“A pesar de lo triste que puede ser ver a uno de tus mejores amigos convertido en un cornudo consentidor, esto de filmar me había abierto muchas puertas. Estaba haciendo “changas” gracias al porno por streaming, y me empezaba a gustar demasiado. Además que había engrosado mis ingresos en un punto que comenzaba a resultar muy placentero, estaba accediendo a buena ropa, una moto importada, tecnología. Todavía no podía dejar mi trabajo corriente pero tampoco faltaba mucho para eso.
El porno había resuelto todas mis frustraciones. Generalmente en la cama nunca podía saciar toda mi sed, a la gran mayoría de las minas no les gustan las cosas tan brutales, al menos en el corto plazo. Siempre que conseguí sodomizar, maltratar, someter a una chica al punto que hiciera absolutamente todo lo que quería, tuve que “amansarla”, ya sea ofreciéndole mi amistad o en el caso que fuese una pareja estable mi compromiso.
Pero ese romanticismo me la bajaba, pensaba que si tenía que ponerme de novio o casarme para que una mina se dejase pegar cachetadas, o marcar con una fusta, o recibir mis embestidas anales, no valía tanto la pena. Estaba negociando una atracción que rompía con el encanto de la verdadera química del sado masoquismo.
Me gustaba humillarlas, y si no me permitían hacer todo lo que quería, pues simplemente guardaba mi herramienta de carne en el estuche y me iba, pero hasta ahora nunca había sucedido.
La vara se iba corriendo más y más, y sentía que era capaz de cualquier cosa. Me tocó filmar para una pareja establecida de una hotwife y un cornudo. Me pidieron que no me limitara, lo cual sentó para todos el mejor comienzo que tuve jamás.
Ella era una bomba, una chica rubia de ojos claros, de unos 34 años. Tenía unos kilos de más, era una "chubby", esos kilitos le quedaban estupendos. Una gordibuena como se las llama actualmente. Reparando en el hecho de su leve sobrepeso, se me ocurrió comprar una serie de artículos que le iban a poner pimienta al asunto, así que quedé con el cornudo en pasar lista y que me integrara el dinero apenas tuviera oportunidad.
Entonces en consecuencia me pidieron que la humillara y creí encontrar exactamente su punto débil, Acordamos la palabra de seguridad, que sería “Mercy” y “ah ah” si tenía la boca ocupada, o golpearme levemente en el cuádriceps. Prendimos la cámara y empezó la faena con la muchacha. La base para ver el video en vivo eran uSs25 y para pedir cualquier atrocidad otros uSs25.
Ella estaba vestida con un portaligas rosa, en las tetas solo tenía dos pinzas con una cadena y en la boca un gagball que no la dejaba gritar.
─Parece que hoy nos vamos a comer un lechón. ─dije, totalmente seguro, mientras su marido nos miraba, temblando como una hoja. ¿Cómo hacen los lechones?
La muchacha empezó a llorar, sus lagrimas brotaban de sus ojos y caían por sus mejillas. No decía nada, y no podría decir nada aunque quisiera por que tenía el gagball en la boca.
El novio quiso parar todo por que le parecía demasiado que hubiera llamado lechón a su chica, pero ella misma se sacó la mordaza de la boca y dijo:
─Diego, ya hablamos esto, si siento que algo no me gusta lo voy a parar yo misma, no hagas papelones.
─Es que estás llorando y no me gusta.
─Lloro porque es fuerte lo que me dice el señor, pero si quisiera parar ya lo hubiese hecho. Sentáte y mirá, nos estas arruinando el streem, se fueron cuatro. Por favor, amor, no vuelvas a interrumpir, sentáte y mirá. Nos estas haciendo perder plata. ─Entonces ella misma se puso la pelota en la boca y me llamó para que la terminara de asegurar
Prendí la camara
─Cómo es tu nombre, cornudo?
─Elián.
─¿Elián te gusta comer puerco. no?
