Buenas! Algunos me había escrito que querían nuevos relatos, de otras andanzas.
¡Acá les va un poquito de eso!
Les dejo una primera parte de cómo Pauli me agigantó los cuernos el año nuevo pasado.
Ese fin de semana se terminaba el 2022, y comenzaba el 2023, exactamente el domingo. No teníamos días vacacionales en esas semanas del año, pero igual decidimos irnos a la playa en Rocha como para cambiar de aires, y comenzar el año con buenas vibras. No lo profesamos, pero internamente los dos creemos en la energía, y, desde un lugar super espiritual, y semi religioso, creemos que tienen algo que ver con el porvenir. Con ese motor, comenzar el año en la playa, con el aire del mar, seguro traería buenas cosas.
Adelantamos laburo de lunes a jueves, para poder tener el viernes libre y poder sumarle un día al descanso. A veces pensamos que, en lugar de sumar un día de descanso, nos complicamos la vida en los 4 días previos, en los que andamos como locos para poder cumplir con todo lo que hay que hacer en 5 días. Lo cierto es que parece peor el remedio que la enfermedad, pero nos hacemos la trampita mental que nos hace felices.
Nos levantamos temprano el viernes de mañana. Ya teníamos todo pronto desde la noche anterior. Desayunamos algo rápido, cargamos y salimos a la ruta. Los viajes en auto con Pauli son muy divertidos. Mientras que ella es una gran cebadora de mates y contadora de chistes, yo soy un gran conductor/DJ. Se juntan varios temas de conversación el las 3 horas que dura el viaje, con temas de la actualidad, el futuro y el pasado. En general no son charlas cachondas, pero este viaje se ve que era excepcional. Durante un trayecto largo estuvimos charlando acerca de nuestra relación, las cosas que nos gustaban, y yo no pude evitar traer el tema de nuestra vida cuckold, y lo tranquila que venía para esos entonces. Recordamos algunas andanzas de Pauli. Ella recordó como se sentía explorando este estilo de vida. "Me hace sentir una reina", me decía. "Lo que más me gusta es sentirme deseada. Que el pibe está caliente conmigo", agregaba. Podía sentir como mi pijaba se llenaba y vaciaba de sangre, varias veces. Al final, como siempre, terminamos cambiando de tema naturalmente, y la cosa se quedó allí, en el aire.
Llegamos a Rocha corriendo por dejar las cosas medianamente acomodadas en la casa, meter un cambio de ropas y salir corriendo para la playa.
Pauli se había puesto una bikini color azul marino (ponele, no soy experto en colores) que yo ya conocía de otros veranos, con la parte de abajo bastante grande, pero que terminaba en colaless. La parte de arriba era una tira entera que le envolvía las tetas, sin exponer demasiado.
Durante lo que quedaba entre ese momento de la mañana, y la hora en la que el sol es algo realmente peligroso para la salud, nos quedamos allí al sol leyendo, jugando a la paleta, charlando, y chusmeando lo que la gente a nuestro alrededor hacía. En la playa que estábamos había algunas familias, otras parejas, y varios grupos de jóvenes que estaban en la de ellos. Yo estaba atento a todas las miradas que iban a Pauli, intentando que no se me escape ninguna. Me encanta que la miren, que la deseen, que fantaseen con ella. Me gusta imaginar cómo fantasean con cogerla. Me calienta mucho, silenciosamente. Cuando veo algún candidato interesante para Pauli, si me animo, intento contárselo a ver si la entusiasmo. Esa mañana pasó sin pena ni gloria. Yo estaba relajado, y Pauli también.
Cuando sentímos que el sol estaba muy fuerte, decidimos subir de la playa, y buscar un lugar para comer. Hacía realmente mucho calor, por lo que Pauli solo se puso el buzito calado que tenía para ponerse arriba, pero no se puso el short. Así salimos caminando, entonces, con Pauli entangada. Yo, a drede, iba caminando unos pasos más atrás de Pauli, para irle mirando todo el ojete mientras subíamos. Justo cuando subíamos, nos cruzamos con un grupo de 5 chicos, de entre 20 y 25 años, que venian bajando. Estoy seguro que Pauli debe haber pensado que son unos irresponsables con su salud, y que no se tenían que exponer al sol tanto. En cambio los chicos, que la miraron todos, algunos disimuladamente y otros con más atrevimiento, seguro estaban pensando en como le acabarían todas las tetas, o cómo le correrían la bombachita a un lado, y le enterrarían su pija en su concha, que seguro estaría un poco mojada. Quizás hasta alguno, más osado, estaba pensando en lo lindo que sería enfiestarla junto a sus amigos, y que le chupara la verga mientras su mejor amigo la cogía en cuatro. Los terminamos de pasar, y estaba seguro que alguno se dio vuelta para mirarle el ojete.
Almorzamos en un lindo bolichito playero, y con la panza llena nos fuimos a dormir una siesta, ya con otro mood.
A la tarde salimos a tomar unos mates por ahí, paseamos, y comimos cosas ricas. Todo muy amorosamente hecho.
Esa noche decidimos quedarnos a cenar en la casa que habíamos alquilado, fumarnos uno, ponernos música en casa, tomarnos unos fernet, cenar temprano y acostarnos temprano, así estábamos descansados para la noche vieja, La casa era muy lida, con un parillerito afuera, un ambiente abajo que hacía de living/comedor/cocina que tenía un sillón, la tele, una especie de living con un sofá de dos cuerpos, y otro de uno, y una mesa redonda con 3 sillas. El dormitorio estaba en la parte de arriba, por escalera, y tenía una especie de balcón/terraza bastante amplio, como para disfrutar a pleno.
La cosa se puso linda en la terraza, y en un momento los dos estábamos bastante entonados, la música sonaba bastante bien, y el aire se estaba espesando un poco. Nos empezamos a chuponear en cada cambio de tema, y seguíamos bailando, tomando y fumando. Después empezamos a chuponearnos entre los temas, y después ya la cosa se desmadró. "¡Ay! Chupame la concha", me dijo entrando al dormitorio mientras ágilmente se deslizaba la parte de abajo de la bikini, exponiendo la marca que dejaba ver que el sol del día ya le había bronceado la piel.
Como sabrán, no soy mucho de desobedecer las comandas de Pauli, y en esta ocasión no iba a haber excepción. Entré lo más rápido que pude detrás de ella al dormitorio. Ni bien crucé el umbral, ella ya estaba sentada al borde de la cama, invitándome con sus piernas abierta, mientras yo caía por el peso de ansiedad por comer concha.
Énterré mi cabeza en su concha, y empecé a comérsela como todo cornudo sabe que le gusta a su hotwife. Me la comí como si fuera un manjar, y la lamía y mordí hasta que me acabó toda la boca. "¡Dame pija! ¡Quiero Pija!", me dijo Pauli ya con más sensación de poder que antes, evidentemente. Me incorporé tan rápido como pude. Ya tenía la pija hecha un fierro. Ella se recostó hacia atrás y yo la agarré y se la fui metiendo despacito, con cuidado. La llené de pija. Sentí todas las paredes de su concha caliente abrazandome la pija, y su cuerpo cambiando de nivel de tensión cuando terminé de metersela toda. "¡Uy! ¡Qué rico!", dijo mientras yo empezaba a aumentar el ritmo, y darle lo que se merecía. Se ve que ella estaba muy caliente, porque no demoró mucho en acabarse de nuevo.
Ahí me pidió cambiar de posición, y que ella fuera arriba. Se sentó en mi verga, mientras yo la agarraba y le devoraba las tetas con la mirada. Me cogía desesperadamente, erguida encima de mi pija. De repente se avalanzó sobre mí y puso su cabeza al lado, y me empezó a coger toda apretada contra mí, haciendo mucha presión.
No sé en qué momento se me cruzó esto por la cabeza, pero sin querer queriendo le dije, "Se ve que tu novio no te coge nada bien, ¿Eh, putita?", me tiré el lance. Y prendió. Pauli empezó a acabarse presionando su concha contra mi pelvis, como si quisiera que mi pija la atravesara de lado a lado. Quedó como temblando un poco. Aproveché y la dí vuelta y nos puse en posición de misionero, con la intención de redoblar la apuesta.
"¿Eh? Se nota que no te coje bien tu novio", profundicé dandole con fuerza. "No, me coje muy mal. Por eso tengo que conseguirme otras pijas que me cojan bien", me contestó Pauli agarrándose las tetas, con cara de puta, haciendo que mi pija sintiera una electricidad que avecinaba una próxima acabada. Salí del personaje y le dije casi que rogando "Me encanta que te cojas otras pijas, mi amor. ¡Por favor cojete más pijas!". "Sí, mi amor. ¡Me voy a cojer otras pijas! ¡Muchas pijas divinas!", me respondió toda caliente y gozada. Y ahí me partió un rayo, mi pija le inundó la concha de leche, yo me fui de mi cuerpo por unos segundos, y cuando volví en mí caí a su lado diciéndole cuánto la amaba. Así terminó la primer noche de nuestras cortas vacaciones, nuestro cierre de año viejo, y nuestro comienzo del año nuevo.
