En algún punto, todos los hombres por más edad, contextura, forma de ser o color; todos, en el instante donde estamos sometiendo a una mujer nos ponemos locos. Algunos más, otros menos. Algunos podrán y otros ni intentando, llegan a ese punto.
El problema, por lo menos para mí, era que esa puta la estaba viendo dormir con una paz hermosa a mi lado. Una paz mentirosa. Ridícula, manipulada y extraña.
A la mañana siguiente me desperté temprano. Debía ir a trabajar. Pauli lo hizo atrás mío.
- Me duele el culo.- Me dijo, entre quejidos.
- Seguro no por mí.- Respondí, tomando un mate.
- ¡ja! tontito.- Trató de besarme pero me corrí, hábilmente para disimular que algo me dolía.
Era la primera vez que hablábamos tan rápido de lo ocurrido... perdón, no. Mejor dicho, con tanta normalidad.
- Hoy vuelvo tarde. - Le dije, sin mirarla.
- ¿Estamos bien?-
Por primera vez en lo que iba desde que abrió sus ojos, la miré y no dije nada.
- Bueno, veo que no.- Se tomó del pelo y se rascó, como si algo le alterara, - Yo creo que vamos a tener que asumir de una vez por todas que somos esto.-
- Cuando hablamos de esto...- Mordí una tostada con mermelada- ... hablamos de que ahora otro tipo te coge el culo...-
- No, bueno yo...-
- ¡Perdón!- Le interrumpí y tomé un mate. - Además del culo, ahora te cogen la concha. La misma que le dijiste que supuestamente era mía, ¡Ja!-
- ¡ah, sos un pelotudo!- Golpeó la mesa y se fue a la habitación.
Otra más que me decía que era un pelotudo pero paradójicamente, ya no me agradaba que salga de esta boca.
- Mirá, te voy a ser claro. - Me acerqué a la habitación, mientras ella mordía la almohada de bronca. - Me calienta la situación, no voy a mentirte pero no quiero vivirla eternamente y siento que entramos en un loop que sólo cambia el protagonista.-
- ¿Loop? ¿Acabas de decir loop? - Me miró indignada.
- Loop, círculo vicioso, ¡como mierda quieras decirle!-
- Y puede ser que sea así porque nos gusta.-
- ¡A vos! - Grité y miré el techo. - ¡A vos te gusta, Paula! -
- ¿Sólo a mí? ¡ja! Cara dura.-
- A mí también me gusta pero a vos te enloquece. Y esto no es justo.- Respiré profundo.
- ¿Justo? ¿De qué hablas?-
- A vos te re contra garchan y yo termino recibiendo la sobras de eso. -
- ¿De eso? Soy eso... soy la sobras.-
- ¡No!- Aunque un poco lo pensaba. - Dije que el sexo, la calentura, recibo lo último, desganada-
- ¿Y mirar? ¿Que te vea y te hagas tres pajas una atrás de otra viendo? ¿Eso que es? -
Me quedé en silencio. Ella se sentó en la cama, con la almohada en su vientre, quejándose.
- ¡Y me duele el culo por la pelotudez que hice ayer!- Se dijo a ella misma. Respiró profundo. - ¿Que sería más justo?-
- ¿Y si yo me cojo a otra?- Lo tiré, sin mirarla y pensando en Maca.
- ¡¿Qué?! ¡Ni loca!-
- ¡Ah, yo tengo que bancarme ver , y no puedo estar con otra!-
- ¡Vos me llevaste a esto! También fuiste parte de esta decisión. Y cuando ayer vine de la verdulería te había encantando.-
- ¡Si! Pero eso me había encantado, todo lo demás... - Me detuve buscando las palabras. Porque todo lo demás me había re calentado pero no lo deseaba. No lo quería y cuando aparecía, sentía que debía disfrutarlo o no me lo planteaba.
