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- + Un accidente de coche me convirtio en puta 3

Un simple accidente, un error cambio mi vida y la de mi familia para siempre de un modo que jamas podria haber imaginado. (CONTINUACION)
Aquel instante fue el momento mas horrible de toda mi vida, mi esposo Luis estaba en la puerta del baño con la cara desencajada mientras yo seguía de rodillas ante la polla de Ricardo, los segundos parecían horas y yo podía sentir el semen de Ricardo deslizándose por mi cara hacia abajo.

Como supe mas tarde mi esposo había salido antes del trabajo para darme una sorpresa e invitarnos a los niños y a mi a comer fuera, lógicamente fue el quien se llevo la sorpresa.

Pensé que mi esposo entraría en cólera y arremetería contra Ricardo e incluso contra mi pero el seguía allí inmóvil en la puerta y para mi sorpresa el primero en abrir la boca fue el cabron de Ricardo.

“Caballero supongo que usted es el marido de Maria Jesús, creo que tenemos que hablar, vamos al salón mientras su esposa se limpia mi corrida de la cara”

Desnudo Ricardo salio del baño después de que mi esposo que parecía en estado de sock se echara a un lado, Ricardo cerro la puerta del baño y yo comencé a llorar como una loca, mis lagrimas se mezclaron con el semen en mi cara y yo me levante para lavarme la cara, podía escuchar las voces de mi marido pero no podía escuchar la voz de Ricardo, yo pensaba haber escuchado mas gritos, golpes, cosas que se rompían, pensaba que mi esposo mataría al hombre que se acababa de correr en la cara de su esposa pero pronto también deje de escuchar los gritos de mi esposo.

Yo estaba muerta de vergüenza y cuando termine de limpiarme, nose cuanto tiempo pase sola en el baño llorando de miedo, vergüenza y humillación pero cuando salí del baño en el salón el único que estaba era mi esposo, estaba quieto en el sofá con la cara blanca como la de un muerto, yo no abrí la boca, tome mis bragas del suelo y mi pijama y me vestí, seguía sollozando pero antes de que tratara de explicarle nada el fue el primero en hablar.

“Así que tuviste que coger el puto coche”

“Yo no sabia…”

“Cállate Maria Jesús, tu no sabias, mira que te he dicho cientos de veces que no cojas el maldito coche sin carné que nos podíamos buscar un buen lió, pues nos has buscado el peor con el cabron de Don Ricardo”

Me sorprendió que mi esposo le llamara Don Ricardo

“¿Don Ricardo?, ¿conoces a ese hijo de puta?”

“¿Acaso tu no?”

“No, el primer día que le vi fue cuando me estrelle contra su coche al saltarme el semáforo”

“Nunca te enteras de nada Maria Jesús, ese hijo de puta como tu le llamas es uno de los hombres mas poderosos de esta jodida ciudad”

“Yo no le había visto nunca”

“Pues Don Ricardo tiene varios restaurantes y locales de ocio por toda la ciudad y si hacemos caso de los rumores tiene alguna relaciones mas que turbias”

“¿Que quieres decir con eso?, ¿acaso es un mafioso?”

“Nunca se ha podido demostrar nada en parte porque tiene muchos amigos en la ciudad, entre ellos abogados, jueces, policías, pero esta claro que un tipo que hace 20 años solo tenia una pequeña heladería y ahora conduce un Ferrari no ha debido hacerse rico trabajando”

“No sabia nada cariño, ¿Qué vamos a hacer ahora?”

“¿Que vamos a hacer?, ¿que quieres que hagamos?, me ha enseñado el contrato que firmaste, sino hacemos lo que nos diga lo perderemos todo, debías habérmelo contado todo Maria Jesús, antes de firmar ese contrato puede que hubiéramos tenido algo que hacer pero ahora…”

“¿Entonces no vamos a hacer nada?, ¿vas a dejar que ese cabron me use como su puta?”

