Fue un 16 de agosto del 2022, mi vida era tan normal como siempre lo había sido, con mi pareja (Perla) sentimental de ese momento ya tenía 2 años, cabe mencionar que actualmente tengo 32 años, mi relacion con Perla siempre fue de muchos altibajos, peleas por muchas cosas, dinero, inseguridades o simplemente por diferencias de opinión, yo estaba cansado de ella y eso se notaba mucho, muchas veces busque estar alejado al menos por un tiempo cuando sentía que necesitaba un descanso.
Mi madre (Tina) tiene 52 años, ella es «soltera» se podria decir desde hace ya 22 años cuando mi padre se fue a vivir a Estados Unidos con la promesa de una mejor vida al volver, claro eso nunca paso, mi madre lo ha visitado muchas veces pero dice que su vida es aquí sin importar si no está con él, bueno pues yo tengo un hermano llamado Pedro, el cual se fue a principios del año pasado, dejándonos a mi madre y a mi solos, en ese entonces yo volví a vivir con ella por lo mismo de que no quería que estuviera sola, lo cual como se imaginaran, afecto a mi relacion con Perla.
Mis días eran pesados, no por el trabajo, no por el clima caluroso, no por la sociedad, por Perla, me sentía atrapado, sentía que estaba en esa relacion por pura costumbre porque realmente ya no sabía siquiera si la amaba o no, era confusión total.
Un día después del trabajo, como dije, el 16 de agosto del año pasado, Perla me había pedido pasar por ella para ir a cenar, yo estaba exhausto porque me había tocado trabajar el sábado y domingo de la semana anterior a ese día, no quería saber nada de nadie y mucho menos de Perla y sus constantes reclamos por cualquier cosa que existiera, le dije que no pasaría, que necesitaba descansar porque inclusive sentía como mis ojos se cerraban al conducir a casa, ella como de costumbre exploto contra mi diciéndome que debía ser agradecido de estar con ella, me lleno tanto los oídos de groserías hasta que no pude más y le colgué, desde eso empezaron a llegarme muchos mensajes pero decidí no tomar mi celular por el resto del día.
Al llegar a casa mi madre estaba sentada en la sala viendo su novela, al verme totalmente derrotado se levantó y me pregunto qué pasaba, le conté todo lo que había pasado con Perla y que quería irme a dormir, me dijo que me sentara a comer pero le dije que había perdido el apetito y que prefería dormir, subí a mi cuarto y me tire sobre la cama, en eso ella entra y me pregunta que si todo estaba bien, es una mujer muy amable, siempre busca ayudar a los demás, de hacerlos sentir bien con sus palabras y eso es lo que buscaba, se sentó a los pies de la cama y me miró fijamente, «cuenta que paso amor», empecé a desahogarme con ella por todo lo que Perla me hacía sentir, al contarle sentí un momento de claridad y entendí que la verdad era un problema muy estúpido, si estaba mal solo era cosa de terminar con ella y ya, sin embargo mi madre me hablo de su situación con mi padre y que por más que sabía que el nunca volvería, siempre se mantuvo firme, es ahí donde la cuestione sobre eso, ella me dijo que claro que sentía la soledad muchas veces y que como mujer se sentía abandonada, sobre todo porque se mantuvo fiel a su matrimonio y nunca busco estar con otro hombre, yo me sentía impresionado porque era un tema del cual nunca hablaba, aunque se la cuestionara ella lo evitaba.
Después de unos minutos de plática con ella, me empecé a sentir mucho mejor porque entendí cual era el camino que debía tomar, me levante y le di un beso en la frente por escucharme, ella muy sonriente y hasta sonrojada solo me dijo que me amaba y que lo único que deseaba para mí era la felicidad, después de eso le dije que me metería a bañar y que al salir bajaría para cenar con ella, salió del cuarto y yo me metí a la regadera.
Al salir fui abajo para cenar, ya me tenía todo servido, de hecho, lo hizo en la cabeza de la mesa, dándome mi lugar como hombre de la casa, en ese momento no lo entendí, pero era la señal que ella daba para lo que vendría después.
Al estar cenando comenzamos a platicar de muchas cosas, fue un momento muy grato para ambos, ella me platico de muchas cosas de su día a día estando en casa, me hablo de mucha gente cuando trabajaba (es pensionada de gobierno) e inclusive aun cuando ya no había comida en nuestros platos, nos quedamos ahí sentados, solamente hablando entre ella y yo.
Al terminar de cenar me levante y recogí la mesa, ella me dijo que los dejara, que los lavaría, le dije que no, que quien cocina no lava y se dibujó una enorme sonrisa en su rostro, «tu padre nunca pensó así» me dijo ella, la voltee a ver y tímida me dijo que era un gran hombre, después de eso yo inocente solo fui a lavar los platos y al terminar le dije que me iría a la cama a revisar cosas de un pequeño negocio que tengo, números y cosas así.
Al estar en mi cuarto, sentado en la cama y con la computadora en mis piernas, comencé a sentir sueño, al mirar el reloj vi que ya eran pasadas las 11 de la noche, cerré la computadora y fui al cuarto de mi madre a desearle las buenas noches, toque la puerta y no respondió, decidí entrar y ella no estaba sin embargo escuche la regadera y solo me acerque un poco para decirle que ya me iba a acostar a dormir, me respondió que estaba bien y que tuviera una buena noche.
Ya en mi cuarto y como es costumbre, cerré la puerta y me quite la ropa, suelo dormir en bóxer por lo fresco que se pone el cuarto por las noches, me gusta sentirlo en la piel, estando acostado y casi a punto de caer en los brazos de Morfeo, escucho que mi madre toca la puerta, como puedo me levanto y busco mi short para ponérmelo, abro la puerta y era ella, «que paso mamá» le pregunte yo, me dijo que solo quería desearme las buenas noches, le dije también lo hacía y en eso me pregunto si ya estaba más tranquilo que más temprano en la tarde, le dije que pasara y que si, que ya estaba mucho más centrado en lo que debía hacer, nos sentamos ambos en la cama y esperando una plática me recosté un poco pero fue ahí cuando sentí ese pequeño dolor en la espalda baja que venía cargando hacia semanas, ella se dio cuenta y me pregunto qué pasaba, le dije que era un pequeño dolor pero que no era nada serio, «recuéstate, déjame ver» me dijo, me puse boca abajo y ella empezó a darme un tímido masaje en la parte donde me dolía, me hizo sentir muy bien el tener sus manos sobre mi cuerpo, durante ese momento empecé a sentir mucho sueño y a relajarme, sin embargo al estar boca abajo y teniendo mi pene algo presionado contra el colchón, no pude evitar empezar a tener una pequeña ereccion, no dura del todo, ese pequeño momento donde algo te excita un poco y se «despierta» el pene, saben a qué me refiero, bueno pues estaba en ese punto, de la nada me pregunta si ya me sentía mejor y le dije que sí, sin embargo empezó a darme el masaje más arriba en mi espalda y no mentiré, me gusto tanto sentir sus manos suaves en mi piel, fue como recordar y volver a vivir esos primeros tiempos de contacto con mi pareja, era imposible no excitarme, sentí que sus manos me tocaban con tal delicadeza como si lo hiciera con la intención de llevarme a ese punto de excitación, pero como era posible, era mi madre de quien hablaba, ahí fue que le dije que ya me sentía bien, que si quería podía parar, saco sus manos y yo me gire para quedar boca arriba, le agradecí lo que hacía hecho por mí y me dijo que solamente quería hacerme sentir bien, fue ahí que empezó a tocar mi abdomen, no es que lo tenga bien definido pero si me cuido y no tengo panza abultada, yo sentí un placer y al mismo tiempo una sensación que recorrido todo mi cuerpo, tal fue que deje caer mi cabeza hacia atrás mientras cerraba mis ojos, sé que ella lo noto, se dio cuenta de que ese pequeño lapso de placer venia de sus manos, de nuevo, no pude evitar que mi pene reaccionara por cuenta propia, sentí como la punta empezaba levantarse y con el short que usaba se notaba totalmente mi ereccion, levante mi cabeza y por un pequeño segundo sentí su mirada en esa parte de mi cuerpo, sin embargo ella no se detenía, seguía tocándome y fue ahí cuando le dije que quería dormir, ella se levantó tímidamente de la cama con una sonrisa en la cara, la misma que mostro esa misma tarde en la cena, inconfundible.
Cuando se levantó, yo me senté sobre la cama para esconder la ereccion, ella me dijo que me amaba y que esperaba que pasara una noche placentera, que me veía por la mañana, salió del cuarto y cerró la puerta, yo no mentiré, estaba excitado pero también muy confundido, ya saben que son esos momentos en los cuales solemos tener en relacion al sexo, las ideas más locas y las vemos como las más posibles, dentro de mi cabeza pensaba, qué tal si fue una invitación, que tal si me está pidiendo algo más, al mismo tiempo que me decía a mí mismo que estaba loco, era mi madre, era solo eso, estaba tan confundido que perdí el sueño totalmente, pase casi 40 minutos pensando en las posibilidades pero eso sí, con una enorme ereccion debajo de mi bóxer, tenía que saber que pasaba, tuve la loca idea de ir a su cuarto y saber si mi sospecha era real, como podía detenerme, era una mezcla de lujuria por semanas sin sexo y el recordatorio torcido de lo que acababa de pasar, recuerdo que me levantaba y rápido me volvía a sentar en la cama, mi mente estaba hecha un desastre, no sabía nada.
Después de darle muchas vueltas en la mente, tome la decisión más acertada que he tomado en mi vida, me levante de la cama y fui a su cuarto porque necesitaba saber que pasaba, claro no era la palabra final, tenía la excusa de decirle que quería una pastilla o algo para el dolor de espalda, al acercarme a su puerta se notaba la luz apagada por la parte baja de la puerta, ahí pensé que quizá lo mejor era irme a dormir, sin embargo en ese momento no sabía si era mi mente que jugaba conmigo o la realidad de las cosas pero me jure a mí mismo haber escuchado un ruido que provenía desde dentro de su cuarto, me arme de valor y suavemente abrí la puerta, la empuje un poco y entonces entendí la verdad, no eran ideas mías, no era algo que yo estaba inventado para lidiar con mis problemas personales, era algo real, algo que ella también sentía y aceptaba, al entrar a su cuarto la encontré en la posición más pornográfica que me pude haber imaginado, acostada boca abajo con las piernas separadas, cubierta totalmente por la luz de la luna que atravesaba el ventanal de su cuarto, totalmente desnuda de cuerpo y mente, masturbandose con los dedos de su mano derecha y con la izquierda sosteniendo una playera mientras la olía, verla penetrarse a sí misma mientras sentía mi aroma que rápido supe que esa prenda era mía, fue el punto máximo de excitación que he tenido en mi vida, sin mentir aun después de lo que ha pasado después de esa noche, verla meterse los dedos tan profundo que no pude evitar tener una de las mayores erecciones que he tenido en mi vida, fue totalmente imposible no sacar mi verga y comenzar a masturbarme mientras la veía, escucharla corre se mientras pensaba en mi fue el detonante para explotar y llenar se semen su puerta y el piso de esa parte de su cuarto, cuando termino ella solamente se tapó con una sábana y se quedó dormida justo en esa misma posición, su vagina aun escurría ese delicioso fluido mientras dormitaba, fue increíblemente excitante y placentero sentir que era el deseo de una mujer tan hermosa y sexy.
Al terminar solamente me fui a mi cuarto y dormí como un bebe, fresco y con una enorme sonrisa en mi cara, como era posible que algo así estuviera pasándome a mí, el que nunca había tenido suerte con las mujeres.
A la mañana siguiente al salir de mi cuarto, mi madre me hacia el desayuno, fui hasta ella y le di un gran beso en su mejilla, ella sonriente me volteo a ver y me dijo «buenos días mi amor» como si fuera mi mujer, sin saber lo que había pasado la noche anterior, de verdad que en ese momento entendí que lo mejor estaba por venir y estaba totalmente dispuesto a arriesgarlo todo por ello.
Por cierto, ese mismo día termine con Perla, lo curioso es que durante todo el momento no paraba de sonreír, era involuntario, nunca imagine tener la energía de escucharla decirme lo poco hombre que era, nada importaba más, solo tenía una cosa en mente.
Mi madre (Tina) tiene 52 años, ella es «soltera» se podria decir desde hace ya 22 años cuando mi padre se fue a vivir a Estados Unidos con la promesa de una mejor vida al volver, claro eso nunca paso, mi madre lo ha visitado muchas veces pero dice que su vida es aquí sin importar si no está con él, bueno pues yo tengo un hermano llamado Pedro, el cual se fue a principios del año pasado, dejándonos a mi madre y a mi solos, en ese entonces yo volví a vivir con ella por lo mismo de que no quería que estuviera sola, lo cual como se imaginaran, afecto a mi relacion con Perla.
Mis días eran pesados, no por el trabajo, no por el clima caluroso, no por la sociedad, por Perla, me sentía atrapado, sentía que estaba en esa relacion por pura costumbre porque realmente ya no sabía siquiera si la amaba o no, era confusión total.
Un día después del trabajo, como dije, el 16 de agosto del año pasado, Perla me había pedido pasar por ella para ir a cenar, yo estaba exhausto porque me había tocado trabajar el sábado y domingo de la semana anterior a ese día, no quería saber nada de nadie y mucho menos de Perla y sus constantes reclamos por cualquier cosa que existiera, le dije que no pasaría, que necesitaba descansar porque inclusive sentía como mis ojos se cerraban al conducir a casa, ella como de costumbre exploto contra mi diciéndome que debía ser agradecido de estar con ella, me lleno tanto los oídos de groserías hasta que no pude más y le colgué, desde eso empezaron a llegarme muchos mensajes pero decidí no tomar mi celular por el resto del día.
Al llegar a casa mi madre estaba sentada en la sala viendo su novela, al verme totalmente derrotado se levantó y me pregunto qué pasaba, le conté todo lo que había pasado con Perla y que quería irme a dormir, me dijo que me sentara a comer pero le dije que había perdido el apetito y que prefería dormir, subí a mi cuarto y me tire sobre la cama, en eso ella entra y me pregunta que si todo estaba bien, es una mujer muy amable, siempre busca ayudar a los demás, de hacerlos sentir bien con sus palabras y eso es lo que buscaba, se sentó a los pies de la cama y me miró fijamente, «cuenta que paso amor», empecé a desahogarme con ella por todo lo que Perla me hacía sentir, al contarle sentí un momento de claridad y entendí que la verdad era un problema muy estúpido, si estaba mal solo era cosa de terminar con ella y ya, sin embargo mi madre me hablo de su situación con mi padre y que por más que sabía que el nunca volvería, siempre se mantuvo firme, es ahí donde la cuestione sobre eso, ella me dijo que claro que sentía la soledad muchas veces y que como mujer se sentía abandonada, sobre todo porque se mantuvo fiel a su matrimonio y nunca busco estar con otro hombre, yo me sentía impresionado porque era un tema del cual nunca hablaba, aunque se la cuestionara ella lo evitaba.
Después de unos minutos de plática con ella, me empecé a sentir mucho mejor porque entendí cual era el camino que debía tomar, me levante y le di un beso en la frente por escucharme, ella muy sonriente y hasta sonrojada solo me dijo que me amaba y que lo único que deseaba para mí era la felicidad, después de eso le dije que me metería a bañar y que al salir bajaría para cenar con ella, salió del cuarto y yo me metí a la regadera.
Al salir fui abajo para cenar, ya me tenía todo servido, de hecho, lo hizo en la cabeza de la mesa, dándome mi lugar como hombre de la casa, en ese momento no lo entendí, pero era la señal que ella daba para lo que vendría después.
Al estar cenando comenzamos a platicar de muchas cosas, fue un momento muy grato para ambos, ella me platico de muchas cosas de su día a día estando en casa, me hablo de mucha gente cuando trabajaba (es pensionada de gobierno) e inclusive aun cuando ya no había comida en nuestros platos, nos quedamos ahí sentados, solamente hablando entre ella y yo.
Al terminar de cenar me levante y recogí la mesa, ella me dijo que los dejara, que los lavaría, le dije que no, que quien cocina no lava y se dibujó una enorme sonrisa en su rostro, «tu padre nunca pensó así» me dijo ella, la voltee a ver y tímida me dijo que era un gran hombre, después de eso yo inocente solo fui a lavar los platos y al terminar le dije que me iría a la cama a revisar cosas de un pequeño negocio que tengo, números y cosas así.
Al estar en mi cuarto, sentado en la cama y con la computadora en mis piernas, comencé a sentir sueño, al mirar el reloj vi que ya eran pasadas las 11 de la noche, cerré la computadora y fui al cuarto de mi madre a desearle las buenas noches, toque la puerta y no respondió, decidí entrar y ella no estaba sin embargo escuche la regadera y solo me acerque un poco para decirle que ya me iba a acostar a dormir, me respondió que estaba bien y que tuviera una buena noche.
Ya en mi cuarto y como es costumbre, cerré la puerta y me quite la ropa, suelo dormir en bóxer por lo fresco que se pone el cuarto por las noches, me gusta sentirlo en la piel, estando acostado y casi a punto de caer en los brazos de Morfeo, escucho que mi madre toca la puerta, como puedo me levanto y busco mi short para ponérmelo, abro la puerta y era ella, «que paso mamá» le pregunte yo, me dijo que solo quería desearme las buenas noches, le dije también lo hacía y en eso me pregunto si ya estaba más tranquilo que más temprano en la tarde, le dije que pasara y que si, que ya estaba mucho más centrado en lo que debía hacer, nos sentamos ambos en la cama y esperando una plática me recosté un poco pero fue ahí cuando sentí ese pequeño dolor en la espalda baja que venía cargando hacia semanas, ella se dio cuenta y me pregunto qué pasaba, le dije que era un pequeño dolor pero que no era nada serio, «recuéstate, déjame ver» me dijo, me puse boca abajo y ella empezó a darme un tímido masaje en la parte donde me dolía, me hizo sentir muy bien el tener sus manos sobre mi cuerpo, durante ese momento empecé a sentir mucho sueño y a relajarme, sin embargo al estar boca abajo y teniendo mi pene algo presionado contra el colchón, no pude evitar empezar a tener una pequeña ereccion, no dura del todo, ese pequeño momento donde algo te excita un poco y se «despierta» el pene, saben a qué me refiero, bueno pues estaba en ese punto, de la nada me pregunta si ya me sentía mejor y le dije que sí, sin embargo empezó a darme el masaje más arriba en mi espalda y no mentiré, me gusto tanto sentir sus manos suaves en mi piel, fue como recordar y volver a vivir esos primeros tiempos de contacto con mi pareja, era imposible no excitarme, sentí que sus manos me tocaban con tal delicadeza como si lo hiciera con la intención de llevarme a ese punto de excitación, pero como era posible, era mi madre de quien hablaba, ahí fue que le dije que ya me sentía bien, que si quería podía parar, saco sus manos y yo me gire para quedar boca arriba, le agradecí lo que hacía hecho por mí y me dijo que solamente quería hacerme sentir bien, fue ahí que empezó a tocar mi abdomen, no es que lo tenga bien definido pero si me cuido y no tengo panza abultada, yo sentí un placer y al mismo tiempo una sensación que recorrido todo mi cuerpo, tal fue que deje caer mi cabeza hacia atrás mientras cerraba mis ojos, sé que ella lo noto, se dio cuenta de que ese pequeño lapso de placer venia de sus manos, de nuevo, no pude evitar que mi pene reaccionara por cuenta propia, sentí como la punta empezaba levantarse y con el short que usaba se notaba totalmente mi ereccion, levante mi cabeza y por un pequeño segundo sentí su mirada en esa parte de mi cuerpo, sin embargo ella no se detenía, seguía tocándome y fue ahí cuando le dije que quería dormir, ella se levantó tímidamente de la cama con una sonrisa en la cara, la misma que mostro esa misma tarde en la cena, inconfundible.
Cuando se levantó, yo me senté sobre la cama para esconder la ereccion, ella me dijo que me amaba y que esperaba que pasara una noche placentera, que me veía por la mañana, salió del cuarto y cerró la puerta, yo no mentiré, estaba excitado pero también muy confundido, ya saben que son esos momentos en los cuales solemos tener en relacion al sexo, las ideas más locas y las vemos como las más posibles, dentro de mi cabeza pensaba, qué tal si fue una invitación, que tal si me está pidiendo algo más, al mismo tiempo que me decía a mí mismo que estaba loco, era mi madre, era solo eso, estaba tan confundido que perdí el sueño totalmente, pase casi 40 minutos pensando en las posibilidades pero eso sí, con una enorme ereccion debajo de mi bóxer, tenía que saber que pasaba, tuve la loca idea de ir a su cuarto y saber si mi sospecha era real, como podía detenerme, era una mezcla de lujuria por semanas sin sexo y el recordatorio torcido de lo que acababa de pasar, recuerdo que me levantaba y rápido me volvía a sentar en la cama, mi mente estaba hecha un desastre, no sabía nada.
Después de darle muchas vueltas en la mente, tome la decisión más acertada que he tomado en mi vida, me levante de la cama y fui a su cuarto porque necesitaba saber que pasaba, claro no era la palabra final, tenía la excusa de decirle que quería una pastilla o algo para el dolor de espalda, al acercarme a su puerta se notaba la luz apagada por la parte baja de la puerta, ahí pensé que quizá lo mejor era irme a dormir, sin embargo en ese momento no sabía si era mi mente que jugaba conmigo o la realidad de las cosas pero me jure a mí mismo haber escuchado un ruido que provenía desde dentro de su cuarto, me arme de valor y suavemente abrí la puerta, la empuje un poco y entonces entendí la verdad, no eran ideas mías, no era algo que yo estaba inventado para lidiar con mis problemas personales, era algo real, algo que ella también sentía y aceptaba, al entrar a su cuarto la encontré en la posición más pornográfica que me pude haber imaginado, acostada boca abajo con las piernas separadas, cubierta totalmente por la luz de la luna que atravesaba el ventanal de su cuarto, totalmente desnuda de cuerpo y mente, masturbandose con los dedos de su mano derecha y con la izquierda sosteniendo una playera mientras la olía, verla penetrarse a sí misma mientras sentía mi aroma que rápido supe que esa prenda era mía, fue el punto máximo de excitación que he tenido en mi vida, sin mentir aun después de lo que ha pasado después de esa noche, verla meterse los dedos tan profundo que no pude evitar tener una de las mayores erecciones que he tenido en mi vida, fue totalmente imposible no sacar mi verga y comenzar a masturbarme mientras la veía, escucharla corre se mientras pensaba en mi fue el detonante para explotar y llenar se semen su puerta y el piso de esa parte de su cuarto, cuando termino ella solamente se tapó con una sábana y se quedó dormida justo en esa misma posición, su vagina aun escurría ese delicioso fluido mientras dormitaba, fue increíblemente excitante y placentero sentir que era el deseo de una mujer tan hermosa y sexy.
Al terminar solamente me fui a mi cuarto y dormí como un bebe, fresco y con una enorme sonrisa en mi cara, como era posible que algo así estuviera pasándome a mí, el que nunca había tenido suerte con las mujeres.
A la mañana siguiente al salir de mi cuarto, mi madre me hacia el desayuno, fui hasta ella y le di un gran beso en su mejilla, ella sonriente me volteo a ver y me dijo «buenos días mi amor» como si fuera mi mujer, sin saber lo que había pasado la noche anterior, de verdad que en ese momento entendí que lo mejor estaba por venir y estaba totalmente dispuesto a arriesgarlo todo por ello.
Por cierto, ese mismo día termine con Perla, lo curioso es que durante todo el momento no paraba de sonreír, era involuntario, nunca imagine tener la energía de escucharla decirme lo poco hombre que era, nada importaba más, solo tenía una cosa en mente.
2 comentarios - la lujuria y el deseo