como nos suele pasar, estuvimos varios meses charlando con un candidato para sumarse a nuestra cama en un trÃo. Desde el principio estuvo todo bien con él, salvo por la distancia geográfica que nos separaba.
Un fin de semana que por otros motivos estábamos en su ciudad, le avisamos y no tardó en invitarnos a tomar algo para al fin conocernos personalmente.Â
 Fuimos a un bar muy lindo, con luces tenues. Mi mujer se habÃa puesto una pollera que no era tan corta pero se pegaba bien a sus piernas y por supuesto a su culo, y según el movimiento, se le subÃa un poco. Cuando entramos ella eligió la mesa, una de esas redondas que tienen un asiento en forma de U entre cubÃculos que las separan de las otras mesas. Se ubicó en el medio y nosotros uno a cada lado. Yo que la conozco muy bien supe que la elección no fue casualidad.
Hablamos como viejos amigos que se ponen al dÃa, la estábamos pasando muy bien. En un momento ella hizo un comentario halagandome y se reclinó hacia mi lado para darme un beso. Me agarró la cara con su mano derecha mientras que con la izquierda tomó la mano de él para que le acaricie la pierna.
La charla y la cerveza fluÃan tan bien que el tiempo fue pasando, cuando nos dimos cuenta estaban levantando las mesas del centro y la música empezó a sonar más fuerte
- Claro, es sábado, hoy el bar se hace boliche, si les parece voy al baño, pido la cuenta y vemos como seguimos, nos dijo él.
Asentimos y cuando nos quedamos solos ella empezó a moverse en su lugar al ritmo de la música
- Sabes que estaba pensando?Â
- no, no sé pero supongo que alguna travesura
- estamos tan lejos de casa, acá nadie nos conoce, y me dieron ganas de bailar, te molesta si bailo con él?
- no mi amor, claro que no
Unos minutos después nuestro amigo volvió y ella dió un salto
- Bailamos? le dijo agarrándolo de la mano
El me miró a mi como pidiendo permiso, yo les sonreà y le hice un gesto de aprobación.
Sonaba una canción de cuarteto asà que siguieron agarrados de las manos, ella movÃa su culo y giraba acercándose cada vez más a su compañero de baile. Él estaba como hipnotizado y trataba de seguirle el ritmo, en un giro mi mujer quedó dandole la espalda y era obvio que él la estaba apoyando. Ella le hizo entrelazar los brazos en su cintura y le refregaba cada vez más el cuerpo. Se separaron, volvieron a quedar frente a frente y otra vez se acercaron, casi al lÃmite de juntar sus bocas.
Yo no daba más viéndola desatada, seduciendolo, con esa pollera que cada vez se le subÃa un poco más. Recordé lo que me dijo antes de ir a bailar "tan lejos de casa, donde nadie nos conoce"
Me levanté de la mesa y sin que ellos lo notaran me acerqué, tomé a mi mujer de la cadera, le apoye mi verga que ya estaba durÃsima y fui directo a comerle el cuello. Lo miré a él y le hice un gesto para que la besara en la boca. Ahà en medio de la gente que bailaba estábamos los tres, descaradamente calientes.Â
Después de unos minutos de franeleo mi mujer se separó de nosotros y toda agitada nos dijo:Â
Vayamos a otro lugar!Â
Un fin de semana que por otros motivos estábamos en su ciudad, le avisamos y no tardó en invitarnos a tomar algo para al fin conocernos personalmente.Â
 Fuimos a un bar muy lindo, con luces tenues. Mi mujer se habÃa puesto una pollera que no era tan corta pero se pegaba bien a sus piernas y por supuesto a su culo, y según el movimiento, se le subÃa un poco. Cuando entramos ella eligió la mesa, una de esas redondas que tienen un asiento en forma de U entre cubÃculos que las separan de las otras mesas. Se ubicó en el medio y nosotros uno a cada lado. Yo que la conozco muy bien supe que la elección no fue casualidad.
Hablamos como viejos amigos que se ponen al dÃa, la estábamos pasando muy bien. En un momento ella hizo un comentario halagandome y se reclinó hacia mi lado para darme un beso. Me agarró la cara con su mano derecha mientras que con la izquierda tomó la mano de él para que le acaricie la pierna.
La charla y la cerveza fluÃan tan bien que el tiempo fue pasando, cuando nos dimos cuenta estaban levantando las mesas del centro y la música empezó a sonar más fuerte
- Claro, es sábado, hoy el bar se hace boliche, si les parece voy al baño, pido la cuenta y vemos como seguimos, nos dijo él.
Asentimos y cuando nos quedamos solos ella empezó a moverse en su lugar al ritmo de la música
- Sabes que estaba pensando?Â
- no, no sé pero supongo que alguna travesura
- estamos tan lejos de casa, acá nadie nos conoce, y me dieron ganas de bailar, te molesta si bailo con él?
- no mi amor, claro que no
Unos minutos después nuestro amigo volvió y ella dió un salto
- Bailamos? le dijo agarrándolo de la mano
El me miró a mi como pidiendo permiso, yo les sonreà y le hice un gesto de aprobación.
Sonaba una canción de cuarteto asà que siguieron agarrados de las manos, ella movÃa su culo y giraba acercándose cada vez más a su compañero de baile. Él estaba como hipnotizado y trataba de seguirle el ritmo, en un giro mi mujer quedó dandole la espalda y era obvio que él la estaba apoyando. Ella le hizo entrelazar los brazos en su cintura y le refregaba cada vez más el cuerpo. Se separaron, volvieron a quedar frente a frente y otra vez se acercaron, casi al lÃmite de juntar sus bocas.
Yo no daba más viéndola desatada, seduciendolo, con esa pollera que cada vez se le subÃa un poco más. Recordé lo que me dijo antes de ir a bailar "tan lejos de casa, donde nadie nos conoce"
Me levanté de la mesa y sin que ellos lo notaran me acerqué, tomé a mi mujer de la cadera, le apoye mi verga que ya estaba durÃsima y fui directo a comerle el cuello. Lo miré a él y le hice un gesto para que la besara en la boca. Ahà en medio de la gente que bailaba estábamos los tres, descaradamente calientes.Â
Después de unos minutos de franeleo mi mujer se separó de nosotros y toda agitada nos dijo:Â
Vayamos a otro lugar!Â
12 comentarios - Acá, donde nadie nos conoce...
(y esa cosa de envida de intuir que anduvieron por esta ciudad!)