“Maldita sea, ¿acaso soy yo el que firmo ese contrato?, no tienes ni puta idea de con quien estamos tratando, si la mitad de las cosas que se dicen de ese hombre son ciertas lo menos malo que nos podría pasar es quedarnos en la puta calle”

“¿Qué quieres decir?”

“Nunca se ha podido probar nada pero al parecer algunas personas que le debían dinero han desaparecido, gente que le debía menos dinero que nosotros, esta es una ciudad pequeña Maria Jesús, si salieras mas a la calle sabrías quien es el tipo con el que estamos tratando”

“¿Y que te ha dicho?, ¿no le has dicho tu nada?”

“Que cojones quería que le dijera Maria Jesús, todavía no te has enterado de quien era, al principio le he insultado y el sin inmutarse a mirado la foto de los niños y ha dicho que teníamos unos hijos preciosos, que seria muy triste que les pasara algo, me ha contado todo, lo del contrato, la deuda que tenemos con el, los pagos que tienes que hacer para pagar la deuda, o eres su puta o nos quedamos sin nada y eso si no decide hacernos nada mas”

Yo no podía creer las palabras de mi esposo, me estaba diciendo que tenia que seguir sometiéndome a los caprichos de aquel viejo, que no había salida, mi propio esposo sabia ahora que era la puta de un viejo cabron y no era capaz de hacer nada para salvarme de esa situación tan horrenda.

“El muy cabron me ha dicho que por el mal rato que me ha hecho pasar viendo como su corrida estaba en tu cara esta vez nos iba a rebajar 600 euros en vez de 300, encima he tenido que darle las gracias a ese hijo de puta, también me ha dicho que a partir de ahora tienes que ir desnuda por la casa, siempre”

“Pero como, y nuestros hijos…”

“Crees que no lo se Maria Jesús, crees que quiero que ese cabron te folle a su antojo, no tenemos opciones Maria Jesús, no se que hacer, nos has metido en un lió inmenso por no hacerme caso, ¿que quieres que hagamos?, los niños son pequeños, supongo que no verán tan raro que andes siempre desnuda por la casa, no hay mas opciones hasta que paguemos la deuda, nose como salir de esta de otro modo.”

Si en algún instante pensé que mi esposo me sacaría de aquella situación, que mataría a Ricardo, que todo había acabado de una manera u otra esa idea se iba desvaneciendo de mi mente poco a poco hasta ser completamente consciente de que mi pesadilla duraría mucho mas tiempo, tanto como terminara en pagar la deuda.

Esa noche me duche durante mas de 30 minutos, me sentía sucia, humillada, vejada, mi esposo se fue a dormir pronto, pude escucharle llorar en la cama, era la primera vez que yo supiera que mi esposo lloraba, yo me ocupe de acostar a mis hijos y no me atreví a entrar en mi cuarto hasta que supe que mi esposo dormía.

En los días siguientes mi esposo apenas hablaba conmigo ni con los niños, parecía un zombi, yo iba desnuda por la casa, al principio los niños me preguntaban sino tenia frió pero por suerte eran demasiado pequeños como para pedirme mas explicaciones o para que les pareciera muy raro ver a su madre todo el día desnuda.

Mi desnudez le recordaba a mi esposo cada vez que miraba la deuda que teníamos con Ricardo, cada día venia mas tarde de trabajar y yo no me atrevía a preguntarle si se quedaba trabajando o si daba vueltas por la ciudad para tener que pasar el mínimo tiempo en casa.

Habían pasado 3 días desde que mi esposo había descubierto todo aquello y no habíamos vuelto a recibir noticias de Ricardo hasta que a las 21:30 de la noche llamo al timbre de casa.

Yo abrí la puerta completamente desnuda

“Buenas noches perrita, veo que tu marido te dio mis instrucciones”

“Buenas noches amo”

“Quiero una copia de las llaves de la casa, no me gusta llamar al timbre en la casa de mi perrita”

“Le haremos una amo”

“Así me gusta”

Ricardo paso y entro a la cocina donde mi esposo estaba cenando

“Buenas Noches Luis”

“Buenas noches Don Ricardo”

Mi esposo dijo aquello sin levantar la mirada del plato, yo no podía creerme aquello, mi esposo trataba a Ricardo de Don, le mostraba todo el respeto posible al tipo que usaba a su mujer como una puta, empezaba a pensar que mi esposo era un cobarde sin agallas.

