Todo inicio tiene su encanto.
En estos relatos contaré la historia de cómo nuestro matrimonio pasó de ser "normal" a uno abierto, en realidad, tenemos una relación cornuda muy sólida ya de años (poco más de 5 años).
Yo soy Alberto, mexicano de nacimiento con 42 años a cuestas, soy gerente de sistemas desde hace como 10 años y casado con Claudia, que tiene 36 años y es profesora de nivel medio superior, aquí en México eso quiere decir que da clases a chicos de 15 a 18 años desde hace 7 años.
Físicamente soy grande (1.80), muy velludo, con barba tupida y con altibajos en el peso. En cambio mi esposa es mediana (1.63), morena, delgada, cabello negro abundante que le gusta tener arreglado de muy diversas formas, de cara yo pienso que es muy normalita, pero eso sí, tiene un cuerpo muy lindo, no demasiado voluptuoso, pero si tiene sus buenas curvas, actualmente sus medidas son 89-62-99, por lo que pueden observar, lo más atractivo del cuerpo de mi esposa (a parte de ser muy delgada) es un trasero riquísimo, redondo y muy firme.
Nos conocimos hace 14 años, por nuestros trabajos de entonces, yo daba cursos de capacitación sobre seguridad en computación y ella, al terminar su carrera, decidió seguirse capacitando; la verdad es que desde que nos conocimos la atracción fue bastante fuerte, aunque ella no se vestía de forma muy espectacular, pues siempre traía trajes muy holgados y solo de vez en cuando usaba escote, es muy inteligente, su sentido del humor es fantástico (muy sarcástica, igual que un servidor), además de que siempre ha sido muy extrovertida, pero sin exagerar. A ella le gustaba de mí que soy muy culto, con un muy buen humor, también soy sarcástico y la verdad es que desde el principio nos la pasamos muy bien juntos; gracias a todo esto, después de terminar el curso de capacitación empezamos una relación de noviazgo muy interesante que apenas duró menos de un año, la verdad porque nos llevábamos tan bien supimos que teníamos la necesidad de vivir juntos, y como, sobre todo ella, provenía de una familia muy tradicional, nos casamos sin problemas hace 13 años.
Nuestra vida matrimonial inició de muy buena manera, teníamos sexo en muchas posturas y muy a menudo, eso provoca que al año y poco de casados llegara nuestro primer hijo. Todo era felicidad, aunque por las nuevas responsabilidades y la verdad, mejoras naturales en nuestros empleos, la vida sexual fue menguando, pero siempre seguimos con la misma pasión, sin la periodicidad anterior.
Después de 6 años, nuestro hijo nos pidió un hermanito y la verdad es que sí nos apetecía agrandar la familia, por lo que sin problemas hace casi 7 años nace nuestra pequeña, y cerramos la fábrica; mi esposa quiso operarse en el nacimiento; y esta es nuestra situación familiar actual.
Pero suficiente de hablar de la familia, hace más o menos 8 años me ofrecieron un ascenso muy jugoso, ser gerente de sistemas en la empresa donde había entrado a trabajar cuando me casé, el sueldo es realmente bueno y la verdad es que el trabajo es a ratos sumamente pesado, pero a ratos no tanto, por lo que empecé a tener tiempo libre dentro de mi oficina, eso hizo que, gracias a una red proxy, empezara a leer relatos eróticos, como era nuevo en esto pues inicié con los tradicionales, y realmente eran muy aburridos, siempre lo mismo; entonces decidí comenzar a leer los de violaciones, éstos me excitaban mucho, pero me sentía tan culpable de que el dolor ajeno causara tanta excitación en mí que al poco tiempo dejé de leerlos; y fue ahí cuando llegué a los relatos de infidelidades, naturalmente empecé a leer de todo, pero solo me terminaron llamando la atención (y de qué manera) los que tenían como temática principal la infidelidad femenina, sobre todo aquellos donde de una mujer, digamos, normal, pasaba a tener una vida sexual completamente plena y depravada, uf, y aún eran mejores aquellos en donde el marido o se daba cuenta al final de en lo que se había convertido su esposa y lo aceptaba de buena manera o participaba abiertamente en el emputecimiento de ésta. Naturalmente este tipo de relatos me fueron llevando a buscar otro tipo de material, por lo que llegué a los talkies cornudos, que son imágenes que pueden o no ser eróticas y que tienen un breve texto referente a los cuernos, son muy excitantes, llegué a tener una colección de más de 4000 imágenes y más de 100 relatos exclusivamente de cornudos.
Naturalmente la sobreexposición a este tipo de material francamente pornográfico me llevó a empezar a fantasear con nosotros en esas situaciones, al principio y por la naturaleza de la educación que tenemos en este país (somos demasiado machistas, los feminicidios están a la orden del día, aún es natural que los hombres piensen que si una mujer se viste de manera provocativa tienen el derecho de decirle y hacerle de cosas) me sentía entre culpable y avergonzado, sobre todo después de masturbarme con todo eso, durante el proceso de excitación tenía las más locas y cachondas fantasías de mi mujer con otros, pero en cuanto terminaba me sentía tan mal, que hasta me daba asco verme al espejo; esto me hacía pensar que no era suficientemente hombre, porque qué hombre quiere que su mujer se acueste con otros de manera normal, gracias a estos pensamientos creía que esto no era más que una loca fantasía que tenía cuando estaba excitado, pero entre más veía talkies, más leía relatos, menos me parecía asquerosa la idea, por lo que terminé aceptándola, aunque hubo un hecho en particular que me hizo darme cuenta que en realidad no era solo una loca fantasía. Una vez fuimos al cine a ver una película de acción, a mí no me gustan pero a mi esposa sí, me encontraba criticando la película cuando ella bromeando me dijo que entonces conseguiría a alguien con quien venir a ver este tipo de películas, y aún me mencionó el nombre de uno de sus excompañeros de universidad (Carlos) que sabía que ella le gustaba bastante a él y que le fascinaban; la reacción inmediata de mi cuerpo fue increíble, me excité muchísimo, no se ni con que pretexto cambié el tema, pero uf, tenía una erección de caballo; a partir de ese momento me di cuenta de que realmente me gustaría la experiencia de que mi amada esposa se acostara con otros.
A partir de ese momento me dediqué a investigar sobre cómo confesarle mi fantasía a mi esposa, empecé a recabar información sobre qué pensaban ellas, cómo actuaban, qué tipo de preguntas, dudas o inquietudes tenían a partir de una confesión así de su marido; la investigación me llevó mucho tiempo, pues aunque hay muchas páginas sobre cuernos, foros y chats, realmente es difícil encontrar a verdaderos cornudos, lo que más abunda son hombres que presumen ser corneadores pero que a las primeras de cambio te das cuenta de que no tienen ningún tipo de experiencia tratando a parejas de este estilo o a hombres que solo fantasean con que su mujer les ponga los cuernos; total que terminé investigando por casi un año hasta que me sentí capaz de manejar la situación; así que decidí dar el siguiente paso.
Planeé confesarle mi fantasía de manera indirecta y muy light posible, por lo que aproveché una vez que íbamos a regalar un teléfono celular, mi esposa me pidió que lo formateara, pero sabía que ella lo terminaría revisando ya que era para un familiar de ella, por lo que lo formatee pero dejé los 5 relatos eróticos que no solo me gustaran, sino que reflejaran realmente mi fantasía de que ella se acostara con otros, además de 20 talkies seleccionados de mi colección que también mostraran claramente lo que era una relación cornuda y que encima fueran excitantes. Ella se quedó con el teléfono por más de 2 semanas, cosa que me pareció una excelente noticia. Una noche, después de dormir a nuestros niños, ella me indicó que quería hablar conmigo:
Me preguntó qué era eso y me mostró sobre todo los talkies, aunque también abrió los relatos. Le respondí que era mi más oscura fantasía. Ella me respondió con otra pregunta, que si mi fantasía era que se acostara con otros, le contesté que sí. Ella hizo claramente una expresión a medio camino entre la tristeza y el enojo, dándose más o menos la siguiente conversación:
- Esto quiere decir entonces que no me amas -. Me dijo ella. Sabía que esta duda era la primera que siempre se les ocurría a las mujeres.
- Para nada amor, creo que eres el amor de mi vida, estoy seguro de que quiero pasar el resto de mi vida contigo -. Respondí sin temor a ser reiterativo, quería que le quedara claro que esto no tenía que ver con el amor que sentía por ella.
- Pero ¿no te parezco atractiva? - Siguió con las preguntas.
Amor, me pareces la mujer más sexy y guapa del mundo -. Respondí de inmediato.
- Oye ¿Entonces esto no es un pretexto para que te acuestes con otra mujer? - Al fin había hecho la pregunta importante mi esposa, por lo que había investigado, sabía que esta pregunta era clave, pues ella se plantea la hipótesis totalmente creíble de que por una calentura loca de su marido se arriesgan años de matrimonio completamente estable y feliz y aún se pone en peligro a la familia completa. Por lo que era necesario responder de una forma contundente e inmediata sobre la realidad de la fantasía.
- Mira amor, primero debes saber que tú eres el centro de todas mis fantasías, me la jalo pensando en tí, he tenido sueños eróticos contigo, solo que cogiendo con otros hombres. Tú placer es mi felicidad, y debes entender que si me cumples esta fantasía, estaré tan pleno y satisfecho sexualmente que ni siquiera me plantearía voltear a ver a otras mujeres, no quiero acostarme con nadie, quiero que tú lo hagas -. Respondí vehementemente, con la esperanza de expresar correctamente al fin mi fantasía.
Ella se quedó pensando un momento, yo tenía miedo de interrumpir su juicio, así que esperé pacientemente hasta que al fin me preguntó.
- ¿Oye amor, y tu decidirías con quien me acostaría? - La pregunta me tomó completamente por sorpresa, porque quería decir muchísimas cosas, en primera que había no solo entendido, sino que aceptaba perfectamente mi fantasía cornuda, además de que quería saber que tanto control iba a querer tener yo en este “juego”, conociendo la inteligencia e independencia de mi esposa decidí darle no solo la confianza, sino la autonomía que parecía querer para, al fin, cumplirme mi fantasía.
- No amor, para nada, tú decidirías completamente con quién, cómo, cuándo y dónde acostarte con otros. Respondí sintiendo el triunfo después de todo el tiempo invertido en mis investigaciones.
Mi esposa se quedó completamente pensativa, y ahora sí, con la confianza de saber que se habían entendido mis propósitos y que por lo visto a mi mujer no le molestaba la situación (cosa que había leído sería ganancia) me animé a preguntarle qué pensaba, pero su respuesta me tiró de espaldas:
- Hay amor, a qué mujer no le gustaría poder acostarse con quien quisiera y que su marido no sólo estaría de acuerdo, sino que encima sería más feliz con eso, y además el muy pendejo seguiría siendo fiel como un perrito -. Contestó mi mujer con una sonrisa en la boca.
No podía creer su respuesta, estaba con la boca abierta, pero la verdad super excitado, mi esposa no usaba ese tipo de palabras (“pendejo”, “fiel como un perrito”), pero en cuanto la volteé a ver ella me brindó una sonrisa y me dijo riendo:
- Hay amorcito, es que leí bastante bien los relatos que me pusiste en el celular y la verdad me encantaron, y pues noté como siempre terminan tratando al cornudo del marido - empezó a tocarme el bulto que se me había formado en el pantalón del pijama y me dijo - y veo que a tí tampoco te molestó lo que dije, si ya hasta reaccionaste, jijiji.
Esa noche tuvimos una de las mejores sesiones de sexo en nuestro matrimonio, nos abrimos a cosas muy distintas, por ejemplo, realmente a mí nunca me había llamado la atención hacerle sexo oral a las mujeres, pero como mi esposa desde el principio empezó a decirme que si me gustaría probar su panochita recién utilizada por otro, eso me encendió y me bajé a lamérsela, chupársela y comérsela varias veces esa noche, además, de manera increíble pude hacérselo cuatro veces, normalmente no puedo hacerlo más de una o dos veces por sesión, aparte de que me tardo en estar listo de nuevo; mi propia esposa se sorprendió de mi rendimiento sexual esa noche, hasta me llegó a decir, hay amor, de haber sabido que hacerte pendejo te haría tan buen amante, te hubiera metido unos cuernotes desde hace mucho tiempo.
Aún no alcanzaba a vislumbrar todo esto, pero sabía que me gustaba, que mi esposa había aceptado mi gran fantasía de ser un cornudo y que ya solo sería cuestión de tiempo.
Los cambios fueron prácticamente de inmediato, y en muchos aspectos de nuestra vida que me imaginaba, pero no esperaba; en primer lugar mi esposa empezó a vestirse mucho más sexy, por ejemplo, pantalones muy pegados y a la cadera, además de escotes o semitransparencias o faldas que empezaron a hacerse cada vez más cortas y lo que jamás pensé ver, empezó a usar tangas (ella al inicio del matrimonio decía que no le gustaban y ahora empezaba a cambiar de manera constante todos sus calzoncitos por tangas, eso sí, decía que las normales le molestaban, así que solo usaba de hilo), obviamente todo se lo aplaudía, le decía que se veía hermosa, que qué piernas tan espectaculares, etc; ella parecía que apreciaba mucho este tipo de comentarios y compraba más ropa de ese estilo, me decía que siempre le había gustado sentirse guapa, y que ahora que no tenía ningún problema es que yo fuera a criticarle la vestimenta (como sí lo hacían sus hermanos o su papá) pues que ahora estaba encantada. Otro cambio importantísimo fue en nuestra vida sexual, llevábamos 8 años de casados, así que cuando teníamos suerte lo hacíamos una vez a la semana y todo muy normalito; sin embargo, a partir de la confesión, la fantasía empezó a tomar total control de nuestra vida sexual, empezando porque lo hacíamos prácticamente diario, pero siempre tomando en cuenta la fantasía, llegaba mi esposa de su trabajo y me contaba cómo le coqueteaban ahora que se vestía muy sugerente, como se le quedaban viendo o como al saludarla o despedirse le arrimaban la verga y ella no les decía nada, solo se reía nerviosamente; entonces al contármelo ella agregaba cosas como, “¿te gustaría que uno de mis compañeros calientes usaran a tu esposita?” o “¿Qué vas a hacer cuando llegue por fin bien usada por una vergota papi?”, de inmediato tenía una mega erección y me bajaba a hacerle sexo oral, mientras mi esposa perdida de placer me decía, “eso cornudito, lame la vagina bien usada de tu mujer” o cosas por el estilo (ella siempre me aclaraba que aún no me ponía los cuernos, pero que tomaba frases de los relatos porque estaba completamente cachonda y fantaseaba), después de hacerle sexo oral la penetraba, pero como estaba tan excitado terminaba en menos de 2 minutos, y uf, la cabrona de mi esposa me decía, “ya ves porque tengo que buscar machos de verdad, eres tan impotente que te vienes luego luego, ahora a ver como me haces terminar”, y pues en lugar de sentirme mal o enojarme, no se por qué, pero me excitaba mucho lo que me decía y bajaba a comerle la panochita de nuevo, y ella se excitaba tanto que me decía: “así cornudo, así, límpiame toda la leche de macho” y ahí me tenían limpiando mi propia leche fantaseando que era de otros. Al principio esta dinámica tan dura de mi esposa insultándome y criticándome me causaba muchos conflictos, pero como ella después de la sesión de sexo me consentía y me hacía mimos y me decía cuanto me amaba pues fue hasta volviéndose más cotidiana y natural. Finalmente el último aspecto que cambió radicalmente y que pienso que es la llave de nuestro feliz matrimonio fue la total y completa confianza que empezamos a tener, nos contábamos todo, los pequeños flirteos, comentarios que le hacían tanto hombres como mujeres, era increíble como nos empezamos a comunicar, prácticamente sin ningún reparo ni secreto, ella me decía que era porque veía como me excitaba y realmente disfrutaba de todas las cosas que me contaba.
Continuará
En estos relatos contaré la historia de cómo nuestro matrimonio pasó de ser "normal" a uno abierto, en realidad, tenemos una relación cornuda muy sólida ya de años (poco más de 5 años).
Yo soy Alberto, mexicano de nacimiento con 42 años a cuestas, soy gerente de sistemas desde hace como 10 años y casado con Claudia, que tiene 36 años y es profesora de nivel medio superior, aquí en México eso quiere decir que da clases a chicos de 15 a 18 años desde hace 7 años.
Físicamente soy grande (1.80), muy velludo, con barba tupida y con altibajos en el peso. En cambio mi esposa es mediana (1.63), morena, delgada, cabello negro abundante que le gusta tener arreglado de muy diversas formas, de cara yo pienso que es muy normalita, pero eso sí, tiene un cuerpo muy lindo, no demasiado voluptuoso, pero si tiene sus buenas curvas, actualmente sus medidas son 89-62-99, por lo que pueden observar, lo más atractivo del cuerpo de mi esposa (a parte de ser muy delgada) es un trasero riquísimo, redondo y muy firme.
Nos conocimos hace 14 años, por nuestros trabajos de entonces, yo daba cursos de capacitación sobre seguridad en computación y ella, al terminar su carrera, decidió seguirse capacitando; la verdad es que desde que nos conocimos la atracción fue bastante fuerte, aunque ella no se vestía de forma muy espectacular, pues siempre traía trajes muy holgados y solo de vez en cuando usaba escote, es muy inteligente, su sentido del humor es fantástico (muy sarcástica, igual que un servidor), además de que siempre ha sido muy extrovertida, pero sin exagerar. A ella le gustaba de mí que soy muy culto, con un muy buen humor, también soy sarcástico y la verdad es que desde el principio nos la pasamos muy bien juntos; gracias a todo esto, después de terminar el curso de capacitación empezamos una relación de noviazgo muy interesante que apenas duró menos de un año, la verdad porque nos llevábamos tan bien supimos que teníamos la necesidad de vivir juntos, y como, sobre todo ella, provenía de una familia muy tradicional, nos casamos sin problemas hace 13 años.
Nuestra vida matrimonial inició de muy buena manera, teníamos sexo en muchas posturas y muy a menudo, eso provoca que al año y poco de casados llegara nuestro primer hijo. Todo era felicidad, aunque por las nuevas responsabilidades y la verdad, mejoras naturales en nuestros empleos, la vida sexual fue menguando, pero siempre seguimos con la misma pasión, sin la periodicidad anterior.
Después de 6 años, nuestro hijo nos pidió un hermanito y la verdad es que sí nos apetecía agrandar la familia, por lo que sin problemas hace casi 7 años nace nuestra pequeña, y cerramos la fábrica; mi esposa quiso operarse en el nacimiento; y esta es nuestra situación familiar actual.
Pero suficiente de hablar de la familia, hace más o menos 8 años me ofrecieron un ascenso muy jugoso, ser gerente de sistemas en la empresa donde había entrado a trabajar cuando me casé, el sueldo es realmente bueno y la verdad es que el trabajo es a ratos sumamente pesado, pero a ratos no tanto, por lo que empecé a tener tiempo libre dentro de mi oficina, eso hizo que, gracias a una red proxy, empezara a leer relatos eróticos, como era nuevo en esto pues inicié con los tradicionales, y realmente eran muy aburridos, siempre lo mismo; entonces decidí comenzar a leer los de violaciones, éstos me excitaban mucho, pero me sentía tan culpable de que el dolor ajeno causara tanta excitación en mí que al poco tiempo dejé de leerlos; y fue ahí cuando llegué a los relatos de infidelidades, naturalmente empecé a leer de todo, pero solo me terminaron llamando la atención (y de qué manera) los que tenían como temática principal la infidelidad femenina, sobre todo aquellos donde de una mujer, digamos, normal, pasaba a tener una vida sexual completamente plena y depravada, uf, y aún eran mejores aquellos en donde el marido o se daba cuenta al final de en lo que se había convertido su esposa y lo aceptaba de buena manera o participaba abiertamente en el emputecimiento de ésta. Naturalmente este tipo de relatos me fueron llevando a buscar otro tipo de material, por lo que llegué a los talkies cornudos, que son imágenes que pueden o no ser eróticas y que tienen un breve texto referente a los cuernos, son muy excitantes, llegué a tener una colección de más de 4000 imágenes y más de 100 relatos exclusivamente de cornudos.
Naturalmente la sobreexposición a este tipo de material francamente pornográfico me llevó a empezar a fantasear con nosotros en esas situaciones, al principio y por la naturaleza de la educación que tenemos en este país (somos demasiado machistas, los feminicidios están a la orden del día, aún es natural que los hombres piensen que si una mujer se viste de manera provocativa tienen el derecho de decirle y hacerle de cosas) me sentía entre culpable y avergonzado, sobre todo después de masturbarme con todo eso, durante el proceso de excitación tenía las más locas y cachondas fantasías de mi mujer con otros, pero en cuanto terminaba me sentía tan mal, que hasta me daba asco verme al espejo; esto me hacía pensar que no era suficientemente hombre, porque qué hombre quiere que su mujer se acueste con otros de manera normal, gracias a estos pensamientos creía que esto no era más que una loca fantasía que tenía cuando estaba excitado, pero entre más veía talkies, más leía relatos, menos me parecía asquerosa la idea, por lo que terminé aceptándola, aunque hubo un hecho en particular que me hizo darme cuenta que en realidad no era solo una loca fantasía. Una vez fuimos al cine a ver una película de acción, a mí no me gustan pero a mi esposa sí, me encontraba criticando la película cuando ella bromeando me dijo que entonces conseguiría a alguien con quien venir a ver este tipo de películas, y aún me mencionó el nombre de uno de sus excompañeros de universidad (Carlos) que sabía que ella le gustaba bastante a él y que le fascinaban; la reacción inmediata de mi cuerpo fue increíble, me excité muchísimo, no se ni con que pretexto cambié el tema, pero uf, tenía una erección de caballo; a partir de ese momento me di cuenta de que realmente me gustaría la experiencia de que mi amada esposa se acostara con otros.
A partir de ese momento me dediqué a investigar sobre cómo confesarle mi fantasía a mi esposa, empecé a recabar información sobre qué pensaban ellas, cómo actuaban, qué tipo de preguntas, dudas o inquietudes tenían a partir de una confesión así de su marido; la investigación me llevó mucho tiempo, pues aunque hay muchas páginas sobre cuernos, foros y chats, realmente es difícil encontrar a verdaderos cornudos, lo que más abunda son hombres que presumen ser corneadores pero que a las primeras de cambio te das cuenta de que no tienen ningún tipo de experiencia tratando a parejas de este estilo o a hombres que solo fantasean con que su mujer les ponga los cuernos; total que terminé investigando por casi un año hasta que me sentí capaz de manejar la situación; así que decidí dar el siguiente paso.
Planeé confesarle mi fantasía de manera indirecta y muy light posible, por lo que aproveché una vez que íbamos a regalar un teléfono celular, mi esposa me pidió que lo formateara, pero sabía que ella lo terminaría revisando ya que era para un familiar de ella, por lo que lo formatee pero dejé los 5 relatos eróticos que no solo me gustaran, sino que reflejaran realmente mi fantasía de que ella se acostara con otros, además de 20 talkies seleccionados de mi colección que también mostraran claramente lo que era una relación cornuda y que encima fueran excitantes. Ella se quedó con el teléfono por más de 2 semanas, cosa que me pareció una excelente noticia. Una noche, después de dormir a nuestros niños, ella me indicó que quería hablar conmigo:
Me preguntó qué era eso y me mostró sobre todo los talkies, aunque también abrió los relatos. Le respondí que era mi más oscura fantasía. Ella me respondió con otra pregunta, que si mi fantasía era que se acostara con otros, le contesté que sí. Ella hizo claramente una expresión a medio camino entre la tristeza y el enojo, dándose más o menos la siguiente conversación:
- Esto quiere decir entonces que no me amas -. Me dijo ella. Sabía que esta duda era la primera que siempre se les ocurría a las mujeres.
- Para nada amor, creo que eres el amor de mi vida, estoy seguro de que quiero pasar el resto de mi vida contigo -. Respondí sin temor a ser reiterativo, quería que le quedara claro que esto no tenía que ver con el amor que sentía por ella.
- Pero ¿no te parezco atractiva? - Siguió con las preguntas.
Amor, me pareces la mujer más sexy y guapa del mundo -. Respondí de inmediato.
- Oye ¿Entonces esto no es un pretexto para que te acuestes con otra mujer? - Al fin había hecho la pregunta importante mi esposa, por lo que había investigado, sabía que esta pregunta era clave, pues ella se plantea la hipótesis totalmente creíble de que por una calentura loca de su marido se arriesgan años de matrimonio completamente estable y feliz y aún se pone en peligro a la familia completa. Por lo que era necesario responder de una forma contundente e inmediata sobre la realidad de la fantasía.
- Mira amor, primero debes saber que tú eres el centro de todas mis fantasías, me la jalo pensando en tí, he tenido sueños eróticos contigo, solo que cogiendo con otros hombres. Tú placer es mi felicidad, y debes entender que si me cumples esta fantasía, estaré tan pleno y satisfecho sexualmente que ni siquiera me plantearía voltear a ver a otras mujeres, no quiero acostarme con nadie, quiero que tú lo hagas -. Respondí vehementemente, con la esperanza de expresar correctamente al fin mi fantasía.
Ella se quedó pensando un momento, yo tenía miedo de interrumpir su juicio, así que esperé pacientemente hasta que al fin me preguntó.
- ¿Oye amor, y tu decidirías con quien me acostaría? - La pregunta me tomó completamente por sorpresa, porque quería decir muchísimas cosas, en primera que había no solo entendido, sino que aceptaba perfectamente mi fantasía cornuda, además de que quería saber que tanto control iba a querer tener yo en este “juego”, conociendo la inteligencia e independencia de mi esposa decidí darle no solo la confianza, sino la autonomía que parecía querer para, al fin, cumplirme mi fantasía.
- No amor, para nada, tú decidirías completamente con quién, cómo, cuándo y dónde acostarte con otros. Respondí sintiendo el triunfo después de todo el tiempo invertido en mis investigaciones.
Mi esposa se quedó completamente pensativa, y ahora sí, con la confianza de saber que se habían entendido mis propósitos y que por lo visto a mi mujer no le molestaba la situación (cosa que había leído sería ganancia) me animé a preguntarle qué pensaba, pero su respuesta me tiró de espaldas:
- Hay amor, a qué mujer no le gustaría poder acostarse con quien quisiera y que su marido no sólo estaría de acuerdo, sino que encima sería más feliz con eso, y además el muy pendejo seguiría siendo fiel como un perrito -. Contestó mi mujer con una sonrisa en la boca.
No podía creer su respuesta, estaba con la boca abierta, pero la verdad super excitado, mi esposa no usaba ese tipo de palabras (“pendejo”, “fiel como un perrito”), pero en cuanto la volteé a ver ella me brindó una sonrisa y me dijo riendo:
- Hay amorcito, es que leí bastante bien los relatos que me pusiste en el celular y la verdad me encantaron, y pues noté como siempre terminan tratando al cornudo del marido - empezó a tocarme el bulto que se me había formado en el pantalón del pijama y me dijo - y veo que a tí tampoco te molestó lo que dije, si ya hasta reaccionaste, jijiji.
Esa noche tuvimos una de las mejores sesiones de sexo en nuestro matrimonio, nos abrimos a cosas muy distintas, por ejemplo, realmente a mí nunca me había llamado la atención hacerle sexo oral a las mujeres, pero como mi esposa desde el principio empezó a decirme que si me gustaría probar su panochita recién utilizada por otro, eso me encendió y me bajé a lamérsela, chupársela y comérsela varias veces esa noche, además, de manera increíble pude hacérselo cuatro veces, normalmente no puedo hacerlo más de una o dos veces por sesión, aparte de que me tardo en estar listo de nuevo; mi propia esposa se sorprendió de mi rendimiento sexual esa noche, hasta me llegó a decir, hay amor, de haber sabido que hacerte pendejo te haría tan buen amante, te hubiera metido unos cuernotes desde hace mucho tiempo.
Aún no alcanzaba a vislumbrar todo esto, pero sabía que me gustaba, que mi esposa había aceptado mi gran fantasía de ser un cornudo y que ya solo sería cuestión de tiempo.
Los cambios fueron prácticamente de inmediato, y en muchos aspectos de nuestra vida que me imaginaba, pero no esperaba; en primer lugar mi esposa empezó a vestirse mucho más sexy, por ejemplo, pantalones muy pegados y a la cadera, además de escotes o semitransparencias o faldas que empezaron a hacerse cada vez más cortas y lo que jamás pensé ver, empezó a usar tangas (ella al inicio del matrimonio decía que no le gustaban y ahora empezaba a cambiar de manera constante todos sus calzoncitos por tangas, eso sí, decía que las normales le molestaban, así que solo usaba de hilo), obviamente todo se lo aplaudía, le decía que se veía hermosa, que qué piernas tan espectaculares, etc; ella parecía que apreciaba mucho este tipo de comentarios y compraba más ropa de ese estilo, me decía que siempre le había gustado sentirse guapa, y que ahora que no tenía ningún problema es que yo fuera a criticarle la vestimenta (como sí lo hacían sus hermanos o su papá) pues que ahora estaba encantada. Otro cambio importantísimo fue en nuestra vida sexual, llevábamos 8 años de casados, así que cuando teníamos suerte lo hacíamos una vez a la semana y todo muy normalito; sin embargo, a partir de la confesión, la fantasía empezó a tomar total control de nuestra vida sexual, empezando porque lo hacíamos prácticamente diario, pero siempre tomando en cuenta la fantasía, llegaba mi esposa de su trabajo y me contaba cómo le coqueteaban ahora que se vestía muy sugerente, como se le quedaban viendo o como al saludarla o despedirse le arrimaban la verga y ella no les decía nada, solo se reía nerviosamente; entonces al contármelo ella agregaba cosas como, “¿te gustaría que uno de mis compañeros calientes usaran a tu esposita?” o “¿Qué vas a hacer cuando llegue por fin bien usada por una vergota papi?”, de inmediato tenía una mega erección y me bajaba a hacerle sexo oral, mientras mi esposa perdida de placer me decía, “eso cornudito, lame la vagina bien usada de tu mujer” o cosas por el estilo (ella siempre me aclaraba que aún no me ponía los cuernos, pero que tomaba frases de los relatos porque estaba completamente cachonda y fantaseaba), después de hacerle sexo oral la penetraba, pero como estaba tan excitado terminaba en menos de 2 minutos, y uf, la cabrona de mi esposa me decía, “ya ves porque tengo que buscar machos de verdad, eres tan impotente que te vienes luego luego, ahora a ver como me haces terminar”, y pues en lugar de sentirme mal o enojarme, no se por qué, pero me excitaba mucho lo que me decía y bajaba a comerle la panochita de nuevo, y ella se excitaba tanto que me decía: “así cornudo, así, límpiame toda la leche de macho” y ahí me tenían limpiando mi propia leche fantaseando que era de otros. Al principio esta dinámica tan dura de mi esposa insultándome y criticándome me causaba muchos conflictos, pero como ella después de la sesión de sexo me consentía y me hacía mimos y me decía cuanto me amaba pues fue hasta volviéndose más cotidiana y natural. Finalmente el último aspecto que cambió radicalmente y que pienso que es la llave de nuestro feliz matrimonio fue la total y completa confianza que empezamos a tener, nos contábamos todo, los pequeños flirteos, comentarios que le hacían tanto hombres como mujeres, era increíble como nos empezamos a comunicar, prácticamente sin ningún reparo ni secreto, ella me decía que era porque veía como me excitaba y realmente disfrutaba de todas las cosas que me contaba.
Continuará
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