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Terapia Especial. Capítulo XIV:

“La boda”

Capítulo 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/5026790/Terapia-Especial-Capitulo-I.html

Capítulo anterior: http://www.poringa.net/posts/relatos/5092896/Terapia-Especial-Capitulo-XIII.html

Rosita abría suavemente los ojos, bajo la tenue de la luz del sol, sin sospechar lo que viviría aquel día. Después de estirarse en la cama, se levanta y busca por toda la habitación sus toallas, porque quería darse un baño. De tanto buscar finalmente da con ellas, estaban en el cesto de ropa sucia del cuarto. Ella las toca y se daba cuenta de lo húmeda que se encontraban. Sin ninguna toalla para que se seque, decide ir hablar con a April para preguntarle si le prestaba una y así poder ducharse.

La Milf sonrió cuando la muchacha apareció en la cocina y le pregunto por aquello, su plan estaba saliendo tal cual tenía pensado. –“¿Las toallas?”- expresó fingiendo sorpresa, –“Sí, necesito una, ya que quiero tomar una ducha y al parecer las mías fueron ocupadas por mi mamá y mi prima”- dijo la morochita, mirando con cierta incertidumbre la sonrisa pícara de la mujer. 

April: Recién subí las toallas a mi habitación, están guardadas en el armario. Ve y saca una.

Rosita: Mil gracias, April.

April: De nada.

La Milf observaba a la morenita irse y su sonrisa era más notoria que antes, su vulva comenzaba a humedecerse con solo imaginar lo que iba a suceder. Quería ir a ver esa escena, pero tenía que ser cauta y por algo dejo una cámara para que filmara aquello. Rosita sin saber lo que le esperaba en ese cuarto, camino hacia él de manera ingenua. Al entrar quedó paralizada al ver a Tomás durmiendo sin ninguna sabana que lo tape y completamente desnudo. No podía creer lo que veía, su cuerpo entero se estremeció al observar aquella verga erecta y muy dura. 

La morochita tragó su saliva y quería apartar sus ojos de esa polla, pero por más que lo intentaba, volvía a darle una mirada. Estaba hipnotizada por esa paleta de carne, ¿cómo un hombre podía tenerla de ese tamaño?, se preguntaba a ella misma. Sin darse cuenta, comenzaba a caminar hacia donde él, olvidándose de la toalla, que iba a buscar. Sus ojos solo miraban el pene del maduro, su mente le recordaba el beso fogoso que se habían dado la noche anterior y aquella tarde cuando se comió hasta la última pulgada de ese tronco.

Al estar unos centímetros de distancia, sentía un olor bastante fuerte, que la encendía aún más. Por unos segundos se cuestionó lo que estaba a punto de hacer, pero no pudo evitarlo, era solo una jovencita que estaba bastante necesitada. Además, un miembro así no era algo que veía todos los días. Dejándose llevar por sus instintos y calentura, agarró esa tranca, apretándola muy fuerte. Se daba cuenta de lo dura que era, pajeándola suavemente con sus manos, decía en sus pensamientos: 

–“Papá no puedes culpar a mamá por haberte sido infiel con este hombre. Si esta polla es enorme, jugosa y jodidamente deliciosa. Mi boca aún conserva el sabor de su manjar y mi cuerpo se pregunta cómo se sentirá tenerlo adentro. Dios mío, qué estoy diciendo, parezco una zorra hablando de esa manera, pero no puedo negarme a preguntar aquello, si esta verga, despierta mi lado depravado”-. April seguía inquieta en la cocina, solo quería subir y observar lo que estaba haciendo Rosita con su marido, sabía que la muchacha no iba a resistirse a ese pollón. 

Vanessa y Axel, llegaban a la casa, tomados de la mano. Él se fue a su cuarto, mientras la rubia se quedó en el primer piso. Al ver a su madre, no comprendía por qué ella estaba tan feliz y a la vez inquieta. Antes de acercarse a la mujer, se encuentra con Josefina, quién le consulta si sabía que había pasado con las toallas. Vanessa recordando que cuando había ido por su maleta, vio a su madre yendo con todas las toallas a su dormitorio, se lo dice a su tía. 

Josefina le da las gracias a su sobrina y sube las escaleras, mientras la muchacha se aproximaba donde su madre. Tomás comenzaba a despertarse, sin abrir sus ojos, Rosita observa como de la uretra fluía un poco de esperma. Ella ya no resistía más, necesitaba saborear aquel pene, –“Papá, perdóname, pero necesito probar esta verga de nuevo, quiero comérmela y hacer varias cosa con este hombre”- dijo la muchacha mientras abría su boca y lamía el glande de esa polla blanca. 

El amargo sabor de ese líquido preseminal la enloquecía, continuó chupando como si fuera una paleta y el hombre soltó un par de chorros, pensando que era su esposa quien estaba mamando su miembro. Rosita estuvo a nada de ser encontrada por Josefina, sin embargo, antes de que la rubia entrada a la habitación, su celular sonó y ella contestó. La morochita se asustó cuando escucha la voz de Josefina, soltó esa verga, rápidamente busco una toalla, cubrió al hombre con una sábana y salió del cuarto. 

Josefina al verla quedó algo confundida, por el rostro y lo agitada que estaba la jovencita, pero no le dio mucha importancia, siguió hablando por el teléfono. En la cocina, Vanessa le decía a su madre que su tía andaba también en búsqueda de una toalla y la envió a la habitación de ella. La mujer al oír aquello se alteró, le recriminó a la muchacha, diciéndole que no debió haberle dicho eso y que le hubiera preguntado a ella antes. Vanessa no entendía nada y mientras discutía con su madre suben las escaleras. 

Josefina ya había entrado al cuarto, su rostro era bastante coqueto al ver a su cuñado, durmiendo en la cama, con un gran abultamiento en las sabanas. Dejo de hablar por teléfono y se acercó donde el hombre, sabía que una oportunidad como esa no iba a tenerla de nuevo. Sus ganas de probar esa polla eran tantas que simplemente se metió entre la sabana y tomo esa verga madura. –“Finalmente te tengo entre mis manos, dulzura... No sabes cuánto te he anhelado”- 

Ella se mordió los labios y comenzó a mamar esa daga que la tenía tan obsesionada. Tomás entre quejidos fue abriendo sus ojos, por la increíble mamada que estaba recibiendo. Apreciando un cabello rubio entre la sabana, pensó que se trataba de su esposa, la cual había vuelto a ser ella, así que no dijo nada, además de jadear. No obstante, al ver a April abrir a la puerta, lo dejó helado. Si su mujer estaba ahí, ¿quién era la que le chupaba el pene?

La Milf noto la presencia de alguien entre la sabana y que estaba mamándole el miembro a su esposo, así que su frustración se transformó nuevamente en excitación, Vanessa se acercaba pero April la detiene. –“Perdón hija, es que recordé que tu padre estaba durmiendo y pensé que tal vez ya se había levantado y Josefina iba a encontrarlo desnudo”-. Vanessa ríe y mira levemente dentro de la habitación, el hombre cerro justo a tiempo sus ojos, para fingir estar durmiendo. 

–“Bueno, papi sigue descansando, así que no pasó nada”- expresó la muchacha, mientras se daba vuelta y regresaba a la cocina. Tomás al oír que su hija se retiraba del lugar, levantó la sabana y ve a Josefina. La joven rubia no dejaba de chuparle el tronco, lo hacía con muchas ansias. –“Jo-Jo-Josefina... ¿Qué haces?”- preguntó el hombre con el corazón muy acelerado y agitado. 

Josefina: Oooohhh... Dios mío, es tan rica tu verga... Hhhhmm... Tiene un sabor único que me hace devorarlo... 

Tomás: Aahgg... Eso, no responde mi pregunta...

Josefina: Cuando entre, vi tu pene erecto, quería salir de esta sabana y yo soy una chica muy traviesa que no pude controlarse con una polla así.

Tomás: De... De... De-detente... Por favor...

Pero la muchacha no le hizo caso y continuo metiéndose la verga madura de su cuñado hasta lo más profundo de su garganta. El hombre miró a su mujer, percatándose que ella estaba disfrutando aquella escena. Una de sus manos se hallaba entre su vagina y la otra entre sus senos. Antes de que Tomás hiciera algo tonto, le hizo un gesto para que dejara a Josefina continuar y no la detuviera. 

Tomás: Aaahggg... Josefina... ¿Quieres que me corra en tu boca? 

Josefina: Gllluuoop... Claro, cuñado. Quiero toda tu lechita en mi boca. 

Tomás: Bien, te la daré, pero déjame ponerme de pie, por favor. 

La jovencita dejó de comer esa tranca y se arrodilló, mientras el maduro se colocó de pie y le daba un ángulo esplendido a su esposa. La mujer se lo agradecía silenciosamente y observaba como su hermana estaba maravillada con la verga de Tomás. –“Te ves tan imponente, cuñis. Prometo satisfacerte muy bien, tanto que vas a querer repetirlo”- Josefina volvía a introducirse ese pene, de forma lenta se lo engullía y se lo retiraba de la boca. 

April sentía que pronto iba a explotar en un orgasmo. Tal vez no tenía planeado aquello, pero le encantaba y sabía que esto iba a simplificar aún más las cosas. Josefina continuo mamando ese sable, apretaba los testículos del hombre y cada gota de semen que caía a su boca, ella lo disfrutaba. Finalmente él comenzó a descargar dentro de esa garganta, soltando una gran cantidad de semen. 

Josefina no sabía qué hacer con tanta esperma en su boca, sentía que se ahogaba, no era capaz de tragarlo, por lo abundante y espeso que era. Ni Benjamín ni Axel, le habían llenado tanto su boca como lo acababa de hacer Tomás, ella se ve en la obligación de tirar el semen que no podía tragar. Sus ojos estaban lagrimeando y luego de soltar esa leche que tanto anhelaba probar, toce. 

Tomás: Vaya... Pensé que ibas a poder tragarlo todo, pero veo que aún te falta por aprender cosas. 

Expresó en un tono altanero, mientras que su esposa desaparecía de su escondite por unos minutos. April estaba delirando con esa experiencia, sin embargo, un ligero mareo, la regresó a su realidad. Yendo al baño a vomitar, escuchó una conversación que tal vez no debía, era Axel con Ignacia, parecían estar discutiendo. Algo débil, se pegaba a la pared, tratando de captar todo lo posible entre ese muro que la separaba con ellos. Entonces se dio cuenta que no estaban discutiendo, sino teniendo diversión antes de casarse. 

–“¿En serio no te molesta este nuevo compromiso?”- consultaba el muchacho pasando su lengua entre los labios húmedos de su novia. –“Aahh… Pa-para nada…”- respondía ella jadeante y masajeando el cabello de Axel. –“Pe-pe-pero… So-solo… Quiero a-algo a cambio…”- agrego, estremecida con esas tiernas lamidas que le daba su prometido, pasando su lengua por su coñito y culo. –“¿Qué cosa? ¿Pídeme lo que quieras amor?”- susurro él, metiendo su dedo índice entre esos abrasadores pliegues. 

–“Uuuggh… Y-yo… Yo… Quiero… Yo quiero follar con su padre, una vez”- soltó, arqueando su cuerpo y temblando, por culpa de ese dedo que hurgaba en su interior. Esas palabras, dejaron atónita a April, quien se percataba de una tercera voz en esa habitación, la voz de su hija, quien parecía también divirtiéndose con ellos. –“Que guarra eres tía”- expreso suspirando, porque ahora ella disfrutaba de la lengua de su hermano. Vanessa se encontraba encima de Ignacia, apoyando sus grandes atributos con los pequeños de su tía.

Los labios de las muchachas se sobaban y sus alientos, sofocaban a la otra. –“Lo soy… Pero es la única forma de sacarme esta loca obsesión que tengo”- contesto, mordiendo sus labios y sintiendo un júbilo, por el roce con la suave piel de su sobrina. –“Te entiendo, yo también me sentía así de agobiada, en mi caso por no tener a Axel. Y me parece justo que tu última polla veterana, sea la de papá, porque es un extraordinario amante”- manifestó la rubia tetona. 

Ambas parecían ronronear algo que no escuchó April, y es que después de unas pequeñas frases, ellas entrelazaron sus bocas y fervientemente, intercambiaban saliva, mientras Axel, jugaba con sus vulvas. Él algo celoso por oír tantos halagos a su padre por parte de esas dos, comenzó a penetrarlas con sus dedos, revolviendo esas entrañas y retenidos por esos músculos. –“Aaaaahhhgg”- soltaron ellas en coro, con unos hilos de baba, conectando aún sus bocas. 

–“¡Diosss… Que rico Axel… Sigue asíííí!…”- exclamó eufórica Ignacia, todavía saboreando la melosa saliva de su sobrina. –“Va-Va… Vanessa, ¿tú ya follaste con tu papá?”- interpelo con la voz entrecortada y su pecho cada vez más inflamado. –“Uuuufff… Por fortuna, sí… Y es maravillo en el sexo, sus pollazos son únicos y sé que te van a encantar”- dijo dando pequeños brinquitos de placer. Axel molesto que siguieran hablando de su padre, saca sus dedos dentro de ellas y se baja el pantalón, dejando su empalmada tranca, entre medio de esos chochitos rubios.     

–“Ya paren de hablar de papá, como si yo no estuviera aquí”- expreso en un tono que destacaba el enojo. Ellas se rieron, moviendo sus pelvis mojadas contra esa robusta salchicha y dijeron de forma sincronizadas: –“No te pongas celoso. Si ambas seremos tus esposas y no te cambiaríamos por nadie”-, esa aseveración, le regresó la seguridad al muchacho. Su polla era aprisionada por esas vaginas que chorreaban sus jugos y la embadurnaban. 

Axel: Joder… Y desde ahora, ¿todos los días serán así?  

Preguntó ingenuamente, contemplando como su verga era pajeada por esas babeantes vulvas, que serían solo suya, una vez que Ignacia pase una noche con su padre. 

Vanessa: Claro, y te despertaremos todas las mañanas con una mamada. 

Ignacia: Con una felación que no vas a querer irte al trabajo. 

Dijo riendo, mientras disfrutaba del vigor de ese mástil con el cual refregaba su clítoris y sentía que se le nublaba la vista. Preso en entre esas ardientes vaginas, el pene de Axel palpitaba, queriendo explotar como un champán. Los tres de manera sincronizada, acabaron, entre tanto deleite. Agotados, quedaron recostados en la cama, las chicas, se limpiaban el semen de sus cuerpos a lengüetazos, sin embargo, su reposo sería interrumpido, por un toque en la puerta.

Vistiéndose, Axel se levantó a abrir, quedando paralizado al ver que era April, quien entró de golpe en la habitación, encontrando a las jovencitas, todavía desnudas. Vanessa miró a su madre, sobrecogida, aunque sin ningún temor, porque sabía que ella comprendería todo. April cambia su rostro serio por uno de felicidad, y abrazó tanto a su hermana como a su hija. Todo el nerviosismo que tenía el joven, de tener que explicar esa nueva relación que tendrían, se esfumó y suspiró aliviado. 

Luego de un breve intercambio de palabras, la Milf se quedó a solas con su hermana, la cual la miraba con cierto recelo. –“¿Qué pasa Nacha?”- preguntó la mujer. La muchacha sin quitarle los ojos de encima le contesta: –“¿No te parece loco ni inmoral lo que estamos haciendo? Es decir, nos apoyas como si fuera normal, algo como lo nuestro”-, la mujer sonriendo se acerca a su hermana y lleva la cara de la jovencita hacía sus gordos senos.  

April: La felicidad de mis hijos esta sobre todo, incluso de los tabús y las cosas pocas convencionales. Y el de mis hermanas también, por eso no tengo problema en aceptar esto. 

Ignacia: Ya veo… Y si te digo que acepto todo esto, con la condición de follarme a tu esposo. 

April: Estoy segura que Vanessa ya te dijo que estuvo con su padre. Tras el rechazo de Axel, ella estuvo muy triste, tanto que con el miedo que caiga en una depresión profunda, decidí que Tomás le dé una terapia especial. 

Manifestó acariciando la melena rubia de su hermana, quien se perdía en ese dulce aroma que desprendía la Milf. 

Ignacia: O sea coger. 

April: Sí, bueno… Había hecho una lista para que Tomás le dé terapia especial a otras chicas, entre ellas estabas tú. 

Confeso, asombrando a Ignacia. 

Ignacia: ¿Yo? 

April: Así es, y esto facilita las cosas. 

Ignacia soltó una carcajada, para luego perderse entre las tetas de su hermana mayor, quien parecía ser más su madre. 

Ignacia: Espero que Axel, Vanessa y yo, lleguemos a ser un matrimonio tan perfecto como ustedes dos.  
 
April: (Confundida) ¿Matrimonio perfecto? 

Ignacia: Sí, ¿acaso no lo son? 

April: Sinceramente yo no considero que tenga un matrimonio perfecto con Tom. De hecho ni él lo cree, pero nos encasillan así porque nos amamos mucho.

Ignacia: Y debe ser demasiado, porque él hace todo lo que tú quieras y a pesar de que coja con otras, él sigue prefiriéndote a ti. Mientras que tú no miras a otra persona con ganas de coger, solo lo deseas a él y no se guardan secretos. 

April: (Ríe) En eso te equivocas hermanita.

Ignacia queda sorprendida al oír eso, y April dándose cuenta que había hablado más de la cuenta, se le borró la sonrisa. 

Ignacia: ¡Lo sabía! Sabía que tú no eres una mujer fiel, como lo aparentas hermana. Sabía que nuestros genes también te afectan a ti y te enloquecen por el sexo y lo harías con cualquiera que tenga una gran verga. Así que dime, ¿con quién has cogido? ¿Ha sido algún estudiante? ¿O tal vez un colega? 

Interpeló directamente la muchacha, mientras que la mujer tragaba saliva y pensaba en lo que diría. 

April: E-Espera... ¿De qué estás hablando Ignacia? Yo jamás le he sido infiel a Tomás y nunca le pondré los cuernos. 

Ignacia: ¿Cómo? Pero tú acabas de decir que me equivocaba con decir que no deseabas a otros. 

April: No me refería a eso exactamente, sino a que hay cosas que nos guardamos sin decírselo al otro. No somos honesto todo el tiempo.  

Ignacia al escucharla vio como el brillo de felicidad en ella desapareció, había notado desde el inicio de esa semana, la mirada distinta en su hermana. Ese carisma que tanto la caracterizaba, ya no se veía como antes, sino en destellos. Antes de que pudiera preguntarle algo más a la mujer, ella se separada, excusándose que tenía que irse a alistarse. Josefina aún se encontraba en la habitación de April, estaba sentada sobre el mueble blanco, en donde la madura tenía sus joyas. 

Tomás le devoraba la boquita, mientras frotaba su enorme y palpitante verga contra el empapado coñito de la joven. April atónita observaba cómo su esposo poseído por el mismo diablo, le magreaba las nalgotas a la gemela de Ignacia, con total descaro y sin miedo de que los encuentren, mientras que su hermana, parecía totalmente dominada por él. –“Oooohhh… ¿Por qué no me coges de una puta vez?”- consulto la chica con desesperación. 

–“¿Acaso no te gusta mi cuerpo?”- añadió, tocando el pecho duro del hombre y mordiéndose los labios. –“Jajja… Debes estar bromeando, cuando me tienes loco por tu culo”- le dijo apretujando los glúteos y haciéndola chillar. –“E… E-e… Entonces, ¿por qué no me la metes?”- volvió a preguntar, sumergida en un placer tan intenso que nunca había experimentado. –“Porque aquí, solo lo hago con April”- le respondió, besándole el cuello y sin dejar de sobar su tranca contra ese chochito.  

Josefina: Dios mío… Eso quiere decir que si vamos a mi cuarto, ¿me follarías? 

Tomás: Claro, hasta saciarte puta.

La escena que presenciaba April, le devolvía ese ardor que tenía antes de irse al baño, sus pezones se pusieron erectos, asomándose en la blusa que llevaba puesta. Arañando su húmeda vulva y manoseando sus tetas, trataba de no jadear fuerte. –“¡Joooofffdeer!… Tú sí que sabes encender y complacer a una mujer, sin meterla”- aullaba Josefina extasiada. Su cuñado chupaba con mimo sus tetitas, lo que hacía que ella perdiera la cordura, temblando en ese mueble, convulsiona en un gran orgasmo. 

Fatigada dejaba caer su cabeza en los pectorales del esposo de su hermana. El maduro detuvo sus caricias a esas nalgas carnosas. Ella recuperándose de esa enorme corrida, contemplaba la vigorosa verga empinada de su cuñado, de su uretra brotaba chorros de su líquido preseminal. Se veía tan sabrosa e imponente que no podía soportar la idea de no tenerla dentro suyo o por lo menos en su boca. –“Deberíamos ir a mi cuarto”- murmuro, palpando con sus dedos ese trozo de carne.  

–“Uuff… Con gusto iría, cuñadita. Pero no tenemos tiempo para eso”- contesto él, causando un berrinche y puchero por parte de la jovencita. Uno que le sacó una carcajada y a la vez lo excitaba a darle un premio igual, por ser tan promiscua. –“No es justo que me dejes con estás ganas”- expreso Josefina, queriendo sentir toda la masculinidad de su cuñado, dentro de ella. –“Ok… Puedo hacer una pequeña excepción para ti. Darte una probadita, una pincelada para apaciguar tu ferviente anhelo”- susurro, dándole piquitos.  

Josefina no captaba el mensaje del maduro, hasta que él la tomó firmemente de la cintura y guío ese descomunal miembro, hacía su coñito. Sentir su glande presionando contra sus labios para entrar, fue la sensación más increíble que había sentido y cuando finalmente entró, todo su cuerpo colapso en un regocijo. –“¡¡Diiiiiioooooosss!!”- exclamo, observando detenidamente como esa polla desaparecía en su vagina y la exploraba en tres estocadas majestuosa, llegando lo más profundo y golpeando su útero. 

Tomás retiró su verga, totalmente embadurnada con los jugos de su cuñada, que parecía parecer de un orgasmo, pero solo temblaba. No quería dejarla así, tampoco era su costumbre a dejar un trabajo a medias, así que se agachó y aproximó su boca hacía esa vagina, que tenía un par de vellos. Capturando ese botoncito de carne, empezó a chuparlo con delicadeza, provocando el orgasmo que su penetración había incentivado. Josefina se sujetó de la cabeza de su cuñado y gimió con fuerza, liberando chorros de sus fluidos. 

Tras pararse, se acercó a esa boquita que ya había comido y la besaba con la misma pasión. Ella extasiada, se tocó ligeramente sus labios con las yemas de sus dedos, no solo su verga era increíble y sus caricias, sino que sus besos eran tan enardecedores que deseaba que no parada nunca. Sin embargo, debían acabar ahí, ya que escuchan la voz de Benjamín, quien andaba buscándola. Josefina se bajaba del mueble y se viste, busca una toalla, razón por la que había ido a esa habitación y se retira meneando su cola.

Al salir pasa sin darse cuenta de la presencia de la Milf, pues iba aún en las nubes tras ese beso y esas corridas. April entra y ve a su esposo tomando una toalla, él se da vuelta y la toma del brazo. 

Tomás: Bien, espero que hayas disfrutado aquello, trate de darte los mejores ángulos y hacer candentes las escenas. 

La mujer feliz lo abraza y le dice que era el mejor marido de todos, Tomás aprovecha a pedirle una recompensa por lo que había hecho. Él esperaba algún comentario subidito de tono por parte de ella, no obstante, la mujer agachó la cabeza y le dijo que no podía darle recompensas. Algo que confundía y abrumaba a Tomás, ella parecía cada vez más distante con él, en relación al sexo. –“Sabes, no es necesario que sigas con esto, si quieres puedes dejarlo hasta aquí”- confeso ella, de manera sorpresiva.   

–“¿Dejarlo hasta aquí? ¿Por qué?”- pregunto, tratando de entender lo que pasaba. –“Porque solo han sido juegos míos, tú no lo disfrutas realmente. Ya estoy conforme con lo que has hecho. Además, aparte de Josefina dudo que quieras con las otras tres”- explico ella, sin mirarlo a la cara. –“¿Quiénes son?”- consulto, en vez de preguntarle a su mujer, qué le pasaba. Ella caminó hasta su cajón donde saco su libreta y le mostró las 4 restantes de la lista. 

Josefina evidentemente era una de ellas, luego venía Ignacia, un nombre que pareció no asombrar al hombre, posterior aparecía Romina, que lo dejó sin alientos, pero el último. El último nombre, fue suficiente para que Tomás decida no abandonar aquel juego, que en un principio no quería hacerlo. –“¡¿Rosita?!”- murmuro, –“Sí, pensé en ella, pero ya no es necesario como te dije que continúes, amor”- respondió la mujer, sin embargo, Tomás la tomó de las manos. –“No te preocupes, voy hacerlo, por ti”- expreso.  

April en vez de sonreír y saltar de felicidad, solo le dio las gracias en un tono casi melancólico. –“Por cierto, Vanessa y Axel, quieren nuestra bendición”- dijo ella, cambiando su rostro a uno más sereno. 

Tomás: Al final, decidieron estar juntos. No sé si sentirme feliz, ya que, eso significa que Ignacia…

April: (Interrumpe) No, ella está de acuerdo. Serán un matrimonio de tres, pero a cambio quiere que le des terapia especial. 

Tomás flipó con esa respuesta y al mismo tiempo se cuestionaba por qué su esposa estaba tan rara. Le daba la opción de no continuar con la lista, pero aun cuando él hubiera aceptado aquello, tenía que seguir cumpliéndola, por lo menos con Ignacia y tras lo vivido con Josefina, ellos debían terminar follando. Era absurdo por más que pensaba ese ofrecimiento de no continuar con su deseo, acaso ella sabía de la atracción que sentía por Rosita y lo loco que estaba por ella. 

Mientras tanto, en casa de Alexander y Bella, la pelirroja caminaba por los pasillos marcando el ruido de sus tacones en las baldosas. –“¡Alexander! ¿Qué coño hacías en televisión?”- interpeló ella a su amigo, quien se abotonaba su camisa blanca. Como si no la hubiera escuchado, él continua vistiéndose, colocándose una corbata roja y luego su gabardina beige. Mirándose en el espejo, comprueba que su vello facial estaba como a él le gustaba. –“Bien, estoy listo para ser el padrino”- dijo colocando sus manos en los bolsillos del pantalón. –“No me cambies el tema... Pero ¿cómo eso que serás el padrino?”- consulto la pelirroja intrigada. 

–“Vanessa me eligió, y quiere que tú seas la madrina”- le contestó sonriendo. –“¿Ma-madrina? ¿Por qué Vanessa quiere que sea su madrina? ¿Acaso la boda no es de Axel con su novia?”- interrogo, –“Sí, pero nosotros vamos al otro evento. Al matrimonio de Axel y Vanessa”- escupió sin tapujos. Bella quedó atónita e incapaz de formular palabras, mientras que Alexander la tomaba de la barbilla. –“Por cierto, te ves guapa”- le susurro, haciendo sonrojar a su amiga que con solo tener esos labios tan cerca se había ruborizado. 

–“Pe-pe-pe... Pero ellos son hermanos”- soltó, tratando de comprender la situación y queriendo no desear esa boca. –“Sí, ¿y qué tiene? Acaso no fuiste tú, quien me dijo que ellos se amaban y merecían estar juntos, sin importar su relación sanguínea”- respondió el rubio, sintiendo una pequeña atracción por esos labios. –“Además, así vas a dejar de estar celosa de Vanessa por haberla besado”- agrego, rompiendo aquel momento mágico entre los dos. Bella frunció el ceño y le dio una bofetada, a la vez que pronunciaba la palabra imbécil. 

Ella se alejaba, sin embargo, Alexander la retuvo, tomándola de la mano, mientras observaba detenidamente su figura delgada en ese vestido tan ceñido. Sus caras quedaban otra vez de frente, ella nerviosa veía cómo él se acercaba y sus labios quedaban a la misma altura. Él pasa su dedo pulgar por el carrillo derecho de su amiga y luego la suelta, alejándose de ella, sin decir nada. Bella entendió que debía haber tenido algo en su cara y Alexander, se la quitó.  

Por otro lado, Ignacia se preparaba para ir colocándose su vestido de novia. La ducha fría que tomó tranquilizo levemente esa calentura y cosquilleo que tenía su vulva -que se había generado por la idea de que la polla madura de su suegro, sería la última que tendría en sus labios-. Diana al saber la noticia, imaginaba que Ignacia estaba amargada y en realidad sentía tristeza o frustración. Algo completamente ajeno a lo que pensaba la rubia, pues la loca idea de tener tríos todas las noches, la excitaba, asimismo despertaba una atracción lésbica por su sobrina. 

Feliz, tomaba la lencería blanca que usaría esa noche. Era un conjunto de tres piezas, comenzaba por el sujetador, un balconette que le ayudaba resaltar sus pequeñas pero firmes tetitas redonditas, continúa con el encaje con ligas y finalmente las medias. Se miraba en el espejo y al ver su gran cola, siente una ansiedad de que fuera rota. Diana entró la habitación, al verla le da unos halagos, diciendo que se veía estupenda y que de seguro iba a enloquecer a Axel con esa lencería. 

Ignacia: Eso espero... Porque estoy muriéndome por tener una gran verga dentro de mí y que sacie esta cachondez que tengo. 

A Diana le causo gracia aquello y en un tono burlista, pregunto.

Diana: ¿Qué? ¿Acaso decidiste estar esta semana en abstinencia hasta el matrimonio?

Ignacia: No, pero solo pensar en la idea que hoy voy a pasar la noche con Axel y Vanessa, me cachondea.

Diana quedó flipada con la confesión de su hermana, era como si viera a otra persona. Dudando de su palabra, la abraza y sus dedos van tocando el coño de la culoncita, quien sorprendida le pregunta, ¿qué estaba haciendo?, Diana sonriendo le contesta que quería ayudarla a sentir un poco de alivio antes de esa noche especial. Josefina que había terminado de ducharse, se vestía de forma rápida, colocándose su vestido, el cual era color lima, ajustado en la cintura y los pechos, y holgado desde sus caderas hasta sus muslos. 

Ella caminó a la habitación de su gemela, en donde encuentra a sus hermanas muy coquetas, Ignacia al verla le pide que la ayude a tranquilizar a Diana. 

Diana: ¿Por qué no quieres jugar conmigo? 

Ignacia: Créeme que me encantaría hacer cosas pervertidas contigo, pero mi cabeza solo piensa en la boda, en Axel y en Vanessa. 

Josefina se sorprendía al ver que Ignacia rechazaba una oferta de placer y no comprendía a qué se refería al mencionar a Vanessa. Pues ella estaba divirtiéndose con su cuñado, cuando le hicieron esa inesperada propuesta a su gemela. Poco a poco los invitados iban llegaron, los primeros en hacerlo fueron Alexander y Bella. Tomás y April, dejaron de lado su conversación, tras ducharse, se prepararon para ir recibiendo a cada una de las personas. 

La lista era bastante densa, sin embargo, también destacaban algunos nombres que no iban a poder asistir, como Lucrecia, Félix, Lorena, Ricardo y los padres de Tomás. Otros como las sobrinas de Tomás y Blanca, no fueron invitada, dado a que ellas todavía eran personas desconocida para la familia y de cierta manera era algo positivo su ausencia, ya que el hombre no sabría cómo lidiar con las hijas de su hermana. La Milf, también se paseaba por la habitación de Ignacia, para saber cómo estaba. 

Solo faltaban 30 minutos para la boda y todavía iban llegando personas, sin embargo, tanto Tomás y April, como Vanessa y Axel debían desaparecer por unos minutos de los ojos de todos. Así que la Milf recurrió a Rosita para que tome el lugar de ellos, mientras sus hijos se escabullían junto con Alexander y Bella, por el patio trasero. Tomás al ver a la morochita quedó con la mente en blanco. Ella lucía se preciosa figura en un vestido negro que le llegaba hasta los muslos, sin escote, pero se ceñía perfectamente. 

Terapia Especial. Capítulo XIV:



No había duda que ella se veía muy atractiva, tanto que el miembro de Tomás comenzó a cobrar vida por esa sensual jovencita, que lo miro coquetamente antes de acercarse a él. Cuando la distancia de ambos era poca, le resultó difícil moverse. April lo llamó para que se vayan, pero él estaba hechizado por Rosita, quien atrevidamente rodeo su cuello con sus manos y pega su cuerpo al de él. Esa muchacha no necesitaba la fragancia de un perfumen para estimular al maduro como lo hacía Diana o formar parte de una lista para querer cogérsela. 

Ella lo sabía y se consultaba en esos segundos, qué hubiera pasado si él despertaba unos minutos antes y la encontraba mamándole la polla. Lo más probable que aquello hubiera terminado en una cogida bestial. A unos 5 centímetros de distancia de sus labios, le pregunta: –“Papito, ¿cómo crees que me veo?”- en un tono travieso. Tomás la toma de la cintura, con mucho esfuerzo mantenía la calma, susurrándole en el oído le contesta: –“Fabulosa, como siempre”- 

Ella sonríe y le da las gracias por su alago, alejándose de él y dejándolo con un gran calentón. El maduro pensaba en ir al baño y dedicarle una paja a esa jovencita, pero escucha la voz de su esposa que lo llamaba. Despertando de ese embrujo, camino hacía donde se realizaría aquel matrimonio simbólico, entre sus hijos. En el lugar ya se encontraba Alexander, Bella, Benjamín, Josefina, Diana y April, además de los dos protagonistas de ese evento. 

Vanessa esperaba a su padre, quien le da su brazo para que se enganche de él y caminé hasta donde se encontraba Axel. Tomás al ver a su Princesita tan feliz, no pudo evitar emocionarse. Los sentimientos libidinosos desaparecían, avanzando lentamente él le pregunta a su hija: –“¿En serio estás de acuerdo de compartirlo?”-, era  una consulta que la muchacha esperaba. Durante años había mostrado ser una chica caprichosa y egoísta, pero poco a poco, fue contemplando las cosas diferentes. 

–“Si no lo estuviera, en este instante estaría volando a Londres”- contestó ella, dejando confundido a su padre. –“¿A Londres? ¿Qué ibas hacer a Londres?”- interpeló, –“Larga historia papá, otro día te la cuento. Gracias por todo”- concluyo ella, dándole un beso en la mejilla y separándose de su brazo, para quedar frente de su medio hermano, quien la toma de las manos. Tomás al observar a sus dos hijos, mirándose a los ojos, tan contentos y emocionados, reflejó en ellos el amor que fluía entre él y April, el día de su boda. 

Era una noche cálida, los nervios no paraban de invadirlo, aun cuando sabía que April no lo dejaría plantado. Sus dos amigos, Hugo y Cristian, trataban de mantenerlo quieto y que no se paseé por el cuarto, como si fuera un león. Cada minuto que pasaba, les preguntaba a sus colegas si tenía la corbata enderezada, si su pelo no se había movido, o si no estaba sudando tanto. Cuando llegó el momento de esperar a la novia, fue otro caos para él, sentía que los segundos no pasaban nunca y que el aire era denso. 

Hasta que finalmente vio a April aproximarse con Richard. Verla con en ese vestido blanco, tan elegante y hermosa, hizo que todos los miedos se le esfumaran. Vio toda su vida junto a ella, hasta ser unos ancianos. Al mirarla en ese instante, ella parecía estar bastante emocionada con el paso que daban Axel y Vanessa, de sus zafiros descendían un par de lluvia y tenía sus manos quieta en su vientre. Al acercarse a su mujer, se tomaron de la mano y se sentía raro por haber estado deseando a otra. 

April con la voz algo quebrada, comenzó a hablar, dio un pequeño discurso sobre el amor, uno en que abordó la vida, los problemas, la distancia, las dificultades que parecen las parejas, incluso la infidelidad y la muerte. Todos quedaron, conmovidos y maravillados por las palabras de April, exceptuando Tomás, quien se sintió incómodo y estaba rogando para que su esposa, finalizada. Era el momento en que él dijera algo y a diferencia de April, no supo qué decir, más que apoyaba aquel amor tabú entre los hermanos. 

Axel y Vanessa, dijeron unas breves palabras, antes de colocarse unos anillos, momento preciso en que Tomás, soltó la mano de su mujer y se alejó de su lado. Los jóvenes se besaron, sellando un compromiso simbólico. Esto alentó a Alexander, a decir las últimas declaraciones, antes de irse a la boda principal. –“Amor, sentimiento que nos recuerda que somos humanos. No solo por las mariposas en nuestro interior, sino por lo doloroso que es muchas veces, como el temor de perder a ese ser que ilumina tu rumbo”- 

Tras las palabras de Alexander, todos se movieron rápidamente hacía donde estaban los demás. Tomás que ya estaba casi a la entrada de la casa, se topó con una joven que reconoció de inmediato.  

Tomás: ¿Romina? 

Romina: Ho-hola, señor Tomás. 

Eduardo que estaba al lado de su mujercita, sintió un poco de celos, al ver que la muchacha temblaba y estaba nerviosa ante ese hombre. Tenía miles de preguntas, las cuales se desvanecieron al ver a April, la Milf se acercó y agarro del brazo a su esposo, pegándolo a sus senos. Eduardo no dejaba de mirar el escote de la mujer y por el cual se le comenzaba a derretir la boca, además de sentir que su verga se empinaba. La mujer ignoró la mirada lujuriosa y Romina no se percató de la actitud del maduro, pues ella estaba distraída con Tomás. 

April: (Sonríe) Vaya Romi, te has transformado en una mujer muy guapa y con unos senos, bastantes provocadores. (Ríe)

La mujer mira a Eduardo, quien seguía atolondrado con ella y trataba de no hacer nada estúpido, diciéndose a él mismo: –“Joder, pero que buena está esta mujer. Ahora entiendo porque su hija es un bellezón y de dónde sacó esas tetazas”-  

April: Y tú, ¿quién eres? 

Eduardo tartamudeo hasta que fue capaz de articular las palabras y le explico a la pareja que era el tío de Ignacia, Josefina y Diana. 

April: Aaahh... Eres el tío de mis hermanitas. 

Eduardo: ¿Her-hermanitas? 

April: Sí, mi madre es Violet. Soy su hija de soltera, su bastarda para ser exacta.

Apenas termino de decir eso, vio cómo una sombra se asomó detrás de Eduardo. Era Emma, quien se les arrimó. 

Emma: ¿Cómo han estado mis terapeutas favoritos? 

Antes de que ellos le dijeran algo, la joven quedó embelesada con Alexander, que pasaba a su lado. El muchacho no le prestaría atención, aunque si a la persona que estaba más atrás. Sus iris verdosas, brillaron y sus pupilas hicieron enorme al apreciar a Vicky, quien estaba con un vestido rosa, donde sus grandes atributos resaltaban. Victoria se aproximó hacía la pareja, con su pancita ya redonda, provocando una pequeña risita en Tomás. –“Quién diría que en el matrimonio de mi hijo, me rencontraría con mi agresora de la época escolar”-

Esa declaración dejó estupefacto a Eduardo, quien no conocía esa historia, –“Oye, ya te pedí perdón por eso. Además la culpa era tuya, por ignorarme, aunque mi hermana termino peor, la dejaste loca”- dijo, abrumando más a Eduardo, y captando la atención de Benjamín. El hombre miraba a Tomás, con quien había hablado un par de veces por teléfono y ahora que lo conocía, resultaba no solo tener una historia con Romina y Emma, sino también con Vicky e Isidora. 

Luego de esa corta conversación, la pareja guio a Eduardo, Romina, Emma y Vicky a una de las mesas, en donde estaban Bruno y Agustina. Ignacia estaba lista y se notaba su nerviosismo. La culoncita decide bajar junto con sus hermanas, al llegar al patio, donde todos estaban ya reunidos para celebrar la boda, ve a Axel esperándola y a su lado Vanessa. Álvaro se acerca a su hija y, April hace lo propio, mientras Josefina y Diana se mantenían a su lado. 

April le sonríe a su hermana y le dice que se ve muy linda. Violet aprovecha que su esposo la había dejado sola y se acerca donde Eduardo. La mujer sonríe de forma traviesa y le dice a su cuñado: –“Veo que mi hija, al final decidió invitarte”- 

Eduardo: (Sonríe) Sí, debo admitir que me sorprendió su invitación, pero me alegro que ella me considere parte de esta nueva familia. 

Violet decide sentarse al lado de Eduardo, mientras acomodaba la silla le susurra en el oído: –“Yo siempre te he considerado parte de la familia, por cierto te ves más guapo desde la última vez”-. Eduardo tragó saliva y de forma breve recordó que esa mujer, en los últimos años antes de distanciarse de su hermano, le había coqueteado más de una vez, incluso estuvieron a nada de cometer un pecado. 

Violet podría ser una mujer ya de 55 años, pero seguía siendo muy atractiva para su edad. Ella observa a Romina, quien estaba calladita, –“Y esta chica preciosa que te acompaña, ¿quién es?”- preguntó mientras colocaba su mano en la pierna de Eduardo. 

Eduardo: (Nervioso) Es... Es mi novia. 

Violet: (Sorprendida) ¿Tu novia? 

Eduardo: Sí, mi novia. 

Emma: Y yo soy su hija.

Interrumpió abruptamente Emma, con una sonrisa y pegándose a la espalda de su padre. 

Violet: ¿Hi-hija?

Pronunció con mucha dificultad por el asombro. 

Emma: Así es.

Contesto, mientras observaba a Alexander en la otra mesa, fumando. Violet miró a Eduardo esperando alguna explicación de lo dicho por la muchacha que lo tenía abrazado. 

Eduardo: (Suspira) Emma es producto de una de mis tantas aventuras de mi juventud. No me enteré de su existencia hasta hace poco, y como su madre ya no está, me hago cargo de ella como corresponde. 

Respondió, contando la historia a medias, y es que habían concordado que no dirían la verdad absoluta a todo el mundo, por lo enredosa que era. Violet le costaba asimilar todo lo que se había enterado de golpe, mientras que su esposo entregaba a una de sus hijas al prometido. Ignacia le sonrió a Axel y este a ella, así se dio inicio a la ceremonia, en donde fueron el centro de atención de todos los presentes, exceptuando cuando Camila apareció con Simón, el pequeño con un trajecito, cautivaba a todas las presente, incluso a Violet. 

Era la primera vez que sentía algo por uno de los hijos de April, el ángel que desprendía el menor de los hermanos, era mágico. En sus ojos veía a su primera hija, con la cual nunca había intentado tener una relación. Los novios realizaron su primer baile, por un momento, Axel bailo con Vanessa, algo que desconcertó a la mayoría de invitados, pero que no le dieron mucha importancia, porque conocían que ambos hermanos eran muy cercanos. 

Tomás nuevamente rememoraba en su pasado, cuando bailo con April, estaba muy preocupado en no pisarle los pies, algo que causo la risa en su esposa. Ella después de unos segundo, le levantó el mentón e hizo que la mirada fijamente a los ojos y confiada en que no iba a cometer ninguna equivocación. El pasado volvía a atacarlo, abrumándolo, así que decide ir por Simón y cargarlo un rato, ya que el pequeño lo tranquilizaba. Al estar cercándose a su hermana, ve como sus dos viejos amigos se le aproximaban.
 
–“Y los tres mosqueteros, se vuelven a reunir después de mucho tiempo”- dijo Hugo, con una sonrisa. Abrazando a su viejo camarada de la época escolar, finge una sonrisa, al mismo tiempo que observaba a su otro colega que parecía absorto en la figura de su hermana. –“Joder, Cristian. Tú ni con los años cambias, pero es mejor que ni te hagas ilusiones con mi hermana”- expreso. Camila por su parte, le regaló una sonrisa a aquel hombre que la admiraba. 

–“¿Hermana?”- pregunto un atónito Hugo, –“Sí, larga historia. En resumen, mi padre no es un santo”- contesto él, antes de darle un pequeño golpe a la cabeza a Cristian, para que espabile. –“Sí, felicidades por la boda de tu hijo, gracias por la invitación amigo del alma. En otro tema más importante, ¿cómo te llamas señorita?, yo soy Cristian Echeverría, tengo 40 años, estoy soltero y soy abogado”- manifestó con total osadía. Hugo miró a Tomás, quien se largó a reír, al añorar los viejos tiempos.   

–“Serás cabrón. Tenemos 40 años y aun así, ninguno parece haber cambiado a como éramos hace 22 años atrás”- afirmo Tomás, que sentía los brazos de su esposa rodeando su brazo. –“Tomás, él único de los tres que ha cambiado aquí, eres tú”- contesto Cristian con una sonrisa, –“Te sacaste la lotería con April. Dejaste de ser huraño, rencoroso y engreído”- agrego, saludando con un beso en la mejilla a la mujer de su amigo, –“Eres el único que ha tenido hijos de los tres, algo que parecía improbable hace 22 años atrás”- refuto Hugo, saludando de la misma manera a la mujer. 

Tomás sonrió y dejó de agobiarse por esos sentimientos que lo invadían, cargando a Simón, mira a su esposa y la besa. –“Tienen razón, soy un afortunado. Pero eso no te da derecho Cristian a coquetearle a mi hermana”- respondió, generando sorpresa en su amigo, –“¿He-hermana?”- exclamo, haciendo reír a todos los que estaban ahí. Desde la distancia, Belén vigilaba a Eduardo, no le había quitado el ojo desde que prácticamente se sentó, se moría por ir a su lado, pero no podía huir de su tía. 

Rosita hacía lo propio, pero ella observaba a Tomás, pensando de qué manera podía ir acercándose a este. Por otro parte, Josefina, Diana e Ignacia, se aproximaron a saludar a su tío que no veían hace tiempo, de forma amable y alegre. Eduardo al apreciarlas de cerca quedó maravillado, pues esas chicas desde la última vez que las vio, se habían vuelto más bellas. 

Josefina: Hace mucho que no nos veíamos tío, ¿algo interesante que te haya ocurrido? 

Eduardo: Mmhh... Muchas cosas, mis niñas. Para empezar, tengo una hija, les presento a su prima, Emma.

Expreso entusiasmado, sin embargo, Emma en ese instante no le hacía caso, ya que se encontraba con Bruno jugando. –“Eso es trampa hermano, acordamos a pelear sin armas”- decía la muchacha, –“Ahora parecen ser más hermanos, de lo que eran cuando vivían juntos”- comento Agustina entre risas. Las otras tres se miraron con incredulidad, creyendo que su tío les estaba gastando una broma. 

Eduardo: (Suspira) Se creció con Bruno, por eso le dice hermano y es tan apegada a él. Pero sigamos, además de Emma, estoy esperando otro hijo. 

Señalando a Vicky, que estaba en frente de él, las muchachas quedaron sorprendida con esa declaración y de forma simultanea preguntaron: –“¿Hablas en serio?”- 

Eduardo: Sí... 

Contesto, las jóvenes se allegaron donde Victoria, la saludaron y tocaron su barriguita con delicadeza. 

Eduardo: Bueno, y lo último, es que estoy saliendo con alguien. Les presento a Romina, niñas. 

Dijo, tomándola de la mano. Las hermanas al ver a Romina, no podían creer que su tío este saliendo con una jovencita, teniendo a una mujer embarazada. Además sintieron un poco de celos de Romina, pues tenía unos enormes melones, con los que habían robado mucho la atención de los hombres. Vanessa aprovechando que su amiga tenía la guardia baja, se le acerca y la abraza por la espalda. –“¡Ey, Edu! Préstame unos minutos a Luxure”- manifestó con una sonrisilla traviesa y haciendo sonrojar a la parejita. 

Ignacia que veía como se empezaban a formar grupitos, no obstante, todavía no estaban todos dispersos, aprovecha para llamarlos e invitarlos a sacarse una foto familiar. Tomás, April y Simón fueron los últimos en acercarse para el retrato. Fue en ese momento en que él se percató de algo, Josefina no llevaba bragas y su vestido al estar un poco levantado, mostraba perfectamente esa vagina cachonda. Él sostiene a su pequeño hijo con un brazo y con la mano desocupada nalguea suavemente a la muchacha. 

Introduciendo sus dedos en la vulva húmeda de su cuñada. La joven sorprendida dejo salir un pequeño suspiro, que Benjamín percata y le pregunta si le pasaba algo, ella responde que nada, solo tuvo un pequeño escalofrío. Tomás le susurra en el oído: –“Eres una chica muy traviesa, cuñadita... ¿Cómo se te ocurre andar sin nada aquí abajo?”- mientras sus dedos seguían deslizándose dentro de ese joven coño, que comenzaba apretar con fuerza y a gotear más. Ella con una sonrisa juguetona le responde: –“Se me olvido”- 

Durante toda la sesión fotográfica, Tomás jugo con el coñito de su joven cuñada. La muchacha resistió como una campeona al no dejar salir ningún gemido a pesar de que termino corriéndose. El hombre retiro sus dedos mojados y sin que nadie los esté viendo, él acerca esas extremidades a la boca de la muchacha, quien abre sus labios y chupa esos dedos que la habían estado violando. Los saborea como si fuera una polla, para después sonreír con un rostro bastante excitado.

Josefina ingenuamente pensó que su cuñado iba a invitarla a escabullirse a alguna de las habitaciones, para concretar lo que habían iniciado desde muy temprano. No obstante, Tomás solo le sonrió y continuo en lo suyo, que era pasear a Simón y conversar con sus viejos amigos. La joven se sintió frustrada, el no poder culminar ese jugueteo en una maravillosa follada. El hombre reía por cada una de las historias que rememoraba con sus amigos, Camila lo acompañaba de cerca, intercambiando miradas con Cristian.
 
Hubo un momento en que Hugo se fue al baño, Cristian por un trago más, y Camila se fue hacía donde se encontraba Bruno. Tomás al desviar su mirada, observa a Rosita que estaba compartiendo con su prima, la muchacha al verlo solo, deja a Belén y se acerca a él. Romina hablaba con Vanessa y seguía constantemente a Tomás con sus ojos, –“Oye Vanessa, el niño que tiene tu padre en sus brazos, es tu hermano menor, ¿verdad?”- pregunto con curiosidad. 

Vanessa: Sí, él es Simón. Te diría que sería mi último hermano, pero como mis padres nunca se sabe.

Romina: (Ríe) Veo que ellos aún tienen una vida sexual muy activa. 

Vanessa: Sí... Muy activa...

Ambas muchachas clavaron sus miradas en el hombre, no dejaban de observarlo, mientras él conversaba con Rosita, quien no perdía el tiempo para coquetearle. Romina y Vanessa se acercaron a ellos, el hombre al verlas, deja de tomar atención a la morochita y sus ojos se centraron en esos enormes pares de senos. Tanto Romina como Vanessa se daban cuenta que el maduro las devoraba con la mirada y eso en vez de molestarlas las excitaba, aunque Vanessa, solo pensaba pasar ese día con Axel. 

A pesar de perderse en el bamboleo de los senos de su hija, Tomás era consiente que ella ahora tenía a alguien y por ende sus aventuras incestuosas habían llegado a su fin. Todo lo contrario ocurría con Romina, a quien solo quería devolverle esa humillación que le hizo pasar en Francia. Algo que ella estaba esperando, pues la única vez que la joven puso en duda su amor por Eduardo, fue cuando conoció a Tomás. Además se moría de ganas de volver a ver la gruesa herramienta que poseía ese hombre entre sus piernas. 

Rosita se colocó celosa, ya que Romina se estaba llevando toda la atención del maduro. Algo inusual, porque solía ser ella la única que brillaba en los ojos de él, pero en ese momento, tenía una rival que le estaba quitando esa mirada fogosa. April apreciaba todo desde la distancia, su vulva mojada reflejaba lo excitada que estaba con todo lo que estaba ocurriendo, sin embargo, otro mareo le recordaba que no podía distraerse en sus lascivos jugos.  

El tiempo fue avanzando, la charla con las jovencitas se hacía más íntimas y a la vez cachonda. Romina poco a poco se iba soltando más, ya no le importaba que piensen las demás al tratar de llamar la atención de Tomás, usando sus tetas. Aunque claro, Rosita tampoco perdería su oportunidad de llamar la atención de él, pegándose a su brazo, rodeándolo con sus gordos melones de chocolate y susurrándole cosas en el oído, Tomás se sentía en el cielo con esas dos chicas. 

April sin que nadie se percate, desapareció del lugar, mientras tanto Axel se presentaba a Eduardo y comenzaban a charla por un rato, acompañados por Álvaro. Ignacia compartía junto a sus hermanas y Vicky, en tanto Benjamín, se acercaba a Bruno, Agustina y Emma. Camila haciéndole un favor a su hermano, fue a buscar a Simón para dar unas vueltas alrededor de la casa. Ella cargando al pequeño que prácticamente estaba a nada de caer en los brazos de Morfeo, se alejó dándole libertad a Tomás con esas adolescentes.  

Vanessa ve a Alexander alejado de todos fumando tranquilamente, Bella no estaba a su lado, porque ya se había ido al hospital. Ella fue tras de él, porque quería darle las gracias por todo lo había hecho. Dejando a su padre a solas con esas dos que solo querían comerle la verga y disfrutar una buena cogida con él. Belén buscaba un momento a solas con Eduardo, ella también quería dejarse llevar por la lujuria en esa casa, pero el hombre parecía bastante ocupado.

Al paso de unos minutos, Romina iba tomando ventaja sobre Rosita, su cuerpo voluptuoso tenía completamente hipnotizado a Tomás. Pero cuando estaba cerca de cerrar su victoria, Rosita volvía a la competencia, con un solo roce de su figura contra él. Los ojos de Tomás, se perdían en esa piel ébano, en esa cinturita de avispa y esos labios carnosos que lo invitaban a una acalorada batalla. Él suspiraba al tener a esas dos tan cerca, no quería elegir una, pensaba que sería mejor que ambas colaboraran y terminen un trío.   

Pese a que esa larga lucha se alargaba, finalmente Romina cede, al irse al baño. Rosita queda atónita al verla irse, y luego sonríe de felicidad, nuevamente estaba a solas con ese hombre que la enloquecía. Mira directamente a la entrepierna de él y aprecia el gran bulto que tenía en su pantalón. Ella en sus pensamientos se decía: –“Toda esa carne será mía, solo mía”- Tomás sin dejar de observarla, contempla cómo ella acorta la distancia entre ambos.

Rosita: (Mirando la entrepierna del hombre) Tomás... ¿No te molestaría si desde ahora te llamo, papito?

Tomás: No... Para nada... 

Rosita: (Sonríe) Genial. Papito, ¿qué te parece si vamos a esa mesa que está apartada y me dejas sentarme en tus piernas? 

Tomás: Lo que tú digas mi Cenicienta.  

La muchacha caminó delante de él, meneándola su pomposa cola redonda, hechizándolo con esa danza. Al llegar a la mesa en donde nadie los interrumpiría, Tomás tomó asiento y ella acomoda perfectamente su trasero, de tal manera que sus nalgas apretaban fuertemente ese tronco. Mientras tanto Romina en el baño, se miraba en el espejo, tratando de destacar más con su escote. Ella tenía sus pezones completamente duros, su vulva húmeda y con un cosquilleo enorme, necesitaba ganarle a Rosita y follar como loca con el padre de su amiga.

Aunque el combate ya estaba perdido, pues en esos minutos, la morocha no perdió el tiempo y besaba sin pudor al hombre, al mismo tiempo que sus glúteos, subían y bajaban, sobre esa tranca que solo ansiaba salir del pantalón. Las manos de él manoseaban esos gordos y firmes pechos, como si quisiera romperle la tela del vestido y liberar esas ubres. –“Ooohh… Como me pones, papito”- murmuro ella con picardía, enroscando su lengua con la de él, otra vez. 

Tomás poco y nada le importaba si alguien los atrapaba, por él, le arrancaba el vestido y la cogía ahí mismo. Perdido en esos labios gruesos, ni siquiera se preocupaba en dónde podía estar April. Laura en un desvío se percata que su hija estaba junto al hombre, algo que la asombró. Acercándose hacía ellos, ignoraba completamente que se estaban comiendo las bocas mutuamente. Aunque si tenía la impresión de que estaban muy cercanos, como si fueran una pareja coqueta. 

Justo cuando ella estaba en la distancia adecuada para percatarse lo que ocurrían en verdad, ellos dejaron de morrearse. –“Eres una bomba, Rosita”- susurro él, soltando esas tetas, para tocar la piel negra que tanto le encendían. Riéndose, intercambiaban miradas lujuriosas, hasta que notaron la presencia de Laura, la cual los cachondeó más. La mujer le pregunta a su hija a que se debía el cambio de actitud, la muchacha sonríe y mirándola su madre le contesta.

Rosita: Digamos que descubrí el principal motivo por el cual le fuiste infiel a mi padre con este hombre.

Laura: (Nerviosa) ¿Qué?

Rosita: (Moviendo su cola y frotándola contra la polla del hombre) Me di cuenta que él a diferencia de mi padre, tiene un gran, pero enorme e inmenso corazón. Hhmm... No te culpo por engañar a mi padre por eso.

Tomás estaba enloqueciendo con ese meneo de cola que pajeaba a su paquete. El deseo de liberarlo y clavarlo dentro de esa jovencita traviesa aumentaba. Más con Laura tan cerca, envalentonado, fue sobando con las yemas de sus dedos descaradamente en las piernas de Rosita y fueron subiendo, hasta estar a unos centímetros de esa vagina húmeda. El corazón de la joven se aceleraba y él acerco su boca en el oído de ella, susurrándole: –“Caramelito, si sigues moviéndote así, no podré controlarme”- 

La muchacha giro su cabeza, quedando cara a cara con el maduro, sus labios se rozaban y en un tono coqueto ella le responde.

Rosita: Perdón, papito... 

Laura: ¿Papito?

Rosita: (Acariciando la cara de él) Mamá... He comenzado a ver a este buen hombre como un padre, y que estaba muy equivocada al pensar que era malo, ya que ahora sé que haría y daría cualquier cosa por una hija.

Tomás: Espero que no te moleste Laura que ella me diga así, o que me vea como un padre. 

Laura: No... Para nada...

Tomás: Que bien, porque yo también la veo como una hija y quiero dárselo todo. 

Laura: ¿Todo? 

Tomás: Todo mi cariño y amor. 

Rosita: Aagh... Sí, papito... Dame todo tu cariño y amor.

Laura estaba confundida con lo que observaba, pareciera que su hija y Tomás sentían atracción mutuamente, más que verse como padre e hija. El ambiente se hacía muy candente incluso para ella. Laura se levantó y se retiró del lugar pensando que solo eran imaginaciones suyas, que su hija solo estaba tratando de crear una buena relación con Tomás. De nuevo a solas, ella lo besa, la verga dura del hombre se sentía genial, incluso si estaba dentro de ese pantalón. Rosita ya no resistía más y le pide que le dé todo su cariño y amor. 

Tomás: ¿Quieres ir a mi habitación? Ahí podré darte mi cariño y amor sin que nadie nos moleste. 

Rosita: Sí... Sí, por favor... Vamos a tu cuarto, papito...

Ambos se levantaban del asiento en donde prácticamente habían estado cogiendo vestido y entraban a la casa, para concretar aquello. Tomás estaba contento, porque finalmente iba a follar con Adara, iba a hacer realidad todas esas fantasías que tenía cuando le dedicaba una paja. En tanto, Eduardo para de hablar con Axel, quien se iba junto a Ignacia y Vanessa, él mira hacía su costado, en donde estaba Belén, pero ella ya no estaba ahí. De repente, siente como unas manos tocan sus piernas y una lengua se pasea por su entrepierna. 

Él ya tenía su tranca dura, con tantas bellezas que había visto esa jornada, pensó que se trataba Belén, quien se escabullo debajo de la mesa, para darle una probada a su polla, algo que no hacía hace unas semanas desde que se tuvo que ir donde su tía. Aquellas manos fueron liberando su paquete, al bajar la bragueta, desabrochar el cinturón y el botón, para luego quitarle el calzoncillo. Poco a poco fue sintiendo esa lengüita trazando por su estaca, pero antes de sumergirse en el gozo notó algo, un cabello rubio sobre salía del mantel.  
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