- ¡Ves! ¿Ves?- Se mofó de mí, de mi silencio. - ¿ Qué vamos a hacer, Juan?-
- ¿No podemos ponerle un stop a esto?-
- ¿Y volver a la rutina? ¿Volver a que nada nos pase?-
- Entonces, es obvio que si no podemos ser dos personas "normales", no estamos bien juntos-
- ¿¡"normales"!? Pero ni el viejo pelotudo de Lucio, es capaz de tildarnos o tildarme de anormal. Puta, si. Anormal, no.-
Me senté de espaldas, pensativo. Ella también.
- ¿Qué vamos a hacer?- Le pregunté, tomado de manos, con una pierna temblando de nervios.
- No sé, a mí me gusta...-
Por fin era honesta y directa. Faltaba sólo que lo diga.
- ¿Qué te gusta?-
- Sentirme poseída por otro, mientras vos miras. Sentirme puta, sentir que estás dominado, sentir que te amo y que los uso, ¡No sé!-
Cuánta información me daba y qué poco tiempo para procesar.
- No me gusta sentir que me pisotean.-
- Pero te gusta que se cojan a tu mujer.-
- el culo de mi mujer.- Aclaré al instante.
- ¿Siempre vas a querer ver?-
- ¿Ahora querés coger sin que yo sepa?-
- No, pero por ahí... por ahí te haría mejor que te cuente. -
- No sé, Paula. Ni sé si quiero esto.-
Ella se acercó y me beso. Acarició mi rostro. Quiso abrazarme pero me levanté y busqué el saco.
- Encima vamos a casarnos.-
- ¿Qué tiene que ver eso, Juan?-
Hice un gesto de superación y salí de la habitación.
- ¡Juan! -
- ¿Qué?- Me detuve con la puerta media abierta.
- ¿Querés que probemos que yo haga algo y te cuente?-
Se me quedó mirando.
- Vos tenés ganas, ¿no? Empezá a ser honesta.-
- ¿Te digo la verdad? Ayer me quedé con ganas de sentir toda esa pija en la boca y si me vuelve a frotar el clítoris, acabo al instante.- Sonrió y se mordía un dedo.
- Me parece demasiada información.- Tragué saliva.
- ¿Y esto?- Me tocó la pija un poco dura. - Me parece que te gusta la idea de que te cuente.-
- Hace lo que quieras.- Respondí y salí.
La mañana pasó confundida, no voy a mentirles. Lo cierto es que entrado al mediodía, fui directo a verla a Macarena. Ni siquiera sabía porqué.
Me presenté y estaba en su escritorio. Cuando me vió, abrió los ojos rapidísimo. Se quitó los anteojos, que por cierto le quedaban hermosos, y vino con su cabellera casi rubia, perfecta, rápido hacía donde estaba yo. Se veía sexy con esa pollera de tubo, negra, típica de secretaria.
- Estás hermosa...- Le susurré, antes de que llegue.
- ¿Qué carajo haces acá, Juan? Te pueden ver.- Miraba hacía todos lados, cómo si a alguien le importara yo.
- No me interesa. Si se entera Paula, me hace un favor.-
- Pero a mí, no. -
- Pero a mí, si. Que sea lo que tenga que ser. Quiero estar despojado de todo. -
- ¿Pero a quien te comiste, Juan? ¿Te haces el hippie, socialista, revolucionario?- Susurraba, indignada, tomándome levemente del brazo, mientras sonreía a sus compañeros que compartían diferentes oficinas.
- Me parece un exceso todo lo que dijiste después de lo de Hippie. Quizás, un poco socialista pero de los viejos, los de ahora me pa...-
- ¡Juan!- Me gritó, en voz baja pero ese grito que te pone en alerta - ¿Qué haces acá?- Me apretó el brazo y saludó a una compañera que estaba muy linda y se rió cuando nos vió.
- Quería verte.-
- Hoy no es buen momento -
- ¿Cuando lo es?-
- El viernes.-
- El viernes en tu casa, perfecto - Le di un beso en el cachete y salí.
