintura, si por mi era en ese mismo momento me hubiera dado la vuelta y hubiera invadido su boca con mi lengua, pero si quería lograr hasta el final de mi cometido debía ser más inteligente. Mi culo empezó ya a rozar con su entrepierna, sin embargo antes de poder dedicarme a sentir su bulto me di cuenta a lo lejos que su novia estaba regresando, por tanto a menos que quisiera recibir un botellazo en la cabeza decidí alejarme y replantear mi estrategia.
Sequé mi vaso en señal un poco de frustración, y con el fin de replantear mis ideas.
- Creo que alguien te trae loquita- Dijo una amiga que estaba en la mesa sacándome de mis pensamientos.
- Solo quería bailar pero creo que esto se podía malinterpretar- Repliqué haciendo mi mejor cara de póker ocultando mis celos al notar que Miguel había recibido de un beso a Ivet.
-Bailas?- Nuevamente me sacaban de mis pensamientos, esta vez era un muchacho que estaba en el lounge de al lado mientras me extendía su mano.
-Si, claro - Dije fingiendo mi sonrisa sabiendo que yo quería bailar con alguien más, pero al rechazar levantaría más sospechas de las que ya había generado.
Empezamos bailando con este muchacho que realmente no me moleste ni en aprenderme el nombre, por fines prácticos de la historia lo llamaremos X. Apenas empezamos a bailar note como tenia una mirada constante hacia mi, era Miguel el que claramente se notaba celoso al yo estar con alguien más. Sonreí para mis adentros, definitivamente aprovecharía esta situación para torturarlo un poco. Lentamente empecé a acercarme mas a X, a sacarle mas charla y cada vez que el me invitaba un trago yo aceptaba inmediatamente, cosa que no hacía con nadie más y era una fama que yo tenía, de no aceptar muchos tragos.
Eso claramente lo noto Miguel ya que a lo lejos escuche como Ivet le decía -Te noto muy distraído- O frases similares llamándole la atención, mi plan surtió efecto y solo faltaba una jugada mas por mi parte antes de lograr mi cometido. Empiezo a dar la vuelta y cuando doy la espalda a mi acompañante me empiezo a pegar a él moviendo suavemente el culo estando a centímetros de pegarme a su cintura. Solo puedo ver los ojos de Miguel abrirse cuál platos, al parecer no fui la única que se dio cuenta ya que inmediatamente Ivet empezó a reclamarle nuevamente, situación que concluyó en una acalorada discusión entre los dos. Mi objetivo se cumplió, me alejo un poco de X y nuevamente me pongo de frente a él reanudando la charla.
- No puede ser posible que cada vez que salgamos estés viendo otras mujeres- Exclamaba Ivet bastante enojada
- Dios cada vez que estas tomada tienes tus ataques de celos- Replicaba Miguel
En sí la discusión se prolongó un buen momento bajó la vista de todos los presentes, sin embargo la desgracia de los ojos curiosos Ivet se retiró de la mesa con Miguel siguiéndola. Perfecto todo para mi, esta noche al llegar a casa llamaría a Miguel fingiendo preocupación y siendo la amiga salvadora, ahí lo engatusaba y seria mas facil obtener oportunidades para llevarlo a la cama. ¿Podría mejorar la noche? dije para mis adentros, pues si, la noche mejoró exponencialmente en el momento que Miguel volvió a la mesa sin compañía. Ya con los tragos encima y la excitación del plan yendo a pedir de boca, me dispuse a que la oportunidad que quería sea esa misma noche.
- Un placer conocerte- Dije a X, procediendo a alejarme sin darle tiempo a responder. Me acerqué a Miguel y cual amiga con areola preguntó. - ¿Estás bien?, creo que discutieron con Ivet-
- Si bueno a veces es un poco intensa- Replicó Miguel
- Que lástima, hacen una linda pareja, no pensé que discutieron- Dije de la forma más dulce posible por mas hipocrita que sea.
Seguimos con un poco de charla ligera hasta que otro amigo de la mesa propuso irnos de la fiesta ya que poco a poco empezaba a vaciarse.
Salimos en grupo, y alguien propuso ir a una discoteca cercana, en total unas 7 personas accedimos a continuar la fiesta, entre los que estábamos yo y Miguel. Llegamos a un bar/disco, pedimos dos botellas y empezamos a beber mientras bailábamos. En un inicio yo empecé a bailar sola mientras Miguel se desahogaba con uno de sus amigos sobre su pelea. Yo ya sabía que ni bien terminara su charla vendría conmigo, pero se estaba prolongando mucho su charla y me empezaba a desesperar. Así que empecé a bailar de manera más sensual moviendo mi cintura de manera más pronunciada logrando que mi culo se mueva de forma más sexy, era como perrear con alguien invisible, esto para llamar su atención, sin embargo no solo llame la atención de él, sino que también de un chico de otro grupo de personas.
Mi fórmula ya había funcionado una vez, podría repetir la táctica, así que conecte vistas con aquel desconocido y le regale una disimulada sonrisa con el fin de que se acerque y nuevamente despertar los celos en miguel. Observó cómo el desconocido se empieza a acercar, cuando siento que una mano me toca el hombre, al fijarme era Miguel que aparentemente igual detectó el peligro de que le robaran su aventura.
-Ahora más tranquilos podemos seguir nuestro baile- Dijo Miguel con una falsa confianza en su rostro, claramente estaba bastante nervioso.
Esto me causó ternura y solo le respondí con una sonrisa, empezamos a bailar de una manera tranquila. Me moría de ganas de pegar mis nalgas en su entrepierna y frotarme como perra en celo, pero tampoco quería ser tan descarada, al menos no en ese momento que teníamos todavía conocidos en la mesa. Conforme pasa la noche de los siete, nos reducimos a 5, y luego fuimos solo los dos. Ya no nos molestaría pensé, si tenía que jugármela era ahora o nunca. Me pegó a Miguel chocando mi espalda a su torso y empiezo a bailar, ya de forma indiscriminada mi culo rosa su pantalón, se frota de un lado a otro y de arriba a abajo en un efecto circular, es inevitable sentir como su paquete empieza a crecer, sonrió sabiendo que le genere una erección, mientras sus manos posadas en mi cintura aprietan y me acercan hacia él como si quisiera cogerme con la ropa aún puesta. Estoy esperando el momento preciso para darme la vuelta y plantarle un beso, pero de repente cortan la música, me fijo el reloj y veo que son las 3:00 am. Mierda había olvidado que muchos bares cierran a esa hora.
-Creo que es hora de retirarnos- Dijo Miguel con una sonrisa en su rostro, sonrisa que derritió mi corazón.
-Mierda que suerte que tiene Ivet- Pensé, mientras le devolvía una sonrisa y empezaba una caminata a su lado con dirección a la puerta.
Antes de salir me dirigí un momento al baño, saliendo de este me encontré con el muchacho con el que crucé miradas al llegar a aquel lugar.
-Hola linda, hace rato te vi y quería preguntarte si tienes novio y si podrías pasarme tu número.
Antes de que pueda siquiera pensar en que responder escuché viniendo de atrás mío.
-Perdón hermano, pero si tiene novio- Dijo con una voz firme pero amena Miguel mientras cruzaba su mano en mi cintura
-O, perdón mi intención no era molestar, tienes suerte amigo tu novia es muy bonita- Dijo retirándose aquel desconocido a Miguel
No pude evitar sonrojarse mientras reanudamos nuestra caminata a la salida.
-Así que tengo novio? Y quién es?- Dije en tono burlesco a Miguel
- No quería que te moleste aquel tipo, aunque no parecía mala persona - Respondió excusándose Miguel
-Entonces supongo que en nuestra mentira a aquel desconocido tú eres mi novio- Respondí probando los límites de Miguel
-Supongamos que sí- Dijo Miguel mientras me tomaba de la mano
Recorrimos algunos metros con dirección a un parqueo de Taxis, pero al ver toda la situación de Miguel diciendo que era su novia e incluso tomados de la mano supe que si buscaba una oportunidad era ese momento.
-Espera, creo que tengo algo en el ojo- Dije frenando
-Déjame ver- Replicó Miguel acercándose a mi
Cuando estuvo lo suficiente cerca como para saber que no podría esquivarme le planté un beso.
A sorpresa mía él no se alejó ni puso resistencia alguna, sin embargo a los pocos segundos él se alejó, cuando yo pensé que iba a excusarse en que tenía novia, sin embargo fue diferente las palabras que salieron de su boca.
- Acompáñame por acá conozco un lugar más privado- Dijo Miguel, y sin mediar palabra me jalo de la mano como si de dos niños escapando de alguien se tratara. Cuando llegamos a dos calles de donde estábamos, nos situamos en la puerta de un “hostal” que todo el mundo sabía que servía más como motel. Dónde quedó el chico algo tímido y fiel que yo conocía, estaba poseído por las ganas de coger aparentemente. Miguel pidió una habitación y nos dirigimos sin perder más tiempo.
Conforme recorríamos el pasillo sentía como mi humedad y nerviosismo aumentaba de manera gigante, me sentía nerviosa y excitada como si de mi primera vez se tratara. Apenas entramos no podía más, quería devorarlo, pero un juego previo no vendría para nada mal. Lo empuje a la cama, y apenas cayó sentado, yo igual me senté en sus faldas, intentando centrar el centro de mi culo en su paquete. Mientras él me abrazaba de una manera tierna por mi cintura yo empecé a menear mi culo, rozando y frotándome de izquierda a derecha sobre él.
