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Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo. XVII

Su mejor amiga. No sé el porqué pero sí el cómo. XVII

Entonces ahí se me paralizó el corazón. La misma o peor sensación que el día anterior, ¡Peor! cien por ciento peor porque ahora estaba totalmente perdido. 

- Juan... Juan, ¿Me estás escuchando?- Me buscaba con la mirada y volví en sí.
- Maca, par...-
- No, Juan. No voy a parar o si. Voy a parar esto.- Me dijo y me corrió la cara.
- ¿cogiste con alguien?- Pregunté después de unos segundos en un silencio atroz.
- ¿Qué importa, Juan? ¿Que tengo que dar explicaciones?-
- ¿Cogiste con alguien?- Retruqué y se cruzó de brazos. - ¿Te cogió bien?- Pregunté ante su silencio y no sé si me reconocía en lo que decía.
- Qué te importa...-
- ¿Te cogió bien?-
- ¡No! o si... no sé ¡Juan!- Se tomaba la cabeza. - No importa si me cogió bien o si no. Lo que importa es que te extrañé, boludo ¿Entendés?-
- ¿Y qué importa? Ya está, ya volviste, ya estamos juntos. - froté sus brazos, tratando de darle tranquilidad con una sonrisa.
- Boludo, vas a casarte con mi mejor amiga, ¿Entendés que no hay forma de lo nuestro? Yo te necesito, Juan.- 

Dijo eso y la besé. La besé con pasión porque yo también la necesitaba. Yo también extrañaba su boca, sus besos. Extrañaba no pensar en mi vida, que paradójicamente, era más clandestina que esta relación. Me alejó y pude ver que sus ojos se llenaron de lágrimas.

- Maca. Si es necesario me voy unos días a tu casa. No sé, invento una pelea, un familiar enfermo, un viaje con amigos. No sé...-
- Juan, ¿Te estás escuchando? Vos no sos así de pelotudo.- Me hablaba como lo hacía antes de tener todo esto. Aunque tenía razón.
- No te quiero perder...-
- Nunca nos tuvimos.- Seguía cruzada de brazos y mirando para otro lado.
- ¿Lo podes pensar?- Traté de tomarle la mano y me la sacó.

 Nos quedamos en silencio. Miró el reloj y se fue. No se despidió, no respondió. La esperé que vuelva, como en las películas donde se arrepiente y vuelve para besarlo y le dice que es el amor de su vida y... Todo eso que no tenía sentido. 
 Volví a la oficina. Paula me había escrito. No respondí. Mi vida se estaba yendo a la mierda. La base de tranquilidad que tenía, se derrumbó en un instante. Me estaba enamorando de la mejor amiga de mi futura esposa, ¿Me estaba enamorando o me daba la tranquilidad que había perdido con mi pareja? ¿Y mi pareja? ¿Qué habíamos hecho? ¿Qué hicimos? Sentí una ansiedad nunca antes experimentada. Terminé en el baño mojándome el rostro, tratando de tranquilizarme. 


 Esa tarde regresé a casa. Lo medité lo suficiente sentado en la punta de la cama. Armé un pequeño bolso lleno de ropa. Debía haberme ido, debía no esperarla, pero lo hice. 

- Juan, para...- Se abalanzó apenas me vió con el bolso.
- Lo de ayer, Pauli... Fue demasiado.- Un nudo en la garganta me invadía.
- Pero vos dijiste que quedaba en ese día y que después... que nos olvidábamos.- 
- ¡Pauli! ¡Te cogió el culo como una puta¡- Le recriminé, alterado.
- ¿Yo me dejé coger el culo? ¡Vos!- Me señalaba culpandome. - ¡Vos fuiste el que le dijo que le dé un regalo!-
- ¿Y después?-
- Y después se me fue de las manos, ¿Qué querés que te diga?. - Me dijo y se sentó desplomada al lado. - Se me fue de las manos pero vos nunca pusiste un freno.-
- Me habías dejado afuera.-
- ¿Sólo importaba si estabas adentro o afuera?-

No contesté, ¡¿Qué carajo le importaba eso?! o quizás importaba mucho. Nos quedamos unos minutos mirando el techo. En ese agobio tan cansino. 

- Pauli, creo que es momento de que nos digamos las cosas a la cara. -
- Me parece bien...- Contestó. - ¿Me engañaste?- Empezó sin darme espacio a que sea yo quién llevaba acabo el inteerogatorio.
- ¡Pero por favor!- Golpeé mi pierna indignado. - ¿Qué decís?-
- ¡Y qué se yo, Juan! Dejaste que me rompa el culo un viejo. - 
- El culpable soy yo...-
- No estoy diciendo eso solo que...- 
- ¿Te cogiste a otro viejo?-

-Juan... por favor...- Me miró fijo como buscando la verdad en su mirada.

Respondió igual que yo. Respondió como sabiendo que yo mentía y que ahí estaba descubriendo que ella también lo hacía, <<¿Se lo cogió antes? Pero si hasta hace poco de casualidad me chupaba la pija>> Pensaba, mientras afirmaba con su cabeza, haciendo que le creía. 

- ¿A dónde va todo esto?- Pregunté, mirando el piso y moviendo mi pierna, canalizando el nerviosismo. 
- No sé, pero tampoco podemos negar que te calentó.- 

La mire y no respondí. Sentí su mano sobre mí pija. 

- Al toque te pones duro...- Me Susurró. 
- Porque ayer me dejaste afuera...- 
- Cuando te ví estabas todo acabado.- Retrucó, suave, excitante, fáctico.

Su mano seguía tocandome. 

- ¿No te calentó ni un poco lo putita que me puse?-
- Pauli...- 
- Respóndeme... m¿Te calentó o no?- Comenzó a bajarme el cierre y desabrocharme el pantalón.
- Un poco, si.-
- ¿Y con tan poco ya te pusiste tan duro?-

Sacó mi pija que ya estaba dura y comenzó a pajearme, lento. 

- ¿Te gustó que no te haya dejado que me cojas el culito antes que el viejo?-
- Basta, Pauli... en... en serio...- 

ella continuaba lentamente. intentó besarme y la esquivé. Poco a poco fue bajando.

- Cambiaste mucho...-
- Vos querías esto.- Respondió y se la metió hasta el fondo. - Que rica que está. - Sonrió.

 Me la chupaba despacio, hasta el fondo. 

- ¿No te atragantas con la mía?- Le pregunté, empujando un poco su cabeza, sin dejarla responder, hasta que sentí que se ahogaba. - No me dejaste cogerte, hija de puta.- Mordía mis dientes, enojado.

continuaba haciendo presión hasta abajo. Ella agarró mi mano libre y se la llevó hasta su culo. La solté. Ella se paró y se colocó frente a mí, dándome la espalda. Dejó caer si pantalón y corrió su colaless. 

- Mirá cómo me lo dejó el viejo hijo de puta.- Se abría los cachetes. - Encima tardé en bajar porque me había llenado de leche mal.- 

Estaba abierta, detonada como nunca. Escupí un dedo y se lo metí.

- Ay... despacito porque don Lucio me dejó lastimadito. - Me beboteaba. 

Le cogía lentamente el culo y me comencé a pajear.

- ¿Y sabés porque también tardé tanto?- Ella se giró, agarró mi pija y se la metió de lleno en la concha. - ¿Querés saber? - Afirmé, mientras ella comenzaba a subir y bajar más rápido. - ¿No te vas a enojar?- 

- No...- Negué y tragué saliva mientras ella gemía y me agarraba la espalda. 
- Salí del baño y el viejo estaba en la puerta, esperandome. Vos ya me habías dejado, malo...-
- ¿Qué hiciste?-
- Yo nada... - Sonrió. - Se te está poniendo muy dura, amor... ¿Te calienta?-
- Qué hiciste...- Trataba de ser firme pero no voz se quebraba de excitación.
- Yo no hice nada, te digo. El viejo me metió al baño y me obligó a limpiarle la pija con agua, ¿Y sabes qué? ahg...- Se sentaba cada vez más lento y hasta el fondo. 
- ¿Que más?-
- Me empezó a meter los dedos gruesos en la conchita... ahg... y me pajeaba muy fuerte. ah...- Me contaba y cerraba los ojos, recordando la hija de puta. 

Aceleré el ritmo, ni sabía porqué.

- Y vos sabés que esos dedos me pueden y una vez limpia me obligó a chuparsela un poquito. Me hacía dar arcadas, amor...- Me ponía voz de puta. 
- Sos una mierda...- Le contesté con asco, y la cogía más fuerte.
- Y se le paró un poquito y me la metió en la entrada del culo. Me decía que necesitaba volver a cogerme el culo, que era muy puta... ¿Y sabes qué- No respondí.

La di vuelta y la tiré sobre la cama para que se ponga en cuatro. La tomé del pelo y comencé a cogerla sin asco.

- ¿Qué? ¡Decime, puta!- Mordía mis labios en cada embestida.
- Ah... ahg... ahg... Don Lucio tiene razón, amor... ahg... ahg... soy muy puta... ahg... lo descubrí y es tu culpa...ahg...- Ella tiraba el culo hacia atrás y en cada palabra, nuestros cuerpos se golpeaban cada vez más violento. 
- Puta de mierda...-
- ¿Te calentó como me cogió el culo? ah, ah, ahg, decimelo... ahg.-
-Si, puta, si... - 
- ¿Me dejas que mañana vaya a comprar y me deje coger el culo? ah, ah ah, despacio, Juan, ¡ahg! despacio, me estás lastimando.-

Yo estaba ido. escupí su culo, de un movimiento se la metí.

- ¡Para, Juan! ¡Me duele! aaaah...-
-¿ Y ayer no te dolía, puta?- 
- ahg... ahg... pero me gustaba...-
- ¿Y ahora no te gusta?- Le daba cada vezas fuerte y la pija se me estaba hinchando.
- Si, bebe, si... ahg, ahg... cómo te pone saber que soy puta... ¿ Me vas a dejar hacerlo?-

No respondí y cada vez bufaba más agitado, ella gemia con mezclas de dolor.

- ¿Muchas veces le fuiste a mostrar el culo y a mi no me contaste?-
- Muchas, no. Pero una vez me levanté la pollerita y me pajee delante de él...-

Escuché esto último y exploté en el culo de Pauli. Sentís una mezcla de culpa, excitación, morbo. Fui al baño, pensé en Maca. Le escribí para saber si podía ir a dormir a su casa. No respondió. Volví al cuarto.

-Tenes el culo destruido. Vas a tener que descansarlo...- Le dije. Sin mirarlo. 
- ¿Por mañana decís?- Me miró por arriba de su hombro. 

A los minutos estábamos cogiendo como locos y llenándole la concha.

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