En cada ámbito, las cosassucedían de manera diferente. En casa de María, Florencia y ella se vestían yse besaban mientras se despedían. En la oficina de Sergio, Eugenia ya estabasentada en el escritorio hablando con Sergio como si nada hubiese sucedido. Enel colegio, con la cabeza gacha, caminaban los tres rumbo a la dirección delcolegio.
El padre Roberto los mira a cadauno tomándose todo el tiempo del mundo. Sin embargo, los tres están con lacabeza hundida en el pecho, tal la vergüenza que sienten.
- ¡¿Me pueden explicar que es lo que vi?! – el padre Roberto no sabe por dónde empezar
Ninguno responde. Solo la hermanaMariángeles es la única que se anima a dar una respuesta
- Padre, si me disculpa… - se preparaba a hablarla religiosa
- No, no la disculpo, pero hable – se adelantó elpadre
- Siendo yo mayor, me parece que me cabe toda laresponsabilidad por lo ocurrido
- ¡No! –interrumpe Sofía
- Si, Sofía, yo soy la responsable.
- Creo que los tres son responsables – dice el padreRoberto
- Padre, yo… - Luciano no sabe que decir
- No digan nada más. Les cuento lo que va asuceder.
- Si, padre – dicen los tres
- La hermana perderá los hábitos y será expulsadade la religión más la denuncia penal por corrupción de dos alumnos.
- ¡No padre! – parece suplicar la hermana y Sofía
- Con respecto a ustedes dos – el cura mira a losalumnos que ahora parece que se animan a mirarlo a los ojos expectantes –perderán el ciclo escolar y deberán rendir libres todas las materias, despuésde la reunión que mantendremos con sus padres, los cuatro padres, obviamente.Ahora retírense, por favor.
Tras salir y cerrar la puerta, Sofía,Mariángeles y Luciano comenzaron a llorar. Todo se había ido de las manos.Tanto deseo, lujuria y morbo habían costado muy caro y ahora debían pagar elprecio más alto.
- ¿Cómo se lo digo a mi papá? – dijo Sofía
- ¿Y yo? ¿cómoexplico la denuncia en la justicia? – dijo la monja en voz alta
Detrás de la puerta, se escuchóal padre Roberto
- Los alumnos se retiran ya mismo de lainstitución y usted, hermana Mariángeles, venga por favor, que le digo comovamos a seguir
La monja se paralizó y los chicossiguieron unos pasos
- Vayan – les dijo la religiosa y los miró
El rostro ensombrecido de lareligiosa provocó en Sofía un sollozo y se aferró a ella con un fuerte abrazo,llorando como nunca creía que lo había hecho. Luciano la agarró y ladesenvolvió de los brazos de la monja que también se aferraba a ella y dijo:
- Vamos, no provoquemos más al padre Roberto,ahora con una demora
La monja asintió y se giró. Sofíase abrazó ahora a Luciano y juntos fueron a buscar los útiles.
La monja entró en el despacho delcura y éste le dijo con el rostro colorado, en un tono firme y decidido:
- Hermana, la voy a hacer pasar la vergüenza de suvida.
- Le pido perdón, padre – lloraba ahora la hermana
- Tiene que redactarme usted misma un informe detodo lo que sucedió esta mañana en el baño del colegio
- Pero padre… - la monja no entendía el objetivodel cura
- Y se lo voy a hacer leer delante de los cuatropadres de los alumnos para que viva en carne propia lo que es la vergüenza queyo siento en este momento
- Padre, yo… - la monja quería evadirse
- Vaya a redactar el informe y quiero que sea lo másdetallado posible, caso contrario, yo leeré el mío
- ¡Le pido que tenga piedad, padre Roberto! – sollozaba la hermana
- ¡Se tendría que haber acordado antes, hermana!Vaya – así concluyó el padre Roberto su corta reunión con la hermanaMariángeles
La hermana Mariángeles estaba ensu cuarto llorando a mares cuando le suena el celular, era Sofía
- Hola, ¿cómo estás?
- Mal, el padre Roberto me va a hacer excomulgar yquizá hasta denunciarme penalmente por abuso de mis alumnos
- Noooo, quedate tranquila, no somos menores.
- No puedo quedarme tranquila, Sofi
La monja lloraba sin remedio.
- Tenés que calmarte – Sofía le escribía tratandode consolarla
- No puedo, se terminó todo acá, mi vida… - la hermanano podía seguir
- Vos tenés que entender que mi mamá y los padresde Luciano son muy abiertos
- ¿Y eso que tiene que ver? – la monja paró de llorar
- Que Sergio, el padre de Luciano, va a hacer loque sea para que todo se resuelva de una manera positiva para todos.
- ¿Vos crees? - la monja quería creer en Sofía
- Dejame hablar con él – Sofía se tenía fe
Cuando Sofía se lo comentó a sumadre, para su sorpresa, la cara de Eugenia no fue de irritación, ni pánico, nisiquiera de decepción. En su cara había un gesto de resignación que a Sofía lecostaba comprender.
Eugenia le dijo que la situaciónera de mucha gravedad y que el principal problema era la terquedad de su padre.Cuando le comunicó a su marido que tenía que ir al colegio al otro día a latarde por una reunión de urgencia por un apercibimiento a Sofía, este estalló
- ¿Qué pasó? – fue la pregunta de él
- Sofía fue encontrada en una situación íntima enel baño del colegio con su novio – Eugenia no quiso contar todo y prefirióocultar algunas cosas
- Ya veo lo tranquilo que me puedo quedar con lanena bajo tu cuidado
- Hablando de cuidado, Tené cuidado con lo quedecís – fue la respuesta de Eugenia
- ¿Me estas amenazando?
- No, solo eso, que tengas cuidado
- La que tenés que tener cuidado sos vos, que nosé dónde vas a vivir cuando vendamos la casa – el padre de Sofía era undespiadado ser humano cuando se enojaba
- Nos vemos mañana a las 18 hs en el colegio –Eugenia apoyó el teléfono y los ojos se le llenaron de lágrimas
Luciano eligió contarles a suspadres al mismo tiempo y llorando les detalló lo que había ocurrido y lareacción del padre Roberto. Ambos tomaron conciencia de la gravedad de lasituación y se compadecían de Luciano al verlo desarmado en tanto llanto.
Se acercaba la hora de la reunióny Luciano, Sergio y María estaban los tres sentados en el living pensando de quémanera resolver una situación que claramente era extrema.
Sergio miró a Luciano y a María yles dijo:
- Se me ocurre una cosa, que puede salir bien ono, pero creo que llegamos a una situación en la cual no tenemos mucho queperder, ¿no?
- ¿Que se te ocurre? – preguntó María ansiosa
- Es una locura, dame el teléfono de la monja
- ¿Qué estás pensando?
- No les puedo decir por ahora
- Necesito saber – dijo Luciano
- Ojo Sergio que es un tema muy delicado – intervinoMaría
Sergio llamó a la monja parapreguntarle muchas cosas acerca del padre Roberto, algo que pudiera ayudarlo atener alguna herramienta con la cual negociar con el severo cura. La monja lecontó algunas cosas, pero nada le alcanzaba. El gran problema que tenía Sergioera la falta de tiempo. En unas horas tenían que estar todos reunidos en el colegio.
Sergio se metió en su escritorioy pidió que lo dejen solo un tiempo. En todo ese tiempo, hizo llamadas yaveriguaciones sobre el pasado del padre Roberto y tendió el plan. Llamó a lahermana Mariángeles nuevamete y redactó junto con ella el informe que leería lareligiosa en la reunión. Cuando terminaron de redactar el informe, Sergioestaba excitado y llamó a su familia para que se preparen para la reunión. En40 minutos tenían que estar ahí.
El único cabo suelto parecía serel padre de Sofía, a quien no conocía. Hizo una última llamada a Eugenia parapreguntarle algunas cosas de su marido y nada parecía ayudar. Que sea lo queDios quiera, pensó Sergio en voz alta. Cuando se dio cuenta, Luciano y María lomiraban con cara de pánico.
Todos llegaron puntualmente. Elcolegio estaba completamente desierto y reinaba un silencio casi sepulcral.Sergio se adelantó saludándose con el padre de Sofía que parecía de lo másirritado, y eso que no sabía con detalle lo que había pasado. No quiso entablarconversación y Sergio creyó que todo su maquiavélico plan podría desarmarse
Pasaron todos a la oficina delpadre y como era muy chica fueron a una de las aulas. Cada uno se sentó en unbanco y el cura puso un banco al lado del suyo para que se siente la hermanaMariángeles, quien no levantaba la cabeza en todo momento.
- Buenas tardes, casi noches – comenzó el cura
- Buenas tardes – todos al unísono
- Como sabrán, estamos acá para comunicar lospasos a seguir luego del incidente entre Luciano, Sofía y la hermanaMariángeles – continuaba el cura
- Perdón, padre – interrumpió el padre de Sofía
- Si
- ¿Qué tiene que ver la hermana Mariángeles? ¿Ellafue la que los vio?
- Digamos que los vio y participó de la situación
- ¡¿Por qué no me contaste todo?! – inquirió el padre de Sofía a Eugenia a losgritos
- ¡Te pido por favor que te calmes! – dijo Eugenia
- ¡No me calmo un carajo!
- Por favor, tenés que entender… - Sergio trató decalmarlo y fue peor
- Vos cerrá el orto, esto es entre mi mujer y yo
- Tu ex mujer – Sergio fue lacónico y contundente
Ese comentario pareció hacerestallar al padre de Sofía que comenzó a insultar a Sergio y Eugenia,tratándola de puta y diciéndole que por su culpa la hija era igual que ella. Elpadre Roberto no se imaginaba esta situación y le pidió por favor a Sergio quese calmara o se tendría que retirar.
Para sorpresa de todos y alegríade Sergio, el padre de Sofía se retiró a los gritos diciéndole a su ex mujer:
- Esta me la vas a pagar, antes de fin de añovamos a vender la casa o la rematamos, no me importa, pero no te la voy a hacerfácil.
- Por favor acompáñeme – decía el padre Robertoque se retiraba acompañando al padre de Sofía hasta la puerta
Dentro del aula las caras eran desorpresa. Eugenia lloraba a mares y Sofía trataba de consolarla
- Perdoname mami – lloraba también la joven quevestía el uniforme del colegio
- No es tu culpa, mi amor
- Yo te metí en esto – decía Sofía
- Quédense tranquilas – María se ponía de pie y seacercaba a ellas
- Escúchenme un momento – Sergio interrumpió atodos
María lo miró extrañada, se loveía raro con esos lentes que nunca le había visto puestos. Todos se detuvierona mirarlo. Sergio trasmitía seguridad y serenidad.
- A partir de ahora quiero que todos se relajen lomás que puedan y dejen llevarse por la situación que se dé.
- Perfecto – la monja esbozó una pequeña sonrisaque sorprendió a todos
- ¿Qué tenés en mente, Sergio? – María preguntabaansiosa
- Vos dejame a mi…
Terminó de decir esto y el padreRoberto ingresó al aula y rápidamente comenzó a hablar con todos, hizo hincapiéen la gravedad del asunto y las consecuencias que traería para la hermana y losalumnos que perderían la regularidad. Luego, le pidió a la hermana Mariángelesque relate todo lo sucedido tal como pasó.
- Disculpe hermana, ¿puede ponerse de pie? – le pidió Sergio
- No hace fal… - el padre Roberto quisointervenir, pero lo hermana se puso de pie sin dudar
- Sí, no hay problema – dijo Mariángeles queparecía muy segura ahora
- Bueno, comience, hermana
- Claro, padre – la hermana Mariángeles estaba muycolorada
Sofía miró bien y paseó su miradapor el cuerpo de la monja y le pareció que debajo del hábito no tenía corpiñocomo aquella vez que la visitó. Sofía se sintió excitada en ese mismo instante.No podía ser, pensó, deben ser ideas mías.
La monja comenzó su alocuciónleyendo, con voz temblorosa al principio, el papel que habían redactado conSergio y conforme avanzaba con las palabras, cada uno de los presentes no podíacreer lo que estaba escuchando
- El día miércoles comenzamos un chat en dondeparticipaban, María, acá presente, su amiga Florencia, Luciano, Sofía y yo
El padre Roberto parecía noentender nada. Eugenia y María tampoco. Luciano y Sofía se miraban sin comprender.
- La situación se puso muy caliente por unos diálogosmuy hot que surgieron en el chat
- ¿Puede decirnos que tipo de diálogos? – Sergioquiso interrumpir
- No hace falta, hermana – dijo el padre
- Si, padre, vayamos a fondo, sepamos toda laverdad – Sergio tenía una seguridad en su voz que trasmitía tranquilidad atodos, menos al padre Roberto
- Bueno, María decía que le estaba chupando lastetas a Florencia, su amiga
Todos se miraron sorprendidos,pero nadie parecía tan sorprendido como el propio padre Roberto. La monjasiguió leyendo:
- Fue entonces que Luciano y Sofía decidieron iral baño y lo pusieron en el chat
- Entiendo que son jóvenes y estaban muy calientes– interrumpió Sergio
El padre Roberto no se animó ainterrumpir, quería que todo terminara pronto.
- Yo estaba muy caliente también – dijo la monjasonrojándose
- ¿Si? ¿Y por eso fue al baño hermana? – preguntaba Sergio
- Claro
- ¿Y cómo supo que estaba caliente? – Sergio casiesboza una sonrisa
- Porque estaba muy mojada – dijo la religiosa conla voz cortada
Eugenia no pudo evitar lasonrisa, María y Sofía no pudieron evitar sentirse excitadas y Luciano noentendía bien que pasaba. El padre Roberto no daba crédito a lo que oía
- Cuando ingresé al baño Sofía y Luciano yaestaban dentro del cubículo
- A ver, párense chicos – pidió Sergio a Luciano ysu novia
- No hace falta – el padre Roberto sentía que todose le estaba yendo de las manos
- Si, vengan – les dijo la monja
- ¿Cómo estaban? – preguntaba Sergio a los jóvenes
María le sonrió a Eugenia y estale devolvió la sonrisa. Supieron a donde quería llegar Sergio y se excitaron.
- No hace falta… - decía el cura
- No, yo quiero saber bien como fue la situación –dijo la madre de Sofía
- Luciano estaba sentado en el inodoro y Sofíasentada encima de él besándolo
- Vení Luciano, sentate en la silla y Sofíasentate encima – sugirió Sergio
El padre Roberto sentía quecomenzaba a excitarse y luchaba contra sus propios demonios.
- Después Luciano se paró y Sofía se sentódesabrochándole el pantalón
- Bueno, hasta acá llegamos – el padre Roberto noquería seguir
- Un momento, padre – Sergio lo interrumpió
- Si – el padre no supo como obrar en ese momento
- Usted estaba excitada por algo en especial? – lepreguntó Sergio a la monja
- Si,
- Por qué? – Sergio la miró con una sonrisa a lamonja
- Porque la pija de Luciano es hermosa – dijo la religiosadejando a todos sin palabras
- ¡Hermana! Le pido por favor que… - el padreRoberto quiso poner orden
- A ver, si es tan así, ¿Sofía podrías sacarlapara que veamos? – Sergio le preguntó a Sofía que miraba a su madre como noentendiendo si debía hacer caso o no
- Dale, mi amor, sacala – le dijo Eugenia
- ¡No! – lavoz del padre Roberto llegó como una súplica
El padre Roberto pensó en pararsey salir de ahí, pero dos cosas lo detenían. En primer lugar, una erección queno iba a poder disimular y, en segundo lugar, quería volver a ver la majestuosapija de Luciano.
- Somos todos grandes, padre – dijo María
Continúa en la parte 2 http://www.poringa.net/posts/relatos/5086313/Mama-caliente-FINAL---Parte-2.html
El padre Roberto los mira a cadauno tomándose todo el tiempo del mundo. Sin embargo, los tres están con lacabeza hundida en el pecho, tal la vergüenza que sienten.
- ¡¿Me pueden explicar que es lo que vi?! – el padre Roberto no sabe por dónde empezar
Ninguno responde. Solo la hermanaMariángeles es la única que se anima a dar una respuesta
- Padre, si me disculpa… - se preparaba a hablarla religiosa
- No, no la disculpo, pero hable – se adelantó elpadre
- Siendo yo mayor, me parece que me cabe toda laresponsabilidad por lo ocurrido
- ¡No! –interrumpe Sofía
- Si, Sofía, yo soy la responsable.
- Creo que los tres son responsables – dice el padreRoberto
- Padre, yo… - Luciano no sabe que decir
- No digan nada más. Les cuento lo que va asuceder.
- Si, padre – dicen los tres
- La hermana perderá los hábitos y será expulsadade la religión más la denuncia penal por corrupción de dos alumnos.
- ¡No padre! – parece suplicar la hermana y Sofía
- Con respecto a ustedes dos – el cura mira a losalumnos que ahora parece que se animan a mirarlo a los ojos expectantes –perderán el ciclo escolar y deberán rendir libres todas las materias, despuésde la reunión que mantendremos con sus padres, los cuatro padres, obviamente.Ahora retírense, por favor.
Tras salir y cerrar la puerta, Sofía,Mariángeles y Luciano comenzaron a llorar. Todo se había ido de las manos.Tanto deseo, lujuria y morbo habían costado muy caro y ahora debían pagar elprecio más alto.
- ¿Cómo se lo digo a mi papá? – dijo Sofía
- ¿Y yo? ¿cómoexplico la denuncia en la justicia? – dijo la monja en voz alta
Detrás de la puerta, se escuchóal padre Roberto
- Los alumnos se retiran ya mismo de lainstitución y usted, hermana Mariángeles, venga por favor, que le digo comovamos a seguir
La monja se paralizó y los chicossiguieron unos pasos
- Vayan – les dijo la religiosa y los miró
El rostro ensombrecido de lareligiosa provocó en Sofía un sollozo y se aferró a ella con un fuerte abrazo,llorando como nunca creía que lo había hecho. Luciano la agarró y ladesenvolvió de los brazos de la monja que también se aferraba a ella y dijo:
- Vamos, no provoquemos más al padre Roberto,ahora con una demora
La monja asintió y se giró. Sofíase abrazó ahora a Luciano y juntos fueron a buscar los útiles.
La monja entró en el despacho delcura y éste le dijo con el rostro colorado, en un tono firme y decidido:
- Hermana, la voy a hacer pasar la vergüenza de suvida.
- Le pido perdón, padre – lloraba ahora la hermana
- Tiene que redactarme usted misma un informe detodo lo que sucedió esta mañana en el baño del colegio
- Pero padre… - la monja no entendía el objetivodel cura
- Y se lo voy a hacer leer delante de los cuatropadres de los alumnos para que viva en carne propia lo que es la vergüenza queyo siento en este momento
- Padre, yo… - la monja quería evadirse
- Vaya a redactar el informe y quiero que sea lo másdetallado posible, caso contrario, yo leeré el mío
- ¡Le pido que tenga piedad, padre Roberto! – sollozaba la hermana
- ¡Se tendría que haber acordado antes, hermana!Vaya – así concluyó el padre Roberto su corta reunión con la hermanaMariángeles
La hermana Mariángeles estaba ensu cuarto llorando a mares cuando le suena el celular, era Sofía
- Hola, ¿cómo estás?
- Mal, el padre Roberto me va a hacer excomulgar yquizá hasta denunciarme penalmente por abuso de mis alumnos
- Noooo, quedate tranquila, no somos menores.
- No puedo quedarme tranquila, Sofi
La monja lloraba sin remedio.
- Tenés que calmarte – Sofía le escribía tratandode consolarla
- No puedo, se terminó todo acá, mi vida… - la hermanano podía seguir
- Vos tenés que entender que mi mamá y los padresde Luciano son muy abiertos
- ¿Y eso que tiene que ver? – la monja paró de llorar
- Que Sergio, el padre de Luciano, va a hacer loque sea para que todo se resuelva de una manera positiva para todos.
- ¿Vos crees? - la monja quería creer en Sofía
- Dejame hablar con él – Sofía se tenía fe
Cuando Sofía se lo comentó a sumadre, para su sorpresa, la cara de Eugenia no fue de irritación, ni pánico, nisiquiera de decepción. En su cara había un gesto de resignación que a Sofía lecostaba comprender.
Eugenia le dijo que la situaciónera de mucha gravedad y que el principal problema era la terquedad de su padre.Cuando le comunicó a su marido que tenía que ir al colegio al otro día a latarde por una reunión de urgencia por un apercibimiento a Sofía, este estalló
- ¿Qué pasó? – fue la pregunta de él
- Sofía fue encontrada en una situación íntima enel baño del colegio con su novio – Eugenia no quiso contar todo y prefirióocultar algunas cosas
- Ya veo lo tranquilo que me puedo quedar con lanena bajo tu cuidado
- Hablando de cuidado, Tené cuidado con lo quedecís – fue la respuesta de Eugenia
- ¿Me estas amenazando?
- No, solo eso, que tengas cuidado
- La que tenés que tener cuidado sos vos, que nosé dónde vas a vivir cuando vendamos la casa – el padre de Sofía era undespiadado ser humano cuando se enojaba
- Nos vemos mañana a las 18 hs en el colegio –Eugenia apoyó el teléfono y los ojos se le llenaron de lágrimas
Luciano eligió contarles a suspadres al mismo tiempo y llorando les detalló lo que había ocurrido y lareacción del padre Roberto. Ambos tomaron conciencia de la gravedad de lasituación y se compadecían de Luciano al verlo desarmado en tanto llanto.
Se acercaba la hora de la reunióny Luciano, Sergio y María estaban los tres sentados en el living pensando de quémanera resolver una situación que claramente era extrema.
Sergio miró a Luciano y a María yles dijo:
- Se me ocurre una cosa, que puede salir bien ono, pero creo que llegamos a una situación en la cual no tenemos mucho queperder, ¿no?
- ¿Que se te ocurre? – preguntó María ansiosa
- Es una locura, dame el teléfono de la monja
- ¿Qué estás pensando?
- No les puedo decir por ahora
- Necesito saber – dijo Luciano
- Ojo Sergio que es un tema muy delicado – intervinoMaría
Sergio llamó a la monja parapreguntarle muchas cosas acerca del padre Roberto, algo que pudiera ayudarlo atener alguna herramienta con la cual negociar con el severo cura. La monja lecontó algunas cosas, pero nada le alcanzaba. El gran problema que tenía Sergioera la falta de tiempo. En unas horas tenían que estar todos reunidos en el colegio.
Sergio se metió en su escritorioy pidió que lo dejen solo un tiempo. En todo ese tiempo, hizo llamadas yaveriguaciones sobre el pasado del padre Roberto y tendió el plan. Llamó a lahermana Mariángeles nuevamete y redactó junto con ella el informe que leería lareligiosa en la reunión. Cuando terminaron de redactar el informe, Sergioestaba excitado y llamó a su familia para que se preparen para la reunión. En40 minutos tenían que estar ahí.
El único cabo suelto parecía serel padre de Sofía, a quien no conocía. Hizo una última llamada a Eugenia parapreguntarle algunas cosas de su marido y nada parecía ayudar. Que sea lo queDios quiera, pensó Sergio en voz alta. Cuando se dio cuenta, Luciano y María lomiraban con cara de pánico.
Todos llegaron puntualmente. Elcolegio estaba completamente desierto y reinaba un silencio casi sepulcral.Sergio se adelantó saludándose con el padre de Sofía que parecía de lo másirritado, y eso que no sabía con detalle lo que había pasado. No quiso entablarconversación y Sergio creyó que todo su maquiavélico plan podría desarmarse
Pasaron todos a la oficina delpadre y como era muy chica fueron a una de las aulas. Cada uno se sentó en unbanco y el cura puso un banco al lado del suyo para que se siente la hermanaMariángeles, quien no levantaba la cabeza en todo momento.
- Buenas tardes, casi noches – comenzó el cura
- Buenas tardes – todos al unísono
- Como sabrán, estamos acá para comunicar lospasos a seguir luego del incidente entre Luciano, Sofía y la hermanaMariángeles – continuaba el cura
- Perdón, padre – interrumpió el padre de Sofía
- Si
- ¿Qué tiene que ver la hermana Mariángeles? ¿Ellafue la que los vio?
- Digamos que los vio y participó de la situación
- ¡¿Por qué no me contaste todo?! – inquirió el padre de Sofía a Eugenia a losgritos
- ¡Te pido por favor que te calmes! – dijo Eugenia
- ¡No me calmo un carajo!
- Por favor, tenés que entender… - Sergio trató decalmarlo y fue peor
- Vos cerrá el orto, esto es entre mi mujer y yo
- Tu ex mujer – Sergio fue lacónico y contundente
Ese comentario pareció hacerestallar al padre de Sofía que comenzó a insultar a Sergio y Eugenia,tratándola de puta y diciéndole que por su culpa la hija era igual que ella. Elpadre Roberto no se imaginaba esta situación y le pidió por favor a Sergio quese calmara o se tendría que retirar.
Para sorpresa de todos y alegríade Sergio, el padre de Sofía se retiró a los gritos diciéndole a su ex mujer:
- Esta me la vas a pagar, antes de fin de añovamos a vender la casa o la rematamos, no me importa, pero no te la voy a hacerfácil.
- Por favor acompáñeme – decía el padre Robertoque se retiraba acompañando al padre de Sofía hasta la puerta
Dentro del aula las caras eran desorpresa. Eugenia lloraba a mares y Sofía trataba de consolarla
- Perdoname mami – lloraba también la joven quevestía el uniforme del colegio
- No es tu culpa, mi amor
- Yo te metí en esto – decía Sofía
- Quédense tranquilas – María se ponía de pie y seacercaba a ellas
- Escúchenme un momento – Sergio interrumpió atodos
María lo miró extrañada, se loveía raro con esos lentes que nunca le había visto puestos. Todos se detuvierona mirarlo. Sergio trasmitía seguridad y serenidad.
- A partir de ahora quiero que todos se relajen lomás que puedan y dejen llevarse por la situación que se dé.
- Perfecto – la monja esbozó una pequeña sonrisaque sorprendió a todos
- ¿Qué tenés en mente, Sergio? – María preguntabaansiosa
- Vos dejame a mi…
Terminó de decir esto y el padreRoberto ingresó al aula y rápidamente comenzó a hablar con todos, hizo hincapiéen la gravedad del asunto y las consecuencias que traería para la hermana y losalumnos que perderían la regularidad. Luego, le pidió a la hermana Mariángelesque relate todo lo sucedido tal como pasó.
- Disculpe hermana, ¿puede ponerse de pie? – le pidió Sergio
- No hace fal… - el padre Roberto quisointervenir, pero lo hermana se puso de pie sin dudar
- Sí, no hay problema – dijo Mariángeles queparecía muy segura ahora
- Bueno, comience, hermana
- Claro, padre – la hermana Mariángeles estaba muycolorada
Sofía miró bien y paseó su miradapor el cuerpo de la monja y le pareció que debajo del hábito no tenía corpiñocomo aquella vez que la visitó. Sofía se sintió excitada en ese mismo instante.No podía ser, pensó, deben ser ideas mías.
La monja comenzó su alocuciónleyendo, con voz temblorosa al principio, el papel que habían redactado conSergio y conforme avanzaba con las palabras, cada uno de los presentes no podíacreer lo que estaba escuchando
- El día miércoles comenzamos un chat en dondeparticipaban, María, acá presente, su amiga Florencia, Luciano, Sofía y yo
El padre Roberto parecía noentender nada. Eugenia y María tampoco. Luciano y Sofía se miraban sin comprender.
- La situación se puso muy caliente por unos diálogosmuy hot que surgieron en el chat
- ¿Puede decirnos que tipo de diálogos? – Sergioquiso interrumpir
- No hace falta, hermana – dijo el padre
- Si, padre, vayamos a fondo, sepamos toda laverdad – Sergio tenía una seguridad en su voz que trasmitía tranquilidad atodos, menos al padre Roberto
- Bueno, María decía que le estaba chupando lastetas a Florencia, su amiga
Todos se miraron sorprendidos,pero nadie parecía tan sorprendido como el propio padre Roberto. La monjasiguió leyendo:
- Fue entonces que Luciano y Sofía decidieron iral baño y lo pusieron en el chat
- Entiendo que son jóvenes y estaban muy calientes– interrumpió Sergio
El padre Roberto no se animó ainterrumpir, quería que todo terminara pronto.
- Yo estaba muy caliente también – dijo la monjasonrojándose
- ¿Si? ¿Y por eso fue al baño hermana? – preguntaba Sergio
- Claro
- ¿Y cómo supo que estaba caliente? – Sergio casiesboza una sonrisa
- Porque estaba muy mojada – dijo la religiosa conla voz cortada
Eugenia no pudo evitar lasonrisa, María y Sofía no pudieron evitar sentirse excitadas y Luciano noentendía bien que pasaba. El padre Roberto no daba crédito a lo que oía
- Cuando ingresé al baño Sofía y Luciano yaestaban dentro del cubículo
- A ver, párense chicos – pidió Sergio a Luciano ysu novia
- No hace falta – el padre Roberto sentía que todose le estaba yendo de las manos
- Si, vengan – les dijo la monja
- ¿Cómo estaban? – preguntaba Sergio a los jóvenes
María le sonrió a Eugenia y estale devolvió la sonrisa. Supieron a donde quería llegar Sergio y se excitaron.
- No hace falta… - decía el cura
- No, yo quiero saber bien como fue la situación –dijo la madre de Sofía
- Luciano estaba sentado en el inodoro y Sofíasentada encima de él besándolo
- Vení Luciano, sentate en la silla y Sofíasentate encima – sugirió Sergio
El padre Roberto sentía quecomenzaba a excitarse y luchaba contra sus propios demonios.
- Después Luciano se paró y Sofía se sentódesabrochándole el pantalón
- Bueno, hasta acá llegamos – el padre Roberto noquería seguir
- Un momento, padre – Sergio lo interrumpió
- Si – el padre no supo como obrar en ese momento
- Usted estaba excitada por algo en especial? – lepreguntó Sergio a la monja
- Si,
- Por qué? – Sergio la miró con una sonrisa a lamonja
- Porque la pija de Luciano es hermosa – dijo la religiosadejando a todos sin palabras
- ¡Hermana! Le pido por favor que… - el padreRoberto quiso poner orden
- A ver, si es tan así, ¿Sofía podrías sacarlapara que veamos? – Sergio le preguntó a Sofía que miraba a su madre como noentendiendo si debía hacer caso o no
- Dale, mi amor, sacala – le dijo Eugenia
- ¡No! – lavoz del padre Roberto llegó como una súplica
El padre Roberto pensó en pararsey salir de ahí, pero dos cosas lo detenían. En primer lugar, una erección queno iba a poder disimular y, en segundo lugar, quería volver a ver la majestuosapija de Luciano.
- Somos todos grandes, padre – dijo María
Continúa en la parte 2 http://www.poringa.net/posts/relatos/5086313/Mama-caliente-FINAL---Parte-2.html
1 comentarios - Mamá caliente FINAL - Parte 1
te mando un cariño especial a vos que siempre estuviste