Hay ocasiones en las que en el despacho solemos tener tiempo libre. Muchas veces lo aprovecho para tomar algún curso o aprender algo nuevo, y otras lo uso para meterme en Tinder y, ¿por qué no?, buscar a alguien con quien divertirme. Así fue como conocí a Ramiro. Desde que lo vi, supe que quería tener sexo con él. Es alto, delgado, un poco atlético, de tez morena y con algunos tatuajes en los brazos, cosa que me encanta. Desafortunadamente, no éramos de la misma ciudad, y habíamos quedado un fin de semana para vernos. Mientras tanto, comenzamos a tener conversaciones eróticas, intercambio de fotos, videos y audios calientes. A pesar de que lo he hecho antes, nunca ha sido algo que me vuelva loca por hacer.
Un día estaba en la oficina en esos días donde no hay mucho que hacer. Recibí un mensaje de Ramiro que decía: 'Espero te guste'. Era un video suyo masturbándose en el tráfico, cosa que me excitó aún más, ya que es una de mis fantasías. Verlo ahí con el miembro erecto, masturbándose mientras espera el semáforo, me puso muy caliente. Una sonrisa lasciva se formó en mi rostro y me dirigí al baño, ya que mi escritorio está en una zona por la que mis colegas transitan constantemente.
Camino al baño, le mandé un par de mensajes:
- Me pusiste bien caliente.
- Te tengo una sorpresa.
Entré a un pequeño baño que hay en la oficina. Ya iba sintiendo cómo el calor hacía que mi coño se humedeciera. Rápidamente, al entrar, bajé mi falda, moví mi ropa interior, coloqué el celular sobre el lavabo, di la vuelta y me abrí las nalgas. En la foto se notaba cómo la humedad ya escurría entre mis labios y parte de mi ano. Le mandé la foto con el mensaje: 'No aguanto más, mira cómo me tienes'.
Dejé el teléfono de frente a mí y me quité la blusa. Bajé mi sujetador para verme en el espejo. Dejé mis senos al aire y comencé a pellizcarme mis ya duros pezones. Quería que fueran sus labios mordiéndolos, chupándolos. Usé una de mis manos para bajar la falda y comencé a jugar con mi coño por encima de mi ropa interior ya húmeda. El roce de la tela entre mis labios iba poniéndome más y más caliente. Gemí un poco con miedo de que alguien pudiera escucharme afuera, aunque eso también me excitaba más. Aparté la braga e introduje primero un dedo, luego dos y después tres. En este momento estaba descontrolada, arqué la espalda y recargué una mano en el lavabo para comenzar a meter mis dedos con más fuerza. Mis piernas temblaban, todo mi cuerpo temblaba y yo trataba de contener los suaves gemidos que salían de mí. Me giré y me recargué contra la pared para tapar mi boca y estallar en un orgasmo. Quería gritar, quería que supieran que estaba en el baño metiéndome los dedos.
Solte un par de suspiros y me reincorporé rápidamente, ya que había tardado algo de tiempo en el baño. Me reacomodé la ropa y salí rápidamente. Regresé a mi escritorio y le envié un mensaje que decía: "Mira, así es como me tienes. Ya espero verte pronto".
PD: Lamentablemente, el sexo fue una decepción, pero cada vez que suelo tener tiempo libre, suelo ir al baño a masturbarme. Incluso siempre cargo con un pequeño vibrador.
Un día estaba en la oficina en esos días donde no hay mucho que hacer. Recibí un mensaje de Ramiro que decía: 'Espero te guste'. Era un video suyo masturbándose en el tráfico, cosa que me excitó aún más, ya que es una de mis fantasías. Verlo ahí con el miembro erecto, masturbándose mientras espera el semáforo, me puso muy caliente. Una sonrisa lasciva se formó en mi rostro y me dirigí al baño, ya que mi escritorio está en una zona por la que mis colegas transitan constantemente.
Camino al baño, le mandé un par de mensajes:
- Me pusiste bien caliente.
- Te tengo una sorpresa.
Entré a un pequeño baño que hay en la oficina. Ya iba sintiendo cómo el calor hacía que mi coño se humedeciera. Rápidamente, al entrar, bajé mi falda, moví mi ropa interior, coloqué el celular sobre el lavabo, di la vuelta y me abrí las nalgas. En la foto se notaba cómo la humedad ya escurría entre mis labios y parte de mi ano. Le mandé la foto con el mensaje: 'No aguanto más, mira cómo me tienes'.
Dejé el teléfono de frente a mí y me quité la blusa. Bajé mi sujetador para verme en el espejo. Dejé mis senos al aire y comencé a pellizcarme mis ya duros pezones. Quería que fueran sus labios mordiéndolos, chupándolos. Usé una de mis manos para bajar la falda y comencé a jugar con mi coño por encima de mi ropa interior ya húmeda. El roce de la tela entre mis labios iba poniéndome más y más caliente. Gemí un poco con miedo de que alguien pudiera escucharme afuera, aunque eso también me excitaba más. Aparté la braga e introduje primero un dedo, luego dos y después tres. En este momento estaba descontrolada, arqué la espalda y recargué una mano en el lavabo para comenzar a meter mis dedos con más fuerza. Mis piernas temblaban, todo mi cuerpo temblaba y yo trataba de contener los suaves gemidos que salían de mí. Me giré y me recargué contra la pared para tapar mi boca y estallar en un orgasmo. Quería gritar, quería que supieran que estaba en el baño metiéndome los dedos.
Solte un par de suspiros y me reincorporé rápidamente, ya que había tardado algo de tiempo en el baño. Me reacomodé la ropa y salí rápidamente. Regresé a mi escritorio y le envié un mensaje que decía: "Mira, así es como me tienes. Ya espero verte pronto".
PD: Lamentablemente, el sexo fue una decepción, pero cada vez que suelo tener tiempo libre, suelo ir al baño a masturbarme. Incluso siempre cargo con un pequeño vibrador.
2 comentarios - Placer en la Oficina