Fuí por ella a su casa, tomamos la autopista le dije que si no se iba a quitar el bra, me dijo no me puse, se subió la blusa y me enseñó los pechos, como hacía frío no le dije que se pusiera alguna blusa de tirantes. Llegamos a Cuernavaca y me dijo que quería un café, como traíamos la calefacción al bajarnos de la camioneta inmediatamente se le marcaron los pezones en la blusa de cuello de tortuga. Entramos a la tienda, compramos café y galletas, pensé que nos lo íbamos a llevar, pero me dijo que si llevábamos tiempo nos sentamos en una mesa, se paraba para según ver otras cosas, pero lo hacía para que la gente de la tienda viera que no llevaba nada debajo de la blusa. Terminamos y me dijo que nos fuéramos. Subimos a la camioneta y empezó la marcha, en el estacionamiento de la gasolinera, como ahí es para camiones, me dice que me parará, apagué el vehículo y se quitó la blusa, me dijo cógeme, estoy caliente, me excito mucho que me vieran sin bra en la tienda, me bajó el pantalón y comenzó a mamar mi pene, con tal maestría que era delicioso sentirlo
Cuando vió que ya estaba bien parada, se bajó el pantalón y los calzones, me dijo quiero que me mames la panocha, me tendí en el asiento y me puso su vagina en mi cara, la chupaba, la mordía suavecito, le tocaba el clítoris con la punta de mi lengua. Se empezó a mojar bastante, solo gemía, .e decía que rico me mamás papacito. Fue cuando se quitó y se sentó en mi verga, ella sola se la metió de un empujón, resbaló delicioso, cerraba los ojos, le tocaba los pechos, se acostó encima de mi y me dijo mama mis chichis, las chupé, sabían delicioso. Me cabalgaba rápido, los pechos le rebotaban, se movía en círculos. Me vine dentro de su panocha, ya llevábamos tiempo de retraso, me subí el pantalón y le dije que se cambiara, ya vamonos, en el camino me cambio.
Así se fue encuerada, acostada mientras se reponía, se vistió. Llegamos, me dormí en sus piernas un rato, fuimos a almorzar, pasamos por una bodega donde vendían lencería, me dijo vamos a ver, le gustó un bra blanco de media copa, casi transparente, así como un cachetero blanco de encaje, que hacía juego con el bra. Los compramos y ya estábamos descargados. Me dijo con que ropa se vería bien. Cómo ya eran cerca de las 11 am, le dije y si pasamos a Cuernavaca a la sex shop, haber que tienen de bueno. Me dijo excelente, tengo el número de la vendedora. Le marcó y le dijo que tenía unos disfraces de enfermera o de policía. Llegamos a Cuernavaca y fuimos directo a la sex shop. En lo que te estacionas voy a ver, me dijo María Elena. Tardé como 10 minutos en llegar, vi los vestidos, le gustó el de policía, era una bata de cierre completo, se lo probó, le quedaba a media pierna, se veía sexy sin llegar a lo vulgar. Vanessa la vendedora le dijo te ves preciosa Elenita, ese vestido hasta para salir a pasear. Le dijo que se complementa con un bra de cintas, que eran solo unos pequeños triangulitos que cubrían los pechos y una tanga que se amarraba a los lados.
Le dijo que si se podía cambiar, para probarse todo, sonrió pícaramente Vanessa, le dijo que si, que iba a comprar almuerzo, que se tardaba media hora, nos dejó sólos. Maria Elena se quitó la ropa, quedó desnuda, me dijo ayúdame, se puso el bra, se lo amarré en la espalda, me dijo me voy a lavar la vagina, vengo batida, no me limpié, entró al baño y se lavó, salió limpia. Se puso la tanga se la amarró de los lados, se puso el vestido y se miró al espejo. Estaba preciosa, con esa boquita en forma de corazón. Me dijo me voy a probar el cachetero y el bra. Se quitó la ropa y quedó desnuda nuevamente. Se agachó a sacar sus cosas de su bolsa que estaba en el suelo, ya estaba bien excitado. En ese momento le toque las nalgas, le comencé a mamar la panocha, hasta que reaccionas, vengo caliente desde México, le dije a Vanessa que si nos dejaba coger aquí, por eso se fue, le invité el almuerzo para que nos dejara solos. Le succionaba el clítoris, le pasaba la lengua por toda la vagina. Había un sillón potro del amor, puso su sudadera, cuando vió que estaba abierto el negocio, así encuerada fue a cerrar la puerta. Me bajó el pantalón y me empezó a mamar la verga. Ya la quería coger, me senté en el sillón y se subió encima de mi verga. Se movía delicioso. La bajé y la acosté boca arriba, se la metí de un solo toque, resbaló delicioso por lo mojado de su vagina, me abrazó la cintura con sus piernas, las cerró en mis nalgas, me movía rápido, ya quería eyacular, le heche mi leche dentro de su panocha. Me decía si corazón hechamelos adentro. Nos besamos y se iba a cambiar pero se me volvió a parar, me la mamó de nuevo, la volví a coger, ahora de perrito. Así me gusta me decía Maria Elena, siento que me entra más adentro. Vimos un espejo y caminamos hacia el, veía como se le movían sus chichis, sus gestos de su cara, en eso sonó su teléfono, contestó y le dijo dame 10 minutos más Vanessa, ya casi terminamos. Me dijo ya vente amor, aceleré las cogidas y volví a eyacular en su vagina. Nos dimos un largo beso, le mamé las chichis y me dijo ya vamos a vestirnos. Se puso el cachetero y el bra, ambos semitransparentes, se le veían los pezones, llegó en ese momento Vanessa le abrí la puerta y le dijo María Elena, dame tu opinión Vane, como me veo. Se dió una vuelta y se veía preciosa. Te ves muy guapa Elenita, te vas a poner el vestido? Se lo puso, se veía preciosa, sexy sin caer en lo vulgar. Nunca han pensado hacer un trío Elenita? Te puedo conseguir otra chica. Le dijo María Elena no, es algo que no hemos platicado.
Sacó de su bolso unos botines de tacón de aguja, se los puso, al pararse se le veía precioso el culo, resaltaban las nalgas, se le marcaba discretamente el cachetero bajo el vestido. Pagamos y nos despedimos. Le dice Vanessa espero que hayas disfrutado Elenita. Se dieron un abrazo y le tocó las nalgas, Maria Elena se sacó de onda, le dijo Vanessa te ves bien buena, que quise comprobar la firmeza de tu culo. Nos subimos a la camioneta, ya era hora de comer, me dijo a dónde me vas a llevar? Nos fuimos por la carretera Cuernavaca puente de Ixtla por la federal, en Alpuyeca, hay un restaurante que se llama los limones, nos bajamos y se le quedaron viendo, se veía preciosa y sexy. Me preguntó no me veo muy puta? Le tome una foto y se la mostré, me dijo no, me veo bien. Comimos, ya que ambos no tomamos alcohol, disfrutamos la comida, pagamos y nos regresamos a nuestra ciudad. Llegando me dijo que si se iba a cambiar, era temprano y no quería que sus hijos las vieran así vestida. Nos besamos y dimos por terminado el viaje.
Cuando vió que ya estaba bien parada, se bajó el pantalón y los calzones, me dijo quiero que me mames la panocha, me tendí en el asiento y me puso su vagina en mi cara, la chupaba, la mordía suavecito, le tocaba el clítoris con la punta de mi lengua. Se empezó a mojar bastante, solo gemía, .e decía que rico me mamás papacito. Fue cuando se quitó y se sentó en mi verga, ella sola se la metió de un empujón, resbaló delicioso, cerraba los ojos, le tocaba los pechos, se acostó encima de mi y me dijo mama mis chichis, las chupé, sabían delicioso. Me cabalgaba rápido, los pechos le rebotaban, se movía en círculos. Me vine dentro de su panocha, ya llevábamos tiempo de retraso, me subí el pantalón y le dije que se cambiara, ya vamonos, en el camino me cambio.
Así se fue encuerada, acostada mientras se reponía, se vistió. Llegamos, me dormí en sus piernas un rato, fuimos a almorzar, pasamos por una bodega donde vendían lencería, me dijo vamos a ver, le gustó un bra blanco de media copa, casi transparente, así como un cachetero blanco de encaje, que hacía juego con el bra. Los compramos y ya estábamos descargados. Me dijo con que ropa se vería bien. Cómo ya eran cerca de las 11 am, le dije y si pasamos a Cuernavaca a la sex shop, haber que tienen de bueno. Me dijo excelente, tengo el número de la vendedora. Le marcó y le dijo que tenía unos disfraces de enfermera o de policía. Llegamos a Cuernavaca y fuimos directo a la sex shop. En lo que te estacionas voy a ver, me dijo María Elena. Tardé como 10 minutos en llegar, vi los vestidos, le gustó el de policía, era una bata de cierre completo, se lo probó, le quedaba a media pierna, se veía sexy sin llegar a lo vulgar. Vanessa la vendedora le dijo te ves preciosa Elenita, ese vestido hasta para salir a pasear. Le dijo que se complementa con un bra de cintas, que eran solo unos pequeños triangulitos que cubrían los pechos y una tanga que se amarraba a los lados.
Le dijo que si se podía cambiar, para probarse todo, sonrió pícaramente Vanessa, le dijo que si, que iba a comprar almuerzo, que se tardaba media hora, nos dejó sólos. Maria Elena se quitó la ropa, quedó desnuda, me dijo ayúdame, se puso el bra, se lo amarré en la espalda, me dijo me voy a lavar la vagina, vengo batida, no me limpié, entró al baño y se lavó, salió limpia. Se puso la tanga se la amarró de los lados, se puso el vestido y se miró al espejo. Estaba preciosa, con esa boquita en forma de corazón. Me dijo me voy a probar el cachetero y el bra. Se quitó la ropa y quedó desnuda nuevamente. Se agachó a sacar sus cosas de su bolsa que estaba en el suelo, ya estaba bien excitado. En ese momento le toque las nalgas, le comencé a mamar la panocha, hasta que reaccionas, vengo caliente desde México, le dije a Vanessa que si nos dejaba coger aquí, por eso se fue, le invité el almuerzo para que nos dejara solos. Le succionaba el clítoris, le pasaba la lengua por toda la vagina. Había un sillón potro del amor, puso su sudadera, cuando vió que estaba abierto el negocio, así encuerada fue a cerrar la puerta. Me bajó el pantalón y me empezó a mamar la verga. Ya la quería coger, me senté en el sillón y se subió encima de mi verga. Se movía delicioso. La bajé y la acosté boca arriba, se la metí de un solo toque, resbaló delicioso por lo mojado de su vagina, me abrazó la cintura con sus piernas, las cerró en mis nalgas, me movía rápido, ya quería eyacular, le heche mi leche dentro de su panocha. Me decía si corazón hechamelos adentro. Nos besamos y se iba a cambiar pero se me volvió a parar, me la mamó de nuevo, la volví a coger, ahora de perrito. Así me gusta me decía Maria Elena, siento que me entra más adentro. Vimos un espejo y caminamos hacia el, veía como se le movían sus chichis, sus gestos de su cara, en eso sonó su teléfono, contestó y le dijo dame 10 minutos más Vanessa, ya casi terminamos. Me dijo ya vente amor, aceleré las cogidas y volví a eyacular en su vagina. Nos dimos un largo beso, le mamé las chichis y me dijo ya vamos a vestirnos. Se puso el cachetero y el bra, ambos semitransparentes, se le veían los pezones, llegó en ese momento Vanessa le abrí la puerta y le dijo María Elena, dame tu opinión Vane, como me veo. Se dió una vuelta y se veía preciosa. Te ves muy guapa Elenita, te vas a poner el vestido? Se lo puso, se veía preciosa, sexy sin caer en lo vulgar. Nunca han pensado hacer un trío Elenita? Te puedo conseguir otra chica. Le dijo María Elena no, es algo que no hemos platicado.
Sacó de su bolso unos botines de tacón de aguja, se los puso, al pararse se le veía precioso el culo, resaltaban las nalgas, se le marcaba discretamente el cachetero bajo el vestido. Pagamos y nos despedimos. Le dice Vanessa espero que hayas disfrutado Elenita. Se dieron un abrazo y le tocó las nalgas, Maria Elena se sacó de onda, le dijo Vanessa te ves bien buena, que quise comprobar la firmeza de tu culo. Nos subimos a la camioneta, ya era hora de comer, me dijo a dónde me vas a llevar? Nos fuimos por la carretera Cuernavaca puente de Ixtla por la federal, en Alpuyeca, hay un restaurante que se llama los limones, nos bajamos y se le quedaron viendo, se veía preciosa y sexy. Me preguntó no me veo muy puta? Le tome una foto y se la mostré, me dijo no, me veo bien. Comimos, ya que ambos no tomamos alcohol, disfrutamos la comida, pagamos y nos regresamos a nuestra ciudad. Llegando me dijo que si se iba a cambiar, era temprano y no quería que sus hijos las vieran así vestida. Nos besamos y dimos por terminado el viaje.
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