-Me encanta lo que me haces- Dijo Miguel con una voz ronca. Y conforme avanzaban los segundos su voz empezaba a hacer unos leves gemidos en forma de gruñidos, ya en ese punto mi “delicadeza” que quedaba para hacer un meneo sexy ya casi se había extinto en su totalidad, y mis meneos circulares ya eran unos roces agresivos de adelante hacia atrás, de forma frenética, yo era poco más mi culo rebotando en su estómago bajo.
De pronto siento como me levanta de la cintura y me pone en la orilla de la cama, por nuestra posición quede en cuatro, seguramente mostrando un espectáculo con mi jean que de por sí ya era apretado, ahora sentía que me cortaba la circulación de lo pegado que estaba a mi culo. Antes de poder acomodarme o si quiera mirar hacia atrás siento un dolor en mi nalga acompañada de un sonido que retumba el cuarto, acompañada de una segunda nalgada. La primera me agarró de sorpresa, con la segunda mordiendo el labio emití un sonido ahogado -mmm-. Sin perder el tiempo Miguel procedió a bajar mi pantalón con algo de dificultad, por lo que yo dispuesta a hacer lo que él quiera lo ayudó a retirarme mis pantalones sin cambiar la posición en la que estoy.
Una vez retirada mi prenda inferior recibo otra nalgada e inmediatamente mi acompañante se agacho pegando su rostro en pleno centro entre mis nalgas apartándolas con ambas manos. Aún tenía mi ropa interior puesta, entonces sentir como su lengua humedecer el otro lado del calzón (ya que el lado interior estaba empapado) terminaba de enloquecerme, quería todo en ese momento, que arranque esa prenda y meta indiscriminadamente su lengua, o que meta sus dedos o mejor aún, su polla. Mi mente me traicionó, los gemidos sin darme cuenta ya salían de mi boca inundando el cuarto.
No pasó mucho tiempo hasta que hizo a un lado la única tela que aún cubría mi intimidad. dando paso al contacto de sus labios con mi sexo, en un inicio parecía que solo estaría besando el área, pero eventualmente sentí su lengua entrar en acción, en un inicio rondando los alrededores dando círculos, los momentos que rozaba mis zonas mas sensibles era inevitable los sonidos que salían de mi garganta- ahhh-. Corto quedó el gemido previo, comparando al que solté acompañado de una vibración de mi cuerpo entero que me obligó a clavar mis uñas en la cama, el momento que su lengua invadió mi interior.
Sonaba como su lengua jugueteaba en mi interior, de adentro a afuera como si de lamer un helado se tratase con la diferencia de que todo el movimiento era en mi interior. Sus brazos estaban abrazados a mis piernas apresándome y evitando que me pueda alejar, tampoco es que lo quisiera hacer, pero si en algún punto lo desease para mí sería imposible. -Mas, mas, no pares por favor- Palabras agudas arrastradas por la excitación salían de mi boca conforme sentía su lengua en mayor profundidad mía, acompañada de la idea de que su rostro estaba totalmente pegado exactamente en pleno centro de mi culo. Podía confirmar esta idea al ser que sentía el cálido aire que salía de su nariz chocar contra la piel que se encontraba exactamente debajo de mi orificio anal.
Estuvimos así durante algunos minutos, pero en mi mente los imagino como horas. El momento que se despegó de entre medio de mis cachetes escuche como Miguel tomó una bocanada de aire bastante extensa mientras se ponía de pie. Esos breves instantes yo con mi respiración agitada y constante me sentía expectante a que pasaría a continuación. Un sonido de aplauso generado por una nalgada inundó el cuarto, fue inevitable gritar por mi parte ya que esta había sido casi con odio, sentí el ardor en mi nalga izquierda, pero acompañada del dolor del momento fue a la par la excitación, donde había quedado aquel fiel caballero que veía casi a diario, ahora era un tipo que estaba dando nalgadas a una chica en un cuarto alquilado a espaldas de su ahora cornuda novia.
Posiciono un pedazo de carne a la altura de mi vagina en un inicio pensé que sería su dedo, pero al sentir un empujón que introducía aquel miembro extraño a mi interior caí en cuenta de que se trataba de su pene. -En que momento se lo saco, mierda quería poder verlo antes de que lo meta, además de probarlo- pensaba para mis adentros, pero aquella voz en mi cabeza fue brutalmente silenciada el momento que ensarto de golpe su masculinidad en mi interior una vez su cabeza terminó de atravesar mis labios. -Ahhhh- nuevamente grite de forma sonora sin importarme si alguien nos oía, los siguientes minutos la atmósfera se inundó de un aplauso producto de su cuerpo chocando con el mío, el sonido de un chapoteo a raíz de la humedad de mi vagina, sonoros gemidos míos, y algunos ahogados por parte de Miguel.
