Clara acudió al consultorio del doctor Gasols esa noche, tal como él le había indicado.
Levantó la vista de algunos papeles que tenía en la mano cuando ella entró, con su cabello castaño extendido contra su pesada mochila. Tenía los labios fruncidos y estaba sonrojada de tanto subir las escaleras.
"¿Cómo está mi dulce niña?" Se levantó para saludarla, dejó sus cosas y la acompañó hasta el pequeño sofá. "¿Cómo está mi hermosa chica sexy?" Le llevó los dedos a la boca mientras se sentaba a su lado.
Ella los besó y chupó suavemente mientras lo miraba obedientemente a los ojos.
Quítate la ropa", le ordenó. Había cerrado y bloqueado la puerta. Las persianas estaban cerradas.
"Desnúdate, Clara.
Quiero ver esas grandes tetas rebotando en mi cara. Parecía sorprendida e insegura cuando comenzó a desnudarse. En poco tiempo ella estaba completamente desnuda y él estaba completamente vestido.
La sentó en el pequeño sofá y se arrodilló frente a ella.
Sabía que a él le encantaba besar y tocar su pequeño y antiguamente virginal coño, pero nunca lo había experimentado enfrentándolo directamente y lamiéndolo con tanto apetito.
Ella comenzó a sentir chispas en su coño hambriento, su clítoris ansioso se contraía mientras su lengua lamía y chupaba.
¿Puedes correrte como una buena putita?" Él le preguntó, acercando su boca a la de ella, jugueteando con su lengua alrededor de la suya para que ella pudiera saborear sus labios.
Tenía tantas ganas de correrse mientras él frotaba y provocaba suavemente la protuberancia hinchada de su clítoris, pero sabía que, al menos hasta ahora, sólo podría correrse por completo si la empalaba en su polla.
"No, Mark, te necesito dentro de mí", se quejó ella mientras sus dedos enroscaban el áspero cabello oscuro de su cabeza mientras él se inclinaba nuevamente, lamiendo con avidez sus labios suaves y haciendo pucheros.
Su semen de ese día todavía estaba dentro de ella y pensó que podía saborearlo cuando su lengua viajó a su canal.
Su coño estaba perfectamente apretado, aspirando su semen con cada inyección cruda. Él gimió cuando su polla se puso aún más dura, pensando en todas las veces que había dejado su pequeño y apretado agujero abierto con un pastel de crema.
Estás siendo codiciosa, Clarita, ¿lo sabías?" Dijo en broma, levantándose. Se desabrochó el cinturón, se desabrochó la cremallera y la majestuosa cabeza de su polla se liberó. Él lo agarró, sosteniendo la erección palpitante cerca de su cara mientras se alargaba, frotando la suave y cálida polla contra su boca para excitarse ambos.
De repente se sentó a su lado y le indicó que se sentara en su regazo, de espaldas.
La colocó hacia adelante, su gran trasero se abrió generosamente para su placer visual mientras su jugoso coño descendía lentamente sobre la suave longitud de su polla. Podía escucharla contener el aliento mientras tomaba toda su longitud, sus grandes bolas acurrucadas contra los pequeños labios húmedos de su coño abiertos y extendidos contra su circunferencia.
Pudo ver su exquisito capullo de rosa ligeramente abierto. Se sintió fuertemente atrapado por su canal cálido y húmedo. Comenzó a trabajar su polla suavemente, follando el estrecho agujero mientras sostenía su pequeño cuerpo, las grandes tetas moviéndose mientras tiraba de sus pezones con fuerza.
"Avanza por mí, esa es mi buena chica", la convenció mientras presionaba con el pulgar contra su apretado culo. Su mano amasó sus firmes y hinchables nalgas mientras exploraba lentamente la perfecta abertura en forma de estrella que se encontraba en el medio.
Cariño, tienes que usar faldas más cortas para ir al laboratorio. Necesito tocar este culo y este coño cuando lo necesite". Él estaba azotando su trasero con fuerza mientras lo decía, una marca roja surgiendo contra su piel sedosa.
Ella gimió y gruñó. "¿Te gusta este?" preguntó, mientras empujaba su dedo grande contra su trasero. No entraba. Demasiado apretado. Él se reagrupó, cubriendo su meñique con la baba de su coño y presionándolo lentamente contra ella.
"Agghhh" gritó y comenzó a follar con más fuerza. Tenía casi dos nudillos dentro y su grueso meñique estiraba muy bien el agujero.
De repente sintió que su cuerpo se apretaba y temblaba, las caderas se balanceaban contra él, una profunda vibración se apoderaba de su dura polla.
"Corre en mi polla, cariño", le instruyó, "Dios, eres una buena zorra. Apuesto a que quieres que te folle el culito apretado a continuación". Estaba perdida, sus jugos brotaban mientras su coño se lo tragaba con avidez.
Así provocado, sus bolas se tensaron y sintió que arrojaba todo su semen dentro de su útero desprotegido, bañando el coño de su amante adolescente en chorro tras chorro de espesa crema blanca.
Estuvieron quietos por un largo momento. Él la ayudó a desmontar lenta y suavemente, para poder ver el riachuelo de semen nacarado formarse en su coño abierto mientras la descorchaba. Ella se puso en cuclillas pacientemente frente a él mientras él levantaba su teléfono para grabar en video el flujo de semen entre sus labios, su erección morada parpadeando en el marco.
"Dios, eso es tan bueno". Él suspiró.
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