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Confesiones ardientes. Capítulo Il:

"Tarde de amigas"

Después de unos meses de estar postergando el encuentro, finalmente me reuniré con Romina. Mi querida amiga, ha pasado por una travesía desde que llegó de Francia, una en donde ha podido probar el verdadero placer y quebrar ciertos límites. Yo no me puedo quejar, es decir, desde que papá me cumplió mi sueño de ser suya, todo ha ido relativamente bien en mi vida. Aunque claro, he tenido que lidiar con algunos conflictos que he ido descubriendo en mi familia. 

Mientras caminaba hacía la cafetería en donde me juntaría con Romina, el viento jugaba con mi cabellera rubia. Cada paso que daba, mis tetas botaban dentro de mi blusa que me cubría hasta mi cintura. El resonar de mis tacones, llamaba la atención y me percataba que algunos se volteaban a mirarme y quedaban con la boca abierta. De seguro nunca habían visto a una chica tan guapa como yo, es en estos casos en donde bendigo la genética de mamá. 

Desde muy joven me ha gustado vestirme bien, para llamar la atención de los chicos, más ahora que soy una veinteañera y mi cuerpo derrocha sensualidad. Debo admitir que me fue difícil elegir una prenda para vestirme en esta ocasión, por suerte mis queridas y jóvenes tías, me ayudaron. Ahora que lo pienso es raro referirme a ellas con tanto cariño si al principio las odiaba, pero en estos meses, he aprendido a quererlas, incluso a la estúpida de Ignacia, que se va a casar con mi querido hermano Axel. 

Al llegar a la mesa en donde estaba Romina me percaté que ella estaba siendo el centro de atención y cómo no, si la muy guarra vestía un ajustado top y regalaba un descarado escote. Sus tetas sin duda eran las mejores armas que tenían, ya que hasta a mí me entraban ganas de estrujárselas y saborearlas. Mordiéndome los labios, me acercó a ella para darle un beso en su mejilla, automáticamente nos abrazamos y sentir el choque de nuestros suaves senos, fue increíble. 

Romina: Joder, que guapa estás Vanessa.

Yo: Gracias Romi, tú luces fantástica también. 

Romina: Pero no tanto como tú. 

Dijo sonriendo, nos sentamos y entretanto esperábamos que nos atienda, yo noté que mi querida amiga tenía un anillo en su dedo. No pude evitar consultarle que significaba aquello, no obstante, la muy desgraciada solo rio y no quiso dar detalles de su anillo. Evidentemente no soy tonta y había un significado especial en esa sortija, pero no era de compromiso, porque no estaba en su dedo anular y de estar comprometida, Romina me lo hubiera ya presumido mucho antes que nos juntemos. Debo admitir que me sentí celosa en ese instante, pues, me gustaría tener un anillo como ella y que me lo haya entregado nada menos que Axel. 

Romi se percató que me había colocado algo cachonda, así que en un susurro me preguntó, –“¿Estás pensando en Axel?”-, a la vez que soltaba un pequeña sonrisilla. Al no decirle nada, ella volvió a comentar algo en un tono muy bajo, –“Pero que guarrilla Vane, ni cuando me tienes al frente tuyo, puedes dejar de pensar en ese bobo que prefirió a otra”-, esas palabras me irritaron, porque a pesar de que mi hermano estaba comprometido con Ignacia, yo todavía tenía una pequeña esperanza de que lo nuestro podía funcionar. 

Solo pensar en mi hermano, se me moja mucho la vulva y me entra un calorcito único, al fin y al cabo es el único hombre al que amo en realidad. Papá solo es un deseo carnal, pero Axel, es más que eso, él con solo tocarme me hace temblar y sus labios al conectarse con los míos me hacen delirar entre el placer y el amor. Nuestro primer beso fue mágico y algo que estoy segura que él todavía recuerda con mucho cariño, después de todo fue muy fogoso y denso. 

–“Vane”- interrumpió Romina cuando me perdía en ese recuerdo y mi braga se humedecía, me di cuenta que mi amiga, me había despertado de aquel maravilloso momento, porque nos habían ido a atender. Era una chavala que al parecer estaba impresionada por nuestros cuerpos, no dejó de tener los ojos dilatados, parecían dos enormes platos, yo en vez de torturarla como mi amiga, le pedí un chocolate, mientras miraba otra vez con detenimiento el anillo de Romi. 