─Si, me gusta
─Por eso te comés esta chanchita, veo, pero no le alcanza con tu pija. Es una marrana golosa. Así que hoy la vamos a dejar bien alimentada. Se nota que le gusta comer hasta reventar, hoy se va a tomar toda la leche, ya que no conoce en su vida lo que es una dieta la lechona.
¿Oíste gorda chancha? ¿Lo que te van a hacer? Te voy a sacar eso de la boca pero quiero que me muestres como hacen las cerditas como vos.
Se volvió a quitar la mordaza
─Oink Oink ─decía mientras lloraba muchísimo y se mojaba la cara hasta la barbilla, llenándose de mocos e hinchandose los ojos. Agarré un trapo y la limpié, como si fuera el parabrisas de un auto en mal estado.
─Más fuerte, cerda, no se escucha.
─Oink Oink Ooooooink
─Miralo a tu marido, chancha, mostrale como sos una puerca.
─Ooooooooink Oiiiiiink
Empecé a apretarle los rollos, después pellizcarle las nalgas. Cada tanto iba algún azote.
─Mirá lo que son éstas lonjas, en tu vida saliste a correr, ¿no? Que gorda asquerosa que sos, encima te gustan los pijones. ¿Que te gustan más las pijas grandes o las hamburguesas?
─Las pijas grandes, señor.
─Mmmm que glotona. ¿Has probado alguna vez una hamburguesa con leche?
─No señor.
─La próxima vez si llegamos a los u$s800 vamos a ver como te comés una hamburguesa con mucho semen adentro. Así vas a poder combinar tus dos grandes placeres la comida y los machos.
─Si señor.
─Voy a traer un par de amigos para juntar más leche. También le podés convidar a tu marido.
─¿Alguna vez comiste cerdo con leche, Elian?
─No, nunca
─Bueno, ahora le voy a hacer el culo a tu mujer, después quiero que le limpies mi leche de adentro del culo y se la lleves a la boca. Si no comparten la leche no vuelvo nunca más.
─Hacelo amor, con lo que nos costó conseguir corneador dotado, alto y lindo. Vos querés que me coja viejos horribles. Ahora no podemos decir que no a nada, por que yo no pienso coger con esos viejos. Es el o nada. Así que lo vas a hacer.
El no respondió nada, solo se desabrochó el pantalón y empezó a pajearse.
Ella seguía en lencería, posando en cuatro sobre una mesa ratona. Corrí la tanguita descubriendo el agujero del culo y tiré un poco de aceite. No tenía ganas de demorar demasiado la faena así que empecé.
─¿Como hacen las chanchas?
─Oink oink oink. ─decía mientras recibia la embestida anal de su vida. Mi pija no parecía tan grande entre esas nalgas enormes.
─¿Elian, una preguntita cuando te casaste con ella estaba así de gorda?
─No
─¿Estaba más flaca? ─le preguntaba mientras seguía el mete saca bestial en su ano. Ella intercambiaba gemidos y gruñidos, alternadamente.
─Oink Oink, ayyyyy me está partiendo el culo Elian, mirá lo que es un macho de verdad, un hombre en serio, una pija real, no como tu cosita.
Le metí un tremendo cachetazo y le puse de nuevo la pelota en la boca.
─Callate cerda, abrite el culo, quiero hablar con tu marido ahora. Decime Elian, ¿Te gustaba más flaca o como está ahora en versión XXXXL?
─Me gustaba más antes.
─Ahh, mirá vos, y si, a nadie le gustan las gordas. Baah, a mi me gustan, pero es obvio que esta chanchita luciría mejor en su peso. Me la llevaría a mi casa y la tendría en una jaula comiendo lechuga y zanahoria del piso. ¿Me la prestarías Elian? Te la devuelvo con 20 kilos menos. Un mes nomás. Con mis amigos necesitamos algo para entretenernos cuando jugamos a la play. Solo podría decir “oink oink” y hacer lo que le pidamos.
─¿Nos la prestarías, Elian? Por uSs200 Elian responde si nos prestaría el puerco para jugar un mes, así lo ponemos a dieta.
Escuchamos como caían las monedas en la app donde estábamos transmitiendo el streem en vivo. Pero el marido de la gorda no respondía.
─Contestanos Elián, ¿nos prestarías el chancho? ¿A tres más y a mi?
─Elian no contestaba. ─le saqué la mordaza a la gorda y ella intempestivamente gritó.
─¡Contestá cornudo! ¿No ves que te están preguntando si entregás la gorda? Contestale al señor, mal educado de mierda.
─Si la entregaría.
─Decí mirando a los chicos que nos están viendo que entregarías a la gorda obesa de tu mujer. Mirá bien a la cámara. Ahora sacale la morzada y ponele una manzana en la boca mientras le hago el culo. Dale, apuráte. ─Hizo exacatmente lo que le exigí y luego respondió cristalinamente.
─Entregaría a la chancha de mi esposa.
En eso ella se frotó el clítoris y acabamos al mismo tiempo, yo llenándola de leche en el culo y ella gritando y tirando gruñidos de puerco incluso aunque nadie se lo pidiese.
De más esta decir que el matrimonio compartió la leche, mientras yo me bañaba. Después tomamos un café muy agradable hablando de asuntos más triviales y me fui, quedando satisfechos los tres.
No me había podido sacar a Lilia de la cabeza, ella era más aguantadora, y humillarla de forma que quedara afectada era jugar la final del mundial.
Me dí cuenta que si volvía a estar con Lilia de nuevo, iba a tener en cuenta sus puntos débiles para destrozarla. Quería dejarle una cicatriz emocional de la que nunca se pudiera reponer. Sabía que ella tenía una relación muy pura con su papá y que su hermanito de 30 años tenía un retraso mental importante, también que ellos venían de la pobreza. Material de sobra para hacerla mierda. Tenía que vengarme por todo su daño que le había infringido a nuestro grupo de amistades, quería bajarla del pedestal de soberbia donde vivía incluso si eso implicaba entrar en terrenos convencionalmente polémicos. “
Pero no sé si estarán preparados para que mi amigo, el verdadero dueño de estas vivencias cuente estos detalles, que a pesar de no ser nada (tecnicamente) ilegales incurren en terrenos donde la moral y el sadismo transitan limites muy estrechos.
El porno había resuelto todas mis frustraciones. Generalmente en la cama nunca podía saciar toda mi sed, a la gran mayoría de las minas no les gustan las cosas tan brutales, al menos en el corto plazo. Siempre que conseguí sodomizar, maltratar, someter a una chica al punto que hiciera absolutamente todo lo que quería, tuve que “amansarla”, ya sea ofreciéndole mi amistad o en el caso que fuese una pareja estable mi compromiso.
Pero ese romanticismo me la bajaba, pensaba que si tenía que ponerme de novio o casarme para que una mina se dejase pegar cachetadas, o marcar con una fusta, o recibir mis embestidas anales, no valía tanto la pena. Estaba negociando una atracción que rompía con el encanto de la verdadera química del sado masoquismo.
Me gustaba humillarlas, y si no me permitían hacer todo lo que quería, pues simplemente guardaba mi herramienta de carne en el estuche y me iba, pero hasta ahora nunca había sucedido.
La vara se iba corriendo más y más, y sentía que era capaz de cualquier cosa. Me tocó filmar para una pareja establecida de una hotwife y un cornudo. Me pidieron que no me limitara, lo cual sentó para todos el mejor comienzo que tuve jamás.
Ella era una bomba, una chica rubia de ojos claros, de unos 34 años. Tenía unos kilos de más, era una "chubby", esos kilitos le quedaban estupendos. Una gordibuena como se las llama actualmente. Reparando en el hecho de su leve sobrepeso, se me ocurrió comprar una serie de artículos que le iban a poner pimienta al asunto, así que quedé con el cornudo en pasar lista y que me integrara el dinero apenas tuviera oportunidad.
Entonces en consecuencia me pidieron que la humillara y creí encontrar exactamente su punto débil, Acordamos la palabra de seguridad, que sería “Mercy” y “ah ah” si tenía la boca ocupada, o golpearme levemente en el cuádriceps. Prendimos la cámara y empezó la faena con la muchacha. La base para ver el video en vivo eran uSs25 y para pedir cualquier atrocidad otros uSs25.
Ella estaba vestida con un portaligas rosa, en las tetas solo tenía dos pinzas con una cadena y en la boca un gagball que no la dejaba gritar.
─Parece que hoy nos vamos a comer un lechón. ─dije, totalmente seguro, mientras su marido nos miraba, temblando como una hoja. ¿Cómo hacen los lechones?
La muchacha empezó a llorar, sus lagrimas brotaban de sus ojos y caían por sus mejillas. No decía nada, y no podría decir nada aunque quisiera por que tenía el gagball en la boca.
El novio quiso parar todo por que le parecía demasiado que hubiera llamado lechón a su chica, pero ella misma se sacó la mordaza de la boca y dijo:
─Diego, ya hablamos esto, si siento que algo no me gusta lo voy a parar yo misma, no hagas papelones.
─Es que estás llorando y no me gusta.
─Lloro porque es fuerte lo que me dice el señor, pero si quisiera parar ya lo hubiese hecho. Sentáte y mirá, nos estas arruinando el streem, se fueron cuatro. Por favor, amor, no vuelvas a interrumpir, sentáte y mirá. Nos estas haciendo perder plata. ─Entonces ella misma se puso la pelota en la boca y me llamó para que la terminara de asegurar
Prendí la camara
─Cómo es tu nombre, cornudo?
─Elián.
─¿Elián te gusta comer puerco. no?
─Si, me gusta
─Por eso te comés esta chanchita, veo, pero no le alcanza con tu pija. Es una marrana golosa. Así que hoy la vamos a dejar bien alimentada. Se nota que le gusta comer hasta reventar, hoy se va a tomar toda la leche, ya que no conoce en su vida lo que es una dieta la lechona.
¿Oíste gorda chancha? ¿Lo que te van a hacer? Te voy a sacar eso de la boca pero quiero que me muestres como hacen las cerditas como vos.
Se volvió a quitar la mordaza
─Oink Oink ─decía mientras lloraba muchísimo y se mojaba la cara hasta la barbilla, llenándose de mocos e hinchandose los ojos. Agarré un trapo y la limpié, como si fuera el parabrisas de un auto en mal estado.
─Más fuerte, cerda, no se escucha.
─Oink Oink Ooooooink
─Miralo a tu marido, chancha, mostrale como sos una puerca.
─Ooooooooink Oiiiiiink
Empecé a apretarle los rollos, después pellizcarle las nalgas. Cada tanto iba algún azote.
─Mirá lo que son éstas lonjas, en tu vida saliste a correr, ¿no? Que gorda asquerosa que sos, encima te gustan los pijones. ¿Que te gustan más las pijas grandes o las hamburguesas?
─Las pijas grandes, señor.
─Mmmm que glotona. ¿Has probado alguna vez una hamburguesa con leche?
─No señor.
─La próxima vez si llegamos a los u$s800 vamos a ver como te comés una hamburguesa con mucho semen adentro. Así vas a poder combinar tus dos grandes placeres la comida y los machos.
─Si señor.
─Voy a traer un par de amigos para juntar más leche. También le podés convidar a tu marido.
─¿Alguna vez comiste cerdo con leche, Elian?
─No, nunca
─Bueno, ahora le voy a hacer el culo a tu mujer, después quiero que le limpies mi leche de adentro del culo y se la lleves a la boca. Si no comparten la leche no vuelvo nunca más.
─Hacelo amor, con lo que nos costó conseguir corneador dotado, alto y lindo. Vos querés que me coja viejos horribles. Ahora no podemos decir que no a nada, por que yo no pienso coger con esos viejos. Es el o nada. Así que lo vas a hacer.
El no respondió nada, solo se desabrochó el pantalón y empezó a pajearse.
Ella seguía en lencería, posando en cuatro sobre una mesa ratona. Corrí la tanguita descubriendo el agujero del culo y tiré un poco de aceite. No tenía ganas de demorar demasiado la faena así que empecé.
─¿Como hacen las chanchas?
─Oink oink oink. ─decía mientras recibia la embestida anal de su vida. Mi pija no parecía tan grande entre esas nalgas enormes.
─¿Elian, una preguntita cuando te casaste con ella estaba así de gorda?
─No
─¿Estaba más flaca? ─le preguntaba mientras seguía el mete saca bestial en su ano. Ella intercambiaba gemidos y gruñidos, alternadamente.
─Oink Oink, ayyyyy me está partiendo el culo Elian, mirá lo que es un macho de verdad, un hombre en serio, una pija real, no como tu cosita.
Le metí un tremendo cachetazo y le puse de nuevo la pelota en la boca.
─Callate cerda, abrite el culo, quiero hablar con tu marido ahora. Decime Elian, ¿Te gustaba más flaca o como está ahora en versión XXXXL?
─Me gustaba más antes.
─Ahh, mirá vos, y si, a nadie le gustan las gordas. Baah, a mi me gustan, pero es obvio que esta chanchita luciría mejor en su peso. Me la llevaría a mi casa y la tendría en una jaula comiendo lechuga y zanahoria del piso. ¿Me la prestarías Elian? Te la devuelvo con 20 kilos menos. Un mes nomás. Con mis amigos necesitamos algo para entretenernos cuando jugamos a la play. Solo podría decir “oink oink” y hacer lo que le pidamos.
─¿Nos la prestarías, Elian? Por uSs200 Elian responde si nos prestaría el puerco para jugar un mes, así lo ponemos a dieta.
Escuchamos como caían las monedas en la app donde estábamos transmitiendo el streem en vivo. Pero el marido de la gorda no respondía.
─Contestanos Elián, ¿nos prestarías el chancho? ¿A tres más y a mi?
─Elian no contestaba. ─le saqué la mordaza a la gorda y ella intempestivamente gritó.
─¡Contestá cornudo! ¿No ves que te están preguntando si entregás la gorda? Contestale al señor, mal educado de mierda.
─Si la entregaría.
─Decí mirando a los chicos que nos están viendo que entregarías a la gorda obesa de tu mujer. Mirá bien a la cámara. Ahora sacale la morzada y ponele una manzana en la boca mientras le hago el culo. Dale, apuráte. ─Hizo exacatmente lo que le exigí y luego respondió cristalinamente.
─Entregaría a la chancha de mi esposa.
En eso ella se frotó el clítoris y acabamos al mismo tiempo, yo llenándola de leche en el culo y ella gritando y tirando gruñidos de puerco incluso aunque nadie se lo pidiese.
De más esta decir que el matrimonio compartió la leche, mientras yo me bañaba. Después tomamos un café muy agradable hablando de asuntos más triviales y me fui, quedando satisfechos los tres.
No me había podido sacar a Lilia de la cabeza, ella era más aguantadora, y humillarla de forma que quedara afectada era jugar la final del mundial.
Me dí cuenta que si volvía a estar con Lilia de nuevo, iba a tener en cuenta sus puntos débiles para destrozarla. Quería dejarle una cicatriz emocional de la que nunca se pudiera reponer. Sabía que ella tenía una relación muy pura con su papá y que su hermanito de 30 años tenía un retraso mental importante, también que ellos venían de la pobreza. Material de sobra para hacerla mierda. Tenía que vengarme por todo su daño que le había infringido a nuestro grupo de amistades, quería bajarla del pedestal de soberbia donde vivía incluso si eso implicaba entrar en terrenos convencionalmente polémicos. “
Pero no sé si estarán preparados para que mi amigo, el verdadero dueño de estas vivencias cuente estos detalles, que a pesar de no ser nada (tecnicamente) ilegales incurren en terrenos donde la moral y el sadismo transitan limites muy estrechos.
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