La de imagen era digna de una peli porno, yo sin pantalón o bragas y únicamente con mi blusa puesta, en cuatro patas, al borde de la cama mientras miguel me penetraba en forma de perrito acompañado de los sonidos que conté. Fue cuestión de tiempo para que la imagen se vuelva más bizarra, cuando con una mano jalo mi pelo, mientras la otra me ahorcaba jalándome hacia él, obligándome a levantarme y pegarme a él.
Te gusta esto zorrita, desde hace tiempo vienes provocándome no? -Dijo Miguel con una voz ronca casi poseída
SI, me encanta, por favor sigue- Dije yo rendida a él totalmente
Eres mía zorrita, te cogeré cuando yo quiera- Replico Miguel
Si papi- Respondí con mi voz dulce y rendida
Eres mía?- Preguntó Miguel
Solo tuya papi- Respondí
Aquella última respuesta detonó algo dentro de Miguel, que me lanzó a la cama, ya no estaba en cuatro, directamente estaba echada dándole la espalda. Me sentí por unos segundos vacía ya que su miembro abandono mi cavidad en ese momento, pero aquel vacío duró poco ya que casi arrojándose, el cuerpo de miguel aterrizó sobre el mío, tardo unos segundos en penetrarme una vez más, empezando a bombear de una manera salvaje y desenfrenada. Si antes no podía escaparme ahora era imposible, me aprisionaba con todo su cuerpo y el vaivén de sus caderas hacía que cada penetración caiga sumado a su peso al caer. El golpeteo y gemidos aumentaron en magnitud.
Seguimos así por unos cuantos minutos hasta que sus movimientos empezaron a ser más pausados, y sus gemidos más notorios. Con un último esfuerzo miguel salió de mí y arrojó su líquido encima mío, sentí el calor en gran parte de mis nalgas e incluso alguna gota quemó mi orificio no explorado. Miguel cayó rendido a lado mío con una respiración agitada y cortada.
Pasaron algunas semanas desde lo ocurrido, Miguel arreglo las cosas con su novia, obviamente no le contó sobre nuestra aventura. Yo actuó con normalidad saludando a ambos como si nada hubiera pasado, Ivet algunas veces me responde el saludo, mayormente me mira con desprecio, y es entendible algún rumor de que yo coquetee a miguel le habrá llegado. Miguel a veces me saluda, pero mayormente se pone en exceso nervioso con mi presencia, mas si Ivet está cerca. Se preguntaran porque no intente formalizar con Miguel si fue tan buen amante y es un buen chico, pues no estoy para esas cosas, quiero probar de todo, y tampoco soy un monstruo como para romper su relación para engañarlo, seria feo. En fin, ya lo vi, me gusto, me lo comí y a seguir con nuestra vida.
Perdón por la demora en publicar algo nuevo, la falta de creatividad y algunas complicaciones técnicas me afectaron, y preferí esperar a tener nuevas ideas antes que escribir algo por mero compromiso. Espero disfruten este nuevo relato.
Para los que se preguntan qué encantos tengo, me limito a decir que tengo unos senos y un culo bastante llamativo, no diré que son gigantes, pero forman una figura que llama la atención cuando entro a algún lugar. Como se habrán dado cuenta gracias a esos encantos siempre obtuve lo que quise, o al menos fue así un tiempo.
Cuando entre a la universidad conocí a este chico llamado Miguel, el cual esta buenísimo, y desde que lo conocí quise meterlo entre mis sábanas, pero aquella misión se vio en fracaso cuando me enteré que otra de mis nuevas compañeras llamada Ivet se me adelanto y no solo se lo llevó a la cama, si no que empezó una relación. Al fin y al cabo las relaciones dentro del mismo círculo nunca fluyen pensé para calmar mi ego herido, pero el tiempo pasa, unos días se volvieron semanas, y semanas a meses, y ya estaban próximos a cumplir el año. Todo era una mierda, si bien no quería meterme en medio de una relación, igual quería probar un poco de ese chico, y tenía mis prioridades en un orden donde yo y mis gustos van por delante.
Llegó la fiesta aniversario de mi universidad, y con mi curso decidimos asistir en grupo a la fiesta. Como cada fiesta en la que coincidimos los de mi curso esperaba que Miguel vaya sin su noviecita para tener una oportunidad, situación que nunca llegó, y esta vez no fue la excepción, ya que al yo encontrarme con el grupo ya estaba él acompañado de ella. Una vez reunidos fuimos al lugar de la fiesta, una casa gigantesca donde separaban los grupos de personas por carreras que estudiaban.
Más avanzada la noche, yo estaba tomando las bebidas que compramos, pero nunca fui de excesos en ese sentido. Los dos que si vi que estaban tomando bastante fueron Miguel e Ivet. Como si de un diablillo hablándome al oído se tratase se me ocurrió la idea de provocar que toman de más, podría lograr ya sea que se separen algún momento, o mejor aún podría generar una pelea.
Procedo a acercarme a los dos con la botella en mis manos para hacerles beber directo de la botella y de paso puro. Al retirarme tocó el hombro de Miguel a manera de que me mire, la mirada que me da es acompañada de una sonrisa amigable, sin embargo aquel contacto visual fue percibido por su novia. La semilla para una posible pelea ya había sido sembrada. Siguen pasando los minutos y eventualmente unas cuantas horas, conforme pasaba el tiempo no desperdiciaba oportunidad alguna para servirles sus vasos, con más alcohol que soda. Yo igual tomaba en algunos momentos, pero siempre manteniéndome bajo mis límites para llevar adelante mis planes. Cada cierto momento me acercaba para escuchar la charla de mi objetivo, donde a diferencia de como normalmente se trataban esta vez notaba cierta distancia entre ellos e incluso podría decir que algunas pequeñas peleas, si el sonido de la música en el lugar no fuera tan alto seguramente podría escucharlos pero bueno es lo que había.
Finalmente llegó mi oportunidad -Voy al baño, ahora vuelvo- Dijo Ivet, entonces tenía unos 10 minutos a solas con Miguel considerando la fila del baño de mujeres. Apenas la perdí de vista entre el tumulto de personas me dispuse a acercarme a mi víctima.
-¿todo bien, creo que discutieron? le dije fingiendo empatía con Miguel
- Si bueno, creo que es el alcohol
Seguimos con una charla ligera y trivial, hasta que empezó a sonar una canción de reggaetón antiguo, de esos clásicos de Wisin y Yandel.
- Me encanta esta canción- chille mientras jale a Miguel de la mano atrayéndolo a mí cortando la distancia que aún teníamos empezando a bailar de forma inocente, haciéndolo dar vueltas mientras lo agarraba de la mano y el propiamente hacía lo mismo conmigo. Ahora era un reggaetón de esos que gustan, no una cumbia como para bailar así, entonces procedo a darle la espalda y a bailar de una manera más sexy. En un inicio Miguel era algo distante a como yo le bailaba mientras éramos el centro de atención de algunas miradas que intentaban ser discretas cómplices de que estaba aprovechando la distancia de su novia. Poco a poco aquella falsa timidez desaparecía por parte de Miguel, primero recortando la distancia, seguida de su mano posándose en mi cintura, si por mi era en ese mismo momento me hubiera dado la vuelta y hubiera invadido su boca con mi lengua, pero si quería lograr hasta el final de mi cometido debía ser más inteligente. Mi culo empezó ya a rozar con su entrepierna, sin embargo antes de poder dedicarme a sentir su bulto me di cuenta a lo lejos que su novia estaba regresando, por tanto a menos que quisiera recibir un botellazo en la cabeza decidí alejarme y replantear mi estrategia.
Sequé mi vaso en señal un poco de frustración, y con el fin de replantear mis ideas.
- Creo que alguien te trae loquita- Dijo una amiga que estaba en la mesa sacándome de mis pensamientos.
- Solo quería bailar pero creo que esto se podía malinterpretar- Repliqué haciendo mi mejor cara de póker ocultando mis celos al notar que Miguel había recibido de un beso a Ivet.
-Bailas?- Nuevamente me sacaban de mis pensamientos, esta vez era un muchacho que estaba en el lounge de al lado mientras me extendía su mano.
-Si, claro - Dije fingiendo mi sonrisa sabiendo que yo quería bailar con alguien más, pero al rechazar levantaría más sospechas de las que ya había generado.
Empezamos bailando con este muchacho que realmente no me moleste ni en aprenderme el nombre, por fines prácticos de la historia lo llamaremos X. Apenas empezamos a bailar note como tenia una mirada constante hacia mi, era Miguel el que claramente se notaba celoso al yo estar con alguien más. Sonreí para mis adentros, definitivamente aprovecharía esta situación para torturarlo un poco. Lentamente empecé a acercarme mas a X, a sacarle mas charla y cada vez que el me invitaba un trago yo aceptaba inmediatamente, cosa que no hacía con nadie más y era una fama que yo tenía, de no aceptar muchos tragos.
Eso claramente lo noto Miguel ya que a lo lejos escuche como Ivet le decía -Te noto muy distraído- O frases similares llamándole la atención, mi plan surtió efecto y solo faltaba una jugada mas por mi parte antes de lograr mi cometido. Empiezo a dar la vuelta y cuando doy la espalda a mi acompañante me empiezo a pegar a él moviendo suavemente el culo estando a centímetros de pegarme a su cintura. Solo puedo ver los ojos de Miguel abrirse cuál platos, al parecer no fui la única que se dio cuenta ya que inmediatamente Ivet empezó a reclamarle nuevamente, situación que concluyó en una acalorada discusión entre los dos. Mi objetivo se cumplió, me alejo un poco de X y nuevamente me pongo de frente a él reanudando la charla.
- No puede ser posible que cada vez que salgamos estés viendo otras mujeres- Exclamaba Ivet bastante enojada
- Dios cada vez que estas tomada tienes tus ataques de celos- Replicaba Miguel
En sí la discusión se prolongó un buen momento bajó la vista de todos los presentes, sin embargo la desgracia de los ojos curiosos Ivet se retiró de la mesa con Miguel siguiéndola. Perfecto todo para mi, esta noche al llegar a casa llamaría a Miguel fingiendo preocupación y siendo la amiga salvadora, ahí lo engatusaba y seria mas facil obtener oportunidades para llevarlo a la cama. ¿Podría mejorar la noche? dije para mis adentros, pues si, la noche mejoró exponencialmente en el momento que Miguel volvió a la mesa sin compañía. Ya con los tragos encima y la excitación del plan yendo a pedir de boca, me dispuse a que la oportunidad que quería sea esa misma noche.
- Un placer conocerte- Dije a X, procediendo a alejarme sin darle tiempo a responder. Me acerqué a Miguel y cual amiga con areola preguntó. - ¿Estás bien?, creo que discutieron con Ivet-
- Si bueno a veces es un poco intensa- Replicó Miguel
- Que lástima, hacen una linda pareja, no pensé que discutieron- Dije de la forma más dulce posible por mas hipocrita que sea.
Seguimos con un poco de charla ligera hasta que otro amigo de la mesa propuso irnos de la fiesta ya que poco a poco empezaba a vaciarse.
Salimos en grupo, y alguien propuso ir a una discoteca cercana, en total unas 7 personas accedimos a continuar la fiesta, entre los que estábamos yo y Miguel. Llegamos a un bar/disco, pedimos dos botellas y empezamos a beber mientras bailábamos. En un inicio yo empecé a bailar sola mientras Miguel se desahogaba con uno de sus amigos sobre su pelea. Yo ya sabía que ni bien terminara su charla vendría conmigo, pero se estaba prolongando mucho su charla y me empezaba a desesperar. Así que empecé a bailar de manera más sensual moviendo mi cintura de manera más pronunciada logrando que mi culo se mueva de forma más sexy, era como perrear con alguien invisible, esto para llamar su atención, sin embargo no solo llame la atención de él, sino que también de un chico de otro grupo de personas.
Mi fórmula ya había funcionado una vez, podría repetir la táctica, así que conecte vistas con aquel desconocido y le regale una disimulada sonrisa con el fin de que se acerque y nuevamente despertar los celos en miguel. Observó cómo el desconocido se empieza a acercar, cuando siento que una mano me toca el hombre, al fijarme era Miguel que aparentemente igual detectó el peligro de que le robaran su aventura.
-Ahora más tranquilos podemos seguir nuestro baile- Dijo Miguel con una falsa confianza en su rostro, claramente estaba bastante nervioso.
Esto me causó ternura y solo le respondí con una sonrisa, empezamos a bailar de una manera tranquila. Me moría de ganas de pegar mis nalgas en su entrepierna y frotarme como perra en celo, pero tampoco quería ser tan descarada, al menos no en ese momento que teníamos todavía conocidos en la mesa. Conforme pasa la noche de los siete, nos reducimos a 5, y luego fuimos solo los dos. Ya no nos molestaría pensé, si tenía que jugármela era ahora o nunca. Me pegó a Miguel chocando mi espalda a su torso y empiezo a bailar, ya de forma indiscriminada mi culo rosa su pantalón, se frota de un lado a otro y de arriba a abajo en un efecto circular, es inevitable sentir como su paquete empieza a crecer, sonrió sabiendo que le genere una erección, mientras sus manos posadas en mi cintura aprietan y me acercan hacia él como si quisiera cogerme con la ropa aún puesta. Estoy esperando el momento preciso para darme la vuelta y plantarle un beso, pero de repente cortan la música, me fijo el reloj y veo que son las 3:00 am. Mierda había olvidado que muchos bares cierran a esa hora.
-Creo que es hora de retirarnos- Dijo Miguel con una sonrisa en su rostro, sonrisa que derritió mi corazón.
-Mierda que suerte que tiene Ivet- Pensé, mientras le devolvía una sonrisa y empezaba una caminata a su lado con dirección a la puerta.
Antes de salir me dirigí un momento al baño, saliendo de este me encontré con el muchacho con el que crucé miradas al llegar a aquel lugar.
-Hola linda, hace rato te vi y quería preguntarte si tienes novio y si podrías pasarme tu número.
Antes de que pueda siquiera pensar en que responder escuché viniendo de atrás mío.
-Perdón hermano, pero si tiene novio- Dijo con una voz firme pero amena Miguel mientras cruzaba su mano en mi cintura
-O, perdón mi intención no era molestar, tienes suerte amigo tu novia es muy bonita- Dijo retirándose aquel desconocido a Miguel
No pude evitar sonrojarse mientras reanudamos nuestra caminata a la salida.
-Así que tengo novio? Y quién es?- Dije en tono burlesco a Miguel
- No quería que te moleste aquel tipo, aunque no parecía mala persona - Respondió excusándose Miguel
-Entonces supongo que en nuestra mentira a aquel desconocido tú eres mi novio- Respondí probando los límites de Miguel
-Supongamos que sí- Dijo Miguel mientras me tomaba de la mano
Recorrimos algunos metros con dirección a un parqueo de Taxis, pero al ver toda la situación de Miguel diciendo que era su novia e incluso tomados de la mano supe que si buscaba una oportunidad era ese momento.
-Espera, creo que tengo algo en el ojo- Dije frenando
-Déjame ver- Replicó Miguel acercándose a mi
Cuando estuvo lo suficiente cerca como para saber que no podría esquivarme le planté un beso.
A sorpresa mía él no se alejó ni puso resistencia alguna, sin embargo a los pocos segundos él se alejó, cuando yo pensé que iba a excusarse en que tenía novia, sin embargo fue diferente las palabras que salieron de su boca.
- Acompáñame por acá conozco un lugar más privado- Dijo Miguel, y sin mediar palabra me jalo de la mano como si de dos niños escapando de alguien se tratara. Cuando llegamos a dos calles de donde estábamos, nos situamos en la puerta de un “hostal” que todo el mundo sabía que servía más como motel. Dónde quedó el chico algo tímido y fiel que yo conocía, estaba poseído por las ganas de coger aparentemente. Miguel pidió una habitación y nos dirigimos sin perder más tiempo.
Conforme recorríamos el pasillo sentía como mi humedad y nerviosismo aumentaba de manera gigante, me sentía nerviosa y excitada como si de mi primera vez se tratara. Apenas entramos no podía más, quería devorarlo, pero un juego previo no vendría para nada mal. Lo empuje a la cama, y apenas cayó sentado, yo igual me senté en sus faldas, intentando centrar el centro de mi culo en su paquete. Mientras él me abrazaba de una manera tierna por mi cintura yo empecé a menear mi culo, rozando y frotándome de izquierda a derecha sobre él.
-Me encanta lo que me haces- Dijo Miguel con una voz ronca. Y conforme avanzaban los segundos su voz empezaba a hacer unos leves gemidos en forma de gruñidos, ya en ese punto mi “delicadeza” que quedaba para hacer un meneo sexy ya casi se había extinto en su totalidad, y mis meneos circulares ya eran unos roces agresivos de adelante hacia atrás, de forma frenética, yo era poco más mi culo rebotando en su estómago bajo.
De pronto siento como me levanta de la cintura y me pone en la orilla de la cama, por nuestra posición quede en cuatro, seguramente mostrando un espectáculo con mi jean que de por sí ya era apretado, ahora sentía que me cortaba la circulación de lo pegado que estaba a mi culo. Antes de poder acomodarme o si quiera mirar hacia atrás siento un dolor en mi nalga acompañada de un sonido que retumba el cuarto, acompañada de una segunda nalgada. La primera me agarró de sorpresa, con la segunda mordiendo el labio emití un sonido ahogado -mmm-. Sin perder el tiempo Miguel procedió a bajar mi pantalón con algo de dificultad, por lo que yo dispuesta a hacer lo que él quiera lo ayudó a retirarme mis pantalones sin cambiar la posición en la que estoy.
Una vez retirada mi prenda inferior recibo otra nalgada e inmediatamente mi acompañante se agacho pegando su rostro en pleno centro entre mis nalgas apartándolas con ambas manos. Aún tenía mi ropa interior puesta, entonces sentir como su lengua humedecer el otro lado del calzón (ya que el lado interior estaba empapado) terminaba de enloquecerme, quería todo en ese momento, que arranque esa prenda y meta indiscriminadamente su lengua, o que meta sus dedos o mejor aún, su polla. Mi mente me traicionó, los gemidos sin darme cuenta ya salían de mi boca inundando el cuarto.
No pasó mucho tiempo hasta que hizo a un lado la única tela que aún cubría mi intimidad. dando paso al contacto de sus labios con mi sexo, en un inicio parecía que solo estaría besando el área, pero eventualmente sentí su lengua entrar en acción, en un inicio rondando los alrededores dando círculos, los momentos que rozaba mis zonas mas sensibles era inevitable los sonidos que salían de mi garganta- ahhh-. Corto quedó el gemido previo, comparando al que solté acompañado de una vibración de mi cuerpo entero que me obligó a clavar mis uñas en la cama, el momento que su lengua invadió mi interior.
Sonaba como su lengua jugueteaba en mi interior, de adentro a afuera como si de lamer un helado se tratase con la diferencia de que todo el movimiento era en mi interior. Sus brazos estaban abrazados a mis piernas apresándome y evitando que me pueda alejar, tampoco es que lo quisiera hacer, pero si en algún punto lo desease para mí sería imposible. -Mas, mas, no pares por favor- Palabras agudas arrastradas por la excitación salían de mi boca conforme sentía su lengua en mayor profundidad mía, acompañada de la idea de que su rostro estaba totalmente pegado exactamente en pleno centro de mi culo. Podía confirmar esta idea al ser que sentía el cálido aire que salía de su nariz chocar contra la piel que se encontraba exactamente debajo de mi orificio anal.
Estuvimos así durante algunos minutos, pero en mi mente los imagino como horas. El momento que se despegó de entre medio de mis cachetes escuche como Miguel tomó una bocanada de aire bastante extensa mientras se ponía de pie. Esos breves instantes yo con mi respiración agitada y constante me sentía expectante a que pasaría a continuación. Un sonido de aplauso generado por una nalgada inundó el cuarto, fue inevitable gritar por mi parte ya que esta había sido casi con odio, sentí el ardor en mi nalga izquierda, pero acompañada del dolor del momento fue a la par la excitación, donde había quedado aquel fiel caballero que veía casi a diario, ahora era un tipo que estaba dando nalgadas a una chica en un cuarto alquilado a espaldas de su ahora cornuda novia.
Posiciono un pedazo de carne a la altura de mi vagina en un inicio pensé que sería su dedo, pero al sentir un empujón que introducía aquel miembro extraño a mi interior caí en cuenta de que se trataba de su pene. -En que momento se lo saco, mierda quería poder verlo antes de que lo meta, además de probarlo- pensaba para mis adentros, pero aquella voz en mi cabeza fue brutalmente silenciada el momento que ensarto de golpe su masculinidad en mi interior una vez su cabeza terminó de atravesar mis labios. -Ahhhh- nuevamente grite de forma sonora sin importarme si alguien nos oía, los siguientes minutos la atmósfera se inundó de un aplauso producto de su cuerpo chocando con el mío, el sonido de un chapoteo a raíz de la humedad de mi vagina, sonoros gemidos míos, y algunos ahogados por parte de Miguel.
La de imagen era digna de una peli porno, yo sin pantalón o bragas y únicamente con mi blusa puesta, en cuatro patas, al borde de la cama mientras miguel me penetraba en forma de perrito acompañado de los sonidos que conté. Fue cuestión de tiempo para que la imagen se vuelva más bizarra, cuando con una mano jalo mi pelo, mientras la otra me ahorcaba jalándome hacia él, obligándome a levantarme y pegarme a él.
Te gusta esto zorrita, desde hace tiempo vienes provocándome no? -Dijo Miguel con una voz ronca casi poseída
SI, me encanta, por favor sigue- Dije yo rendida a él totalmente
Eres mía zorrita, te cogeré cuando yo quiera- Replico Miguel
Si papi- Respondí con mi voz dulce y rendida
Eres mía?- Preguntó Miguel
Solo tuya papi- Respondí
Aquella última respuesta detonó algo dentro de Miguel, que me lanzó a la cama, ya no estaba en cuatro, directamente estaba echada dándole la espalda. Me sentí por unos segundos vacía ya que su miembro abandono mi cavidad en ese momento, pero aquel vacío duró poco ya que casi arrojándose, el cuerpo de miguel aterrizó sobre el mío, tardo unos segundos en penetrarme una vez más, empezando a bombear de una manera salvaje y desenfrenada. Si antes no podía escaparme ahora era imposible, me aprisionaba con todo su cuerpo y el vaivén de sus caderas hacía que cada penetración caiga sumado a su peso al caer. El golpeteo y gemidos aumentaron en magnitud.
Seguimos así por unos cuantos minutos hasta que sus movimientos empezaron a ser más pausados, y sus gemidos más notorios. Con un último esfuerzo miguel salió de mí y arrojó su líquido encima mío, sentí el calor en gran parte de mis nalgas e incluso alguna gota quemó mi orificio no explorado. Miguel cayó rendido a lado mío con una respiración agitada y cortada.
Pasaron algunas semanas desde lo ocurrido, Miguel arreglo las cosas con su novia, obviamente no le contó sobre nuestra aventura. Yo actuó con normalidad saludando a ambos como si nada hubiera pasado, Ivet algunas veces me responde el saludo, mayormente me mira con desprecio, y es entendible algún rumor de que yo coquetee a miguel le habrá llegado. Miguel a veces me saluda, pero mayormente se pone en exceso nervioso con mi presencia, mas si Ivet está cerca. Se preguntaran porque no intente formalizar con Miguel si fue tan buen amante y es un buen chico, pues no estoy para esas cosas, quiero probar de todo, y tampoco soy un monstruo como para romper su relación para engañarlo, seria feo. En fin, ya lo vi, me gusto, me lo comí y a seguir con nuestra vida.
Perdón por la demora en publicar algo nuevo, la falta de creatividad y algunas complicaciones técnicas me afectaron, y preferí esperar a tener nuevas ideas antes que escribir algo por mero compromiso. Espero disfruten este nuevo relato.
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