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Resort Sexual - Capítulo 11

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11. Capítulo 11

Día 11. Por la mañana

Por la mañana mis chicas seguían dormidas en la cama cuando me desperté, así que con mucho cuidado, me deslicé por el colchón y me bajé sin despertarlas. Eran dos preciosidades. Pero ese día me esperaban otras personas. Me puse el bañador del día anterior y me llevé la camiseta en la mano. Total... no me iban a hacer mucha falta.

Llegué a la habitación de mis amigos y llamé. No tuve que esperar mucho. Julio me abrió la puerta. Tenía puesta una bata, pero se la había atado, y cuando vio que era yo, dejó que se abriera mientras sonreía.

"Bienvenido" me dijo. "Adelante, hay alguien ansioso por verte."

Entré y, efectivamente, apenas había dado un par de pasos, Leo se había abalanzado a por mi. Este ni siquiera llevaba la bata, iba completamente desnudo.

"¡JP!" gritó, y se me echó encima como un koala, atrapándome con sus brazos y sus piernas. Empezó a darme besitos en la boca, que terminaron en un beso más largo y pasional. Yo le sujeté por el culo.

"¿Me echabas de menos?" pregunté en tono inocente. Me dio un ligero mordisco en el labio antes de responderme.

"Claro que sí... llevas días sin follar conmigo..."

"Dos" le recordé y me reí.

"Eso es mucho tiempo" dijo como un niño pequeño.

"Vamos, Leo, deja que respire" le dijo Julio. "Queremos que aguante todo el día con nosotros, ¿verdad?"

Y en ese momento volvieron a llamar a la puerta. Julio fue a abrir, repitiendo el mismo ritual que conmigo de destaparse al ver que era Matt quien llamaba. Leo fue a saludarle. Pero no fue tan efusivo como conmigo. Y cuando vino a saludarme a mi, detecté un brillo de celos en los ojos de Leo. Pero yo disfruté del beso de mi novio.

"¿Qué tal te lo pasas?" me preguntó.

"De maravilla. ¿Y tú?"

"No me quejo... Me apetecía mucho el plan de hoy. ¿Luna viene?"

Como si la hubiera invocado, llamaron por tercera vez a la puerta. Y era ella. Al mismo tiempo que uno de los empleados venía también con un carrito. Julio le dio las gracias, y tras cerrar la puerta, se pudo quitar la bata por fin. Luna ya nos había dado un beso a los tres presentes.

"Has pensado en todo, ¿eh?" le dije a Julio y le ayudé a entrar el carrito. Iba cargado con una jarra de café, otra de leche, otra de zumo, y bollería variada.

"Por supuesto. Ya os lo dijimos, la idea es follar hoy tanto como podamos. Así que vamos a necesitar energía" bromeó, y empezó a repartir los vasos. Pero Leo intervino.

"Empieza a sobrar la ropa" señaló.

Así que Luna, Matt y yo nos desnudamos por completo, dejando nuestra ropa en un rincón. Los cinco nos miramos, completamente expuestos. Empezamos a empalmarnos solo con aquella visión, y decidimos que sería mejor empezar con el café antes de dejarlo de lado.

"Deberíamos hablar de... límites..." murmuró Luna, que era quien se veía más incómoda. Se había sentado en un silloncito que había, mientras yo estaba en el borde de la cama, con Leo pegadito a mi. "Digo... si hay algo que no aceptemos, estaría bien saberlo ahora..."

"Tienes razón" aceptó Julio y le dio un trago a su café. "¿Algo que no estéis dispuestos a hacer?"

"A hacer el imbécil con la comida, por ejemplo" intervino Matt. "Es decir... si os la estoy chupando a alguno, no me importa si acabáis en mi boca, pero no quiero que nos corramos en un croissant o un café para que alguien se lo tome..."

"Me parece bien" asintió Leo, apoyó la cabeza en mi hombro y me acarició la pierna". "¿Y tú, guapetón? ¿Algún límite?" preguntó. Yo tragué mi tostada antes de responder.

"¿Con vosotros? Creo que ninguno más. Hemos hecho de todo juntos" reí, "y he venido a que lo pasemos bien. Simplemente si en algún momento alguien dice no... pues no."

"Me apunto a eso", dijo Julio.

"Y yo", dijo Luna.

"Yo lo que diga JP", ronroneó Leo.

"Te quiero, tío. Me sumo a lo que dices", añadió Matt.

Sonreí. Terminamos de desayunar por fin, y echamos el carrito a un lado. La cama era grande, por suerte, como para que entrásemos los cinco y nos dejamos resbalar por ella.

Vi a Julio darse un beso con Luna. Ella parecía tímida, pero se dejó hacer. Las manos de Julio subieron a sus tetas y a ella le gustó. Yo me volví. Matt se estaba besando con Leo... pero me di cuenta de que Leo no dejaba de mirarme por el rabillo del ojo. Así que me acerqué a ellos inocentemente y empecé a hacerles una paja a cada uno.

"Así es más agradable", suspiró Matt mientras acariciaba el torso de Leo.

"Desde luego... echaba de menos a JP...", murmuró el otro.

"Creo que os gustará más así..."

Empecé a turnarme para chupárselas. Empecé por Leo, que se le veía ansioso por sentirme. Disfruté del sabor de su polla. De su grosor. Me llenaba la boca prácticamente. La dejé cubierta de babas antes de ocuparme de la polla de Matt. La echaba de menos. Me entretuve un poco en sus huevos antes de metérmela entera en la boca. Sentí su mano acariciándome los cabellos.

"No te olvides de mi", pidió Leo.

"Caro que no", le dije y volví a lamer su polla. Jugué con mi lengua en su punta antes de succionar suave. Miré a mi espalda. Luna se la metía lentamente a un Julio que lo gozaba bocarriba y parecía hipnotizado por las tetas que se movían al ritmo de las acometidas. "Pero a lo mejor prefieres... follarme", le dije a Leo antes de volver a chupársela. "¿Quies mi culo?"

"Lo quiero... lo quiero" asintió Leo. Yo sonreí, y se la liberé, dedicándome de nuevo a la polla de Matt. Leo se incorporó en ese momento, y se movió detrás de mi. Separé bien las piernas mientras se la mamaba a mi novio, y noté que un chorro de frío lubricante me caía en el ano. Pero sin extenderlo, Leo alineó su polla en mi culo y me la metió de un suave movimiento. "Oh, JP... tu culo es delicioso..."

"Lo she", jadeé. Su falo me acariciaba mi punto G mientras me abría el culo. "Shigue... ¿qué tal te la shupo, Matt?"

"Me encanta... ¿puedo hacértelo yo?", me pidió.

Asentí, y tomé posición, apoyado en mis rodillas y mis manos para Matt y Leo que empezaron a follarme a la vez: Matt mi boca, Leo mi culo. Les sentía entrar y salir de mi al mismo tiempo mientras escuchaba los gemidos de Luna, a punto de correrse seguramente dentro de Julio.

"JP... voy a correrme...", gimió Matt, "la chupas muy bien, no aguanto..."

"Yo primero", dijo Leo, "tu culo se siente muy bien..."

Y sentí que ambos se corrían. Sentir a Leo llenando mi culo mientras Matt se corría en mi boca me hizo correrme a mi también. Me sentía sucio mientras sentía a Leo sacármela, con mi culo lleno de lefa. Me sentía... bien. Libre, follando sin límites. Deseado. Matt la sacó de mi boca, y me sonrió.

"Joder, JP... siempre me gusta cuando me la chupas pero hoy te has superado", rió.

"JP ha aprendido muy bien a chuparla. Y a ser follado", comentó Leo, y me dio un azote. Picó un poco. "Este culo es delicioso", dijo mientras me lo acariciaba. No la nalga. La raja. Asegurándome de acariciar mi ojete. Dominándola. "Me podría pasar el día dándole por el culo...", susurró. Me lo miraba con deseo. Y yo le sonreí, provocándole, me lamí el labio.

"Bueno, pero aquí vamos a compartir", dijo Julio, ignorando los deseos de su novio. Su culo también goteaba, resultado de la follada que le había dado Luna. Ella se acercó también. "Y ahora mismo... yo estoy viendo lo grande y jugosa que la tiene...", pasó entre medias de Leo y Matt y me hizo tumbar bocarriba. "Y se acaba de correr, así que la puedo tener más tiempo en mi boca..."

Se extendió por el colchón y empezó a chupármela. Cerró los ojos, y con una mano empezó a acariciarme las bolas. Yo suspiré. Era genial la mamada. Leo se apresuró en unirse a él. Le apartó la mano y empezó a lamerle los testículos. Yo me limité a tumbarme, mientras vi a Matt guiñarme un ojo. Se puso detrás de Julio y con cuidado, le separó las nalgas y empezó a follárselo, muy despacio, al mismo ritmo que él me la mamaba.

Luna miró el culo de Leo, pero antes de hacerle nada, trepó a mi lado. Me dio un suave besito.

"Amor... ¿estás bien?"

"Sí, ¿por qué?"

"La actitud de Leo me preocupa", susurró.

"Estoy bien... solo quiero disfrutar de hoy. Si le apetezco, hoy es su última oportunidad de tenerme", le dije. "Y ahora, fóllale el culito". reí.

Aún un poco preocupada, mi chica gateó por el colchón y se puso detrás de Julio, dispuesta a metérsela. Este la miró de reojo, y abrió sus nalgas, dejándola paso. En ese momento mi polla estaba en su boca, y casi se atragantó cuando Luna le embistió fuertemente. Julio sorprendió, y deslizó su mano entre mis piernas. Me empezó a masturbar el culo con sus dedos. Yo estaba a punto de correrme.

"Julio, Leo... me corro..."

"Córrete para nosotros, JP... ya sabes cómo nos justa...", jadeó Leo. Julio me la siguió chupando, usando solo la boca, y Leo empezó a pajearme contra la lengua de su novio. Por su parte, Matt y Luna aumentaron el ritmo de sus embestidas, bien sujetos a los culos de mis amigos. Me corrí largamente, manchando las caritas de Leo y Julio, mientras recibían dentro las corridas de Matt y Luna.

"Mmmmm... qué bien sienta esto..." suspiró Leo.

"Mucho... me encanta ser follado así...", dijo Julio con voz de nena del porno. "El semen caliente me pone..."

Se dieron un beso sucio compartiendo mi semen mientras se manoseaban mutuamente los culos. Sus pollas estaban completamente erectas, aún no se habían corrido. Yo me despejé un poco. Tuve cuidado de no estorbar a Julio, pero cuando me fui a acercar a Luna, sentí que alguien tiraba de mi hacia atrás. Era él. Sentí su polla entre mis nalgas. Sus manos me acariciaron todo el cuerpo.

"Quieto, nene", me dijo mientras me besuqueaba el cuello. "También me gusta el culo este que tienes", añadió mientras me apretaba la nalga con la mano. "Necesito follarte"

"Soy todo tuyo", le dije. "Yo necesito que me folles..."

"Y yo necesito que me folles tú", intervino Luna, rodeándome con los brazos. Nuestras pichas se dieron "un beso" cuando se juntaron las puntas. "Hazme gritar de placer"

Asentí. Ella se tumbó en la cama, bocarriba, con las piernas subidas para mi. A mi me costó un poco preparárme para ella, pues tenía a Julio metiéndome un par de dedos mientras lo hacía. Pero al final me situé para ella y se la metí de un suave movimiento. Disfruté de lo bien que se sentía su culo cerrado. Y en ese momento, Julio me la metió. Un poco brusco, quizá. Pero aguanté el movimiento.

Empecé a metérsela a Luna, con mucho cuidado. Aunque las embestidas de Julio eran fuertes. Lentas pero firmes. Alguien me sujetó la mejilla. Era Matt. Me plantó un beso en la boca y luego se deslizó a por Luna. Ella abrió la boca y se la empezó a chupar a Matt, pero este se lo pensó mejor y decidió hacer un 69 con ella. Su culo al aire fue la tentación de Leo, que se puso detrás de él y se la metió con cuidado. Julio me sujetó por el culo y aumentó el ritmo de sus embestidas.

