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Del otro lado

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Como siempre, podes escribirnos a dulces.placeres@live.com, te leemos

Gracias por los puntos y comentarios


DEL OTRO LADO



Mi madre siempre decía que en el mundo había dos tipos de mujeres, por un lado las que eran amas de casa, buenas esposas, criaban hijos, y por otro las que estaban para satisfacer al hombre, para ser perras y darle todo aquello que las primeras no podían darle, ambas eran incompatibles, o eras una o eras otra. Ella tenía claro a qué grupo pertenecía y lo gritaba con orgullo, nunca le molestó ser lo que era. Así me crío, como una pequeña copia, a su imagen y semejanza, ella quería para mí la misma vida que ella había llevado, entonces no es de extrañar que pueda narrar un periplo sexual año por año de mi existencia:



Con solo once años ya me conocían como la putita de la cuadra.

A los doce años tuve mi primera relación sexual con un chico bastante mayor que yo.

Con trece años, gracias a una amiga de mamá, pude comprar mi primer vibrador.

Cuando tenía catorce, ya no me quedaba sitio virgen en mi cuerpo.

Para comprar una campera de cuero, con quince, cambié sexo por dinero.

Mi primera relación con otra mujer fue cuando tuve dieciséis años.

Como regalo de diecisiete, mi madre me obsequió mis primeros pechos siliconados

Apenas cumplí los dieciocho empecé a trabajar oficialmente de stripper.

Con los diecinueve llegaron los tatuajes y la depilación íntima definitiva.

Los veinte me sorprendieron haciendo mi primera producción fotográfica para hombres.

Ya a los veintiuno era una prostituta vip.



En resumen, mi privilegiado físico siempre me ayudó, más horas y horas de entrenamiento en gimnasios y clases de bailes hicieron la mujer que soy, la mejor de las putas. Los hombres halagan mis virtudes, algunos mis enrulados cabellos rubios que llegan a mi cintura, otros mis grandes ojos verdes, o mis labios carnosos, o mi rostro de niña fatal, los más osados se pierden en mis tetas y mis grandes aureolas, la mayoría se fascina con mi generoso y respingado trasero, con mis anchas caderas y mis torneadas piernas, pero todos, absolutamente todos caen ante lo perra que soy entre las sábanas.



Mi vida transcurrió entre prostíbulos, hombres de dinero y poder, servicios de acompañante, stripper, producciones fotográficas casi pornográficas y todas las cosas que mi madre me había enseñado para ‘esta’ clase de mujeres.



Creo que nunca estuve enamorada, es difícil encontrar a un hombre que esté dispuesto a enamorarse de una chica ‘de este lado’, ellos solo se divierten con nosotras, pero se comprometen con las ‘del otro lado’.

Cuando había pasado los veinte conviví un par de años con un prominente empresario, él se acercó a mí por ‘solo una noche’, pero luego no pudo despegarse, se sintió perdidamente hipnotizado.

Teníamos una relación abierta, era mi trabajo, yo andaba con cuanto tipo quisiera, el con cuanta hembra desease, era un acuerdo.

Y saben por qué terminamos? es cómico, no le molestaba que yo me acostara con cualquiera, lo que siempre me recriminaba es que yo me sacase fotos casi desnuda, provocativa, puta, y las subiera a las redes sociales, que la vieran sus conocidos, sus familiares, sus contactos, obviamente una puta como yo dañaba su imagen, eso era todo lo que le importaba, ‘su imagen’…



A los veinticinco estaba en mi mejor momento, física, mental y sexualmente, hacía unos meses que trabajaba en ‘April’, uno de los más cotizados lugares de capital, un lugar para ambos sexos, con strippers para todos los gustos, unos diez chicos, unas diez chicas. Como comprenderán se juntaba lo mejor de lo mejor, no había gordas, ni flacas, ni petisas, ni chatas, para los hombres era más exigente, si su pene no tenía una medida ‘mínima’, no había posibilidad, era cómico porque un chico gay era el encargado del ‘control’. Pasado ese obstáculo, el físico era el segundo punto a tener en cuenta. Teníamos audiciones de baile, movimientos, trato con la gente, no era para cualquiera.



Ahí conocí a Emiliano, un chico enorme, enorme por todos lados…

Emi, tenía mi edad, estudiaba filosofía y hacía esto temporalmente para pagarse sus estudios, rápidamente hubo piel entre nosotros y compartimos casi dos años de pasión.

Emi tenía un corte desprolijo, castaño claro, de piel morena y ojos negros, labios delgados, cerca del metro noventa, de amplios músculos, un pecho enorme y poderosos bíceps, lucía varios tatuajes, su piel era suave y su sonrisa seductora, siempre me trataba como a una dama, a pesar del ambiente que compartíamos.

En algún momento soñé con formar una familia, con alejarme de este mundo, pero sabía que lo nuestro no era amor, era solo pasión del uno por el otro.

Las damas ponían sus billetes para tener sexo con él, los caballeros lo propio conmigo y esta situación corrompía los cimientos de cualquier sentimiento.



Cuando Emi cumplió veintisiete años los muchachos del club le hicieron una fiesta íntima, de caballeros, Andrés, uno de los chicos me dijo que yo fuera también, como sorpresa y la idea era que al final ellos se irían para darnos intimidad, me copó la idea y acepté de inmediato.

La realidad no sería lo que había imaginado, eran siete caballeros incluyendo a Emi y yo la única mujer, a pesar de estar con una cortísima minifalda de cuero y apenas un top que dejaba demasiado a la vista, para ellos parecía ser invisible, hombres hablando cosas de hombres, me aburría y no sabía qué demonios hacía en ese lugar, bebí una copa, luego otra y otra más, perdí la cuenta…



Purple rain de Prince, comenzaba a sonar en la radio, uno de mis temas favoritos, con los que hacía mis shows, dejé a los hombres y fui sobre el equipo de música, tambaleando por el exceso de alcohol que tenía en las venas, cerré mis ojos y me moví con cadencia al ritmo de la música, como lo hacía para multitudes, solo que ahora lo hacía solo para mí, mis sensuales caderas de izquierda a derecha, con mis piernas levemente abiertas, bajando y subiendo mi trasero, mis manos recorrían mi vientre, mis pechos…



Emi se acercó sin que lo notara, casi me susurró al oído:



-Pedoname nena, no me di cuenta, soy un tonto…


Del otro lado



Abrí los ojos y lo miré profundamente, por instinto llevé mi mano a su bulto, estaba tan grande, tan duro, besé sus labios, lo mordí con dulzura, sentí mis pezones erizarse, mi clítoris excitarse, mi concha mojarse, bajé lentamente, sabía lo que le gustaba, bajé su ropa, desnudé sus veintiséis centímetros de dura carne, su circunciso glande brillaba en la poca luz de la habitación, como si solo estuviéramos él y yo se lo acaricié una y otra vez, llevé mi boca a sus depilado testículos, tan suaves, como una perra fui sobre su verga para comenzar a lamerla, tan gruesa, tan deliciosa…

Su exquisito sabor llenaba mi boca, como me gustaba chupársela, se sentía tan rica…

Trataba de comérsela toda, me era imposible, el sacaba mi mano y me obligaba a usar solo mis labios, solo mi lengua, a veces se me escapaba y aprovechaba a tomar aire…



Emiliano me levantó, me besó dulcemente, y nuevamente al oído me dijo:



-Nena, puedo pedirte un regalo especial?
-Si bebé, que quieres?
-Me gustaría que entretengas a nuestros amigos, me gustaría ver cómo te cogen…


Giré la cabeza para observarlos, recordé que no estábamos solos, lo miré fijamente y le contesté:



-Bien, si eso quieres…


Él se retiró un tanto he hizo una seña, como si ya estuviera pactado, como si fueran tigres hambrientos que se abalanzan sobre una pobre gacela, pronto estuve rodeada, seis hombres musculosos de enormes vergas se arremolinaban en torno a mi rostro, mi chico se había quedado a un costado, como espectador de lujo, tomé una al azar, la llevé a mi boca, tomaron mi mano y la llevaron a otra, y lo mismo con la otra. Me encontré lamiendo una verga deliciosa y masturbando a otras dos al mismo tiempo, me sentía súper excitada, caliente.

Fui rotando de una a una, probándolas todas, sabores, olores, tamaños, texturas, creo que había nacido para chupar pijas, ellos se turnaban, los que quedaban libres golpeaban mi rostro como haciéndome saber que estaban ahí, esperando su oportunidad.



Alguien me tomó los cabellos desde atrás y me tiró la cabeza hacia su posición, quedé mirando al techo, su glande caliente se apoyó en mi frente, el bastardo de repente comenzó a derramar chorros de semen, el líquido caliente rebotó en mi nariz, mis mejillas, luego se acomodó mejor, mi lengua recibió varios disparos, lo sentí llenar mi boca, deliciosamente fui tragando todo lo que me daba, ese exquisito sabor a hombre hasta la última gota.



Con mis dedos fui limpiando mi rostro, me miraban como a una ramera, con delicadeza llevé el resto de esperma para degustar su sabor, para que nada sobrara, uno de los chicos trajo una botella de champagne, la abrió y dejó caer el líquido por mi rostro, luego en mi boca obligándome a tragar todo lo posible, la bebida rebalsaba resbalando por mi cuerpo, por mis tetas…

A todo esto ya me habían acomodado en cuatro patas, sus dedos penetraban mi concha húmeda, eran varios dedos juntos, podía sentirlos, también mi culo se veía dilatado, poco a poco, empecé a perderme, a gemir, no podía evitarlo…

Volvieron a cogerme por la boca, enterrándola tan profundo como podían, alguien se acomodó a mi espaldas, su pija fue apuntada directamente en mi culo, empujó con fuerza, grité y me contorsioné, era tan gruesa…



Pero no me dieron tiempo a nada, me volvieron a acallar con más carne, no podía con todos, trataba de chupar lo mejor posible, sentí como se turnaban en mi culo, era penetrada analmente sin piedad, me encantaba que me la dieran por el culo, me encantaba satisfacer los más bajos instintos de los hombres, por qué no?. La voz de Emiliano trajo mi atención hacia un costado, estaba gimiendo con una verga enorme que entraba y salía de mi culo, en cuatro patas, con una mano me apoyaba manteniendo el equilibrio, con la otra mantenía una pija cuyo glande estaba a milímetros de mis labios, él me estaba filmando, y eso literalmente me enloqueció…



Me giraron en el aire como a un papel, me sentaron sobre otro de los chicos que me estaba aguardando, mi culo ya no ofreció resistencia y su verga lo perforó hasta el fondo, gritaba y gemía como una puta pornográfica, mis pechos y mis pezones eran acariciados permanentemente por grandes y masculinas manos, mi clítoris ardía en deseo, a esa altura estaba recostada sobre uno de los chicos, ensartada por el culo, con mis piernas abiertas, chupando vergas a ambos lados y con Emi filmándome como si fuera un partero



-Te gusta? te gusta? le preguntaba sin cesar.


Otro de los chicos apartó a mi pareja, asumí un doble penetración, pero el desgraciado se dirigió también a mi culo, nunca había estado en tal situación, lo sentí forzar y empujar, un nuevo y placentero dolor se apoderó de mi ser, tomé aire, clavé mis uñas en las carnes musculosas de ese pecho que forzaba mi trasero, no tarde mucho en acostumbrarme, dos enormes vergas compartían mi dilatado ano, mis gritos llenaban la habitación, sentía mi cara desencajada, ya no chupaba vergas, no podía…

Hicieron de mi trasero lo que quisieron, me violaron dulcemente, Emi tomaba primeros planos de mi esfínter desfigurado, sabía cuánto disfrutan los hombres con esa imagen así que me abrí con mis manos toda para él.

El semen caliente no tardó en llegar, algunos acabaron en el…

Mis ojos se agrandaron cuando alguien llegó con una nueva botella de champagne, el ruido del corcho al salir atrajo mi mirada, me volvieron a poner en cuatro patas, el frío pico invadió mi culo, empujaron tan adentro que creo que llegaron hasta el diámetro máximo de la botella, el helado líquido comenzó a llenar mis intestinos, sentía las burbujas saltar de un lado a otro en mi interior, cuando la sacaron el gas contenido pareció explotar, la bebida pegajosa corrió por mi intimidad, confieso que me gustó tanto que tomé la botella y yo misma repetí la operación una y otra vez hasta que no quedara nada…



En adelante seguirían las locuras más locas, al fin llenarían mi concha con carne caliente, probándolas a todas por todos lados, anal, vaginal, oral, dobles y triples penetraciones, mi placer era darle placer a esos hombres, al fin y al cabo así fui criada, así me educó mi madre.

Recuerdo que me cogieron hasta quedar dormida, víctima de la borrachera y el cansancio…

La luz del sol pegando en mi rostro me despertaría al día siguiente, estaba completamente desnuda, sobre una alfombra, aún me parecía tener el sabor a hombre, mi boca pastosa, sentía el útero terriblemente adolorido de las pijas que me habían invadido, mi esfínter estaba en la misma situación, mis dedos comprobaron que mis agujeros aún estaban repletos de semen, mis piernas chorreadas, mis tetas, mi vientre, mis mejillas tirantes por la leche que se había secado, un tanto más allá, Emiliano había retomado la filmación, creía recordar que él fue el último en llenarme la concha de leche, aunque no estaba segura.



Tiempo después cambiaría mi historia, esa noche fue la única vez que no había usado preservativos en una relación, me cuidaba demasiado y era muy olvidadiza para tener constancia en tomar pastillas anticonceptivas. Como sucede en las películas, tiempo después me enteré que estaba embarazada, de quien sería el espermatozoide que me había fecundado en ese crisol de semen…

Para que averiguarlo, nadie se haría cargo, me sirvió para comprobar que con Emiliano no pasaba nada, se alejó de mi lado al enterarse, no importaba si fuera suyo o no, no cargaría con la responsabilidad de ser el padre de la criatura de una puta, además nunca le perdonaré el hecho que subiera ese video a cuanta red social se le cruzara en el camino, era un regalo solo para el…



Dejé ese lugar, mi beba está en camino, quiero un futuro diferente para ella, estoy convencida que tendrá la oportunidad de estar ‘del otro lado’





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