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Mi esposa y Amir

Tiempo antes que mi esposa trabajara en el almacén de telas, mil veces habíamos comprado gasolina en una estación de nuestro barrio,  al dueño lo llamábamos el “árabe”, pero cuando mi cuñada le consiguió trabajo ahí, supimos que es de la India y se llama Amir. Ya estaba trabajando un tiempo ahí, cuando una noche yo me la estaba cogiendo de perrito, y en el calor de la cogida le pregunto si me ha sido infiel últimamente, a lo que ella dice que no, pero porque no ha tenido oportunidad, le pido que me explique y me dice que hasta ese día, varios clientes la chulean en su trabajo pero ninguno la ha invitado a salir. “¿Pues qué pendejos?” le digo “una belleza como tú no se puede desaprovechar”, “pues así es” me dice ella con voz melosa mientras sigo bombeándola, “pero me doy vuelta y se me quedan viendo el trasero… a veces me agacho y me miran el escote”. “¡puff! Que rico, me imagino que se les cae la baba” le dije “¿y tu jefe? No te echa los perros?”, ella ríe “no, él no” me dice “a su hermano lo demandó una chica que trabajaba para él y le sacó mucho dinero”, “¿y eso qué?” le dije, “dile que tu nomas quieres que te coja y que no quieres dinero” nos reímos juntos, “a veces si se me antoja”, me dijo, “¿en serio?¿dime que se te antoja?”, ella lo pensó un poco y volteó su mirada al espejo de su tocador, junto a la cama donde podíamos vernos cogiendo, y cómo sus tetas se balanceaban al ritmo de mis metidas, “se me antoja saber cómo besa” me dijo, “¿solo eso?” le pregunté, “bueno… también cómo ha de coger” dijo. “Pues insinúate” la animé “estoy seguro que le encantaría tenerte de perrito así como te tengo en este momento”, “ya lo hice pero no paso nada” me dijo sintiendo el orgasmo que se avecinaba. Allí me contó que una vez en la tarde, estaban ella y otra chica atendiendo la estación de gasolina, cuando lo vieron llegar en su auto con otros hindúes, Amir se bajó del auto y entró a la tienda un tanto ebrio, “llénenlo chicas” nos dijo y sacando su celular fue y se metió en su oficina mientras uno de sus amigos ponía la gas en el carro, luego se asomó y llamó a Maggie, cuando ella fue a ver que quería, él le empezó a dar indicaciones ”limpia aquí, acomoda allá”, entonces la llevó dentro del refrigerador, un cuarto grande donde tienen montañas de cerveza y sodas enfriando, y le decía dónde acomodar qué; entonces, él se da la vuelta y casi choca con ella que lo seguía de cerca y le pone las manos en la cintura, por unos segundos se quedan así, apenados y riendo, y ella se le antojó besarlo por su aliento a alcohol, pero no lo hizo, luego se separaron y él se fue con sus amigos. Desde ahí, ella se portaba más coqueta, llevaba faldas cortitas y se agachaba frente a él cuando entraba a la oficina a sacar la basura, o dejaba sin abrochar el último botón de su blusa para dejarlo ver sus buenas tetas. Me dijo que su fantasía era que se la cogiera dentro del refrigerador, por el peligro a que alguien los viera. Pero al poco tiempo, consiguió el trabajo en el almacén de telas y se despidió. Al día siguiente me dijo que nada era cierto, que solo me lo dijo para calentarme más. 
Esta es la historia de mi esposa y Amir.
