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Sometida 1P

Sometida 1P

Mi puta sumisa adora estar desnuda todo el tiempo, y tener puesto su plug o su gancho anal.

Le gusta sentirse una esclava.

Siempre sometida por su amo,y con la cola dispuesta para ser penetrada.

Decidí llevarla a pasar unos días, en donde pudiera soltarse por completo.

Conseguí una cabaña en una isla que ni figura en los mapas, y hasta carece de un nombre.

Llegamos a media mañana y nos acomodamos en la cabaña.

Era bastante grande, pensada para 10 personas.

Tres habitaciones. Dos grandes y una un pequeña.

Un baño amplio, con bañadera, una cocina pequeña y un estar.
Y una galería con barandas en el frente.

Como a 10 metros de la cabaña, había un galpón, que estaba prácticamente vacío.

Tenía unos 7 X 7 mts. El piso era de tierra.

El lote no estaba delimitado. Parecía que no había vecinos próximos.

Era el lugar ideal para que mi puta anduviese como quisiera.

Ni bien llegamos se desnudó, y fue al baño.

Al rato salió ya con su gancho anal, atado a su collar por una cadena plateada.

Tomó una lona y dijo que iba a recostarse en un claro que estaba a unos 10 metros de la cabaña.

Podía verla desde la ventana.

Caminó sexy, como siempre,meneando su cola perfecta.

El gancho llegaba hasta su cintura, y la cadena se bamboleaba en su preciosa espalda.

Llegó a un paño de césped mullido, de unos 5 mts2, extendió la lona y se acostó boca abajo.

Su cuerpo perfecto daba ganas de ir a azotarla, chirlear su cola redonda, arrancar el gancho y coger su culo siempre dispuesto.

Pude ver que se dormitó enseguida.

Esa mañana habíamos madrugado porque el viaje llevó varias horas.

Me entretuve ordenando las provisiones en la heladera y la alacena.

Cada tanto miraba cómo estaba mi puta.

De pronto me pareció escuchar voces.
Me asomé y vi que efectivamente, un grupo de hombres apareció por el sendero. Traían armas largas, y vestían ropas oscuras.
Pensé que se trataba de un grupo de cazadores.

Ni bien llegaron al claro, se encontraron a mi puta dormida con su gancho en su cola.

Salí para que vieran que no estaba sola.

Les hablé saludándolos. Pero ellos estaban alborotados por el encuentro.

Empezaron a reír fuerte y a gritar “Eh! Miren lo que nos regaló la isla! Una puta dispuesta!”
“Qué buena puta encontramos para divertirnos!”
“Vamos a cojerla, que ya está preparada!”

Ella despertó sin entender nada.

Medio se sentó y miraba a todos sin darse cuenta de lo que pasaba.

Uno sujetó la cadena de su gancho cerca del cuello, y la levantó alto, obligándola a pararse en puntas de pie.

Todos empezaron a nalguearla duro y abofetearla.

Le decían “Puta! Ahora vas a tener el trato que merecés!”
“Viniste solita a que te violemos y te maltratemos!”

Todos le pegaban chirlos en las tetas, las mejillas, las nalgas, las piernas.

La agarraban de la cara y le hablaban cerca diciéndole “Puta! Te vamos a reventar el culo!”

La arrojaron al piso.

Uno le arrancó el gancho de un tirón.

Su ano quedó abierto, y le metieron los dedos, y se reían.

“Miren que abierta está la puta!”
“Vamos a partirle el culo!”
“Te vamos a dejar tan abierta que se te va a caer el gancho!”

Y le seguían dando nalgadas, y empezaron a escupirla.

Uno sacó su verga y empezó a mear sobre ella.

Le meó la cara, las tetas. Un chorro largo y fuerte.

Los otros lo imitaron, y al rato ella estaba sobre un charco de barro y orina.

La escupían!

Uno agarró el gancho y lo usaba como manija para tironear de la cadena y obligarla a revolcarse por el charco.

“Cerda!” Le gritaban. “Revolcate en tu chiquero!” Y la escupían y la seguían meando.

Yo miraba la escena y pensaba que ella estaba disfrutando el maltrato, a pesar de lo peligroso de la situación.

Quince marginales armados, sádicos, desbocados y calientes.

Ella sumisa y delicada.
Con su carita de nena y su cuerpo pequeñito.

Dan ganas de tratarla duramente.

Su actitud siempre despierta los instintos más básicos!

Y los salvajes no tenían límites!

Ella los había hecho calentar mal!

En eso uno de ellos se percató de mi presencia.

“Y vos?!” “Sos el pija de esta puta?!”

Sacó una pistola y la puso en mi cuello.

“Te la vamos a coger!” “Te la vamos a violar que no va a querer más tu pija, lagarto!”
“Cuando le demos estas pijas se va a venir con nosotros!”
“La vamos a culear hasta que nos de la gana!” “Tres, cuatro días! Una semana! Lo que nos plazca!”
“Y cuando nos aburra, capaz los matamos a los dos, capaz la dejamos a ella para que sea nuestra puta y a vos te matamos….”

Me pegó un empujón y me dijo “Limpiala y preparala, que lavamos a coger!”
“Tenés de comer en la casa?!”

Y se dirigieron hacia la cabaña.

Otro me dijo, “traé un balde y bañala, que está hecha una cerda!”

Busqué un balde y una esponja.

La bañé y la envolví en un toallón.

Salieron dos y la agarraron, le sacaron de un tirón el toallón y lo tiraron al piso.

Traían cuerdas. La llevaron al galpón. Le separaron las piernas y le ataron los pies a unas columnas que había casi en el centro de la construcción.

Le hicieron abrir los brazos atándola a los postes por las muñecas.

Le volvieron a dar nalgadas y bofetadas en la cara y en las tetas.

Uno le metió los dedos en al ano y la sacudió muy fuerte, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera.

Después volvió a ponerle el gancho que habían dejado colgando de su collar.

Se paró delante de ella, sacó su verga, y primero la masturbó muy duramente.

Luego la penetró por la vagina.

La cogió muy rápido y fuerte, hasta que se vino.
Cuando sacó la pija, la escupió en las tetas y le dijo “Puta! Ni te quejaste! Te gusta la verga!”

Vino otro y se agachó detrás de ella, sacó el gancho, le abrió las nalgas e inspeccionó su ano.

Miraba subiendo y bajando su cara, como si buscara algo.

Le metió los dedos, abrió su cola y escupió su culo.

Sacó una verga gorda y larga. Y la penetró de una!

Ella gritó de dolor! Se aflojaron sus piernas. Pero él le dio una nalgada y le gritó “Aguantá, puta! Que ya tenés el culo roto!”

Y la cogió con mucha dureza, todas las estocadas hasta el fondo.

Se escuchaba el golpe de su pelvis en las nalgas de mi puta. Podía ver su cara de dolor. Pero también de placer.

Es la forma brutal en que le gusta que la cojan.

Así fueron pasando uno y otro. En algunos casos la cogían por la vagina y la cola al mismo tiempo.

Podía ver cómo le chorreaba el semen por las piernas, saliendo de su concha y de su ano.

Yo ni pude acercarme a ver cómo estaba.

Me habían desnudado y me habían atado a un poste.

Entonces vino uno y la desató.

Creí que le iban a dar un descanso.

Pero no.

La idea era cojerla entre varios.

Tiraron un colchón en el piso. Le metieron el gancho en la cola y la llevaron casi en el aire tirando de la cadena.

La arrojaron brutalmente sobre el colchón.

Le sacaron el gancho violentamente y le quitaron el collar.

Varios la rodearon. Estaban todos desnudos.

La tomaron del cuello y la hicieron arrodillarse.

La obligaron a chuparles las pijas y el culo.

Uno le agarraba la cabeza y se la ponía entre las nalgas de otro, y le decía “Chupá culo, puta! Sacá la lengua!” y le daba nalgadas fuertes.

Luego otro le agarraba la nuca y la obligaba a tragarse toda su verga.

La mantenía un rato hasta que ella se ahogaba.
La dejaba alejarse, pero sin sacar del todo la pija. Y empezaba a darle embestidas, cogiéndole la boca.

Uno se acostó.

La levantaron del cuello y la subieron sobre él. Metió su pija en su concha, y otro la empujó haciéndola caer sobre el que estaba abajo. De una le penetró el ano. Y cuando ella abrió su boca gritando, le metieron otra verga hasta la garganta.

Así se la cogieron muchas horas, en una posición u otra.

Le hacían doble penetración, anal y vaginal, doble anal, doble vaginal.

La cambiaban de posición brutalmente. A empujones. La ponían en 4 y la hacían apoyar la cara contra el colchón y le pisaban la cabeza, cogiéndola por el culo o por la concha.

Le acababan y venía otro y la penetraba sin darle respiro.

Empezó a caer el sol.

Vi que uno clavaba unas barras de metal en el suelo,formando un cuadrado.

La levantaron del cuello, y la llevaron dentro del cuadrado.

La tiraron al piso y la pusieron boca arriba. Ataron sus manos y sus pies,estacándola con las piernas muy separadas.

La dejaron ahí y vino uno con un dildo en la punta de una vara.

Era un juguete que habíamos traído nosotros para su sesión bondage.

Pero esta vez la tortura era real.

Empezaron a metérselo y a masturbarla sin piedad.

Cuando ella tenía los orgasmos, aplaudían y le gritaban “Acabó la puta!” “Le gusta la pija!”

Pero seguían dándole. Se pasaban el palo uno a otro, para ver hasta cuántas veces podían hacerla venirse.

Cuando ella gemía y lloraba y pedía que ya no más, la insultaban.

Uno se puso sobre su cara y la meó ahogándola con su orina.

Luego la pusieron boca abajo. Y repitieron el juego, pero con su ano.

Ella ya no reaccionaba. Estaba tan agotada, que se adormeció.

Al no obtener reacciones, tiraron la vara con el dildo, y se fueron.

Yo al principio me excité y tuve varios orgasmos al ver cómo la cogían en gangbang.

Pero luego, cuando la estacaron, empecé a preocuparme.

Luché con las cuerdas, y lastimando mis manos logré soltarme pasada la medianoche.

Fui hacia ella, quité las ataduras y la di vuelta.

Le di palmaditas en la cara para que reaccione, y le dije que intentara sentarse.
Pero cuando lo intentó de primera, le dolió mucho la cola y tuvo que ponerse de costado.
La envolví en el toallón que había quedado en el piso, y me percaté de que estábamos descalzos.

Que si intentábamos escapar sin calzado,iba a ser difícil poner distancia.

Entré a la casa con mucho sigilo y fui al dormitorio a buscar nuestras zapatillas.

Salí lo más rápido que pude y corrí hacia ella. Le puse sus zapatillas y la ayudé a levantarse.

De a poco, empezó a caminar con dificultad, las piernas no le respondían.

Pero mi puta valiente hizo un esfuerzo sobrehumano y empezó a apurar el paso cuanto podía.

Tomamos por el sendero. Yo la llevaba casi alzada.

Caminábamos sin mirar atrás.
Ya habíamos recorrido unos cien metros, cuando apareció frente a nosotros uno de ellos, apuntándonos con su escopeta.

“Me imaginé que cuando se durmieran todos, iban a tratar de escaparse. Jajaja!” “Cuando yo estoy de guardia, nadie se escapa!”.

Nos trajo de vuelta, me ató contra el poste, esta vez con las cuerdas más ajustadas.

A ella le ató las muñecas juntas, tiró la soga sobre un aviga, y jaló hasta que mi puta quedó de puntas de pie.

Le sacó las zapatillas.

Y tomó una fusta que había colgando en una pared.

Me miró y señalándome con la fusta me dijo, “Ahora vas a verlas consecuencias que tiene tratar de escaparse”

Le dio un azote que dejó una marca cruzada en sus dos nalgas.

Ella gritó.

Él esperó a que se volviera conciente del castigo que recibiría, y volvió a cruzarla.

Fuertes azotes. Conté 10 sobre sus nalgas, sus piernas y su espalda.

Su delicada piel mostraba las marcas de la tortura.

El sádico me miró y me dijo, “cada vez que hagas algo mal,va a ser ella la que reciba el castigo. Así que pensá bien lo que vas a hacer,lagarto!”

La desató y la tiró sobre el colchón.

Dejala que duerma, que mañana le espera mucha acción.

2 comentarios - Sometida 1P

megak_0 +1
tremendo,seguilo
mitioJorge
Son 6 capítulos.
nenaMilf +1
😮🔥muy intenso!
mitioJorge
Son 6 capítulos