Mi sobrina y su prima del pueblo 3
Aclaración: El relato no es mío, pero me encanto y me pareció muy buena la historia.
Continúan las vivencias en mi casa, con Claudia enamorada de Sonia, Esther que descubrió como le pone que la sometan, y mis chicas cada vez más desatadas.
Al día siguiente solo nos despertemos Claudia, Esther y yo. Mis chicas seguían en mi cama y ninguna de las dos quiso preguntar porque dormían conmigo. Ya se esperaban cualquier cosa. Me dieron los buenos días y las recibí con una sonrisa. Miré los cocos de Esther, ya libres sin sujetador también y le dije:
-Qué maravilla veros así, me encanta.
Se miraron y se sonrojaron, riendo tímidamente.
No se atrevían a pasar por mi lado a la nevera, tenían miedo, y me di cuenta. Pasé por detrás de la mesa, dando un rodeo, y me fui a la terraza.
Mis gacelas dormían a pierna suelta, ya solo tenían media hora para estar en el coche. Entre y le dije a Claudia:
-Claudia, porfa despierta a las chicas, que van a llegar tarde.
Asintió y se fue a despertarlas.
Esther me miraba expectante, y creo que más cachonda que miedosa. Me acerqué a ella y levantándole la camiseta le dije:
-Si que dan para cubana. La mire, y sonrió picara. Le bajé la camiseta y le dije:
-Deshazte de Claudia que quiero acabar de prepararte para la gran ciudad.
No lo entendió bien, pero me dijo:
-A ver si puedo. ¿Y si no se va qué hago?
Se había puesto cachonda solo de imaginar mi polla entre sus grandes cocos, y haría lo que pudiera por tenerla.
-Ya se me ocurrirá algo- le dije acariciándole los pezones y poniéndoselos duros.
Apareció mi sobrina muy dormida, aparto a Esther sin mirarla, y me abrazo bostezando de sueño, levanto la cabeza y me beso diciendo:
-Buenos días morenazo, hola putita. - le dijo a Esther.
-Hola bombón, tenéis 23 minutos para estar en el coche, ¡despierta! - le dije pellizcándole el culo.
- ¡Au! Ya voy, ya voy -me dijo dolorida.
Luego ya, apareció Sonia, ya vestida y preparada. También me abrazo y me dio un fuerte beso y los buenos días.
-Asi me gusta Sonia, tenéis 20 minutos les dije apretándole el culito de piedra. – y me fui a por el coche.
Saltaron dentro riendo y parloteando, y me pregunto Sonia:
- ¿A que Esther es mía también?
Me pillo descolocado, estaba pensando que aún no había ido a por Claudia. Y quería ver como rebotarían sus grandes tetas y sus cachetes a cuatro patas.
-Es que tú eres adoptada cariño, no sé bien como clasificarte, eres su complemento, y me encanta eh- le intente explicar.
Se echaron a reír por mi explicación inconcreta y me dijo Sonia:
-Yo soy también tu sumisa y quiero someter también a Esther.
-Pues estaré encantado de veros y de participar. - le dije con mi polla ya animándose.
-Pues si eres también su sumisa, como yo. Debes aceptar las mismas condiciones.
Y después de un rato de hablar entre ellas, y de explicarle las condiciones, Sonia me beso en el cuello y me dijo:
-Acepto mi amo, y se giró y beso a mi sobrina con cariño. Ahora estaba todo aclarado y se querían más sabiendo que cada vez se complementaban más.
-Madre mía, parar ya que me poneis muy cachondo so putas- les dije.
Rieron y se empezaron a enrollar sin ningún pudor. Me resigne y pensé en la pobre Esther cuando la pillara.
-Ya llegamos, parar perritas- les grite.
Se besaban y se sobaban los pechos ya calentándose. Me besaron, y me dijo Sonia, antes de bajar al oído:
-Ahora iremos al baño y seguiremos, que lo sepas mi amo- me lamio la cara y salto del coche riendo.
Le miraba sus culos mientras se alejaban, relamiéndome, recordando sus sabores, y se giraron mirándome, sabiendo que lo hacía. Resoplé y fui a la oficina a buscar el trabajo del día.
Llegue a casa y estaban los mismos operarios de los muebles también resoplando por las dos cacatúas, que no se decidían dónde poner el espejo. Pero esta vez estaban más relajados ,mirando las tetas libres bajo sus camisetas, y gozando de las vistas.
Medie para agilizar el trabajo, y al final acabaron y se fueron con otra buena propina, y sonriéndome con envidia de tenerlas así por casa.
Lo limpiaron todo y colocaron sus trapitos en los muebles nuevos. Claudia se despidió diciendo que iba a comprar a la papelería y seguí trabajando, esperando que haría ahora Esther.
Al rato apareció, y se iba a la cocina.
-Tráeme un café porfa- le pedí.
-Vale- respondió sonriendo.
Vino con el café y se iba a sentar delante y le indique que se acercara. La cogí de la cintura y la senté en mi pierna.
Tomé mi café y ella el suyo, y fui viendo cómo se agitaba y se le empinaban los pezones con mi mano sobando su culo y su espalda. Sonreí y le dije:
- ¿Qué prefieres primero, lo fácil, o lo difícil?
Se quedo pensativa y me dijo:
-Lo fácil.
No le dije nada, pero no la haría caso. Y seguí con mi café mirandola y sobándola.
Al rato ya me bajo la mano y agarro mi paquete. La empezó a sobar con delicadeza y le subí la camiseta hasta ponérsela en la cabeza. Me adelanté y le empecé a morder un pecho. Gimió tímidamente y me apretó más fuerte la polla. Cambié de pecho y volví a comer goloso. Tenía unos pezones y aureolas pequeñitos, y sobresalieron un centímetro, como mucho. Ella gozaba y me apretaba el rabo agradecida.
-Sácamela -le dije bajándole la camiseta y buscando su coñito desde atrás.
En cuanto la saco se agacho y se la metió en la boca con ganas. Al agacharse ya tenía su coñito y su culito más a mano. Le empuje dos dedos y entraron suavemente.
- ¿Llevas toda la mañana cachonda?
Se saco la polla de la boca y me dijo:
-Desde que me tocaste esta mañana- y la volvió a tragar esta vez un poco más.
- ¡Mmmh! Aprendes rápido ¡Mmmh! Sigue, sigue, que tengo trabajo aquí. - le dije empezando a follarla con más ganas con dos dedos.
Al rato ya gemía y chupaba gozando, esperando mis dedos cuando entraban. Se los dejé en el fondo y le recogí jugos con mi dedo gordo. Se los retorcía y le sobaba el agujero del culo. Volvía a follarla y repetía la operación. Ella chupaba y tragaba polla muy dedicada. La tercera vez al meterle los dedos, le metí también la punta del dedo gordo en el culo y protesto. La cogí de la cabeza y aprete para que tragara más, y le entro ya medio dedo en el culo. La solté y sacándose la polla de la boca dijo:
- ¡Aaauu! ¡Duele! ¡Aaaah!
Y dejando el dedo de su culo quieto le folle con rabia el coñito ardiente. Volvía a gemir y a chupar. Le di placer otro rato, y ya noté el dedo del culo que podía entrar otro poco. Protesto con mi polla en la boca y la empecé a follar los dos agujeros.
Chupaba sin gemir, expectante, y cuando ya entro todo en su culo, empezó a respirar agitada y a gemir con más ganas. Le aminoré el ritmo y le dije:
-Si te vas a correr avisa puta.
Hizo un sonido afirmativo sin dejar de chupar ya más de media polla y volví a la carga. Esta vez solo le follaba el culo, que se iba dilatando, ella lo recibía gozando. Se lo saqué de golpe y girando la mano, le metí los dos que tenía en el coñito, que estaban bien empapados haciéndola gritar otra vez.
- ¡Aaauuu! ¡Mas despacio porfa! ¡Mmmmh! ¡Aaaaaah! – protestaba.
Le volví a agarrar la cabeza y la empecé a follar poco a poco, con los dos dedos.
- ¡Mmmm! ¡Ggfff! ¡Mmmh! ¡Mh! ¡Mh! ¡Ggfff! ¡Aaaauu! – lograba decir cada vez más suavemente.
Al no oírla quejarse, le solté la cabeza y volvió a chupar con los dos dedos ya bien recibidos. La follaba y se los giraba y ella gemía de dolor y placer. La acerqué a mí y le empecé a morder el cachete del culo. Eso le gusto y soltó una risita. Le mordía y aumentaba mi ritmo, reía y protestaba. Seguí hasta que ya los dedos se movían sin problemas en su culito plano. Ella los recibía y esperaba mi mordisco, siempre en un lugar diferente. Al final ya no podía más, y admiraba como estaba aguantado sin correrse. La cogí de la cabeza, la levante, y le dije:
-Sube.
Se limpio las babas, y pensándoselo, se dio la vuelta y se fue acercando a mi polla. La agarre de las caderas y cuando tenía la punta en la entrada, apretó resoplando.
- ¡Aaaaaaj! ¡Mmmm! Joder, es qué es muy gorda ¡mmmmh! ¡Buuff! ¡Joder duele! ¡Aaaajj!
-Un poco más, y habrá pasado lo peor- le mentí.
Volvió a resoplar, y empujo otro poco metiendo el capullo, aguantando no gritar. Le empujé otro poco y sin darle tiempo a decir nada la empecé a follar poco a poco haciéndola botar, y rebotar sus cocos contentos y brillantes.
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡Ah! ¡ah! ¡Ah! – gritaba la perrita.
Seguí así hasta que paro de soltar gritos y aumente la follada diciéndole:
-Ya casi estoy, lo estás haciendo genial, aguanta.
Y la empecé a follar con casi media polla, ya sin compasión.
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaaj! ¡Ajjj! ¡Ah! ¡mmmmh! ¡Aaaaaj! ¡Ah! ¡Ah! ¡Mmmmh! - protestaba.
Ya le entraba más, y gozaba viendo como le botaban los cocos. Al final aumenté más el ritmo y le dije:
- ¡Ya llega! ¡Sigue tu puta! ¡Follate el culo perra! ¡Mmmmh! ¡Así, así, muy bien follátelo tu sola que te lo voy a llenar de lefa! ¡Mmmmh! ¡Que gustazo! ¡Así, así sigue! ¡Mmmmh! - le decía agarrado a sus cocos y estirando sus pezoncitos con fuerza. Ella se follaba, ya gozando, con los ojos cerrados apoyada en mis rodillas, recibiendo placer de sus pezones y su culo, que cambio de dolerle a arderle y sentir placer notando mi polla entrar y salir, follándolo.
- ¡Mmmmh! ¡Aaaaaj! Duele, pero me gusta ¡Aaaah! ¡Me corro yo también! ¡Aaaaaj! ¡Me quema tu leche! ¡Aaaaah! ¡Que gusto por dios! ¡Aaaah! ¡mmmmh! ¡Aaaaaj! - gritaba la perra disfrutando.
Siguió un rato lentamente y ya le entraba más de media polla y me cogía las manos en sus pechos cabalgándose. Se levanto y poco a poco se la saco. Se sentó en mi pierna tomando aliento, y le lamí las tetas y los pezones aun resoplando los dos. Me acariciaba la cabeza y le dije:
-En un par de días disfrutarás más.
Me miro y me sonrío diciéndome:
-Si tú lo dices me lo creo.
Y volví a sus tetas. Haciéndola reír.
Al rato estábamos los dos estudiando y trabajando relajados. Me miraba a veces, y sonreía. Al final le dije:
-Me falta la cubana, pero Verónica es una experta y me la podrás hacer bien.
- ¿Y si quiero aprender sola? - me dijo con cara de niña mala.
Miré el reloj, pensando en enseñarla ahora, y le dije:
-Te salva la campana. Y Sali a la terraza a hacer unas llamadas de trabajo.
Al entrar ya había llegado Claudia y le daba cosas de papelería a Esther. Siguieron a lo suyo y Claudia vio el culo mojado de lefa, y con de sangre de Esther y le dijo:
-Te ha bajado la regla Esther.
Se miro, se palpo y aguantando la risa, le dijo:
-Gracias tía, no me he dado ni cuenta. - y se fue al baño mirándome picarona.
Llego la hora de comer y me había dado cuenta de que Claudia ya no me hacía mucho caso, ya no me miraba la polla botando al pasar, ni me miraba cuando no la veía. Se estaba colgando de Sonia. Y mi polla se puso triste por eso.
Aún tenía en mi mente su imagen a cuatro patas gritando, gozando y sus tetas grandes rebotando al ritmo de sus carnes. Me ponía cada vez más follármela comiéndole el coñito a mi dulce Sonia agarrada con rabia a sus pelos.
Comíamos y Esther me lanzaba suplicas de polla con los ojos. Claudia se dio cuenta y no quería que se me acercara, sabiendo que la follaría sin compasión. Su coño aún se humedecía recordándome con mi sobrina encima, pero Esther le parecía poca mujer, tan delgada he inocente, para un hombretón como yo. Y pensó en advertirla en cuanto tuviera ocasión.
Mis chicas me mandaron un pequeño video haciendo la tijera en los baños del instituto y sacándome la lengua las dos a la vez. Sabían que así las follaría con menos miramientos, castigándolas.
Seguía pensando en Claudia y en tenerla a cuatro patas gritando y gozando. Me calentaba mirándole sus grandes pechos y empecé mi acoso y pollazo.
Fue a llevar los platos a la cocina y me ofrecí a ayudarla. Se extraño, pero eso fue todo. Ya en la cocina, la acorralé y le dije:
- ¿Va todo bien?
Le pilló por sorpresa y viendo que me acercaba más a ella, me dijo:
-Si, claro ¿Por qué lo dices? – pregunto asustada.
-No sé, te noto distante, y me preocupo. ¿no estas agusto en mi casa? - le conteste ya pegado a ella.
-Si lo estoy, sí, estoy encantada, y bueno, es que estoy liada con los cambios, y es verdad que no hablamos mucho. Esta tarde tomamos café y nos ponemos al día.
-Vale, me dejas más tranquilo, creía que tenías celos de lo bien que me llevo con Sonia. - le solté cogiéndola de la cintura cariñosamente.
Se sonrojo al saberse descubierta y empezó a pensar que sabía lo de la noche anterior, y se enfadó con Sonia, pensando que me lo había contado. Se quedo un instante callada y me soltó:
-Es que tú te llevas muy bien con ella, y con tu sobrina. Es normal que me sienta desplazada. – Y la deje ir roja y enfadada.
Si hubiera sido Esther, la abría empotrado sin miramientos, pero era familia y debía ir con más calma. Respiré hondo y pensando en Esther me serví un café a esperarla.
Al rato llego sonriendo y me pregunto:
-Que le pasa a Claudia, esta enfadada y no me quiere explicar nada.
-A mí no me mires- le conteste levantando las manos y mirando mi polla descansada.
-Igual se ha discutido con el novio. - dijo ella.
Dejo lo que faltaba por traer en la pica y empezó a llenar el lavaplatos. Se movía torpemente sabiendo que la miraba y le dije en voz baja:
-Tranquila, ves haciendo y sedúceme con tus movimientos.
Se giro y me dijo
- ¡jajaja Estás loco!, como si fuera tan fácil. Yo no sé hacer eso- me contesto.
-Piensa en esta mañana y pídeme que te vuelva a hacer, con tus gestos y movimientos. Inténtalo, ya verás. - le dije.
Suspiro y siguió con las tareas. Yo la seguía mirandola, bueno a sus cocos y a su cintura, porque su culo no valía gran cosa. Y poco a poco se movía diferente. Tenía la boca abierta y cada vez estaba más sexy. Al rato, se paró, me miro, y me dijo sorprendida:
- ¿Así verdad?
Le sonreí y le dije:
-Ya sabes algo más para la gran ciudad, moviéndote así les pondrás cachondos- y reímos los dos.
-¡Ahora entiendo lo de la gran ciudad!- me soltó sorprendida, y reí bastante, creía que lo había entendido desde el principio.
Me fui a la mesa a trabajar, quería que me hiciera la cubana y a lo mejor le follaba el chochito, pero debía esperar que Claudia no estorbara, y no descubriera a Esther.
Ella me siguió y se puso delante a estudiar, o hacer que estudiaba, porque no me perdía ojo. Claudia no salía de su habitación y si iba a consolarla, acabaría “muy consolada” y para quitarme a Esther y su mirada de perrita cachonda le dije:
-Ve a hablar con Claudia y la animas, si hace falta le “das cariño”. A ver si se le pasa.
Me miro sonriente, al caer en que igual Claudia si le daba placer, y fue con ella.
Entro en la habitación y Claudia estaba tumbada en la cama mirando el techo.
- ¿Que te pasa tía? Le dijo tumbándose de lado y poniéndole una mano en la barriga.
-Nada, que estoy de bajón, no es nada. - le conto.
-Algo te pasara, ¿no me lo quieres contar? – le pregunto haciendo círculos en su barriga. Quería sexo, el culo le ardía, recordándole mi follada, y sabía que Verónica y Sonia la iban a usar a placer, y se ponía más cachonda.
-Es que, anoche viendo la película, tuve “algo” con Sonia y creo que me gusta. – le confeso a su mejor amiga, algo avergonzada.
- ¿Cómo que “algo”? cuenta, cuenta puta- le dijo sobándole una teta juguetona.
-Nada, que empecemos con alguna caricia, y poco a poco, se calentó y me empezó a sobar los pechos. Luego ya me levanto la camiseta y me los lamio y mordió muy cachonda.
-Joder con la canija, ¿y tú que le hiciste? - le pregunto Ester jugando ya con un pezón de Claudia.
Claudia se había puesto muy cachonda al recordarlo con Esther acariciándola, y siguió explicándole, notando como se endurecía su pezón entre los dedos de Esther.
-Al principio nada, me comía las tetas con muchas ganas y yo estaba algo cortada, pero luego ya me bajo la mano al chocho y me metió los dedos. Hay ya reaccioné y le quise hacer lo mismo, pero no me dejo y me llevo la mano a sus tetitas. Las tiene super duras tía- le explico mientras Esther le sobaba las tetas ya descarada.
- ¿Y cuantos dedos te metió? – le dijo Esther bajando su mano al coñito empapado de Claudia.
-Tres o cuatro, le dijo cachonda, y se subió la camiseta, llevando la boca de Esther a su pezón.
Esther le encontró la entrada y le metió tres dedos poco a poco, mientras le mordía el pezón. Claudia gimió y abrió más las piernas. Esther la empezó a follar más rápido, y soltando la teta se incorporó y le puso las suyas delante. Claudia le subió la camiseta y las amaso gozando. Pero Esther quería más. Empezó a tirar para abajo del pantalón de Claudia y esta se dio cuenta y se los quito ella mientras le mordía un pezón a Esther. Se desnudaron mordiéndose las tetas mutuamente y Esther se puso de rodillas con el coño en su cara haciendo el 69, dejando su coñito delante de Claudia que se lo empezó a frotar con rabia y le dijo:
-Tu haz lo que yo- y se lanzó a comerle el coño, esperando su boca.
Claudia, se quedó un momento en blanco, gozando y gimiendo, y reacciono. Le empezó a pasar la lengua con fuerza por todo su coñito hasta su ojete y mordía sus labios. Justo lo que le hacía Esther a ella. Noto muchos dedos entrando en su coñito, con la lengua jugando con su clítoris, y como pudo le hizo lo mismo.
Gozaban y gemían, y así estuvieron hasta que una tras otra se fue corriendo en la boca de la otra, agarrándose hasta que se quedaron exhaustas.
Yo no oí los gemidos porque tenía música puesta, pero cuando vi pasar a Esther mirándome triunfante, en braguitas y camiseta, supe que había pasado. Le guiñe un ojo y fue a la cocina con esos andares de gacela follada que ponen todas.
Apareció claudia también con cara triunfante y sentándose en mi pierna, como hacen mis chicas, me dijo:
-Perdona tito, me he pasado antes. No me tengo que meter donde no me incumbe. - y me dio un beso en la mejilla.
Sorprendido, casi le cojo el culo, por la costumbre, pero desvié mi mano a tiempo, y le dije:
-No te cuelgues de Sonia, es un espíritu libre, disfrutad y piensa en tu carrera, ante todo. - Y le devolví el beso en la mejilla.
Me sonrió y volvió a su sitio en la mesa diciéndome:
-No estas tan loco como me parecía, eres buen tío.
Y reímos los dos. Llego la hora de recoger a mis chicas y Esther se apuntó, se había desahogado con la boca de Claudia, pero quería la caña que le daban mis chicas. Claudia se quedó estudiando, y antes de arrancar, le dije las normas:
-Nada de meter mano, ni distraerme mientras conduzco.
Me miro con cara de pena y me dijo:
-Vale.
Llegamos y estaban las dos parloteando con los móviles, con sus respectivas madres. Entraron al coche y Sonia después de besarme, me dijo:
-Mi madre llega a las 8 de la tarde. Y a Verónica le pasa algo con su madre y discuten.
-Vale, no hay problema, Esther y Claudia lo tienen todo muy limpio- le explique.
Mi sobrina seguía discutiendo por teléfono y le hice señas para que subiera. Miro detrás y ya había cola de coches. Se despidió de la madre y subió.
- ¡¿Tu qué haces hay?! ¡Ese es mi sitio, si no está mi tía! Tira para atrás que ya te pillare luego- le dijo a Esther, mi sobrina furiosa.
Le puse una mano en el muslo apretándole con cariño y le dije:
- ¿Qué le pasa a tu madre? Cálmate y dame mi beso ¿no?
Me cogió la cara y me dio un sonoro besazo diciéndome:
-Menos mal que te tengo a ti tito, que si no me voy debajo de un puente a vivir.
- ¿Qué dices loca? ¿Qué ha pasado? - le dije extrañado.
-Que me dice que, ya que no voy a verla ya apenas, que me quede a vivir contigo y ella se va al pueblo, Que me vera lo mismo, y allí está mejor y gasta menos.
Ya hacía tiempo que me lo comentaba mi cuñada, pero por no apartarla de mi lado, se esperaba para irse a su pueblo, a vivir definitivamente. Pero sabía que quería en realidad mi cuñada. La había dejado tirada días atrás, y quería repetir el polvazo que le pegue para castigar a su hija por las malas notas. Miré a mi sobrina, le sonreí y al final cayo en la cuenta diciendo:
- ¡Joder con mi madre! ¡Le va el sexo duro! ¡jajaja!
Las otras chicas ya no entendían nada y Sonia le dijo:
- ¿qué tiene amante en el pueblo, que la deja fina?
Y reímos todos.
-Mas o menos, luego te cuento- le dijo mi sobrina.
Por el camino a Sonia le dio por jugar con las tetas de Esther y se las exploraba bajo la camiseta comparando mentalmente las de mi sobrina, las de claudia y las suyas. Esther se dejaba hacer, le encantaba. Y Sonia al final dijo:
-¡Vero, las mejores las tuyas!
Mi sobrina no sabía a qué venia eso, pero yo ya las miraba hacia rato y le dije:
-Por supuesto, mi niña tiene las tetas de una diosa.
Y mi sobrina que se había girado y veía como Sonia le sobaba las tetas a la sumisa Esther, se puso colorada y me dio un beso.
-Ya lo sabía -dijo orgullosa mirándoselas y palpándoselas.
Nadie se rio, era la verdad. Las tetas de mi sobrina merecen un molde para tenerlas expuestas, y lo acabaría haciendo.
Lleguemos al parquin y Sonia seguía jugando con las tetas de Esther, y esta gozaba. Era hora punta de colegios e institutos y el parquin estaba lleno de coches que iban y venían, pero me hacía gracia como Sonia jugaba con sus cocos y nos giremos a verlas.
Mi sobrina se pegó a mí y las observemos. Se canso de jugar, estaba caliente, y sentándose encima de Esther, levanto su camiseta y le atrajo su cabeza para que le comiera sus tetitas, Esther ya a mil, las empezó a lamer, chupar y morder, mientras Sonia le amasaba las suyas y le retorcía sus pequeños pezones. Empezaron a gemir y mi sobrina me acariciaba la espalda mientras las mirábamos.
Se buscaron sus coñitos y se empezaron a pajear mutuamente. Mi sobrina miro alrededor, pero los cristales se empezaban a empañar y sonrió preguntándome:
-Amo, ¿te puedo cabalgar a mi gusto?
La mire, y su carita de viciosa traviesa me impidió negarme. También vi los cristales ya empañados. Me recosté en mi asiento, lo eche un poco para atrás y me saco hábilmente la polla ya morcillona. Se quito los pantalones y las braguitas y se subió encima, atrapando mi polla con su conejo ya ardiendo. Me beso y subiendo mis manos desde sus muslos a sus tetas, las atrape y se empezó a frotar con mi rabo, cada vez más duro. Le mordí el lóbulo de la oreja y le dije:
-Haces lo que quieres conmigo cabrona -y me contesto apretándose más a mi polla, aumento su ritmo, me sonrió como solo me sonríe a mí, mordiéndome un labio.
Se movía rápido, ella quería mi polla dentro de su conejito y me la ponía dura rápidamente.
Sonia y Esther luchaban con sendos coñitos y Esther ya le mordía los pechitos a Sonia con rabia. Sonia tenía un “don” con sus deditos y la hacía gozar tanto, que olvidaba los pechitos de Sonia en su boca, esta se enfadaba y apretaba con rabia un pecho de Esther y la acercaba agarrándole de los pelos.
Mi sobrina ya vio que la tenía bastante dura y besándome, se levantó y se la metió en su coñito lentamente mientras nos besábamos y yo jugaba con sus pezones duros. Me besaba dulcemente mientras se la iba metiendo. Bajo lo que pudo, gimió dulcemente, y empezó a cabalgarme agarrada a mi cabeza que ya tenía una teta suya en mi boca mordida y lamida a la vez. Le encanta como le como las tetas, se excita tanto que a veces me aparta furiosa y me lleva a su otro pecho. Se metía ya más de media polla y gemía con descaro.
Las chicas detrás peleaban por pajearse con más rabia una a la otra, y Sonia le tiraba ahora de un pezón a Esther con rabia. Esther le mordía un pezón también con rabia y Sonia le maltrataba el coño con sus dedos.
La primera fue Esther, se quedó quieta con la tetita de Sonia en la boca, cambiando de morder a chupar como un chupete, corriéndose con los dedos de Sonia furiosos en su coñito. Sonia se dio cuenta y aflojo su violación en su coñito palpitante y le empezó a acariciar sus cocos con cariño. Esta seguía chupando su pechito como un biberón, mientras se corría gozando con los ojos cerrados.
Mi sobrina me cabalgaba a su gusto, como me había pedido, y yo le comía sus pechotes duros notando su coñito ardiendo, cada vez que se metía más mi polla. Le mordí el cuello gozando y le dije:
-No tengas prisa cariño, ya entrara.
Y buscando mi boca para besarme, empujo más gritando. Ya le quedaba poca polla por meterse.
Le lamia sus tetas y jugaba con sus pezones acariciando su cuerpo y sobando su culo de diosa, hasta que no pudo más, y cogiéndome de la cabeza, me busco otra vez la boca, besándome mientras se corría a su ritmo.
Sonia se había levantado agarrada a la cabeza de Esther y le movía su boca en su coñito buscando correrse. Pensaba en mi polla dentro de mi sobrina y le importaba una mierda si Esther podía respirar o no. La apretaba a su conejo escuchando a mi sobrina correrse y corriéndose ella también. Esther lamia y sorbia satisfecha de ser usada por el amor de su amiga Claudia.
Le encantaba ser usada, y su coño volvía a palpitar mientras Sonia se corría recordando cuando yo la follaba asi. No tenía celos, pero el rollo lésbico era un juego con premio, pero conmigo follaba y disfrutaba el doble.
Mi sobrina besándome con pasión, fue bajando el ritmo y me empezó a besar bajando por mi cuello y sacándose la polla poco a poco. Se salió de encima y se puso de rodillas en su asiento, llevándose mi polla a la boca golosa. Me la chupaba con ansias, cada vez le fastidiaba más que fuera el último en correrme y se aplicó con esmero.
Sonia me abrazo desde atrás, y me besaba el cuello jugando con mis pezones. Note que me reclamaba, ya hacia días que no la follaba. No tarde mucho en correrme en la boca experta de mi sobrina, que me la dejo bien limpia y contenta.
Salimos del coche tomando aire y vi que estaban todas las ventanillas empañadas. Sonreí, y subimos a casa.
En el ascensor les dije a las chicas cogiéndole el culo a Esther:
-Ya lo tiene medio follado, ¿verdad putita?
Esther me miro avergonzada y asintió.
-Mira la mosquita muerta, ya no lo es tanto- le dijo mi sobrina levantando sus cocos, sobre la camiseta, que votaron a la vez.
Y reímos todos, hasta Esther.
Entremos en casa y Claudia miraba la tele. La saludemos y salieron corriendo a los dos baños, entre empujones y risas. Fui a la cocina y me senté a fumar con una cerveza fría.
Entro Esther, que claramente obligaron a esperar la última para el baño, se me acerco mucho y me pregunto:
- ¿Os lo contáis todo?
-Casi, hay juegos que nos ocultamos porque hace gracia, y es excitante, que alguno no lo sepa. Pero básicamente si- le explique apartándole el pelo.
-Es que yo no le he contado nada a Claudia, no quiero que lo sepa. - me pidió apoyando sus manos en mis muslos.
-Pues se lo diré a las chicas, no te preocupes- le dije tranquilizándola y sorprendido de que no se lo hubiera contado a Claudia.
Subia sus manos a mi polla con descaro, poco a poco. La pare, y mirando al salón, le dije:
-Te va a pillar.
Giro rápida la cabeza y se apartó sonriendo.
-Perdona, es que me he quedado a medias. - me soltó sonrojada.
-Bendita juventud- le dije atrapando sus grandes cocos.
Se acerco y vigilaba dejándose hacer gozando. Se las sobe un rato, y cuando note mi polla animarse, le dije:
-Como te vea Verónica mucho cerca de mí, te va a meter caña.
Me miro con los ojos encendidos y me dijo:
-Creo que es lo que quiero. Pero quiero que me folles, eso también. - me confeso otra vez subiendo sus manos por mis muslos.
-Vaya, vaya con...- y me tapo la boca diciéndome:
- ¿No estoy nada muerta verdad? - y apretó mi paquete con fuerza, girándose y yéndose, riendo.
Continuará.
Autor: CacharroLoco
Aclaración: El relato no es mío, pero me encanto y me pareció muy buena la historia.
Continúan las vivencias en mi casa, con Claudia enamorada de Sonia, Esther que descubrió como le pone que la sometan, y mis chicas cada vez más desatadas.
Al día siguiente solo nos despertemos Claudia, Esther y yo. Mis chicas seguían en mi cama y ninguna de las dos quiso preguntar porque dormían conmigo. Ya se esperaban cualquier cosa. Me dieron los buenos días y las recibí con una sonrisa. Miré los cocos de Esther, ya libres sin sujetador también y le dije:
-Qué maravilla veros así, me encanta.
Se miraron y se sonrojaron, riendo tímidamente.
No se atrevían a pasar por mi lado a la nevera, tenían miedo, y me di cuenta. Pasé por detrás de la mesa, dando un rodeo, y me fui a la terraza.
Mis gacelas dormían a pierna suelta, ya solo tenían media hora para estar en el coche. Entre y le dije a Claudia:
-Claudia, porfa despierta a las chicas, que van a llegar tarde.
Asintió y se fue a despertarlas.
Esther me miraba expectante, y creo que más cachonda que miedosa. Me acerqué a ella y levantándole la camiseta le dije:
-Si que dan para cubana. La mire, y sonrió picara. Le bajé la camiseta y le dije:
-Deshazte de Claudia que quiero acabar de prepararte para la gran ciudad.
No lo entendió bien, pero me dijo:
-A ver si puedo. ¿Y si no se va qué hago?
Se había puesto cachonda solo de imaginar mi polla entre sus grandes cocos, y haría lo que pudiera por tenerla.
-Ya se me ocurrirá algo- le dije acariciándole los pezones y poniéndoselos duros.
Apareció mi sobrina muy dormida, aparto a Esther sin mirarla, y me abrazo bostezando de sueño, levanto la cabeza y me beso diciendo:
-Buenos días morenazo, hola putita. - le dijo a Esther.
-Hola bombón, tenéis 23 minutos para estar en el coche, ¡despierta! - le dije pellizcándole el culo.
- ¡Au! Ya voy, ya voy -me dijo dolorida.
Luego ya, apareció Sonia, ya vestida y preparada. También me abrazo y me dio un fuerte beso y los buenos días.
-Asi me gusta Sonia, tenéis 20 minutos les dije apretándole el culito de piedra. – y me fui a por el coche.
Saltaron dentro riendo y parloteando, y me pregunto Sonia:
- ¿A que Esther es mía también?
Me pillo descolocado, estaba pensando que aún no había ido a por Claudia. Y quería ver como rebotarían sus grandes tetas y sus cachetes a cuatro patas.
-Es que tú eres adoptada cariño, no sé bien como clasificarte, eres su complemento, y me encanta eh- le intente explicar.
Se echaron a reír por mi explicación inconcreta y me dijo Sonia:
-Yo soy también tu sumisa y quiero someter también a Esther.
-Pues estaré encantado de veros y de participar. - le dije con mi polla ya animándose.
-Pues si eres también su sumisa, como yo. Debes aceptar las mismas condiciones.
Y después de un rato de hablar entre ellas, y de explicarle las condiciones, Sonia me beso en el cuello y me dijo:
-Acepto mi amo, y se giró y beso a mi sobrina con cariño. Ahora estaba todo aclarado y se querían más sabiendo que cada vez se complementaban más.
-Madre mía, parar ya que me poneis muy cachondo so putas- les dije.
Rieron y se empezaron a enrollar sin ningún pudor. Me resigne y pensé en la pobre Esther cuando la pillara.
-Ya llegamos, parar perritas- les grite.
Se besaban y se sobaban los pechos ya calentándose. Me besaron, y me dijo Sonia, antes de bajar al oído:
-Ahora iremos al baño y seguiremos, que lo sepas mi amo- me lamio la cara y salto del coche riendo.
Le miraba sus culos mientras se alejaban, relamiéndome, recordando sus sabores, y se giraron mirándome, sabiendo que lo hacía. Resoplé y fui a la oficina a buscar el trabajo del día.
Llegue a casa y estaban los mismos operarios de los muebles también resoplando por las dos cacatúas, que no se decidían dónde poner el espejo. Pero esta vez estaban más relajados ,mirando las tetas libres bajo sus camisetas, y gozando de las vistas.
Medie para agilizar el trabajo, y al final acabaron y se fueron con otra buena propina, y sonriéndome con envidia de tenerlas así por casa.
Lo limpiaron todo y colocaron sus trapitos en los muebles nuevos. Claudia se despidió diciendo que iba a comprar a la papelería y seguí trabajando, esperando que haría ahora Esther.
Al rato apareció, y se iba a la cocina.
-Tráeme un café porfa- le pedí.
-Vale- respondió sonriendo.
Vino con el café y se iba a sentar delante y le indique que se acercara. La cogí de la cintura y la senté en mi pierna.
Tomé mi café y ella el suyo, y fui viendo cómo se agitaba y se le empinaban los pezones con mi mano sobando su culo y su espalda. Sonreí y le dije:
- ¿Qué prefieres primero, lo fácil, o lo difícil?
Se quedo pensativa y me dijo:
-Lo fácil.
No le dije nada, pero no la haría caso. Y seguí con mi café mirandola y sobándola.
Al rato ya me bajo la mano y agarro mi paquete. La empezó a sobar con delicadeza y le subí la camiseta hasta ponérsela en la cabeza. Me adelanté y le empecé a morder un pecho. Gimió tímidamente y me apretó más fuerte la polla. Cambié de pecho y volví a comer goloso. Tenía unos pezones y aureolas pequeñitos, y sobresalieron un centímetro, como mucho. Ella gozaba y me apretaba el rabo agradecida.
-Sácamela -le dije bajándole la camiseta y buscando su coñito desde atrás.
En cuanto la saco se agacho y se la metió en la boca con ganas. Al agacharse ya tenía su coñito y su culito más a mano. Le empuje dos dedos y entraron suavemente.
- ¿Llevas toda la mañana cachonda?
Se saco la polla de la boca y me dijo:
-Desde que me tocaste esta mañana- y la volvió a tragar esta vez un poco más.
- ¡Mmmh! Aprendes rápido ¡Mmmh! Sigue, sigue, que tengo trabajo aquí. - le dije empezando a follarla con más ganas con dos dedos.
Al rato ya gemía y chupaba gozando, esperando mis dedos cuando entraban. Se los dejé en el fondo y le recogí jugos con mi dedo gordo. Se los retorcía y le sobaba el agujero del culo. Volvía a follarla y repetía la operación. Ella chupaba y tragaba polla muy dedicada. La tercera vez al meterle los dedos, le metí también la punta del dedo gordo en el culo y protesto. La cogí de la cabeza y aprete para que tragara más, y le entro ya medio dedo en el culo. La solté y sacándose la polla de la boca dijo:
- ¡Aaauu! ¡Duele! ¡Aaaah!
Y dejando el dedo de su culo quieto le folle con rabia el coñito ardiente. Volvía a gemir y a chupar. Le di placer otro rato, y ya noté el dedo del culo que podía entrar otro poco. Protesto con mi polla en la boca y la empecé a follar los dos agujeros.
Chupaba sin gemir, expectante, y cuando ya entro todo en su culo, empezó a respirar agitada y a gemir con más ganas. Le aminoré el ritmo y le dije:
-Si te vas a correr avisa puta.
Hizo un sonido afirmativo sin dejar de chupar ya más de media polla y volví a la carga. Esta vez solo le follaba el culo, que se iba dilatando, ella lo recibía gozando. Se lo saqué de golpe y girando la mano, le metí los dos que tenía en el coñito, que estaban bien empapados haciéndola gritar otra vez.
- ¡Aaauuu! ¡Mas despacio porfa! ¡Mmmmh! ¡Aaaaaah! – protestaba.
Le volví a agarrar la cabeza y la empecé a follar poco a poco, con los dos dedos.
- ¡Mmmm! ¡Ggfff! ¡Mmmh! ¡Mh! ¡Mh! ¡Ggfff! ¡Aaaauu! – lograba decir cada vez más suavemente.
Al no oírla quejarse, le solté la cabeza y volvió a chupar con los dos dedos ya bien recibidos. La follaba y se los giraba y ella gemía de dolor y placer. La acerqué a mí y le empecé a morder el cachete del culo. Eso le gusto y soltó una risita. Le mordía y aumentaba mi ritmo, reía y protestaba. Seguí hasta que ya los dedos se movían sin problemas en su culito plano. Ella los recibía y esperaba mi mordisco, siempre en un lugar diferente. Al final ya no podía más, y admiraba como estaba aguantado sin correrse. La cogí de la cabeza, la levante, y le dije:
-Sube.
Se limpio las babas, y pensándoselo, se dio la vuelta y se fue acercando a mi polla. La agarre de las caderas y cuando tenía la punta en la entrada, apretó resoplando.
- ¡Aaaaaaj! ¡Mmmm! Joder, es qué es muy gorda ¡mmmmh! ¡Buuff! ¡Joder duele! ¡Aaaajj!
-Un poco más, y habrá pasado lo peor- le mentí.
Volvió a resoplar, y empujo otro poco metiendo el capullo, aguantando no gritar. Le empujé otro poco y sin darle tiempo a decir nada la empecé a follar poco a poco haciéndola botar, y rebotar sus cocos contentos y brillantes.
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaj! ¡Mmmmh! ¡Ah! ¡ah! ¡Ah! – gritaba la perrita.
Seguí así hasta que paro de soltar gritos y aumente la follada diciéndole:
-Ya casi estoy, lo estás haciendo genial, aguanta.
Y la empecé a follar con casi media polla, ya sin compasión.
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Aaaaaj! ¡Ajjj! ¡Ah! ¡mmmmh! ¡Aaaaaj! ¡Ah! ¡Ah! ¡Mmmmh! - protestaba.
Ya le entraba más, y gozaba viendo como le botaban los cocos. Al final aumenté más el ritmo y le dije:
- ¡Ya llega! ¡Sigue tu puta! ¡Follate el culo perra! ¡Mmmmh! ¡Así, así, muy bien follátelo tu sola que te lo voy a llenar de lefa! ¡Mmmmh! ¡Que gustazo! ¡Así, así sigue! ¡Mmmmh! - le decía agarrado a sus cocos y estirando sus pezoncitos con fuerza. Ella se follaba, ya gozando, con los ojos cerrados apoyada en mis rodillas, recibiendo placer de sus pezones y su culo, que cambio de dolerle a arderle y sentir placer notando mi polla entrar y salir, follándolo.
- ¡Mmmmh! ¡Aaaaaj! Duele, pero me gusta ¡Aaaah! ¡Me corro yo también! ¡Aaaaaj! ¡Me quema tu leche! ¡Aaaaah! ¡Que gusto por dios! ¡Aaaah! ¡mmmmh! ¡Aaaaaj! - gritaba la perra disfrutando.
Siguió un rato lentamente y ya le entraba más de media polla y me cogía las manos en sus pechos cabalgándose. Se levanto y poco a poco se la saco. Se sentó en mi pierna tomando aliento, y le lamí las tetas y los pezones aun resoplando los dos. Me acariciaba la cabeza y le dije:
-En un par de días disfrutarás más.
Me miro y me sonrío diciéndome:
-Si tú lo dices me lo creo.
Y volví a sus tetas. Haciéndola reír.
Al rato estábamos los dos estudiando y trabajando relajados. Me miraba a veces, y sonreía. Al final le dije:
-Me falta la cubana, pero Verónica es una experta y me la podrás hacer bien.
- ¿Y si quiero aprender sola? - me dijo con cara de niña mala.
Miré el reloj, pensando en enseñarla ahora, y le dije:
-Te salva la campana. Y Sali a la terraza a hacer unas llamadas de trabajo.
Al entrar ya había llegado Claudia y le daba cosas de papelería a Esther. Siguieron a lo suyo y Claudia vio el culo mojado de lefa, y con de sangre de Esther y le dijo:
-Te ha bajado la regla Esther.
Se miro, se palpo y aguantando la risa, le dijo:
-Gracias tía, no me he dado ni cuenta. - y se fue al baño mirándome picarona.
Llego la hora de comer y me había dado cuenta de que Claudia ya no me hacía mucho caso, ya no me miraba la polla botando al pasar, ni me miraba cuando no la veía. Se estaba colgando de Sonia. Y mi polla se puso triste por eso.
Aún tenía en mi mente su imagen a cuatro patas gritando, gozando y sus tetas grandes rebotando al ritmo de sus carnes. Me ponía cada vez más follármela comiéndole el coñito a mi dulce Sonia agarrada con rabia a sus pelos.
Comíamos y Esther me lanzaba suplicas de polla con los ojos. Claudia se dio cuenta y no quería que se me acercara, sabiendo que la follaría sin compasión. Su coño aún se humedecía recordándome con mi sobrina encima, pero Esther le parecía poca mujer, tan delgada he inocente, para un hombretón como yo. Y pensó en advertirla en cuanto tuviera ocasión.
Mis chicas me mandaron un pequeño video haciendo la tijera en los baños del instituto y sacándome la lengua las dos a la vez. Sabían que así las follaría con menos miramientos, castigándolas.
Seguía pensando en Claudia y en tenerla a cuatro patas gritando y gozando. Me calentaba mirándole sus grandes pechos y empecé mi acoso y pollazo.
Fue a llevar los platos a la cocina y me ofrecí a ayudarla. Se extraño, pero eso fue todo. Ya en la cocina, la acorralé y le dije:
- ¿Va todo bien?
Le pilló por sorpresa y viendo que me acercaba más a ella, me dijo:
-Si, claro ¿Por qué lo dices? – pregunto asustada.
-No sé, te noto distante, y me preocupo. ¿no estas agusto en mi casa? - le conteste ya pegado a ella.
-Si lo estoy, sí, estoy encantada, y bueno, es que estoy liada con los cambios, y es verdad que no hablamos mucho. Esta tarde tomamos café y nos ponemos al día.
-Vale, me dejas más tranquilo, creía que tenías celos de lo bien que me llevo con Sonia. - le solté cogiéndola de la cintura cariñosamente.
Se sonrojo al saberse descubierta y empezó a pensar que sabía lo de la noche anterior, y se enfadó con Sonia, pensando que me lo había contado. Se quedo un instante callada y me soltó:
-Es que tú te llevas muy bien con ella, y con tu sobrina. Es normal que me sienta desplazada. – Y la deje ir roja y enfadada.
Si hubiera sido Esther, la abría empotrado sin miramientos, pero era familia y debía ir con más calma. Respiré hondo y pensando en Esther me serví un café a esperarla.
Al rato llego sonriendo y me pregunto:
-Que le pasa a Claudia, esta enfadada y no me quiere explicar nada.
-A mí no me mires- le conteste levantando las manos y mirando mi polla descansada.
-Igual se ha discutido con el novio. - dijo ella.
Dejo lo que faltaba por traer en la pica y empezó a llenar el lavaplatos. Se movía torpemente sabiendo que la miraba y le dije en voz baja:
-Tranquila, ves haciendo y sedúceme con tus movimientos.
Se giro y me dijo
- ¡jajaja Estás loco!, como si fuera tan fácil. Yo no sé hacer eso- me contesto.
-Piensa en esta mañana y pídeme que te vuelva a hacer, con tus gestos y movimientos. Inténtalo, ya verás. - le dije.
Suspiro y siguió con las tareas. Yo la seguía mirandola, bueno a sus cocos y a su cintura, porque su culo no valía gran cosa. Y poco a poco se movía diferente. Tenía la boca abierta y cada vez estaba más sexy. Al rato, se paró, me miro, y me dijo sorprendida:
- ¿Así verdad?
Le sonreí y le dije:
-Ya sabes algo más para la gran ciudad, moviéndote así les pondrás cachondos- y reímos los dos.
-¡Ahora entiendo lo de la gran ciudad!- me soltó sorprendida, y reí bastante, creía que lo había entendido desde el principio.
Me fui a la mesa a trabajar, quería que me hiciera la cubana y a lo mejor le follaba el chochito, pero debía esperar que Claudia no estorbara, y no descubriera a Esther.
Ella me siguió y se puso delante a estudiar, o hacer que estudiaba, porque no me perdía ojo. Claudia no salía de su habitación y si iba a consolarla, acabaría “muy consolada” y para quitarme a Esther y su mirada de perrita cachonda le dije:
-Ve a hablar con Claudia y la animas, si hace falta le “das cariño”. A ver si se le pasa.
Me miro sonriente, al caer en que igual Claudia si le daba placer, y fue con ella.
Entro en la habitación y Claudia estaba tumbada en la cama mirando el techo.
- ¿Que te pasa tía? Le dijo tumbándose de lado y poniéndole una mano en la barriga.
-Nada, que estoy de bajón, no es nada. - le conto.
-Algo te pasara, ¿no me lo quieres contar? – le pregunto haciendo círculos en su barriga. Quería sexo, el culo le ardía, recordándole mi follada, y sabía que Verónica y Sonia la iban a usar a placer, y se ponía más cachonda.
-Es que, anoche viendo la película, tuve “algo” con Sonia y creo que me gusta. – le confeso a su mejor amiga, algo avergonzada.
- ¿Cómo que “algo”? cuenta, cuenta puta- le dijo sobándole una teta juguetona.
-Nada, que empecemos con alguna caricia, y poco a poco, se calentó y me empezó a sobar los pechos. Luego ya me levanto la camiseta y me los lamio y mordió muy cachonda.
-Joder con la canija, ¿y tú que le hiciste? - le pregunto Ester jugando ya con un pezón de Claudia.
Claudia se había puesto muy cachonda al recordarlo con Esther acariciándola, y siguió explicándole, notando como se endurecía su pezón entre los dedos de Esther.
-Al principio nada, me comía las tetas con muchas ganas y yo estaba algo cortada, pero luego ya me bajo la mano al chocho y me metió los dedos. Hay ya reaccioné y le quise hacer lo mismo, pero no me dejo y me llevo la mano a sus tetitas. Las tiene super duras tía- le explico mientras Esther le sobaba las tetas ya descarada.
- ¿Y cuantos dedos te metió? – le dijo Esther bajando su mano al coñito empapado de Claudia.
-Tres o cuatro, le dijo cachonda, y se subió la camiseta, llevando la boca de Esther a su pezón.
Esther le encontró la entrada y le metió tres dedos poco a poco, mientras le mordía el pezón. Claudia gimió y abrió más las piernas. Esther la empezó a follar más rápido, y soltando la teta se incorporó y le puso las suyas delante. Claudia le subió la camiseta y las amaso gozando. Pero Esther quería más. Empezó a tirar para abajo del pantalón de Claudia y esta se dio cuenta y se los quito ella mientras le mordía un pezón a Esther. Se desnudaron mordiéndose las tetas mutuamente y Esther se puso de rodillas con el coño en su cara haciendo el 69, dejando su coñito delante de Claudia que se lo empezó a frotar con rabia y le dijo:
-Tu haz lo que yo- y se lanzó a comerle el coño, esperando su boca.
Claudia, se quedó un momento en blanco, gozando y gimiendo, y reacciono. Le empezó a pasar la lengua con fuerza por todo su coñito hasta su ojete y mordía sus labios. Justo lo que le hacía Esther a ella. Noto muchos dedos entrando en su coñito, con la lengua jugando con su clítoris, y como pudo le hizo lo mismo.
Gozaban y gemían, y así estuvieron hasta que una tras otra se fue corriendo en la boca de la otra, agarrándose hasta que se quedaron exhaustas.
Yo no oí los gemidos porque tenía música puesta, pero cuando vi pasar a Esther mirándome triunfante, en braguitas y camiseta, supe que había pasado. Le guiñe un ojo y fue a la cocina con esos andares de gacela follada que ponen todas.
Apareció claudia también con cara triunfante y sentándose en mi pierna, como hacen mis chicas, me dijo:
-Perdona tito, me he pasado antes. No me tengo que meter donde no me incumbe. - y me dio un beso en la mejilla.
Sorprendido, casi le cojo el culo, por la costumbre, pero desvié mi mano a tiempo, y le dije:
-No te cuelgues de Sonia, es un espíritu libre, disfrutad y piensa en tu carrera, ante todo. - Y le devolví el beso en la mejilla.
Me sonrió y volvió a su sitio en la mesa diciéndome:
-No estas tan loco como me parecía, eres buen tío.
Y reímos los dos. Llego la hora de recoger a mis chicas y Esther se apuntó, se había desahogado con la boca de Claudia, pero quería la caña que le daban mis chicas. Claudia se quedó estudiando, y antes de arrancar, le dije las normas:
-Nada de meter mano, ni distraerme mientras conduzco.
Me miro con cara de pena y me dijo:
-Vale.
Llegamos y estaban las dos parloteando con los móviles, con sus respectivas madres. Entraron al coche y Sonia después de besarme, me dijo:
-Mi madre llega a las 8 de la tarde. Y a Verónica le pasa algo con su madre y discuten.
-Vale, no hay problema, Esther y Claudia lo tienen todo muy limpio- le explique.
Mi sobrina seguía discutiendo por teléfono y le hice señas para que subiera. Miro detrás y ya había cola de coches. Se despidió de la madre y subió.
- ¡¿Tu qué haces hay?! ¡Ese es mi sitio, si no está mi tía! Tira para atrás que ya te pillare luego- le dijo a Esther, mi sobrina furiosa.
Le puse una mano en el muslo apretándole con cariño y le dije:
- ¿Qué le pasa a tu madre? Cálmate y dame mi beso ¿no?
Me cogió la cara y me dio un sonoro besazo diciéndome:
-Menos mal que te tengo a ti tito, que si no me voy debajo de un puente a vivir.
- ¿Qué dices loca? ¿Qué ha pasado? - le dije extrañado.
-Que me dice que, ya que no voy a verla ya apenas, que me quede a vivir contigo y ella se va al pueblo, Que me vera lo mismo, y allí está mejor y gasta menos.
Ya hacía tiempo que me lo comentaba mi cuñada, pero por no apartarla de mi lado, se esperaba para irse a su pueblo, a vivir definitivamente. Pero sabía que quería en realidad mi cuñada. La había dejado tirada días atrás, y quería repetir el polvazo que le pegue para castigar a su hija por las malas notas. Miré a mi sobrina, le sonreí y al final cayo en la cuenta diciendo:
- ¡Joder con mi madre! ¡Le va el sexo duro! ¡jajaja!
Las otras chicas ya no entendían nada y Sonia le dijo:
- ¿qué tiene amante en el pueblo, que la deja fina?
Y reímos todos.
-Mas o menos, luego te cuento- le dijo mi sobrina.
Por el camino a Sonia le dio por jugar con las tetas de Esther y se las exploraba bajo la camiseta comparando mentalmente las de mi sobrina, las de claudia y las suyas. Esther se dejaba hacer, le encantaba. Y Sonia al final dijo:
-¡Vero, las mejores las tuyas!
Mi sobrina no sabía a qué venia eso, pero yo ya las miraba hacia rato y le dije:
-Por supuesto, mi niña tiene las tetas de una diosa.
Y mi sobrina que se había girado y veía como Sonia le sobaba las tetas a la sumisa Esther, se puso colorada y me dio un beso.
-Ya lo sabía -dijo orgullosa mirándoselas y palpándoselas.
Nadie se rio, era la verdad. Las tetas de mi sobrina merecen un molde para tenerlas expuestas, y lo acabaría haciendo.
Lleguemos al parquin y Sonia seguía jugando con las tetas de Esther, y esta gozaba. Era hora punta de colegios e institutos y el parquin estaba lleno de coches que iban y venían, pero me hacía gracia como Sonia jugaba con sus cocos y nos giremos a verlas.
Mi sobrina se pegó a mí y las observemos. Se canso de jugar, estaba caliente, y sentándose encima de Esther, levanto su camiseta y le atrajo su cabeza para que le comiera sus tetitas, Esther ya a mil, las empezó a lamer, chupar y morder, mientras Sonia le amasaba las suyas y le retorcía sus pequeños pezones. Empezaron a gemir y mi sobrina me acariciaba la espalda mientras las mirábamos.
Se buscaron sus coñitos y se empezaron a pajear mutuamente. Mi sobrina miro alrededor, pero los cristales se empezaban a empañar y sonrió preguntándome:
-Amo, ¿te puedo cabalgar a mi gusto?
La mire, y su carita de viciosa traviesa me impidió negarme. También vi los cristales ya empañados. Me recosté en mi asiento, lo eche un poco para atrás y me saco hábilmente la polla ya morcillona. Se quito los pantalones y las braguitas y se subió encima, atrapando mi polla con su conejo ya ardiendo. Me beso y subiendo mis manos desde sus muslos a sus tetas, las atrape y se empezó a frotar con mi rabo, cada vez más duro. Le mordí el lóbulo de la oreja y le dije:
-Haces lo que quieres conmigo cabrona -y me contesto apretándose más a mi polla, aumento su ritmo, me sonrió como solo me sonríe a mí, mordiéndome un labio.
Se movía rápido, ella quería mi polla dentro de su conejito y me la ponía dura rápidamente.
Sonia y Esther luchaban con sendos coñitos y Esther ya le mordía los pechitos a Sonia con rabia. Sonia tenía un “don” con sus deditos y la hacía gozar tanto, que olvidaba los pechitos de Sonia en su boca, esta se enfadaba y apretaba con rabia un pecho de Esther y la acercaba agarrándole de los pelos.
Mi sobrina ya vio que la tenía bastante dura y besándome, se levantó y se la metió en su coñito lentamente mientras nos besábamos y yo jugaba con sus pezones duros. Me besaba dulcemente mientras se la iba metiendo. Bajo lo que pudo, gimió dulcemente, y empezó a cabalgarme agarrada a mi cabeza que ya tenía una teta suya en mi boca mordida y lamida a la vez. Le encanta como le como las tetas, se excita tanto que a veces me aparta furiosa y me lleva a su otro pecho. Se metía ya más de media polla y gemía con descaro.
Las chicas detrás peleaban por pajearse con más rabia una a la otra, y Sonia le tiraba ahora de un pezón a Esther con rabia. Esther le mordía un pezón también con rabia y Sonia le maltrataba el coño con sus dedos.
La primera fue Esther, se quedó quieta con la tetita de Sonia en la boca, cambiando de morder a chupar como un chupete, corriéndose con los dedos de Sonia furiosos en su coñito. Sonia se dio cuenta y aflojo su violación en su coñito palpitante y le empezó a acariciar sus cocos con cariño. Esta seguía chupando su pechito como un biberón, mientras se corría gozando con los ojos cerrados.
Mi sobrina me cabalgaba a su gusto, como me había pedido, y yo le comía sus pechotes duros notando su coñito ardiendo, cada vez que se metía más mi polla. Le mordí el cuello gozando y le dije:
-No tengas prisa cariño, ya entrara.
Y buscando mi boca para besarme, empujo más gritando. Ya le quedaba poca polla por meterse.
Le lamia sus tetas y jugaba con sus pezones acariciando su cuerpo y sobando su culo de diosa, hasta que no pudo más, y cogiéndome de la cabeza, me busco otra vez la boca, besándome mientras se corría a su ritmo.
Sonia se había levantado agarrada a la cabeza de Esther y le movía su boca en su coñito buscando correrse. Pensaba en mi polla dentro de mi sobrina y le importaba una mierda si Esther podía respirar o no. La apretaba a su conejo escuchando a mi sobrina correrse y corriéndose ella también. Esther lamia y sorbia satisfecha de ser usada por el amor de su amiga Claudia.
Le encantaba ser usada, y su coño volvía a palpitar mientras Sonia se corría recordando cuando yo la follaba asi. No tenía celos, pero el rollo lésbico era un juego con premio, pero conmigo follaba y disfrutaba el doble.
Mi sobrina besándome con pasión, fue bajando el ritmo y me empezó a besar bajando por mi cuello y sacándose la polla poco a poco. Se salió de encima y se puso de rodillas en su asiento, llevándose mi polla a la boca golosa. Me la chupaba con ansias, cada vez le fastidiaba más que fuera el último en correrme y se aplicó con esmero.
Sonia me abrazo desde atrás, y me besaba el cuello jugando con mis pezones. Note que me reclamaba, ya hacia días que no la follaba. No tarde mucho en correrme en la boca experta de mi sobrina, que me la dejo bien limpia y contenta.
Salimos del coche tomando aire y vi que estaban todas las ventanillas empañadas. Sonreí, y subimos a casa.
En el ascensor les dije a las chicas cogiéndole el culo a Esther:
-Ya lo tiene medio follado, ¿verdad putita?
Esther me miro avergonzada y asintió.
-Mira la mosquita muerta, ya no lo es tanto- le dijo mi sobrina levantando sus cocos, sobre la camiseta, que votaron a la vez.
Y reímos todos, hasta Esther.
Entremos en casa y Claudia miraba la tele. La saludemos y salieron corriendo a los dos baños, entre empujones y risas. Fui a la cocina y me senté a fumar con una cerveza fría.
Entro Esther, que claramente obligaron a esperar la última para el baño, se me acerco mucho y me pregunto:
- ¿Os lo contáis todo?
-Casi, hay juegos que nos ocultamos porque hace gracia, y es excitante, que alguno no lo sepa. Pero básicamente si- le explique apartándole el pelo.
-Es que yo no le he contado nada a Claudia, no quiero que lo sepa. - me pidió apoyando sus manos en mis muslos.
-Pues se lo diré a las chicas, no te preocupes- le dije tranquilizándola y sorprendido de que no se lo hubiera contado a Claudia.
Subia sus manos a mi polla con descaro, poco a poco. La pare, y mirando al salón, le dije:
-Te va a pillar.
Giro rápida la cabeza y se apartó sonriendo.
-Perdona, es que me he quedado a medias. - me soltó sonrojada.
-Bendita juventud- le dije atrapando sus grandes cocos.
Se acerco y vigilaba dejándose hacer gozando. Se las sobe un rato, y cuando note mi polla animarse, le dije:
-Como te vea Verónica mucho cerca de mí, te va a meter caña.
Me miro con los ojos encendidos y me dijo:
-Creo que es lo que quiero. Pero quiero que me folles, eso también. - me confeso otra vez subiendo sus manos por mis muslos.
-Vaya, vaya con...- y me tapo la boca diciéndome:
- ¿No estoy nada muerta verdad? - y apretó mi paquete con fuerza, girándose y yéndose, riendo.
Continuará.
Autor: CacharroLoco
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