Romina: Ok, si tanto te mueres por saber qué significa esto te lo voy a decir, aunque es una historia muy aburrida y no tiene un significado especial. A cambio que me confieses todo lo que hiciste con Bruno, porque no me creo que solo lo ayudaste…

Yo: (Interrumpo) Sí, solo hice eso, lo ayude con encontrar a su novia, a quitarle la máscara a su madre y encontrar un trabajo.  

Romina: ¿Solo eso? 

Yo: ¡Qué sí, chica! Ahora quiero que escuches sobre un hecho que recientemente descubrí y me ha hecho andar excitada estas últimas semanas.

Romina: Uy, esas palabras prometen mucho, así que espero que sea una buena historia. 

Yo: Ni te imaginas lo buena que es.     

Romina se acomodó para poder escucharme de la mejor manera todo lo que le iba a contar. Todo comenzó hace unas dos semanas atrás, yo regresaba a casa después de una sesión de fotos. Aquel día mi cuerpo estaba ardiendo, mi coñito necesitaba tener una buena verga atravesándola y apagando ese ardor que recorría en mí. Conduje rápidamente a casa, no quise desviarme, pues sabía que en casa estaba papá y desde que Axel dejó de tocarme, solo él era el único que me consolaba y satisfacía mis necesidades.  

Mientras iba en el camino, en mi mente pervertida me imaginaba la polla de mi padre erguida y apuntando donde mí, con esa preciosa y deliciosa cabeza brillante. Mordiéndome los labios, traté de controlarme, sin embargo, otra vez esa vigorosa verga irrumpió en mis pensamientos, junto la divina figura de mi madre. Hacer tríos con ellos dos, era algo de otro mundo y mi apetito sexual era más que saciado. Ya no podía más de la calentura, así que aumente la velocidad. 

Cuando finalmente llegué a mi casa, estaba exasperada, solo quería ver a mi padre y devorarle la boca, llevarlo a mi cuarto y que me la metiera cómo él sabía hacerlo. No obstante, mi fogosidad se apagó un poco, al escuchar unas voces familiares en el patio. Tal como sospechaba eran las de Luz, Sophie y Olivia, mis amigas modelos, no entendía qué carajos hacían en la casa, sin que yo las invitada, menos esperé verlas tan cercana a mi madre, es verdad que mamá es simpática con todos y es muy fácil establecer una conversación con ella, pero no dejaba de ser extraño para mí. 

Al ir acercándome, me di cuenta del porque esas tres estaban tan jocosas y acompañaban a mi madre, estaban literalmente comiendo con sus miradas a mi padre, que se encontraba con el torso desnudo, practicando con una especie de espada de madera. Me quedé paralizada, no era para menos con esa imagen tan potente que tenía al frente mío. Logré entender porque esas perras estaban alucinando, es decir, a pesar de que había visto varias veces a mi padre desnudo, observarlo blandir esa espada, lo hacía lucir muy sexy. 

Mi padre no se caracteriza por ser alguien muy atlético, tampoco es que estuviera fuera de forma, sin embargo, en ese instante, sus brazos parecían mucho más anchos, su torso un deleite, con unos abdominales no tan marcados pero firmes, unos pectorales preciosos y su espalda, se veía fuerte y muy sensual. A eso había que agregarle, que estaba sudando, toda su esencia masculina se podía sentir en el ambiente, al igual que su aroma, era imposible que no nos derritiéramos.

Mi cachondez había incrementado mucho más que antes, por mí me desnudaba e iba al lado de mi padre para que me diera con su pollón. No obstante, aun podía controlar mis impulsos, más que nada por los celos que me producían las zorritas de mis amigas, pues mi madre tiene un fetiche, a ella le encanta ver a papá teniendo sexo con otras. De seguro esas tres estaban ahí porque mi madre quería verlas haciendo algo depravado con papá y daba eso por hecho, porque ya había atrapado a Olivia y a Sophie cogiendo con él. 

Si bien a Luz no la había visto con mi padre, con la libido que lo miraba en ese momento, estaba convencida que ya había probado ese troncazo de él. Cuando estaba al lado de ellas, mamá fue la única que notó mi presciencia y desvió su mirada unos segundos para saludarme. Yo le pregunté qué estaba haciendo mi padre, a lo que ella clavando nuevamente su mirada en él, me dijo: –“Está preparándose para un duelo de kendo contra Alex”- 

Yo: Espera, ¿desde cuando papá práctica kendo?, y ¿por qué va ir contra Alex?  

April: Lo comenzó a practicar cuando tú naciste, quemaba sus energías en eso y, bueno Alexander lo reto por capricho. 

