Marcelo entró en el baño y encontró a Teresa esperándolo con los brazos cruzados y una cara enojada. Ella planeaba fingirse molesta por su presencia en el restaurante pero la verdad era que no le gustó ser ignorada por todo ese tiempo que el chico no la llamó y sobretodo por el botarle en la cara su nueva conquista.
-Tu que te crees…
Teresa no logra terminar la frase que el bully le agarra de su cuello y la pega a la fría pared del baño haciendo un poco de presión sobre su garganta. Su presa era firme, sus dedos casi le cerraban el cuello y la sorpresa de ese gesto la asustó un poco. Marcelo no perdió tiempo y la besó ahí como estaban, en esa posición. Eran solo pocos días que la madre de Pedro no sentía los labios del chico pero eso para ella era demasiado tiempo.
Teresa se dejó ir y correspondió el beso con la misma pasión sin importarle que alguien podía sorprenderlos de un momento al otro. Sentir la fuerza y el control que ejercitaba Marcelo sobre ella hicieron que se moje aún más de lo que ya estaba.
-Tengo buenos gustos no crees?
-mmm…que?
Teresa todavía con los ojos cerrados y en estado de calentura no logró entender la pregunta.
-El vestido…te queda muy bien linda.
-…si…gracias.
Marcelo no quería que la mujer se despertará de su estado en el que estaba así que con su otra mano alzó el vestido y puso su mano entre las piernas de ella comenzando a masturbarla lentamente.
-Tu si que eres una perra verdad?
-Aaaj…mmm…si
-Que dijiste?
-Aaah, si, si, soy una perra.
-Mira nomas como estabas mojada…te hacía falta mi verga verdad?
-Mmm…
-Respondeme perra.
-Si, si, aaj…me hacía falta.
-Jajaja.
Los dedos de Marcelo aumentan la velocidad provocando aún más placer a su mujer. Teresa estaba maravillada por la habilidad del joven, su velocidad y sus movimientos eran perfectos, asta sabía masturbarla mejor que ella misma.
Después de un rato, para Teresa llegó un grande orgasmo que le hizo cerrar los ojos y apretar fuerte el lavabo. Cuando abrió los hijos Marcelo estaba delante de ella chupándose sus dedos lo que la excitó más.
-Mmm, me gusta tu sabor perra.
El bully no esperó respuesta y la jaló del cuello asta entrar en un baño y con su pie cerró la puerta.
-Es tu turno.
Teresa sabía perfectamente que quería pero ahora estaba en un baño, un lugar tan sucio para hacer eso, su esposo estaba sentado afuera esperándola y era probable que alguien entrara y se diera cuenta de lo que pasaba. En ese momento era irrelevante, al contrario todo eso la calentaba aún más.
No tardó ni un segundo después de la orden del chico y se bajó de cuclillas donde notó los pantalones de su amante rellenados por su erección. Los abrió lo más rápido posible y dejó salir la bestia enjaulado que saliendo fue a golpear en la cara a la mujer; esto a causa de la poca distancia entre la parte baja de Marcelo y la cara de ella debida al poco espacio de la cabina.
Teresa se tragó toda la verga que podía yendo atrás y adelante con grande entusiasmo que sólita parecía quererse ahogar con el miembro del chico.
GLACK…GLACK…CLACK
La saliva que caía llegaba a ensuciar el piso y el escote de la esposa de Felipe que en ese momento decía al camarero que quería esperar un poco más para ordenar.
-GLACK…GLACK…GLACK
-Asi me gustas puta, muy bien.
Marcelo no necesitaba guiar la cabeza de Teresa porque ya sólita demostraba grande maestría en atragantarse con su verga. De repente los dos escuchan alguien entrar al baño. Dos mujeres, amigas, se podía reconocer del modo en que hablaban. Los amantes se miraron, ella desde abajo y el desde arriba.
Teresa comienza a mamar de nuevo el miembro de su macho sin importarle ser escuchada. Como era previsible un silencio se creó afuera de la cabina del baño; las dos mujeres se dieron cuenta de lo que pasaba y se mandaban miradas cómplices y risitas.
