En las afueras del aeropuerto se encontraban Ana y Mónica abrazadas y se miraron a los ojos. Se sonrieron y se acariciaron las mejillas. Se cogieron de la mano y salieron de la terminal. Cogieron un taxi y se dirigieron al apartamento de Mónica.
Durante el trayecto, se contaron cómo había sido el viaje, cómo se sentían, qué planes tenían. Se rieron, se emocionaron, se ilusionaron. Se gustaron, se desearon, se enamoraron.
Ana no podía creer lo que le estaba pasando. Nunca había sentido nada igual por nadie. Mónica le hacía sentir viva, feliz, especial. Mónica le hacía sentir cosas que nunca había experimentado. Mónica le hacía sentir mujer.
Mónica también estaba feliz. Ana era la chica de sus sueños. La chica que había buscado toda su vida con la que habia charlado por varios dias y noche.
La chica que le hacía olvidar sus problemas, sus rutinas, sus aburrimientos. La chica que le hacía sentir paz, amor, esperanza. La chica que le hacía sentir humana.
Pero había un problema: Ana y Mónica no se conocian completamente. Solo se conocían por internet, por teléfono, por videoconferencia. Y eso no era suficiente. Querían saber más, confiar más, compartir más. Querían conocerse mejor.
Así que decidieron hacerlo.
Mónica le propuso a Ana que fueran a cenar a un restaurante que conocía y que le encantaba. Le dijo que era un sitio tranquilo, acogedor y romántico. Le dijo que la invitaba ella y que no aceptaba un no por respuesta.
Ana aceptó encantada. Le dijo a Mónica que le encantaría ir con ella y que le dejaba elegir el sitio. Le dijo que confiaba en su gusto y que no le importaba el precio.
Ana y Mónica llegaron al apartamento de Mónica y subieron al ascensor. Se abrazaron en el ascensor. Entraron en el apartamento y se quitaron los zapatos. Dejaron las maletas en el salón y fueron al dormitorio.
Monica le enseño a Ana donde iba a dormir, ella busco sus maletas y desempaco solo lo necesario para una hermosa velada en un restaurante.
Ana le pregunto a Monica donde estaba el baño pues se sentia perdida en una departamento que no conocía, ella la acompaño hasta la ducha envuelta en su toalla, Ana no pudo dejar de sentir como la mirada de Mónica estaba sobre ella, Ana lentamente cierra la puerta del baño para poder estar desnuda en privado pensando ya estoy aqui, no puedo arrepentirme, tomo fuerzas y le dijo a Mónica " No estoy acostumbrada a un cuarto de baño tan grande, Me siento un poco sola"
Mónica se acerco a la puerta de nuevo con una mirada traviesa, entro sin pensarlo y vio a Ana completamente sin ropa, Monica empezo a quitarse la ropa y entro primero a la ducha luego con un gesto de su rostro le pidio a Ana que entrara.
Durante el trayecto, se contaron cómo había sido el viaje, cómo se sentían, qué planes tenían. Se rieron, se emocionaron, se ilusionaron. Se gustaron, se desearon, se enamoraron.
Ana no podía creer lo que le estaba pasando. Nunca había sentido nada igual por nadie. Mónica le hacía sentir viva, feliz, especial. Mónica le hacía sentir cosas que nunca había experimentado. Mónica le hacía sentir mujer.
Mónica también estaba feliz. Ana era la chica de sus sueños. La chica que había buscado toda su vida con la que habia charlado por varios dias y noche.
La chica que le hacía olvidar sus problemas, sus rutinas, sus aburrimientos. La chica que le hacía sentir paz, amor, esperanza. La chica que le hacía sentir humana.
Pero había un problema: Ana y Mónica no se conocian completamente. Solo se conocían por internet, por teléfono, por videoconferencia. Y eso no era suficiente. Querían saber más, confiar más, compartir más. Querían conocerse mejor.
Así que decidieron hacerlo.
Mónica le propuso a Ana que fueran a cenar a un restaurante que conocía y que le encantaba. Le dijo que era un sitio tranquilo, acogedor y romántico. Le dijo que la invitaba ella y que no aceptaba un no por respuesta.
Ana aceptó encantada. Le dijo a Mónica que le encantaría ir con ella y que le dejaba elegir el sitio. Le dijo que confiaba en su gusto y que no le importaba el precio.
Ana y Mónica llegaron al apartamento de Mónica y subieron al ascensor. Se abrazaron en el ascensor. Entraron en el apartamento y se quitaron los zapatos. Dejaron las maletas en el salón y fueron al dormitorio.
Monica le enseño a Ana donde iba a dormir, ella busco sus maletas y desempaco solo lo necesario para una hermosa velada en un restaurante.
Ana le pregunto a Monica donde estaba el baño pues se sentia perdida en una departamento que no conocía, ella la acompaño hasta la ducha envuelta en su toalla, Ana no pudo dejar de sentir como la mirada de Mónica estaba sobre ella, Ana lentamente cierra la puerta del baño para poder estar desnuda en privado pensando ya estoy aqui, no puedo arrepentirme, tomo fuerzas y le dijo a Mónica " No estoy acostumbrada a un cuarto de baño tan grande, Me siento un poco sola"
Mónica se acerco a la puerta de nuevo con una mirada traviesa, entro sin pensarlo y vio a Ana completamente sin ropa, Monica empezo a quitarse la ropa y entro primero a la ducha luego con un gesto de su rostro le pidio a Ana que entrara.
2 comentarios - Relatando mi experiencia #5