- ¡No! - Susurraba y trataba de alcanzarme pero yo iba más rápido que ella con esos tacos que le paraban la cola de una forma única.- Juan, vení acá, ¡Juan!-
- Viernes a las 19, después de que salís del gimnasio estoy en tu casa. Chau. - La besé rápido, un pico.
Ella se quedó paralizada. Salí de allí y me fui con mi victoria. Sentía que me recobraba la vida estar con ella y a la vez, la parte oscura que tenía con Paula me daba ese equilibrio tóxico que me permitía no hacerme cargo de nuestra relación, del todo.
Llegué cerca de las 20. Pauli no estaba. Una hora más tarde, yo me había abierto una cerveza, pensando en qué carajo habría pasado para que ella no esté, aunque era más que obvio; Escuché la puerta. Yo estaba sentado en el sillón, viendo la tele.
- Hola...- Le dije, sin mirarla.
Ella cerró la puerta, dejó las llaves sobre la mesa y se arrodilló frente a mí. Tenía el rimel corrido, los pelos todos desordenados. Tenía el mismo jean que el día anterior y una remera negra, liviana.
Empezó a hacer fuerza para sacarme el pantalón.
- Dale... dale...- Me dijo y cuando se rió sentí un olor particular.
Me escupió la pija y empezó a chupármela con fuerza, rápido y me pajeaba para que se me pare.
- Parece que no tenes ganas. - dijo, sin mirarme, pasando su lengua por la cabeza de mí pija. - Quizás si te cuento que fue de Mario...- Y me miró, con la pija en su boca.
- Hace lo que quieras...- Le respondí, está vez ya con los ojos entre cerrados.
- Eso me dijiste hoy y lo hice.... pero con límites.-
Se metía mí pija en la boca y la pajeaba para pararla.
Tipo 19 volvía de la facultad y pensé en que me dijiste que haga lo que quiera y no, que no lo haga. Entonces, me fui a la verdulería y estaba Lucio. Yo no quería ver al viejo y como Mario estaba atendiendo, decidí dar unas vueltas. Estuve indecisa como una hora y pico. Hasta que en la última vuelta, Mario estaba entrando la mercadería.
- ¿Estás sólo? - Le dije, mirando hacia adentro.
- Está Lucio atrás. - Me dijo levantando unos cajones.
- A él no lo quiero ver.-
Mario se rió, ¿podes creer? ¿Y sabes qué hizo? Entró ese cajón, bajó la cortina y dejó todo afuera. Yo entré y me escondí en un costado para que Lucio no me vea.
- Se está, bañando, ¿Qué querés?- Me dijo.
- ¿Me dejas chupartela?- Le sonreí y me arrodillé.
Estaba todo sucio el piso pero no me importó. Le levanté el delantal, le bajé el pantalón y no tenía rico olor pero algo me excitaba y me la metí toda en la boca. Bah... toda, no. Lo que pude.
- Te conté re poquito y ya la tenés parada, amor. - Me dijo Pauli.
- Seguí.- Le dije, ya con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás.
Se la chupé como cinco minutos y no me aguanté más. Me bajé el pantalón, me corrí la tanguita y me puse la pija entre los labios.
- ahg... que enorme que es, por dios...La tenés durísima - Le dije.
- ¿ Nunca tuviste una así?- Me respondió y se reía, mientras me agarraba el culo con fuerza para rozarme toda.
- No, nunca tan grande...- Yo ya estaba como loca. - Seguí... seguí un poquito que acabo... ah...-
Me agarró del pelo y me tiró para atrás la cabeza. Es petiso pero una fuerza tiene. Y eso, eso me sacó.
- Acaba con mi pija adentro. - Dejó de franelearme y estaba tan mojada que de un empujón entró.
- Ahg... shhh... ah... despacio... ah...- Gemía, casi en silencio para que Lucio no escuche.
Y te juro amor. Me dijiste que haga lo que quiera pero me la metió poquito.
-¿Te molesta?-
- Vení y sentate arriba, puta. - Le dije a Pauli que se paró y rápido se sacó el pantalón.
