Fui a la cita con un hombre que había conocido en una aplicación, era la mejor forma de conocer gente que gustará de mí. Lo vi en el punto de encuentro lo saludé con un beso en la mejilla y él me tomó la mano y me llevó a un karaoke.
Pedimos unas frituras y bebidas y después nos dejaron a solas en el cuarto insonorizado.
—¿De verdad eres un chico? —me preguntó.
—Um, no al 100%, si tu pregunta es si tengo pene...
Sonreí, levanté mi falda y al ser tan corta se mostraron mis bragas con un bulto.
Él sonrió pervertido y tomó un trago profundo a su bebida.
—En el chat decías que no querías nada romántico.
—Así es.
—¿Puro sexo?
—Sí.
—Bien —él sonrió, se acercó a mí y pegó sus labios contra los míos.
Sentí el sabor de su bebida, yo me desabotoné mis prendas, él me ayudó y mi pecho quedó medio desnudo. Supongo que eso le gustó pues puso un dedo en mi tetilla y la frotó juguetón.
—¿Te gusta que haga esto?
—Sí —jadeé—. Las tengo muy sensibles, umm...
Eso lo excitó más y pellizcó mi pezón besándome al mismo tiempo, su lengua se metió en mi boca y se restregó con la mía.
Yo me excité demasiado, mi miembro creció y se sintió incómodo en mis bragas, me lo saqué, él lo agarró con su otra mano y me masturbó. Yo me sacudí por todo el placer que sentía.
Nuestro beso se prolongó mucho, sentía que me quedaba sin aire, me separé, él miró mi cuerpo enteró, yo me sonrojé, él también sacó su erección, una más grande que la mía y me hizo una seña.
—¿Que tal si te sientas aquí?
Yo acepté, primero escupí su verga muchas veces para que estuviera lubricada, luego me coloqué encima de esta y sentí con mucho placer como abría mi ano. Él apretó mi tetilla y mi muslo, yo salté sobre su verga, ambos jadeamos, nuestros sonidos fueron silenciados por la música del karaoke, yo grité con más placer cuando él movió sus caderas y me penetró con más fuerza.
Lo miré con deseo, sabía que estaba por acabar, me moví con más lujuria, rebotando sobre su verga muchas veces, mi cuerpo se abría por ese duro y grueso pedazo de carne.
Sentí el orgasmo y mi pene eyaculó antes, pero eso lo excitó pues al segundo sentí toda su corrida llenando mi ano.
Nuestros olores se esparcieron por el cuarto.
—Uff, que bueno ha estado —dijo él saliendo de mí.
—Lo mismo digo guapo, dime cuándo tengas ganas de repetirlo.
Dije sin salirme de él, adoraba percibir como su verga daba todavía sacudidas dentro de mí.
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