Dormimos mucho esa noche, descansamos bárbaro y nos levantamos felices. No era novedad, era una sensación frecuente en nuestra relación.
Desayunamos rico, le dedicamos tiempo a la preparación, que fuese variada y rica. Obviamente, yo me encargue de cocinarlo y servirlo, mientras que Pauli salió de la cama cuando ya estaba pronto, y bajó su hermoso cuerpo bronceado hacia la planta baja. Nos dimos ambos una ducha mañanera, y nos aprontamos para ir a la playa. Como ella se vistió mientras yo estaba bañándome, no llegué a ver qué se había puesto para la playa. Arriba llevaba una remera corta de algodón, y una pollera de colores, corta, bien veraniega.
¡Qué sorpresa linda me llevé una vez que nos instalamos en la playa! Pauli estaba de estreno. Se había comprado una bikini totalmente negra, con tiras. Eran tres triangulitos bastante pequeños que cubrían eficientemente sus pezones, pero que dudosamente cubrirían su concha en su totalidad. Como hacía mucho calor cuando llegamos, lo primero que hicimos fue tirarnos directamente al agua.
La población de la playa era muy similar a la del día anterior, pero como ya era sábado a la mañana se notaba que había más gente en la playa. Había menos espacio entre grupo y grupo. Nuestra cosas estaban instaladas cerca de la orilla, y mientras estábamos boludeando en el agua con Pauli, junto a nuestras cosas se instaló un grupo de 3 chicos, de entre 30 y 35 años. Los tres eran bastante desparejos entre sí, pero claramente entre ellos destacaba uno alto, con físico de surfista.
Me dio un poco de sed dentro del mar, por lo que salí antes que Pauli. Me senté en la reposera a tomar agua, y escuché las charlas banales que tenían los chicos junto a nosotros. Nada fuera de lo normal. En un momento, uno de ellos dijo de ir a meterse al mar. Al mismo tiempo Pauli decidía salir del mar, caminando lentamente, lo que iba a hacer que se iba a cruzar con este grupo de chicos, y yo por supuesto no quería perder ningún detalle de ese cruce.
Puauli salía del mar con su cuerpo todo mojado, las tetas le bamboleaban lentamente y los triángulos de su bikini se convertían en los trabajadores del mes intentando tapar lo que había que tapar. Por supuesto que desde mi posición pude ver como los tres chicos, incluído el surfista alto, le clavaban los ojos y se la cogían con la mirada. Ella venía mirándome a mí, sonriendo, pero cuando se cruzó con el alto, que iba caminando detrás de sus colegas, lo miró fijo a la cara, con la misma sonrisa que me estaba dirigiendo a mí segundos antes. Nunca la había visto hacer algo de eso. Me dejó de cara.
No pude decirle ni una palabra de lo que había visto. Había quedado sin reacción. Cuando ella llegó, me pidió la botella de agua, con total naturalidad, como si nada hubiese pasado. Y se sentó en su reposera. Me charló de trivialidades, sin hacer ninguna referencia a nada de lo sucedido. Yo seguía atónito.
Al rato los chicos salieron del mar, y se ubicaron junto a sus cosas, retomando la charla y las risas. Eran claramente tres chicos que habían ido al balneario en busca de fiesta.
Pasaron menos de cinco minutos desde que ellos había salido del mar cuando Pauli decidió que quería tomar sol boca abajo, sacó el pareo, lo tiró frente a mí, y se acostó boca abajo a tomar sol, ¡Pero con el culo apuntando al grupo de chicos! Seguramente, además de estársela cogiendo con la mente, seguro los 3 estaban pudiendo ver algo de su concha, porque seguro que esa bikini no alcanzaba a taparla toda en esa posición. A mí ya me salía espuma por la boca, y un mono con platillos golpeaba en mi cabeza.
¿Qué le estaba pasando a mi novia?
Esto continúa en algunos días ya saben en donde. Los que no sepan, pregunten que no molestan.
¡Acá les va un poquito de eso!
Les dejo una primera parte de cómo Pauli me agigantó los cuernos el año nuevo pasado.
Ese fin de semana se terminaba el 2022, y comenzaba el 2023, exactamente el domingo. No teníamos días vacacionales en esas semanas del año, pero igual decidimos irnos a la playa en Rocha como para cambiar de aires, y comenzar el año con buenas vibras. No lo profesamos, pero internamente los dos creemos en la energía, y, desde un lugar super espiritual, y semi religioso, creemos que tienen algo que ver con el porvenir. Con ese motor, comenzar el año en la playa, con el aire del mar, seguro traería buenas cosas.
Adelantamos laburo de lunes a jueves, para poder tener el viernes libre y poder sumarle un día al descanso. A veces pensamos que, en lugar de sumar un día de descanso, nos complicamos la vida en los 4 días previos, en los que andamos como locos para poder cumplir con todo lo que hay que hacer en 5 días. Lo cierto es que parece peor el remedio que la enfermedad, pero nos hacemos la trampita mental que nos hace felices.
Nos levantamos temprano el viernes de mañana. Ya teníamos todo pronto desde la noche anterior. Desayunamos algo rápido, cargamos y salimos a la ruta. Los viajes en auto con Pauli son muy divertidos. Mientras que ella es una gran cebadora de mates y contadora de chistes, yo soy un gran conductor/DJ. Se juntan varios temas de conversación el las 3 horas que dura el viaje, con temas de la actualidad, el futuro y el pasado. En general no son charlas cachondas, pero este viaje se ve que era excepcional. Durante un trayecto largo estuvimos charlando acerca de nuestra relación, las cosas que nos gustaban, y yo no pude evitar traer el tema de nuestra vida cuckold, y lo tranquila que venía para esos entonces. Recordamos algunas andanzas de Pauli. Ella recordó como se sentía explorando este estilo de vida. "Me hace sentir una reina", me decía. "Lo que más me gusta es sentirme deseada. Que el pibe está caliente conmigo", agregaba. Podía sentir como mi pijaba se llenaba y vaciaba de sangre, varias veces. Al final, como siempre, terminamos cambiando de tema naturalmente, y la cosa se quedó allí, en el aire.
Llegamos a Rocha corriendo por dejar las cosas medianamente acomodadas en la casa, meter un cambio de ropas y salir corriendo para la playa.
Pauli se había puesto una bikini color azul marino (ponele, no soy experto en colores) que yo ya conocía de otros veranos, con la parte de abajo bastante grande, pero que terminaba en colaless. La parte de arriba era una tira entera que le envolvía las tetas, sin exponer demasiado.
Durante lo que quedaba entre ese momento de la mañana, y la hora en la que el sol es algo realmente peligroso para la salud, nos quedamos allí al sol leyendo, jugando a la paleta, charlando, y chusmeando lo que la gente a nuestro alrededor hacía. En la playa que estábamos había algunas familias, otras parejas, y varios grupos de jóvenes que estaban en la de ellos. Yo estaba atento a todas las miradas que iban a Pauli, intentando que no se me escape ninguna. Me encanta que la miren, que la deseen, que fantaseen con ella. Me gusta imaginar cómo fantasean con cogerla. Me calienta mucho, silenciosamente. Cuando veo algún candidato interesante para Pauli, si me animo, intento contárselo a ver si la entusiasmo. Esa mañana pasó sin pena ni gloria. Yo estaba relajado, y Pauli también.
Cuando sentímos que el sol estaba muy fuerte, decidimos subir de la playa, y buscar un lugar para comer. Hacía realmente mucho calor, por lo que Pauli solo se puso el buzito calado que tenía para ponerse arriba, pero no se puso el short. Así salimos caminando, entonces, con Pauli entangada. Yo, a drede, iba caminando unos pasos más atrás de Pauli, para irle mirando todo el ojete mientras subíamos. Justo cuando subíamos, nos cruzamos con un grupo de 5 chicos, de entre 20 y 25 años, que venian bajando. Estoy seguro que Pauli debe haber pensado que son unos irresponsables con su salud, y que no se tenían que exponer al sol tanto. En cambio los chicos, que la miraron todos, algunos disimuladamente y otros con más atrevimiento, seguro estaban pensando en como le acabarían todas las tetas, o cómo le correrían la bombachita a un lado, y le enterrarían su pija en su concha, que seguro estaría un poco mojada. Quizás hasta alguno, más osado, estaba pensando en lo lindo que sería enfiestarla junto a sus amigos, y que le chupara la verga mientras su mejor amigo la cogía en cuatro. Los terminamos de pasar, y estaba seguro que alguno se dio vuelta para mirarle el ojete.
