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El amigo de mi suegro

Mi suegro me dice que quiere que uno de sus amigos tenga sexo conmigo
Hace algunos meses hubo una fiesta en casa de mis suegros, como siempre yo me vestí con ropa súper pegada, quería que mis machos se excitaran como siempre, me gusta cuando en esas reuniones, discretamente me meten mano, me dicen puta, cuando agarro sus penes por encima de la ropa.

En la fiesta estaban varios de los hombres que ya me habían tenido en la cama. Un tío de mi esposo me agarró las nalgas, después besé a un sobrino de mi esposo, otro de sus tíos me agarró las tetas, así varios machos me tocaron y besaron.

Mientras yo estaba bailando con un primo de mi esposo, vi que mi suegro platicaba con un señor, los dos no dejaban de verme, él señor después supe que se llamaba Rodolfo. Lo que ellos platicaron me lo dijo mi suegro después, fue algo más o menos así.

R –Que guapa es tu nuera, que bonito baila.

E –Sí es una mujer guapísima.

R –Pienso que tu hijo debe de ser una persona muy feliz al lado de una mujer como ella.

E –Sí él es feliz y ella es muy feliz.

R –Que bien baila, ¿se moverá así en todo?

E -¿Quieres decir que si se mueve así en la cama?

R –Perdón, mi comentario fue inapropiado.

E –No te preocupes, Pamela es toda una puta, yo soy uno de los tantos que se la cogen.

R -¿Pero cómo? ¿tu hijo sabe que te la coges?

E –No, como crees, él no sabe con la puta que se casó.

R –Increíble, que rico poder cogerte a ese mujerón.

E -¿Te gustaría cogértela?

R –Claro que sí.

E –Lo arreglaré.

La fiesta siguió, en algún momento yo estaba en la cocina, cuando entró mi suegro, me dio una fuerte nalgada, me dijo que subiera al cuarto de visitas, en unos minutos.

Minutos después subí, al entrar al cuarto ahí estaba Eduardo con su amigo, primero me lo presentó, Rodolfo me dijo que era muy guapa, mi suegro me dio una fuerte nalgada.

E –Dile de quien eres puta.

P –Tuya papi.

E –Mi amigo te quiere coger.

P –Sí, ¿pero ahorita?

E –No, en la semana, solo quería que Rodolfo viera a mi puta de cerca.

R –Te puedo tocar las nalgas.

P –Claro.

Me agarró las nalgas lo hacía con fuerza, yo gemí un poco.

E –Porque no se la mamas rápido.

P –Sí, tengo muchas ganas de verga.

Rodolfo se sacó el pene, yo me agaché y me lo metí en la boca, no era muy grande, pero me iba a quitar las ganas por un rato, primero la metía y sacaba lentamente, después me la metía y sacaba más rápido, él comenzó a gemir mucho. Mi suegro nos veía, yo seguí mamando, era excitante estar mamándosela a otro hombre que no era mi marido, delante de mi suegro, no era la primera vez que esto pasaba pero siempre me excitaba demasiado estar en esa situación.

Rodolfo no aguanto más y se vino en mi boca, yo trate de tragar lo más que pude, el sabor de su leche era un poca agria, me la saqué de la boca y se la limpié con la lengua. Mi suegro le dijo que se arreglara y que regresará a la fiesta. Cuando nos quedamos solos mi suegro me dijo.

E –Bájate el pantalón.

Me lo baje, hice lo mismo con mi tanga, sabía que mi suegro me la iba a meter, yo lo estaba deseando. Me puse en cuatro sobre la cama.

P –Vamos papi, métemela, llevo caliente todo el día.

Él me la metió toda.

P –Aaaahhhh que rico, dame verga.

Me empezó a coger muy duro, los dos gemíamos, yo quería gritar pero sabía que no podía, alguien podría escucharnos.

E –Ya vente puta, que tenemos que regresar a la fiesta.

Me siguió cogiendo, el placer aumentaba, él me tenía tomada por la cintura, no aguante más y me vine.

P –Aaaahhhh que rico.

Él se siguió moviendo, sentí como su verga se puso más dura, sentí como se empezó a venir, me llenó la concha de leche. Me la sacó, me paré iba al baño.

E –No te vayas a limpiar, quiero que te quedes toda la fiesta con mi leche en la concha.

P –Sí papi, soy tu puta y siempre te obedezco.

Me subí la tanga y el pantalón, mi suegro me dijo que el jueves a las 12 del día llegará al hotel de siempre, que ahí ya estaría Rodolfo esperándome, que me vistiera con algún pantalón súper pegado. Regresamos a la fiesta, mi marido notó mi ausencia, me preguntó que donde estuve, le dije que platicando un rato con su papá, él se puso feliz, le encantaba la buena relación que teníamos.

Pasó la semana y llegó el jueves, ese día me puse una tanga negra, un pantalón negro demasiado ajustado, se me veían riquísimas las nalgas, una blusa roja muy pegada sin nada debajo de ella, tacones negros de aguja.

A las 12 llegué al hotel, doña Rosa me dijo que ya me estaba esperando, me hizo ir hasta su lugar ahí, me dio como 10 fuertes nalgadas, después me hizo sentarme en sus piernas y me besó, nuestras lenguas jugaban, me dejo bien caliente.

R –Vas a llegar bien caliente con ese señor.

P –Sí me dejaste bien caliente, gracias.

Llegué al cuarto que me dijo doña Rosa, toque y me abrió Rodolfo.

R –Que bien te ves Pamela, estás buenísima.

P –Te gusto mi amor.

R –Sí mucho.

Le di la espalda él se puso atrás de mí, me empezó a besar la nuca, yo comencé a mover mis nalgas sobre su verga, rápidamente se le paró.

P –Veo que si te gusto mucho Rodolfo.

Me puse en cuatro en la cama.

P –Nalguéame mi macho.

Él comenzó a nalguearme, a cada nalgada yo gemía fuertemente.

P –Así papi, que rico castígame.

Me acosté y comenzamos a besarnos, así estuvimos como 20 minutos, me calenté más de lo que ya estaba. Entre los besos me quito la ropa, me chupó las tetas, le daba pequeños mordiscos a mis pezones, me masturba y acariciaba mi clítoris.

Se separó de mí y se desnudó, volví a verle la verga, la agarré y me la pasé por la cara, después le pasé la lengua, después me la metí en la boca, me la metía y me la sacaba de la boca, él gemía, mi lengua iba por todos lados de su pene mientras lo tenía adentro.

P –Ya cógeme, ya no aguanto más.

Me acosté en la cama, él me tomó de las piernas, me jaló hacía él, levantó mis piernas y las puso sobre sus hombros mientras me metió su verga.

P –Aaaahhhh sí, métemela toda.

R –Que rica estás.

P –Dame duro, enséñame que eres mi macho.

Él me la metía y sacaba muy rápido, yo sentía delicioso, se escuchaban los golpes de nuestros cuerpos, así estuvimos un rato. Después cambiamos de posición, me puso de perrito y me la volvió a meter.

P –Sí, dame verga.

R –Toma Pamela, que puta tiene Arturo.

P –No, de él soy su esposa, de ustedes soy su puta.

Seguimos cogiendo, él me tenía tomada de la cintura, la cama brincaba, era una cogida deliciosa la que me estaba dando aquel hombre.

P –Aaaahhhh sí que rico me coges.

Sentía como mi vagina se abría toda para recibir a mi macho. Él entraba y salía cada vez más rápido, no aguanté más y me vine.

P –Síííííííííííííííííííííííí me vengo, que rico coges, tu si eres un hombre.

Él ya no aguantó más y se vino en mi concha, me echo muchísima leche. Cuando acabo me preguntó si yo tomaba algo para no quedarme embarazada, le dije que sí.

Nos acostamos un rato, platicamos de cómo era coger con mi suegro, así estuvimos por un rato, después nos vestimos y nos fuimos. Cuando llegué a mi casa le hablé a mi suegro.

P –Hola papi, ya regresé de estar con tu amigo.

E –Y cómo te fue.

P –Muy bien, deberías de ponerme a coger con muchos más amigos tuyos suegrito.

E –Pues primero deben de merecerlo y también ser discretos.

P –Muy bien suegro, me encanta la verga y ser tan puta.

Mi esposo llegó en la noche, me preguntó que como me había ido ese día, le dije que estuve extrañándolo muchísimo, cenamos y mientras el habla yo solo podía imaginar a mi suegro con muchísimos machos, todos eyaculando sobre mí. Arturo se paró y me dio un masaje, me dijo lo feliz que era con la vida que tenía, y mientras yo no dejaba de pensar en mi suegro, después Arturo se fue a dormir y yo me puse a ver la tele y a pensar en mi larga lista de amantes

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