Mamá no quiso o mejor dicho no pudo decir nada más, sus ojos azules contemplaba solo a mi padre, estaba segura que al igual que yo y esas otras putitas, quería solo desnudarse, bajarle el pantalón y comerle todo ese sable de carne. –“Ma… Mamá”- susurré, mientras todo mi cuerpo tiritaba, me estaba viniendo con solo apreciar el cuerpo de mi papá, ella notó mi urgencia y se apiadó de mí, ya que se levantó de su asiento para aproximarse a él, y le murmuró algo, a la vez que con una toalla secaba el sudor de su tórax. 

Luego se dio vuelta y miró a mis amigas con una sonrisa, –“Bueno chicas, se acabó la exhibición, ahora Tommy tiene que hablar algo con su Princesita”- señaló, haciendo que esas tres se desanimaran. Ellas se levantaron y se fueron con mamá hacía la piscina, ninguna me saludó, tampoco fue algo que me haya importado, porque solo quería estar a solas con mi padre. Al ver que se habían alejado lo suficiente, no me aguanté más y me avalenté a los brazos de mi papá, besándolo con mucha pasión. 

Toda la lujuria que sentía por mi cuerpo se fue calmando, no obstante, no era suficiente, necesitaba para apaciguar toda esa llama que había en mí. Lo mejor de todo es que papá lo entendió y es que él también estaba excitadísimo, su mástil estaba erecto y duro, lo más seguro que las miradas lascivas de mis amigas, lo habían cachondearon y se moría de ganas de atravesar un chochito. Por eso de un jalón me quitó la bermuda que llevaba, al igual que mi braguita mojada, la cual rompió y quedó colgando en mi muslo izquierdo. 

–“Ooohh papi, quiero que me claves toda tu espada de carne, ahora”- le susurré con una sonrisilla juguetona y relamiendo mis labios. –“Eso no debes ni pedírmelo, Princesita”- dijo él, bajándose los pantalones y liberando esa impresionante verga, la cual estaba cubierta de su liquido pre seminal. No había duda que durante todo ese rato en que estuvo entrenando, la tuvo dura y de seguro en su cabeza pasaron varias fantasías, porque aunque él no quiera reconocerlo, últimamente he notado que le ha ido agarrando el gustillo a las locas ideas de mamá y se imagina lo que puede pedirle.   

Verla así de embadurnada e hinchada, hizo que quedara a boca abierta, si hubiera estado más tranquila, me habría agachado para darle una mamada a esa imponente polla, pero necesitaba tanto ese tronco en ese momento, que solo me apoyé en sus hombros y dejé que me la metiera. Solo sentir la punta de su cabezota, me hizo gritar de gusto, mi coño empapado se abría para recibir todo su pene, –“Ooohh sííí… Papi, dale a tu niña traviesa amor, llénale su coño con tu pollón”- afirmé, acercando mis labios para besarlo otra vez. 

Nunca esperé que papá fuera a follarme ahí en el patio, pensé que después de untar su glande con mi húmedo chocho, iba a pedirme que nos fuéramos a mi cuarto. Pero en cambio de eso, me complació y sumergió todo su miembro en mi interior. Sentir ese grueso tronco golpeando mi matriz me hizo estallar en placer y su lengua dentro de mi boca me nubló completamente. Él apoyando mi espalda contra la pared, me quitó la blusa y se puso a jugar con mis senos. 

–“Me encanta tus tetazas hija, son tan grandes y suaves como las de tu madre”- me dijo, enterrando su cara entre mis pechos y dándome una estocada tras otra. Mis piernas volaban por los aires y mis manos trataban de mantenerse firme en el cuerpo de mi padre. Su boca que se perdía en mis senos, se paseó por mi cuello y su respiración cerca de mi oído me cachondeaba todavía más. Papá en ese momento dejó de penetrarme, bajándome cuidadosamente de sus brazos me miró, dejándome desconcertada.

No entendí por qué me había dejado de follar, menos el motivo por el cual sacó ese descomunal miembro de mi sexo. Hasta que me dio un azote en los glúteos, –“Apoya tus manos en el muro y levanta esa preciosa colita que tienes, hija”- manifestó, yo obedecí como la buena chica que soy, además solo quería seguir sintiendo su verga en mi interior. Apenas lo hago me doy cuenta de la razón del cambio de posición, él quería que yo apreciada cómo mi madre distraía a mis amigas a unos metros.  

