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Feliz cumpleaños papá

Cuando sus padres se divorciaron, Denisse tuvo que acostumbrarse a estar unos días con su padre. Roberto sabía que un helado ya no era suficiente, menos ahora que ella estaba convertida en una mujer. A los veintidós años, una salida al parque ya no es suficiente. Así que para su cumpleaños cuarenta y dos decidió que harían algo diferente.
—Compré boletos de autobús para Querétaro.
—¿Entonces no te voy a ver?
—No no, tú vas conmigo.
—Perfecto, ¿cuantos días nos vamos pa’?
—El fin de semana, allá festejamos mi cumpleaños. Estoy harto de festejarlo en el área de comida de algún centro comercial.
—Yo también, me encanta la idea. ¿Ya avisaste a mamá?
—Ella te tiene a diario, quiero pasar tiempo contigo.
Así que el viernes por la tarde salieron de la ciudad, se hospedaron y descansaron. Al día siguiente Denisse lo despertó cantándole las mañanitas y con un pequeño pastel que compró en la terminal el día anterior.
—Hoy vamos a comer lo que tú quieras.
—¿Lo que sea?
—Lo que sea.
Salieron a recorrer el centro de la ciudad y Denisse aprovechaba cada momento para colgarse de sus brazos y tomarse fotos con él. Luego ella decidió que quería comer mariscos. Y también decidió que se tomaría unas cervezas con su papá. Porque era su cumpleaños y quería que fuera especial.
—¿Te gusto?
—Claro, no sabía que tomabas.
—Tengo veintidós. Y es la primera vez que me tomó una cerveza contigo.
—Tenía mucho que no tomaba, necesito descansar.
—Nooo pa’ es tu cumple. Vamos a bailar.
—Ya es tarde y además…
—No no no, vamos a salir, vamos si?
De nuevo Denisse colgaba de los brazos de su padre y no podía decirle que no. Así que acepto y salieron a un lugar plagado de jóvenes.
—¿Pedimos cerveza?
—No, compra una botella.
—¿Una botella?
—Si, de whiskey.
—¿De cuál?
—El que quieras tú.
Una botella de Buchana’s llegó a su mesa y aunque muchos chicos se acercaban a quererla sacar a bailar, Denisse no se despegó de su papá. Bailaron y tomaron hasta que la botella y la música se acabaron. Como ya estaba entrado en copas, detuvo el taxi en un Oxxo para comprar una botella más. Ya no importaba la marca.
—Estoy muy mareada.
—Yo también, pero me tomó una o dos y ya je je!
—Voy a llenar la tina y me voy a relajar, espero que se me baje un poco ja ja ja!
Después de un rato dentro del agua, el frío hizo que Denisse saliera de la tina, estaba tan borracha que salió totalmente desnuda del baño, Roberto llevaba media botella, pero eso no impidió un se le salieran los ojos al ver a su hija completamente desnuda. Denisse se acercó y lo abrazó. El cuerpo húmedo de su hija humedeció su ropa y su mente. Cuando ella levantó la cara para decirle un “te quiero mucho” sus labios se encontraron. Se besaban como novios, y pronto las manos de Roberto rodearon la cintura de su hija, la erección en su pantalón rosaba el vientre de su hija y ella comprobó de que se trataba ese bulto con sus manos. Roberto cayó de espaldas en la cama y con Denisse sobre él, sus labios se paseaban por su cuello y ella respondía con pequeños gemidos.
—Te amo papi.
—Hermosa.
Giro hasta estar encima de ella y poder recorrer su cuerpo con los labios, beso cada rincón de su hija, ella le revolvía el cabello mientras gemía ante la sensación placentera de sentir a su padre. El vello de su pecho en su vientre, la barba de dos días raspando su piel, sus manos gruesas y callosas tocando su cuerpo la excitaba.
—¡Mierda! ¡Que pinches chichotas!
—¿Te gustan?
La lengua de su padre en sus pezones fue una respuesta clara, y sus manos las tenían aprisionadas. Nunca pensó sentir tanto placer al estar con su padre. Al principio solo sentía el roce de su pene en el vientre, y se moría de ganas por tenerlo dentro, pero seguí disfrutando de las caricias y los besos. Cuando por fin estuvo listo, no lo dudo, tal vez por el nivel de alcohol que corría por su organismo. Coloco la punta en el borde de su panocha, ella se quedó quieta. La cabeza le daba mil vueltas. Pero en cuanto comenzó a entrar su verga, ella lo abrazo y se fundieron en un beso, su padre movía las caderas suavemente y ella besaba su cuello y mordía sus orejas sin darle oportunidad de zafarse.
—¡Que rico papito!
—¡estás bien rica!
—¡me está metiendo la verga mi papi!
—¡te está metiendo toditita la verga Mija!
Su padre se dio vuelta y Denisse quedó encima, mientras ella rebotaba sus caderas sobre él, Roberto buscaba sus tetas y seguía mamando como un loco. Los gemidos de ella inundaban la habitación, y a su padre estaba extasiado. Luego, volvieron a girar y esta vez la puso boca abajo. Mientras el buscaba penetrarla, los puños de ella se aferraban a las sábanas. Y poco a poco resbalaba dentro de ella. Ahora su padre llenaba de besos el cuello de Denisse y la hacía gemir aún más.
—¿qué riiiico?
—Sabes bien rico mijita y estas bien apretadita!
—¿Te gustan mis nalguitas?
—¡tas’ bien sabrosas mi amor!
La tomó de las caderas y la puso de perrito sin deja de meterle la verga mientas ella se empinaba para que su culo se viera más hermoso. Su padre no resistió y la nalgueo mientras ella iba y venía contra él, entonces sintió que se venía y no dudó en lo que quería hacer. La giro y coloco su verga entre sus tetotas, una deliciosa rusa con su hija fue la mejor manera de acabar y su semen recorrió el cuello de Denisse, en cuanto salió la última gota tomó las piernas de su hija y las llevó a sus hombros, volvió a penetrarla. Ahora suave, quería disfrutar del cuerpo joven a su disposición.
—¡Que rico sabe tú lechita papi!
—...
Se dio cuenta de que Denisse se llevaba los restos de semen a la boca y los disfrutaba con su legua para luego tragarlos. Roberto sabía muy en el fondo que de no haber sido por la borrachera, jamás habría pasado nada. Pero ya tendría tiempo de arrepentirse. Siguió hasta que sintió que más leche saldría y solo sacó su verga para que unos cuantos chorros callaran el estómago de su hija.
—¿Te gusto cogerte a tu hija?
—Me encanto… muchísimo… mucho!
Ricardo despertó primero y un dolor de cabeza lo mataba, pero no tenía la agallas de mirar a la cara a su hija, seguían desnudos y en la misma cama. Luego sintió que Denisse resbalaba por la cama y buscaba con ansiedad su verga. El seguía fingiendo estar dormido, pero al sentir la lengua de su hija en sus guevos reacciono, la verga se le ponía dura y sentía como crecía dentro de la boca de su niña. Cuando estuvo bien dura, se montó sobre su padre y quedaron cara a cara.
—Pensé que lo había soñado…
—¡Hay hija…!
—Me encanta sentirte dentro de mi… mi papito!
Los besos de su hija no le permitieron oponer resistencia y solo pudo aferrarse a sus nalgas que ya rebotaban sobre él. No soporto y se vino dentro de su nena, luego volvieron a dormir y solo el ruido de la chica de la limpieza los saco de su letargo. Sin el temor de que alguien los conociera, pasearon por el centro de la ciudad tomados de la mano y llenándose de besos y caricias. Por la noche cuando por fin terminaba su fin de semana y mientras Denisse ordenaba las maletas, su padre le levantó el vestido y le hizo a un lado su tanga para cogérsela ahí parados a media habitación. Sin pudor alguno. Viajaron de regreso y cuando se despidieron fue doloroso pero muy esperanzador. Denisse durmió aún con el semen de padre escurriendo por sus piernas y ahora reseco, pero quería retener esa sensación que la hacía feliz. Por su parte Ricardo llegó al día siguiente a su trabajo, donde lo esperaba un pastel. Pero su sonrisa de alegría estaba muy alejada de aquel edificio. Y ya pensaba en visitar alguna otra ciudad, claro con su hija.

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