Me concedí la noche para pensar en lo que tenia que hacer. Por la mañana vi a Pamela, Sergio y Felipe comportarse como la misma familia feliz de siempre, la que yo sabia que no eran. Controlar las conversaciones de Pamela y Sofía no era algo que quería hacer para siempre y mi instinto me decía que confesar todo era la cosa más justa y honorable que hacer. Por otra parte, la parte racional de mi cerebro me decía de olvidarme de todo, del perfil de Pamela, de su traición y de la mentira en la que estaba haciendo vivir a sus amados; entrometerse no me hubiera llevado ni un beneficio y al contrario, podía meterme en problemas.
Cuando llegué a casa abrí el perfil de Pamela y vi que no habían conversaciones recientes así que por ese día me decidí relajar un poco sin pensar en ese dilema. Jugué con la computadora y por la tarde una buena cena con mi familia. Me gustaba esa tranquilidad, esa sensación de relajamiento que tenía primero que descubriera todo ese escándalo y por eso me decidí ir a mi cuarto y cerrar el perfil de Pamela para no tener que pensar mas en esa situación.
No se si fue por suerte o mala suerte que justo cuando estaba para cerrarlo llegó una notifica de mensaje. Era Sofía que respondía a algo que Pamela le había escrito.
-Me gustó mucho el pastel papi.
-Muy bien nena, muy bien. Dime te gustó mi crema especial?
-Si. Mucho. Era la parte más sabrosa. Oh, al maricon también le gustó mucho.
-Jajaja. Y que dijo de mi crema, le gustó.
-Dijo que sabía algo rara pero en el complejo le gustó todo Jaja.
-Jajaja. Ahora tiene una idea de que tipo de dieta te estoy haciendo hacer.
-La próxima ves quiero una sola para mi papi.
-Si, nena, toda la crema que quieras.
Terminé de leer eso y me eche en mi cama para dormir sabiendo que de cualquier manera tenia que hacer saber a Sergio lo que su esposa estaba haciendo a sus espaldas.
Después de haber visto el pastel de cumpleaños que Pamela le dio a Sergio entendí que no podía estarme sin hacer nada así que preparé un plan para informado de lo que pasaba.
Yo no tenía una USB así que hice unas fotos a algunas conversaciones entre Pamela y Sofía, las suficientes para que el entendiera, las imprimí cuando mis padres no estaba en casa y las guardé en un folder que puse en mi mochila. Ahora llegaba la parte difícil. Como darlas a Sergio sin que sea yo a dárselas? Por suerte mi rutina de cada día comprendía hacer una parte de trayecto con la familia feliz y ver en que dirección se marchaban. Después de dejar a Felipe al kinder, Sofía entró en el negocio del viejo y Sergio por la otra dirección para esperar el autobús para ir al trabajo.
Cuando llegó el día de entrar en acción estaba muy nervioso y cuando los tres entraron en el autobús traté de no mirarlos. Al bajar me apresuré y me puse delante de ellos caminando rápido. Pasé mi escuela y girado el ángulo me puse a correr para la parada del autobús. Con mis manos que temblaban abrí mi mochila y dejé el folder en el banco de la parada y escribí con un marcador rojo encima del folder: PARA SERGIO.
Mi respiración estaba muy acelerada por el miedo de ser descubierto y por eso me escondí cerca para ver si el pobre hombre encontraba el folder.
Dos minutos después llegó Sergio y se puso a esperar el autobús. El no se sentó a esperar, se quedó de pie y no veía lo que había dejado para el. Todo ese esfuerzo para nada? No quería perder esa oportunidad así que agarré una pequeña piedrita, la lancé cerca del banco y me escondí bien. El ruido hizo que Sergio se girara y viera el folder. El momento había llegado. Yo sabía que tenia que ir a la escuela pero quería perderme ese momento. El pobre Sergio abrió el folder y se puso a ver las hojas. El me daba las espaldas así que no podía ver su cara pero podía ver bien el movimiento de sus manos, que cambiaban hojas cada vez más rápido y ahora veía que también le temblaban las manos. Estaba a punto de llegar a la última hoja cuando se cayó sentado sobre el banco. El autobús llegó en ese momento, dos personas bajaron pero el no subió, en ves se quedó sentado mirando las pruebas de la grande traición. Yo no había imprimido todas las conversaciones; solo las partes que dejaban claro que Pamela le era infiel y algunas partes más para que no tenga dudas que fuera ella la de las fotos. Viendo la reacción del pobre hombre sabía que había echo la justa decisión, si hubiera visto más talvez hubiera tenido un paro cardíaco.
Sergio se puso a frotarse los ojos como si no creyera en lo que leía. Me esperé de él que hubiera pegado un grito o que puñetazo a una pared como en las películas, pero no pasó eso. Se puso de nuevo a ver las hojas de la primera a la última y después se puso las manos en la cabeza caminando en redondo y con los ojos cerrados borboteando algo que no lograba oír.
De repente Sergio comenzó a mirarse a su alrededor, supongo para saber quien le había dejado las hojas en el banco pero no me vio.
Había echo mi parte y podía retirarme pero lo vi que sacaba el celular del bolsillo para llamar a Pamela. Se quedó parado a esperar la respuesta de su esposa pero nadie le respondía y yo sabía el porqué, talvez el también. Sergio después de unos 5 minutos corrió en dirección de donde había venido. Yo fui detrás de él a una cierta distancia para ver cual eran sus intenciones. Llegó asta la parada del autobús en la que todos los días yo y Pamela esperábamos el autobús para regresar y supongo que el esperaba que ella todavía estuviera ahí. Había todavía gente esperando el autobús lo que significaba que no había pasado todavía pero Pamela no estaba ahí.
Me daba tristeza la situación de Sergio, podía ver con claridad la desesperación en sus ojos mientras comenzaba a preguntar a los desconocidos esperando el autobús si habían visto a su mujer. La gente se le quedaba viendo un rato por la sorpresa o el susto porque en ese momento parecía loco, pero ninguna de ellas le respondía que la había visto. Pedía a la derecha y a la izquierda pero nadie podía ayudarlo asta que se giró en mi dirección.
-Tu…niño…no es que( respira profundo)…no es que viste a mi esposa? Es una mujer de cabellos castaños, ojos verde, es muy…dime la viste?
-Yo…no...lo siento señor.
