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Ley nude 2: Empezando mi nueva vida

La mañana empezó movidita. Aún me costaba acostumbrarme. Aceptar que aquella era mi nueva vida. Que ahora era una Sissy. Aunque el termino aún no se me había explicado, se haría posteriormente. Cuando desperté sentí rico. Alguien me estaba dando besos en mi colita. Entonces abrí mucho los ojos. La excitación hizo que se me fuera el sueño de repente. Miré hacia abajo y me encontré a Isa dando besitos dulces a mi colita. Dio tres besos seguidos y luego otro dulce y lento en el glande. Otro en los testículos.
Buenos días putita — saludó mami.
Miré a mi derecha y allí estaba ella. Iba vestida con una camiseta roja y vaqueros largos. Por el reloj que ella llevaba en la muñeca (era digital), pude ver que eran las nueve de la mañana.
Sentía muchas ganas de orinar, por el día anterior. Mami me dejó ir al baño y orinar como la niña que era. Mientras orinaba (esa vez me dejó descargar entera), Isa explicó en que iba a consistir el plan:
Va siendo hora de prepararte preciosa. Te compraremos algunos “accesorios” — me guiñó el ojo.
Dicho eso, desayuné dos plátanos y un vaso de leche y luego, salimos al patio principal donde, completamente desnuda, me monté en la parte de atrás con Isa. Me tumbé y apoyé mi rostro en su regazo. Ella me acarició el cabello, al tiempo que reía burlona. Mi cosita estaba completamente empalmada y goteaba semen. No me corría desde el día anterior y sentía mi colita durita y con ganas de marcha. Quería tocarme y tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para no hacerlo. Sabía que habría castigo.
No fue fácil subir al coche totalmente desnudo. Al principio, me quedé inmóvil, pero las miradas fueron suficientes y subí. No sabía dónde me iban a llevar. Pero suponía que no iban a dar un escándalo público ¿no?
Tras un rato en coche, mami aparcó y ordenó que esperásemos en el coche. Isa estuvo acariciando mi colita todo ese rato.
Que tierna colita tienes amor. Qué pena que no sirva para satisfacer mujeres. Aunque menos mal, hemos encontrado tu ocupación perfecta.
Dicho eso se rio y yo recordé que ahora mi orientación sexual había cambiado. Mis piernas temblaron. No quería coger con un hombre. Esperaba no llegar a eso.
Al rato, mami llegó. No sé qué compró. La bolsa era blanca, por lo que no leí de donde era. Arrancó otra vez el coche y volvimos a la carretera.
Se detuvo otra vez al cabo de unos minutos y de nuevo se ausentó. Volvió con otra bolsa blanca, sin yo saber qué contenía. Por las risas de Isa y mami supuse que algo para utilizar más tarde conmigo.
Y finalmente me sacaron del coche. Ocurrió cuando, varios minutos más tarde, llegamos a un edificio que reconocí como la empresa de ropa femenina de mamá y papá. Al ser hoy Domingo, los trabajadores libraban, de modo que íbamos a estar solos ahí.
Yo salí del coche. Isa me agarró de la mano. La entrada a la oficina era simple. Una puerta de cristal. Mami levantó la persiana que la ocultaba, abrió la puerta, desactivó la alarma con el móvil y cerró tras pasar Isa y yo. Adentro estaba la tienda, una gran sala rectangular, de no sé cuántos metros cuadrados. Era muy grande. Aunque no sabría detallar como de grande. Tal vez la mitad de grande que una cancha de baloncesto. Sí, más o menos así sería.
Había mucha ropa colgada de perchas y dobladas en estantes y mesas. Mami e Isa me llevaron a los probadores, situados al fondo. Allí, entramos en el más grande. Mamá no cerró la puerta. No era necesario. Estábamos solas allí. Entonces, mami me enseñó las dos bolsas que había adquirido. Isa y ella se rieron al unísono. Me temblaba el cuerpo. De una de las bolsas, mamá sacó una correa para perros y un perfume femenino canino. De otro, Isa sacó un cinturón de castidad rosa, un chupete con forma de pene, un biberón con forma de pene negro (y que mediría al menos quince centímetros), así como un consolador negro.
Hora de jugar, bebita — dijo mami.
Habrá que seleccionar la ropita para ella — añadió Isa.
Cierto — corroboró mami.
Yo estaba anonadada. Iban a usar todos esos juguetes ¿conmigo? Tragué saliva. Salimos afuera, a la tienda. Allí, mamá e Isa seleccionaron braguitas de Barbie, Hello Kitty y Minnie mouse. Todas infantiles y de Disney. Las de Barbie eran rosas, las de Hello Kitty eran blancas y las de Minnie eran rojas. También seleccionaron pendientes de Hello Kitty y Minnie Mouse, de clip. Luego agarraron una peluca rubia, lápiz labial rosa y también falda de colegiala roja, un top que no tapaba el ombligo, de Disney también. Era de Minnie también y luego escogieron un pijama femenino que consistía en un pantalón corto azul de corazones y una camiseta de Hello Kitty.
La ropa perfecta para una nenita como tú, amor — me dijo mami.
Las dos rieron y regresamos al vestuario.
Estoy harta de esa fea erección tuya — dijo mami poniendo cara de asco.
Isa la imitó.
Yo también. Eso solo es para los hombres. Solo ellos tienen derecho a empalmarse y a correrse.
Cierto — rio mamá.
Con el cinturón de castidad en la mano, mami se acercó a mí. Yo di dos pasos atrás. Isa me agarró los brazos para que no me pudiera mover.
Despídete de tu cosita — me dijo Isa —. No creo que te la liberemos nunca.
Jamás volverás a tener un orgasmo — prometió mamá —. Excepto quizás un arruinado.
Estaba muy cachondo, de modo que colocarme el cinturón ahora iba a ser complicado. Pero al parecer, mamá e Isa ya pensaron en eso y sacaron, de una de las bolsas, algo de hielo. Me aplicaron un cubito en el tronco y la erección se me bajó al poco. De nuevo flácido, mami rio.
Ese es su tamaño real.
Isa soltó una carcajada.
Me puso el cinturón sin complicaciones. Estaba muy caliente. Y notaba a mi pene tratar de salir. Sin éxito. Dolía. Dolía al chocar el glande con el tope del cinturón, que era incluso más pequeño que mi cosita. Mami me miró traviesa. Dio un lametón a mi pene enjaulado. Isa rio.
Casi me da pena saber que nunca sabrás lo que es recibir una buena mamada.
Me dio otro lametón y un beso. Si bien en mi pene no sentía nada, el solo hecho de verla hacer eso ya me excitaba.
A tu papi le encantan mis mamadas…
Empezó a mamar mi colita enjaulada lentamente, mientras me miraba a los ojos. Me guiñó uno y le dio otro suave lametón y un dulce beso. Isa reía.
Pero tranquila princesa. Harás muy feliz a un hombre. Ya lo verás. Le harás tantas mamadas que estallará de placer en tu boca y en tu cara. O en tu culo.
Isa reía a carcajadas, sin esforzarse lo más mínimo en contenerse. Sentí mi cara ardiendo.
Entonces le tocó el turno a Isa. Se arrodilló y empezó a lamer mi colita enjaulada. Dio tiernos besos como los de aquella mañana y después metió la boca en mi colita. Empezó a mamar. Adentro y afuera. Y repetir. Varias veces. Me guiñó el ojo.
Entonces se incorporó, y mami y ella se colocaron frente a mí. Empezaron a desnudarse. Se quitaron primero las camisetas, revelando que no llevaban sostén debajo. Sus tetas, firmes y sexys, revelaron pezones duros. Tuve ganas de chupar sus tetas. Ellas rieron y se quitaron los pantalones, mostrando braguitas. Azul las de mami, verdes las de Isa.
¿Te gusta lo que ves? — me preguntó mami con sorna.
Al ver que no contestaba, Isa se acercó a mí y me dio una bofetada suave, seria.
Te ha hecho una pregunta zorra. Responde.
Sí. Me gusta — susurré, tímida.
Así mejor — aceptó Isa satisfecha.
Acto seguido ambas se pusieron una al lado de la otra y se agarraron las tetas. Mami se mordió el labio inferior, de forma sexy.
Siéntate — ordenó mamá.
Lo hice. Me senté en el suelo.
Disfruta del espectáculo — me dijo Isa.
Vi como ellas se ponían una frente a la otra. Pegaron sus frentes. Mami rodeó el cuello de Isa. Acercaron sus labios y los juntaron. El sonido del beso me puso caliente. Hice ademán de tocarme, pero todo lo que toqué fue el cinturón. Ellas se dieron cuenta y sonrieron, divertidas. Acto seguido, se dieron otro beso, pero más largo. Luego otro. Se dieron varios besos. El sonido del beso era excitante y hubiera dado lo que fuera por tocarme. Vi como mami metía la mano debajo de la braguita de Isa. Empezó a tocarla debajo. Ella gimió.
No le digas a papi — me pidió mamá.
Yo negué con la cabeza. Mami e Isa empezaron a jugar con sus lenguas, liberando saliva y gimiendo. Isa también metió mano a mami y ella gimió. Entonces se separaron y sacaron las braguitas, que deslizaron sensualmente por sus perfectas piernas, hasta acabar en el suelo. Estaban mojadas. El coño de mami estaba totalmente depilado. El de Isa tenía algo de vello. Isa metió los dedos en el coño de mamá. Esta, para facilitarle la cuestión, se sentó en el suelo, abierta de piernas. Mami gemía. Estaba disfrutando realmente. Isa y ella se siguieron besando.
Mamá se puso a cuatro patas e Isa metió un dedo en su culito. El culito de mami se me antojaba apetecible. Una parte de mí sentía asco por el tema de incesto. Pero estaba tan caliente que no me importaba. En aquel momento quería follarme a esas dos hembras. Pero recordé las palabras de ellas.
Yo era un pito chico. Mi pene era una pena. Una cosita. Yo no era hombre, recordé. Mi misión en la vida era satisfacer a los hombres. Tenía que ser gay. Yo no quería. Me estremecí ante la idea. Aunque, por otro lado, una parte de mí le atraía hacer eso. Aunque sentía miedo también.
Isa metía el dedo como si de una polla se tratara. Luego metió dos. Luego tres y hasta cuatro. Metía y sacaba, haciendo gemir a mamá.
Esto es lo que nunca tendrás, bebé — me dijo Isa, sonriente.
Mami gemía.
Que rico, que jamás sepas lo que es coger con una hembra. Menos dos.
Mami iba a reír, pero gimió nuevamente. Isa metió la lengua en su ano y empezó a lamer. Metía y sacaba la lengua como si fuera una verga. Luego lamió toda la raja. Le dio varias lamidas, de abajo a arriba y de arriba abajo. Después le dio cariñosos besos, similares a los que dio a mi colita.
Echaba de menos mi colita. Quería jugar con ella y eyacular. Pero eso ya no me estaba permitido.
Cambiaron. Fue mami quien empezó a lamer la vagina de Isa y ella gemía. Lamidas y besos. Luego, mami metió un par de dedos en su vagina y la penetró. Salía liquido de sus dedos. Intenté tocarme la pija pero era inútil. El cinturón hacía su trabajo a la perfección. Isa se puso a cuatro patas y mamá le metió dos dedos en el culito. Los mismos que en la vagina y repitió la operación. Isa y mamá se incorporaron. Sus frentes sudaban y respiraban entrecortadamente. Al poco se calmaron y me miraron. Sus tetas y su cuerpo en general expulsaban sudor. Aquello me calentaba por momentos.
Mami se inclinó ante mí me dijo:
¿Te gusta zorra? El juego sigue.
Isa empezó a chupar uno de los pezones de mamá. Parecía un bebé. Mami reía.
Isa chupaba. Lamía, mordía, hincando bien sus dientes en su pezón. Luego daba dulces besos. Hizo lo mismo con el otro pezón. Luego le tocó el turno a mamá. Chupó su teta derecha y agarró la izquierda. Tras unos minutos así, el juego terminó y ambas se vistieron de nuevo. Me miraron sonrientes. Guardaron las cosas y mami dijo:
Hora de irse, corazón. Vamos a seguir jugando en casita.
Volvimos al coche y en media hora estábamos en casa. Una vez dentro, mamá e Isa me llevaron a la habitación.
Una vez ahí, mami encendió mi portátil. Lo dejó abierto en el buscador de google y luego sacó el consolador. Isa se acercó a mi escritorio y de un cajón, sacó un pequeño proyector que me regalaron en el último cumpleaños. Era negro. Lo conectó al ordenador y enchufó. La pantalla se vio reflejada en el armario ropero, que estaba cerrado en aquel momento y vacío de toda ropa, gracias a Isa. Luego, entró en una página porno. Buscó algo mientras mami se inclinaba ante mí. Podía oler su perfume, esta vez de Channel. Sus labios eran gruesos y pintados de rojo. Su cabello negro rizado. Mami me ponía muy cachondo.
Ahora Isa y yo te queremos ver jugar. Más te vale hacerlo.
Me enseñó el consolador.
Toda niña tiene que saber darse placer ¿y qué mejor que con esto? — rio —. Vas a jugar un ratito con esto. Consideralo un regalito. A las nenitas os gustan los regalos.
Isa rio y finalmente pude ver en el proyector el video que Isa había escogido para mí: Era un video sobre hombres eyaculando.
 
Mami e Isa rieron y se sentaron. Isa en mi silla de escritorio y mami en mi cama. Yo me quedé tumbada en el suelo por orden de ellas, con el consolador en la mano.
Hora de masturbarse nenita.
Era hora de saber cómo se tocaba una niña. Encendí el consolador sin problemas. Noté la vibración en mi mano derecha y escuché el sonido. Parecía como un enjambre o similar. En fin, lo metí en el único lugar que podía: mi culito. Isa y mami reían entre dientes. Empecé a rozar el virador por la raja de mi culito mientras seguía mirando aquel video.
Gime nenita — ordenó mamá.
Y mete ya ese juguete en tu culito preciosa — añadió Isa.
Obedecí. ¿Qué alternativa tenía sino? No quería patadas en mi colita. Así que gemí como una puta y dejé de rozar el vibrador, para meter la punta en el culito. Dolía un poco, pero era consciente incluso allí, de que eso no sería nada comparado con una verga real. Metí más al fondo. Gemía. Sacaba y metía el consolador. Metí más, hasta la mitad. Vi como mamá e Isa se quitaban la ropa y, desnudas otra vez, se tocaban el coño con sus manos. Metían dedos en la vagina y los llevaban a la boca. Ellas también gemían. Siguieron tocándose mientras duraba el vídeo. Finalmente logré meter al fondo el vibrador. Mami e Isa aplaudieron felices. Yo me penetraba con el vibrador. Lo metía, sacaba de nuevo, aunque no lo sacaba del todo, solo hasta la mitad y volvía a meter. Gemí.
Por fin, el vídeo terminó y me obligaron a parar. como recompensa por ser tan obediente, mami me dejó orinar.
Pero no vas a orinar como ayer. Hoy, será diferente — dijo mami.
Acto seguido sacó una correa. De animal. Me la puso alrededor del cuello.
A partir de ahora, habrá días que orinarás como perra o sentadita. Como queramos.
Así que mami me sacó al jardín y me obligó a orinar como una perra. Levantando la pierna izquierda, dejé que el pipí saliera. Isa y mamá se rieron a carcajadas. Sin contenerse.
Una vez oriné, Isa dijo:
Me han entrado ganas de orinar.
Isa y mamá me miraron sonrientes.
Que bien que tenemos un baño portátil ¿no? — sonrió mamá.
Tragué saliva.
Abre tu sucia boca — ordenó Isa.
Temblando, lo hice. Ella puso su coño a milímetros de mi boquita. Podía oler su vagina. Podía extender mi lengua para lamerla…
Atreve a lamer mi coño y te corto esa cosita que tienes — amenazó Isa. Parecía que me hubiera leído el pensamiento.
Pronto, un chorro dorado salió de su coño y llegó a mi boca, que estaba todo lo abierta que podía. Su líquido caliente y salado me inundó la lengua y llenó la boca como un pequeño charco. Parte de su orina me salpicó los hombros y la cara. Isa y mamá rieron, divertidas. Una vez el chorro paró, mami dijo:
No tires de la cadena aún, putita. Ahora me toca a mí.
Mami se puso en la misma posición y su chorro salió abundante. Llenó mí ya llena boca. La orina resbaló por mi barbilla e inundó más la boca. Tras orinar, mami me dio permiso para tragar. No antes de hacerme unas cuantas fotos con la boca abierta y repleta de orina. A mi pesar, me tragué aquel líquido amarillento y salado. Estaba caliente, pero me lo tragué todo. Luego, mami e Isa me dejaron con restos de pipí en el cuerpo.
Volvimos a la habitación. Isa quitó el proyector y entró en un chat. Un chat gay. Tragué saliva. Me ordenaron sentarme en la silla.
Ahora vas a aprender a coquetear, amor. Una niña debe saber seducir hombres.
Me dijo mami.
Abierto el chat, apareció una lista de hombres con diferentes nicks. El mío era “EsclavoMaricón3”. Trague saliva, mientras notaba frío. Aunque no hacía frío. Al cabo de unos minutos se abrió un chat y un hombre apodado “Macho43, me habló.
 
Hola mariconcito. ¿Qué edad tienes? ¿De dónde eres?
Mamá e Isa rieron. Mami dijo:
Contéstale corazón. Debes responder a todo el que te hable.
Obedecí. A ese punto, estaba ya muy sumisa.
Tengo 18, vivo en Isla.
Así se llamaba mi pueblo.
Macho43 no tardó en responder:
Rico nombre te has puesto mariconcita. Dime ¿has tenido alguna experiencia con caballeros?
No, soy virgen confesé.
Rico Macho43 parecía satisfecho. Siguió hablando. Yo soy maduro, de unos 43 años. Fornido. Calvo. Me encantaría hacerte mi esclava.
Mami e Isa no se contenían. Las risas burlonas inundaban mis orejas y yo sentía mi rostro ardiendo.
Le respondí:
Me encantaría ser su putita.
Todo lo que respondía eran indicaciones previas de mamá e Isa. Nada salía de mí. Ellas me decían qué decir o cómo decirlo.
Lástima vivimos lejos putita me dijo Macho43, para mi alivio. Pero me encantará usarte por Cam.
Todavía no — decidió mamá para mi alivio —. Pero tranquila nenita, que lo harás.
Tragué saliva.
Macho43 me pidió fotos. Le envíe algunas de mi colita enjaulada y de mi culito en pompa. Isa trajo de la cocina un plátano y me obligó a mamarlo al tiempo que me hacían fotos para enviárselas. Macho43 se mostró muy contento con esto y me envió fotos de su verga. Era muy gruesa y grande. Nada que ver con mi cosita.
Esa es una verga — me dijo Isa.
No tu cosita — añadió mami.
Y este se pensaba que podía ligar con chicas…
Dijo Isa. Se rieron mamá y ella. Yo me sentía totalmente humillada, rebajada. Me habían cambiado la orientación sexual, el género, todo forzadamente y además era pito chico. Si se podía caer más bajo, no quería saberlo. Pero vaya si se podía. Y lo descubriría pronto.
El resto de la tarde fue igual: hablando con varios hombres de lo mismo. Algunos querían saber mi edad, otros si era o no virgen, que prácticas sexuales me gustaban… yo respondía a todo sumisamente.
Cuando se cansaron, mamá e Isa cerraron el ordenador e Isa me ordenó meterme en el culo el vibrador. Lo hice. Me tumbé en el suelo abierta de piernas y metí el consolador. Lentamente, fue presionando hasta que logré que entrara todo. Dolía y molestaba un poco. Pero me aguanté.
Isa se fue a casa después de eso. Ella dijo que me daría “deberes”. Más tarde descubrí que se trataba de ver varios videos porno de humillaciones. Mami me enseñó a cocinar arroz con salchicha. Por supuesto, tuve que hacerle una mamada a la salchicha, para deleite de mami. Una vez cenamos, mamá me envió a mi cuarto. Esa noche dormiría sola. Me tumbó, arropó como si fuera un bebé y dijo:
Buenas nuevas, bebé. Papi ya sabe lo tuyo. Él, como sabes, está de viaje de negocios, para crear sucursales de la tienda en París, Tokyo y Nueva York. Es algo muy importante y estará ausente varios meses.
Se calló un momento para que asimilara sus palabras. Me entró un escalofrío al saber que papá ya sabía lo mío. Tenía esperanzas de que no se enterara, pero visto lo visto, eso no iba a ocurrir.
Y otra cosa más: Isa y yo ya hemos puesto fecha a tu virginidad: la vas a perder el 14 de febrero. Sí, así es. ¡San Valentín! — rio mami —. ¿No es romántico, princesa? Y tenemos seleccionado al chico perfecto. Buenas noche perrita, que sueñes con muchas vergas.
Mami me guiñó el ojo, me dio un suave beso en mi cosita enjaulada y se marchó, apagando la luz. Tardé dos horas en conciliar el sueño debido a la calentura. Soñé que hacía el amor con un hombre desconocido. Le hacía una mamada y él me follaba la boca…

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