Habían pasado solamente dos días después de la clase donde Javier tomo mi virginidad y los rumores en la escuela ya no decían cosas como que “era una maestra estricta” o “tenía poderes mentales” ya solo decían que era una puta. Las palabras de mis compañeras hacían que me arrepintiera de mis actos, pero las miradas de mis compañeros hacían que deseara más.
Al cumplirse la semana, me dirigí a las oficinas para pedir las llaves del salón de usos múltiples, la mirada de la prefecta fue fulminante, una mujer que siempre tuvo una sonrisa para mi ahora me miraba con asco, pero sorprende mente me dio la llave.
Camine algo cabizbaja por las miradas de mis compañeros y los murmullos de mis compañeras que ahora me seguían con la mirada, llegue al salón algo pensativa y me percaté de que solo estaban David y Javier, no le di mucha importancia pues mi corazón empezó a latir rápidamente al ver a Javier, les sonríe lo más coqueta que pude y me dirigí a abrir el salón, entraron rápidamente y se sentaron sin decir una sola palabra, eso me agrado así que cerré la puerta y pase al frente, me sentía sexy, así que empecé a desnudarme lanzando mi ropa al piso, primero el chaleco, después la blusa por último la falda quedando solo en calcetas y tacones, vi que Javier se levantó en cuanto termine de desnudarme, así que emocionada me senté en el escritorio abriendo mis piernas para que el pudiera ver mi sexo húmedo y caliente, pero entonces mi corazón se helo…
- Maestra como disfrute mucho su clase pasada traje a unos amigos que tienen problemas con Biología para que también “les enseñe” – dijo Javier en tono de burla mientras abría la puerta y tres chicos entraban risueños para quedar boquiabiertos al verme desnuda con las piernas abiertas.
De inmediato cerré mis piernas y cubrí mis pechos apenada y con lágrimas en los ojos voltee a ver a Javier, quien ya estaba cerrando la puerta y comenzaba a desnudarse, se quedó en boxers y a pesar y a pesar de la vergüenza que estaba sintiendo no pude evitar ver el enorme bulto que se marcaba en su entrepierna. Me puse de pie bajando del escritorio aun tratando de cubrirme e intente dirigirme hacia donde había caído mi falda, pero David quien ya se había desnudado me detuvo abrazándome firmemente para que no pudiera moverme, podía sentir su duro miembro rosando con mi entrepierna…
- Es grande… - fue lo único que alcance a decir en un suspiro, todos rieron y yo me preguntaba por qué solo pude pensar en eso.
David me beso y yo le correspondí, pronto pude sentir manos por todo mi cuerpo, comencé a relajarme disfrutando del beso que me estaban dando, de cómo unas manos apretaban mis pechos, otras mis nalgas y otras comenzaban a dedearme, de forma inconsciente abrí mis piernas para facilitar el acceso de sus manos, David se apartó de mí y mientras Javier se ponía delante mío ya estaba desnudo y yo me apresure a tomar su pene con mis dos manos acariciándolo felizmente.
- Ponte en cuatro – me dijo Javier muy serio mientras me miraba.
Todos estaban en silencio mirándome y eso excitaba pero a la vez me ponía nerviosa, me puse en cuatro levantando mis nalgas de las que estaba orgullosa para que pudieran verlas bien y decidí poner en práctica lo que prendí la clase anterior con David, comenzando a besar las bolas de Javier y luego lamiendo su gran miembro desde la base a la punta, jugando con mi lengua en la entada de su uretra para saborear su precum y entonces lo sentí, uno de los chicos que habían entrado acababa de penetrarme, deje la verga de Javier unos instantes para voltear a ver en cuanto sentí como su trozo de carne se abría camino por dentro mío.
El chico era bajito, moreno y de complexión normal, no sentí que su verga fuera muy grande pero sabía como moverse, yo estaba tan empapada por la situación que no tuvo dificultades para entrar.
- ¡No te corras dentro tortas que es para todos! – le grito Javier a lo que “el tortas” estuvo de acuerdo.
Deje que el chico se moviera y mientras el gozaba yo disfrutaba de saborear esa verga de la que empezaba a enamorarme, empecé a sentir como el orgasmo se acercaba, arque mi espalda para disfrutar y el maldito del tortas saco su pene de dentro mío, fue frustrante, se sintió horrible y solo hizo que deseara a Javier, intente ponerme de pie para montarlo, pero sentí como fui detenida por mis caderas por otro de los chicos.
Su nombre era Issac y su pene era delgado pero MUY MUY LARGO me lo metió de golpe y sentí como golpeaba mi útero, se movía muy rápido y esas embestidas estuvieron a punto de llevarme al orgasmo pero cuando estaba a punto me fue negado de nuevo, Issac saco su pene de dentro mío y se masturbo llenándome la espalda de semen.
Voltee a ver a Javier desesperada, mi cuerpo quería su verga, deseaba que el llenara mi vagina y me hiciera suya, volví a intentar levantarme pero esta vez fue David quien me detuvo, yo estaba tan excitada que sabía que su gran miembro aunque no fuera tan grande como el de Javier haría que me corriera, pero en ese instante sentí como su pene solo se frotaba contra mi trasero, como si se masturbará con mis nalgas, desesperada voltee a verlo, él estaba gozando y yo estaba goteando, debajo de mi había un pequeño charco con mis fluidos de lo empapada que estaba, me sentía tan caliente, quería un pene en mi vagina y unas manos o bocas en mis pechos pero no me estaban dando nada de lo que quería.
Voltea a ver a Javier, mi mirada era de suplica… - Puedes hacerme el amor… - dije con la voz cortada, allí hubo un silencio y todos rieron, Javier se puso de pie y yo sonreí como pendeja pensando que sería penetrada por él, pero no fue así, el tercer chico fue quien me penetro, su pene era pequeño y se vino muy rápido llenándome de semen.
- ¡No la quiero usada! Grito Javier y comenzó a vestirse, los demás chicos hicieron lo mismo.
Yo estaba sudada y muy caliente, no había conseguido el orgasmo, no pensaba claro, me aferre aun desnuda al brazo de Javier pidiéndole que me tomara, pero el solo me dijo
- Si quieres que te coja ven a mi casa después de bañarte – acto seguido me dio un papelito con una dirección, todos se fueron y yo me deje caer al piso de rodillas, desnuda bañada en semen y derrotada.
Mire la hoja, me vestí, tome mi mochila y solo le avente la llave a la prefecta, me fui corriendo a casa para bañarme, en el transcurso mi mente se tornaba difusa e imaginaba escenarios románticos donde Javier me tomaba en su cama y me hacia gozar como nunca, llegando a mi casa ni siquiera salude a mis padres, me metí a bañar y entre los cálidos chorros del agua empecé a pensar que me pondría.
Saliendo de la ducha me puse unas pantaletas rosas y unos jeans ajustados para que se marcaran mis nalguitas, una blusa amarilla y un sostén rosa que hiciera juego, no solo quería verme linda, quería verme tierna, empezaba a desear ser la única mujer de Javier y sentía que el deseaba que yo lo fuera, les dije a mis padres que iría al cine y me dirigí a la dirección del papel que me habían dado.
Toque a la puerta y Javier me abrió, no traía playera así que pude ver sus músculos, me tome unos minutos para apreciarlos pero él me interrumpió con un apasionado beso que yo le correspondí, no hubo saludos íbamos directos al grano pero unas risitas me sacaron de mi trance, al voltear mi cabeza hacia donde había escuchado el ruido pude ver con temor que rápidamente se convirtió en miedo, como sentadas en la sala estaban Magali y Daniela, dos chicas de mi clase que tenían fama de chismosas.
Me despegue de Javier.
- ¿Qué hacen aquí? – les pregunte asustada.
- Vinimos a ver si eran ciertos los rumores – dijo Magali emocionada.
- ¿Cuáles rumores? - dije lo más seria posible
- De que eres una punta barata – me respondió Daniela
Cerré mis puños y mi corazón se llenó de furia, estaba a punto de lanzarme sobre Daniela por lo que dijo, pero de pronto Javier comenzó a besarme el cuello y a masajear mis pechos por sobre la ropa, el estaba detrás mío y frotaba su paquete contra mis nalgas, yo solté un fuerte suspiro de placer y empecé a mojarme como nunca, mi cuerpo pedía sexo desesperadamente, cerré mis piernas para tratar de contenerme pero la presión de mis muslos solo hizo que me excitara mas. Javier desabrocho mi pantalón antes de que pudiera reaccionar lo bajo dejando ver mis patines rosas.
- Me habían dicho que no usabas calzones – Dijo Magali
- - No usa – Dijo Javier sin dejarme responder.
Esto provoco la risa de esas dos perras y una enorme impotencia mía...
Al cumplirse la semana, me dirigí a las oficinas para pedir las llaves del salón de usos múltiples, la mirada de la prefecta fue fulminante, una mujer que siempre tuvo una sonrisa para mi ahora me miraba con asco, pero sorprende mente me dio la llave.
Camine algo cabizbaja por las miradas de mis compañeros y los murmullos de mis compañeras que ahora me seguían con la mirada, llegue al salón algo pensativa y me percaté de que solo estaban David y Javier, no le di mucha importancia pues mi corazón empezó a latir rápidamente al ver a Javier, les sonríe lo más coqueta que pude y me dirigí a abrir el salón, entraron rápidamente y se sentaron sin decir una sola palabra, eso me agrado así que cerré la puerta y pase al frente, me sentía sexy, así que empecé a desnudarme lanzando mi ropa al piso, primero el chaleco, después la blusa por último la falda quedando solo en calcetas y tacones, vi que Javier se levantó en cuanto termine de desnudarme, así que emocionada me senté en el escritorio abriendo mis piernas para que el pudiera ver mi sexo húmedo y caliente, pero entonces mi corazón se helo…
- Maestra como disfrute mucho su clase pasada traje a unos amigos que tienen problemas con Biología para que también “les enseñe” – dijo Javier en tono de burla mientras abría la puerta y tres chicos entraban risueños para quedar boquiabiertos al verme desnuda con las piernas abiertas.
De inmediato cerré mis piernas y cubrí mis pechos apenada y con lágrimas en los ojos voltee a ver a Javier, quien ya estaba cerrando la puerta y comenzaba a desnudarse, se quedó en boxers y a pesar y a pesar de la vergüenza que estaba sintiendo no pude evitar ver el enorme bulto que se marcaba en su entrepierna. Me puse de pie bajando del escritorio aun tratando de cubrirme e intente dirigirme hacia donde había caído mi falda, pero David quien ya se había desnudado me detuvo abrazándome firmemente para que no pudiera moverme, podía sentir su duro miembro rosando con mi entrepierna…
- Es grande… - fue lo único que alcance a decir en un suspiro, todos rieron y yo me preguntaba por qué solo pude pensar en eso.
David me beso y yo le correspondí, pronto pude sentir manos por todo mi cuerpo, comencé a relajarme disfrutando del beso que me estaban dando, de cómo unas manos apretaban mis pechos, otras mis nalgas y otras comenzaban a dedearme, de forma inconsciente abrí mis piernas para facilitar el acceso de sus manos, David se apartó de mí y mientras Javier se ponía delante mío ya estaba desnudo y yo me apresure a tomar su pene con mis dos manos acariciándolo felizmente.
- Ponte en cuatro – me dijo Javier muy serio mientras me miraba.
Todos estaban en silencio mirándome y eso excitaba pero a la vez me ponía nerviosa, me puse en cuatro levantando mis nalgas de las que estaba orgullosa para que pudieran verlas bien y decidí poner en práctica lo que prendí la clase anterior con David, comenzando a besar las bolas de Javier y luego lamiendo su gran miembro desde la base a la punta, jugando con mi lengua en la entada de su uretra para saborear su precum y entonces lo sentí, uno de los chicos que habían entrado acababa de penetrarme, deje la verga de Javier unos instantes para voltear a ver en cuanto sentí como su trozo de carne se abría camino por dentro mío.
El chico era bajito, moreno y de complexión normal, no sentí que su verga fuera muy grande pero sabía como moverse, yo estaba tan empapada por la situación que no tuvo dificultades para entrar.
- ¡No te corras dentro tortas que es para todos! – le grito Javier a lo que “el tortas” estuvo de acuerdo.
Deje que el chico se moviera y mientras el gozaba yo disfrutaba de saborear esa verga de la que empezaba a enamorarme, empecé a sentir como el orgasmo se acercaba, arque mi espalda para disfrutar y el maldito del tortas saco su pene de dentro mío, fue frustrante, se sintió horrible y solo hizo que deseara a Javier, intente ponerme de pie para montarlo, pero sentí como fui detenida por mis caderas por otro de los chicos.
Su nombre era Issac y su pene era delgado pero MUY MUY LARGO me lo metió de golpe y sentí como golpeaba mi útero, se movía muy rápido y esas embestidas estuvieron a punto de llevarme al orgasmo pero cuando estaba a punto me fue negado de nuevo, Issac saco su pene de dentro mío y se masturbo llenándome la espalda de semen.
Voltee a ver a Javier desesperada, mi cuerpo quería su verga, deseaba que el llenara mi vagina y me hiciera suya, volví a intentar levantarme pero esta vez fue David quien me detuvo, yo estaba tan excitada que sabía que su gran miembro aunque no fuera tan grande como el de Javier haría que me corriera, pero en ese instante sentí como su pene solo se frotaba contra mi trasero, como si se masturbará con mis nalgas, desesperada voltee a verlo, él estaba gozando y yo estaba goteando, debajo de mi había un pequeño charco con mis fluidos de lo empapada que estaba, me sentía tan caliente, quería un pene en mi vagina y unas manos o bocas en mis pechos pero no me estaban dando nada de lo que quería.
Voltea a ver a Javier, mi mirada era de suplica… - Puedes hacerme el amor… - dije con la voz cortada, allí hubo un silencio y todos rieron, Javier se puso de pie y yo sonreí como pendeja pensando que sería penetrada por él, pero no fue así, el tercer chico fue quien me penetro, su pene era pequeño y se vino muy rápido llenándome de semen.
- ¡No la quiero usada! Grito Javier y comenzó a vestirse, los demás chicos hicieron lo mismo.
Yo estaba sudada y muy caliente, no había conseguido el orgasmo, no pensaba claro, me aferre aun desnuda al brazo de Javier pidiéndole que me tomara, pero el solo me dijo
- Si quieres que te coja ven a mi casa después de bañarte – acto seguido me dio un papelito con una dirección, todos se fueron y yo me deje caer al piso de rodillas, desnuda bañada en semen y derrotada.
Mire la hoja, me vestí, tome mi mochila y solo le avente la llave a la prefecta, me fui corriendo a casa para bañarme, en el transcurso mi mente se tornaba difusa e imaginaba escenarios románticos donde Javier me tomaba en su cama y me hacia gozar como nunca, llegando a mi casa ni siquiera salude a mis padres, me metí a bañar y entre los cálidos chorros del agua empecé a pensar que me pondría.
Saliendo de la ducha me puse unas pantaletas rosas y unos jeans ajustados para que se marcaran mis nalguitas, una blusa amarilla y un sostén rosa que hiciera juego, no solo quería verme linda, quería verme tierna, empezaba a desear ser la única mujer de Javier y sentía que el deseaba que yo lo fuera, les dije a mis padres que iría al cine y me dirigí a la dirección del papel que me habían dado.
Toque a la puerta y Javier me abrió, no traía playera así que pude ver sus músculos, me tome unos minutos para apreciarlos pero él me interrumpió con un apasionado beso que yo le correspondí, no hubo saludos íbamos directos al grano pero unas risitas me sacaron de mi trance, al voltear mi cabeza hacia donde había escuchado el ruido pude ver con temor que rápidamente se convirtió en miedo, como sentadas en la sala estaban Magali y Daniela, dos chicas de mi clase que tenían fama de chismosas.
Me despegue de Javier.
- ¿Qué hacen aquí? – les pregunte asustada.
- Vinimos a ver si eran ciertos los rumores – dijo Magali emocionada.
- ¿Cuáles rumores? - dije lo más seria posible
- De que eres una punta barata – me respondió Daniela
Cerré mis puños y mi corazón se llenó de furia, estaba a punto de lanzarme sobre Daniela por lo que dijo, pero de pronto Javier comenzó a besarme el cuello y a masajear mis pechos por sobre la ropa, el estaba detrás mío y frotaba su paquete contra mis nalgas, yo solté un fuerte suspiro de placer y empecé a mojarme como nunca, mi cuerpo pedía sexo desesperadamente, cerré mis piernas para tratar de contenerme pero la presión de mis muslos solo hizo que me excitara mas. Javier desabrocho mi pantalón antes de que pudiera reaccionar lo bajo dejando ver mis patines rosas.
- Me habían dicho que no usabas calzones – Dijo Magali
- - No usa – Dijo Javier sin dejarme responder.
Esto provoco la risa de esas dos perras y una enorme impotencia mía...
2 comentarios - De Jefa de Grupo a Juguete de la clase PARTE III