Se fue en los negocio de cerca para preguntar: una heladería, una panadería y después…en ese puesto. Yo lo veía desde la parada para disimular que estaba esperando el autobús pero el resto de la gente me miraba raro porque no sabían estar niños a esa hora, en ese lugar, justo después que muchos niños habían entrado a la escuela. Seguramente creían que era uno de esos que se saltaba el colegio. Yo sabía que el negocio del viejo estaba sin nadie a atenderlo pero eso tendría que haber echo que el saliera y continuará a preguntar a otra gente, pero así no fue. Sergio no salía del negocio así que me acerque para ver.
No había nadie. Entré y pude notar en una meza una chamarra pequeña de mujer, la estúpida de Pamela seguramente en la excitación del momento la había dejado ahí.
Y Sergio? La puerta que conducía al pasillo estaba abierta y entonces ya sabia la respuesta. Tenía miedo que Sergio estuviera para cometer algo terrible.
Que tenía que hacer? Llamar a la policía o a un ambulancia? Regresarme a mi escuela o continuar a entrometerme?
Al final me decidí en continuar a investigar pero no podía entrar en la puerta para ese oscuro pasillo, Sergio se hubiera dado cuenta y lo más importante para mí era quedarme anónimo a todo eso.
Por suerte me recordé que la primera vez que los vi, en el depósito había una pequeña ventana que daba a la calle. Salí corriendo del negocio y di un vuelta alrededor del edificio para encontrar esa ventana.
No fue tan difícil encontrarla ya que apenas me acerque a ella pude echar distintamente los gemidos de Pamela que salían por una pequeña abertura en la parte baja de la ventana. La calle en la que me encontraba no era muy frecuentada pero seguramente si alguien pasara en los momentos en los cuales los dos amantes hacían lo suyo entonces también hubieran podido presenciar a lo que yo estaba para ver. La ventana era un poco alta y sucia así que me tuve que poner en punta de pies y limpiarla un poco con mi mano.
Adentro, la puta de Pamela estaba piernas unidas, boca abajo, ofreciendo su culo al viejo Hari que desde encima la penetraba con golpes violentos.
Yo me esperaba de encontrar una escena del crimen con dos amantes muertos y un marido en plena rabia homicida pero no era así. Sergio estaba de la otra parte de donde estaba yo, enfrente de la puerta donde yo me había escondido tiempo atrás. Su expresión era llena de dolor y sus lágrimas revelaban su sufrimiento ante lo que estaba viendo. El no se escondía, estaba como petrificado delante la traición más grande que podía imaginar.
A cada afonde Pamela repetía -Ah...Ah…Ah…Ah- Como un disco roto pero yo que estaba de frente a ellos podía ver su cara de puro placer mientras Sergio del otro lado del depósito veía de lejos el cuerpo de ese orco gigante destrozar a su mujer.
Los dos amantes continuaron sin darse cuenta de los dos intrusos. Don Hari que se había cansado de esa posición con un rápido movimiento se paró y agarró del pelo a su preda que dejó salir un chillido de dolor mientras el la hacía poner de rodillas para que se atragante con su verga.
-Glac,glac, glac, glac
-Ajj, que rico es sentir tu boca perra.
El viejo la trataba como un muñeco sexual, sin respeto o ternura; todo lo contrario de como su marido le hacía el amor y ella parecía saber bien cual era su favorito. Se quedaron así por unos minutos en los cuales se formó un pequeño charco abajo de ellos echo de una mezcla de la saliva que caía de la boca de ella con sus mismos fluidos vaginales. Pamela estaba más excitada que nunca.
Para terminar la mamada, Don Hari le sacó su verga de la boca y comenzó a sacudirla de frente de su cara y la golpeó sobre sus labios y la muy zorra abría la boca como una perrita ansiosa de comer un hueso suculento.
-Mas tarde perra, más tarde.
El viejo no se cansaba de humillar a Pamela que había perdido cualquier apariencia de la mujer que era un tiempo.
Por un momento me fijé en Sergio que no se movía de donde estaba y continuaba mirando lo que le hacían su esposa.
El bruto orco después agarró a la bella Pamela y la lanzó encima de un colchón y le abrió las piernas con sus manos mientras ella lo miraba directo a los ojos y se masturbaba con una mano mientras la otra frotaba sus pezones.
-Dime perra, quieres que te lo entierra en tu concha?
-Mmm…si.
-Quieres que te abra en dos perra?
-Si,si…en dos.
-Quiero que lo digas. Dime que cosa quieres?
-Tu verga, quiero tu verga…quiero que me la entierres en mi concha, quiero que me partas en dos, quiero que me revientes mi conchita.
El viejo no espero un momento y de un afonde se la clavo entera.
-Aaah
Pamela tiró un grito de placer que le dejó por un momento sin aire. En esa posición, echada de espaldas, piernas abiertas, el viejo comenzó a martillarla con fuerza haciendo sacudir el cuerpo de Pamela.
-Oh, oh…Dios mío…si,si,si,si
-Que rica esta tu conchita, todavía la tienes muy apretada.
-si,si,si, más, más
Pamela no podía parar de gemir sintiendo todo el tamaño de la trompa de su macho asta sus tripas. Su cara era la de una zorra muriéndose de placer y sus manos agarraban fuerte las sábanas para no caerse de la otra parte del colchón viendo como con tanta violencia el gordo Hari se la cogiá.
-Ay…estoy…ya…ya estoy para…
-Córrete nena, córrete con mi permiso Jaja.
La zorra explotó en un orgasmo que la hizo temblar como un terremoto mientras continuaban a darle por su vagina.
Parecía que el show estaba para terminar así que miré mi reloj. Habían pasado mas o menos dos horas desde que los había comenzado espiar. Mis piernas también estaban cansadas por estar tanto tiempo en punta de pies así que me pare normalmente y busque algo para llegar mas fácilmente a la ventana. Por suerte una vieja silla rota estaba cerca y la use aunque parecía poco estable.
Pamela y Don Hari ya se habían separado: ella estaba echada en el colchón toda sudada, ojos cerrados y respirando profundamente por el cansancio mientras el se sentó en un sillón de cuero rojo tomándose una cerveza.
Era increíble que todavía no se habían dado cuenta de Sergio que estaba donde lo dejé. La oscuridad de ese lugar, por cierto era algo que ayudaba, como también el echo que los dos estaban lejos y por todo el tiempo le dieron las espaldas. Asta yo me había olvidado de él por un rato.
Un minuto después Pamela se puso de pie y le miró a los ojos a su macho.
-Así me gustas perrita.
La muy puta se puso de rodillas y mirando al viejo sentado en el sillón con la verga parada se puso a gatonear ande el. Que espectáculo era ese. No podía negar que eso era terriblemente caliente.
Comenzó desde abajo besando los testículos y sacando la lengua para lamerlos. Al ver que los dejó relucientes la puta se dedicó a chuparlos lentamente como si fuera algo romántico para ella. En el mientras Don Hari estaba sonriendo y con una mano acariciaba los cabellos de ella. Pamela subió más arriba y después de haber olido sus huevos y su verga pasando su nariz encima de ellos con deseo también los lamío como si fuesen las más dulces de las paletas. Podía ver claramente como la esposa de Sergio trataba el miembro del viejo y como lo adoraba. Ya no había diferencia entre esa mujer y un animal sumiso a su patrón. La perra continuó con sus demostraciones de amor hacia esa polla pero ahora ella se lo frotaba por toda su cara con y los labios abiertos.
El tratamiento que Don Hari estaba recibiendo era de otro planeta, algo que mucha gente solo logra imaginar en sus fantasías más lujuriosas pero para el era rutina de cada día. La mascota del viejo ahora había pasado a mamar la verga de su amo y lo hacía con mucha dedicación. Podía ver de la ventana su cabeza bajar y subir con largos movimientos que marcaban la grandeza de ese miembro y la práctica que ella había acumulado.
La mamada duró por varios minutos asta que el viejo satisfecho se paró sin decir nada con la verga todavía en la boca de su esclava sexual. Sin decir nada caminó hacia un mueble, abrió un cajón y sacó una videocámara que era diferente a la que recordaba; talvez ahora había comprado una mejor. Esta nueva camera era más grande y parecía más sofisticada. Estaba para registrar videos de calidad.
Por un momento me focalicé en Sergio y pude ver que al fin ya no estaba parado como un idiota observando a su mujer ser follada por otro, ahora el estaba sentado, apoyado a la pared como un idiota con su mujer follada a pocos metros de él. No podía ver su cara porque estaba medio agachado pero noté que en sus manos que usaba para cubrirse las orejas tenía las hojas y otra cosa que no lograba distinguir. Ahora seguramente no se darán cuenta el ya que estaba aún más escondido. Pasé de probar piedad y tristeza por el a estar enojado y decepcionado por su cobardía, su pasividad y la falta de determinación. Era un niño en esa época pero me preguntaba como un hombre podía quedarse sin hacer nada delante esa traición.
Don Hari en el mientras, había puesto la cámara sobre un trípode que filmaba como los dos se daban un beso lujurioso y apasionado.
-Dime Pamela, de quien eres?
-Soy tuya.
-Eres mi que cosa?
-Soy su puta.
-Y que mas?
-Soy su puta, su hembra, su zorra, su perra, su esclava, su juguete.
-Y porque lo eres?
-Porque adoro su verga, su magnífica verga. No puedo vivir sin ella.
-Muy bien nena.
Pamela con esas palabras se humilló a sí misma delante de la cámara y lo hizo con seriedad y naturaleza, lo que me hacía entender que ella había entendido su verdadero ser o almenos que lo había aceptado.
Al terminar su confesional el viejo la giró de golpe, la agarró en sus brazos como si fuese una muñeca y ella se agarró con las manos a su cuello.
El viejo aunque teniendo una cierta edad todavía tenía fuerza y energía que le permitían impalarla sobre su verga con golpes fuertes y rítmicos. Pamela no paraba de gritar de placer con una expresión de completa éxtasis asta que llegó el segundo orgasmo que la dejó temblando otra vez.
Los amantes continuaron a follar por horas sin importarles del ruido que producían o de quien podía descubrirlos. Cambiaron posiciones cada media hora sin descansar.
En el mientras la alma del pobre Sergio estaba destruido casi como la concha de su esposa.
-Muy bien nena, ahora veamos de reventarte el culo también.
-Si, si, por el culo.
Pamela se puso de perrito y Don Hari le comenzó a penetrarla con toda la fuerza que tenía abriéndole su agujero como hacía diariamente.
-Ah, ah, ah, ah, que rico, si, si, que rico
-Te gustó que te lo meta por el culo verdad perra?
-Si,si, lo adoro!
Los dos estaban sudado y agotados por la cojida que duraba horas y ninguno de los dos quería parar pero el viejo todavía no había terminado de sorprenderme. Hizo que su zorra se echara de lado y el detrás de ella la agarró un pierna y la levantó encima de su cabeza y ahí otra vez comenzó a darle por el culo.
Otra vez se corrió Pamela, yo ya había olvidado toda las veces a este punto. El sexo era interminable y los dos no paraban de revolcarse en ese colchón de todos los modos posibles.
En el mientras Don Hari cambió de expresión y su mirada se quedó fija en una parte de él depósito. Se había dado cuenta de que Sergio estaba ahí.
-Dime perra, te gusta mi verga?
-Si, claro que si.
Comenzó a follarla más fuerte y más rápido.
-Te gusta mi verga más de la de tu marido?
-Si, si, si
-Por qué te gusta más mi verga?
-Porque la suya es más grande, mucho más grande.
-Jajaja. Como es su verga? Dime.
-Su verga…su…es como una aguja.
-Jajaja
Sergio pareció despertarse de su coma y con una mirada de odio se paró. El viejo continuaba a mirarlo.
-Con quien quieres dormir la noche perra?
-Con usted, con usted
-No con tu marido
-No, no, ah, ah, no con mi marido
-Y porque?
-Ah,ah,ah,ah,ah,ah
-PORQUE?
-Por qué usted es un hombre…ah,ah,ah…y el es un maricon.
Sergio hizo un pasó adelante y con su mano hacia un puñete que apretaba fuerte arrugando las hojas. Logré ver que el pobre cornudo tenía los pantalones mojados o por las lágrimas o porque se había echo pis en sus pantalones.
-Dime que prefieres perra…mi verga o a el cornudo de tu marido?
-Su ver…su verga
-Mas fuerte para que te escuche!
-Yo amo a su verga, amo a su verga más que al cornudo de mi marido.
Sergio se detuvo y las lágrimas comenzaron a salir como cascadas. Lo último que dijo su esposa lo había matado del todo.
-Pa…Pam…PAMELA!
El gritó de Sergio hizo que la puta se volteara para ver la cara llena de lágrimas de su esposo.
-Sergio!...Yo…lo siento…yo…
No obstante la presencia del marido, el viejo no paró de follarse a su esposa, al contrario parece que eso lo animaba mas y con afondes más rápidos y violentos hizo que la puta de Pamela comenzará a gemir otra vez.
-Ah…un rato…ah,ah.
-Porque Pamela? Porque?
-Yo…ah,ah…lo siento…perdooon…ah,ah
Por lo que veía la puta no sabía que hacer. Trataba de pedir perdón a su marido pero al mismo tiempo no paraba de gemir por los afondes de su amante al cual ella ni intentaba pedir que se detuviera.
-Dile nena, dile a quien perteneces.
-Yo…ah,ah,ah…soy de usted…yo
-Dile a quien amas mas, a el o a mi verga?
-Yo…lo siento…ah,ah,ah,ah…lo siento, ah, ah, ah…yo amo su verga
Sergio estaba cerca de ellos observando y escuchando mejor como su amada esposa proclamaba su traición sin vergüenza alguna.
-Dile perra, dile a quien amas mas a mi verga…o a tu familia!
-Yo…ah,ah,ah,ah…Ay Dios mío
-Díselo ahora o te la saco?
-ah,ah…su verga…amo mas a su verga que a mi familiaaa.
Pamela terminó de decir eso y tuvo un orgasmo más fuerte de los anteriores.
-No, no Pamela. Basta. Basta!
Sergio estaba desesperado y no sabía que hacer si no asistir como ese gordo, viejo malvado le robaba el amor de su vida a golpes de verga.
A cada afonde la cara de Pamela cambiaba más. Si primero trataba de controlarse ahora ya no. Su cara era la de una mujer feliz y complacida, de una mujer que estaba en un paraíso de placer sexual.
-Ah,ah, ah, ah, Dios, Dios mío, si, ah, ah, ah
-Te odio Pamela! Te odio!
El viejo se follaba a su esposa frente a sus ojos con una mirada de orgullo y satisfacción. La verdadera Pamela se había liberado por completo. Sin mentiras, sin vergüenza, sin frenos. La zorra se dejó ir al placer que le daba su macho ahora que ese último orgasmo había roto las cadenas de su moral, su amor y compasión.
-Si, si, más, más, más verga, más fuerte, folleme más fuerte.
-Toma puta! Toma!
-Aaah, si, si, por Dios si.
-Ya no te importa mas de tu marido, de tu hijo, de tu familia?
-A LA MIERDA MI FAMILIA! AH,AH,AH,AH, yo quiero verga!
Era difícil para mí continuar a seguir viendo ese horror pero lo mismo continué a ver la tortura de Sergio y la depravación de Pamela.
-Eres una puta Pamela! Eras una puta! Olvídate de regresar a casa Pamela!
-Ah, ah, ah, ah, ah, ah
-Olvídate de mi y olvídate de Felipe. No nos vas a ver mas. Me entendiste Pamela?
-Ah, ah, ah, ah, ah
-PAMELA!
-Vete a hacer una paja cornudo de mierda!…déjame follar en paz!
En ese momento Pamela y Don Hari se corrieron juntos. Sergio alzó las hojas que le dejé en una mano y en la otra tenía un celular.
-Tengo las pruebas Pamela. Si piensas que te daré un centavo…
El viejo se paró enojado y de un puñete en el estómago dejó sin aire al pobre Sergio que ahora estaba botado en el piso tratando de respirar.
-Maricon de mierda!
El malvado orco estaba parado a su lado cuando con su pie pisó el celular de Sergio destruyendo sus esperanzas y con sus manos destrozó las hojas que yo hice. Durante todo esto Pamela se había acomodado tranquilamente echada a ver su celular, echando un ojo hacia atrás viendo sin decir nada al viejo que lo humillada aún más.
Pamela después de un rato se puso a gatear otra vez y fue cerca de su marido para limpiar con su boca el miembro de su macho.
-Es hora de recoger a nuestro hijo Sergio. Yo en un rato les doy encuentro.
Sergio sin tener otra opción, obedeció. No me había dado cuenta de que hora era. Era hora que yo regresara a casa. Los niños estaban afuera junto a sus padres, entre ellos también Felipe y Sergio. Como ella mismo dijo ahora Pamela se dirigía en dirección de su marido y su hijo sonriendo y saludando con la mano al niño como si nada.
-Aléjate Pamela! No te permito tocarle a mi hijo.
-Es mi hijo también
-Recuerdas lo que dijiste? Tu…tu ya no tienes hijo.
Ella se quedó viéndolo un momento como si estuviera pensando en que decir mientras el pequeño lloraba rogando a su papá que no hablara así a su mamá. Pamela miró a Felipe y se arrodilló.
-Felipe, tesoro…Con quien te quedas? Con mami o papi?
-Nooo...no digas así mamaaa.
El pequeño Felipe lloraba desesperado por la absurda pregunta por parte de su madre y ella lo miraba sin un mínimo de empata en sus ojos.
-Esta bien…cuida a tu papá.
Pamela se pone de pié, se aleja de su hijo y se va en mi dirección. Yo para disimular me puse a caminar en esa misma dirección.
-Mamaaaa. Donde vaaas?
Pamela se gira y le responde sonriendo.
-Voy a estar con Sofía nene.
La brutalidad de ese momento nunca lo olvidaré. Ese día había saltado en día entero de escuela pero no me importaba. Los problemas que iba a pasar no eran nada contra los de esa familia.
Pasó un mes sin ver a los tres en el autobús y un mes sin ver el perfil de Pamela. Me preguntaba que había pasado con ellos. Entre en su perfil y lo primero que llamó mi atención fue las fotos que había publicado.
Supongo que fueron estas fotos la causa de todas esos nuevos followers/amigos que tenia ahora. Noté también que algunos de los amigos con los cuales estaba más cerca dejaron de ser sus amigos en Facebook y supongo también en la realidad. En sus chat podía ver mensajes del tipo: como pudiste hacerle eso, no te da vergüenza, estas loca, no piensas en tu hijo, etcétera. Sus actos en contra su familia no pasaron desapercibidos y eso me deba un cierto alivio. Karma pensé.
El último que revisé fue la conversaciones con su marido o ex. Desde el día que la verdad le fue revelado no habían más mensajes entre ellos aparte uno de cuatro días antes.
-Mira maricon. Mira que me voy a desayunar esta mañana en tu casa, sentado en la silla que usabas tu jajaja. Buena suerte en encontrar otro departamento jajaja.
El video seguramente había sido mandado por el viejo Hari usando el celular de Pamela. Asta el día de hoy me pregunto si hize la cosa justa en revelar todo.
FIN
Cuando llegué a casa abrí el perfil de Pamela y vi que no habían conversaciones recientes así que por ese día me decidí relajar un poco sin pensar en ese dilema. Jugué con la computadora y por la tarde una buena cena con mi familia. Me gustaba esa tranquilidad, esa sensación de relajamiento que tenía primero que descubriera todo ese escándalo y por eso me decidí ir a mi cuarto y cerrar el perfil de Pamela para no tener que pensar mas en esa situación.
No se si fue por suerte o mala suerte que justo cuando estaba para cerrarlo llegó una notifica de mensaje. Era Sofía que respondía a algo que Pamela le había escrito.
-Me gustó mucho el pastel papi.
-Muy bien nena, muy bien. Dime te gustó mi crema especial?
-Si. Mucho. Era la parte más sabrosa. Oh, al maricon también le gustó mucho.
-Jajaja. Y que dijo de mi crema, le gustó.
-Dijo que sabía algo rara pero en el complejo le gustó todo Jaja.
-Jajaja. Ahora tiene una idea de que tipo de dieta te estoy haciendo hacer.
-La próxima ves quiero una sola para mi papi.
-Si, nena, toda la crema que quieras.
Terminé de leer eso y me eche en mi cama para dormir sabiendo que de cualquier manera tenia que hacer saber a Sergio lo que su esposa estaba haciendo a sus espaldas.
Después de haber visto el pastel de cumpleaños que Pamela le dio a Sergio entendí que no podía estarme sin hacer nada así que preparé un plan para informado de lo que pasaba.
Yo no tenía una USB así que hice unas fotos a algunas conversaciones entre Pamela y Sofía, las suficientes para que el entendiera, las imprimí cuando mis padres no estaba en casa y las guardé en un folder que puse en mi mochila. Ahora llegaba la parte difícil. Como darlas a Sergio sin que sea yo a dárselas? Por suerte mi rutina de cada día comprendía hacer una parte de trayecto con la familia feliz y ver en que dirección se marchaban. Después de dejar a Felipe al kinder, Sofía entró en el negocio del viejo y Sergio por la otra dirección para esperar el autobús para ir al trabajo.
Cuando llegó el día de entrar en acción estaba muy nervioso y cuando los tres entraron en el autobús traté de no mirarlos. Al bajar me apresuré y me puse delante de ellos caminando rápido. Pasé mi escuela y girado el ángulo me puse a correr para la parada del autobús. Con mis manos que temblaban abrí mi mochila y dejé el folder en el banco de la parada y escribí con un marcador rojo encima del folder: PARA SERGIO.
Mi respiración estaba muy acelerada por el miedo de ser descubierto y por eso me escondí cerca para ver si el pobre hombre encontraba el folder.
Dos minutos después llegó Sergio y se puso a esperar el autobús. El no se sentó a esperar, se quedó de pie y no veía lo que había dejado para el. Todo ese esfuerzo para nada? No quería perder esa oportunidad así que agarré una pequeña piedrita, la lancé cerca del banco y me escondí bien. El ruido hizo que Sergio se girara y viera el folder. El momento había llegado. Yo sabía que tenia que ir a la escuela pero quería perderme ese momento. El pobre Sergio abrió el folder y se puso a ver las hojas. El me daba las espaldas así que no podía ver su cara pero podía ver bien el movimiento de sus manos, que cambiaban hojas cada vez más rápido y ahora veía que también le temblaban las manos. Estaba a punto de llegar a la última hoja cuando se cayó sentado sobre el banco. El autobús llegó en ese momento, dos personas bajaron pero el no subió, en ves se quedó sentado mirando las pruebas de la grande traición. Yo no había imprimido todas las conversaciones; solo las partes que dejaban claro que Pamela le era infiel y algunas partes más para que no tenga dudas que fuera ella la de las fotos. Viendo la reacción del pobre hombre sabía que había echo la justa decisión, si hubiera visto más talvez hubiera tenido un paro cardíaco.
Sergio se puso a frotarse los ojos como si no creyera en lo que leía. Me esperé de él que hubiera pegado un grito o que puñetazo a una pared como en las películas, pero no pasó eso. Se puso de nuevo a ver las hojas de la primera a la última y después se puso las manos en la cabeza caminando en redondo y con los ojos cerrados borboteando algo que no lograba oír.
De repente Sergio comenzó a mirarse a su alrededor, supongo para saber quien le había dejado las hojas en el banco pero no me vio.
Había echo mi parte y podía retirarme pero lo vi que sacaba el celular del bolsillo para llamar a Pamela. Se quedó parado a esperar la respuesta de su esposa pero nadie le respondía y yo sabía el porqué, talvez el también. Sergio después de unos 5 minutos corrió en dirección de donde había venido. Yo fui detrás de él a una cierta distancia para ver cual eran sus intenciones. Llegó asta la parada del autobús en la que todos los días yo y Pamela esperábamos el autobús para regresar y supongo que el esperaba que ella todavía estuviera ahí. Había todavía gente esperando el autobús lo que significaba que no había pasado todavía pero Pamela no estaba ahí.
Me daba tristeza la situación de Sergio, podía ver con claridad la desesperación en sus ojos mientras comenzaba a preguntar a los desconocidos esperando el autobús si habían visto a su mujer. La gente se le quedaba viendo un rato por la sorpresa o el susto porque en ese momento parecía loco, pero ninguna de ellas le respondía que la había visto. Pedía a la derecha y a la izquierda pero nadie podía ayudarlo asta que se giró en mi dirección.
-Tu…niño…no es que( respira profundo)…no es que viste a mi esposa? Es una mujer de cabellos castaños, ojos verde, es muy…dime la viste?
-Yo…no...lo siento señor.
Se fue en los negocio de cerca para preguntar: una heladería, una panadería y después…en ese puesto. Yo lo veía desde la parada para disimular que estaba esperando el autobús pero el resto de la gente me miraba raro porque no sabían estar niños a esa hora, en ese lugar, justo después que muchos niños habían entrado a la escuela. Seguramente creían que era uno de esos que se saltaba el colegio. Yo sabía que el negocio del viejo estaba sin nadie a atenderlo pero eso tendría que haber echo que el saliera y continuará a preguntar a otra gente, pero así no fue. Sergio no salía del negocio así que me acerque para ver.
No había nadie. Entré y pude notar en una meza una chamarra pequeña de mujer, la estúpida de Pamela seguramente en la excitación del momento la había dejado ahí.
Y Sergio? La puerta que conducía al pasillo estaba abierta y entonces ya sabia la respuesta. Tenía miedo que Sergio estuviera para cometer algo terrible.
Que tenía que hacer? Llamar a la policía o a un ambulancia? Regresarme a mi escuela o continuar a entrometerme?
Al final me decidí en continuar a investigar pero no podía entrar en la puerta para ese oscuro pasillo, Sergio se hubiera dado cuenta y lo más importante para mí era quedarme anónimo a todo eso.
Por suerte me recordé que la primera vez que los vi, en el depósito había una pequeña ventana que daba a la calle. Salí corriendo del negocio y di un vuelta alrededor del edificio para encontrar esa ventana.
No fue tan difícil encontrarla ya que apenas me acerque a ella pude echar distintamente los gemidos de Pamela que salían por una pequeña abertura en la parte baja de la ventana. La calle en la que me encontraba no era muy frecuentada pero seguramente si alguien pasara en los momentos en los cuales los dos amantes hacían lo suyo entonces también hubieran podido presenciar a lo que yo estaba para ver. La ventana era un poco alta y sucia así que me tuve que poner en punta de pies y limpiarla un poco con mi mano.
Adentro, la puta de Pamela estaba piernas unidas, boca abajo, ofreciendo su culo al viejo Hari que desde encima la penetraba con golpes violentos.
Yo me esperaba de encontrar una escena del crimen con dos amantes muertos y un marido en plena rabia homicida pero no era así. Sergio estaba de la otra parte de donde estaba yo, enfrente de la puerta donde yo me había escondido tiempo atrás. Su expresión era llena de dolor y sus lágrimas revelaban su sufrimiento ante lo que estaba viendo. El no se escondía, estaba como petrificado delante la traición más grande que podía imaginar.
A cada afonde Pamela repetía -Ah...Ah…Ah…Ah- Como un disco roto pero yo que estaba de frente a ellos podía ver su cara de puro placer mientras Sergio del otro lado del depósito veía de lejos el cuerpo de ese orco gigante destrozar a su mujer.
Los dos amantes continuaron sin darse cuenta de los dos intrusos. Don Hari que se había cansado de esa posición con un rápido movimiento se paró y agarró del pelo a su preda que dejó salir un chillido de dolor mientras el la hacía poner de rodillas para que se atragante con su verga.
-Glac,glac, glac, glac
-Ajj, que rico es sentir tu boca perra.
El viejo la trataba como un muñeco sexual, sin respeto o ternura; todo lo contrario de como su marido le hacía el amor y ella parecía saber bien cual era su favorito. Se quedaron así por unos minutos en los cuales se formó un pequeño charco abajo de ellos echo de una mezcla de la saliva que caía de la boca de ella con sus mismos fluidos vaginales. Pamela estaba más excitada que nunca.
Para terminar la mamada, Don Hari le sacó su verga de la boca y comenzó a sacudirla de frente de su cara y la golpeó sobre sus labios y la muy zorra abría la boca como una perrita ansiosa de comer un hueso suculento.
-Mas tarde perra, más tarde.
El viejo no se cansaba de humillar a Pamela que había perdido cualquier apariencia de la mujer que era un tiempo.
Por un momento me fijé en Sergio que no se movía de donde estaba y continuaba mirando lo que le hacían su esposa.
El bruto orco después agarró a la bella Pamela y la lanzó encima de un colchón y le abrió las piernas con sus manos mientras ella lo miraba directo a los ojos y se masturbaba con una mano mientras la otra frotaba sus pezones.
-Dime perra, quieres que te lo entierra en tu concha?
-Mmm…si.
-Quieres que te abra en dos perra?
-Si,si…en dos.
-Quiero que lo digas. Dime que cosa quieres?
-Tu verga, quiero tu verga…quiero que me la entierres en mi concha, quiero que me partas en dos, quiero que me revientes mi conchita.
El viejo no espero un momento y de un afonde se la clavo entera.
-Aaah
Pamela tiró un grito de placer que le dejó por un momento sin aire. En esa posición, echada de espaldas, piernas abiertas, el viejo comenzó a martillarla con fuerza haciendo sacudir el cuerpo de Pamela.
-Oh, oh…Dios mío…si,si,si,si
-Que rica esta tu conchita, todavía la tienes muy apretada.
-si,si,si, más, más
Pamela no podía parar de gemir sintiendo todo el tamaño de la trompa de su macho asta sus tripas. Su cara era la de una zorra muriéndose de placer y sus manos agarraban fuerte las sábanas para no caerse de la otra parte del colchón viendo como con tanta violencia el gordo Hari se la cogiá.
-Ay…estoy…ya…ya estoy para…
-Córrete nena, córrete con mi permiso Jaja.
La zorra explotó en un orgasmo que la hizo temblar como un terremoto mientras continuaban a darle por su vagina.
Parecía que el show estaba para terminar así que miré mi reloj. Habían pasado mas o menos dos horas desde que los había comenzado espiar. Mis piernas también estaban cansadas por estar tanto tiempo en punta de pies así que me pare normalmente y busque algo para llegar mas fácilmente a la ventana. Por suerte una vieja silla rota estaba cerca y la use aunque parecía poco estable.
Pamela y Don Hari ya se habían separado: ella estaba echada en el colchón toda sudada, ojos cerrados y respirando profundamente por el cansancio mientras el se sentó en un sillón de cuero rojo tomándose una cerveza.
Era increíble que todavía no se habían dado cuenta de Sergio que estaba donde lo dejé. La oscuridad de ese lugar, por cierto era algo que ayudaba, como también el echo que los dos estaban lejos y por todo el tiempo le dieron las espaldas. Asta yo me había olvidado de él por un rato.
Un minuto después Pamela se puso de pie y le miró a los ojos a su macho.
-Así me gustas perrita.
La muy puta se puso de rodillas y mirando al viejo sentado en el sillón con la verga parada se puso a gatonear ande el. Que espectáculo era ese. No podía negar que eso era terriblemente caliente.
Comenzó desde abajo besando los testículos y sacando la lengua para lamerlos. Al ver que los dejó relucientes la puta se dedicó a chuparlos lentamente como si fuera algo romántico para ella. En el mientras Don Hari estaba sonriendo y con una mano acariciaba los cabellos de ella. Pamela subió más arriba y después de haber olido sus huevos y su verga pasando su nariz encima de ellos con deseo también los lamío como si fuesen las más dulces de las paletas. Podía ver claramente como la esposa de Sergio trataba el miembro del viejo y como lo adoraba. Ya no había diferencia entre esa mujer y un animal sumiso a su patrón. La perra continuó con sus demostraciones de amor hacia esa polla pero ahora ella se lo frotaba por toda su cara con y los labios abiertos.
El tratamiento que Don Hari estaba recibiendo era de otro planeta, algo que mucha gente solo logra imaginar en sus fantasías más lujuriosas pero para el era rutina de cada día. La mascota del viejo ahora había pasado a mamar la verga de su amo y lo hacía con mucha dedicación. Podía ver de la ventana su cabeza bajar y subir con largos movimientos que marcaban la grandeza de ese miembro y la práctica que ella había acumulado.
La mamada duró por varios minutos asta que el viejo satisfecho se paró sin decir nada con la verga todavía en la boca de su esclava sexual. Sin decir nada caminó hacia un mueble, abrió un cajón y sacó una videocámara que era diferente a la que recordaba; talvez ahora había comprado una mejor. Esta nueva camera era más grande y parecía más sofisticada. Estaba para registrar videos de calidad.
Por un momento me focalicé en Sergio y pude ver que al fin ya no estaba parado como un idiota observando a su mujer ser follada por otro, ahora el estaba sentado, apoyado a la pared como un idiota con su mujer follada a pocos metros de él. No podía ver su cara porque estaba medio agachado pero noté que en sus manos que usaba para cubrirse las orejas tenía las hojas y otra cosa que no lograba distinguir. Ahora seguramente no se darán cuenta el ya que estaba aún más escondido. Pasé de probar piedad y tristeza por el a estar enojado y decepcionado por su cobardía, su pasividad y la falta de determinación. Era un niño en esa época pero me preguntaba como un hombre podía quedarse sin hacer nada delante esa traición.
Don Hari en el mientras, había puesto la cámara sobre un trípode que filmaba como los dos se daban un beso lujurioso y apasionado.
-Dime Pamela, de quien eres?
-Soy tuya.
-Eres mi que cosa?
-Soy su puta.
-Y que mas?
-Soy su puta, su hembra, su zorra, su perra, su esclava, su juguete.
-Y porque lo eres?
-Porque adoro su verga, su magnífica verga. No puedo vivir sin ella.
-Muy bien nena.
Pamela con esas palabras se humilló a sí misma delante de la cámara y lo hizo con seriedad y naturaleza, lo que me hacía entender que ella había entendido su verdadero ser o almenos que lo había aceptado.
Al terminar su confesional el viejo la giró de golpe, la agarró en sus brazos como si fuese una muñeca y ella se agarró con las manos a su cuello.
El viejo aunque teniendo una cierta edad todavía tenía fuerza y energía que le permitían impalarla sobre su verga con golpes fuertes y rítmicos. Pamela no paraba de gritar de placer con una expresión de completa éxtasis asta que llegó el segundo orgasmo que la dejó temblando otra vez.
Los amantes continuaron a follar por horas sin importarles del ruido que producían o de quien podía descubrirlos. Cambiaron posiciones cada media hora sin descansar.
En el mientras la alma del pobre Sergio estaba destruido casi como la concha de su esposa.
-Muy bien nena, ahora veamos de reventarte el culo también.
-Si, si, por el culo.
Pamela se puso de perrito y Don Hari le comenzó a penetrarla con toda la fuerza que tenía abriéndole su agujero como hacía diariamente.
-Ah, ah, ah, ah, que rico, si, si, que rico
-Te gustó que te lo meta por el culo verdad perra?
-Si,si, lo adoro!
Los dos estaban sudado y agotados por la cojida que duraba horas y ninguno de los dos quería parar pero el viejo todavía no había terminado de sorprenderme. Hizo que su zorra se echara de lado y el detrás de ella la agarró un pierna y la levantó encima de su cabeza y ahí otra vez comenzó a darle por el culo.
Otra vez se corrió Pamela, yo ya había olvidado toda las veces a este punto. El sexo era interminable y los dos no paraban de revolcarse en ese colchón de todos los modos posibles.
En el mientras Don Hari cambió de expresión y su mirada se quedó fija en una parte de él depósito. Se había dado cuenta de que Sergio estaba ahí.
-Dime perra, te gusta mi verga?
-Si, claro que si.
Comenzó a follarla más fuerte y más rápido.
-Te gusta mi verga más de la de tu marido?
-Si, si, si
-Por qué te gusta más mi verga?
-Porque la suya es más grande, mucho más grande.
-Jajaja. Como es su verga? Dime.
-Su verga…su…es como una aguja.
-Jajaja
Sergio pareció despertarse de su coma y con una mirada de odio se paró. El viejo continuaba a mirarlo.
-Con quien quieres dormir la noche perra?
-Con usted, con usted
-No con tu marido
-No, no, ah, ah, no con mi marido
-Y porque?
-Ah,ah,ah,ah,ah,ah
-PORQUE?
-Por qué usted es un hombre…ah,ah,ah…y el es un maricon.
Sergio hizo un pasó adelante y con su mano hacia un puñete que apretaba fuerte arrugando las hojas. Logré ver que el pobre cornudo tenía los pantalones mojados o por las lágrimas o porque se había echo pis en sus pantalones.
-Dime que prefieres perra…mi verga o a el cornudo de tu marido?
-Su ver…su verga
-Mas fuerte para que te escuche!
-Yo amo a su verga, amo a su verga más que al cornudo de mi marido.
Sergio se detuvo y las lágrimas comenzaron a salir como cascadas. Lo último que dijo su esposa lo había matado del todo.
-Pa…Pam…PAMELA!
El gritó de Sergio hizo que la puta se volteara para ver la cara llena de lágrimas de su esposo.
-Sergio!...Yo…lo siento…yo…
No obstante la presencia del marido, el viejo no paró de follarse a su esposa, al contrario parece que eso lo animaba mas y con afondes más rápidos y violentos hizo que la puta de Pamela comenzará a gemir otra vez.
-Ah…un rato…ah,ah.
-Porque Pamela? Porque?
-Yo…ah,ah…lo siento…perdooon…ah,ah
Por lo que veía la puta no sabía que hacer. Trataba de pedir perdón a su marido pero al mismo tiempo no paraba de gemir por los afondes de su amante al cual ella ni intentaba pedir que se detuviera.
-Dile nena, dile a quien perteneces.
-Yo…ah,ah,ah…soy de usted…yo
-Dile a quien amas mas, a el o a mi verga?
-Yo…lo siento…ah,ah,ah,ah…lo siento, ah, ah, ah…yo amo su verga
Sergio estaba cerca de ellos observando y escuchando mejor como su amada esposa proclamaba su traición sin vergüenza alguna.
-Dile perra, dile a quien amas mas a mi verga…o a tu familia!
-Yo…ah,ah,ah,ah…Ay Dios mío
-Díselo ahora o te la saco?
-ah,ah…su verga…amo mas a su verga que a mi familiaaa.
Pamela terminó de decir eso y tuvo un orgasmo más fuerte de los anteriores.
-No, no Pamela. Basta. Basta!
Sergio estaba desesperado y no sabía que hacer si no asistir como ese gordo, viejo malvado le robaba el amor de su vida a golpes de verga.
A cada afonde la cara de Pamela cambiaba más. Si primero trataba de controlarse ahora ya no. Su cara era la de una mujer feliz y complacida, de una mujer que estaba en un paraíso de placer sexual.
-Ah,ah, ah, ah, Dios, Dios mío, si, ah, ah, ah
-Te odio Pamela! Te odio!
El viejo se follaba a su esposa frente a sus ojos con una mirada de orgullo y satisfacción. La verdadera Pamela se había liberado por completo. Sin mentiras, sin vergüenza, sin frenos. La zorra se dejó ir al placer que le daba su macho ahora que ese último orgasmo había roto las cadenas de su moral, su amor y compasión.
-Si, si, más, más, más verga, más fuerte, folleme más fuerte.
-Toma puta! Toma!
-Aaah, si, si, por Dios si.
-Ya no te importa mas de tu marido, de tu hijo, de tu familia?
-A LA MIERDA MI FAMILIA! AH,AH,AH,AH, yo quiero verga!
Era difícil para mí continuar a seguir viendo ese horror pero lo mismo continué a ver la tortura de Sergio y la depravación de Pamela.
-Eres una puta Pamela! Eras una puta! Olvídate de regresar a casa Pamela!
-Ah, ah, ah, ah, ah, ah
-Olvídate de mi y olvídate de Felipe. No nos vas a ver mas. Me entendiste Pamela?
-Ah, ah, ah, ah, ah
-PAMELA!
-Vete a hacer una paja cornudo de mierda!…déjame follar en paz!
En ese momento Pamela y Don Hari se corrieron juntos. Sergio alzó las hojas que le dejé en una mano y en la otra tenía un celular.
-Tengo las pruebas Pamela. Si piensas que te daré un centavo…
El viejo se paró enojado y de un puñete en el estómago dejó sin aire al pobre Sergio que ahora estaba botado en el piso tratando de respirar.
-Maricon de mierda!
El malvado orco estaba parado a su lado cuando con su pie pisó el celular de Sergio destruyendo sus esperanzas y con sus manos destrozó las hojas que yo hice. Durante todo esto Pamela se había acomodado tranquilamente echada a ver su celular, echando un ojo hacia atrás viendo sin decir nada al viejo que lo humillada aún más.
Pamela después de un rato se puso a gatear otra vez y fue cerca de su marido para limpiar con su boca el miembro de su macho.
-Es hora de recoger a nuestro hijo Sergio. Yo en un rato les doy encuentro.
Sergio sin tener otra opción, obedeció. No me había dado cuenta de que hora era. Era hora que yo regresara a casa. Los niños estaban afuera junto a sus padres, entre ellos también Felipe y Sergio. Como ella mismo dijo ahora Pamela se dirigía en dirección de su marido y su hijo sonriendo y saludando con la mano al niño como si nada.
-Aléjate Pamela! No te permito tocarle a mi hijo.
-Es mi hijo también
-Recuerdas lo que dijiste? Tu…tu ya no tienes hijo.
Ella se quedó viéndolo un momento como si estuviera pensando en que decir mientras el pequeño lloraba rogando a su papá que no hablara así a su mamá. Pamela miró a Felipe y se arrodilló.
-Felipe, tesoro…Con quien te quedas? Con mami o papi?
-Nooo...no digas así mamaaa.
El pequeño Felipe lloraba desesperado por la absurda pregunta por parte de su madre y ella lo miraba sin un mínimo de empata en sus ojos.
-Esta bien…cuida a tu papá.
Pamela se pone de pié, se aleja de su hijo y se va en mi dirección. Yo para disimular me puse a caminar en esa misma dirección.
-Mamaaaa. Donde vaaas?
Pamela se gira y le responde sonriendo.
-Voy a estar con Sofía nene.
La brutalidad de ese momento nunca lo olvidaré. Ese día había saltado en día entero de escuela pero no me importaba. Los problemas que iba a pasar no eran nada contra los de esa familia.
Pasó un mes sin ver a los tres en el autobús y un mes sin ver el perfil de Pamela. Me preguntaba que había pasado con ellos. Entre en su perfil y lo primero que llamó mi atención fue las fotos que había publicado.
Supongo que fueron estas fotos la causa de todas esos nuevos followers/amigos que tenia ahora. Noté también que algunos de los amigos con los cuales estaba más cerca dejaron de ser sus amigos en Facebook y supongo también en la realidad. En sus chat podía ver mensajes del tipo: como pudiste hacerle eso, no te da vergüenza, estas loca, no piensas en tu hijo, etcétera. Sus actos en contra su familia no pasaron desapercibidos y eso me deba un cierto alivio. Karma pensé.
El último que revisé fue la conversaciones con su marido o ex. Desde el día que la verdad le fue revelado no habían más mensajes entre ellos aparte uno de cuatro días antes.
-Mira maricon. Mira que me voy a desayunar esta mañana en tu casa, sentado en la silla que usabas tu jajaja. Buena suerte en encontrar otro departamento jajaja.
El video seguramente había sido mandado por el viejo Hari usando el celular de Pamela. Asta el día de hoy me pregunto si hize la cosa justa en revelar todo.
FIN
1 comentarios - Testimonio de infieldad 5 Final
No resulta agradable no existante. Es más lamentable.
Ficticio. Y para ser el final bajo mucho el... Realismo.