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Mi sobrina y su prima del pueblo 5

Mi sobrina y su prima del pueblo 5


Aclaración: El relato no es mío, pero me encanto y me pareció muy buena la historia.



Claudia, la prima de mi sobrina será castigada, por mí y por mis dos gacelas. Esther sigue buscando sus límites del dolor y el placer, y aparece Marta, la madre de Sonia.
    Al día siguiente, bueno a las dos horas, dormía como un tronco. Sonia, más responsable se había vestido y hacia los almuerzos, mi sobrina más dormilona, se iba despertando, jugando con su rodilla en mi polla, que poco a poco veía crecer y soltaba risitas. Claudia se quedó en la cama esperando que nos fuéramos. Esther se levantó sonriente y radiante con las braguitas rojas de sangre y caminando dolorida.
-Como sigas, llegaras tarde y te castigare- le dije a mi sobrina con voz dormido.
Soltó una risita y salió corriendo. Sonreí y me volví a quedar dormido.
-Tito, tu café y tu cigarro. Quedan 20 minutos- me grito Sonia.
Abrí los ojos y me levanté buscando que ponerme en mi armario. Miré mi polla y estaba roja de sangre de Esther, sonreí y me vestí rápido. Ya me duchare después con ella, pensé.
Ya de camino al instituto, se había apuntado Esther, era como la mascota en el coche sonriente y con las chicas haciéndole perrerías entre risas. Se había puesto una blusa con encajes sin mangas, y las chicas le habían sacado sus grandes cocos por los lados. La miraban y reían. Ella impasible sonreía notando el aire en sus pequeños pezones.
Se giro a mi sobrina y le dijo:
-Claudia izo enfadar al amo, le tuve que consolar. Creo que Claudia la a cagado.
Me miraron las dos por el retrovisor con cara de no saber de qué hablaba Esther y suspire diciendo:
-Esther cariño, ahora la has cagado tu.
Me miro asustada, y fue a decir algo, pero Sonia le abofeteo las tetas.
- ¡Calla perra! Pareces una loca con esa actitud, ¡joder! ¡Plash! ¡Plash! – le volvió a abofetear los cocos ya rojos y bamboleantes.
- ¡Mmmmh! ¡Mmmmh! – dijo con la boca cerrada.
-Se lo sumisa que quieras, pero actúa normal joder- le dijo Sonia.
-Vale, vale, joder. Creía que esto iba asi.
- ¡Plash! ¡Plash! Le soltó esta vez mi sobrina.
- ¡Mmmmh! ¡Aaaaj! – acabo gritando, pero gozando. Le ardían las tetas, pero el chocho también.
-Ahora te callas hasta que nos vayamos. - le dijo mi sobrina.
- ¿Que ha hecho mi prima? ¿te rechazo cariño? - me pregunto mi sobrina poniendo una mano en mi pierna.
-No bien, bien. Ya te lo explicare, que ya llegamos.
-Se va a cagar la puta “Pegui” esta – dijo con rabia Sonia.
-De momento quietecitas, vosotras no sabéis nada. Y Esther no le dirá nada.
Esther estaba cachonda, vio a Sonia furiosa y se puso más cachonda. Pero asintió con la cabeza.
Me besaron con cariño y sin prisas y se despidieron serias, esta vez, pero se giraron y me sonrieron, porque sabían que les miraría sus culos de vicio. Les guiñé un ojo y le dije a Esther:
-Tapate y vente a este asiento.
Obedeció y fuimos a mi trabajo a por las tareas del día.
-Joder, es que no sé cómo va esto. Yo creía que lo hacía bien.
-Tranquila que vas bien, solo lo han pagado contigo, pero ha sido por ser una chivata y una bocazas. - le dije.
-Es que me jode que te hiciera eso. Bueno yo encantada de servirte de castigo para ella- me soltó riendo los dos.
-Creo que Claudia no quiere ser como tú, bueno yo tampoco la quiero como sumisa. Solo quería follármela a cuatro patas, y ver cómo le rebotaban las tetas y las lorzas. - le explique, riendo los dos otra vez.
-Es una imagen excitante- me dijo cómplice.
Le sonreí y seguí conduciendo. Lleguemos y le dije:
-No tardo nada, ahora vengo.
Mientras me esperaba, Claudia escribió a Esther y le pregunto si sabía algo de mis planes con ella o los de mis chicas. La pobre estaba acojonada, y recurrió a su mejor amiga desesperada. Esther, la pobre no sabía que hacer, si contarle la verdad, o esperar a preguntarme a mí. Opto por la segunda opción y le dijo que en un rato le diría algo.
Claudia casi tira el móvil contra la pared. Grito furiosa y se sentó en el sofá a esperar.
Llevaba horas dándole vueltas a sus actos. No había dormido desde que me fui, soltándole mi lefa en la cara y rechazándola. Lo recordó todo, desde que entre en la habitación, y su corazón salto del susto, espero a que le atacara y no lo hacía. Temblaba de miedo esperando mis manos, y no pasaba nada.
Hasta que oyó gemir a Esther y saco la cabeza para ver qué pasaba. Creía que me había equivocado, pero era imposible, ella es como dos Esther. Y lo entendió, la estaba castigando por subnormal. Luego observo, y oyó como gozaba la “mosquita muerta”, y tuvo envidia, veía mi rabo entrar y salir de su amiga y maldecía, porque debía ser ella. Y se empezó a calentar oyéndonos y oyendo las guarradas que me pedía Esther “¿por el culo? Joder lo que tiene que doler eso, pensó”. Pero su coño ardía y hasta se pasó un dedo por su culo explorando. Pero después de meter la punta, le empezó a doler y lo dejo. Volvió a su conejo y sus pechos, cachonda perdida, oyendo gozar a Esther y pedirme más polla en su culo. Parece que compensaba tanto dolor, pensó. Y volvió a su culo con más decisión, y más cachonda. Al rato ya tenía un dedo hasta el fondo y se apretaba los pechos gozando. Se follaba lentamente y nos oía, se imaginaba que ella era Esther y se atrevió con dos dedos, ya muy cachonda. Le costó más, y recurría a su coño ardiendo y empapado. Al rato volvió a intentarlo con rabia, se castigaba, pero el castigo le salió premio. Al rato lo consiguió y se corrió follándose con dos dedos hasta sus entrañas.
Volví del trabajo con mi pendrive del día y entre en el coche con Esther de los nervios. Jugaba con la funda de su móvil y me soltó nerviosa.
- ¡Claudia esta histérica!, quiere saber que va a pasar y le tengo que decir algo. ¡Es mi mejor amiga tito! - me soltó nerviosa.
Me llamaba Tito, porque Sonia también lo hacía, estaba por debajo de Sonia, por muchos motivos, pero era su forma cariñosa de agradecerme “tanta enseñanza”.
Le cogí las manos tranquilizándola y le dije:
-Dile que este tranquila, que comprendo que sea lesbiana, y que hare lo que pueda porque este con Sonia. - le mentí como un bellaco. La quería castigar, y empecé por ahí.
-Pero no es lesbiana, es bisexual como yo. Y se lanzó a chupártela anoche. Te hubiera hecho lo que le pidieras- me explico sin saber mis motivos.
-Tu dile eso, y que todo va a seguir como si, nada. Somos familia y la respetare- le volví a mentir.
Esther entendió que era mi juego, no podía saber mis intenciones, pero agacho la cabeza y empezó a escribir a Claudia.
Claudia lo leyó, abrió los ojos y esta vez sí tiro el móvil. Pero al sofá.
- ¡¿Lesbiana?!  ¡Si le miro cachonda desde el primer día! ¡¿pero de que va este tío?! ¡Joder, joder! ¡puta mierda de juegos! -grito sola en mi piso.
Esther y yo almorcemos en un bar y me conto sus planes de futuro y sus sueños. Le aconsejé y me ofrecí a ayudarla. Me agradeció mis enseñanzas, y reímos cuando me dijo que el próximo novio iba a alucinar con lo que sabia ya. No la volverían a dejar tirada en un descampado, me explico riendo.
- ¡¿Joder, que hijo de puta no?!
-Ya le dio candela mi primo Frasco, cuando lo pillo en las fiestas -me explico.
La verdad es que de querer hacer que se fuera huyendo de casa, acabo siendo muy útil, y pensé, en cómo cambian los planes, y la forma de ver a una persona después de intimar.
Claudia en casa no se había creído nada, sabía que me la follaría, y sin ningún miramiento ni cariño, era su castigo por tonta. Esperaba impaciente haciendo que estudiaba. Con un rotulador ancho y plano, de color fosforito, tachaba apuntes. Lo miro, lo giro y pensó en preparar su culo para mi polla. Ya que se lo iba a follar, por lo menos que lo tuviera dilatado.
Se fue al baño, lo embadurnó con aceite corporal y se lo empezó a meter refunfuñando. Poco a poco entro y noto sus pezones endurecerse, y su coñito mojarse. Resoplo y se subió las braguitas y el pantalón de pijama.
Como Esther y yo fuimos a almorzar y charlar, tardemos en llegar a casa. Esther me miraba viciosa, pero se contenía. En el parquin, me miraba como una perrita que espera que le tires la pelota. Le sonreí, mire alrededor y me saque la polla.
No hizo falta decirle nada, se lanzó contenta y me la empezó a mamar con ansia. Yo le sobaba sus cocos colgantes por la postura, y ella mamaba, y me pajeaba con fuerza. Se había fijado en mis chicas, y sabía que tenía que dame caña para que me corriera.
- ¡Mmmmh! ¡Asi! ¡Asi! Muy bien perrita ¡Aaaaj! ¡Follate la boca! ¡Aaaah! ¡Traga, traga polla! - le decía gozando.
Aumentaba el ritmo y le maltrataba sus pezoncitos, estirándoselos. Gemía con mi polla, pasada ya su garganta, y movía el culito plano contenta. Se aplicaba cada vez más, y me daban ganas de follarle la boca más todavía y metérsela del todo, pero pareció leerme la mente y trago con más fuerza y más rápido.
- ¡Joooder perrita! ¡Aaaaj! ¡Muy bien! ¡Mmmmh! ¡Asi, asi! ¡sigue! ¡Aaaaj! ¡que sorpresa cabrona! ¡Ya casi estoy! ¡Mmmh! ¡sigue, sigue asi! ¡Aaaaaj! ¡Traga, traga que ya viene! ¡Mmmmh! ¡Aaaaajj! - trago como una posesa, ya casi toda mi polla, y chupo sin descanso hasta que la tuve que apartar.
- ¡Joder, como has aprendido! ¡Buuff! Menuda mamada cabrona- le dije sorprendido.
Se puso bien el pelo y la camiseta y, se sentó relamiéndose sonriente. También se había corrido. Pero su garganta y sus pezones protestaban.
Lleguemos y estaba Claudia haciendo que estudiaba con una cara rara. Pensé que era por el disgusto y no le hice mucho caso. La salude cordialmente y me devolvió el saludo sonriendo forzada.
Antes de que llegáramos Claudia al sentarse, tuvo que empinar el culo y dejar el rotulador por fuera de la silla, al rato estaba resoplando, porque al moverse cada vez, lo notaba violándola. Se tiró de la braguita, para que no le empujara, y al fin logro que no se le moviera tanto. Tardábamos y ella intentando leer, veía sus pezones duros. Se los acaricio, como diciéndoles que esperaran, que pronto serian devorados. Y se calentó más. Justo se iba a ir al baño a follarse con el rotulador, cuando lleguemos.
Nos sentemos en nuestros sitios y después de encender mis ordenadores y el portátil, me fije en los pezones de Claudia. Alucine y le dije:
- ¿Tienes frio Claudia?
Me miro sin entenderme y le señale con la vista sus pezones. Sonrió y frotándose los brazos, me dijo mintiéndome:
-Si, un poco, hay corriente.
-Ponte algo mujer, que vas a romper la camiseta.
Se rio, pero no se podía levantar, le vería el bulto del rotulador en su culo.
-No. Ya se me pasara.  Abra sido al abrir la puerta. - me dijo incomoda.
No pasaba nada, no la atacaba como creía que haría al llegar. Y ahora no se podría mover hasta que no me fuera a fumar. Estaba frustrada, cachonda y cabreada. Y tiro a la desesperada, empezó a jugar con un pezón mientras leía, asi me calentaría, y pasaría todo ya de una vez.
La vi zorreándome, con su pezón entre sus deditos mientras leía. Pero la ignore. Seguí mi trabajo y Esther nos observaba expectante. También quería que me la follara ya, y asi recibiría su ración, le dolía la garganta, pero sus otros agujeros ardían de deseo.
Llego la hora de comer, y les pregunte si querían algo en especial y les daba igual. Pedí cualquier cosa y me fui a la cocina. Sentado, fumando con mi café, sonreía por la pobre Claudia, que no sabía que pasaría y opto por calentarme.
-Tía, ¿Qué hago? Pasa de mi- le dijo a Esther.
-No sé, ve a la cocina, igual te quiere pillar a solas. - le contesto Esther.
Se levanto, se sacó el rotulador del culito respirando agitada, y con Esther flipando al verla. Venía a buscarme, pero sonó el timbre. Se giro, y fue a abrir.
Era como la hija, pero la versión mejorada, más culo, más caderas, y más tetas. Igual de guapa, pero con 20 años más.
- ¡Hola! ¿esta Pendergast? Soy Marta, la mama de Sonia- le dijo a Claudia.
-Si, si, pasa. Ahora le aviso que está en la cocina, - le explico.
- ¡Pender, tienes visita! – me grito.
Le presento a Esther y enseguida se fijó en sus grandes cocos libres bajo la camiseta, miro a Claudia, y también iba sin sujetador, pero esta con los pezones hinchados. Abrió los ojos y se extrañó. Pues sí que ha dado fuerte esta moda, pensó al recordar la bronca con su hija, el primer día que llego a casa sin sujetador.
- ¡Joder Sonia! ¿Qué has almorzado? -le dije a la madre al verla.
-Si, ¡jajaja! Mas quisiera yo tener su edad- me dijo mirándome de arriba abajo y viendo mi polla morcillona, botar bajo el pantalón al caminar. Desvío la mirada, se presentó y nos dimos dos besos.
- Ven, siéntate en el sofá. ¿quieres tomar algo? – le dije.
-Agua, por favor. -me pidió. Mirando mi culo al ir a la cocina. Se paso la lengua por sus labios pintados de rojo, se miró las tetas, y observo el salón.
Volví, me senté a su lado, a menos de un palmo. Y le solté:
-Tenía razón tu hija, estas cañón- y reímos los dos.
- ¡¿Eso te dijo?! -pregunto riendo.
-Si, bueno yo le pregunte por tu carácter, pero me tranquilizo y me insistió en que ya vería yo, que estas cañón- y volvimos a reír.
-Bueno, puedo estar cañón, pero ser una bruja- añadió a la coña.
-Bueno, bueno, que niña esta, menos mal que me esta alucinando con las notas. Ya estaba muy preocupada, hasta que me hablo de ti, y de que las ayudas mucho, y muchas veces te explicas mejor que los profesores. - me dijo agradecida.
Yo pensaba maltratar a Claudia en la cocina y dejarla con dos palmos de narices, cachonda perdida. Y aparece la mama de Sonia, con el mismo “sexapil” que su hija, pero con más de todo. La miraba descarado mientras me explicaba, y mi polla aprobaba lo que veía.
-Es difícil dar clase para 20 o 30, y más fácil con dos solo. Eso hay que entenderlo. Asi que tanto merito no tengo- le explique cogiéndola de una mano.
No la miro, pero la noto grande y muy caliente. Trago saliva y siguio con sus halagos.
-No te creas, “las dos” son unas piezas de cuidado, y en cuestión de semanas, las has cambiado, solo quieren estudiar y salir de compras. Se han olvidado de salir de fiesta y de los chicos. Eso no lo consigue un tutor particular. -Me dijo cogiéndome ella la mano sonriéndome convincente.
- Bueno, es que ese fue una de mis condiciones. Les explique que son muy jóvenes y que ya tendrán tiempo al acabar sus carreras. Y a Sonia le costó más que a mi sobrina. Pero bueno, funciona. -le respondí apretando su rodilla con cariño.
-Si, sí, yo encantada. Ya tendrán tiempo. Yo perdí muchos exámenes y clases en mis tiempos, lo piensas, y no compensa. -me dijo.
-Eran otros tiempos y demasiadas cosas nuevas vivimos, y conseguimos salir medio ilesos- le explique ya con la mano por encima de la rodilla.
-Si, sí. Suerte que solo me preñaron una vez, tengo amigas con hasta cuatro críos seguidos y esclavas de ellos. - me conto mirándome la mano en su pierna, y sintiendo el calor sobre sus mayas.
La miré descarado sonriendo y le dije:
-Mejor me callo - lo entendió y reímos.
Le iba a decir que yo le hubiera hecho 14. Pero ya lo entendió sin decirlo.
-Bueno, lo primero, decirte que me enfade mucho con las dos, por no decirme que no sabias que dormía aquí. ¿Imagínate que le pasa algo? Se corta, se cae y se rompe un brazo. Menudo papelón- le dije dando pena.
-Si, si, ya le pegué bronca, y le dije lo mismo. Son un peligro estas niñas. Pero ya puedes estar tranquilo, que no me hace falta ver más. Y veo que tienes ya casi una academia. -añadió mirando a Esther y Claudia que rieron también.
-Si, Claudia es prima de mi sobrina, y Esther su amiga de toda la vida del pueblo. Ahora empiezan la universidad. -le explique sobando su pierna y ella mi mano.
-Cuidado con los chicos de la “Uni” que van muy salidos. - les dijo riendo todos.
Seguimos charlando y jugando con las manos. No se quería ir. Se quedo a comer y me conto que estaba divorciada y cansada de las aplicaciones de ligar y de los tíos, estaba con una chica, y parecía que funcionaba.
Comiendo, Esther y Claudia se la comían con los ojos. Claudia alucinaba con el gran parecido con Sonia, y Esther ya nos imaginaba a los cuatro en el sofá gozando, y bajo su mano a su coñito acariciándolo, se estaba convirtiendo en una ninfómana masoquista.
Marta me deseo desde el primer momento. Ya le había contado Sonia que estaba muy bueno, que no me zorreara porque tengo pareja, y al verme lo confirmo. Me hubiera agradecido mis clases como le hubiera pedido, si no llegan a estar las dos universitarias. Entendía mi polla morcillona con las chicas tan descocadas, y compadecía a mi pareja cada vez que la pillara. Se le mojo el coñito al imaginarlo. Y no era la primera vez que se tiraba a un tío casado por gusto. Pero sopeso los pros y los contras, y ella quería que su hija saliera del barrio, y yo lo estaba consiguiendo. Asi que cerro su coñito con fuerza y seguimos charlando.
Salimos a la terraza a fumar y me fije a la luz del día en el culo de la mami. Igualito que el de Sonia, pero más grande. Resople, y me oyó sin girarse. Ya sabía por qué resoplaba. Se apoyo en la baranda, y se dio cuenta, que sin querer se movía muy sexy. Era ya por costumbre. Se giro y me pregunto:
- ¿Y tu mujer que dice de tanta chica por casa, y sin sujetador? – añadió riendo.
-Bueno, tenemos una relación abierta, y no para mucho por casa. Pero me dijo, que con ellas tuviera compasión, que son familia. Y ya me ves- le solté, descarado mirándome la polla.
Marta aflojo los muslos y se le puso sonrisa de tonta al oír tantos datos de golpe. Se quedo en blanco unos segundos. Y me dijo:
-Joder que pasada, he oído hablar, pero no conocía a nadie. ¿y no te jode que se la folle otro? - me pregunto.
-No, si solo esta con chicas. Odia a los hombres. Pero a mi no. -le dije dejándola a cuadros.
-No lo entiendo, ¿es lesbiana, pero contigo no? ¿haces el papel de mujer? ¿te travistes o algo de eso? - me preguntaba curiosa y sorprendida.
-Nada de eso, es una historia muy larga, pero soy hetero, y no me gustan las mariconadas. Le abrevie riendo los dos.
-Vale, vale, ya me la contaras, y me la presentas si quieres- añadió zalamera.
-En cuanto vuelva a Barcelona quedamos- le dije cogiéndola de la cintura y acercándola.
- ¿jugaremos los tres? - me pregunto con los ojos brillantes, agarrando mis brazos.
-Primero juguemos tú y yo, y si nos llevamos bien, jugaremos los tres. - le respondí cogiendo ya su culo y sobándoselo.
-Oye no me calientes que te empotro contra la pared, que esas son mayorcitas- me dijo descarada.
Le aprete más el culo, y nos besemos. La fui llevando contra la pared y ella me metió las manos bajo la camiseta.
-No le digas nada a Sonia, que me hizo prometer que te respetaría- me dijo la inocente mama.
Rei y ya contra la pared, le baje las mayas y le busque su chochito ya empapado. Me bajo un poco el pantalón y salto mi polla.
- ¡Joder que pollón! Que hermosura- me dijo acariciándolo.
-Tu sí que eres hermosa- le dije frotándole el coñito y sobándole un pecho.
- ¡Mmmh! ¡Joder que mano tienes! ¡Si, sigue! – me dijo apretando más mi polla y pajéandome.
-Tiene que ser rápido, tenemos que ir a por las chicas- le dije bajándole las mayas debajo de su culo y acercándole la polla.
- ¡Ostia es verdad! ¡Mmmmh! ¡joder que mierda! – me dijo rabiosa.
Le hubiera dado la vuelta contra la pared, pero es la mama de “mi Sonia” y la respetaría. Por ahora.
Baje sus mayas y su braguita hasta sus tobillos, le levante una pierna, y se la encaro a su coñito. Empecé a empujar y se levantaba de puntillas.
- ¡Madre mía! ¡Ooooj! ¡despacio “porfa”! ¡Mmmmh! ¡Aaaaj! ¡Buuuf! ¡Joder que pollón! ¡Aaaaj! – me dijo.
Le sonreí, le empecé a besar y lamer su cuello. La iba empalando poco a poco y ella resoplaba y gemía. Pare y besándonos, la empecé a bombear agarrándole un pecho.
- ¡Oj! ¡Oj! ¡Oj! ¡Joder que rico! ¡Aaaaaj! ¡Madre mía que polla tío! ¡Oj! ¡Oj! ¡Oj! ¡Que gustazo, la ostia! - se empezó a animar la mami.
Estuvimos un rato asi, y al final ya con toda la polla dentro, estiraba la cabeza con los ojos cerrados, como haciendo sitio en su coñito y gozábamos a buen ritmo. Le mordía una teta, sobre el sujetador, y pasaba a la otra. Se le notaba que le encantaba como a su hija.
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Si, asi, ¡Mmmmh! ¡Mmmmh! ¡Que gozada pender! ¡Volveré, a pagarte las clases! ¡Aaaaj! ¡Si, joder! ¡Si! ¡Aaaaaj! ¡Volveré muchas veces! ¡Me corro, no pares! ¡Aaaaaj! ¡siiii! ¡mmmmh! ¡Ooooj! ¡Sigue, sigue asi! ¡Aaaaj! ¡Me corro! – me decía gozando y corriéndose.
Mire la hora, me vio y me dijo:
-Sigue, sigue, ¡Mmmmh! córrete que es tarde ¡Aaaaaaj! - me pidió la pobre mami muy entregada, temblando y corriéndose.
Ya estaba a mil, y agarrándola más fuerte aumente el ritmo y busque mi orgasmo.
- ¡Ah! ¡Ajjj! ¡Aaaaj! Sigue, sigue que aguanto ¡Mmmh! ¡Ostia puta, que me partes! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡córrete cabrón! ¡Aaaaaj! ¡Mmmmh! ¡Madre mía! ¡Mmmmh! ¡que me corro otra vez ostia! ¡Aaaaaj! ¡Mas, dame más! ¡Aaaaj! ¡Mmmmmh! ¡Mmmmh! ¡Mmmmh! - se volvió a correr con sus tetas botando, mordiéndome un pezón levantada contra la pared.
- ¡Ya! ¡Ya viene! ¡Que coñito mami! ¡mmmmh! ¡ya! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡Te voy a pasar factura la próxima vez, pero bien! ¡Aaaaj! ¡mmmmh! – me corría notando su coño hacer fuerza mientras se corría y me intentaba echar. Pero me agarraba del culo y me movía a su gusto con mi pezón sobre la camiseta en su boca.
Fuimos aflojando y me besaba agradecida.
-Si estuvieras conmigo, no te dejo estar con otras, ni salir de casa, ya te lo digo- me dijo de coña y reímos.
Nos pusimos corriendo bien la ropa y salimos pitando a buscar a mis chicas.
Claudia y Esther habían desaparecido. Estaban en la habitación comiéndose sus coñitos y metiéndose ambos rotuladores por sus culitos. La mama de Sonia era demasiado escandalosa, y asi no se podía estudiar.
Era raro, pero Esther, que le gusta ser sometida, era la que siempre acababa sometiendo a Claudia. Le había empezado a meter mano bajo la mesa al oír a Marta, y Claudia siempre indecisa, se dejaba hacer. Esther quería correrse sabía que, si no tomaba la iniciativa, no pasarían de hacer manitas. Se levanto y llevándola del brazo, la metió en la habitación, la tumbo y quitándose los pantalones y las braguitas, se había sentado con todo el descaro en la boca de Claudia. Después de un rato de gozar de su boca. Le abrió las piernas y no busco su coñito, le metió dos dedos en el culito, que entraron suavemente con Claudia gimiendo y protestando en su coño. Al rato ya muy cachonda, Claudia reacciono y se pusieron a hacer el 69 con sus bocas en sus coñitos y los rotuladores en sus culos, entrando y saliendo.
En el coche, le advertí de las normas. Nada de meter mano y distraer. Debería poner un cartel, pensé, riendo solo.
Me sonrió echada en el asiento aun resoplando y me dijo:
-Si no dura más de un cuarto de hora el viaje, puedes estar tranquilo- y reímos los dos.
Casi llegando, le advertí:
Cuidado con Verónica que tiene un sexto sentido. No te delates.
Me miro sorprendida, y sin entenderlo. Pero asintió.
Las chicas subieron detrás y me besaron en la mejilla, muy cerca de la boca apenadas. Y al rato ya parloteaban las tres camino a casa de Sonia. Marta se despidió, se delato muy claramente, y le pidió a su hija que le pasar mi número, mirándome viciosa. Mi sobrina salto a su asiento aguantando la risa. Pero Sonia no reía.
- ¡¿Te a zorreado verdad?! ¡Joder con mi madre! - y reímos mi sobrina y yo.
-Tranquila, que la he sabido llevar- le mentí.
-No, si a mí me da igual, pero le advertí. Se supone que te tiene que respetar- se explicó Sonia celosa.
Pare en el arcén bastante bruscamente, me gire y les dije:
-Me encanta que me protejáis, que os preocupéis por las mujeres que se me acercan, pero os estáis volviendo unas brujas déspotas. ¿Qué os pasa? - les solté en tono calmado.
No decían nada, tenían las cabezas gachas y esperaban que la otra hablara.
-Habladlo y ya me lo explicareis- les dije resignado. Y arranque de nuevo.
Lleguemos a casa y estaban las dos pueblerinas, esta vez estudiando de verdad y muy relajadas. Nos saludemos todos bastante cordialmente, menos mis chicas que se sentaron en sus sillas y abrieron sus portátiles.
Me fui a fumar y leer los correos en la Tablet. Pensé en mis chicas, y como evolucionaban. Me compadecía de los amantes que tuvieran en el futuro. Sonreí al pensarlo y escribí a mi sobrina, recordándole que teníamos un asunto pendiente con su madre. Me contesto con un ok y un guiño.
Pase la tarde en la cocina fumando y tranquilo. No me extrañé de que no viniera ninguna a buscar “cariño”. Dos estaban servidas, y dos enfadadas consigo mismas.


Continuará.


Autor: CacharroLoco 

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