El siguiente relato ocurrió en la madrugada del pasado 2 de julio. Como cada noche después de cenar mi marido, nos acostamos a ver una peli para luego cojer, pero esa noche no fue así puesto que le puse de excusa que no me sentía del todo bien.
Como es costumbre en verano dormimos desnudos ya que el calor es insoportable y con la brisa que entra por la ventana que dejamos abierta aminoramos un poco el malestar. Esa noche en específico el calor estaba peor que nunca y ni siquiera me tape con la fina sabana que tenemos para estos días así que mi cuerpo estaba totalmente desnudo y brillante debido al sudor que recorría mi figura y a la intensa luz de luna que entraba por la ventana.
Como a medianoche siento un pequeño ruido que hace que me desvele miro a todos lados pero no alcanzo a ver nada, excepto por mi marido roncando como un gorila, este si cuando queda dormido no se despierta ni con un ataque nuclear. Cierro mis ojos nuevamente pero con la presión de una mirada sobre mí. Intento dormirme de nuevo pero hay algo que no me deja, lentamente entreabro mis ojos y cuál fue mi sorpresa al ver la figura de un hombre encapuchado al lado mío. No pude decir nada, no sé si fue por el susto o esperando que cuando agarre lo que vino buscando se marchara sin hacernos daño a mi marido y a mí.
Quedó justo al lado mío durante unos minutos observando mi delicado cuerpo que mostraba hasta mi más preciada intimidad. Yo no decía nada solo esperaba que se fuese pero este lejos de esto lo que hizo fue acercarse más a mí y con dos de sus dedos comenzó a pellizcarme uno de mis pezones. Quede helada no sabía qué hacer, si gritaba o despertaba a mi marido a lo mejor fuese peor, así que decidí seguir haciéndome la dormida a ver hasta donde llegaría aquel intruso.
Se entretuvo jugando con mis pezones un rato, y quiero confesarles que la verdad tengo esa parte de mi cuerpo muy sensible y al mínimo roce estos se ponen muy duros y esta no fue la excepción, pensaran que soy una enferma pero es algo que no puedo controlar. No le bastó con lo que me hacía con sus dedos que decidió también llevarse uno de estos a la boca, para relamerlo con su lengua áspera que tanto placer me daba.
Ahora si no pude contenerme más y deje salir un pequeño suspiro pero sin abrir completamente los ojos, pude ver como el descarado sonrió. Sin dejar de rechupetear mis tetas llevo su mano al interior de mis muslos y fue pasando la yema de sus dedos muy delicadamente hasta llegar a mi vagina, ahora creo que el sorprendido fue el al sentir el vapor y la humedad que salía de esta. Introdujo dos de sus dedos muy fácilmente mientras que con su pulgar se dispuso a jugar con mi clítoris. Ya ahora no aguante más y después de dejar salir un pequeño gemido abrí los ojos y le dije suplicante que se detuviese.
-Ummm al fin se despertó la princesa.
-Por favor déjame en paz no me hagas daño.
-No parece que te esté haciendo daño, al contrario parece que estas disfrutando...
- Te equivocas no me gusta nada y si no te vas ahora despertaré a mi marido
Parece que no le agradó mucho el comentario ya que sacó una navaja de su bolsillo y mirándome a los ojos me dijo:
-Si haces alguna tontería te corto a ti y a tu maridito, entiendes???
Conteste temblorosa que si con la cabeza, mientras el sin perder tiempo continuo propiciándome esa estupenda paja, que aunque no lo quería reconocer estaba disfrutando mucho. Cuando ya tuvo suficiente de masturbarme frenéticamente, se separó de mi desabrochándose el pantalón para dejar al descubierto un descomunal miembro repleto de venas y brillante por los líquidos que de este brotaban.
-Vamos que esperas - Me dijo desafiante pretendiendo a mi entender que me la introdujese en la boca.
