Me presento, soy Gabriela, tengo 24 años, estaba muy feliz porque me casaba en noviembre. Pero ocurrió un problema en estos días que puede cambiar mi futuro casamiento y mi vida.
Mi novio es un abogado de un estudio Jurídico importante de Buenos Aires. Lamentablemente es un jugador compulsivo y perdió mucho dinero en el juego. Estaba endeudado con un compañero de trabajo.
Leo era la persona, que Martín mi novio, le debía plata, para contarles algo de Leo les voy a decir que era un baboso, no conmigo solamente sino con cualquier chica que se le presentara, pero siempre notaba una mirada de degenerado sobre mí, en cualquier reunión o fiesta del trabajo. Les voy a resumir esto porque no es lo que les interesa y tampoco yo tengo muy claro como la situación llegó hasta este punto.
Un día, Leo fue con una propuesta que para mi novio era la solución, ellos siempre jugaban al fútbol 5, Leo tenía un equipo y Martín mi novio también. Siempre hacían desafíos por unas cervezas, por alguna cena, pero nunca más que eso, y por suerte siempre ganaba el equipo de mi novio. La propuesta de Leo fue la siguiente: lo desafió a un partido como siempre, si mi novio ganaba, la deuda estaba saldada, pero si no, sería de él toda la noche.
La primera reacción de mi novio fue querer pegarle, pero Leo con una sonrisa irónica le dijo no creo que tengas muchas alternativas, porque si no aceptas ejecuto los cheques que me diste y vas a estar vos y tu noviecita viviendo debajo de un puente. Martín lo quería matar, pero sabía que no solucionaría nada. El partido sería el viernes por la noche y aceptó. Cuando me lo contó a mí a la noche, me dijo que por favor aceptara, que era imposible que perdieran y era la solución, aparte me dijo que estábamos en bancarrota, pero que me quedara tranquila que era imposible perder.
No se por qué, acepté, pensando en que me casaría en unos meses y tendríamos la casita que siempre soñamos, una familia feliz como siempre soñé. Llegó el sábado por la noche, y fuimos hacia la cancha con mi novio y sus amigos, ninguno sabía de la apuesta, solo mi novio, pero la cosa cambió cuando llegamos a la cancha. Leo ya estaba con sus compañeros, se acercó a mi novio y le dio la mano para sellar la apuesta. Me miró a mí y me dijo: – Hola bebé – ni le contesté, me parecía un baboso.
Lo miró nuevamente a Martín y le dijo, ok, la apuesta esta hecha, pero así vestida tu novia no sirve para nada, si querés que te de la chance de jugar el partido, que se ponga esta ropita, sino no empezamos el partido, y le dio una bolsas con ropa. Anda ahora a cambiarte o nos vamos y el lunes decime en que puente van a estar viviendo, le dijo mientras se reía. Sabiendo que no tenía alternativa tomé las bolsas y me fui a cambiar.
En el baño cuando abrí las bolsas no lo podía creer, la ropa era una minifalda tableada negra, que apenas me tapaba la cola, un top negro, medias tipo bucaneras (esas que llegan a 3/4 de las piernas), sandalias muy altas las que se anudan en el tobillo, y una tanguita roja muy chiquita.
Jamás me había vestido así, pero sabía que lo tenía que hacer y salí ya vestida.
Se pueden imaginar que me decían de todo, el equipo de Leo me quería comer con la vista, y los amigos de Martín no podían creer que estuviera así vestida, por suerte no había más gente porque habían cerrado el club para ellos.
Me senté en un costado y empecé a sufrir con el partido.
No les voy a contar el partido, pero se imaginarán que el equipo de Leo ganó tranquilamente, ya que había traído un par de excelentes jugadores, el resultado fue 10 a 3.
