Salí de la casa de Maca, miré hacía todos lados. Le escribí a Pauli y le dije que cerca del mediodía estaría por casa. Que debía arreglar cosas en la oficina. Pasaron rápido las horas, me llevé trabajo a casa que posiblemente no haría en su totalidad. Regresé donde vivía con Pauli.
-Amor...- Escuché su voz y me dolió.
- Pauli...- Le dije y me senté en la mesa, frente a ella.
- Quiero pedirte perdón por todo.- Me tomó de la mano. - Se me fue de las manos y...-
-Paula... en serio. Por el único motivo que me estás pidiendo perdón es porque te enganche en las mentiras.- La miré con un poco de asco.
- No, Juan. En serio. Yo te pido perdón de corazón. Hice cosas que no estuvieron bien y...-
- ¡Ay, Paula! dejate de joder, ¿En serio planteas la charla así?- Yo estaba decidido a que todo se termine.
- Amor... amor... por favor, ¡por favor!- Trató de agarrarme y comenzó a llorar. - Te juro que se fue todo al carajo cuando intenté ser otra mujer y tome de punto a un viejo y...-
- ¿Vas a culpar al viejo ahora?-
- En parte, si.-
- Me imagino que la amenaza de que todos sepan, eso era verdad, ¿no?-
- Si y...- Tomó aire y yo la miré. - No te voy a mentir más.-
Revoleé los ojos. Venía algo más, detrás de todo lo que aún no sabía.
- Ayer me enteré que se lo comentó al verdulero.-
-¿¡Qué!?-
- Si, Juan, ¡Si!- Empezó a llorar más fuerte.
- ¿Ayer lo viste?-
- ¿Te estoy contando que quedé como una puta que le chupa la pija a un viejo y a vos te importa si ayer lo vi? ¡¿Me estás jodiendo?¡-
Me paré, furioso.
- ¡Paula!- Grité. - ¿Quién le va a creer a un viejo? ¡Y si le cree vas a otra puta verdulería de las tres millones que hay a la redonda! ¡Y si se enteran las tres millones de verdulerías a la redonda, te vas a seis cuadras para allá y hay otras tres millones! ¡Y si no queda una puta verdulería en la zona, nos mudamos o dejamos de comer verduras!- Exclamé, furioso.
<<¿Nos? ¿Dije nos? ¿Seguimos siendo?>> me pregunté, mientras ella se tomaba de las rodillas, sobre la silla.
- Tenés razón, Juan. Yo... no sé, me convertí en una puta asquerosa que le calienta todo...- Susurró el final.
- ¿Te calienta que el verdulero sepa?-
Hubo un silencio. Me indigné todavía más. Me indigné pero pensé en Maca y en qué quizás, esto era necesario.
- Mejor me voy.-
- ¡Por favor! ¡No lo hagas, por favor!- Me agarró del brazo, se abalanzó sobre mí. - Esto también fue tu culpa, por favor...-
- ¿Mi culpa? ¿Que ayer lo hayas visto fue mi culpa? ¿Que me hayas mentido fue mi culpa? ¿Que me ocultes no se cuantas cosas fue mí culpa?- Me alteraba en cada pregunta y golpeaba mi pecho a la vez.
- ¡Vos también me ocultas te cosas!-
Me puse pálido. Ya sabía la verdad, ¿La sabía? ¿Cómo? ¿Y si fue todo una manipulación de ellas? Y si en realidad...
- A vos todo esto siempre te calentó. - Me dijo y me alivié.- ¿Te olvidas cuando me hacías poner en la ventana a chuparte la pija arrodillada y me preguntabas si me gustaría que me vean y me preguntabas de mis ex?-
- ¿Qué tiene que ver?-
- ¡Hacete cargo, Juan!-
Estaba furioso. Ella volvió a sentarse y la miraba con odio.
- Ayer vino el viejo a despedirse. -
- ¿Sabía dónde vivíamos? mirá vos...-
- ¡Se lo dijo el verdulero, Juan! - Se cruzó de brazos y me dejó de mirar. - Abrí la puerta pensando que eras vos y me lo encontré acá. Le habrán abierto abajo y pasó, yo que sé. -
- Ah, mirá que casualidad.-
- Sos un flor de pelotudo...- Me miró y Volvió a relatar como si se lo hubiese pedido.
- ¿Qué hace acá? -
- Nena, vine a pedirle disculpas...-
- Ya hizo bastante, váyase.-
En ese momento, se empezó a sentir mal y me pidió un vaso de agua. Lo hice pasar y se sentó. Le acerqué un vaso de agua y me quedé de pie. Te juro, te juro que estaba cruzada de brazos, odiosa.
- Tome el vaso y váyase, Lucio.-
- Nena, ya me estoy yendo. Sólo vine a agradecerte y a pedir disculpas. Ojalá que todo esté bien con su marido. - Me dijo.
Tomó el vaso entero. Respiró profundo y se paró entre quejidos. Yo fui hasta la puerta y él lo hizo con lentitud.
- Se ve que aún no se baño, sigue teniendo olor a sexo. -
- Váyase, no lo quiero acá.-
- ¿Tampoco se cambió la bombachita toda llena de leche que le dejé ayer?- Me tocó la entre pierna, con esos dedos.
- ¡Paula! me chupa un huevo lo que me contás. Esto se terminó. -
- ¡Juan! Hace lo que quieras pero quiero que sepas toda la verdad...-
En ese momento lo insulté a Lucio. Le quité la mano. y lo empujé. Cerré la puerta y lo sentía allí. Unos segundos después habló.
- Sabía que usted sería así. Ya le avisé al verdulero de lo generosa que es.-
Abrí la puerta furiosa y estaba sonriendo, cómo si fuese gracioso.
Lucio pasó la puerta y me mostró su celular. Le comentó sobre mí al verdulero en ese mismo instante en que lo eché.
- ¿Lo borró?-
- Se lo suplico...- Traté de agarrar su celular.
- Bajate las calzas...- Me ordenó y me quedé petrificada. - Todavía no vió el mensaje.
No le dije nada. Me di vuelta y me bajé la calza.
- No me equivoqué que seguías con la misma bombachita.- dijo y pasó un dedo por mi culo.
- Paula, me voy. - Agarré mis llaves y me fui furioso a la puerta.
- ¡Para!- Gritó y de un salto se antepuso. - Que esto se termine con toda la verdad. -
- No me toque más...- Le dije, agachada, mostrándole el culo.
- Me prometiste que este culo sería mío todas las veces que quiera.-
- Estaba caliente y no pensé. Ya está, esta es la última vez. - Le dije y cuando lo miré se estaba masturbando.
- Entonces, acabaré por última vez viendo ese culo. -
se sentó y se masturbó viendo mi culo. Me quedé ahí suplicando que se apure.
- Borre el mensaje, por favor...- Le decía, dándole la espalda y escuchando como se la jalaba.-
- Cuando acabe... si es que tenés suerte, nena.-
Había entendido el mensaje. Me mostró el celular y todavía el verdulero no lo había visto. ¿Qué iba a hacer?-
- Esto es lo peor que pudo hacer...- Lo miré con odio y te lo juro.
Él se acomodó, escupí su pija y me la metí en el culo con todo el dolor que tenía del día anterior. Le di la espalda y ....
- Paula, no hacen falta los detalles, ya está...-
- Juan, le salté un rato largo y me llenó el culo de leche. -
- Chau.-
- Juan, me giré y le pegué una cachetada, cuando agarré su celular el verdulero había leído el mensaje. -
Me miró triste. La abracé.
- Le pegué, me pidió disculpas y yéndose me recordó que él sabía que me volvía loca su pija y me pasó un dedo por la concha y se fue. Me quedé llorando, pensando en vos, pensando en que deseaba que vuelvas y que todo se termine.-
Volví a abrazarla y ella no paró de llorar en mi hombro.
- Juan. No puede calentarte esto.-
Estaba con una erección. No sé qué me pasaba.
- Perdóname.-
- ¿En serio te calienta que me haya sentido violentada?-
Tragué saliva.
- ¿Hace cuánto no me amas?- Me miró con los ojos llorosos.
- ¿Qué?- Le pregunté, mientras ella me llevaba hasta la silla y me hizo sentar.
- ¿Hace cuánto tiempo dejaste de amarme?- Me desabrochó el cinturón- No es tan difícil la pregunta.
- Yo te sigo amando... Aah... -
Se la metió entera en la boca y comenzó a chupármela con ganas, comiéndose toda la pija, chupándome los huevos.
- ¿Cómo podes aceptar que entregué tan fácil el culo?- Sea volvía a meter en la boca.
- No sé... ah... yo... no sé porqué lo haces...-
Seguía tragando toda la pija hasta ahogarse.
- Juan, vos me convertiste en esta puta, ¿En serio me amas?-
No respondí. Ella aumentó la chupada. La levanté y le bajé el pantalón con la tanga. La di vuelta.
- No, por el culo no que me duele.-
- ¿A mí me lo negas? Puta de mierda, ¿A mí?- La agarré de la cintura y la senté sobre mí.
Acomodé mi pija en su culo y ella no se quejó. Dos minutos después se la puse en la vagina.
- Ay, por suerte sos mas rápido que Lucio.- Lo dijo, entre gemidos.
Automáticamente, llene su concha de semen.
Salió de mí. Me quedé agitado. Ella fue al baño. Volvió.
- ¿Qué vamos a hacer?- Me abrazó por la espalda.
- No sé.-
- Es necesario que te cuente todo. -
- No creo que sea hoy el día.-
- ¿Te vas a quedar a dormir?-
- No sé, Pauli.-
- ¿Dónde estuviste estos dos días?-
La miré y me quedé en silencio.
- ¿Fuiste a la verdulería?- Desvíe el tema.
- ¿Por?-
No dijimos nada.
- El verdulero es un asco.- Se paró y me apuntó con el dedo, riéndose.
- Yo no dije nada.- Comencé a reírme.
Empezó a hacer la comida y yo a trabajar.
Recibí un WhatsApp.
MACA: Sería bueno que no nos veamos por un tiempo.
YO: Maca, dame tiempo.
leyó el mensaje y automáticamente los mensajes dejaron de llegarle. Me agarró una angustia porque no estaba haciendo para nada lo correcto. No sabía porqué me estaba quedando, porqué aún no me había ido y porqué no asumía que no amaba más a Paula.
- ¿En serio te calentó lo del verdulero?-
- Creo que me deberías contar todo lo que no sé, ¿No?-
-Amor...- Escuché su voz y me dolió.
- Pauli...- Le dije y me senté en la mesa, frente a ella.
- Quiero pedirte perdón por todo.- Me tomó de la mano. - Se me fue de las manos y...-
-Paula... en serio. Por el único motivo que me estás pidiendo perdón es porque te enganche en las mentiras.- La miré con un poco de asco.
- No, Juan. En serio. Yo te pido perdón de corazón. Hice cosas que no estuvieron bien y...-
- ¡Ay, Paula! dejate de joder, ¿En serio planteas la charla así?- Yo estaba decidido a que todo se termine.
- Amor... amor... por favor, ¡por favor!- Trató de agarrarme y comenzó a llorar. - Te juro que se fue todo al carajo cuando intenté ser otra mujer y tome de punto a un viejo y...-
- ¿Vas a culpar al viejo ahora?-
- En parte, si.-
- Me imagino que la amenaza de que todos sepan, eso era verdad, ¿no?-
- Si y...- Tomó aire y yo la miré. - No te voy a mentir más.-
Revoleé los ojos. Venía algo más, detrás de todo lo que aún no sabía.
- Ayer me enteré que se lo comentó al verdulero.-
-¿¡Qué!?-
- Si, Juan, ¡Si!- Empezó a llorar más fuerte.
- ¿Ayer lo viste?-
- ¿Te estoy contando que quedé como una puta que le chupa la pija a un viejo y a vos te importa si ayer lo vi? ¡¿Me estás jodiendo?¡-
Me paré, furioso.
- ¡Paula!- Grité. - ¿Quién le va a creer a un viejo? ¡Y si le cree vas a otra puta verdulería de las tres millones que hay a la redonda! ¡Y si se enteran las tres millones de verdulerías a la redonda, te vas a seis cuadras para allá y hay otras tres millones! ¡Y si no queda una puta verdulería en la zona, nos mudamos o dejamos de comer verduras!- Exclamé, furioso.
<<¿Nos? ¿Dije nos? ¿Seguimos siendo?>> me pregunté, mientras ella se tomaba de las rodillas, sobre la silla.
- Tenés razón, Juan. Yo... no sé, me convertí en una puta asquerosa que le calienta todo...- Susurró el final.
- ¿Te calienta que el verdulero sepa?-
Hubo un silencio. Me indigné todavía más. Me indigné pero pensé en Maca y en qué quizás, esto era necesario.
- Mejor me voy.-
- ¡Por favor! ¡No lo hagas, por favor!- Me agarró del brazo, se abalanzó sobre mí. - Esto también fue tu culpa, por favor...-
- ¿Mi culpa? ¿Que ayer lo hayas visto fue mi culpa? ¿Que me hayas mentido fue mi culpa? ¿Que me ocultes no se cuantas cosas fue mí culpa?- Me alteraba en cada pregunta y golpeaba mi pecho a la vez.
- ¡Vos también me ocultas te cosas!-
Me puse pálido. Ya sabía la verdad, ¿La sabía? ¿Cómo? ¿Y si fue todo una manipulación de ellas? Y si en realidad...
- A vos todo esto siempre te calentó. - Me dijo y me alivié.- ¿Te olvidas cuando me hacías poner en la ventana a chuparte la pija arrodillada y me preguntabas si me gustaría que me vean y me preguntabas de mis ex?-
- ¿Qué tiene que ver?-
- ¡Hacete cargo, Juan!-
Estaba furioso. Ella volvió a sentarse y la miraba con odio.
- Ayer vino el viejo a despedirse. -
- ¿Sabía dónde vivíamos? mirá vos...-
- ¡Se lo dijo el verdulero, Juan! - Se cruzó de brazos y me dejó de mirar. - Abrí la puerta pensando que eras vos y me lo encontré acá. Le habrán abierto abajo y pasó, yo que sé. -
- Ah, mirá que casualidad.-
- Sos un flor de pelotudo...- Me miró y Volvió a relatar como si se lo hubiese pedido.
- ¿Qué hace acá? -
- Nena, vine a pedirle disculpas...-
- Ya hizo bastante, váyase.-
En ese momento, se empezó a sentir mal y me pidió un vaso de agua. Lo hice pasar y se sentó. Le acerqué un vaso de agua y me quedé de pie. Te juro, te juro que estaba cruzada de brazos, odiosa.
- Tome el vaso y váyase, Lucio.-
- Nena, ya me estoy yendo. Sólo vine a agradecerte y a pedir disculpas. Ojalá que todo esté bien con su marido. - Me dijo.
Tomó el vaso entero. Respiró profundo y se paró entre quejidos. Yo fui hasta la puerta y él lo hizo con lentitud.
- Se ve que aún no se baño, sigue teniendo olor a sexo. -
- Váyase, no lo quiero acá.-
- ¿Tampoco se cambió la bombachita toda llena de leche que le dejé ayer?- Me tocó la entre pierna, con esos dedos.
- ¡Paula! me chupa un huevo lo que me contás. Esto se terminó. -
- ¡Juan! Hace lo que quieras pero quiero que sepas toda la verdad...-
En ese momento lo insulté a Lucio. Le quité la mano. y lo empujé. Cerré la puerta y lo sentía allí. Unos segundos después habló.
- Sabía que usted sería así. Ya le avisé al verdulero de lo generosa que es.-
Abrí la puerta furiosa y estaba sonriendo, cómo si fuese gracioso.
Lucio pasó la puerta y me mostró su celular. Le comentó sobre mí al verdulero en ese mismo instante en que lo eché.
- ¿Lo borró?-
- Se lo suplico...- Traté de agarrar su celular.
- Bajate las calzas...- Me ordenó y me quedé petrificada. - Todavía no vió el mensaje.
No le dije nada. Me di vuelta y me bajé la calza.
- No me equivoqué que seguías con la misma bombachita.- dijo y pasó un dedo por mi culo.
- Paula, me voy. - Agarré mis llaves y me fui furioso a la puerta.
- ¡Para!- Gritó y de un salto se antepuso. - Que esto se termine con toda la verdad. -
- No me toque más...- Le dije, agachada, mostrándole el culo.
- Me prometiste que este culo sería mío todas las veces que quiera.-
- Estaba caliente y no pensé. Ya está, esta es la última vez. - Le dije y cuando lo miré se estaba masturbando.
- Entonces, acabaré por última vez viendo ese culo. -
se sentó y se masturbó viendo mi culo. Me quedé ahí suplicando que se apure.
- Borre el mensaje, por favor...- Le decía, dándole la espalda y escuchando como se la jalaba.-
- Cuando acabe... si es que tenés suerte, nena.-
Había entendido el mensaje. Me mostró el celular y todavía el verdulero no lo había visto. ¿Qué iba a hacer?-
- Esto es lo peor que pudo hacer...- Lo miré con odio y te lo juro.
Él se acomodó, escupí su pija y me la metí en el culo con todo el dolor que tenía del día anterior. Le di la espalda y ....
- Paula, no hacen falta los detalles, ya está...-
- Juan, le salté un rato largo y me llenó el culo de leche. -
- Chau.-
- Juan, me giré y le pegué una cachetada, cuando agarré su celular el verdulero había leído el mensaje. -
Me miró triste. La abracé.
- Le pegué, me pidió disculpas y yéndose me recordó que él sabía que me volvía loca su pija y me pasó un dedo por la concha y se fue. Me quedé llorando, pensando en vos, pensando en que deseaba que vuelvas y que todo se termine.-
Volví a abrazarla y ella no paró de llorar en mi hombro.
- Juan. No puede calentarte esto.-
Estaba con una erección. No sé qué me pasaba.
- Perdóname.-
- ¿En serio te calienta que me haya sentido violentada?-
Tragué saliva.
- ¿Hace cuánto no me amas?- Me miró con los ojos llorosos.
- ¿Qué?- Le pregunté, mientras ella me llevaba hasta la silla y me hizo sentar.
- ¿Hace cuánto tiempo dejaste de amarme?- Me desabrochó el cinturón- No es tan difícil la pregunta.
- Yo te sigo amando... Aah... -
Se la metió entera en la boca y comenzó a chupármela con ganas, comiéndose toda la pija, chupándome los huevos.
- ¿Cómo podes aceptar que entregué tan fácil el culo?- Sea volvía a meter en la boca.
- No sé... ah... yo... no sé porqué lo haces...-
Seguía tragando toda la pija hasta ahogarse.
- Juan, vos me convertiste en esta puta, ¿En serio me amas?-
No respondí. Ella aumentó la chupada. La levanté y le bajé el pantalón con la tanga. La di vuelta.
- No, por el culo no que me duele.-
- ¿A mí me lo negas? Puta de mierda, ¿A mí?- La agarré de la cintura y la senté sobre mí.
Acomodé mi pija en su culo y ella no se quejó. Dos minutos después se la puse en la vagina.
- Ay, por suerte sos mas rápido que Lucio.- Lo dijo, entre gemidos.
Automáticamente, llene su concha de semen.
Salió de mí. Me quedé agitado. Ella fue al baño. Volvió.
- ¿Qué vamos a hacer?- Me abrazó por la espalda.
- No sé.-
- Es necesario que te cuente todo. -
- No creo que sea hoy el día.-
- ¿Te vas a quedar a dormir?-
- No sé, Pauli.-
- ¿Dónde estuviste estos dos días?-
La miré y me quedé en silencio.
- ¿Fuiste a la verdulería?- Desvíe el tema.
- ¿Por?-
No dijimos nada.
- El verdulero es un asco.- Se paró y me apuntó con el dedo, riéndose.
- Yo no dije nada.- Comencé a reírme.
Empezó a hacer la comida y yo a trabajar.
Recibí un WhatsApp.
MACA: Sería bueno que no nos veamos por un tiempo.
YO: Maca, dame tiempo.
leyó el mensaje y automáticamente los mensajes dejaron de llegarle. Me agarró una angustia porque no estaba haciendo para nada lo correcto. No sabía porqué me estaba quedando, porqué aún no me había ido y porqué no asumía que no amaba más a Paula.
- ¿En serio te calentó lo del verdulero?-
- Creo que me deberías contar todo lo que no sé, ¿No?-
0 comentarios - XXI Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo.