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Un amor Inesperado #1

Elena y Carlos eran dos personas que vivían en mundos distintos. Elena era una mujer recién divorciada, madre de dos hijos adolescentes, que trabajaba como periodista en una revista de moda. Carlos era un hombre soltero, sin hijos, que trabajaba como abogado en un prestigioso bufete. Ambos tenían éxito profesional, pero les faltaba algo en su vida personal.

Un día, Elena y Carlos coincidieron en el aeropuerto de Madrid, donde ambos iban a tomar un vuelo a París. Elena iba a cubrir un evento de alta costura para su revista y Carlos iba a asistir a una reunión con unos clientes importantes. Se encontraron en la cola de embarque y se miraron con curiosidad. Elena se fijó en el traje elegante y la maleta de cuero de Carlos. Carlos se fijó en el vestido informal y la mochila de Elena. Ambos se sintieron atraídos por el contraste.

- Hola, ¿vas a París? -preguntó Carlos, rompiendo el hielo.

- Sí, voy por trabajo -respondió Elena.

- Yo también. ¿Qué haces?

- Soy periodista.

- ¿Ah, sí? ¿De qué tema?

- De moda.

- Vaya, qué interesante.

- ¿Y tú?

- Soy abogado.

- ¿De qué tipo?

- De empresas.

- Vaya, qué aburrido -bromeó Elena.

Carlos se rió y le siguió el juego.

- Bueno, no todo es aburrido. A veces hay casos muy divertidos.

- ¿Sí? ¿Como cuáles?

- Bueno, por ejemplo, una vez tuve que defender a un hombre que había sido demandado por su exmujer por no pagarle la pensión alimenticia. Resulta que el hombre había ganado la lotería y se había ido a vivir a una isla paradisíaca con una modelo. La exmujer se enteró y le reclamó la mitad del premio.

- ¿Y qué pasó?

- Pues que el hombre se negó a pagarle y tuvimos que ir a juicio. Fue muy gracioso ver cómo el juez le preguntaba al hombre por qué no había compartido su fortuna con su exmujer y él le respondía que porque no le daba la gana.

- ¿Y ganasteis el caso?

- No, perdimos. El juez le dio la razón a la exmujer y le concedió la mitad del premio.

- Vaya, qué mala suerte.

- Sí, pero bueno, al menos nos reímos un rato.

Elena y Carlos siguieron conversando hasta que llegó el momento de embarcar. Se sentaron juntos en el avión y continuaron charlando durante el vuelo. Se contaron sus vidas, sus gustos, sus sueños... Descubrieron que tenían muchas cosas en común y que se llevaban muy bien. Se rieron mucho y se divirtieron mucho.

Llegaron a París y tomaron un taxi hasta sus respectivos hoteles. Se despidieron con un beso en la mejilla y se intercambiaron los números de teléfono.

- Espero verte pronto -dijo Carlos.

- Yo también -dijo Elena.

Se miraron con complicidad y se sonrieron.Continuare con la parte dos

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