Mi novio se quedó dentro de la cancha sin poder creerlo, Leo se acercó a mí, me agarró de la mano y me llevó hasta donde estaba mi novio, me dijo:
Bebé dale un besito a tu novio y decile que volvés tarde, lo único que atiné, es mirar a mi novio con cara de odio y casi llorando
Mi novio es un abogado de un estudio Jurídico importante de Buenos Aires. Lamentablemente es un jugador compulsivo y perdió mucho dinero en el juego. Estaba endeudado con un compañero de trabajo.
Leo era la persona, que Martín mi novio, le debía plata, para contarles algo de Leo les voy a decir que era un baboso, no conmigo solamente sino con cualquier chica que se le presentara, pero siempre notaba una mirada de degenerado sobre mí, en cualquier reunión o fiesta del trabajo. Les voy a resumir esto porque no es lo que les interesa y tampoco yo tengo muy claro como la situación llegó hasta este punto.
Un día, Leo fue con una propuesta que para mi novio era la solución, ellos siempre jugaban al fútbol 5, Leo tenía un equipo y Martín mi novio también. Siempre hacían desafíos por unas cervezas, por alguna cena, pero nunca más que eso, y por suerte siempre ganaba el equipo de mi novio. La propuesta de Leo fue la siguiente: lo desafió a un partido como siempre, si mi novio ganaba, la deuda estaba saldada, pero si no, sería de él toda la noche.
La primera reacción de mi novio fue querer pegarle, pero Leo con una sonrisa irónica le dijo no creo que tengas muchas alternativas, porque si no aceptas ejecuto los cheques que me diste y vas a estar vos y tu noviecita viviendo debajo de un puente. Martín lo quería matar, pero sabía que no solucionaría nada. El partido sería el viernes por la noche y aceptó. Cuando me lo contó a mí a la noche, me dijo que por favor aceptara, que era imposible que perdieran y era la solución, aparte me dijo que estábamos en bancarrota, pero que me quedara tranquila que era imposible perder.
No se por qué, acepté, pensando en que me casaría en unos meses y tendríamos la casita que siempre soñamos, una familia feliz como siempre soñé. Llegó el sábado por la noche, y fuimos hacia la cancha con mi novio y sus amigos, ninguno sabía de la apuesta, solo mi novio, pero la cosa cambió cuando llegamos a la cancha. Leo ya estaba con sus compañeros, se acercó a mi novio y le dio la mano para sellar la apuesta. Me miró a mí y me dijo: – Hola bebé – ni le contesté, me parecía un baboso.
Lo miró nuevamente a Martín y le dijo, ok, la apuesta esta hecha, pero así vestida tu novia no sirve para nada, si querés que te de la chance de jugar el partido, que se ponga esta ropita, sino no empezamos el partido, y le dio una bolsas con ropa. Anda ahora a cambiarte o nos vamos y el lunes decime en que puente van a estar viviendo, le dijo mientras se reía. Sabiendo que no tenía alternativa tomé las bolsas y me fui a cambiar.
En el baño cuando abrí las bolsas no lo podía creer, la ropa era una minifalda tableada negra, que apenas me tapaba la cola, un top negro, medias tipo bucaneras (esas que llegan a 3/4 de las piernas), sandalias muy altas las que se anudan en el tobillo, y una tanguita roja muy chiquita.
Jamás me había vestido así, pero sabía que lo tenía que hacer y salí ya vestida.
Se pueden imaginar que me decían de todo, el equipo de Leo me quería comer con la vista, y los amigos de Martín no podían creer que estuviera así vestida, por suerte no había más gente porque habían cerrado el club para ellos.
Me senté en un costado y empecé a sufrir con el partido.
No les voy a contar el partido, pero se imaginarán que el equipo de Leo ganó tranquilamente, ya que había traído un par de excelentes jugadores, el resultado fue 10 a 3.
Mi novio se quedó dentro de la cancha sin poder creerlo, Leo se acercó a mí, me agarró de la mano y me llevó hasta donde estaba mi novio, me dijo:
Bebé dale un besito a tu novio y decile que volvés tarde, lo único que atiné, es mirar a mi novio con cara de odio y casi llorando
2 comentarios - Apostada por el novio