Después de que a mi esposa Maggie se la cogieran entre los tres rancheros, ella se veía radiante, iba casi una vez por mes, cuando me decía que iba a ver a su mamá a Los Ángeles y se quedaba una noche con ellos a que le dieran verga hasta cansarse, además seguido salía sola con Rodo y se ponían unas buenas cachondeadas en el cine, en el bosque e incluso en el carro. Pero eso le afectaba en su buen humor, siempre estaba de buenas, alegre y feliz. Rodo le había comprado una minifalda roja de cuadros tableada súper cortita, que solo le llegaba a medio trasero, o sea que la mitad de sus nalgas estaba a la vista, y se la ponía cuando iba a verlos, para calentarlos mientras tomaban alcohol; un día cuando Rodo pasó a mi trabajo a dejarme las tarjetas de memoria de las cámaras que habíamos puesto para grabarlos cogiéndosela, me comentó que ella tenía el deseo de que la llevaran a algún bar en la noche y ponerse esa falda, quería mostrar la cola en público, así que me dijo que la sacarían a bailar la siguiente vez, lo malo que yo no podría ver todo eso y le pedí a Rodo que me mandara fotos o incluso algún video de mi esposita exhibiéndose. Pasó el mes y el sábado por la mañana, Maggie se arregló y se perfumó, salió de la casa con jeans de mezclilla y suéter, nada provocativo, pero yo sabía que iba con los rancheros. Esperé hasta la tarde y a eso de las ocho y media, me llegó un video de Rodo: en la oscuridad dentro del carro se abre la puerta y se baja el chino, estira la mano y ayuda a salir a mi esposa que venía sentada en medio, para que los dos pudieran manosearla, claro, y al salir ¡wow! Toda la cola estaba a la vista, al agacharse para salir del auto, una vez fuera, se alisó la falda y le dio unos jaloncitos hacia abajo, que no sirvieron de nada, la tela solo llegaba a tapar la mitad de sus nalgas y lo demás lucía delicioso a la vista. Fin del video. Yo conocía la blusa que llevaba, es una tipo camisa blanca sin mangas, abierta del frente que se amarra en un nudo y queda de ombliguera, pero siempre que ella la usaba, se ponía otra playerita debajo… pero esta vez no, la blusa se abría para dejar ver el comienzo de sus tetas duras. Aun estaba viéndolo por tercera vez, masturbándome, cuando me llega otro: Ella va caminando por la acera en medio del chino y Gonzo, sujetada del brazo del gordito, sus caderas se contonean sabrosamente al caminar y sus nalgas deliciosas a la vista de algunas personas en la zona de bares lejos de nuestro barrio; el chino le dice algo al oído y ella ríe y le da un empujón, pero él regresa y la abraza por la cintura plantándole un beso en la mejilla, y su mano baja para acariciarle el culo carnoso y duro, a lo que ella no dice nada. Fin del video. Después de eso, Rodo me mandó algunos otros de ella bailando con los otros dos, se apreciaban los manoseos y caricias, pero nada más. El lunes, me vi con Rodo para que me diera las tarjetas de memoria de ese fin de semana, y me dijo algo que me sorprendió. Entraron en un bar tipo americano, es un salón grande con pista de baile en medio, de un lado mesas y del otro, además de más mesas, un segundo piso con barandal desde donde los clientes tienen vista de la pista de baile y claro, mas mesas; el lugar está bastante oscuro, solo hay luces de discoteca que van y vienen al azar, y la música suena fuerte. Se sentaron del lado de la pista que no tiene nada arriba, y Maggie  los sacaba a bailar por turnos, pero más que bailar, solo eran manoseos, si bailaban de frente se besaban y ellos le agarraban las nalgas en la semioscuridad, y si ella les daba la espalda, ellos le restregaban su erección en el trasero y le estrujaban las tetas sobre la tela, en incluso metiendo las manos para pellizcarle los pezones. En una de esas, ella está bailando con Gonzo, y al darle la espalda siente las manos de él apretando sus chiches, cuando voltea hacia la parte de arriba del bar, muchas siluetas de gente ahí bebiendo y ella nota algunos recargados en la baranda y, como si fuera planeado, una luz le da en la cara a ella y al mismo tiempo a uno de ellos parado ahí viéndola, ella reconoce a Amir con la manos de Gonzo en sus pechos. La luz se mueve de lugar y aprovechando la oscuridad toma de la mano al gordito y se lo lleva entre la gente a la parte de abajo del segundo piso, fuera de la vista del hindú; desde ahí hace señas con la mano a los otros dos rancheros que vengan, con rostro de preocupación, Rodo me dijo que casi quería llorar, “mi ex jefe está ahí arriba” les dijo nerviosa, “¡y ya me vio!”, ellos se miraron sin entender la gravedad, “Si quieres nos vamos de aquí” le dijo el chino, “no entiendes… ¡ya me vio!”, les dijo con lagrimas en los ojos, “conoce a mi esposo… ¡le va a decir que me vió aquí de puta!”. “Tranquilízate, amor” le dijo Rodo “mejor piensa que podemos hacer”, estuvieron unos minutos observando las posibilidades pero todo parecía ir mal, “Mira…” le dijo por fin Rodo “yo digo que agarres al toro por los cuernos” ella lo miró extrañada, “vé allá arriba y salúdalo… todo tranquilo… y en la plática, dile que no le vaya a decir nada a Rick”, los otros dos asintieron, ella se tapó la boca meditando, luego se dio valor y sonriendo les dijo: “tienes razón, es la única salida”, “y si se pone necio,” le dijo el chino “lo esperamos allá afuera y lo amenazamos para que no diga nada”. En esas estaban cuando a lo lejos, Amir venía bajando las escaleras con su celular en la oreja tratando de hablar en medio de la música, rumbo al baño “Ese es” les dijo. Quedaron de acuerdo, así que Gonzo y el chino se fueron a sentar y Rodo quedó de acompañarla, fueron y ella le pidió a Rodo que la esperara mientras se arreglaba en el baño. Mientras ella iba, Amir salió igual con su celular en la oreja y pasó junto a Rodo sin verlo. Luego Maggie salió del baño, y ya era otra, más que segura de sí misma, lucía hermosa, se había arreglado el maquillaje y medio mojado su cabello de trencitas, así que el agua que le escurría, mojaba su blusa justo en el área de los pezones haciendo la tela semitransparente; subieron las escaleras y ella le dijo que la esperara junto a la barra del segundo piso, luego fue contoneando la cintura hasta la mesa de los hindúes, Amir estaba de espaldas a ella, así que le hizo señas a los otros que no dijeran nada y fue y le tapó los ojos a su exjefe; éste se paró un tanto asustado y al ver que era ella se deshizo en abrazos y saludos, sin quitar el brazo de la cintura de mi esposa, le presentó a los otros tres que estaban con él y la invitó a sentarse con ellos y volvió a sentarse, pero ella le dijo que solo había venido a saludarlo porque estaba con unos amigos y sonriéndole le dijo que en otra ocasión; así estuvieron riendo unos minutos, luego ella se despidió, y se agachó poniéndole el culo en la cara al hindú de la izquierda cuyo nombre es Roshan (después contaré su historia)quien solo abrió los ojos y la boca, y dándole un beso en la mejilla le dijo al oído:” ¿verdad que no le vas a decir nada a Rick?”, “pero, claro que no… ¿cómo crees?” le dijo él un tanto nervioso “yo no soy capaz de algo asi… ¿verdad, muchachos?”, los otros asintieron a favor de su amigo. “Entonces te ganaste otro beso” dijo ella seductora y lo volvió a besar en la mejilla, para luego enderezarse y retirarse seguida de las miradas de ellos. Pasando junto a Rodo lo tomó de la mano y bajaron las escaleras, “todo bien” le preguntó Rodo, “Excelente” le dijo ella colgándosele del cuello y besándolo en la boca “ya llévenme al rancho… quiero que me cojan duro”.
Todo esto me lo contó Rodo un tanto divertido, pues sabía que no pasaría a mayores si el hindú me comentaba algo, pero Maggie si estaba muriendo del susto, esto me hizo pensar en nuestro matrimonio,  a ella le encantaba que se la cogieran otros, pero me amaba y no quería separarse de mí. Recordé la vez que cogiendo me contó sus fantasías con su jefe y mi mente morbosa hizo un plan. Dos días después pasé a la estación de gasolina de Amir a la hora que yo sabía que él estaba ahí, entré y lo vi entre los aparadores, obvio, hablando por celular; cuando me vio, rápidamente cortó su llamada y vino hasta mi a saludarme “Rick “ me dijo “¿cómo estás?”, “yo muy bien” le dije, “¿y tu esposa?” me dijo con un tono de burla que noté, “ella muy bien… ¿tienes tiempo de hablar?”, “sí, claro” dijo y me llevó entre los aparadores al área del café, donde hay unas cuantas mesas que los clientes usan para sentarse a desayunar; nos sentamos y me miraba con bastante curiosidad,  “¿así que viste a Maggie el sábado?”, se quedó sin palabras, no atinaba que decir, así que puse mi mano en su hombro con una sonrisa para tranquilizarlo, saqué mi celular y busqué un video que había preparado, lo puse listo y se lo di en la mano, “pon play” le dije; muy extrañado acomodó mi celular en su mano y tocó la pantalla, un gemido se escuchó y rápidamente le bajó el volumen viendo a todos lados, pero nadie había en ese momento en la tienda, más que la chica que atendía, pero estaba distraída. En la pantalla, Maggie estaba desnuda de frente a la cámara, arrodillada, las manos del chino estaban en su cadera y la embestía por detrás haciendo que sus chiches rebotaran suavemente; a cada lado de ella los otros dos rancheros le acercaban a la cara sus pitos duros que ella mamaba con delicia por turnos, las manos de el chino subieron hasta sus chiches y las apretó con fuerza. Fin del video. Amir estaba mudo de la sorpresa, puso el video a andar de nuevo lo cual se me hizo chistoso, porque no atinaba que decir. “yo sé lo que ella hace” le dije, “¿pero… tu estás de acuerdo?” pregunto sin cerrar la boca, “de hecho, yo le conseguí esos cabrones” le dije y le pedí amablemente mi celular. “No entiendo” me dijo viendo a todo lados, puse listo otro video y se lo pase, ya no perdió tiempo y tocó la pantalla: Rodo estaba recostado boca arriba con la verga apuntando al techo y mi esposa se acomodó de espaldas a él, dirigiendo con su mano la punta de la cabezota en su ano, se lo fue metiendo, lento pero firme hasta que sus nalgas quedaron sentadas en la cadera del ranchero, entonces se echó para atrás, lo que hizo que su panocha quedara casi de frente a la cámara y podía verse el tremendo pito dentro de ella, hice un corte porque estuvieron un rato así, para que el culo de mi esposa se amoldara al tronco que tenía al fondo, cuando el chino se acomoda entre sus piernas abiertas, dirigiendo también su pene en la vagina mojada; ella lo miraba con cara casi de dolor, como diciendo “no lo hagas” o tal vez “hazlo”, y sus gemidos se hicieron fuertes cuando el chino la penetró hasta el fondo, empezaron a moverse, las dos vergas entraban y salían de mi esposa y ella solo gemía, otro corte y ya estaba Gonzo cogiéndosela por la boca, así que todos sus agujeros estaban ocupados con las carnes de ellos. Fin del video. “¿Y por qué me muestras esto?” me dijo sin quitar la mirada del celular y reproduciendo el video una vez más, “¿te gustaría cogerte a mi esposa?” le dije con tranquilidad, él dudó, tal vez pensando que me enojaría con una respuesta positiva, “puedes hablar abiertamente” le dije “no me voy a molestar”, ahora si puso el video en la mesa, “ella me gusta mucho” me dijo lentamente “ …creo que a cualquiera le gustaría acostarse con ella”. “Ella me confesó que le gustaría saber cómo besas” le dije, “¿de veras?” me dijo sorprendido “¿ella te dijo?”, y le conté lo que ella me había confesado. Amir estaba contento, pero le expliqué que ella no tenía idea de que yo sabía de sus amantes, así que él tenía permiso de enamorarla como él quisiera, siempre y cuando no me delatara, nos dimos la mano y le dije que pensaría un plan para que ellos pudieran tener sexo tranquilamente. “¿Me podrías mandar esos videos?” me preguntó tímidamente.
La oportunidad llegó menos de una semana después, era el cumpleaños de Maggie y queríamos celebrarlo en familia, una cena con sus dos hermanas y sus novios, y yo invitaría a Amir, y como sería un jueves, todos tendrían que irse temprano para trabajar al día siguiente, yo me haría el borracho y ella se quedaría sola con el hindú. “¿Estás seguro que puedo hacer lo que quiera?” me preguntó el último día antes de la cena, aún temía que yo cambiara de parecer, “ya viste los videos” le dije, “¿crees que me voy a espantar?”, así quedamos y me fui a mi trabajo.
“¿¡Invitaste a Amir!? Me reclamó mi esposa cuando le dije, “si, ¿Qué tiene de malo?” pregunté mirándola con desconfianza, “nada,” me dijo tratando de calmarse para no hacerme preguntar mas, “pensé que solo era cena familiar”, “nadie dijo eso” le insistí, “lo vi en la gasolinera y platicando le dije de la cena y lo invité, y dijo que si”, ella se mostraba molesta, por miedo que el hindú fuera a delatar que la vio siendo manoseada por los rancheros; la miré con toda la sospecha que pude “¿sabe algo que no quieres que se sepa?”, ella fingió molestia, “¡ay, claro que no!... invita a quien se te de la gana” y se fue a sus quehaceres. Amir me dijo después que ella pasó a la gas a decirle que se excusara y no fuera a la cena, pero él insistió y prometió no decir nada de lo que vio, así que ella aceptó. El día de la cena, Amir llegó a tiempo y con una botella de vino bueno, cenamos y bromeamos mucho con mis cuñadas; yo notaba las miradas que había entre ellos; el hindú era el alma de la fiesta y le cayó bien a todos, incluso porque solo comió ensalada, olvidamos que ellos no comen carne… pero él quería otro tipo de comida. Maggie traía puesta una falda blanca, larga pero pegadita delineando sus caderas y trasero y una blusa delgada de tirantitos de espagueti, que enmarcaba sus buenas tetas y dejaba ver buena parte cada vez que se agachaba, incluso sus cuñados se daban gusto con la vista. A eso de las diez de la noche mis cuñadas comenzaron a irse y yo ya fingía estar borracho, cuando la última de mis cuñadas iba de salida con el novio, yo insistí en acompañarlos para dejar a mi esposa y su ex jefe solos, pero cuando salieron en su auto, corrí a la ventana del comedor, que yo había dejado previamente semiabierta para oír lo que decían, además la cortina transparente me dejaba verlos bien sin que ellos me vieran a mí. Maggie estaba poniendo los platos en el lavavajillas, y Amir platicaba junto a ella mirando el escote, “no seas mala” le dijo “platícame de tus amigos”, ella reía también, ya afectada por el vino “eso es privado” le dijo coqueta, “solo son amigos”, “pues eso no fue lo que vi” le dijo él, “los dejas hacerte cosas que no son de amigos”, “y eso que no viste lo demás” se rieron divertidos, “oye,” le dijo el hindú rosándole el brazo con la mano, “entonces yo quiero ser tu amigo, ¿me dejas?”, ella lo empujó quedito, “ya deja eso, no quiero que Rick te oiga”. “Está bien… pero ¿me dejas ser tu amigo?” le preguntó, esta vez acariciándole la piel de la espalda en la parte entre la blusa y la falda mientras ella estaba agachada girando la perilla del aparato y lo echaba a andar. “ya deja eso, te dije” miró hacia la puerta por encima del hombro “ya va a regresar, mi esposo”, pero el tipo, al ver que ella no se molestaba,  se aventuró y la abrazó por la cintura, y sus rostros quedaron muy cerca. “Dame un beso y te dejo en paz” le dijo “antes que vuelva Rick”, ella forcejeó pero de una manera débil, “no, ¿cómo crees?... suéltame” pero reía divertida, así que