Aquello me rompió el ritmo y se la saqué a Luna. En ese momento Matt aprovechó para hacerme una mamada rápida y luego me ayudó a volver a entrar en el agujerito de Luna. Me sujeté con más ganas a ella, disfrutando de la doble sensación. Mi culo y mi polla experimentando placer a la vez. Julio me pellizcó los pezones, y en ese momento, me corrí, al mismo tiempo que él. Derramé mi lefa en el culo de Luna mientras Julio llenaba el mío. Escuché a Matt toser cuando Luna se corrió en su boca, y él también eyaculaba mientras Leo acababa en su culo.

Miré el reloj. Con la tontería la mañana iba avanzando. Y llevaba ya unas cuantas corridas. Me tumbé un momento para descansar. Pero en ese momento, me di cuenta de que realmente los demás no tenían la menor intención de dejar de follar. Debería haberme asustado, tal vez, pero en ese momento yo parecía en trance. Solo pensaba en las pollas y los culos de mis amigos.

Me había tumbado bocarriba para descansar un poco, y en ese momento, Leo se puso con las piernas abiertas sobre mi cabeza. Se hizo una paja, presumiendo del tamaño de su falo, y con la otra mano abrió lo suficiente su culo como para poder verle el ojete. Y en ese momento, Julio apareció a su espalda, y empezó a follárselo, encima de mi cabeza. Podía ver perfectamente su polla entrando en el culo de Leo, que goteaba líquido preseminal. Sus pelotas se juntaban con cada embestida y yo podía verlas en directo. Era casi hipnótico... dentro... fuera... tan larga como era su polla... dentro otra vez, la de Leo se balanceaba al compás. Tan cerca de mi... levanté ligeramente la cabeza y lamí las bolas de Leo. Sentí los movimientos de Julio dentro de él. Sujeté a Julio cuando se la tenía ensartada y se las chupé a él también. Alguien me levantó las piernas, y empezó a chuparme el ojete. Dos lenguas. Luna y Matt, compartiéndome una vez más. Me dejé hacer mientras gozaba del sabor de mis amigos. Se la volví a chupar a Leo mientras Julio le daba por el culo.

Pero aquella vez no nos corrimos. Los cinco buscábamos un poco más. Así que me acerqué a Matt, a cuatro patas, y le dejé follarse mi culo. Me la metió despacio. Yo volví la cabeza hacia él y nos besamos mientras Leo preparaba mi polla con una mamada. Separó sus piernas para mi y se la metí. Julio se acercó a él, y Leo empezó a metérsela, mientras Luna se acercaba a él, y se hacía una paja mientras Julio se la follaba. Los cinco nos intentamos adaptar al mismo ritmo, que al final fue marcando Matt. Cada vez que me la metía, nos empujaba a los otros cuatro. Yo me dejé llevar por su ritmo. Amaba cómo me la metía. Y el culo de Leo se sentía tan bien... delicioso. Me corrí mucho dentro de él, sin dejar de metérsela. Matt tampoco dejó de follarme cuando se corrió. Hasta que los cinco no acabamos, no nos permitimos tomarnos un descanso.

"¿Qué hora es?", preguntó Luna.

"Aún queda un rato hasta la hora de comer", respondió Julio. "¿Cansada?"

"No. Bueno, un poco, pero esto es... una maravilla"

"Admito que me equivoqué...", dijo Leo. "No me hacía mucha gracia tener aquí a una chica, pero... me gusta cómo follas"

"¿Vas a empezar a disfrutar más con las mujeres?", pregunté. Yo me había tumbado bocarriba,, con la cabeza apoyada al lado del pene de Matt, quien me acariciaba el cabello. En ese momento le di una lamida inocente. Y vi a Leo mirar con celos.

"Oye, sé que estamos un poco agotados, pero me gustaría volver a sentir tu polla entre mis pies", dijo de pronto. "¿Te gustaría?"

"Yo encantado", le dije. "Si los demás no quieren nada más..."

"Quiero mirar", dijo Julio, tomando posición, Luna se acercó a él, y Matt siguió donde estaba.

"Pues venga, usa esos pies tuyos en mi polla"

Leo se sentó entre mis piernas, y con mucho cuidado tomó mi polla entre sus pies. Eran tan suaves...

"¿Qué tal te sientes, JP? Me estoy echando una loción para la piel que me los suaviza..."

"Se nota mucho... son muy suaves y se siente genial"

Leo sonrió mientras me empezaba a hacer una paja con los pies.

"Me gusta lo dura que se te pone siempre para mi, JP... La siento palpitar contra mis plantas... Quiero volver a sentir que te corres sobre mis pies..."

Hablaba mientras me la miraba, parecía hipnotizado. Se sonrió mientras seguía con aquella deliciosa paja. Yo disfruté del buen trato que estaba recibiendo mi polla en ese momento.

"Leo, estoy muy cerca...", le avisé.

Él se limitó a canturrear mientras presionaba mi polla juguetonamente.

"Déjame ver cómo te corres, JP... Quiero que hoy mi loción sea tu lefa..."

Mis caderas se sacurieron cuando me corrí. Al aire. Y cayó sobre los pies de Leo

"Buen chico... dame tu semen caliente..." dijo mientras se impregnaba ambos pies con mi eyaculación.

"Gracias", suspiré. Sentí algo húmedo en mi mejilla. Matt, que había contemplado toda la escena, la seguía teniendo dura y el líquido preseminal resbalaba por mi cara. "Debería hacer algo por tí..."

Me incorporé y me acerqué a él. Saqué la lengua, y aprovechando que estaba aún sentado, le moví las piernas arriba. Alcancé su ojete y lo lamí con cuidado, asegurándome de dejarlo bien lleno de babas. Recorrí hacia arriba el camino, alcanzando sus bolas, disfrutando de ellas en mi boca y seguí subiendo hasta llegar a su polla. La lamí entera hacia arriba y me la metí despacio a la boca. Empecé a gemir con mi boca llena. Joder, adoraba su polla. Era perfecta... cerré los ojos, disfrutando de su sabor. Sentí su mano en mi nuca y me la metió un poco más profunda. Aguanté. Sabía cómo era.

Alguien empezó a follarme el culo con cuidado. Reconocía quién era. Luna. Su tamaño me lo delató. Pero yo seguí disfrutando de la polla de Leo.

"Hulio", llamé. "Ven... quiero chupártela...", suspiré.

Este se acercó a mi y me aseguré se hacerle una buena paja con toda la mano a Leo mientras asumía en mi boca la polla de Julio. También me volvía loco. Quería más, más de ellos. Miré un momento a mi espalda. Matt se follaba a Luna. Y en ese momento, hice a Julio y Leo juntar sus pollas.

Con mucho cuidado, se las empecé a chupar a la vez. Qué bruto fui. Apenas me cabían en la boca al mismo tiempo, me dolían un poco los labios. ¿Y por qué me sentía bien entonces? Se la chupé a Leo, dejando que la de Julio se frotase contra mi cara. Hice lo mismo al revés, mamar la de Julio mientras Leo frotaba la cabeza de la suya contra mi mejilla y volví a chupárselas al mismo tiempo. Mi lengua jugaba con ellas como podía. Me noté el corazón palpitar mucho, Muy fuerte. Me ponía cachondo. Era toda una puta en ese momento, deseando que aquellos dos se corriesen en mi boca.

Y lo logré. Sentí sus chorritos caer sobre mi lengua. Hacia mi garganta. Y se las seguí chupando, adicto como era mientras Luna se corría dentro de mi. Me las saqué de la boca y les seguí haciendo una paja. Sonriendo como un tonto, feliz de haberlo logrado.

"¿Os ha gustado?", pregunté. ¿Qué me pasaba? Les hacía una paja a cada uno contra mis mejillas y me gustaba.

"Ha sido maravilloso. Eres el primero capaz de chupárnosla al mismo tiempo", suspiró Leo.

"Te adoramos", dijo Julio.

"Pues creo que Luna ha acabado con mi culo", dije. "Lo tengo... muy lubricado"

"¿Quieres que te follemos?"

"A la vez", les dije. Había perdido la cabeza, posiblemente.

Les faltó tiempo para prepararse. Ambos se tumbaron en la cama, juntando sus pollas. Las observé. Delicioso. Iban a estar a la vez dentro de mi. En el momento en que mi ojete se apoyó en ambas pollas, Luna se acercó a mi.

"Mi amor... ¿Qué te pasa?", me preguntó. "Estás... ¿estás bien?"

"De maravilla... lo estoy gozando como una puta", le dije.

"Esto... esto va a dolerte", me dijo.

"Luna, calma... solo ayúdame para que se sienta bien"

Y la besé mientras me dejaba resbalar sobre las pollas de mis amigos. Guau. Mi culo ofreció un poco de resistencia. No estaba tan dilatado, y mis amigos estaban bien dotados individualmente, así que la suma de ambos... Me abracé a Luna y la besé. Empecé a hacerle una paja que ella me devolvió, mientras yo iba moviendo mi cuerpo. Muy despacio. Matt se había desplazado a follarle la boca a Julio, y le veía metérsela a buen ritmo. Y mi culo empezó a ceder. Solo un poco. Podía sentirlos a ambos dentro de mi. Pero era complicardo moverse. Solo podía hacerlo muy lentamente... conseguí quizá que la cuarta parte me entrase, pero empezaba a cansarme y se me pasaba el morbo de la situación.

"Esperad... esto no se siente tan bien...", les dije.

"Creo que tienes razón...", dijo Leo.

"Vais a tener que follarme por turnos..."

Y me puse en cuatro para ellos. Julio y Leo se pusieron detrás, uno a cada lado. Luna empezó a follarse a Leo mientras Matt le daba por culo a Julio. Y yo disfruté de las pollas de Leo y Julio, que se turnaban para entrar en mi ano abierto. Mucho mejor aquello. Algún día podré con dos pollas a la vez, pensé y me empecé a hacer la paja mientras disfrutaba de ser follado. Cerré los ojos... ahora me la metía Leo... sí, reconocía su polla a la perfección... ahora salía y venía Julio... qué rápido ni me daba tiempo a notarme vacío... sí, un poco más, hazme gemir... aaaaah, sí, me punto G iba a estallar... me volvía a follar Leo... y le noté correrse en mi culo... mientras Julio se corría encima de mis nalgas. Yo llené mis manos de mi propio semen.

"Esto... esto ha sido genial..."

"Pues aún no has visto nada", dijo Leo, con una sonrisa maliciosa.

"¿En serio? Es hora de comer...", comenté.

"De comer pollas"

Tragué saliva. Preocupado... y excitado. De pronto, noté que Matt se ponía detrás de mi, con su picha aún dura. Y me levantó con cuidado para hacerme caer sobre su falo. De un movimiento seco.

"¡Ay!", me quejé.

Mi culo estaba tan abierto que cedía fácilmente. Y en ese momento, vi a Leo y a Julio apuntando hacia mi con sus pollas. Pajeándose.

"¡Basta!", dijo Luna. "¡Esto es demasiado para él!"

"No Luna...", suspiré. Matt había empezado a follarme. "No lo es... ven..."

"JP..."

"Házmelo... deja que sea tuyo hoy...", le pedí.

Quizá debí escucharla. Pero ella me hizo caso y se acercó a mi. Empecé a chupársela. Con ganas. Se había puesto entre Leo y Julio, que tocaban mi cara con sus pichas mientras se masturbaban. Empecé a masturbarles yo mientras seguía mamándosela a mi novia. No entendía su expresión de preocupación. Yo estaba feliz. Se la empecé a chupar a Julio, le hice mientras la paja a Luna... me fui turnando para chupársela y pajear a los otros dos. Y en ese momento la mano de Matt empezó a masturbarme a mi.

"Vamos a corrernos en ti, JP... Vamos a cubrirte de nuestro semen..." dijo Julio a quien yo pajeaba con energía en ese momento.

"Sí... hacedlo... quiero sentirme cubierto de vuestro semen...", dije cuando abrí la boca para liberar la polla de Leo y volver a chupar la de Luna.

"JP... ¡mi amor, no!", gritó ella.

Pero en ese mismo momento se corrió en mi boca. Me tragué su primer chorro, pero dejé que el resto resbalase por la comisura de mi boca. Y sentí en ese momento otros dos estallidos. Leo y Julio me cubrían la cara en lefa. Y mi pecho. Y Matt se corría dentro de mi culo, que rezumaba su semen. Sin poder evitarlo, aquello me hizo correrme, manchándome a mi mismo.

Me vi a mi mismo, ensartado en la polla de Matt, con mi pene aún chorreando y aquellas tres pollas goteando sobre mi cabeza. Sonreí... y creo que perdí el conocimiento.

Día 11. Antes de comer

Los siguientes minutos fueron un poco confusos. Escuché a alguien gritar. Tal vez fue a Luna, era una voz femenina. Noté que me dejaban caer en la cama. Escuché a gente hablar. Discutir. Yo simplemente seguía tumbado en la cama. Mi cerebro no procesaba gran cosa. Hubo movimiento a mi alrededor. Sentí que alguien me hacía incorporarme, con mucho cuidado. Alguien me tapó el cuerpo... una capucha me tapó la cabeza. Y también cubrieron mis piernas.

Caminé. No recuerdo muy bien a donde. Sólo que íbamos despacio... ¿aquello era el pasillo? Lo parecía. Noté que el suelo se movía bajo mis pies... qué raro era aquello... De pronto me hacían caminar de nuevo... y un poco más... Sentí que me quitaban la ropa con mucha delicadeza...

Sentí entonces el agua fría. Eso empezó a aclararme la cabeza. Estaba en un baño... sí, dentro de una ducha. Y no se parecía a la mía. Era la de... Era la de Elena. Aquello era la habitación de Elena. Y alguien pasó sus manitas por mi cara, limpiándome delicadamente. Dejé que acabase bien antes de abrir los ojos de nuevo.

"Andrea...", dije, sorprendido.

"Menos mal... nos tenías preocupadas..." dijo. Una lágrima le caía por la mejilla.

Día 11. Por la tarde

Disfruté de una buena hamburguesa con un refresco. Estaba sentado con las piernas extendidas sobre la cama de Elena. Ella se había sentado a mi lado, mientras Andrea estaba al otro. Irina y Francesca me observaban, con preocupación, también en la cama. Por supuesto, los cinco estábamos desnudos. Y mientras terminaba de recuperarme, me contaron lo que había ocurrido:

Al parecer, yo había empezado a murmurar "más... quiero más...", pero obviamente yo no era consciente de nada. No podían follar así conmigo. Luna se enfrentó a los demás, les dijo que era por su culpa por no haberme detenido a tiempo y ahora estaba en una especie de trance sexual. Sin saber qué hacer, llamaron a Elena. Ella se tomó el resto del día, y pidió que me llevasen al ascensor. Como no podían sacarme al pasillo justo después de haberme hecho la bukkake, me taparon con la primera ropa que pillaron, que era de Leo, y así pudieron disimular. En el ascensor se reunieron con Elena y Andrea, y me condujeron al dormitorio. Andrea se había ofrecido a ayudarme a lavarme, mientras Elena llamaba a su madre e Irina, y pedía un poco de comida para reponer energías.

Y ahora disfrutaba de la compañía de las chicas, mientras terminaba de comer.

"Matt al parecer no se había dado cuenta de nada. Y en cuanto a Luna estaba al borde del llanto... ya la he llamado para que sepa que estás bien", me dijo Elena.

"¿No se ha quedado?", pregunté, extrañado.

"Dice que no se lo merece... que te tendría que haber cuidado mejor...", dijo Andrea.

"¿Te has enfadado con ella?", le pregunté. Notaba algo raro en su voz.

"Claro que no. Es solo que... no entiendo qué te pasó... nos ha contado un poco por encima la situación..."

"A ver. Me lo estaba pasando bien con ellos, nada más". Irina intervino

"Pero te obligaron a..."

Tuve que interrumpirla.

"No. No me obligaron a nada. Se les ocurrió. Yo acepté. Podría haber dicho que no. Pero quería hacerlo. Me sentía muy bien follando con ellos. No entiendo por qué de pronto me desvanecí..."

"A veces pasa", dijo Francesca. "No eres el primero que tiene algo así... no solo tú por estar con los chicos. Hemos tenido casos de todo... chicas en orgías masculinas... chicos ofrecidos a muchas mujeres... de todo. Llega un punto de tanto placer en que el cerebro no puede aguantar tanto... así que me creo que lo estuvieras pasando de maravilla. Pero deberías haber parado antes"

"Por eso. No es algo que siquiera requiera medicina... solo reposar. Y una ducha fría despeja la cabeza", dijo Elena. Irina me miró con preocupación.

"¿Seguro que no te han obligado a nada, JP? Dime la verdad...", pidió. Yo, me limpié las manos y luego las extendí hacia ella. Gateó a por mi.

"Te prometo que no me han obligado a nada. Yo me dejé llevar. Y me lo pasé bien"

"¿Significa eso... que ahora ya no te gustamos las demás?", ay, madre, que se me echaba a llorar.

"¡Claro que no!", le dije. "A ver, ¿no me dijisteis... TODAS", añadí mirando a todas las chicas "que experimentase e hiciera lo que me diera la gana? Pues eso he hecho. Y lo he disfrutado. Pero sinceramente, aunque me lo he pasado de diez... no puedo renunciar a vosotras. Me gustáis mucho".

"Entonces... ¿te parece bien si en vez de volver con ellos te quedas con nosotras?", preguntó Andrea. También había terminado de comer.

"Bueno. Me parece un cambio de aires interesante", sonreí.

"En ese caso, permitid que me lleve esto y os dejo a solas", dijo Francesca, disponiéndose a limpiar.

"Espera, ¿eso por qué?", le dije. Estaba desnuda, no tenía sentido que se fuera si no contaba con tener sexo.

"No seas dramática, mamá", intervino Elena. "A JP le encanta hacerlo contigo y yo no me voy a escandalizar por verte con él"

Francesca sonrió, y al final entre ella y Elena despejaron todo de los restos de comida. Y antes de poder hacer nada, sentí un par de manos estimulando mi polla. Irina había ocupado el puesto de Elena, y entre ella y Andrea me daban placer. Sentí sus labios en mi cuello. Esto era muy diferente a lo de la mañana, pero... igual se sentía bien. Alargué mis manos con la intención de meterles los dedos, pero ellas se ocuparon de que solo les tocase las tetas.

"Relaja, mi amor... llevas un día intenso, ahora nosotras cuidamos de ti", me susurró Andrea.

Francesca se acercó a mi en ese momento, gateando sonriente por la cama hasta llegar a mi. Elena tomó posición, sin querer perderse nada del espectáculo. Su madre se sentó a horcajadas sobre mi, con la ayuda de Irina dirigió mi falo hacia su rajita y se dejó caer despacio. Oh... la intensidad de aquella mañana casi me hizo olvidar lo bien que se sentía un coñito húmedo... y ella estaba muy mojada.

Empezó a mover sus caderas encima de mí, Muy lentamente. Disfrutando. Yo sentía mi polla hundirse cada vez más profundo en ella y empecé a acariciarle las tetas. Me las llevé a la boca y empecé a chupar sus pezones. Mientras disfrutaba de su sabor, la sujeté por el culo y empecé a moverme debajo de ella, aumentando el ritmo de mis embestidas.

"Eso es, jovencito... fóllame... quiero que te corras en mi..."

"Francesca... me encanta tu cuerpo...", algo me pasaba, me costaba eyacular. Como si me leyera la mente, me dijo:

"Te has corrido mucho hoy... tómalo con calma... piensa en lo bien... que se siente..."

Y me centré en su húmedo coño y lo bien que me sentía entrando y saliendo de él. Lo apretado que estaba... me dejé llevar, y por fin liberé mi carga dentro de ella. Me sujetó la barbilla y me la hizo subir, besándola mientras eyaculaba dentro de ella. Notaba mi pelvis húmeda, mezcla de sus jugos y mi semen.

"Gracias", me susurró. "Siempre me gusta hacerlo con un jovencito"

"Deberías aprovechar los últimos días que le quedan aquí para hacerlo más, mamá", rió Elena.

"Y luego te irás con él, ¿verdad?", dijo Francesca.

Se produjo el silencio. Francesca bajó de mi cuerpo, y miró a su hija.

"Sabes que le quieres. Y a Luna también. No entiendo por qué insistes en quedarte aquí"

"E-Este es mi sitio, mamá... siempre pensé que te gustaba que trabajase aquí...", dijo Elena, un poco incómoda.

"Y me gustaba. Mientras lo pasabas bien. Pero ahora te veo enamorada", Elena se puso colorada, "y no quiero que pierdas esta oportunidad de ser feliz"

"Serán felices sin mi"

"Seremos más felices contigo", intervine. Pero mi sorpresa fue que la palabra "contigo" también la pronunciaron Irina y Andrea.

"Yo sé que acabaré aquí mis días... Tu padre me abandonó, aquí tengo sexo esporádico y un sueldo que me permite vivir bien. Pero a ti te quieren. Puedes trabajar en cualquier otro hotel. Pero formando... no sé si entre seis sería una familia, pero sí."

Elena me miró, y sin mediar palabra, se tumbó en la cama y me la empezó a chupar. Me miraba directamente a los ojos mientras lo hacía. Solo desvió la mirada para asegurarse de meterse toda mi polla en la boca, y luego me volvió a mirar mientras me chupeteaba la punta.

"¿Yo te gusto, JP?", me preguntó. Acariciaba mi polla entre su mano y su mejilla.

"Claro que sí", suspiré. "Tu madre tiene razón... puedo... podemos hacerte feliz"

"Esto me hace feliz", dijo ella. "¿Vais a hacerme el amor todos los días?"

"Cada día", le aseguré

"Irina... ven...", llamó Elena.

Se dio la vuelta y con cuidado, dirigió mi polla a su coñito. Me puse de rodillas, era hora de moverme un poco más. Irina se sentó frente a Elena, quien empezó a comerle el coño.

"¡Oh, Elena...! ¡Más despacio, reina... eres muy intensa...!", gimió.

Andrea se movió en ese momento y se puso a su lado. Empezaron a intercambiar un beso cargado de saliva mientras Irina acariciaba el coñito de Andrea, masturbándola, mientras yo empezaba a embestir a Elena. Sujeto a sus nalgas, se las separé. Tenía un bonito ojete rosado... pero de momento iba a seguir disfrutando de su húmedo coño.

"Mi hija puede con más... vamos, hazla tuya, JP", dijo Francesca, que se puso detrás de mi. Su cuerpo se movió con el mío mientras se la metía a Elena y me besuqueó el cuello. Aquella mujer mayor disfrutaba viendo a su hija follar. Me sujeté mejor a su culo y seguí bombeándola.

Vi los chorros de Irina empapar la cara de Elena mientras hacía correrse a la vez a Andrea. Yo tardé apenas un minuto más en correrme dentro de Elena, asegurándome de que la dejaba bien llena de mi semilla.

Elena en ese momento se incorporó. La carita mojada, y su coño chorreando. Nos miró a todos, preocupada.

"¿Seguro que no os importa tener una novia así de zorra?", nos preguntó.

"Has visto cómo estaba yo hace un rato. Me gustas igual", le dije, y le planté un beso en la boca, probando el sabor de los jugos de Irina. En ese momento, sentí que alguien me abría las nalgas. Era Andrea, chupándome el culo mientras me hacía una paja... solo para que unos momentos después, Irina empezase a chupármela. "Joder... Andrea..."

"Elájate", dijo, sin separar su lengua de mi agujerito. "¿E guta?"

"Sí, pero..."

"Y tu polla, JP...", susurró Irina. "Me vuelve loca... me gusta que no la hayas usado con muchas aquí..." se la metió a la boca, "ashí esh más eshclushiva"

"Pero yo os quiero follar...", protesté.

"Lo harás", dijo Irina, "peo ahora nosh ocupamosh de ti"

Andrea mantenía mis nalgas separadas para lamer mi ojete y yo solo podía estar con las piernas separadas para ella mientras Irina seguía la mamada. Sentí que Andrea pasaba toda la cabeza por debajo de mis piernas para chupar mis bolas antes de retomar mi culo.

"Irina... me corro..."

"Córrete, mi amor... quiero que te corras en mi boca...", dijo abriéndo la boca y sacando la lengua. Me hizo una paja suave y derramé mi semilla en su lengüita. "Delicioso".

Nos tomamos un pequeño descanso. Mi cuerpo notaba el cansancio de la sesión de sexo súper intenso con los chicos. Pero tener a cuatro chicas despuestas a follar conmigo era un gran estimulante para mi polla insaciable.

Irina tiró de mis piernas, haciéndome tumbarme por completo en la cama y empezó a cabalgar sobre mi. Pero yo no podía estarme quieto, así que llamé a Francesca. Esta parecía un poco nerviosa, pero yo insistí en que pasara una pierna por encima de mi cabeza. Con cuidado lo hizo, y aún así tuve que tirar de sus caderas hacia abajo para que pusiera su coño a la altura de mi cabeza y poder comérselo. Disfruté del sabor salado de su coño mientras Irina rebotaba sobre mi polla, a buen ritmo. Mis bolas se movían al ritmo de sus subidas y bajadas, y sentí que chorraba al mismo tiempo que Francesca se corría sobre mi boca. Mi polla liberó la lefa dentro de Irina, quien continuó con un suave movimiento mientras seguía corriéndome en ella.

"Tío, ¿cómo la puedes seguir teniendo tan dura?", preguntó Andrea, sorprendida.

"No lo sé... pero no creo que te moleste, ¿verdad?", le dije mientras la hacía tumbarse de espaldas. Sonrió al ver mi polla sobre su cuerpo. "¿Preparada?"

"Me corro solo de pensarlo... métemela ya..."

Se la deslicé en un movimiento, y en ese momento Elena se asomó por encima de mi hombro para mirar. La hice moverse y se puso de pie frente a mi, permitiéndome comerle el coño. Continué follándome a Andrea mientras Elena frotaba su chocho contra mi boca. Me era imposible tragar saliva sin sentir sus salados jugos en mi boca. Delicioso.

"JP... dame más duro...", pidió Andrea, "haz que me corra... aaaahh... aaahh... estoy cerca..."

Eyaculé dentro de ella mientras Elena me mojaba la carita. Le sonreí. Me encantaba aquella faceta de ella, en la que podía gozar del sexo sin tabúes y se notaba que le gustaba. Andres se había corrido también. Las sábanas eran testigos empapados de aquello.

Como después de aquello mi polla iba a tardar al menos un rato en producir bastante semen para hacer una buena corrida, mis chicas decidieron que era el momento de darme más placer. Me volvieron a tumbar en la cama. Irina se puso en mi cabeza, dejandome apoyarla sobre sus piernas. Empezó a masajearme por toda la carita, con mucho cuidado.

"Te quiero...", me susurró. "Lo sabes, ¿verdad?"

"Claro que sí..."

"Disfruta de esto, mi amor... nosotras no vamos a aprovecharnos de la situación..."

Elena estaba a mi derecha, masajeandome por el brazo del mismo lado hasta llegar a mi torso, donde su mano se encontraba con la de su madre. Ambas bajaban, cada una a un lado, hasta mi pelvis, y ahí se reunían con Andrea, quien me masajeaba las piernas... y se aseguraba de mantener mi poilla excitada.

"¿Qué es eso?", pregunté al sentir algo líquido recorriendo mi cuerpo.

"Una loción lubricante... así se siente mejor, ¿verdad?", preguntó Elena

"No tenéis..."

"...que hacer esto, lo sabemos, tonto", dijo Andrea con delicadeza. "Queremos hacerlo, tú disfrútalo"

"¿Y cómo os hago disfrutar yo a vosotras?", pregunté.

"Follándonos como tú sabes. Pero no ahora", dijo Francesca. "Ahora estás bajo nuestros cuidados..."

Debieron estar como una hora masajeándome. Y yo volvía a estar preparado para todas ellas. Y aquella loción me hacía un poco más resbaladizo... mejoraba la situación. Pero nuevamente, las cuatro parecían dispuestas a servirme. Estaban juntas... y empezaron a chupármela. De izquierda a derecha. Elena, Irina, Francesca, Andrea. Y vuelta a empezar. Mi polla recorrió sus bocas una a una mientras se la iban turnando.

"Chicas... os quiero follar..."

"Fóllanos las bocas", dijo Andrea. "A ver con cuál de las cuatro te corres", dijo.

Y en ese momento, me vi rodeado. Las cuatro de rodillas, haciendo un círculo a mi alrededor.

"Pues si eso queréis... la idea ha sido tuya...", le dije a Andrea antes de metérsela en la boca. Empecé a contar mentalmente las veces que se la metía. Una, dos, tres... ocho, nueve, diez... Y se la saqué. Un chorro de baba cayó sobre sus piernas. "¿Bien?"

"Sí", dijo con mirada de puta. "Vamos... demuéstranos quién manda"

Me giré y vi a Francesca. Sumisa, aceptó mi polla dentro de su boca. También se la metí un total de diez veces. Su boca apretaba mi polla con fuerza, mejorando la sensación. La siguiente en recibir mi polla fue Irina, quien no parecía satisfecha del todo con las diez metidas e intentó darme alguna más.

"No seas tramposa", bromeé.

"Soy adicta a ti", dijo, resignada mientras veía a Elena chupar mi falo. Vi que se masturbaba un poco mientras ella me hacía la mamada. Empecé a ir una por una, dejando diez chupadas por cada una. Pero incluso las pausas entre una y otra no eran suficientes, yo iba a correrme en cualquier momento. Y fue la tercera vez que la metí en la boca de Irina cuando sentí que iba a correrme.

"¡Diez!", gemí. No, no me corría, estaba a punto pero no.

Y saltándose la regla del juego, me la volvió a chupar. Sentí que hacía succión y en ese momento me corrí en su boca.

"Perdonad... no podía resistirme...", dijo. Su respiración se notaba agitada.

"¿Estás bien?", le pregunté. No era yo el único preocupado en ese momento.

"Me... me he corrido", confesó, y separó las piernas. "Hacerlo contigo me vuelve loca, JP... me provocas orgasmos solo con estar", dijo, con una sonrisa avergonzada. "Espero que eso te parezca bien"

"Me encanta. Y te prometo que cuando lo vaya a hacer contigo me aseguraré de que te corras mucho. Pero hoy estamos con más chicas"

"Y todavía queremos más", dijo Elena, que se dio la vuelta y expuso el culo, separando las piernas. "¿Y si ahora nos follas?"

"¿Mismo juego?"

"Mismo juego"

Así que empecé a meterla en el coño de Elena, por haberse ofrecido, mientras las demás se daban prisa en cambiar sus posiciones. A cuatro patas me las pude ir follando. Esta vez no las embestía diez veces, sino quince. Total, iba a tardar un poco más en correrme esa vez, así que al menos disfrutar más de la sensación de cada una. Francesca se aseguró de gemir mucho mientras la follaba, incluso le dí un buen azote mientras lo hacía con ella. Andrea se lo pensó mejor y optó por tumbarse y subir las piernas para mi, lo que nos permitió besarnos mientras se la metía. E Irina... tuve que recordarle que yo estaba al mando pues estuvo a punto de cabalgarme.

Me sorprendió su velocidad para correrse... la tercera vez que bombeaba dentro de ella logré que acabase. Satisfecha, se limitó a mirar cómo me follaba a Elena, que movía su cuerpo para que su culo chocase contra mi pelvis. Sus gemidos me decían que se iba a correr, así que haciendo yo mismo las trampas, le dí un par de empujones más para hacerla correrse. Francesca estaba completamente empapada y acompañó mi polla de sus dedos, chorreando sobre las sábanas mientras gozaba de mis embestidas. Y Andrea se llevó el premio, me corrí dentro de ella mientras sus piernas temblaban con su propio orgasmo.

Miré por la ventana. ¿Tan tarde era ya? Anochecía. Pero mis chicas no estaban dispuestas a dejarlas sin más.

"¿En serio? Aún no estáis satisfechas?", les pregunté mientras me ponía en pie sobre la cama.

"Vamos, JP... hoy te han hecho una bukkake... ¿por qué no nos la quieres hacer tú?", preguntó Irina. Las cuatro se habían sentado en fila, con las piernas separadas, y se acariciaban las tetas para mi.

"Esa polla aún tiene que descargar... y nosotras lo queremos", dijo Francesca. "Eso es, tócate para nosotras..."

"Somos adictas a ella, no nos la puedes prohibir ahora", dijo Andrea, y sacó la lengua para mi.

"Eso es, JP... somos tuyas las cuatro... asegúrate de dejarnos marcadas con su semen de macho", pidió Elena.

Aumenté el ritmo de mi paja. Era tan erótico ver a las cuatro frotándose... metiéndo sus manos entre sus piernas... que no podía evitarlo.

"¡Me corro!", grité.

Y en ese momento las cuatro se acercaron un poco más a mi. Francesca fue la primera en recibir mi chorro, que la manchó por la cara y las tetas. Empecé a pajearme hacia todas ellas, y al final, las cuatro tenían manchadas las caritas y las tetas.

"Y yo ya no puedo más hoy", dije mientras me sentaba, completamente agotado. "Joder, no me provoquéis", les dije, pues se habían empezado a besar y a limpiarse el semen las unas a las otras. Irina lo hacía con Francesca mientras Elena lo hacía con Andrea. "Eso es muy poco higiénico. Deberíais daros una ducha"

Debí haberlo previsto. Me llevaron a la ducha con ellas. Pero a pesar de las metidas de mano y lo mucho que usé mis manos para tocar todas las tetas y culos que pude, conseguimos limpiarnos y volver a la cama a descansar. Elena llamó al servicio de habitaciones para pedirnos algo de cena

"Hija, ¿de verdad vas a renunciar a esto?", preguntó Francesca mientras disfrutábamos de unos burritos.

"Sé que no quiero renunciar", confesó. "Pero me da un poco de miedo el cambio..."

"Nosotras vamos a estar contigo. Y sobre todo, va a estar JP", dijo Irina. "Te queremos con nosotros"

"Pero... ¿tenemos algo pensado? Es decir, ¿dónde viviremos?"

"En nuestra vieja casa", dijo Francesca. Los cuatro la miramos. "Aquello solo fue un hogar hasta que se fue tu padre... y yo me vine aquí a trabajar"

"Pero mamá... esa casa es tuya..."

"Y quiero que seas feliz en ella. Tiene tres habitaciones, sois seis... podéis apañaros así para vivir perfectamente si queréis. Temporalmente. Si todo va bien podéis ir a otro sitio, pero..."

"Mamá... solo quiero saber si estarás bien si yo me voy"

"Estaré de maravilla. No es que vaya a dejar de verte, puedes venir si quieres y yo también puedo ir a ver qué tal vais... Pero no renuncies. No a él. Te ha faltado tiempo para saltarte el turno con tal de asegurarte de que él está bien"

Elena me miró y me dio un beso tierno.

"¿Te quedas a dormir hoy conmigo?"

"Nos quedamos todas", propuso Andrea.

"Pero solo... si aceptas nuestra oferta", le dije.

Elena asintió.

"Sí... está bien. Iré con vosotros... novios míos", dijo mirando a Irina, Andrea y por último a mi.


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