Sin hacerlo esperar comencé a pasarle la lengua poco a poco por su capullo hasta engullir completamente su cabeza.
Este sonrió y me dijo -solo quería que me la pajearas pero ya veo que no te pudiste resistir a comérmela- y continuó sonriendo.
Quede avergonzada ya que la verdad es que el no me había insinuado nada de mamársela pero aquella pija se veía increíblemente deliciosa. Seguí chupando creo que ya no por miedo a lo que me fuese hacer sino más bien por mis propios deseos, ese rabo estaba fantástico, no era tan largo, por lo que podía tragármelo completo y por lo grueso que era me llenaba bien la boca.
Mi opresor ya con un poco más de confianza y por el gusto de la magnífica mamada que le estaba regalando, decidió quitarse la capucha y para mi sorpresa era un joven de lo más apuesto.
Este retiro su verga de mi boca al parecer lo estaba haciendo demasiado bien y no quería venirse todavía. Me dijo que me pusiera en cuatro con los pies en el piso y las manos apoyadas en la cama.
-Ya es hora de ver que tal se ve esta magnífica concha- dijo mientras metía su bello rostro entre mis piernas.
Este ahora me devolvía el favor de antes ofreciéndome una prodigiosa mamada que iba desde mi ano hasta el clítoris. No pude resistir nada más y solté un gemido bastante más alto que el de antes producto al orgasmo que me estaba provocando con su lengua el atractivo invasor. Mire a mi marido asustada para ver si lo había despertado pero nada seguía como una piedra durmiendo bajo las sabanas.
Unos minutos más tarde mi ocupante decidió retirar su boca de mi concha para avisarme de que ya era hora de que este probase su rabo. Soltó un escupitajo en su mano para luego restregarlo por toda la superficie de su pene. Sentí cuando acerco la cabeza de aquel miembro a mi cuevita y sin pensarlo dos veces me penetro hasta el fondo. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no soltar un grito allí mismo, lo saco lentamente y repitió el proceso varias veces. Aquello era grandioso, era la pija más delicioso que nunca antes me había cogido.
En ese momento mi marido se dio la vuelta y se puso boca arriba observando ambos la gran erección que tenía este bajo la sabana que parecía una carpa de circo. Se sonrió mi usurpador y me dijo:
-A saber con qué estará soñando tu maridito.
Yo también sonreí al oír este comentario.
Continuó diciéndome: -Para que veas que no soy tan malo, quiero que destapes a tu marido mientras meneas tu culo en mi pija y le chupes la suya.
La idea me encanto era lo más morboso que había hecho en mi vida. Obedecí como si se tratara de una orden judicial, al destapar a mi marido pude ver como efectivamente tenía una erección descomunal como pocas veces, la verdad si me sorprendió y quise saber con qué estaría soñando, pero no era momento para eso, así que comencé a ofrecerle una mamada increíble al punto que en pocos minutos acabo como loco
llenando mi boca con su semen que trague con gran gusto.
-Ahora ya puede dormir tranquilo dijo mi asaltante - a lo que le conteste con una sonrisa pícara.
No sé cómo mi marido no se despertaba con todo lo que estaba ocurriendo en esa habitación. A todas estas el ya no tan encapuchado continuaba cogiendome como si no hubiese un mañana y yo disfrutaba como la mejor de las putas.
Seguimos así un rato hasta que mi grandioso semental me dijo que me virase para recibir su leche en mi boca. Yo ni corta ni perezosa le hice caso, no era justo que me hubiese tragado la de mi marido y no la de él que tanto placer me había regalado esa noche. Comencé a darle una estupenda paja mientras pegaba mi boca a esa encantadora pija que tenía para mi, hasta que por fin empezó a soltar chorros de leche como si de un grifo abierto se tratase, tanto que deje caer alguno por mis senos hasta llegar a mi vagina. Cuando de repente ocurrió algo que me dejo de piedra:
-Veo que ya conoces a mi nuevo compañero de trabajo- Dijo mi marido desde mi espalda...
