Hoy les quiero contar de la vez que escuche a mis vecinos en plena cogida.
Yo tenía unos 17 años cuando pasó. Ellos eran una pareja joven de aproximadamente unos 30 años sin hijos.
Debo admitir que mi vecina estaba buenísima, tenía tremendo culazo bien rico. Físicamente lucía algo así:
Estaba riquísima. A mi me encantaba verle su culote, sobre todo cuando usaba shorts. Se le veía bien rico y apretado.
Era sábado por la noche, alrededor de las 11:40 pm. Yo estaba solo en casa, en mi habitación, con mi celular; cuando de pronto comencé a notar como algo que tronaba y golpeteaba. Se me hizo un poco extraño, pues estaba solo en casa, mis padres se habían ido de viaje por dos semanas -cosa que sabían mis vecinos-. Entonces bajé el volumen del celular y empecé a buscar de dónde provenía el sonido. Salí de mi habitación, caminé poco y me percaté que provenía de cerca de las escalera -curiosamente, al remodelar la casa, las escaleras que, iban únicamente hacia mi habitación, quedaron junto a la habitación de mis vecinos-. Me acerqué a la pared y el sonido se aclaró más, se escuchaba claramente cómo rechinaba una cama. De un momento a otro empecé a escuchar unos gemidos; eran de mi vecina. Al momento no eran muy fuertes, pero se alcanzaban a apreciar; y eran deliciosos…; mientras la cama rechinaba se escuchaba “¡ah!, ¡ah!, ¡ah!”. ¡Nunca antes los había escuchado coger!. Me empecé a excitar mucho. Comencé a buscar por la pared donde se pudiera escuchar mejor, hasta que di en un punto donde había un ducto por donde pasaban los cables -eran casas de fraccionamiento, estaban pegadas-.
Eran muy, pero muy claros los gemidos de mi vecina. ¡Se podía escuchar todo!; se escuchaba como la nalgueaban, como le tronaban las nalgas cuando le daban su verguiza. ¡Incluso!, se escuchaba como se atragantaba cuando le mamaba la verga a su esposo.
Pasaba el rato, y la cama rechinaba cada vez más y más fuerte. Y los gemidos de mi vecina se escuchaban con más intensidad; al parecer creían que no había nadie en mi casa.
Yo para este punto ya tenía la verga muy dura y escurriendo, pues siempre me había imaginado cómo sería coger con esa puta, o cómo sería ver ese tremendo culo de mi vecina rebotando.
Vecina: ¡AY SÍ!, ¡ASÍ PAPI, ASÍ!. ¡NO PARES, NO!, ¡CÓGEME MÁS DURO MI AMOR!.
[se escuchaba sólo el rechinar de la cama]
¡AH!
¡ASÍ MI VIDA, ASÍ!, ¡CÓGEME, CÓGEME!
¡AH!, ¡AH!, ¡AH!
¡MÉTEMELA, MÉTEMELA!
¡DURO!, ¡DURO!, ¡DURO!.
[No se sí la tenía puesta a cuatro patas o estaba montada la puta. Pero se escuchaba como se la nalgueaba y como le tronaban las nalgas]
¡ASÍ!, ¡ASÍ!, ¡ASÍ!
¡UY SÍ!… ¡QUE RICO PAPI!.
Estuvieron así por una media hora, entre los gritos y jadeos de mi vecina.
Ya cuando estaban por terminar, de escuchó como el los videos porno cuando se ponen de rodillas para que se los eches en la cara.
Vecino: ¡AHHHHH!…
Vecina: ¡Hmmm!…
Después de eso, fueron varias noches de escucharlos coger. Pero nunca otra vez como aquel día
Yo tenía unos 17 años cuando pasó. Ellos eran una pareja joven de aproximadamente unos 30 años sin hijos.
Debo admitir que mi vecina estaba buenísima, tenía tremendo culazo bien rico. Físicamente lucía algo así:
Estaba riquísima. A mi me encantaba verle su culote, sobre todo cuando usaba shorts. Se le veía bien rico y apretado.
Era sábado por la noche, alrededor de las 11:40 pm. Yo estaba solo en casa, en mi habitación, con mi celular; cuando de pronto comencé a notar como algo que tronaba y golpeteaba. Se me hizo un poco extraño, pues estaba solo en casa, mis padres se habían ido de viaje por dos semanas -cosa que sabían mis vecinos-. Entonces bajé el volumen del celular y empecé a buscar de dónde provenía el sonido. Salí de mi habitación, caminé poco y me percaté que provenía de cerca de las escalera -curiosamente, al remodelar la casa, las escaleras que, iban únicamente hacia mi habitación, quedaron junto a la habitación de mis vecinos-. Me acerqué a la pared y el sonido se aclaró más, se escuchaba claramente cómo rechinaba una cama. De un momento a otro empecé a escuchar unos gemidos; eran de mi vecina. Al momento no eran muy fuertes, pero se alcanzaban a apreciar; y eran deliciosos…; mientras la cama rechinaba se escuchaba “¡ah!, ¡ah!, ¡ah!”. ¡Nunca antes los había escuchado coger!. Me empecé a excitar mucho. Comencé a buscar por la pared donde se pudiera escuchar mejor, hasta que di en un punto donde había un ducto por donde pasaban los cables -eran casas de fraccionamiento, estaban pegadas-.
Eran muy, pero muy claros los gemidos de mi vecina. ¡Se podía escuchar todo!; se escuchaba como la nalgueaban, como le tronaban las nalgas cuando le daban su verguiza. ¡Incluso!, se escuchaba como se atragantaba cuando le mamaba la verga a su esposo.
Pasaba el rato, y la cama rechinaba cada vez más y más fuerte. Y los gemidos de mi vecina se escuchaban con más intensidad; al parecer creían que no había nadie en mi casa.
Yo para este punto ya tenía la verga muy dura y escurriendo, pues siempre me había imaginado cómo sería coger con esa puta, o cómo sería ver ese tremendo culo de mi vecina rebotando.
Vecina: ¡AY SÍ!, ¡ASÍ PAPI, ASÍ!. ¡NO PARES, NO!, ¡CÓGEME MÁS DURO MI AMOR!.
[se escuchaba sólo el rechinar de la cama]
¡AH!
¡ASÍ MI VIDA, ASÍ!, ¡CÓGEME, CÓGEME!
¡AH!, ¡AH!, ¡AH!
¡MÉTEMELA, MÉTEMELA!
¡DURO!, ¡DURO!, ¡DURO!.
[No se sí la tenía puesta a cuatro patas o estaba montada la puta. Pero se escuchaba como se la nalgueaba y como le tronaban las nalgas]
¡ASÍ!, ¡ASÍ!, ¡ASÍ!
¡UY SÍ!… ¡QUE RICO PAPI!.
Estuvieron así por una media hora, entre los gritos y jadeos de mi vecina.
Ya cuando estaban por terminar, de escuchó como el los videos porno cuando se ponen de rodillas para que se los eches en la cara.
Vecino: ¡AHHHHH!…
Vecina: ¡Hmmm!…
Después de eso, fueron varias noches de escucharlos coger. Pero nunca otra vez como aquel día
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