Ay!, amo estos tiempos modernos. Amo ver que ahora las chicas como yo somos aceptadas. De nena no la pasé bien, me cargaban, me tocaban la cola, alguno me insultaba, pero algún otro..., bueno, algún otro me miraba con cara seria y casi avergonzada, y a veces a solas me daba algún besito y yo le chupaba su palito. Yo quería que me hicieran la cola, moría por ser desvirgada, quería sentir algo distinto a mis dedos o al consolador ese que me había fabricado a escondidas. Pero los chicos no se animaban a más que sacarse la leche con mi boquita o manosearme un poco las nalguis. Lo otro era más tabú, era reconocer que les gustaba un chico, aunque de chico yo tenía poco.
Mi vieja se daba cuenta, era imposible no darse cuenta, pero no me decía nada. Hasta esa vez que entró a mi cuarto y me vio frente al espejo con la bombachita y el corpiño de mi hermana. Recién terminaba de depilarme. Se sentó en mi cama. Me dijo, "terminá de vestirte, te espero". Sobre la cama estaba la calza negra y el top de mi hermana, los miré con miedo, "si, dale", me dijo. Me los puse, y así vestida de nena me senté junto a ella. Me abrazó, me habló largo rato, me dijo lo duro que iba a ser mi camino, ¡cómo si yo no lo supiera! y me pidió que disimulara, que tratara de parecer menos marica, para no arriesgarme a que algún salvaje me lastimara.
Lo intenté, ¡les juro que lo intenté!, pero no me salió muy bien. Y después que me desvirgaron la colita, chau!!!, no disimulé más, soy una putita, no tengo cura, ni quiero curarme, ¿para qué disimularlo más?
Estaba en la secu todavía cuando un tipo me llevó a su casa y me destrozó la cola toda una tarde. Salí dolorida, pero feliz!!! Y con lo que me gustó la pija pasé al ataque, ¿la puta de la escuela?, bueno no tanto, pero algún compa se divirtió bastante conmigo. Y sí, conmigo debutaron algunos hoy serios y heteros hombres casados, que jamás van a contar que debutaron con un femboy, un mariconcito, una trans, jeje
Pero claro, terminé la secu y tenía que ir a trabajar, en casa no éramos ricos. Y a un marica le cuesta conseguir. Nunca me gustó la peluquería ni la costura y menos hacerle las uñas a unas conchudas ¿Qué hacía?, ¿me hacía trava?, mi cola es hermosa, da para venderla bien. Pero mi clit, ay!, perdón, mi pija, parada no llega a los 10 cm, soy bien mini pitito y siempre me encantó serlo. Por lo que sabía de los travas, la mayoría son pijudos y cotizan más por la pija que por el culo, así que yo no estaba bien equipada. Además no soy así, no me caía bien prostituirme, yo hago pipí sentadita, ni loca meo contra un árbol levantándome la pollera!
Durante un tiempo hice tortas, pastafrolas, bizcochitos, y los vendía en la feria, pero eso me dejaba poca plata. Intenté de vendedora en la Av. 8xx, pero no anduvo, siempre caía alguno que se pasaba y me tocaba la cola (les dije que la tengo hermosa, ¿no?) o que me miraba con asco y no quería que lo atendiera, Y los patrones terminaban despidiéndome.
Un día en un grupo de chat de "nenes casi nenas" de una página de sexo que adoro, una de las chicas comentó que estaba trabajando de "doméstica", "¿de sirvientita?" escribieron todas haciéndose el morbo que se estaba comiendo un machito con esa fantasía, y la mina, mi amiga Clau, retrucó "no, trolas, no todo es coger, boludas, estoy de empleada en una casa de familia". ¿Queeeee? De una me dije "ésta es la mía", si en casa soy la única que ayuda a mamá mientras la conchuda de mi hermana chatea con el pelotudo del novio que dicho sea de paso, ¡me mira el culito con unas ganas!, en cualquier momento me coje (si lo dejo).
Me puse en campaña, hablé con Clau, con las vecinas, a algunas las adoro y a otras, bueno, siempre hay alguna que cree que le voy a comer el marido, ¿que culpa tengo yo si me miran?, pero yo no me meto con NADIE del barrio, soy una chica seria. Al fin conseguí por un conocido de un conocido, y además cero riesgos de celos: Eduardo, un viudo de 50 y algo, con un hijo adolescente. No piensen mal, brujas!, yo iba dispuesta a trabajar y sólo eso.
Arreglamos sueldo, me mostró la casa, me presentó al hijo, me dio la llave. Yo me sentía rara, no lo niego, pero era un trabajo y era la platita que necesitaba, ¿ustedes saben lo que cuesta un conjuntito?
El primer día empecé con todo, llegué a las 8, me metí en el baño, me saqué el jean ajustado y la blusita y me puse una camisa floja, un jean ancho viejo y las ojotas. Me miré al espejo, la vedettina no se notaba, bien. Se me veían los breteles del corpiño, pero eso no importaba. Ahh, no les conteee, alguna vez empecé a tomar pastillas, entonces aunque soy flaca, tengo un poquitín poquito de pechitos. Después mis amigas me asustaron y dejé de tomar, pero los mini pechis, me quedaron.
Cuando estaba limpiando el piso de la cocina, como a las 11, apareció Matías, el hijo de mi patrón, con cara de dormido, no sabía cómo saludarlo, me acerqué a él y le di un beso en la mejilla como hago con todos, cuando me alejaba, meneando la cola como hago siempre, miré por sobre los hombros y zas, sus ojos desorbitados estaban clavados en mi colita. No le di bola y seguí con lo mío. Soy de menear la cola, me sale natural, no lo busco, las veces que intento no hacerlo me siento un robot. Y parece que mi meneo puso loco al nene, terminó de desayunar y se metió en el baño. Al rato justo yo estaba pasando el trapo frente a la puerta del baño y pude sentir los gemidos y el ruido, Matías se estaba clavando una tremenda paja, ¿por mi cola?, ¡seguro!, ya les dije que la tengo hermosa, el pendejo me la quemaba con los ojos.
En mi segundo día Eduardo me había encargado que limpiara los vidrios de los ventanales de la cocina. Yo ya me hacía el coco con el pendejo y como soy muy puta, y muy hija de puta, viste?, salí de casa con la tanga cola less y me puse para trabajar un jean de tiro corto. Había que darle material al nene para su pajita del día. Hice cualquier tarea hasta que Mati se levantó. Cuando vino a desayunar luego del besito de rigor y mi sonrisa más sensual, ¡que guacha que soy!, me puse a limpiar el ventanal justo frente a él. Como me tenia que estirar para limpiar la parte de arriba, se me bajaba el jean y mi cola entangada quedaba bien a la vista. Miré de reojo, el pibe estaba congelado, la taza quieta en la mano, su boca abierta y su ojos clavados en mi cola. A mi trolísima cola llegó ese cosquilleo que me da cuando muero por una pija, el juego pensado para joder al pibe me estaba calentando. ¿Cómo seguía? Le tiré una sonrisa y le mandé un piquito de labios. El pibe bajó los ojos. Yo seguí mi tarea, además de poner loco al pendejo mostrándole mi culo, tenía que hacer el trabajo, ¿vieron?, pero de tanto en tanto lo miraba disimuladamente. Cuando terminé de limpiar los ventanales el pibe se levantó de la mesa y pude ver con su jogging flojo la tremenda erección que tenía, el bulto era grande, ya se me hacía agua la cola. Matu subió a su pieza. A los 5 minutos, se imaginan subí yo. El ruido de la cama era tremendo. Mi culo estaba todo mojado, ¿qué hacía, intentaba cogerme al pendejo?, ¿y si le contaba al padre y me quedaba sin trabajo? A la mierda con mis ingresos. No, no podía seguir. Lo dejé a Matías en su paja, terminé lo que tenía que hacer y con el culo empapado me volví a casa. Me fui directo a mi cuarto, busqué mi consolador de gel con ventosa, me desvestí toda, me puse mi jaulita de castidad para castigar mis erecciones, me arrodillé frente a mi amiguito, cerré los ojos y me imaginé la pijota de Matías. Lo chupé lo chupé y lo chupé, me abrí las cachas y me lo mandé de una hasta el fondo de la concha, ay!, que bruta soy!, me dolió, pero lo necesitaba. La eyaculada de mi clit no necesitó mucho, estaba demasiado calentita, me quedé así, parada, con el conso a fondo en mi conchita, la leche chorreando de la jaula y jadeando por la acabada. No hay nada más delicioso que tener la cola abierta y llena de carne, bueno, al menos abierta.
Me quedé un ratito meneando las nalguis despacito para que el conso me hiciera mimos, pero seguía caliente. Me puse el jean y la blusa así nomás y despeinada como una loca y sin sacarme la jaulita fui a buscar el control remoto de la tele de la cocina, Por suerte mi vieja no estaba viendo. Le saqué las pilas y me volví a mi pieza. Busqué el vibrador y le metí las pilas. Me acosté y con las piernitas abiertas me lo fui metiendo. Mi colita dilatada me lo hizo entrar re suave. Lo encendí al mínimo, mmmmmmmmmmmm, que ricooooo. Cerré los ojos y me imaginé a Matías entre mis piernas cogiéndome despacito, su boca contra la mía, mis piernas al aire, sus manos en mis pechis. La jaulita me apretaba el glande y me hacía doler, ay! chicas!, aún no consigo dominar mi clit, pero cada vez se me para menos, ya lo voy a lograr. Lo puse al mango, ahhh, esperemos que mi vieja no haya escuchado mis gemidos, a los 5 minutos vino mi orgasmo de conchita, me dejó tan relajada que sólo atiné a apagar el juguete y me quedé dormida con el vibrador dentro de mi conchi. Ya era casi de noche cuando el ruido de la puerta que se cerraba me despertó. Mami me había cubierto con las sabanas, ¡qué vergüenza chicas!, me había visto desnuda con el vibrador en la colita y la jaulita en el clit, me dije "boluda, mirá las cosas que te hace hacer la calentura!"
Me propuse cuidarme, necesitaba trabajar y por comerme al pendejo no me iba a arriesgar a perder mi primer trabajo de doméstica. De nuevo bikini de señorita seria y jean holgado. Y nada de provocar a Mati, pero de reojo lo miraba, al pibe se le caía la baba por mi cola, ¿yo?, normal, pero la verdad la cola se me empapaba. Además lo sé, para algunos, mi forma de caminar, mi forma de hablar, mi natural meneo de nalguis, es provocativa, pero ¿que culpa tengo yo que por más hetero que sea un tipo las chicas como yo, aunque nunca lo confiesen, les damos mucho morbo?
El chico de a poco se fue animando, me invitó un café, que acepté por supuesto, cuando me alcanzaba el azúcar me rozó la mano, intencional, boluda no soy. Pero me dije, no!!!, cuidate boluda!!!, así que tomé el café rápido y me fui a limpiar el dormitorio del padre.
Ya había barrido el piso y estaba tendiendo la cama, se notaba que el viejo se había clavado una paja, mi nariz es súper sensible al olorcito de la leche de macho, le estaba por cambiar las sábanas cuando noté a Mati recostado en el marco de la puerta, los ojos como siempre clavados en mi colita, y una mano acariciándose el enorme bulto que le hacía el short. ¡No pude, no pude!, no me aguanté. Le correspondí, muy despacito y mirándolo, llevé mis manos a mis nalguis y me las acaricié todas.
Al pibe se le caía la baba, temblaba casi, pero no hacía nada.
Chau me dije, esta no me la pierdo, aunque me rajen. Lo fui a buscar, lo tomé de la mano, Mati se dejó llevar como un corderito. Lo paré al lado de la cama y muy despacito me saqué el pantalón.
-Te gusta mi colita?-, le pregunté quebrando la cadera. No me respondió.
Me arrodillé entre sus piernas, despacito le bajé el short, la verga saltó, dura, parada, mojada y casi me pega en la cara, ayyy, que cosa más linda!!, más de 18 cm, gordaaaaaaaaa. Comencé a lamer su glande, despacito. Cerré mis labios suave, los apoyé en la puntita y comencé a presionar, mi boca se fue abriendo como si fuera mi cola y la pija de Mati fue entrando, ay mis amores!, que rico se sentía! Escuché su primer gemido. Llegué hasta donde pude, es feo atragantarse, no es de chica cuidada y comencé a subir y bajar por ese rabo hermoso. No pasó ni un minuto cuando comencé a sentirlo crecer, Mati me tomó de la cabeza y me quiso apartar. Con los ojos le dije que no, lo tomé de las nalgas, me acomodé y me la tragué hasta el fondo. Sentí su grito, sentí su semen caliente en mi boca, uno dos tres trallazos, más más. Su leche abundantísima llenó mi boca, escuché el silencio, sólo su respiración entrecortada, la leche que asomaba en la comisura de mis labios, esa felicidad inmensa que siento cuando sirvo a un hombre. Me paré, me miró avergonzado, le mostré mi boca llena de su elixir y mirándolo a los ojos, me la tragué. Su pija dura debía ser atendida, me arrodillé de nuevo y con mi lengua se la limpié como una mucamita debe limpiar todo lo de su patrón. Cada restito de leche me resultó delicioso. Por primera vez me acarició la cabeza, lo miré, sus ojos me decían gracias.
La cama estaba ahí, aun con las sábanas sucias con la leche seca de la paja del padre, un poco más de olor a sexo no se notaría. Me terminé de desnudar, me saqué el corpiño, hasta la bombachita me saqué!, y me fui a la cama. Mati hizo volar su remera en segundos, pateó su short, y me siguió. Me abrazó fuerte, nuestras caras quedaron a distancia de beso, le di un pico, sólo eso, no quería estirar demasiado la cuerda. Su mano estaba sobre mi espalda, se la saqué y la llevé a mi cola.
-Te gusta mi colita Matías?-
-Seee, desde la primera vez que te la vi-
-Es tuya, sabés?- Su pija apretada contra mi pancita comenzó a ponerse dura de nuevo, me separé un poquito para vérsela. Miré mi pitito casi dormido, sonreí, frente a la vergota de Matías parecía más chico aún.
-Esperame- Salí corriendo desnuda hasta el baño y traje la cremita que había visto en el botiquín. Cuando volví ya Matías estaba parado pajeando su enorme sable. Me puse cremita en la conchi, me arrodillé, le di un besito en la punta y con suavidad de bebé le puse cremita. Cuido mi colita amores!!
Me recliné sobre el borde de la cama, mis pies en el piso, mi pancita sobre la cama, abrí mis cachitas, el ahhhh de Matías me hizo vibrar de deseo.
-Despacito Mati, si?- Sentí su glande tibio apoyarse, lo sentí abrir mi vulvita, lo sentí entrando en mi, gemí como la putita que soy, agudo, no sé cómo me sale esa voz cuando me la meten. Mi cola estaba tan caliente que la pija de Matu no encontró resistencia, creo que más que él empujar era mi concha que se la llevaba adentro. De inmediato comenzó el mete saca, de inmediato el golpeteo de su pubis en mis nalguis, ahhhh, su verga entrando y saliendo de mi cola me llevó a las nubes. Mis pezones se pusieron duros, me quemaban.
-Porfi Mati, tocame los pechis- casi le imploré a Matías
El chico entendió rápido, sus manos que estaban al costado de mis hombros fueron de inmediato a cada una de mis tetitas y me las empezaron a sobar. Me acabé!! siiii, con su pija en el fondo de mi concha y sus manos en mis tetas fue demasiado, de mi clit dormido salió semen como nunca, tibiecito entre mi pancita y las sábanas. Claro, mi conchi tembló, apretó esa vergota hermosa, y Mati me llenó el culito de leche. Los dos felices, los dos sonriendo
Me senté en el bidet para escurrirme un poco y limpiarme, el muy cochino me siguió y mientras estaba sentada, me puso la verga en la boca ¿Y que podía hacer?, mientras el agua me entraba en la conchi dilatada y la leche me iba escurriendo, se la chupé de nuevo. Bueno ahora se los cuento, soy muy puta y yo sabía que esto podía llegar a pasar por más que por dentro me decía esa mañana antes de salir de casa que no no y no, nunca iba a coger en lo de mi trabajo. Ya había salido de casa y de nuevo la duda, estaba por tomar el bondi, me dije ay no, me volví, entré el baño y me puse la perita para dejarme la conchi bien limpita, por las dudas nada más, jeje.
Me puse sólo la bombacha, Matías me ayudó a cambiar las sábanas mojadas aún de mi acabada y él mismo las puso en el lavarropas. Hice el resto de mi trabajo así, en bombachita. El segundo polvo de Matu me lo llevé dentro del culito a mi casa.
-Hola ma, ya llegué, estoy cansadísima, no sabés!, el trabajo de hoy en la casa de don Eduardo me mató-
(lo que pasó con don Eduardo después se los cuento)
Mi vieja se daba cuenta, era imposible no darse cuenta, pero no me decía nada. Hasta esa vez que entró a mi cuarto y me vio frente al espejo con la bombachita y el corpiño de mi hermana. Recién terminaba de depilarme. Se sentó en mi cama. Me dijo, "terminá de vestirte, te espero". Sobre la cama estaba la calza negra y el top de mi hermana, los miré con miedo, "si, dale", me dijo. Me los puse, y así vestida de nena me senté junto a ella. Me abrazó, me habló largo rato, me dijo lo duro que iba a ser mi camino, ¡cómo si yo no lo supiera! y me pidió que disimulara, que tratara de parecer menos marica, para no arriesgarme a que algún salvaje me lastimara.
Lo intenté, ¡les juro que lo intenté!, pero no me salió muy bien. Y después que me desvirgaron la colita, chau!!!, no disimulé más, soy una putita, no tengo cura, ni quiero curarme, ¿para qué disimularlo más?
Estaba en la secu todavía cuando un tipo me llevó a su casa y me destrozó la cola toda una tarde. Salí dolorida, pero feliz!!! Y con lo que me gustó la pija pasé al ataque, ¿la puta de la escuela?, bueno no tanto, pero algún compa se divirtió bastante conmigo. Y sí, conmigo debutaron algunos hoy serios y heteros hombres casados, que jamás van a contar que debutaron con un femboy, un mariconcito, una trans, jeje
Pero claro, terminé la secu y tenía que ir a trabajar, en casa no éramos ricos. Y a un marica le cuesta conseguir. Nunca me gustó la peluquería ni la costura y menos hacerle las uñas a unas conchudas ¿Qué hacía?, ¿me hacía trava?, mi cola es hermosa, da para venderla bien. Pero mi clit, ay!, perdón, mi pija, parada no llega a los 10 cm, soy bien mini pitito y siempre me encantó serlo. Por lo que sabía de los travas, la mayoría son pijudos y cotizan más por la pija que por el culo, así que yo no estaba bien equipada. Además no soy así, no me caía bien prostituirme, yo hago pipí sentadita, ni loca meo contra un árbol levantándome la pollera!
Durante un tiempo hice tortas, pastafrolas, bizcochitos, y los vendía en la feria, pero eso me dejaba poca plata. Intenté de vendedora en la Av. 8xx, pero no anduvo, siempre caía alguno que se pasaba y me tocaba la cola (les dije que la tengo hermosa, ¿no?) o que me miraba con asco y no quería que lo atendiera, Y los patrones terminaban despidiéndome.
Un día en un grupo de chat de "nenes casi nenas" de una página de sexo que adoro, una de las chicas comentó que estaba trabajando de "doméstica", "¿de sirvientita?" escribieron todas haciéndose el morbo que se estaba comiendo un machito con esa fantasía, y la mina, mi amiga Clau, retrucó "no, trolas, no todo es coger, boludas, estoy de empleada en una casa de familia". ¿Queeeee? De una me dije "ésta es la mía", si en casa soy la única que ayuda a mamá mientras la conchuda de mi hermana chatea con el pelotudo del novio que dicho sea de paso, ¡me mira el culito con unas ganas!, en cualquier momento me coje (si lo dejo).
Me puse en campaña, hablé con Clau, con las vecinas, a algunas las adoro y a otras, bueno, siempre hay alguna que cree que le voy a comer el marido, ¿que culpa tengo yo si me miran?, pero yo no me meto con NADIE del barrio, soy una chica seria. Al fin conseguí por un conocido de un conocido, y además cero riesgos de celos: Eduardo, un viudo de 50 y algo, con un hijo adolescente. No piensen mal, brujas!, yo iba dispuesta a trabajar y sólo eso.
Arreglamos sueldo, me mostró la casa, me presentó al hijo, me dio la llave. Yo me sentía rara, no lo niego, pero era un trabajo y era la platita que necesitaba, ¿ustedes saben lo que cuesta un conjuntito?
El primer día empecé con todo, llegué a las 8, me metí en el baño, me saqué el jean ajustado y la blusita y me puse una camisa floja, un jean ancho viejo y las ojotas. Me miré al espejo, la vedettina no se notaba, bien. Se me veían los breteles del corpiño, pero eso no importaba. Ahh, no les conteee, alguna vez empecé a tomar pastillas, entonces aunque soy flaca, tengo un poquitín poquito de pechitos. Después mis amigas me asustaron y dejé de tomar, pero los mini pechis, me quedaron.
Cuando estaba limpiando el piso de la cocina, como a las 11, apareció Matías, el hijo de mi patrón, con cara de dormido, no sabía cómo saludarlo, me acerqué a él y le di un beso en la mejilla como hago con todos, cuando me alejaba, meneando la cola como hago siempre, miré por sobre los hombros y zas, sus ojos desorbitados estaban clavados en mi colita. No le di bola y seguí con lo mío. Soy de menear la cola, me sale natural, no lo busco, las veces que intento no hacerlo me siento un robot. Y parece que mi meneo puso loco al nene, terminó de desayunar y se metió en el baño. Al rato justo yo estaba pasando el trapo frente a la puerta del baño y pude sentir los gemidos y el ruido, Matías se estaba clavando una tremenda paja, ¿por mi cola?, ¡seguro!, ya les dije que la tengo hermosa, el pendejo me la quemaba con los ojos.
En mi segundo día Eduardo me había encargado que limpiara los vidrios de los ventanales de la cocina. Yo ya me hacía el coco con el pendejo y como soy muy puta, y muy hija de puta, viste?, salí de casa con la tanga cola less y me puse para trabajar un jean de tiro corto. Había que darle material al nene para su pajita del día. Hice cualquier tarea hasta que Mati se levantó. Cuando vino a desayunar luego del besito de rigor y mi sonrisa más sensual, ¡que guacha que soy!, me puse a limpiar el ventanal justo frente a él. Como me tenia que estirar para limpiar la parte de arriba, se me bajaba el jean y mi cola entangada quedaba bien a la vista. Miré de reojo, el pibe estaba congelado, la taza quieta en la mano, su boca abierta y su ojos clavados en mi cola. A mi trolísima cola llegó ese cosquilleo que me da cuando muero por una pija, el juego pensado para joder al pibe me estaba calentando. ¿Cómo seguía? Le tiré una sonrisa y le mandé un piquito de labios. El pibe bajó los ojos. Yo seguí mi tarea, además de poner loco al pendejo mostrándole mi culo, tenía que hacer el trabajo, ¿vieron?, pero de tanto en tanto lo miraba disimuladamente. Cuando terminé de limpiar los ventanales el pibe se levantó de la mesa y pude ver con su jogging flojo la tremenda erección que tenía, el bulto era grande, ya se me hacía agua la cola. Matu subió a su pieza. A los 5 minutos, se imaginan subí yo. El ruido de la cama era tremendo. Mi culo estaba todo mojado, ¿qué hacía, intentaba cogerme al pendejo?, ¿y si le contaba al padre y me quedaba sin trabajo? A la mierda con mis ingresos. No, no podía seguir. Lo dejé a Matías en su paja, terminé lo que tenía que hacer y con el culo empapado me volví a casa. Me fui directo a mi cuarto, busqué mi consolador de gel con ventosa, me desvestí toda, me puse mi jaulita de castidad para castigar mis erecciones, me arrodillé frente a mi amiguito, cerré los ojos y me imaginé la pijota de Matías. Lo chupé lo chupé y lo chupé, me abrí las cachas y me lo mandé de una hasta el fondo de la concha, ay!, que bruta soy!, me dolió, pero lo necesitaba. La eyaculada de mi clit no necesitó mucho, estaba demasiado calentita, me quedé así, parada, con el conso a fondo en mi conchita, la leche chorreando de la jaula y jadeando por la acabada. No hay nada más delicioso que tener la cola abierta y llena de carne, bueno, al menos abierta.
Me quedé un ratito meneando las nalguis despacito para que el conso me hiciera mimos, pero seguía caliente. Me puse el jean y la blusa así nomás y despeinada como una loca y sin sacarme la jaulita fui a buscar el control remoto de la tele de la cocina, Por suerte mi vieja no estaba viendo. Le saqué las pilas y me volví a mi pieza. Busqué el vibrador y le metí las pilas. Me acosté y con las piernitas abiertas me lo fui metiendo. Mi colita dilatada me lo hizo entrar re suave. Lo encendí al mínimo, mmmmmmmmmmmm, que ricooooo. Cerré los ojos y me imaginé a Matías entre mis piernas cogiéndome despacito, su boca contra la mía, mis piernas al aire, sus manos en mis pechis. La jaulita me apretaba el glande y me hacía doler, ay! chicas!, aún no consigo dominar mi clit, pero cada vez se me para menos, ya lo voy a lograr. Lo puse al mango, ahhh, esperemos que mi vieja no haya escuchado mis gemidos, a los 5 minutos vino mi orgasmo de conchita, me dejó tan relajada que sólo atiné a apagar el juguete y me quedé dormida con el vibrador dentro de mi conchi. Ya era casi de noche cuando el ruido de la puerta que se cerraba me despertó. Mami me había cubierto con las sabanas, ¡qué vergüenza chicas!, me había visto desnuda con el vibrador en la colita y la jaulita en el clit, me dije "boluda, mirá las cosas que te hace hacer la calentura!"
Me propuse cuidarme, necesitaba trabajar y por comerme al pendejo no me iba a arriesgar a perder mi primer trabajo de doméstica. De nuevo bikini de señorita seria y jean holgado. Y nada de provocar a Mati, pero de reojo lo miraba, al pibe se le caía la baba por mi cola, ¿yo?, normal, pero la verdad la cola se me empapaba. Además lo sé, para algunos, mi forma de caminar, mi forma de hablar, mi natural meneo de nalguis, es provocativa, pero ¿que culpa tengo yo que por más hetero que sea un tipo las chicas como yo, aunque nunca lo confiesen, les damos mucho morbo?
El chico de a poco se fue animando, me invitó un café, que acepté por supuesto, cuando me alcanzaba el azúcar me rozó la mano, intencional, boluda no soy. Pero me dije, no!!!, cuidate boluda!!!, así que tomé el café rápido y me fui a limpiar el dormitorio del padre.
Ya había barrido el piso y estaba tendiendo la cama, se notaba que el viejo se había clavado una paja, mi nariz es súper sensible al olorcito de la leche de macho, le estaba por cambiar las sábanas cuando noté a Mati recostado en el marco de la puerta, los ojos como siempre clavados en mi colita, y una mano acariciándose el enorme bulto que le hacía el short. ¡No pude, no pude!, no me aguanté. Le correspondí, muy despacito y mirándolo, llevé mis manos a mis nalguis y me las acaricié todas.
Al pibe se le caía la baba, temblaba casi, pero no hacía nada.
Chau me dije, esta no me la pierdo, aunque me rajen. Lo fui a buscar, lo tomé de la mano, Mati se dejó llevar como un corderito. Lo paré al lado de la cama y muy despacito me saqué el pantalón.
-Te gusta mi colita?-, le pregunté quebrando la cadera. No me respondió.
Me arrodillé entre sus piernas, despacito le bajé el short, la verga saltó, dura, parada, mojada y casi me pega en la cara, ayyy, que cosa más linda!!, más de 18 cm, gordaaaaaaaaa. Comencé a lamer su glande, despacito. Cerré mis labios suave, los apoyé en la puntita y comencé a presionar, mi boca se fue abriendo como si fuera mi cola y la pija de Mati fue entrando, ay mis amores!, que rico se sentía! Escuché su primer gemido. Llegué hasta donde pude, es feo atragantarse, no es de chica cuidada y comencé a subir y bajar por ese rabo hermoso. No pasó ni un minuto cuando comencé a sentirlo crecer, Mati me tomó de la cabeza y me quiso apartar. Con los ojos le dije que no, lo tomé de las nalgas, me acomodé y me la tragué hasta el fondo. Sentí su grito, sentí su semen caliente en mi boca, uno dos tres trallazos, más más. Su leche abundantísima llenó mi boca, escuché el silencio, sólo su respiración entrecortada, la leche que asomaba en la comisura de mis labios, esa felicidad inmensa que siento cuando sirvo a un hombre. Me paré, me miró avergonzado, le mostré mi boca llena de su elixir y mirándolo a los ojos, me la tragué. Su pija dura debía ser atendida, me arrodillé de nuevo y con mi lengua se la limpié como una mucamita debe limpiar todo lo de su patrón. Cada restito de leche me resultó delicioso. Por primera vez me acarició la cabeza, lo miré, sus ojos me decían gracias.
La cama estaba ahí, aun con las sábanas sucias con la leche seca de la paja del padre, un poco más de olor a sexo no se notaría. Me terminé de desnudar, me saqué el corpiño, hasta la bombachita me saqué!, y me fui a la cama. Mati hizo volar su remera en segundos, pateó su short, y me siguió. Me abrazó fuerte, nuestras caras quedaron a distancia de beso, le di un pico, sólo eso, no quería estirar demasiado la cuerda. Su mano estaba sobre mi espalda, se la saqué y la llevé a mi cola.
-Te gusta mi colita Matías?-
-Seee, desde la primera vez que te la vi-
-Es tuya, sabés?- Su pija apretada contra mi pancita comenzó a ponerse dura de nuevo, me separé un poquito para vérsela. Miré mi pitito casi dormido, sonreí, frente a la vergota de Matías parecía más chico aún.
-Esperame- Salí corriendo desnuda hasta el baño y traje la cremita que había visto en el botiquín. Cuando volví ya Matías estaba parado pajeando su enorme sable. Me puse cremita en la conchi, me arrodillé, le di un besito en la punta y con suavidad de bebé le puse cremita. Cuido mi colita amores!!
Me recliné sobre el borde de la cama, mis pies en el piso, mi pancita sobre la cama, abrí mis cachitas, el ahhhh de Matías me hizo vibrar de deseo.
-Despacito Mati, si?- Sentí su glande tibio apoyarse, lo sentí abrir mi vulvita, lo sentí entrando en mi, gemí como la putita que soy, agudo, no sé cómo me sale esa voz cuando me la meten. Mi cola estaba tan caliente que la pija de Matu no encontró resistencia, creo que más que él empujar era mi concha que se la llevaba adentro. De inmediato comenzó el mete saca, de inmediato el golpeteo de su pubis en mis nalguis, ahhhh, su verga entrando y saliendo de mi cola me llevó a las nubes. Mis pezones se pusieron duros, me quemaban.
-Porfi Mati, tocame los pechis- casi le imploré a Matías
El chico entendió rápido, sus manos que estaban al costado de mis hombros fueron de inmediato a cada una de mis tetitas y me las empezaron a sobar. Me acabé!! siiii, con su pija en el fondo de mi concha y sus manos en mis tetas fue demasiado, de mi clit dormido salió semen como nunca, tibiecito entre mi pancita y las sábanas. Claro, mi conchi tembló, apretó esa vergota hermosa, y Mati me llenó el culito de leche. Los dos felices, los dos sonriendo
Me senté en el bidet para escurrirme un poco y limpiarme, el muy cochino me siguió y mientras estaba sentada, me puso la verga en la boca ¿Y que podía hacer?, mientras el agua me entraba en la conchi dilatada y la leche me iba escurriendo, se la chupé de nuevo. Bueno ahora se los cuento, soy muy puta y yo sabía que esto podía llegar a pasar por más que por dentro me decía esa mañana antes de salir de casa que no no y no, nunca iba a coger en lo de mi trabajo. Ya había salido de casa y de nuevo la duda, estaba por tomar el bondi, me dije ay no, me volví, entré el baño y me puse la perita para dejarme la conchi bien limpita, por las dudas nada más, jeje.
Me puse sólo la bombacha, Matías me ayudó a cambiar las sábanas mojadas aún de mi acabada y él mismo las puso en el lavarropas. Hice el resto de mi trabajo así, en bombachita. El segundo polvo de Matu me lo llevé dentro del culito a mi casa.
-Hola ma, ya llegué, estoy cansadísima, no sabés!, el trabajo de hoy en la casa de don Eduardo me mató-
(lo que pasó con don Eduardo después se los cuento)
8 comentarios - Mi nuevo trabajo (relato gay)
van 10