Como es costumbre en verano dormimos desnudos ya que el calor es insoportable y con la brisa que entra por la ventana que dejamos abierta aminoramos un poco el malestar. Esa noche en específico el calor estaba peor que nunca y ni siquiera me tape con la fina sabana que tenemos para estos días así que mi cuerpo estaba totalmente desnudo y brillante debido al sudor que recorría mi figura y a la intensa luz de luna que entraba por la ventana.
Como a medianoche siento un pequeño ruido que hace que me desvele miro a todos lados pero no alcanzo a ver nada, excepto por mi marido roncando como un gorila, este si cuando queda dormido no se despierta ni con un ataque nuclear. Cierro mis ojos nuevamente pero con la presión de una mirada sobre mí. Intento dormirme de nuevo pero hay algo que no me deja, lentamente entreabro mis ojos y cuál fue mi sorpresa al ver la figura de un hombre encapuchado al lado mío. No pude decir nada, no sé si fue por el susto o esperando que cuando agarre lo que vino buscando se marchara sin hacernos daño a mi marido y a mí.
Quedó justo al lado mío durante unos minutos observando mi delicado cuerpo que mostraba hasta mi más preciada intimidad. Yo no decía nada solo esperaba que se fuese pero este lejos de esto lo que hizo fue acercarse más a mí y con dos de sus dedos comenzó a pellizcarme uno de mis pezones. Quede helada no sabía qué hacer, si gritaba o despertaba a mi marido a lo mejor fuese peor, así que decidí seguir haciéndome la dormida a ver hasta donde llegaría aquel intruso.
Se entretuvo jugando con mis pezones un rato, y quiero confesarles que la verdad tengo esa parte de mi cuerpo muy sensible y al mínimo roce estos se ponen muy duros y esta no fue la excepción, pensaran que soy una enferma pero es algo que no puedo controlar. No le bastó con lo que me hacía con sus dedos que decidió también llevarse uno de estos a la boca, para relamerlo con su lengua áspera que tanto placer me daba.
Ahora si no pude contenerme más y deje salir un pequeño suspiro pero sin abrir completamente los ojos, pude ver como el descarado sonrió. Sin dejar de rechupetear mis tetas llevo su mano al interior de mis muslos y fue pasando la yema de sus dedos muy delicadamente hasta llegar a mi vagina, ahora creo que el sorprendido fue el al sentir el vapor y la humedad que salía de esta. Introdujo dos de sus dedos muy fácilmente mientras que con su pulgar se dispuso a jugar con mi clítoris. Ya ahora no aguante más y después de dejar salir un pequeño gemido abrí los ojos y le dije suplicante que se detuviese.
-Ummm al fin se despertó la princesa.
-Por favor déjame en paz no me hagas daño.
-No parece que te esté haciendo daño, al contrario parece que estas disfrutando...
- Te equivocas no me gusta nada y si no te vas ahora despertaré a mi marido
Parece que no le agradó mucho el comentario ya que sacó una navaja de su bolsillo y mirándome a los ojos me dijo:
-Si haces alguna tontería te corto a ti y a tu maridito, entiendes???
Conteste temblorosa que si con la cabeza, mientras el sin perder tiempo continuo propiciándome esa estupenda paja, que aunque no lo quería reconocer estaba disfrutando mucho. Cuando ya tuvo suficiente de masturbarme frenéticamente, se separó de mi desabrochándose el pantalón para dejar al descubierto un descomunal miembro repleto de venas y brillante por los líquidos que de este brotaban.
-Vamos que esperas - Me dijo desafiante pretendiendo a mi entender que me la introdujese en la boca.
Sin hacerlo esperar comencé a pasarle la lengua poco a poco por su capullo hasta engullir completamente su cabeza.
Este sonrió y me dijo -solo quería que me la pajearas pero ya veo que no te pudiste resistir a comérmela- y continuó sonriendo.
Quede avergonzada ya que la verdad es que el no me había insinuado nada de mamársela pero aquella pija se veía increíblemente deliciosa. Seguí chupando creo que ya no por miedo a lo que me fuese hacer sino más bien por mis propios deseos, ese rabo estaba fantástico, no era tan largo, por lo que podía tragármelo completo y por lo grueso que era me llenaba bien la boca.
Mi opresor ya con un poco más de confianza y por el gusto de la magnífica mamada que le estaba regalando, decidió quitarse la capucha y para mi sorpresa era un joven de lo más apuesto.
Este retiro su verga de mi boca al parecer lo estaba haciendo demasiado bien y no quería venirse todavía. Me dijo que me pusiera en cuatro con los pies en el piso y las manos apoyadas en la cama.
-Ya es hora de ver que tal se ve esta magnífica concha- dijo mientras metía su bello rostro entre mis piernas.
Este ahora me devolvía el favor de antes ofreciéndome una prodigiosa mamada que iba desde mi ano hasta el clítoris. No pude resistir nada más y solté un gemido bastante más alto que el de antes producto al orgasmo que me estaba provocando con su lengua el atractivo invasor. Mire a mi marido asustada para ver si lo había despertado pero nada seguía como una piedra durmiendo bajo las sabanas.
Unos minutos más tarde mi ocupante decidió retirar su boca de mi concha para avisarme de que ya era hora de que este probase su rabo. Soltó un escupitajo en su mano para luego restregarlo por toda la superficie de su pene. Sentí cuando acerco la cabeza de aquel miembro a mi cuevita y sin pensarlo dos veces me penetro hasta el fondo. Tuve que hacer un gran esfuerzo para no soltar un grito allí mismo, lo saco lentamente y repitió el proceso varias veces. Aquello era grandioso, era la pija más delicioso que nunca antes me había cogido.
En ese momento mi marido se dio la vuelta y se puso boca arriba observando ambos la gran erección que tenía este bajo la sabana que parecía una carpa de circo. Se sonrió mi usurpador y me dijo:
-A saber con qué estará soñando tu maridito.
Yo también sonreí al oír este comentario.
Continuó diciéndome: -Para que veas que no soy tan malo, quiero que destapes a tu marido mientras meneas tu culo en mi pija y le chupes la suya.
La idea me encanto era lo más morboso que había hecho en mi vida. Obedecí como si se tratara de una orden judicial, al destapar a mi marido pude ver como efectivamente tenía una erección descomunal como pocas veces, la verdad si me sorprendió y quise saber con qué estaría soñando, pero no era momento para eso, así que comencé a ofrecerle una mamada increíble al punto que en pocos minutos acabo como loco
llenando mi boca con su semen que trague con gran gusto.
-Ahora ya puede dormir tranquilo dijo mi asaltante - a lo que le conteste con una sonrisa pícara.
No sé cómo mi marido no se despertaba con todo lo que estaba ocurriendo en esa habitación. A todas estas el ya no tan encapuchado continuaba cogiendome como si no hubiese un mañana y yo disfrutaba como la mejor de las putas.
Seguimos así un rato hasta que mi grandioso semental me dijo que me virase para recibir su leche en mi boca. Yo ni corta ni perezosa le hice caso, no era justo que me hubiese tragado la de mi marido y no la de él que tanto placer me había regalado esa noche. Comencé a darle una estupenda paja mientras pegaba mi boca a esa encantadora pija que tenía para mi, hasta que por fin empezó a soltar chorros de leche como si de un grifo abierto se tratase, tanto que deje caer alguno por mis senos hasta llegar a mi vagina. Cuando de repente ocurrió algo que me dejo de piedra:
-Veo que ya conoces a mi nuevo compañero de trabajo- Dijo mi marido desde mi espalda...
1 comentarios - Sorpresa a la madrugada