- Dejame la tanguita, así vez cual usé para que me coja el verdulero... ¿Querés que siga contando?-
- Seguí...- Le respondí, viendo su espalda y cogiéndola con fuerza, mientras gemía.
Yo ya estaba toda acabada del franeleo pero cuando sentí su pija, exploté. Me cogió poquito porque no lo dejé.
- Dejame un poco más, así acabo.-
- Te la chupo.- Le respondí y salí, pero me agarró del brazo.
- ¿Cómo está esa cola?- Me abrió los cachetitos del culo.
- Me la lastimaste, bruto.- Si, le bebotee.
Pero como sabía que eso lo calentaba, le agarré la pija y me la metí un poquito. Dejé que me cogiera la puntita. Cuando sentí que se estaba poniendo como un toro, me agaché y se la comí hasta donde pude y tragué, amor. Le tragué la leche, súper fea pero me re calentó.
Para ese momento Pauli saltaba como loca encima mío. Ella gemía y yo estaba que explotaba. Le abrí el culo y seguía colorado, lastimado.
- ¿Donde querés la leche?- Le pregunté, entre gemidos.
- ahg...ahg... Dónde quieras, yo hoy acabé una banda...-
Quería llenarle la concha de leche y estaba llegando.
- Lo pero, Ahg... amor... que cuando acabó en la boca, me hizo limpiarsela y me volvió a hacersela chupar un poco... Ahg... pero escuché que Lucio salía de bañarse y me fui...-
Antes de que termine el relato, yo ya había explotado, cómo adolescente que no se pajea en días. Exploté y la tiré hacia un lado, cómo cuando se coje a alguien con culpa.
Me fui a dormir. En la misma cama. Sin preguntarme si fue verdad o si mintió en algo.
- Estuve leyendo sobre el cuckold.- Me dijo, ya con la luz apagada.
- No creo que sea bueno ponerle un título a todo esto.-
Me fui a dormir, abrazándola. Cerré mis ojos, haciendo cucharita pero pensando en Maca. Pensando en que la aparté en el sillón, como si a la que engañase fuese a su mejor amiga y no a ella.
El problema, por lo menos para mí, era que esa puta la estaba viendo dormir con una paz hermosa a mi lado. Una paz mentirosa. Ridícula, manipulada y extraña.
A la mañana siguiente me desperté temprano. Debía ir a trabajar. Pauli lo hizo atrás mío.
- Me duele el culo.- Me dijo, entre quejidos.
- Seguro no por mí.- Respondí, tomando un mate.
- ¡ja! tontito.- Trató de besarme pero me corrí, hábilmente para disimular que algo me dolía.
Era la primera vez que hablábamos tan rápido de lo ocurrido... perdón, no. Mejor dicho, con tanta normalidad.
- Hoy vuelvo tarde. - Le dije, sin mirarla.
- ¿Estamos bien?-
Por primera vez en lo que iba desde que abrió sus ojos, la miré y no dije nada.
- Bueno, veo que no.- Se tomó del pelo y se rascó, como si algo le alterara, - Yo creo que vamos a tener que asumir de una vez por todas que somos esto.-
- Cuando hablamos de esto...- Mordí una tostada con mermelada- ... hablamos de que ahora otro tipo te coge el culo...-
- No, bueno yo...-
- ¡Perdón!- Le interrumpí y tomé un mate. - Además del culo, ahora te cogen la concha. La misma que le dijiste que supuestamente era mía, ¡Ja!-
- ¡ah, sos un pelotudo!- Golpeó la mesa y se fue a la habitación.
Otra más que me decía que era un pelotudo pero paradójicamente, ya no me agradaba que salga de esta boca.
- Mirá, te voy a ser claro. - Me acerqué a la habitación, mientras ella mordía la almohada de bronca. - Me calienta la situación, no voy a mentirte pero no quiero vivirla eternamente y siento que entramos en un loop que sólo cambia el protagonista.-
- ¿Loop? ¿Acabas de decir loop? - Me miró indignada.