GLACK…GLACK…GLACK
La mamada continuaba mientras una de ellas, la más valiente se acercaba para escuchar mejor y dar un vistazo a la parte de abajo para tener hacerse una idea de quien cometía el acto. Pudo ver solo unos pies de hombre y los pies de una mujer de cuclillas con tacos que tenía un vestido rojo el cual tocaba el piso del baño.
Esas dos mujeres se fueron después de poco tiempo riendo esta vez más fuerte. Teresa las escuchó y comenzó a preocuparse. “Si Felipe las ve salir riendo, si sospecha algo o si viene a buscarme?” Sus preocupaciones aumentaban pero la velocidad a la que se tragaba la verga no diminuia.
-Prepárate perra.
Marcelo se agarró con una mano la verga y la apuntó sobre la cara de la esposa de Felipe. Cuatro abundantes cargas de semen se estrellaron sobre la cara de Teresa que las recibió de manera tan natural que parecía una profesionista.
-Podemos parar?
-Quieres parar?
-No, digo si, es que…mi marido, el me está esperando y podría venirme a buscarme.
-Mmm…Ok, como quieres.
Teresa estaba sorprendida. Marcelo le dejó elegir a ella. El bully se sube el pantalón y sale de la cabina del baño mientras Teresa se lava la cara y limpia lo que podía ser limpiado de su vestido.
-Amm…Yo voy.
Teresa le dice a Marcelo pero el la ignora ya que estaba escribiendo en su celular.
Felipe sentado como idiota en la mesa quería ponerse de pie y buscar a su esposa pero justo apenas se levantó de su asiento, vio pasar cerca de él una chica rubia con vestido negro muy apretado y revelador. La chica tenía seguramente la edad de su hijo Pedro pero por como se movía entendió que tenía la experiencia de vida de una mujer adulta. Sabía que no tenía que probar esos deseos por alguien que no fuese su esposa pero no pudo evitarlo. Aunque sí la chica no era bella como su Teresa seguramente su cuerpo juvenil, sus pechos perfectos, no tan grandes y ese trasero respingón le deban una apariencia muy erótica.
Saliendo del baño Teresa se encontró delante esa chica que de mal modo entró el baño golpeando su espalda con la suya y diciendo- Permiso. Teresa sabía de que se trataba. Esa jovencita tan orgullosa era la acompañadora de Marcelo y juzgando por su vestido y su cara era también su puta. Los celos crecían otra vez.
-Teresa, que pasó? Estaba para ir a buscarte.
-Oh, nada. Nomas quería ajustarme el vestido y ajustar mi maquillaje.
-Si, veo…te lo quitaste.
-No se, me pareció que talvez había exagerado esta vez.
-Para eres siempre bellísima tesoro.
-Gracias Felipe.
La copia de casados ordenó y comenzó a comer la cena mientras los ojos de Teresa estaban fijos a la puerta del baño esperando que alguien salga. Ella sabía que la muy puta se estaba haciendo follar por Marcelo, una follada que tenía que ser para ella pero ahora se encontraba sentada a una meza con su marido en ves de estar en el baño gozando de la verga del bully de su hijo.
Inmediatamente alejó esos pensamientos de su cabeza reconociendo lo malos que eran pero lo que no pudo quitar fueron los celos.
Pasó una hora y nadie salía del baño pero en cambio había notado un par de mujeres casi de su edad reírse mirándola a ella. Ellas sabían. En el mismo tiempo la gente con las mesas mas cerca a la puerta del baño comenzaban a agitarse un poco y hablar entre ellos como disgustados. Ella no podía escuchar pero la gente cerca sí. Marcelo estaba destrozando a la rubia adentro el baño de las mujeres y seguramente era tan bueno que el ruido comenzó a escucharse asta afuera.
Una cosa que notó Teresa era que los hombres eran los disgustados y ofendidos pero las mujeres no estaban muy agitadas, al contrario, ponían la mano sobre la boca y se miraban entre ellas como divertidas.
La cena terminó solo un poco después y los dos casados regresaron a casa pero sin que Marcelo y la rubia salieran del baño. Teresa se esforzaba para contener su frustración. El le había dejado elegir y ella escogió regresar ande su marido lo que causó que fuese la rubia a ser follada y no ella.
Teresa apenas llegó a casa se metió bajo la ducha y sacó de su escondite su nuevo dildo. Se quedó adentro casi una hora para al final lograr calmar su deseo de verga, por lo menos un poco. Al entrar a su cuarto, Felipe la esperaba para terminar la noche haciendo el amor, algo que ella se sintió obligada a hacer para sostener su mentira de que esa cena fue placentera.
Mientras su esposo dormía, la esposa se quedó despierta pensando al echo talvez Marcelo ya la había sustituido con una jovencita lo que haría su orgullo y su autoestima.
Sin que se lo esperase llegó un mensaje de parte del chico que le pedía sus planes para el día siguiente.
-Yo todos los domingos voy a mi iglesia con mi familia.
-Esta bien, entonces nos veremos mañana.
-Que? Pero tengo estar con mi familia. Nunca faltamos ni un día a la iglesia. Si no voy seguramente sospecharan algo.
-Eso se resuelve rápido. Donde es tu iglesia?
A Teresa le comenzó a latir rápido el corazón porque había entendido lo que Marcelo quería hacer y lo mismo no dudó en darle la dirección.
-A que hora?
-Mas o menos a las 11.
-Ponte los aretes.
Un ultimo gota de lógica se quedó en la cabeza de Teresa la cual trató de hacerle cambiar idea al chico.
-Por favor, encontrémonos de otra manera. Mañana será demasiado arriesgado.
-Como quieras.
-Enserio?
-Si, tu ve tranquila a leer la biblia con tu familia, yo me quedaré a casa y talvez invite a una amiguita.
Los celos crecieron otra vez. Marcelo le había recordado a Teresa que el podía tranquilamente encontrar a otra mujer que lo complazca, como esa noche con la rubia. Ella sabía de no poder pasar otro día sin la verga del bully especialmente si sería otra quien la gustara a su puesto. El chico sabía bien como manipularla, siempre si eso se podía definir manipulación.
-Ok, entonces veámonos mañana.
-Asi me gustas linda.
-Pero te lo ruego, trata de no dar en el ojo.
Marcelo no responde. Teresa sabe que la súplica que le hizo valía también para si misma porque ella también tenía que tener cuidado en dejarse llevar por la calentura.
El día después mientras la familia desayunaba la buena madre y esposa tan religiosa se maquillada con mucha atención para lucir lo mejor posible para el bully pero sin exagerar y llamar demasiado la atención de la gente. Ella no solía usar maquillaje los domingos, solo en pocas ocasiones pero su deseo de impresionar al joven era demasiado fuerte. Sabía muy bien que había decidido dejarse ir a sus instintos cuando estaba con Marcelo pero este la empujaba cada ves más a cruzar nuevos límites. Sentía un poco de vergüenza por lo que estaba haciendo: maquillarse para encontrar a su amante en la casa del señor. Nunca pensó que podía estar en una situación símil, cometer adulterio en la misma iglesia donde juró amor eterno a su amado esposo.
-Ya estás lista Teresa?
-Si, ahora vengo.
Teresa se pone sus aretes y baja las escaleras mientras sus hijos y su marido la esperaban listos para salir. Desde lejos parecían una familia feliz y todos los miraban como ejemplo de como tenía que ser una familia. En la iglesia todos los saludaban con gran respeto y amistad, amigos y gente que no los conocían; esto gracias a Teresa porque ella solía organizar algunas de las más generosas y más exitosas obras de bien como donaciones a la cruz roja, a los pobres de la ciudad y un grupo de soporte para mujeres en dificultad. Teresa se aprendió a hacer querer en la comunidad de la iglesia, también por los mismos padres y monjas.
-Teresa! Buen día hija, como estas?
-Muy bien padre, usted?
-Mi espalda me esta matando pero por el resto todo bien. Y Felipe y los niños?
-Muy buen, están allá.
Teresa le señala al padre la posición de su familia y ellos le saludan en medio de la gente.
-Teresa hija mía, ven conmigo que quiero presentarte a una persona.
-Amm ok.
La buena mujer estaba distraída en ese momento tratando de encontrar con la vista a Marcelo.
-Kimiko te presento a Teresa, Teresa esta es Kimiko.
El padre le había presentado a una linda mujer asiática, más baja que ella, vestida bien y muy conservadora.
-Buenos días.
-Buenos días Kimiko, es un placer.
El padre les llevó a una parte aislada de la gente y explicó que Kimiko era una mujer en dificultad con su familia y su matrimonio, ósea que necesitaba la ayuda de una mujer de altos morales, temorosa de Dios y madre y esposa perfecta como Teresa. El padre no bajó en los detalles pero le hizo entender que era algo importante.
Aunque sí Teresa estaba con la mente de otra parte se esforzó de escucharle a Kimiko mientras cada 30 segundos botaba un ojo a la puerta de la iglesia para ver si Marcelo llegaba.
Kimiko era una mujer de 28 años que vino a vivir en este país desde que tenía 4 años con sus padres a causa del trabajo de su papá. Fue crecida con una educación muy severa y anticuada lo que le impidió de vivir muchas experiencias en su vida. Ella no tenía muchos amigos pero entre ellos estaba Kenji, su amigo de infancia que después de años se convirtió en su esposo.
Mientras Kimiko contaba de su vida la conversación fue interrumpida por el inicio de la misa. Las dos se fueron a sentar a sus puestos, Teresa cerca de su familia y Kimiko toda sola de otra parte, pero primero se dieron sus números de celular para continuar a charlar en otro momento.
Ya habían pasado como 15 minutos y desde afuera se logra escuchar el sonido de un moto que llegaba.
Era el. Marcelo entró en la grande iglesia como si el fuera el dueño buscando con la mirada donde sentarse. Teresa se había dado cuenta de que había llegado y su conchita comenzó a mojarse otra vez mientras Pedro veía al bully que lo había atormentado por tanto tiempo venir en su dirección.
Continua...
-Tu que te crees…
Teresa no logra terminar la frase que el bully le agarra de su cuello y la pega a la fría pared del baño haciendo un poco de presión sobre su garganta. Su presa era firme, sus dedos casi le cerraban el cuello y la sorpresa de ese gesto la asustó un poco. Marcelo no perdió tiempo y la besó ahí como estaban, en esa posición. Eran solo pocos días que la madre de Pedro no sentía los labios del chico pero eso para ella era demasiado tiempo.
Teresa se dejó ir y correspondió el beso con la misma pasión sin importarle que alguien podía sorprenderlos de un momento al otro. Sentir la fuerza y el control que ejercitaba Marcelo sobre ella hicieron que se moje aún más de lo que ya estaba.
-Tengo buenos gustos no crees?
-mmm…que?
Teresa todavía con los ojos cerrados y en estado de calentura no logró entender la pregunta.
-El vestido…te queda muy bien linda.
-…si…gracias.
Marcelo no quería que la mujer se despertará de su estado en el que estaba así que con su otra mano alzó el vestido y puso su mano entre las piernas de ella comenzando a masturbarla lentamente.
-Tu si que eres una perra verdad?
-Aaaj…mmm…si
-Que dijiste?
-Aaah, si, si, soy una perra.
-Mira nomas como estabas mojada…te hacía falta mi verga verdad?
-Mmm…
-Respondeme perra.
-Si, si, aaj…me hacía falta.
-Jajaja.
Los dedos de Marcelo aumentan la velocidad provocando aún más placer a su mujer. Teresa estaba maravillada por la habilidad del joven, su velocidad y sus movimientos eran perfectos, asta sabía masturbarla mejor que ella misma.
Después de un rato, para Teresa llegó un grande orgasmo que le hizo cerrar los ojos y apretar fuerte el lavabo. Cuando abrió los hijos Marcelo estaba delante de ella chupándose sus dedos lo que la excitó más.
-Mmm, me gusta tu sabor perra.
El bully no esperó respuesta y la jaló del cuello asta entrar en un baño y con su pie cerró la puerta.
-Es tu turno.
Teresa sabía perfectamente que quería pero ahora estaba en un baño, un lugar tan sucio para hacer eso, su esposo estaba sentado afuera esperándola y era probable que alguien entrara y se diera cuenta de lo que pasaba. En ese momento era irrelevante, al contrario todo eso la calentaba aún más.
No tardó ni un segundo después de la orden del chico y se bajó de cuclillas donde notó los pantalones de su amante rellenados por su erección. Los abrió lo más rápido posible y dejó salir la bestia enjaulado que saliendo fue a golpear en la cara a la mujer; esto a causa de la poca distancia entre la parte baja de Marcelo y la cara de ella debida al poco espacio de la cabina.
Teresa se tragó toda la verga que podía yendo atrás y adelante con grande entusiasmo que sólita parecía quererse ahogar con el miembro del chico.
GLACK…GLACK…CLACK
La saliva que caía llegaba a ensuciar el piso y el escote de la esposa de Felipe que en ese momento decía al camarero que quería esperar un poco más para ordenar.
-GLACK…GLACK…GLACK
-Asi me gustas puta, muy bien.
Marcelo no necesitaba guiar la cabeza de Teresa porque ya sólita demostraba grande maestría en atragantarse con su verga. De repente los dos escuchan alguien entrar al baño. Dos mujeres, amigas, se podía reconocer del modo en que hablaban. Los amantes se miraron, ella desde abajo y el desde arriba.
Teresa comienza a mamar de nuevo el miembro de su macho sin importarle ser escuchada. Como era previsible un silencio se creó afuera de la cabina del baño; las dos mujeres se dieron cuenta de lo que pasaba y se mandaban miradas cómplices y risitas.
GLACK…GLACK…GLACK
La mamada continuaba mientras una de ellas, la más valiente se acercaba para escuchar mejor y dar un vistazo a la parte de abajo para tener hacerse una idea de quien cometía el acto. Pudo ver solo unos pies de hombre y los pies de una mujer de cuclillas con tacos que tenía un vestido rojo el cual tocaba el piso del baño.
Esas dos mujeres se fueron después de poco tiempo riendo esta vez más fuerte. Teresa las escuchó y comenzó a preocuparse. “Si Felipe las ve salir riendo, si sospecha algo o si viene a buscarme?” Sus preocupaciones aumentaban pero la velocidad a la que se tragaba la verga no diminuia.
-Prepárate perra.
Marcelo se agarró con una mano la verga y la apuntó sobre la cara de la esposa de Felipe. Cuatro abundantes cargas de semen se estrellaron sobre la cara de Teresa que las recibió de manera tan natural que parecía una profesionista.
-Podemos parar?
-Quieres parar?
-No, digo si, es que…mi marido, el me está esperando y podría venirme a buscarme.
-Mmm…Ok, como quieres.
Teresa estaba sorprendida. Marcelo le dejó elegir a ella. El bully se sube el pantalón y sale de la cabina del baño mientras Teresa se lava la cara y limpia lo que podía ser limpiado de su vestido.
-Amm…Yo voy.
Teresa le dice a Marcelo pero el la ignora ya que estaba escribiendo en su celular.
Felipe sentado como idiota en la mesa quería ponerse de pie y buscar a su esposa pero justo apenas se levantó de su asiento, vio pasar cerca de él una chica rubia con vestido negro muy apretado y revelador. La chica tenía seguramente la edad de su hijo Pedro pero por como se movía entendió que tenía la experiencia de vida de una mujer adulta. Sabía que no tenía que probar esos deseos por alguien que no fuese su esposa pero no pudo evitarlo. Aunque sí la chica no era bella como su Teresa seguramente su cuerpo juvenil, sus pechos perfectos, no tan grandes y ese trasero respingón le deban una apariencia muy erótica.
Saliendo del baño Teresa se encontró delante esa chica que de mal modo entró el baño golpeando su espalda con la suya y diciendo- Permiso. Teresa sabía de que se trataba. Esa jovencita tan orgullosa era la acompañadora de Marcelo y juzgando por su vestido y su cara era también su puta. Los celos crecían otra vez.
-Teresa, que pasó? Estaba para ir a buscarte.
-Oh, nada. Nomas quería ajustarme el vestido y ajustar mi maquillaje.
-Si, veo…te lo quitaste.
-No se, me pareció que talvez había exagerado esta vez.
-Para eres siempre bellísima tesoro.
-Gracias Felipe.
La copia de casados ordenó y comenzó a comer la cena mientras los ojos de Teresa estaban fijos a la puerta del baño esperando que alguien salga. Ella sabía que la muy puta se estaba haciendo follar por Marcelo, una follada que tenía que ser para ella pero ahora se encontraba sentada a una meza con su marido en ves de estar en el baño gozando de la verga del bully de su hijo.
Inmediatamente alejó esos pensamientos de su cabeza reconociendo lo malos que eran pero lo que no pudo quitar fueron los celos.
Pasó una hora y nadie salía del baño pero en cambio había notado un par de mujeres casi de su edad reírse mirándola a ella. Ellas sabían. En el mismo tiempo la gente con las mesas mas cerca a la puerta del baño comenzaban a agitarse un poco y hablar entre ellos como disgustados. Ella no podía escuchar pero la gente cerca sí. Marcelo estaba destrozando a la rubia adentro el baño de las mujeres y seguramente era tan bueno que el ruido comenzó a escucharse asta afuera.
Una cosa que notó Teresa era que los hombres eran los disgustados y ofendidos pero las mujeres no estaban muy agitadas, al contrario, ponían la mano sobre la boca y se miraban entre ellas como divertidas.
La cena terminó solo un poco después y los dos casados regresaron a casa pero sin que Marcelo y la rubia salieran del baño. Teresa se esforzaba para contener su frustración. El le había dejado elegir y ella escogió regresar ande su marido lo que causó que fuese la rubia a ser follada y no ella.
Teresa apenas llegó a casa se metió bajo la ducha y sacó de su escondite su nuevo dildo. Se quedó adentro casi una hora para al final lograr calmar su deseo de verga, por lo menos un poco. Al entrar a su cuarto, Felipe la esperaba para terminar la noche haciendo el amor, algo que ella se sintió obligada a hacer para sostener su mentira de que esa cena fue placentera.
Mientras su esposo dormía, la esposa se quedó despierta pensando al echo talvez Marcelo ya la había sustituido con una jovencita lo que haría su orgullo y su autoestima.
Sin que se lo esperase llegó un mensaje de parte del chico que le pedía sus planes para el día siguiente.
-Yo todos los domingos voy a mi iglesia con mi familia.
-Esta bien, entonces nos veremos mañana.
-Que? Pero tengo estar con mi familia. Nunca faltamos ni un día a la iglesia. Si no voy seguramente sospecharan algo.
-Eso se resuelve rápido. Donde es tu iglesia?
A Teresa le comenzó a latir rápido el corazón porque había entendido lo que Marcelo quería hacer y lo mismo no dudó en darle la dirección.
-A que hora?
-Mas o menos a las 11.
-Ponte los aretes.
Un ultimo gota de lógica se quedó en la cabeza de Teresa la cual trató de hacerle cambiar idea al chico.
-Por favor, encontrémonos de otra manera. Mañana será demasiado arriesgado.
-Como quieras.
-Enserio?
-Si, tu ve tranquila a leer la biblia con tu familia, yo me quedaré a casa y talvez invite a una amiguita.
Los celos crecieron otra vez. Marcelo le había recordado a Teresa que el podía tranquilamente encontrar a otra mujer que lo complazca, como esa noche con la rubia. Ella sabía de no poder pasar otro día sin la verga del bully especialmente si sería otra quien la gustara a su puesto. El chico sabía bien como manipularla, siempre si eso se podía definir manipulación.
-Ok, entonces veámonos mañana.
-Asi me gustas linda.
-Pero te lo ruego, trata de no dar en el ojo.
Marcelo no responde. Teresa sabe que la súplica que le hizo valía también para si misma porque ella también tenía que tener cuidado en dejarse llevar por la calentura.
El día después mientras la familia desayunaba la buena madre y esposa tan religiosa se maquillada con mucha atención para lucir lo mejor posible para el bully pero sin exagerar y llamar demasiado la atención de la gente. Ella no solía usar maquillaje los domingos, solo en pocas ocasiones pero su deseo de impresionar al joven era demasiado fuerte. Sabía muy bien que había decidido dejarse ir a sus instintos cuando estaba con Marcelo pero este la empujaba cada ves más a cruzar nuevos límites. Sentía un poco de vergüenza por lo que estaba haciendo: maquillarse para encontrar a su amante en la casa del señor. Nunca pensó que podía estar en una situación símil, cometer adulterio en la misma iglesia donde juró amor eterno a su amado esposo.
-Ya estás lista Teresa?
-Si, ahora vengo.
Teresa se pone sus aretes y baja las escaleras mientras sus hijos y su marido la esperaban listos para salir. Desde lejos parecían una familia feliz y todos los miraban como ejemplo de como tenía que ser una familia. En la iglesia todos los saludaban con gran respeto y amistad, amigos y gente que no los conocían; esto gracias a Teresa porque ella solía organizar algunas de las más generosas y más exitosas obras de bien como donaciones a la cruz roja, a los pobres de la ciudad y un grupo de soporte para mujeres en dificultad. Teresa se aprendió a hacer querer en la comunidad de la iglesia, también por los mismos padres y monjas.
-Teresa! Buen día hija, como estas?
-Muy bien padre, usted?
-Mi espalda me esta matando pero por el resto todo bien. Y Felipe y los niños?
-Muy buen, están allá.
Teresa le señala al padre la posición de su familia y ellos le saludan en medio de la gente.
-Teresa hija mía, ven conmigo que quiero presentarte a una persona.
-Amm ok.
La buena mujer estaba distraída en ese momento tratando de encontrar con la vista a Marcelo.
-Kimiko te presento a Teresa, Teresa esta es Kimiko.
El padre le había presentado a una linda mujer asiática, más baja que ella, vestida bien y muy conservadora.
-Buenos días.
-Buenos días Kimiko, es un placer.
El padre les llevó a una parte aislada de la gente y explicó que Kimiko era una mujer en dificultad con su familia y su matrimonio, ósea que necesitaba la ayuda de una mujer de altos morales, temorosa de Dios y madre y esposa perfecta como Teresa. El padre no bajó en los detalles pero le hizo entender que era algo importante.
Aunque sí Teresa estaba con la mente de otra parte se esforzó de escucharle a Kimiko mientras cada 30 segundos botaba un ojo a la puerta de la iglesia para ver si Marcelo llegaba.
Kimiko era una mujer de 28 años que vino a vivir en este país desde que tenía 4 años con sus padres a causa del trabajo de su papá. Fue crecida con una educación muy severa y anticuada lo que le impidió de vivir muchas experiencias en su vida. Ella no tenía muchos amigos pero entre ellos estaba Kenji, su amigo de infancia que después de años se convirtió en su esposo.
Mientras Kimiko contaba de su vida la conversación fue interrumpida por el inicio de la misa. Las dos se fueron a sentar a sus puestos, Teresa cerca de su familia y Kimiko toda sola de otra parte, pero primero se dieron sus números de celular para continuar a charlar en otro momento.
Ya habían pasado como 15 minutos y desde afuera se logra escuchar el sonido de un moto que llegaba.
Era el. Marcelo entró en la grande iglesia como si el fuera el dueño buscando con la mirada donde sentarse. Teresa se había dado cuenta de que había llegado y su conchita comenzó a mojarse otra vez mientras Pedro veía al bully que lo había atormentado por tanto tiempo venir en su dirección.
Continua...
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