Almorzamos en un lindo bolichito playero, y con la panza llena nos fuimos a dormir una siesta, ya con otro mood.
A la tarde salimos a tomar unos mates por ahí, paseamos, y comimos cosas ricas. Todo muy amorosamente hecho.
Esa noche decidimos quedarnos a cenar en la casa que habíamos alquilado, fumarnos uno, ponernos música en casa, tomarnos unos fernet, cenar temprano y acostarnos temprano, así estábamos descansados para la noche vieja, La casa era muy lida, con un parillerito afuera, un ambiente abajo que hacía de living/comedor/cocina que tenía un sillón, la tele, una especie de living con un sofá de dos cuerpos, y otro de uno, y una mesa redonda con 3 sillas. El dormitorio estaba en la parte de arriba, por escalera, y tenía una especie de balcón/terraza bastante amplio, como para disfrutar a pleno.
La cosa se puso linda en la terraza, y en un momento los dos estábamos bastante entonados, la música sonaba bastante bien, y el aire se estaba espesando un poco. Nos empezamos a chuponear en cada cambio de tema, y seguíamos bailando, tomando y fumando. Después empezamos a chuponearnos entre los temas, y después ya la cosa se desmadró. "¡Ay! Chupame la concha", me dijo entrando al dormitorio mientras ágilmente se deslizaba la parte de abajo de la bikini, exponiendo la marca que dejaba ver que el sol del día ya le había bronceado la piel.
Como sabrán, no soy mucho de desobedecer las comandas de Pauli, y en esta ocasión no iba a haber excepción. Entré lo más rápido que pude detrás de ella al dormitorio. Ni bien crucé el umbral, ella ya estaba sentada al borde de la cama, invitándome con sus piernas abierta, mientras yo caía por el peso de ansiedad por comer concha.
Énterré mi cabeza en su concha, y empecé a comérsela como todo cornudo sabe que le gusta a su hotwife. Me la comí como si fuera un manjar, y la lamía y mordí hasta que me acabó toda la boca. "¡Dame pija! ¡Quiero Pija!", me dijo Pauli ya con más sensación de poder que antes, evidentemente. Me incorporé tan rápido como pude. Ya tenía la pija hecha un fierro. Ella se recostó hacia atrás y yo la agarré y se la fui metiendo despacito, con cuidado. La llené de pija. Sentí todas las paredes de su concha caliente abrazandome la pija, y su cuerpo cambiando de nivel de tensión cuando terminé de metersela toda. "¡Uy! ¡Qué rico!", dijo mientras yo empezaba a aumentar el ritmo, y darle lo que se merecía. Se ve que ella estaba muy caliente, porque no demoró mucho en acabarse de nuevo.
Ahí me pidió cambiar de posición, y que ella fuera arriba. Se sentó en mi verga, mientras yo la agarraba y le devoraba las tetas con la mirada. Me cogía desesperadamente, erguida encima de mi pija. De repente se avalanzó sobre mí y puso su cabeza al lado, y me empezó a coger toda apretada contra mí, haciendo mucha presión.
No sé en qué momento se me cruzó esto por la cabeza, pero sin querer queriendo le dije, "Se ve que tu novio no te coge nada bien, ¿Eh, putita?", me tiré el lance. Y prendió. Pauli empezó a acabarse presionando su concha contra mi pelvis, como si quisiera que mi pija la atravesara de lado a lado. Quedó como temblando un poco. Aproveché y la dí vuelta y nos puse en posición de misionero, con la intención de redoblar la apuesta.
"¿Eh? Se nota que no te coje bien tu novio", profundicé dandole con fuerza. "No, me coje muy mal. Por eso tengo que conseguirme otras pijas que me cojan bien", me contestó Pauli agarrándose las tetas, con cara de puta, haciendo que mi pija sintiera una electricidad que avecinaba una próxima acabada. Salí del personaje y le dije casi que rogando "Me encanta que te cojas otras pijas, mi amor. ¡Por favor cojete más pijas!". "Sí, mi amor. ¡Me voy a cojer otras pijas! ¡Muchas pijas divinas!", me respondió toda caliente y gozada. Y ahí me partió un rayo, mi pija le inundó la concha de leche, yo me fui de mi cuerpo por unos segundos, y cuando volví en mí caí a su lado diciéndole cuánto la amaba. Así terminó la primer noche de nuestras cortas vacaciones, nuestro cierre de año viejo, y nuestro comienzo del año nuevo.
Dormimos mucho esa noche, descansamos bárbaro y nos levantamos felices. No era novedad, era una sensación frecuente en nuestra relación.
Desayunamos rico, le dedicamos tiempo a la preparación, que fuese variada y rica. Obviamente, yo me encargue de cocinarlo y servirlo, mientras que Pauli salió de la cama cuando ya estaba pronto, y bajó su hermoso cuerpo bronceado hacia la planta baja. Nos dimos ambos una ducha mañanera, y nos aprontamos para ir a la playa. Como ella se vistió mientras yo estaba bañándome, no llegué a ver qué se había puesto para la playa. Arriba llevaba una remera corta de algodón, y una pollera de colores, corta, bien veraniega.
¡Qué sorpresa linda me llevé una vez que nos instalamos en la playa! Pauli estaba de estreno. Se había comprado una bikini totalmente negra, con tiras. Eran tres triangulitos bastante pequeños que cubrían eficientemente sus pezones, pero que dudosamente cubrirían su concha en su totalidad. Como hacía mucho calor cuando llegamos, lo primero que hicimos fue tirarnos directamente al agua.
La población de la playa era muy similar a la del día anterior, pero como ya era sábado a la mañana se notaba que había más gente en la playa. Había menos espacio entre grupo y grupo. Nuestra cosas estaban instaladas cerca de la orilla, y mientras estábamos boludeando en el agua con Pauli, junto a nuestras cosas se instaló un grupo de 3 chicos, de entre 30 y 35 años. Los tres eran bastante desparejos entre sí, pero claramente entre ellos destacaba uno alto, con físico de surfista.
Me dio un poco de sed dentro del mar, por lo que salí antes que Pauli. Me senté en la reposera a tomar agua, y escuché las charlas banales que tenían los chicos junto a nosotros. Nada fuera de lo normal. En un momento, uno de ellos dijo de ir a meterse al mar. Al mismo tiempo Pauli decidía salir del mar, caminando lentamente, lo que iba a hacer que se iba a cruzar con este grupo de chicos, y yo por supuesto no quería perder ningún detalle de ese cruce.
Puauli salía del mar con su cuerpo todo mojado, las tetas le bamboleaban lentamente y los triángulos de su bikini se convertían en los trabajadores del mes intentando tapar lo que había que tapar. Por supuesto que desde mi posición pude ver como los tres chicos, incluído el surfista alto, le clavaban los ojos y se la cogían con la mirada. Ella venía mirándome a mí, sonriendo, pero cuando se cruzó con el alto, que iba caminando detrás de sus colegas, lo miró fijo a la cara, con la misma sonrisa que me estaba dirigiendo a mí segundos antes. Nunca la había visto hacer algo de eso. Me dejó de cara.
No pude decirle ni una palabra de lo que había visto. Había quedado sin reacción. Cuando ella llegó, me pidió la botella de agua, con total naturalidad, como si nada hubiese pasado. Y se sentó en su reposera. Me charló de trivialidades, sin hacer ninguna referencia a nada de lo sucedido. Yo seguía atónito.
Al rato los chicos salieron del mar, y se ubicaron junto a sus cosas, retomando la charla y las risas. Eran claramente tres chicos que habían ido al balneario en busca de fiesta.
Pasaron menos de cinco minutos desde que ellos había salido del mar cuando Pauli decidió que quería tomar sol boca abajo, sacó el pareo, lo tiró frente a mí, y se acostó boca abajo a tomar sol, ¡Pero con el culo apuntando al grupo de chicos! Seguramente, además de estársela cogiendo con la mente, seguro los 3 estaban pudiendo ver algo de su concha, porque seguro que esa bikini no alcanzaba a taparla toda en esa posición. A mí ya me salía espuma por la boca, y un mono con platillos golpeaba en mi cabeza.
¿Qué le estaba pasando a mi novia?
Esto continúa en algunos días ya saben en donde. Los que no sepan, pregunten que no molestan.
13 comentarios - Cuernos gigantes en año nuevo
en donde continua?🤔