Ricardo se sentó en la mesa en frente de mi esposo y cogio mi plato de la cena poniéndose a comer y a charlar con mi esposo sobre que tal le iba en el trabajo, aquel cabron se comportaba como si fuera un amigo de la familia o un vecino que había venido a hacernos una visita.

Cuando vi a Ricardo coger mi plato de la cena yo me senté en la mesa, no pensaba servirme otro plato, no tenia ninguna gana de cenar cerca de aquel cerdo y mi estomago se había cerrado nada mas verle entrar en casa.

“¿No cenas Maria Jesús?”

“No tengo hambre, amo”, era la primera vez que pronunciaba la palabra amo delante de mi esposo para referirme a Ricardo, pude ver como Luis levantaba la cabeza del plato para mirarme al escuchar aquello pero rápidamente la volvía a bajar y se centraba en el filete que tenia en el plato.

“Pero no me harás el feo de no comerte el postre que te he traído ¿verdad?”

“Es que no tengo hambre amo”

“Nada, eso es que no has probado el postre especial, veras como te gusta perra”

También era la primera vez que Ricardo me llamaba perra que en esta ocasión ni siquiera levanto la cabeza del plato.

Yo no tarde en saber a que se refería con lo del “postre”.

Ricardo se bajo la cremallera del pantalón que llevaba y se saco la polla, comenzando a menearla me dijo

“Ven a comerte tu postre”

“No, por favor, no delante de mi marido”

“Tu marido ya es consciente de nuestro acuerdo y seguro que es un hombre de palabra como yo y sabe que uno debe cumplir con sus tratos”

“Vamos fuera de casa por favor, mis hijos están durmiendo en la habitación de al lado, no quiero que vean nada”

“Tus hijos seguro que no se levantan en toda la noche, los niños duermen como angelitos, además seguro que tu marido esta de acuerdo conmigo, Luis ¿verdad que no te importa que tu esposa me coma la polla delante tuya?”

No podía creer que aquel bastardo tuviera la poca vergüenza y la cara dura de preguntarle algo así a mi esposo en nuestra propia casa, no solo quería humillarme a mi sino por la sonrisa de su cara estaba claro que gozaba humillando también a mi esposo.

Si aquello me sorprendió no me sorprendió menos la respuesta de mi marido que a pesar de mostrarse algo dubitativo acabo por responder sin levantar la cabeza del plato

“N….No…no me importa”

Aquello me confirmaba que mi esposo era un autentico cobarde, un pelele, empezaba a dudar de si le conocía realmente, que clase de hombre permitía que otro violara a su esposa y encima delante de el.

“Ves Maria Jesús, pero Luis, hazme el favor de mirar a tu esposa y decírselo claramente para que vea que no hay problema y no tiene que estar preocupada”

Mi esposo levanto la cabeza del plato, tenia la cara completamente roja y yo estaba convencida de que en ese momento iba a estallar, coger el cuchillo con el que partía el filete y apuñalar a aquel maldito cerdo, pero me equivocaba…

Mi esposo Luis me miro y dijo

“No me importa que le comas la polla a Don Ricardo delante mía”

“Ves Maria Jesús, no hay problema”

Yo me sentía avergonzada no solo por mi en ese momento sino por el hombre con el que llevaba casada 15 años y que no parecía tratar de ponerle fin a todo aquello.

Desnuda como estaba me levante de la silla y me arrodille ante Ricardo pensando que aquel hombre no seria de humillarnos de esa manera no solo a mi sino también a mi esposo pero estaba claro que no sabia que clase de tipejo era Ricardo y de las cosas que era capaz.

“Quiero que me la chupes mirando a tu esposo, para que veas que no le importa y esta de acuerdo con nuestro trato”

Su tono dejaba claro que aquello era una orden y que no iba a dejar la oportunidad de humillarnos cuanto mas pudiera mejor.

“Yo me voy a ir a dormir” dijo mi esposo

Se iba a levantar de la silla, me iba a dejar allí sin hacer nada con aquel bastardo pero Ricardo no le dejo.

“Por favor Luis, siéntate, no esta bien levantarse de la mesa hasta que todos han terminado y tu mujer aun no ha terminado de cenar, siéntate y mira a tu esposa”

Luis no dijo nada, volvió a obedecer dócilmente sin rechistar ni quejarse, era un muñeco en las manos de Ricardo, casi exactamente igual que yo.

La mano de Ricardo inmediatamente se puso sobre mi cabeza y comenzó a bajarme lenta pero firmemente hacia su miembro restregando mi rostro por su polla y sus pelotas, con la otra mano agarraba su polla que había empezado a endurecerse y me golpeaba con ella en la cara.

 

Su polla ya estaba dura y apuntaba directamente a mi boca, podía ver las venas de su miembro cuando me bajo la cabeza haciendo que su polla pasara entre mis labios llenándome la boca por completo.

"¿Qué tal el postre Maria Jesús?"

“Esta bueno amo”

“Luis tu mujer ya me dijo que no hacíais mucho sexo, no te preocupes que conmigo esta aprendiendo a comerse una polla como debe ser”

Aquel cerdo mentía, yo no le había contado nada pero pude ver la vergüenza en el rostro de mi esposo que debía pensar que le había contado nuestras intimidades a aquel cerdo.

Yo me aferraba a su miembro como si mi vida dependiera de ello y en parte así era, con su manos Ricardo movía mi cabeza violando mi boca con su herramienta una y otra vez.

"Muy bien Maria Jesús, comete todo el postre, venga, hasta el fondo."

"Mfmfmf... mffmfmf... mfmfmf."

Era los únicos ruidos que salían de mi boca cuando Ricardo empujo con sus dos manos mi cabeza hacia abajo haciéndome tragar su polla hasta el final, al sentir la punta de su miembro en mi campanilla comencé a tener arcadas y creí que iba a vomitar, trate de librarme pero la presión de Ricardo me hacia imposible moverme, las arcadas pararon y tuve que comenzar a respirar por la nariz mientras Ricardo seguía con su polla enterrada en mi garganta.

Yo podía sentir su miembro traspasar mi boca y entrar en mi garganta, la punta de mi nariz tocaba su pubis depilado por mi, las lagrimas empezaban a salir por mis ojos y yo no escuchaba a mi marido decir nada ni siquiera moverse.

Cuando soltó mi cabeza me saque aquella polla de la garganta y comencé a toser

“Chupame las pelotas”

Comencé a chupar las pelotas de Ricardo mientras miraba a mi esposo cada vez que Ricardo me lo pedía.

“¿Tu mujer te ha chupado las pelotas alguna vez Luis?

Mi esposo no respondió

“Pues debería hacerlo, no veas lo bien que las lame como una perra obediente”

Mi lengua lamía todo el tronco de aquella polla mientras Ricardo aprovechaba para hacer comentarios

“Una buena cena y una buena mamada, en esta casa sois muy hospitalarios, tal vez algún día invite a algún amigo”

Yo seguía mamando aquella polla, era la tercera vez que lo hacia y empezaba a convertirme en una profesional.

Ricardo seguía comiendo la cena mientras yo mamaba su polla, el hablaba con mi esposo el cual no podía evitar mirar como yo, su esposa le chupaba la polla a aquel individuo delante de sus narices.

Yo trataba de apartar la mirada de mi esposo pero cada vez que Ricardo se daba cuenta me ordenaba que siguiera mirando a los ojos de mi esposo, no se cansaba de humillarnos y aquello no había echo mas que empezar.

Ricardo y mi esposo mantenían una conversación mientras yo seguía allí desnuda y arrodillada con mi boca llena de polla, no podía dejar de pensar en como había cambiado mi vida en tan poco tiempo.

Cuando termino de cenar Ricardo me pidió que me subiera encima de el, yo sabia lo que iba a pasar y volví a rogarle que dejara que mi esposo se fuera.

“Luis no se va a ir, se tiene que quedar a ver esto, así sabrá lo que hago contigo todos los días mientras el esta trabajando, quiero que sepa que no voy a tratarte mal,jajaja”

Yo me senté sobre Ricardo, me avergoncé al sentir como mi cuerpo esperaba lo que estaba por acontecer, sentía un extraño calor en mis partes bajas como si se prepararan para acoger el miembro que en pocos instantes estaría dentro de mi.

Yo miraba a mi marido que hasta hacia unos días había sido el único hombre con el que había tenido sexo mientras Ricardo agarrando mis caderas me bajaba sobre su herramienta, mi pared vaginal rodeo la polla de Ricardo mientras el seguía bajando hasta incrustármela de golpe y llegar a lugares donde solo había llegado el en mi interior.

“Te voy a follar tantas veces que no podrás andar Maria Jesús”

Yo grite cuando me levanto y me volvió a sentar violentamente sobre su polla haciéndomela tragar por el coño de una sola vez, mi esposo debió darse cuenta de que aquel miembro me había llegado mas hondo de lo que el nunca había llegado.

Entonces empezó a bombearme, primero despacio hasta que el ritmo fue frenético, yo sin darme cuenta movía mis caderas al ritmo de las embestidas que me daba Ricardo, yo no pude evitarlo y el dolor pronto se convirtió en placer, mis gemidos ya no podía aguantarlos, aquel viejo me follaba como un potro desbocado con toda su fuerza y no hacia mas que recordarme que mirara a mi marido mientras me follaba.

“Mas despacio, mas despacio, la siento muy dentro”

“Jajaja, oyes a tu mujer Luis, dice que la siente muy dentro”

“Luis por favor, cierra la puerta de la cocina”

“¿Como?” dijo mi esposo

“No aguanto mas, cierra la puerta de la cocina, no quiero que los niños me oigan”

Mi esposo sin entender lo que pasaba cerro la puerta de la cocina, yo no aguante mas, cerré los ojos, agarre con mis manos los hombros peludos de Ricardo y grite como nunca, estaba teniendo un orgasmo con la polla de aquel bastardo, mi cuerpo se arqueo y comenzó a temblar, mis pies que no tocaban el suelo al estar sentada sobre Ricardo se movían en el aire.

“Eso es perrita,jajaja, correte a gusto”

Mi esposo muerto de vergüenza entendió perfectamente que yo había tenido un orgasmo con aquel cabron, algo que nunca había tenido con el.

Mientras tanto Ricardo seguía follándome sin disminuir el ritmo del mete y saca ni la fuerza de las embestidas haciendo que mi orgasmo fuera mas largo de los que había obtenido yo misma tocándome en mis ratos de soledad.

Mi humillación se acrecentó al escuchar en cada embestida el chapoteo que la polla de Ricardo hacia al entrar en mi encharcado coño.

“Luis anda recoge la mesa y limpia los platos que tu mujer esta ocupada”

Yo no pude creer lo que veía, en 15 años de matrimonio mi marido jamás había recogido la mesa después de cenar y bastaron unas palabras de aquel tipo para que lo hiciera, en cuanto mi esposo hubo retirado los platos de la mesa Ricardo me giro haciéndome agarrarme a la mesa de la cocina y apoyar mis tetas sobre la mesa, obviamente quería volver a follarme a lo perrito.

En esa posición y mientras mi pobre esposo fregaba los platos empezó metiéndomela muy despacio hasta que lograba que lo único que faltara por meterme fueran los huevos, algo de lo que informaba a mi marido.

“Se la he metido hasta los huevos Luis, ¿que te parece?”

Mi esposo seguía fregando sin decir nada.

En ese momento comenzó a aumentar el ritmo y a martillear mi coño con frenesí, tal era la fuerza de sus pollazos que yo ya no podía evitar gritar mientras mi esposo no hacia nada por ayudarme y seguía fregando como le había ordenado Ricardo.

“Luis, gírate y mira como se la meto a tu mujer hasta el estomago”

Yo me agarraba a la mesa para resistir las fuertes embestidas que Ricardo me daba hasta que me hizo cambiar de postura, me giro sobre la mesa y me hizo tumbarme de espaldas encima de la mesa donde hacia un rato habíamos estado cenando, me agarro de las piernas y me las abrió levantándolas y poniéndome las rodillas a la altura de mi barbilla.

Colocó la punta de su polla en la entrada de mi coñito y me la metió de golpe hasta lo mas hondo, en esa postura yo no podía hacer nada para impedir sus fuertes embestidas.

Me la sacaba y de golpe me la metía entera de una sola estocada, una y otra vez, yo gritaba, jadeaba, lloraba, no podía evitarlo, me iba a correr otra vez como una puta.

“No puedo mas, basta ya, por favor, déjame ya”

“Calla perrita, correte otra vez, no voy a parar hasta correrme en tus entrañas”

Yo volví a tener un orgasmo sin poder evitarlo, entonces casi al mismo tiempo sentí como Ricardo empujaba su cadera hacia delante y me dejaba la polla dentro, pude ver su cara contorsionarse y supe que estaba a punto de llegar, sentí un liquido en mi vagina, se estaba corriendo dentro de mi, podía sentir su semen fluir del interior de su pene hasta mi útero.

“Lo siento Luis, lo siento, yo no quiero pero no puedo evitarlo” dije a mi esposo con lagrimas en mis ojos mientras seguía sintiendo mi orgasmo al tiempo que el semen de Ricardo me inundaba por dentro.

Por suerte soltó mis piernas y se echo hacia atrás, de ese modo su polla salio de mi interior y quedo sobre mi pubis mientras seguía disparando chorros de semen, ese viejo tenia tanto vigor que alguno de los chorros no solo mancho mi estomago y mis tetas sino que me llego a salpicar la cara.

Mi esposo Luis se dio la vuelta y pudo ver como Ricardo se subía encima de la mesa y encima de mi y ponía su polla dentro de mi boca.

“Límpiamela, no quiero mancharme los calzoncillos”

Me agarro la cabeza por detrás y metió su polla dentro de mi garganta obligándome a tragar los restos de semen de su miembro y las gotas que aun salían de su interior, todo ante la mirada de mi esposo que miraba confundido y asqueado pero sin moverse ni abrir la boca para intervenir.

Ricardo entonces sacó lentamente su polla de mi boca y bajo de la mesa mientras yo podía sentir como gotas de semen caían por mis labios pues yo había tratado de aguantar y mantener el semen en la boca sin tragármelo.

Mis piernas colgaban a ambos lados de la mesa mientras me recuperaba de aquella brutal follada, el cerdo de Ricardo disfrutaba mirando mi coño y comentando lo que yo no podía ver pero si sentir.

“Mi semen esta goteando de tu coño perrita”

“Bueno señores, ha sido un placer visitarles, pueden descontar otros 300 euros de lo que me deben, ahora me tengo que ir que he quedado con unos amigos para jugar a las cartas, Luis dame tus llaves de casa que no quiero llamar mas al timbre”

Yo seguía chorreando semen por mi coño y con mi cuerpo todo pringado cuando pude ver como mi esposo salía de la cocina y volvía con sus llaves de casa para dárselas a Ricardo sin mirarle a la cara.

“Bueno, hasta otro día”

Ricardo se marcho dejándome allí tirada sobre la mesa, mi esposo no dijo absolutamente nada, se fue a nuestra habitación desde donde pude escucharle llorar otra vez como un niño mientras yo me duchaba y pensaba cuando volvería aquel cabron.

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