el hindú metió su cara y le besaba el cuello, cosa que a ella le calienta mucho, y su forcejeo bajó aun mas de nivel; yo me apretaba el miembro sobre el pantalón cuando él se le pegó a la boca en un beso húmedo, “¡ya es tuya!” pensé, “ahora necesito hacerme a un lado”; dí vuelta a la casa y antes de abrir hice ruido como tropezando con la puerta, para darles tiempo de separarse; las luces de la sala estaban apagadas y no las prendí, y cuando fui a la cocina, ya estaban sentados a la mesa a cada lado con sus copas de vino en la mano como unos santitos. “¡Amir!” le dije fingiendo mas borrachera de la que sentía, me serví mas vino y me lo tomé de un solo trago, “tú eres como mi hermano, cabrón”, él también se notaba mareado pero aún lúcido, igual que Maggie, “vengan a la sala, la fiesta va a empezar” me siguieron, con manos torpes encendí el estéreo y puse esa música de reggaetón que a mi esposa le calienta solo de oírla, el hindú se sentó en el sofá y yo jalé a mi mujer, “baila, mi amor” le dije raspando las palabras “muévete rico como tú sabes hacerlo”, “ya estas borracho” me dijo sonriendo, “me encanta como mueves el culo” le dije en español para calentarla, obvio que él no entendió, ella jaló su ajustada falda hasta sus rodillas y comenzó a mover sus caderas sensualmente; la mirada de Amir no se quitaba del trasero de Maggie que resaltaba con sus movimientos y con la pegada falda. “¡perréame, mi amor!” le dije, entonces ella me dio la espalda y su trasero se restregaba en mi miembro ya duro, yo la sujeté por las caderas para darle más fuerza al rozamiento y le hice al hindú una cara de morbo que lo hizo reír, “¿eso es un baile?” preguntó excitado, “la verdad, no” le dije riendo “es puro cachondeo”, mi esposa se volteó y me dio un empujoncito, “es solo un baile” me reprendió, yo me senté como si estuviera cansado, ella se quejó diciendo que quería bailar mas, entonces señalando a Amir, le dije que lo sacara a bailar a él; ella fue y lo levantó del sofá, y ya estando de pié ella se movía sexy  frente a él, yo fingía quedarme dormido en el sillón, la semioscuridad de la sala y la luz de la cocina pegándoles a ellos en la cara, hacía que ellos no notaran mis ojos semiabiertos, viendo toda la acción. “¡Perréalo, mi amor!” aún grité, pero ya sin fuerzas fingiendo quedarme dormido; ella se dio vuelta y comenzó a tallar sus nalgas en la entrepierna de él que solo estaba ahí parado sonriendo sin hacer nada; Maggie me daba miraditas para ver si yo la veía, pero estoy seguro que no lo notaba, entonces girando la cadera tomó las manos del tipo y se las puso en las caderas “agárrame así… fuerte” le dijo en voz baja que sonaba muy sexy, y su trasero subía y bajaba sintiendo la erección evidente del hindú. Su falda estaba ya muy arriba, cuando ella me dio otra mirada y para convencerla dejé salir ronquidos leves pero audibles, entonces ella se volteó, rodeó con sus brazos el cuello de su ex jefe y subiendo su pierna al costado de él, le dijo:”agárrame la pierna”, él obedeció le sostuvo la pierna, poniendo la rodilla casi hasta su axila, para que los movimientos hicieran rosar su panocha en el bulto duro que ya era notorio; sus miradas estaban fijas entre ellos; por la posición, su falda se arremangó hasta la cintura, dejando ver las deliciosas nalgas divididas por la cintita de la tanga; una vez más ella volteó a verme y mis ronquidos se hicieron más fuertes, así que puso las manos de Amir en sus glúteos y sus bocas se prendieron en un beso apasionado; las manos del tipo acariciaban las nalgas de mi esposa sintiendo sus sexos rosarse con fuerza. Yo también ya tenía una fuerte erección y no pude evitar un fuerte eructo que los hizo separarse, fue cuando ella acomodó su falda, vino hasta mí y me dijo con ternura: “vamos a llevarte al cuarto para que duermas”, “si, mi amor” le contesté raspando las palabras como medio dormido “ya estoy bien pedo”; Amir se acomidió a ayudarle y me levantaron entre los dos, llevándome hasta la puerta de nuestra recámara, donde le dije:”ya, ya, aquí nomas… yo puedo solo” y me tumbé pesadamente en la cama hasta oír la puerta cerrarse. Entonces me levanté rápido pero en silencio, le puse el seguro a la puerta, corría la ventana que da al jardín trasero y la abrí despacito, para salir al frio de la noche; corrí al frente de la casa para ver a través de la ventana de la sala a oscuras, pero no los podía ver, estaban en algún punto donde la cortina y la oscuridad no me dejaban vista, de pronto la luz de prendió, estaban junto a la puerta donde me dejaron besándose apasionadamente y prendieron la luz sin querer, rieron divertidos, las manos del hindú estaban en las nalgas de mi esposa ya con la falda en la cintura otra vez. Ella lo jaló de la mano y lo sentó en el sofá donde yo había fingido quedarme dormido y se montó a horcajadas sobre él para seguir con los besos y manoseos;  yo me bajé los pantalones para dejar salir mi miembro al aire de la noche y masturbarme a gusto, toda la acción estaba siendo grabado por el reloj-cámara de la sala. Maggie dejó de besarlo para sacar por su cabeza la blusita blanca que arrojó al sillón de junto y le dio sus tetas en la boca para que se las chupara. Amir se dio gusto chupándolas, mordiendo los pezones con suavidad hasta dejárselas mojadas de saliva, luego, ella se bajó y arrodillada en el suelo, le desabrochó el pantalón para bajárselo a los muslos y dejar salir la tremenda verga venosa y de un color gris casi negro, a ella no le importó el color porque se la metió en la boca y comenzó a mamar frenéticamente de tal manera que él levantó el rostro al techo con los ojos cerrados y suspirando; la cabeza de Maggie subía y bajaba a todo lo largo del miembro, luego él se inclinó hacia adelante y acariciaba la espalda desnuda de mi esposa, ella le dijo algo que no escuché y él dijo que si. Ella se levantó de ahí y le dijo quedito:”desnúdate” y fue y se metió en el cuarto que tenemos vacío donde guardamos cosas sin usar, pensé que quería coger ahí dentro y maldije porque no podría verlos, pero Amir ya estaba sin ropa cuando ella salió del cuarto ya sin zapatos y una gruesa cobija que tendió sobre la alfombra de la sala, luego sabiendo que el tipo la miraba, se puso de espaldas a él y se bajó la falda hasta los pies para sacársela, él solo abrió los ojos viéndola agacharse y parar el culo a unos centímetros de su cara; ella se dio vuelta y lo puso de pié tomándolo de las manos, para arrodillarse y seguir con la mamada; esta vez podía ver en todo su esplendor la boca de mi esposa devorando la verga de su ex jefe apretándole los huevos. Pronto, él ya estaba sujetando la cabeza de ella para hacer el mete y saca más rápido y ella con las manos en sus piernas solo se dejaba manejar; a veces él se detenía y se agachaba para besarla en la boca. Me vine a chorros en las plantas bajo la ventana. Mi esposa se puso de pie y después de otro apasionado beso, se quitó la tanga, se puso de rodillas sobre el sillón, de espaldas al hindú y le ofreció su excelente trasero para que la penetrara, así que él la tomó de las caderas y apuntando su miembro se lo metió de un golpe que la hizo suspirar; se quedaron quietos unos momentos mientras se besaban, ella torciendo su cuello hacia atrás con las manos de él en sus chiches. Luego empezó el movimiento de mete y saca, primero lento y suave, provocando suspiros de ellos, pero luego, mas rápido y salvaje, jalando el cabello de mi esposa y chocando en sus caderas con ruidos secos. Maggie se vino ruidosamente aunque trataba de callarse, entonces él aminoró su movimiento hasta hacerse tierno otra vez. Se besaron otra vez, y él, sin dejar de besarla, la acostó sobre la cobija del suelo y le abrió las piernas en el aire lo mas que pudo para contemplar la raja abierta y depilada, se agachó y le escupió en la panocha y le lamió su propia saliva devorándole la rajada y el ano, luego le escupió de nuevo, dejó las piernas de ella en el piso y acercó su cadera para volver  a metérsela hasta el fondo, haciéndola gemir. Aunque era la pose del misionero, la calentura estaba a mil y me vine de nuevo. El golpeteo de las caderas y los gemidos se alcanzaban a escuchar a través de la ventana semi abierta, cuando lo oí decirle al oído:”ponte de perrito”, ella se apartó un poco y se puso en esa posición deliciosa, parando las nalgas para que Amir se las agarrara y siguiera cogiéndosela. Me calienta cogerme a mi esposa en esa pose, y más ver que se la coge otro así también. El hindú le daba unas buenas metidas a mi esposa y ella gemía de placer pero con cara de dolor, agarrandola de las caderas y jalandole el cabello.“¡me vengo!” le dijo él, “si… vente ahí dentro” le dijo ella sensualmente “…lléname con tu leche”; la cara del hindú se desfiguró de placer al soltar sus chorros de leche dentro de la vagina de mi esposa. Sin sacársela, se recostaron exhaustos y estuvieron unos minutos descansando, “eres una diosa” le dijo Amir, ella solo sonrió, “oye, y ¿te acuestas con esos amigos?” ella se volteó para encararlo y le dijo orgullosa que si, “¿con los tres?”, ella asintió “a veces juntos a veces por separado” le dijo mi esposa, “¿Y cómo te gusta más?”, ella sonrió y se besaron con ternura “cuando me cogen los tres es más sabroso” le dijo. Amir pareció escuchar un ruido y volteó hacia la recámara “¿Y si Rick se despierta?”, ella lo abrazó de nuevo para darle confianza sin saber que el hindú sabía que yo no los interrumpiría, “él está muy borracho” le dijo “ya no se va a despertar hasta mañana”, ella sabía muy bien que cuando me empedo, nada me despierta hasta la mañana siguiente; luego se levantó y lo ayudó a pararse. “¿Te puedes quedar más tiempo?” le preguntó abrazándolo por el cuello, “Soy tuyo hasta que tú quieras” y se besaron otra vez, “Ven” le dijo ella tomándolo de la mano, “vamos a darnos un baño”, Amir la siguió y se metieron al baño, entonces yo, acomodando mis pantalones fui a meterme al cuarto por la ventana y me acosté satisfecho, no se cuanto tiempo pasó y escuché el ruido de que trataban de abrir la puerta del cuarto pero lo ignoré; me hubiera gustado verlos bañándose pero, bueno, ni modo. Al otro día, Maggie estaba dormidita en el sillón, cuando despertó me dijo que cuando me metieron al cuarto, Amir se despidió y se fue, y ella trató de entrar al cuarto a dormir pero estaba con seguro, así que se durmió en la sala, pero al revisar los videos, después de que se bañaron, siguieron cogiendo en la sala casi otra hora. A mi me gustaría contar lo que pasó ahi, pero a veces pienso que mis relatos son muy largos y no quiero aburrir a nadie, si ustedes les gustaría, dejenme saber.

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