- Loop, círculo vicioso, ¡como mierda quieras decirle!-
- Y puede ser que sea así porque nos gusta.-
- ¡A vos! - Grité y miré el techo. - ¡A vos te gusta, Paula! -
- ¿Sólo a mí? ¡ja! Cara dura.-
- A mí también me gusta pero a vos te enloquece. Y esto no es justo.- Respiré profundo.
- ¿Justo? ¿De qué hablas?-
- A vos te re contra garchan y yo termino recibiendo la sobras de eso. -
- ¿De eso? Soy eso... soy la sobras.-
- ¡No!- Aunque un poco lo pensaba. - Dije que el sexo, la calentura, recibo lo último, desganada-
- ¿Y mirar? ¿Que te vea y te hagas tres pajas una atrás de otra viendo? ¿Eso que es? -
Me quedé en silencio. Ella se sentó en la cama, con la almohada en su vientre, quejándose.
- ¡Y me duele el culo por la pelotudez que hice ayer!- Se dijo a ella misma. Respiró profundo. - ¿Que sería más justo?-
- ¿Y si yo me cojo a otra?- Lo tiré, sin mirarla y pensando en Maca.
- ¡¿Qué?! ¡Ni loca!-
- ¡Ah, yo tengo que bancarme ver , y no puedo estar con otra!-
- ¡Vos me llevaste a esto! También fuiste parte de esta decisión. Y cuando ayer vine de la verdulería te había encantando.-
- ¡Si! Pero eso me había encantado, todo lo demás... - Me detuve buscando las palabras. Porque todo lo demás me había re calentado pero no lo deseaba. No lo quería y cuando aparecía, sentía que debía disfrutarlo o no me lo planteaba.
- ¡Ves! ¿Ves?- Se mofó de mí, de mi silencio. - ¿ Qué vamos a hacer, Juan?-
- ¿No podemos ponerle un stop a esto?-
- ¿Y volver a la rutina? ¿Volver a que nada nos pase?-
- Entonces, es obvio que si no podemos ser dos personas "normales", no estamos bien juntos-
- ¿¡"normales"!? Pero ni el viejo pelotudo de Lucio, es capaz de tildarnos o tildarme de anormal. Puta, si. Anormal, no.-
Me senté de espaldas, pensativo. Ella también.
- ¿Qué vamos a hacer?- Le pregunté, tomado de manos, con una pierna temblando de nervios.
- No sé, a mí me gusta...-
Por fin era honesta y directa. Faltaba sólo que lo diga.
- ¿Qué te gusta?-
- Sentirme poseída por otro, mientras vos miras. Sentirme puta, sentir que estás dominado, sentir que te amo y que los uso, ¡No sé!-
Cuánta información me daba y qué poco tiempo para procesar.
- No me gusta sentir que me pisotean.-
- Pero te gusta que se cojan a tu mujer.-
- el culo de mi mujer.- Aclaré al instante.
- ¿Siempre vas a querer ver?-
- ¿Ahora querés coger sin que yo sepa?-
- No, pero por ahí... por ahí te haría mejor que te cuente. -
- No sé, Paula. Ni sé si quiero esto.-
Ella se acercó y me beso. Acarició mi rostro. Quiso abrazarme pero me levanté y busqué el saco.
- Encima vamos a casarnos.-
- ¿Qué tiene que ver eso, Juan?-
Hice un gesto de superación y salí de la habitación.
- ¡Juan! -
- ¿Qué?- Me detuve con la puerta media abierta.
- ¿Querés que probemos que yo haga algo y te cuente?-
Se me quedó mirando.
- Vos tenés ganas, ¿no? Empezá a ser honesta.-
- ¿Te digo la verdad? Ayer me quedé con ganas de sentir toda esa pija en la boca y si me vuelve a frotar el clítoris, acabo al instante.- Sonrió y se mordía un dedo.
- Me parece demasiada información.- Tragué saliva.
- ¿Y esto?- Me tocó la pija un poco dura. - Me parece que te gusta la idea de que te cuente.-
- Hace lo que quieras.- Respondí y salí.
La mañana pasó confundida, no voy a mentirles. Lo cierto es que entrado al mediodía, fui directo a verla a Macarena. Ni siquiera sabía porqué.
Me presenté y estaba en su escritorio. Cuando me vió, abrió los ojos rapidísimo. Se quitó los anteojos, que por cierto le quedaban hermosos, y vino con su cabellera casi rubia, perfecta, rápido hacía donde estaba yo. Se veía sexy con esa pollera de tubo, negra, típica de secretaria.
- Estás hermosa...- Le susurré, antes de que llegue.
- ¿Qué carajo haces acá, Juan? Te pueden ver.- Miraba hacía todos lados, cómo si a alguien le importara yo.
- No me interesa. Si se entera Paula, me hace un favor.-
- Pero a mí, no. -
- Pero a mí, si. Que sea lo que tenga que ser. Quiero estar despojado de todo. -
- ¿Pero a quien te comiste, Juan? ¿Te haces el hippie, socialista, revolucionario?- Susurraba, indignada, tomándome levemente del brazo, mientras sonreía a sus compañeros que compartían diferentes oficinas.
- Me parece un exceso todo lo que dijiste después de lo de Hippie. Quizás, un poco socialista pero de los viejos, los de ahora me pa...-
- ¡Juan!- Me gritó, en voz baja pero ese grito que te pone en alerta - ¿Qué haces acá?- Me apretó el brazo y saludó a una compañera que estaba muy linda y se rió cuando nos vió.
- Quería verte.-
- Hoy no es buen momento -
- ¿Cuando lo es?-
- El viernes.-
- El viernes en tu casa, perfecto - Le di un beso en el cachete y salí.
- ¡No! - Susurraba y trataba de alcanzarme pero yo iba más rápido que ella con esos tacos que le paraban la cola de una forma única.- Juan, vení acá, ¡Juan!-
- Viernes a las 19, después de que salís del gimnasio estoy en tu casa. Chau. - La besé rápido, un pico.
Ella se quedó paralizada. Salí de allí y me fui con mi victoria. Sentía que me recobraba la vida estar con ella y a la vez, la parte oscura que tenía con Paula me daba ese equilibrio tóxico que me permitía no hacerme cargo de nuestra relación, del todo.
Llegué cerca de las 20. Pauli no estaba. Una hora más tarde, yo me había abierto una cerveza, pensando en qué carajo habría pasado para que ella no esté, aunque era más que obvio; Escuché la puerta. Yo estaba sentado en el sillón, viendo la tele.
- Hola...- Le dije, sin mirarla.
Ella cerró la puerta, dejó las llaves sobre la mesa y se arrodilló frente a mí. Tenía el rimel corrido, los pelos todos desordenados. Tenía el mismo jean que el día anterior y una remera negra, liviana.
Empezó a hacer fuerza para sacarme el pantalón.
- Dale... dale...- Me dijo y cuando se rió sentí un olor particular.
Me escupió la pija y empezó a chupármela con fuerza, rápido y me pajeaba para que se me pare.
- Parece que no tenes ganas. - dijo, sin mirarme, pasando su lengua por la cabeza de mí pija. - Quizás si te cuento que fue de Mario...- Y me miró, con la pija en su boca.
- Hace lo que quieras...- Le respondí, está vez ya con los ojos entre cerrados.
- Eso me dijiste hoy y lo hice.... pero con límites.-
Se metía mí pija en la boca y la pajeaba para pararla.
Tipo 19 volvía de la facultad y pensé en que me dijiste que haga lo que quiera y no, que no lo haga. Entonces, me fui a la verdulería y estaba Lucio. Yo no quería ver al viejo y como Mario estaba atendiendo, decidí dar unas vueltas. Estuve indecisa como una hora y pico. Hasta que en la última vuelta, Mario estaba entrando la mercadería.
- ¿Estás sólo? - Le dije, mirando hacia adentro.
- Está Lucio atrás. - Me dijo levantando unos cajones.
- A él no lo quiero ver.-
Mario se rió, ¿podes creer? ¿Y sabes qué hizo? Entró ese cajón, bajó la cortina y dejó todo afuera. Yo entré y me escondí en un costado para que Lucio no me vea.
- Se está, bañando, ¿Qué querés?- Me dijo.
- ¿Me dejas chupartela?- Le sonreí y me arrodillé.
Estaba todo sucio el piso pero no me importó. Le levanté el delantal, le bajé el pantalón y no tenía rico olor pero algo me excitaba y me la metí toda en la boca. Bah... toda, no. Lo que pude.
- Te conté re poquito y ya la tenés parada, amor. - Me dijo Pauli.
- Seguí.- Le dije, ya con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás.
Se la chupé como cinco minutos y no me aguanté más. Me bajé el pantalón, me corrí la tanguita y me puse la pija entre los labios.
- ahg... que enorme que es, por dios...La tenés durísima - Le dije.
- ¿ Nunca tuviste una así?- Me respondió y se reía, mientras me agarraba el culo con fuerza para rozarme toda.
- No, nunca tan grande...- Yo ya estaba como loca. - Seguí... seguí un poquito que acabo... ah...-
Me agarró del pelo y me tiró para atrás la cabeza. Es petiso pero una fuerza tiene. Y eso, eso me sacó.
- Acaba con mi pija adentro. - Dejó de franelearme y estaba tan mojada que de un empujón entró.
- Ahg... shhh... ah... despacio... ah...- Gemía, casi en silencio para que Lucio no escuche.
Y te juro amor. Me dijiste que haga lo que quiera pero me la metió poquito.
-¿Te molesta?-
- Vení y sentate arriba, puta. - Le dije a Pauli que se paró y rápido se sacó el pantalón.
- Dejame la tanguita, así vez cual usé para que me coja el verdulero... ¿Querés que siga contando?-
- Seguí...- Le respondí, viendo su espalda y cogiéndola con fuerza, mientras gemía.
Yo ya estaba toda acabada del franeleo pero cuando sentí su pija, exploté. Me cogió poquito porque no lo dejé.
- Dejame un poco más, así acabo.-
- Te la chupo.- Le respondí y salí, pero me agarró del brazo.
- ¿Cómo está esa cola?- Me abrió los cachetitos del culo.
- Me la lastimaste, bruto.- Si, le bebotee.
Pero como sabía que eso lo calentaba, le agarré la pija y me la metí un poquito. Dejé que me cogiera la puntita. Cuando sentí que se estaba poniendo como un toro, me agaché y se la comí hasta donde pude y tragué, amor. Le tragué la leche, súper fea pero me re calentó.
Para ese momento Pauli saltaba como loca encima mío. Ella gemía y yo estaba que explotaba. Le abrí el culo y seguía colorado, lastimado.
- ¿Donde querés la leche?- Le pregunté, entre gemidos.
- ahg...ahg... Dónde quieras, yo hoy acabé una banda...-
Quería llenarle la concha de leche y estaba llegando.
- Lo pero, Ahg... amor... que cuando acabó en la boca, me hizo limpiarsela y me volvió a hacersela chupar un poco... Ahg... pero escuché que Lucio salía de bañarse y me fui...-
Antes de que termine el relato, yo ya había explotado, cómo adolescente que no se pajea en días. Exploté y la tiré hacia un lado, cómo cuando se coje a alguien con culpa.
Me fui a dormir. En la misma cama. Sin preguntarme si fue verdad o si mintió en algo.
- Estuve leyendo sobre el cuckold.- Me dijo, ya con la luz apagada.
- No creo que sea bueno ponerle un título a todo esto.-
Me fui a dormir, abrazándola. Cerré mis ojos, haciendo cucharita pero pensando en Maca. Pensando en que la aparté en el sillón, como si a la que engañase fuese a su mejor amiga y no a ella.
1 comentarios - XXVI Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo.