Era Viernes y llegué a la hora pactada a la casa de Macarena. Nos encontramos en la puerta, ella estaba con ropa de gimnasio, una calza negra, creo y una musculosa gris que le marcaban las tetas perfectamente. Nos saludamos y entramos rápido.
-¿Qué querés?- Me dijo, tirando las llaves sobre la mesa y dejando el bolso en una silla.
- ¿Un vaso de agua?-
- No hay...- Se cruzó de brazos, frente a mí y mirando hacia otro lado.
Ni dudé un segundo que la besé agarrándola de la cabeza, sin dejar que se aleje. La abracé, aunque forcejeó y sentí que su respiración se aceleraba y comenzó a besarme, suave, sintiendo su lengua, sus labios, su olor. Mis manos abandonaron la espalda y fueron a su cabeza y después a su culo y ella me abrazó y la subí a la mesa.
- Para...- Trató de decirme.
- No, después...- volví a besarla.
En menos de un minuto, le saqué las calzas, abrí las piernas y sentí su olor a concha transpirada pero tan rico, que me embriagaba. Corrí la tanga, ella se inclinó y comenzó a gemir, cómo loca. Necesitaba sentirla.
- Ahg... acabo... Ahg..- comenzó a apretarme la cabeza con sus piernas y succionaba su clítoris cada vez con más ganas.
Me alejé, me bajé el pantalón y empecé a cogerla.
- Sos un forro... Ahg...- Me miraba , con bronca.
- ¿Si?- Me reí, mientras la cogía, agarrándola de la nuca. -¿Por qué?-
- Me dejaste por Paula, forro.- Hacía fuerza, queriendo lastimarme.
- ¿Y vos no serás una putita que te cogiste al novio de tu mejor amiga?-
- ¿Qué?- Abrió los ojos, no sé si enojada, caliente, sorprendida. Yo seguía cogiéndola. Estaba sacado.
- Eso...putita.-
-ahg... seguí...-
inclinó su cabeza y continúe cogiéndola. Comencé a tocar su clítoris, todo mojado.
- ¿Con qué sos una putita?-
- Ahg...Ahg...- seguía gimiendo, sin mirarme.
La agarré del pelo y la obligué a mirarme.
- ¿Qué pasa? ¿Te calienta saber que sos una putita?- Le empecé a dar con más fuerza, ella afirmaba con la cabeza y gemía. Apretaba sus tetas con fuerza.
Sentí un fuego, sentí dominarla, sentí que me encantaba ella y sentí como le llenaba la concha y ella se retorcía sintiendo como explotaba.
Ella fue al baño, yo me acomodé y me senté en la mesa. A los cinco minutos volvió.
- Juan, basta.-
- Maca, no voy a durar mucho más con Paula. Estoy tratando de separarme para estar con vos.-
- No, Juan. Tenés que estar bien vos. Lo nuestro, después. No sé.-
- ¿Lo decís por el pibe que estás saliendo?-
- No importa él. En serio.-
- Y... un poco tarde, después de que cogimos.-
Me golpeó el brazo.
- Sos un pelotudo... es la despedida...- Miró para otro lado.
- ¿Por qué no decís que me querés?-
- No hace falta decirlo porque no tiene ningún sentido.-
- Para mí si. Me haría las cosas más fáciles.-
- ¿Para dejar a Paula? ¿Para no quedarte sin el pan y sin la torta? ¿O para no ser del todo responsable de lo que querés?-
Me quedé en silencio, tenía razón.
- Prometeme que vas a estar para cuando me separe.- Le dije.
- ¿Cómo hago para mirarla a los ojos en el casamiento sabiendo que nos pasa esto?-
- No creo llegar al casamiento. -
Sonó el timbre y ella se levantó.
- ¿Hola? Si, dale. Subí. Yo recién llego estoy con Juan. Dale.- Colgó.
- ¿Quien es, Paula?- Me asusté.
- Tenés tanto para resolver...- Me dijo y me hacía gestos de que debía irme. - Es el chico con el que salgo.-
Sentí un puñal. Sentí que no era decisión mía, sentí cómo había la puerta y del otro lado una bestia de un metro noventa, musculoso, con sonrisa y perfume tan caro que no podría pagar una muestra de cinco milímetros.
- ¡Ey! El famoso Juan. - Me dijo y me dió la mano con un abrazo, todo medio confuso. - Me habló banda, Maca. -
- ¿Si? ¿Qué te contó?- Sonreí y la miré.
- De vos y Paula. - Contestó ella. - Bueno, mándale saludos a Paula, ¿Si?- Me echó, sin echarme.
Los saludé y me quedé en la puerta del departamento, desahuciado. Le escribí a Paula y estaba en una cena con otras amigas. Me envió una foto para que me quede tranquilo, cómo si me dejaría tranquilo saber que Macarena realmente está con alguien que duerme en su cama y no soy yo.
Volví a casa, comí algo que había pedido, miré series hasta que Pauli llegó y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, sábado desayunamos como si nada hubiese pasado. Asimilaba que en realidad, amaba tener todo bajo control, inclusive mis cuernos.
-¿ Hacemos algo hoy?- Le pregunté.
- Yo tengo ganitas de alguna comida rica, una peli, unos besos...- Se acercó a mí. - una linda cogidita que nos merecemos...- Volvió a besarme y tocarme la pija.
Me bajó el pantalón y empezó a chuparmela, comiéndosela toda. Estuvo un rato, donde yo no decía y no sentía ese cosquilleo.
- ¿ Está te entra?- Le apretaba la cabeza hasta el tope de la pija, hasta que haga arcadas.
- aggggh...- Se alejó, con los ojos llorosos. Me miró, riéndose. - Está, si...- Y volvió a comérsela.
Sentí algo. No malo, sentí algo que me divirtió.
- Me debes el culo, puta.- Mandela la mano por abajo de su pijama y le agarré la tanga y se la tiré hacia arriba.
- ¿Lo querés a la noche?- Me pajeaba despacio.
- Si...-
- ¿Me dejas hacer una locura?-
- ¿Otra vez? -
Sabíamos de qué hablábamos. Ella me la chupaba y volvía a pajearme.
- Si no querés... no pasa nada...- Me dijo beboteando y se la metió toda. - Uy, si... me entra fácil. -
Me dijo eso último y mi pija se hinchó.
- ¿Qué querés hacer?-
- Dejamelo a mí. - Sonrió y se fue al cuarto.
- ¡Vení acá, boluda! ¡ No podes dejarme así!-
- Tengo que ir de mí mamá y llego tarde.- Se rió. - Y si acabas, a la noche no vas a rendir.-
No dije nada. Se fue de la madre y yo a la casa de mis viejos que hacía mucho no los veía. Habíamos quedado que nos mensajeabamos cuando estábamos volviendo para coordinar las compras y esas cosas.
Pasó el día y la tarde. Sin darme cuenta, no había pensado en todo el día en absolutamente nada más que disfrutar de mi familia.
a eso de las 19, me escribió Pauli de que estaba volviendo. Agarré mis cosas e hice lo mismo. 19:30, estaba bajando del colectivo ya que ella tenía el auto.
PAULI: ¿Estás llegando?
YO: Si, si.
PAULI: ¿Hacemos una locurita?
YO: ¿Cuál?
PAULI: Anda a la verdulería.
YO: ¿Vos por dónde estás?
Dejó de contestarme, bajé y el corazón me iba a mil. Corrí y me iba imaginando mil cosas. Ví que había una señora y estaba Lucio en la puerta.
- ¿Cómo está?- Me sonrió Lucio.
- Eh... - No supe que decir.
- ¿Viene por lo suyo?-
Afirmé con la cabeza.
- Pase, nomás.- Dijo e ingresé.
Escuché que Lucio continuaba atendiendo a un ritmo muy lento a la señora y explicándole que Mario estaba resolviendo un "tema".
Pasé la cortina, hice unos pasos y la ví.
Paula arrodillada de espaldas a dónde estaba, comiéndole la pija a Mario. Ella estaba con un vestido y unas medias largas negras abajo para cubrir un poco el frío.
- Ya llegó tu marido.- Se rió, al verme.
Ella giró, sin dejar de chuparle la pija. Tenía todo el rimel corrido. Mí corazón explotaba, mi pija también. Pauli volvió a comerle la pija con ganas.
- Llegó hace un ratito, la puta.- Me contaba, sin mirarme, mientras le agarraba la cabeza y le cogía la boca. - Me vino a pedir bananas en esta época, la puta.- La agarró del pelo y la alejó de su pija. - ¿ Esta banana querías? -
Ella afirmó y volvió a chupársela.
- Le fascina mi pija, ¿No, puta?-
- agh... me encanta.-
- Deciselo. -
- Me encanta la pija de Mario.- Me miró, pasándole la lengua a la cabeza gorda y venosa.
- Párate- La agarró de los brazos y la levantó. - A estás putas, hay que tratarlas mal. -
- ¿Lucio sabe?- Es lo único que dije.
- ¡Ja, ja! ¿Tu marido además de cornudo es boludo?- Se rió, sin mirarme.
Le levantó el vestido. Le bajó las medias.
- Cómo le gusta usar estás tanguitas tan chiquitas, eh. - Dijo y le pegó un chirlo en el culo.
- Me encanta...- Susurró ella, ida.
- ¿Sabés qué más le gusta a esta puta?-
Negué, sin decir nada y sin saber si él había visto porque la miraba a los ojos a Pauli y ella estaba excitadisima. Mario bajó apenas la tanga y apoyó su pija entre medio de los labios.
- Le encanta, esta verga frotando su concha, le fascina.- Empezaron a moverse fuerte, a rozarse. - Decile...- Le ordenó. Ella se tomó unos segundos.
- No...-
- ¡Decile lo que me dijiste!- Le apretó la cara, con violencia.
- Ah, ah....- estaba agitada. - Necesito... ah... ah... necesito venir seguido a que me frotes así... ah...- Cerró los ojos.
- ¿Y qué más?- La agarraba del culo y la acercaba a él.
- Y te voy a chupar mucho la pija...ah...ah... seguí...-
- ¿Seguido?-
- Ah... ah... ah...- No respondía.
Yo explotaba. Me acerqué por detrás, paralizado. me bajé el pantalón. Mario el abría el culo y hacia que se froten con fuerza. Ella estaba volando de excitación se sentía en el aire.
- ¿Puedo?- Se acercó Lucio.
- Anda a mirar un poco.- Dijo Mario. - Ey...- Me miró a mí y me empujó.
- ¿Qué?-
- Anda a mirar y avisa si viene alguien.- Me ordenó.
- No, nos va...-
- anda un toque, amor. dale... ah...- Dijo Pauli.
- Me quedo acá en la puerta. -
Dije y me fui a mi lugar, con un ojo afuera y otro ojo adentro. Lucio se acercó, lento.
- Tocame, nena...- Le dijo el viejo, poniéndose al lado. Pauli estaba ida.
Mario, la volvió a agarrar y ella reaccionó. Agarró la pija de Lucio y empezó a pajearlo.
- Es nuestra puta. - Me dijo, Lucio.
- Lo dijo ella, eh...- Respondió Mario.
- Le encanta mentir a la putita esta.- Contestó Lucio.
El viejo acercó una silla y empezó a chuparle el culo a Pauli.
- ¿Cuántas veces viniste?- Le pregunté.
Pauli no decía nada.
- Contale lo de ayer...- Dijo Julio, saliendo del culo de Pauli.
- No... ah... ah...-
- Contale.- Le ordenó Mario que acomodaba su pija en la concha de Pauli, levantándole una pierna para que le entre un poco.
- ah... ah... des... despacio...-
- Contale o no sigo.- La agarró del pelo y lo miraba fijo.
-ayer...- Mario empezó a cogerla despacio y Lucio se puso detrás.- ah... despacio...ah...- Lucio empezó a hacer presión en su culo. - agh... pasé y estaba muy caliente... agh...-
-Decile todo...-
- Ahg... estaba, caliente porque soy una puta y mi marido no me coge seguido....-
- ¿Y qué hiciste?- Pregunté, ya sin mirar que pasaba afuera.
- Me pidieron que pase y Lucio me suplicó acabar...-
Lucio se la empezó a meter por el culo. Le estaban dando de a dos, cómo nunca.
- Ahg... despacio...Ahg...- Estaba agitada, dolorida. - Estaba, caliente y me senté en la pija de Lucio, para sacarle las ganas... Ahg... despacio, por favor... y Mario, entró rápido... Ahg... -
- Decí que me lo suplicaste, puta .. conta todo...-
- Ahg... le... Ahg... me supliqué que me la meta por la concha... Ahg...-
Mario lo alejó a Lucio. Lo hizo sentar.
- Mejor te mostramos...-
Tiró a Paula sobre Lucio. Ella de metió la pija, abrió la boca gozando, abrió las piernas y Mario la miraba.
- ¿Cómo dijiste ayer?- Se pajeaba Mario. - Decilo.-
- Ahg... necesito... necesito sentir dos vergas juntas...-
Mario se rió y se la empezó a meter despacio. Paula abrió la boca de placer como nunca. Su cabeza hacia atrás. Lucio tocaba las tetas de mi esposa y todo iba al ritmo de la cogida que me estaba pegando Mario.
- ¿Te gusta, puta?-
-Ay... ay... me encanta...-
Se la cogieron unos minutos. Lucio no aguantó el peso de Paula y salió. Paula se arrodilló y empezó a chupársela a los dos. Lucio no duró mucho. Acabó y salió a la verdulería. Ella se quedó chupándosela a Mario. Levantó su culo y el vestido.
- Vení, amor.- me dijo ella. - Cogemelo.-
No dudé un segundo.
- No, yo te lo voy a coger...- Me frenó Mario.
- Por favor... déjalo... vos me lo vas a coger siempre...- Se la volvió a meter a la boca y le guiñó el ojo.
- Pero acaba afuera...- Me señaló ordenándome. Yo afirmé con la cabeza, obediente y él sacó la mano.
La cogí y sentí un morbo tremendo. La cogí con bronca y calentura. La cogí y acabe afuera, como me lo pidió Mario. Agarré la silla y me alejé, acabado. Mario se dispuso a cogerle el culo y llenarselo de leche. Nos fuimos de allí, rumbo a casa.
- Que locura...- Le dije, tomando un vino.
- Lo que digo ahí, queda ahí. Él se lo cree y sé que a vos y a mí me calienta. -
- Si, entiendo. Tenés razón. -
Tomamos un vino, nos fuimos a la cama e hicimos el amor.
- ¿Te gustó?-
- ¿Lo de recién?- Le pregunté, abrazándola.
- No, lo otro.-
- Un poco si. Me parece que no sé. No me gusta que me mientas. Ya está con eso. Ya sé que sos flor de puta.-
- No te zarpes.-
- Es la verdad...-
- Lo de ayer fue sin querer y cuando llegué ya estabas casi dormido. -
-¿En serio yo te cojo mal?-
- Nah... se lo digo para que se crean que me dominan pero me gusta saber que yo tengo el control.-
- Entonces, en algún momento esto lo vamos a dejar.-
- ¿Querés dejarlo?- Me miró.
- No dije que ahora... dije si en algún momento.-
- Seguro que sí. - Me besó.
Se dió vuelta, le apoyé la pija en el culo.
- ¿Seguís caliente?-
- Un poco...-
- Cogemela despacito... haceme el amor por la cola.-
- Promete que en algún momento esto se va a terminar.-
- Te amo... te lo prometo.-
Esa noche, no sentí odio hacia ella. Sentí que era cuestión de tiempo. Sentí que cuando le pedía que esto se termine podría ser los cuernos o nuestra relacion. Disfrutar y seguir con Pauli o disfrutar y separarme.
-¿Qué querés?- Me dijo, tirando las llaves sobre la mesa y dejando el bolso en una silla.
- ¿Un vaso de agua?-
- No hay...- Se cruzó de brazos, frente a mí y mirando hacia otro lado.
Ni dudé un segundo que la besé agarrándola de la cabeza, sin dejar que se aleje. La abracé, aunque forcejeó y sentí que su respiración se aceleraba y comenzó a besarme, suave, sintiendo su lengua, sus labios, su olor. Mis manos abandonaron la espalda y fueron a su cabeza y después a su culo y ella me abrazó y la subí a la mesa.
- Para...- Trató de decirme.
- No, después...- volví a besarla.
En menos de un minuto, le saqué las calzas, abrí las piernas y sentí su olor a concha transpirada pero tan rico, que me embriagaba. Corrí la tanga, ella se inclinó y comenzó a gemir, cómo loca. Necesitaba sentirla.
- Ahg... acabo... Ahg..- comenzó a apretarme la cabeza con sus piernas y succionaba su clítoris cada vez con más ganas.
Me alejé, me bajé el pantalón y empecé a cogerla.
- Sos un forro... Ahg...- Me miraba , con bronca.
- ¿Si?- Me reí, mientras la cogía, agarrándola de la nuca. -¿Por qué?-
- Me dejaste por Paula, forro.- Hacía fuerza, queriendo lastimarme.
- ¿Y vos no serás una putita que te cogiste al novio de tu mejor amiga?-
- ¿Qué?- Abrió los ojos, no sé si enojada, caliente, sorprendida. Yo seguía cogiéndola. Estaba sacado.
- Eso...putita.-
-ahg... seguí...-
inclinó su cabeza y continúe cogiéndola. Comencé a tocar su clítoris, todo mojado.
- ¿Con qué sos una putita?-
- Ahg...Ahg...- seguía gimiendo, sin mirarme.
La agarré del pelo y la obligué a mirarme.
- ¿Qué pasa? ¿Te calienta saber que sos una putita?- Le empecé a dar con más fuerza, ella afirmaba con la cabeza y gemía. Apretaba sus tetas con fuerza.
Sentí un fuego, sentí dominarla, sentí que me encantaba ella y sentí como le llenaba la concha y ella se retorcía sintiendo como explotaba.
Ella fue al baño, yo me acomodé y me senté en la mesa. A los cinco minutos volvió.
- Juan, basta.-
- Maca, no voy a durar mucho más con Paula. Estoy tratando de separarme para estar con vos.-
- No, Juan. Tenés que estar bien vos. Lo nuestro, después. No sé.-
- ¿Lo decís por el pibe que estás saliendo?-
- No importa él. En serio.-
- Y... un poco tarde, después de que cogimos.-
Me golpeó el brazo.
- Sos un pelotudo... es la despedida...- Miró para otro lado.
- ¿Por qué no decís que me querés?-
- No hace falta decirlo porque no tiene ningún sentido.-
- Para mí si. Me haría las cosas más fáciles.-
- ¿Para dejar a Paula? ¿Para no quedarte sin el pan y sin la torta? ¿O para no ser del todo responsable de lo que querés?-
Me quedé en silencio, tenía razón.
- Prometeme que vas a estar para cuando me separe.- Le dije.
- ¿Cómo hago para mirarla a los ojos en el casamiento sabiendo que nos pasa esto?-
- No creo llegar al casamiento. -
Sonó el timbre y ella se levantó.
- ¿Hola? Si, dale. Subí. Yo recién llego estoy con Juan. Dale.- Colgó.
- ¿Quien es, Paula?- Me asusté.
- Tenés tanto para resolver...- Me dijo y me hacía gestos de que debía irme. - Es el chico con el que salgo.-
Sentí un puñal. Sentí que no era decisión mía, sentí cómo había la puerta y del otro lado una bestia de un metro noventa, musculoso, con sonrisa y perfume tan caro que no podría pagar una muestra de cinco milímetros.
- ¡Ey! El famoso Juan. - Me dijo y me dió la mano con un abrazo, todo medio confuso. - Me habló banda, Maca. -
- ¿Si? ¿Qué te contó?- Sonreí y la miré.
- De vos y Paula. - Contestó ella. - Bueno, mándale saludos a Paula, ¿Si?- Me echó, sin echarme.
Los saludé y me quedé en la puerta del departamento, desahuciado. Le escribí a Paula y estaba en una cena con otras amigas. Me envió una foto para que me quede tranquilo, cómo si me dejaría tranquilo saber que Macarena realmente está con alguien que duerme en su cama y no soy yo.
Volví a casa, comí algo que había pedido, miré series hasta que Pauli llegó y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente, sábado desayunamos como si nada hubiese pasado. Asimilaba que en realidad, amaba tener todo bajo control, inclusive mis cuernos.
-¿ Hacemos algo hoy?- Le pregunté.
- Yo tengo ganitas de alguna comida rica, una peli, unos besos...- Se acercó a mí. - una linda cogidita que nos merecemos...- Volvió a besarme y tocarme la pija.
Me bajó el pantalón y empezó a chuparmela, comiéndosela toda. Estuvo un rato, donde yo no decía y no sentía ese cosquilleo.
- ¿ Está te entra?- Le apretaba la cabeza hasta el tope de la pija, hasta que haga arcadas.
- aggggh...- Se alejó, con los ojos llorosos. Me miró, riéndose. - Está, si...- Y volvió a comérsela.
Sentí algo. No malo, sentí algo que me divirtió.
- Me debes el culo, puta.- Mandela la mano por abajo de su pijama y le agarré la tanga y se la tiré hacia arriba.
- ¿Lo querés a la noche?- Me pajeaba despacio.
- Si...-
- ¿Me dejas hacer una locura?-
- ¿Otra vez? -
Sabíamos de qué hablábamos. Ella me la chupaba y volvía a pajearme.
- Si no querés... no pasa nada...- Me dijo beboteando y se la metió toda. - Uy, si... me entra fácil. -
Me dijo eso último y mi pija se hinchó.
- ¿Qué querés hacer?-
- Dejamelo a mí. - Sonrió y se fue al cuarto.
- ¡Vení acá, boluda! ¡ No podes dejarme así!-
- Tengo que ir de mí mamá y llego tarde.- Se rió. - Y si acabas, a la noche no vas a rendir.-
No dije nada. Se fue de la madre y yo a la casa de mis viejos que hacía mucho no los veía. Habíamos quedado que nos mensajeabamos cuando estábamos volviendo para coordinar las compras y esas cosas.
Pasó el día y la tarde. Sin darme cuenta, no había pensado en todo el día en absolutamente nada más que disfrutar de mi familia.
a eso de las 19, me escribió Pauli de que estaba volviendo. Agarré mis cosas e hice lo mismo. 19:30, estaba bajando del colectivo ya que ella tenía el auto.
PAULI: ¿Estás llegando?
YO: Si, si.
PAULI: ¿Hacemos una locurita?
YO: ¿Cuál?
PAULI: Anda a la verdulería.
YO: ¿Vos por dónde estás?
Dejó de contestarme, bajé y el corazón me iba a mil. Corrí y me iba imaginando mil cosas. Ví que había una señora y estaba Lucio en la puerta.
- ¿Cómo está?- Me sonrió Lucio.
- Eh... - No supe que decir.
- ¿Viene por lo suyo?-
Afirmé con la cabeza.
- Pase, nomás.- Dijo e ingresé.
Escuché que Lucio continuaba atendiendo a un ritmo muy lento a la señora y explicándole que Mario estaba resolviendo un "tema".
Pasé la cortina, hice unos pasos y la ví.
Paula arrodillada de espaldas a dónde estaba, comiéndole la pija a Mario. Ella estaba con un vestido y unas medias largas negras abajo para cubrir un poco el frío.
- Ya llegó tu marido.- Se rió, al verme.
Ella giró, sin dejar de chuparle la pija. Tenía todo el rimel corrido. Mí corazón explotaba, mi pija también. Pauli volvió a comerle la pija con ganas.
- Llegó hace un ratito, la puta.- Me contaba, sin mirarme, mientras le agarraba la cabeza y le cogía la boca. - Me vino a pedir bananas en esta época, la puta.- La agarró del pelo y la alejó de su pija. - ¿ Esta banana querías? -
Ella afirmó y volvió a chupársela.
- Le fascina mi pija, ¿No, puta?-
- agh... me encanta.-
- Deciselo. -
- Me encanta la pija de Mario.- Me miró, pasándole la lengua a la cabeza gorda y venosa.
- Párate- La agarró de los brazos y la levantó. - A estás putas, hay que tratarlas mal. -
- ¿Lucio sabe?- Es lo único que dije.
- ¡Ja, ja! ¿Tu marido además de cornudo es boludo?- Se rió, sin mirarme.
Le levantó el vestido. Le bajó las medias.
- Cómo le gusta usar estás tanguitas tan chiquitas, eh. - Dijo y le pegó un chirlo en el culo.
- Me encanta...- Susurró ella, ida.
- ¿Sabés qué más le gusta a esta puta?-
Negué, sin decir nada y sin saber si él había visto porque la miraba a los ojos a Pauli y ella estaba excitadisima. Mario bajó apenas la tanga y apoyó su pija entre medio de los labios.
- Le encanta, esta verga frotando su concha, le fascina.- Empezaron a moverse fuerte, a rozarse. - Decile...- Le ordenó. Ella se tomó unos segundos.
- No...-
- ¡Decile lo que me dijiste!- Le apretó la cara, con violencia.
- Ah, ah....- estaba agitada. - Necesito... ah... ah... necesito venir seguido a que me frotes así... ah...- Cerró los ojos.
- ¿Y qué más?- La agarraba del culo y la acercaba a él.
- Y te voy a chupar mucho la pija...ah...ah... seguí...-
- ¿Seguido?-
- Ah... ah... ah...- No respondía.
Yo explotaba. Me acerqué por detrás, paralizado. me bajé el pantalón. Mario el abría el culo y hacia que se froten con fuerza. Ella estaba volando de excitación se sentía en el aire.
- ¿Puedo?- Se acercó Lucio.
- Anda a mirar un poco.- Dijo Mario. - Ey...- Me miró a mí y me empujó.
- ¿Qué?-
- Anda a mirar y avisa si viene alguien.- Me ordenó.
- No, nos va...-
- anda un toque, amor. dale... ah...- Dijo Pauli.
- Me quedo acá en la puerta. -
Dije y me fui a mi lugar, con un ojo afuera y otro ojo adentro. Lucio se acercó, lento.
- Tocame, nena...- Le dijo el viejo, poniéndose al lado. Pauli estaba ida.
Mario, la volvió a agarrar y ella reaccionó. Agarró la pija de Lucio y empezó a pajearlo.
- Es nuestra puta. - Me dijo, Lucio.
- Lo dijo ella, eh...- Respondió Mario.
- Le encanta mentir a la putita esta.- Contestó Lucio.
El viejo acercó una silla y empezó a chuparle el culo a Pauli.
- ¿Cuántas veces viniste?- Le pregunté.
Pauli no decía nada.
- Contale lo de ayer...- Dijo Julio, saliendo del culo de Pauli.
- No... ah... ah...-
- Contale.- Le ordenó Mario que acomodaba su pija en la concha de Pauli, levantándole una pierna para que le entre un poco.
- ah... ah... des... despacio...-
- Contale o no sigo.- La agarró del pelo y lo miraba fijo.
-ayer...- Mario empezó a cogerla despacio y Lucio se puso detrás.- ah... despacio...ah...- Lucio empezó a hacer presión en su culo. - agh... pasé y estaba muy caliente... agh...-
-Decile todo...-
- Ahg... estaba, caliente porque soy una puta y mi marido no me coge seguido....-
- ¿Y qué hiciste?- Pregunté, ya sin mirar que pasaba afuera.
- Me pidieron que pase y Lucio me suplicó acabar...-
Lucio se la empezó a meter por el culo. Le estaban dando de a dos, cómo nunca.
- Ahg... despacio...Ahg...- Estaba agitada, dolorida. - Estaba, caliente y me senté en la pija de Lucio, para sacarle las ganas... Ahg... despacio, por favor... y Mario, entró rápido... Ahg... -
- Decí que me lo suplicaste, puta .. conta todo...-
- Ahg... le... Ahg... me supliqué que me la meta por la concha... Ahg...-
Mario lo alejó a Lucio. Lo hizo sentar.
- Mejor te mostramos...-
Tiró a Paula sobre Lucio. Ella de metió la pija, abrió la boca gozando, abrió las piernas y Mario la miraba.
- ¿Cómo dijiste ayer?- Se pajeaba Mario. - Decilo.-
- Ahg... necesito... necesito sentir dos vergas juntas...-
Mario se rió y se la empezó a meter despacio. Paula abrió la boca de placer como nunca. Su cabeza hacia atrás. Lucio tocaba las tetas de mi esposa y todo iba al ritmo de la cogida que me estaba pegando Mario.
- ¿Te gusta, puta?-
-Ay... ay... me encanta...-
Se la cogieron unos minutos. Lucio no aguantó el peso de Paula y salió. Paula se arrodilló y empezó a chupársela a los dos. Lucio no duró mucho. Acabó y salió a la verdulería. Ella se quedó chupándosela a Mario. Levantó su culo y el vestido.
- Vení, amor.- me dijo ella. - Cogemelo.-
No dudé un segundo.
- No, yo te lo voy a coger...- Me frenó Mario.
- Por favor... déjalo... vos me lo vas a coger siempre...- Se la volvió a meter a la boca y le guiñó el ojo.
- Pero acaba afuera...- Me señaló ordenándome. Yo afirmé con la cabeza, obediente y él sacó la mano.
La cogí y sentí un morbo tremendo. La cogí con bronca y calentura. La cogí y acabe afuera, como me lo pidió Mario. Agarré la silla y me alejé, acabado. Mario se dispuso a cogerle el culo y llenarselo de leche. Nos fuimos de allí, rumbo a casa.
- Que locura...- Le dije, tomando un vino.
- Lo que digo ahí, queda ahí. Él se lo cree y sé que a vos y a mí me calienta. -
- Si, entiendo. Tenés razón. -
Tomamos un vino, nos fuimos a la cama e hicimos el amor.
- ¿Te gustó?-
- ¿Lo de recién?- Le pregunté, abrazándola.
- No, lo otro.-
- Un poco si. Me parece que no sé. No me gusta que me mientas. Ya está con eso. Ya sé que sos flor de puta.-
- No te zarpes.-
- Es la verdad...-
- Lo de ayer fue sin querer y cuando llegué ya estabas casi dormido. -
-¿En serio yo te cojo mal?-
- Nah... se lo digo para que se crean que me dominan pero me gusta saber que yo tengo el control.-
- Entonces, en algún momento esto lo vamos a dejar.-
- ¿Querés dejarlo?- Me miró.
- No dije que ahora... dije si en algún momento.-
- Seguro que sí. - Me besó.
Se dió vuelta, le apoyé la pija en el culo.
- ¿Seguís caliente?-
- Un poco...-
- Cogemela despacito... haceme el amor por la cola.-
- Promete que en algún momento esto se va a terminar.-
- Te amo... te lo prometo.-
Esa noche, no sentí odio hacia ella. Sentí que era cuestión de tiempo. Sentí que cuando le pedía que esto se termine podría ser los cuernos o nuestra relacion. Disfrutar y seguir con Pauli o disfrutar y separarme.
0 comentarios - XXVII Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo.