Hola mis amores, todavía no acabo de contarles mi experiencia con el amigo de mi hermano, pero me acaba de pasar algo muy rico en el taller de mí papá, se los contaré y en otro relato, continúo con el amigo de mi hermano
En el taller de mí papá de mecánica, ya todos sabían que yo era una putita, pero con ninguno había cogido, me gustaba calentarlos y que ellos en su mente me morbosearan, pero hasta ahí, ya todos éramos conocidos, sin embargo hay otro señor que se acaba de integrar con nosotros, ese señor desde que me vió, lo hacía de una forma muy morbosa y hacía comentarios muy calientes hacía mí en voz alta, cabe aclarar que eso no me molesta, al contrario me gusta .
Es un hombre de tez blanca y fornido de unos 45 años, que usa para trabajar pantalón de mezclilla, una playera negra y tenis.
La primera vez que yo lo ví el estaba recargado en la barda a la entrada del taller fumándose un cigarro y con una lata de cerveza en la mano. Cuando pasé por ahí para dirigirme a la oficina del taller, venía de la escuela yo vestía una blusa negra descubierta de los hombros, con un escote amplio que permitía ver entre mis senos, unos jeans blancos muy ajustados que me levantaban tanto el culo, que me apretaba la vagina dejando un huequito en la entrepierna, llevaba unos tacones negros altos de correas.
Continué caminando aproximadamente unos tres metros, dejando atrás al señor, cuando de pronto escuché que me hablaron vulgarmente.
—¡Ay zorrita! Qué que culo tan rico tienes. —Me dijo el mecánico, con un tono muy morboso.
Me sentí halagada y caliente pero puse gesto de desagrado para simular que no me habia gustado así que no volteé, pero a los cuantos segundos comencé a sentirme más cachonda y me reí por dentro, porque sabía que era tan puta que no me quedaba hacerme la digna. Pues yo estaba en mis días fértiles y tenía tiempo sin coger, la última vez había sido con el amigo de mi hermano y ya había pasado 2 meses.
Pase a la oficina y dejé lo que tenía que dejar y me fuí.
Esa noche dormí recordando el piropo que me había hecho . Al amanecer desperté con las hormonas muy agitadas, tenía mi vagina muy lubricada y un deseo irrefrenable de tener sexo. Busqué entre los cajones de mi cuarto hasta que encontré mi enema para limpieza anal y un lubricante íntimo. Me hice los lavados anales hasta quedar completamente limpia, me bañé frotando muy sensualmente todo mi cuerpo, recordando lo que el mecánico me había dicho. Me puse muy cachonda sintiendo el agua caliente cayendo sobre mi piel, me depilé completamente, ya que siempre me gusta tener mi piel muy suave. Acaricié mis senos y estimulé mis pezones durante algunos minutos, hasta dejarlos muy sensibles. Bajé una mano para continuar tocando mi clítoris y me masturbé pensando en ese hombre.
Sali de bañarme, totalmente excitada, deseosa de que ese mecánico me cogiera, así que me puse una tanguita y brasier negros muy eróticos, me maquillé ligeramente y puse labial rojo, me puse mis arracadas grandes de plata y me planche el cabello. Para vestirme elegí unos jeans que me quedaban demasiado ajustados y tenían un diseño atrevido con algunas rasgaduras al frente para mostrar la piel de las piernas, también elegí una blusa blanca con tirantes muy escotada, pues quería que contrastara con mi brasier negro. Acostumbro usar bolsos grandes así que tome esa ropa y la guarde en él para ponérmela cuando saliera de trabajar. Entre tanto me iría vestida a mi escuela con ropa casual y discreta y unos tacones negros altos de correas.
Llegué a mi escuela y el día se me hizo eterno ya quería salir para ir a provocar a ese hombre, me la pasé imaginando como sucedería, hasta que por fin fue la hora de salida aproximadamente las 6 de la tarde, entonces me esperé unos minutos más hasta que ya la mayoría se había retirado, pasé al baño que estaba cerca de la puerta de salida para cambiarme de ropa, me puse los jeans que traía en mi bolso, que me quedaron muy ajustados, me encanta ponérmelos porque levantan mis nalgas y aprietan mi zona íntima dejando formar un huequito en mi entrepierna que me va apretando a cada paso que doy, y con las rasgaduras que tiene al frente se ve mí piel suave y siempre arrebata miradas lascivas de los hombres. También me puse la blusa blanca escotada y mi perfume favorito, el cual obviamente ya había usado para hacer el amor.
Estaba nerviosa, porque nunca había cogido con un trabajador de mí papá y menos en su taller, que tal sí llegaba el u otro de los trabajadores.
Fui caminando desde mi escuela unas 4 cuadras sintiéndome muy nerviosa y cachonda por lo entallada que iba, era como si la mezclilla de mis jeans fuera mi piel, mi vagina estaba muy apretada y se marcaba en la tela. Mientras más me aproximaba a ese lugar más excitada me sentía ¡me ofrecería a ese hombre! Antes de llegar miré a los lados para que no me viera nadie, bajé el escote de mi blusa y metí la mano en mi brasier para sacar la mitad de mis pezones a la vista, estaban muy duritos y excitados me ruboricé y sentí como mi vagina comenzó a lubricar, caminé media cuadra más hasta llegar al taller mecánico.
El hombre estaba parado a la entrada del taller, yo caminé con la mirada abajo no podía verlo de frente me dio mucha pena pues él me vería los senos con mis pezones casi saliéndose del brasier, así que caminé muy femeninamente y muy lento mientras simulaba que buscaba algo en mi bolso, cuando ya estaba pasando frente a él, pude escuchar que le saque un suspiro.
—¡Ay chiquita que bonitas tetas tienes que ganas de tocártelas! —Me puse tan nerviosa que preferí seguir caminando sin voltear.
—¡Ay zorrita que culo tan rico tienes! —Me dijo al ver mi culo levantadito y ajustado.
Cuando escuché eso ultimo me sonrojé mucho y con el abdomen estremecido volteé toda nerviosa.
—¿Es enserio? Ayer también escuché que me dijo cosas al pasar. —El hombre se quedó callado, pensó que estaba reclamándole.
—No se preocupe ¡Está bien! Lo tomaré como un cumplido, pero por qué mejor no me invita algo de tomar . —Le dije sonriendo y coqueteándole con mi cabello.
—Ah, pues con mucho gusto mi reina. Si gustas pasar —Me contestó mientras miraba mis pezones duros casi saliéndose de mi brasier—. Tú dime ¿Qué te gustaría tomar preciosa?
—Qué le parece un six y nos lo tomamos entre los dos. —Le sugerí con mi voz cachonda.
—Ah, como que si se antoja verdad.
—Sí, se me antoja mucho, es que me siento muy caliente, bueno más bien muy acalorada ¡Jajaja! —Me le insinué descaradamente, yo ya estaba muy cachonda, sabia a lo que iba.
—Sí, verdad. Con este clima se siente mucho calor, yo ando igual preciosa. Déjame voy rápido a la tienda.
El mecánico salió y fue a la tienda para comprar las cervezas, tardó unos 5 minutos en regresar, en ese tiempo estuve viendo que no hubiera más de los trabajadores de mí papá . Les descruvo el taller de mi papá a fachada del taller era muy sucia y con grafitis, no la habían pintado en muchos años, tiene un portón oxidado muy grande, había dos vehículos dentro que los mecánicos estaba reparando, el suelo era de tierra, tenía una tina donde había un poco de gasolina y una brocha, tal parecía que estaba lavando piezas de los coches. Tambien hay cubetas de grasa, botes de aceite para coche, llantas grandes como de camioneta amontonadas en una esquina y una mesa de fierro como de herrería en el centro del taller donde tenía unas piezas de vehículos y herramientas. Hay un baño sucio al fondo y la oficina de mí papá que es un cuarto grande y a lado la bodega de piezas.
El mecánico trajo las cervezas, destapó una para cada quien.
—A ver hermosa aquí tienes tu cerveza. —Me la entregó en la mano de forma caballerosa.
—¡Que lindo gracias! —Le di un par de tragos a la cerveza, me urgía alcoholizarme, para desinhibirme.
A mí la cerveza se me sube muy rápido, permanecimos de pie y nos recargamos en la mesa de metal como si fuera nuestra barra ya que todo estaba muy sucio de grasa y no tenía sillas.
—Me llamo Hannia, nunca me había presentado contigo, pero me puedes decir Han¿Nos podemos tutear verdad? Digo, para sentirnos más en confianza.
—Sí, tu háblame con toda confianza. Tienes un nombre muy bonito, yo me llamo José.
—Ay que bien, yo tuve un novio que se llamaba así.
—Lástima que no fui yo. —Me dijo muy sugerente.
Platicamos algunos minutos sobre sus trabajos en el taller y yo que era la hija del patrón y como venía a éstos lugares . Después le di un trago más a mi cerveza hasta terminármela le pedí que por favor me diera otra, él se volteó para agarrar la cerveza y destapármela, en lo que el hacia eso, yo bajé los tirantes de mi blusa para descubrirme un poco más y quedara a la vista mi brasier.
El mecánico al voltear y entregarme la cerveza, pudo ver mis senos con los pezones casi saliéndose del brasier, yo estaba que se me contraía el abdomen de los nervios y mi vagina comenzó a lubricar más, esta vez sentí que mojé la mezclilla me mis jeans. Yo quería seguir calentando a ese señor.
—¿Eres casado?
—Sí, ya tengo muchos años de casado y tengo tres hijos ya grandes ¿Y tú eres casada?
—No, yo sólo he tenido novios, apenas voy en la universidad, pero mi último novio me fue infiel .
—Que pendejo fue. Como pudo serte infiel si estás bien hermosa. Otros quisiéramos una oportunidad y él desaprovechándote.
—¡Ay que lindo! ¡Gracias!
En ese momento yo ya estaba sintiendo el efecto del alcohol y me sentía muy excitada y desinhibida.
—Sí, de hecho, hace ya casi 2 meses que no tengo sexo con ningún hombre. —Le dije cachondamente, mientras acomodaba mi cabello de manera coqueta hacia atrás y levantando mis senos como montañas a su vista.
El mecánico se puso nervioso y tragó saliva, ya se moría de ganas por cogerme.
—¿De que edad me veo?
—Como de unos 16. —Me dijo vacilándome para no desacertar.
—No, ya enserio.
—Como de unos 18 —Yo me reí muy coqueta.
—Tengo 19 —Le dije sonriendo.
—Pues estas muy joven y hermosa. —Me halagó mirándome muy lujuriosamente.
—¡Ay! ¡Muchas gracias! —Le contesté sonrojada.
Como estoy muy chaparrita, delgada y mi carita es afilada aparento menos edad de la que realmente tengo, eso me hizo sentir halagada. Me terminé rápido la cerveza pues quería que se me subiera el alcohol, yo sé que la cerveza me pone cachonda, y le pedí que me destapara la tercera, me la dio amablemente y le di un buen trago.
Me sentí alcoholizada y desinhibida, la cara se me puso roja y adormecida por la cerveza.
—Quiero mostrarte algo, pero necesito que cierres el portón del taller. —Aunque me excitaba la idea de que alguien me viera, no quería correr el riesgo de que nos viera alguien de los trabajadores de mí papá o mi papá.
Cerró el portón y regreso junto a mí.
—A ver hermosa y que es eso que me quieres mostrar. —El me miró con mucha lujuria pues sabía que yo estaba tramando algo con él a solas.
Entonces nuevamente le di un trago a la cerveza y me quité la blusa muy lentamente sintiéndome muy excitada y nerviosa, me temblaba el cuerpo. El hombre puso una cara de lujuria, como una bestia viendo mis tetas, solo en brasier con los pezones de fuera.
—¿Te gusta lo que ves? —Yo sentía mis pezones muy excitados y una tremenda lujuria de estar exhibiéndome ante un desconocido.
—Sí mamacita, estás bien hermosa, que ganas de comerte las tetas.
Le di otro trago a mi bebida hasta terminármela, sentí como me estaba mareando por tomar tan rápido, me sentía caliente de la cara por el alcohol y muy excitada.
—¿Te gusta como huele mi perfume? Ven acércate más para que lo puedas oler mejor. —Le dije señalándole mi cuello con mi dedo índice..
—Hueles muy bien, me dan ganas de cogerte. —Me dijo acercándose a mi oído. Pude sentir su respiración en mi cuello.
Cuando me dijo eso sentí que mi vagina quería que ese hombre me penetrara, pero quise ir más despacio.
—¿Te gustaría ver más? —Yo sentía mariposas en el estómago, estaba muy nerviosa y los pezones se me endurecían más, un escalofrió recorría mi cuerpo.
—Sí mamacita déjame verte bien las tetas.
Me quité el brasier muy lentamente, dejando mis senos expuestos ante ese hombre rudo y sucio de grasa, me sentí muy excitada, mis manos me temblaban de los nervios y mi respiración se agitaba. En ese momento él se lanzó como una bestia sobre mis senos y comenzó a lamerlos, me succionaba los pezones y me daba mordidas que me dolían un poco, se estaba comiendo mis pezones duros y sensibles, se colocó detrás de mí y agarro mis senos con sus manos sucias, manchándolos de grasa y aceite, me pellizcó los pezones muy duro hasta que solté un quejido, me sentí tremendamente excitada, en él taller que olía a grasa, aceite, gasolina y neumáticos. Estaba sola entregándole mi cuerpo a ese desconocido, eso me puso muy húmeda, más estando en días fértiles.
En ese momento me sentí tan vulnerable, con ese hombre devorándose mis senos, encerrados en ese taller, tan solo a unos 6 o 7 metros había gente caminando por la banqueta, escuchaba como pasaban afuera los vehículos, y lo único que impedía que nos vieran era ese portón oxidado. Mi vagina me pedía ser penetrada, la sentía muy lubricada, caliente y sensible.
Me arrodillé ante ese hombre desnuda de la cintura a la cabeza y le desabroche la hebilla el cinturón, tomé sus pantalones junto con sus bóxer y los comencé a bajar lentamente, pude ver su cara de morbosidad, le urgía que su verga saliera frente a mí pero yo estaba calentándolo más, quería esa verga reventando de gorda, bajé sus pantalones sucios de grasa comencé a ver su vello púbico, continue bajando hasta que se descubrió su larga y gruesa verga, apuntando ligeramente hacia arriba, con la punta completamente descubierta, se me hizo agua la boca….
Al ver esa verga tan deliciosa, la tomé con mis manos con mucha sutileza, acariciándole los testículos con mis uñas para excitarlo aún más, comencé a pasar mi lengua desde la base de su verga hasta la punta, mientras lo miraba a los ojos con mi cara cachonda. Abrí mi boca y comencé a mamar esa gruesa verga con mis labios rojos, se me hacía agua la boca, estaba salivando como una perra en celo, ahora era yo la que se estaba devorando su verga a lengüetadas, entraba y salía de mi boca rápida y profundamente.
De pronto sentí como me tomó del cabello y empujó mi cabeza contra su verga para metérmela hasta la garganta, me la tragué toda, mis labios quedaron pegados hasta la base de su verga, me estaba atragantando y se me dificultaba respirar, pero él me tenía bien pegada a su verga, sentí como se me salían lagrimas por el atragantamiento y me encantó ver a ese hombre disfrutando tanto, la mamada que le estaba dando.
Después de unos segundos me soltó y pude recuperar el aliento.
Después de mamársela me levanté.
—Ya estoy lista para que me penetres, me siento muy cachonda.
—Yo ya tengo la verga bien dura zorrita, la mamas muy bien.
—Sí la tienes enorme y gruesa, esta muy rica tu verga, ya la quiero adentro. —Le dije a tono de ruego.
—Te la voy a meter natural hermosa porque no tengo condón.
—Esta bien así, me gusta más. Después vamos por unas pastillas .
—Que bien mamacita así te voy a disfrutar mucho mejor..
Continuará....
En el taller de mí papá de mecánica, ya todos sabían que yo era una putita, pero con ninguno había cogido, me gustaba calentarlos y que ellos en su mente me morbosearan, pero hasta ahí, ya todos éramos conocidos, sin embargo hay otro señor que se acaba de integrar con nosotros, ese señor desde que me vió, lo hacía de una forma muy morbosa y hacía comentarios muy calientes hacía mí en voz alta, cabe aclarar que eso no me molesta, al contrario me gusta .
Es un hombre de tez blanca y fornido de unos 45 años, que usa para trabajar pantalón de mezclilla, una playera negra y tenis.
La primera vez que yo lo ví el estaba recargado en la barda a la entrada del taller fumándose un cigarro y con una lata de cerveza en la mano. Cuando pasé por ahí para dirigirme a la oficina del taller, venía de la escuela yo vestía una blusa negra descubierta de los hombros, con un escote amplio que permitía ver entre mis senos, unos jeans blancos muy ajustados que me levantaban tanto el culo, que me apretaba la vagina dejando un huequito en la entrepierna, llevaba unos tacones negros altos de correas.
Continué caminando aproximadamente unos tres metros, dejando atrás al señor, cuando de pronto escuché que me hablaron vulgarmente.
—¡Ay zorrita! Qué que culo tan rico tienes. —Me dijo el mecánico, con un tono muy morboso.
Me sentí halagada y caliente pero puse gesto de desagrado para simular que no me habia gustado así que no volteé, pero a los cuantos segundos comencé a sentirme más cachonda y me reí por dentro, porque sabía que era tan puta que no me quedaba hacerme la digna. Pues yo estaba en mis días fértiles y tenía tiempo sin coger, la última vez había sido con el amigo de mi hermano y ya había pasado 2 meses.
Pase a la oficina y dejé lo que tenía que dejar y me fuí.
Esa noche dormí recordando el piropo que me había hecho . Al amanecer desperté con las hormonas muy agitadas, tenía mi vagina muy lubricada y un deseo irrefrenable de tener sexo. Busqué entre los cajones de mi cuarto hasta que encontré mi enema para limpieza anal y un lubricante íntimo. Me hice los lavados anales hasta quedar completamente limpia, me bañé frotando muy sensualmente todo mi cuerpo, recordando lo que el mecánico me había dicho. Me puse muy cachonda sintiendo el agua caliente cayendo sobre mi piel, me depilé completamente, ya que siempre me gusta tener mi piel muy suave. Acaricié mis senos y estimulé mis pezones durante algunos minutos, hasta dejarlos muy sensibles. Bajé una mano para continuar tocando mi clítoris y me masturbé pensando en ese hombre.
Sali de bañarme, totalmente excitada, deseosa de que ese mecánico me cogiera, así que me puse una tanguita y brasier negros muy eróticos, me maquillé ligeramente y puse labial rojo, me puse mis arracadas grandes de plata y me planche el cabello. Para vestirme elegí unos jeans que me quedaban demasiado ajustados y tenían un diseño atrevido con algunas rasgaduras al frente para mostrar la piel de las piernas, también elegí una blusa blanca con tirantes muy escotada, pues quería que contrastara con mi brasier negro. Acostumbro usar bolsos grandes así que tome esa ropa y la guarde en él para ponérmela cuando saliera de trabajar. Entre tanto me iría vestida a mi escuela con ropa casual y discreta y unos tacones negros altos de correas.
Llegué a mi escuela y el día se me hizo eterno ya quería salir para ir a provocar a ese hombre, me la pasé imaginando como sucedería, hasta que por fin fue la hora de salida aproximadamente las 6 de la tarde, entonces me esperé unos minutos más hasta que ya la mayoría se había retirado, pasé al baño que estaba cerca de la puerta de salida para cambiarme de ropa, me puse los jeans que traía en mi bolso, que me quedaron muy ajustados, me encanta ponérmelos porque levantan mis nalgas y aprietan mi zona íntima dejando formar un huequito en mi entrepierna que me va apretando a cada paso que doy, y con las rasgaduras que tiene al frente se ve mí piel suave y siempre arrebata miradas lascivas de los hombres. También me puse la blusa blanca escotada y mi perfume favorito, el cual obviamente ya había usado para hacer el amor.
Estaba nerviosa, porque nunca había cogido con un trabajador de mí papá y menos en su taller, que tal sí llegaba el u otro de los trabajadores.
Fui caminando desde mi escuela unas 4 cuadras sintiéndome muy nerviosa y cachonda por lo entallada que iba, era como si la mezclilla de mis jeans fuera mi piel, mi vagina estaba muy apretada y se marcaba en la tela. Mientras más me aproximaba a ese lugar más excitada me sentía ¡me ofrecería a ese hombre! Antes de llegar miré a los lados para que no me viera nadie, bajé el escote de mi blusa y metí la mano en mi brasier para sacar la mitad de mis pezones a la vista, estaban muy duritos y excitados me ruboricé y sentí como mi vagina comenzó a lubricar, caminé media cuadra más hasta llegar al taller mecánico.
El hombre estaba parado a la entrada del taller, yo caminé con la mirada abajo no podía verlo de frente me dio mucha pena pues él me vería los senos con mis pezones casi saliéndose del brasier, así que caminé muy femeninamente y muy lento mientras simulaba que buscaba algo en mi bolso, cuando ya estaba pasando frente a él, pude escuchar que le saque un suspiro.
—¡Ay chiquita que bonitas tetas tienes que ganas de tocártelas! —Me puse tan nerviosa que preferí seguir caminando sin voltear.
—¡Ay zorrita que culo tan rico tienes! —Me dijo al ver mi culo levantadito y ajustado.
Cuando escuché eso ultimo me sonrojé mucho y con el abdomen estremecido volteé toda nerviosa.
—¿Es enserio? Ayer también escuché que me dijo cosas al pasar. —El hombre se quedó callado, pensó que estaba reclamándole.
—No se preocupe ¡Está bien! Lo tomaré como un cumplido, pero por qué mejor no me invita algo de tomar . —Le dije sonriendo y coqueteándole con mi cabello.
—Ah, pues con mucho gusto mi reina. Si gustas pasar —Me contestó mientras miraba mis pezones duros casi saliéndose de mi brasier—. Tú dime ¿Qué te gustaría tomar preciosa?
—Qué le parece un six y nos lo tomamos entre los dos. —Le sugerí con mi voz cachonda.
—Ah, como que si se antoja verdad.
—Sí, se me antoja mucho, es que me siento muy caliente, bueno más bien muy acalorada ¡Jajaja! —Me le insinué descaradamente, yo ya estaba muy cachonda, sabia a lo que iba.
—Sí, verdad. Con este clima se siente mucho calor, yo ando igual preciosa. Déjame voy rápido a la tienda.
El mecánico salió y fue a la tienda para comprar las cervezas, tardó unos 5 minutos en regresar, en ese tiempo estuve viendo que no hubiera más de los trabajadores de mí papá . Les descruvo el taller de mi papá a fachada del taller era muy sucia y con grafitis, no la habían pintado en muchos años, tiene un portón oxidado muy grande, había dos vehículos dentro que los mecánicos estaba reparando, el suelo era de tierra, tenía una tina donde había un poco de gasolina y una brocha, tal parecía que estaba lavando piezas de los coches. Tambien hay cubetas de grasa, botes de aceite para coche, llantas grandes como de camioneta amontonadas en una esquina y una mesa de fierro como de herrería en el centro del taller donde tenía unas piezas de vehículos y herramientas. Hay un baño sucio al fondo y la oficina de mí papá que es un cuarto grande y a lado la bodega de piezas.
El mecánico trajo las cervezas, destapó una para cada quien.
—A ver hermosa aquí tienes tu cerveza. —Me la entregó en la mano de forma caballerosa.
—¡Que lindo gracias! —Le di un par de tragos a la cerveza, me urgía alcoholizarme, para desinhibirme.
A mí la cerveza se me sube muy rápido, permanecimos de pie y nos recargamos en la mesa de metal como si fuera nuestra barra ya que todo estaba muy sucio de grasa y no tenía sillas.
—Me llamo Hannia, nunca me había presentado contigo, pero me puedes decir Han¿Nos podemos tutear verdad? Digo, para sentirnos más en confianza.
—Sí, tu háblame con toda confianza. Tienes un nombre muy bonito, yo me llamo José.
—Ay que bien, yo tuve un novio que se llamaba así.
—Lástima que no fui yo. —Me dijo muy sugerente.
Platicamos algunos minutos sobre sus trabajos en el taller y yo que era la hija del patrón y como venía a éstos lugares . Después le di un trago más a mi cerveza hasta terminármela le pedí que por favor me diera otra, él se volteó para agarrar la cerveza y destapármela, en lo que el hacia eso, yo bajé los tirantes de mi blusa para descubrirme un poco más y quedara a la vista mi brasier.
El mecánico al voltear y entregarme la cerveza, pudo ver mis senos con los pezones casi saliéndose del brasier, yo estaba que se me contraía el abdomen de los nervios y mi vagina comenzó a lubricar más, esta vez sentí que mojé la mezclilla me mis jeans. Yo quería seguir calentando a ese señor.
—¿Eres casado?
—Sí, ya tengo muchos años de casado y tengo tres hijos ya grandes ¿Y tú eres casada?
—No, yo sólo he tenido novios, apenas voy en la universidad, pero mi último novio me fue infiel .
—Que pendejo fue. Como pudo serte infiel si estás bien hermosa. Otros quisiéramos una oportunidad y él desaprovechándote.
—¡Ay que lindo! ¡Gracias!
En ese momento yo ya estaba sintiendo el efecto del alcohol y me sentía muy excitada y desinhibida.
—Sí, de hecho, hace ya casi 2 meses que no tengo sexo con ningún hombre. —Le dije cachondamente, mientras acomodaba mi cabello de manera coqueta hacia atrás y levantando mis senos como montañas a su vista.
El mecánico se puso nervioso y tragó saliva, ya se moría de ganas por cogerme.
—¿De que edad me veo?
—Como de unos 16. —Me dijo vacilándome para no desacertar.
—No, ya enserio.
—Como de unos 18 —Yo me reí muy coqueta.
—Tengo 19 —Le dije sonriendo.
—Pues estas muy joven y hermosa. —Me halagó mirándome muy lujuriosamente.
—¡Ay! ¡Muchas gracias! —Le contesté sonrojada.
Como estoy muy chaparrita, delgada y mi carita es afilada aparento menos edad de la que realmente tengo, eso me hizo sentir halagada. Me terminé rápido la cerveza pues quería que se me subiera el alcohol, yo sé que la cerveza me pone cachonda, y le pedí que me destapara la tercera, me la dio amablemente y le di un buen trago.
Me sentí alcoholizada y desinhibida, la cara se me puso roja y adormecida por la cerveza.
—Quiero mostrarte algo, pero necesito que cierres el portón del taller. —Aunque me excitaba la idea de que alguien me viera, no quería correr el riesgo de que nos viera alguien de los trabajadores de mí papá o mi papá.
Cerró el portón y regreso junto a mí.
—A ver hermosa y que es eso que me quieres mostrar. —El me miró con mucha lujuria pues sabía que yo estaba tramando algo con él a solas.
Entonces nuevamente le di un trago a la cerveza y me quité la blusa muy lentamente sintiéndome muy excitada y nerviosa, me temblaba el cuerpo. El hombre puso una cara de lujuria, como una bestia viendo mis tetas, solo en brasier con los pezones de fuera.
—¿Te gusta lo que ves? —Yo sentía mis pezones muy excitados y una tremenda lujuria de estar exhibiéndome ante un desconocido.
—Sí mamacita, estás bien hermosa, que ganas de comerte las tetas.
Le di otro trago a mi bebida hasta terminármela, sentí como me estaba mareando por tomar tan rápido, me sentía caliente de la cara por el alcohol y muy excitada.
—¿Te gusta como huele mi perfume? Ven acércate más para que lo puedas oler mejor. —Le dije señalándole mi cuello con mi dedo índice..
—Hueles muy bien, me dan ganas de cogerte. —Me dijo acercándose a mi oído. Pude sentir su respiración en mi cuello.
Cuando me dijo eso sentí que mi vagina quería que ese hombre me penetrara, pero quise ir más despacio.
—¿Te gustaría ver más? —Yo sentía mariposas en el estómago, estaba muy nerviosa y los pezones se me endurecían más, un escalofrió recorría mi cuerpo.
—Sí mamacita déjame verte bien las tetas.
Me quité el brasier muy lentamente, dejando mis senos expuestos ante ese hombre rudo y sucio de grasa, me sentí muy excitada, mis manos me temblaban de los nervios y mi respiración se agitaba. En ese momento él se lanzó como una bestia sobre mis senos y comenzó a lamerlos, me succionaba los pezones y me daba mordidas que me dolían un poco, se estaba comiendo mis pezones duros y sensibles, se colocó detrás de mí y agarro mis senos con sus manos sucias, manchándolos de grasa y aceite, me pellizcó los pezones muy duro hasta que solté un quejido, me sentí tremendamente excitada, en él taller que olía a grasa, aceite, gasolina y neumáticos. Estaba sola entregándole mi cuerpo a ese desconocido, eso me puso muy húmeda, más estando en días fértiles.
En ese momento me sentí tan vulnerable, con ese hombre devorándose mis senos, encerrados en ese taller, tan solo a unos 6 o 7 metros había gente caminando por la banqueta, escuchaba como pasaban afuera los vehículos, y lo único que impedía que nos vieran era ese portón oxidado. Mi vagina me pedía ser penetrada, la sentía muy lubricada, caliente y sensible.
Me arrodillé ante ese hombre desnuda de la cintura a la cabeza y le desabroche la hebilla el cinturón, tomé sus pantalones junto con sus bóxer y los comencé a bajar lentamente, pude ver su cara de morbosidad, le urgía que su verga saliera frente a mí pero yo estaba calentándolo más, quería esa verga reventando de gorda, bajé sus pantalones sucios de grasa comencé a ver su vello púbico, continue bajando hasta que se descubrió su larga y gruesa verga, apuntando ligeramente hacia arriba, con la punta completamente descubierta, se me hizo agua la boca….
Al ver esa verga tan deliciosa, la tomé con mis manos con mucha sutileza, acariciándole los testículos con mis uñas para excitarlo aún más, comencé a pasar mi lengua desde la base de su verga hasta la punta, mientras lo miraba a los ojos con mi cara cachonda. Abrí mi boca y comencé a mamar esa gruesa verga con mis labios rojos, se me hacía agua la boca, estaba salivando como una perra en celo, ahora era yo la que se estaba devorando su verga a lengüetadas, entraba y salía de mi boca rápida y profundamente.
De pronto sentí como me tomó del cabello y empujó mi cabeza contra su verga para metérmela hasta la garganta, me la tragué toda, mis labios quedaron pegados hasta la base de su verga, me estaba atragantando y se me dificultaba respirar, pero él me tenía bien pegada a su verga, sentí como se me salían lagrimas por el atragantamiento y me encantó ver a ese hombre disfrutando tanto, la mamada que le estaba dando.
Después de unos segundos me soltó y pude recuperar el aliento.
Después de mamársela me levanté.
—Ya estoy lista para que me penetres, me siento muy cachonda.
—Yo ya tengo la verga bien dura zorrita, la mamas muy bien.
—Sí la tienes enorme y gruesa, esta muy rica tu verga, ya la quiero adentro. —Le dije a tono de ruego.
—Te la voy a meter natural hermosa porque no tengo condón.
—Esta bien así, me gusta más. Después vamos por unas pastillas .
—Que bien mamacita así te voy a disfrutar mucho mejor..
Continuará....
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