El morbo volvió a encender mi cuerpo, después de esos segundos de incertidumbre, solo quería más, temblaba por tener ese grueso cilindro en mí. Pero papá no me la clavó de una, sino que se agachó, y pasó sus labios entre mi rajita que goteaba, el solo sentir ese roce de su vello facial, me hizo jadear. –“Dios papi… ¿Qué haces? Entrena conmigo y ensarta tu sable”- le rogué, aunque fue inútil, sus dedos acariciaron mi vulva y su lengua fue directamente a mi clítoris. 

Comencé a gemir, no podía ocultar que aquello me encantaba, y más sabiendo que mamá nos observaba desde la distancia y las putas de mis amigas, ni se enteraban de lo que ocurría. Los ojos penetrantes de mi madre me encendieron todavía más, quería que ella se sintiera orgullosa por dejarme con su hombre, ya que fácilmente pudo haber regalado ese privilegio a una de esas zorritas con las que hablaba, pero comprendió mi urgencia y quiso que yo tuviera ese regalo. 

Sus dedos se fueron hundiendo en mi vagina y todo mi cuerpo se estremeció, no podía mantener mis manos firmes en la pared, solo aullaba. –“Pa… Pa… Papi… Papi me vengooooooo…”- balbuceé, soltando un gran chorro de mis juguitos, tras eso, sentí un gran alivio, ya que era lo que necesitaba, no obstante, quería más, quería seguir disfrutando de la tranca de mi padre, quien no me la negó, pues ayudándome a mantenerme de pie, me agarró de cintura y clavó su pollón otra vez en mi coño.   
    
Un suspiro tras otro, soltaba al sentir el paquete de mi padre recorriendo mi vagina y golpeando mi útero. Mis paredes afirmaron con fuerza, más cuando observé que los ojos de mis amigas se desviaron a donde me encontraba yo. Mis tetas danzaban al ritmo de esa cogida maravillosa y las manos de mi padre, poco a poco fueron recorriendo mi cola, la moldeaba y me nalgueaba, algo que me encantó. Hubo un momento en que llevó su mano izquierda a mi boca y me hizo chupar su dedo anular. 

Tras eso, me lo enterró en el ano, haciéndome gimotear otra vez, –“¡Ohh sí, papi, dale duro a tu nena!”- le manifesté, echando mis caderas hacía atrás. Él sintió cómo mis músculos vaginales se aferraron a su polla y mi ano hacía lo propio con su dedo. Logré apreciar una sonrisa en el rostro de mi papá, el cual empezó a bombear con fuerza, pero de una manera exquisita, mi cabeza daba vuelta entre tanto placer, mi ano con solo tener ese dedo, rogó por más, quería ser abierto como mi coño en ese momento. 

Él soltó mi cintura y me tomó del cabello, jalándomelo, se acercó  a mi oído para mordisquearlo, luego me comió la boca, mi lengua se entrelazaba con la suya con mucha vehemencia, no quise dejar de sentir esa sensación tan placentera y morbosa que me generaba ser follada al aire libre y con mis amigas tan cerca. –“Uuufff, papiii… Sí que manejas muy bien esta espada, la blandes con mucha maestría”- le dije, totalmente fascinada con su follada. 

–“Princesita, gracias por practicar conmigo”- señaló, sin bajar el ritmo y causando otros gemidos de mi parte. –“No tienes que agradecer nada papi, tú sabes que puedes usarme cuando tú quieras”- le respondí, mordiéndome los labios y notando cómo su verga se hinchaba cada vez más en mi interior y palpitaba de forma frecuente. Su dedo finalmente llegó a lo más profundo de mi culo y me hizo estallar nuevamente, al mismo tiempo, él fue retirando su polla de mi vagina, colocándola entre mis nalgas saca su dedo y me cubrió la espalda con su espesa leche.       

Yo: Joder, eso fue increíble papá… 

Le expresé con la voz agitada y recuperando el aliento, después de semejante cogida. 

Tomás: Me alegro que te haya gustado Vanessa. 

Dijo él, recogiendo su pantalón y mi ropa. Al darme vuelta para tocar sus labios, papá me tomó de la cintura y me cargó. 

Yo: ¿Qué haces, papi? 

Tomás: ¿No es obvio? Te llevó a tu cuarto para seguir cogiendo. 

Una sonrisilla se trazó en mí, olvidado que solo quedaban once días para la boda de Axel. Al irnos a mi habitación, papá siguió dándome tan duro como en el patio, pero ya no usaba mi babeante coño, sino que complació a mi culo, el cual quedó muy contento luego de recibir una buena follada. Nos quedamos exhausto esa tarde de tanto coger, ambos abrimos los ojos nuevamente, cuando mamá entró a mi cuarto con un rostro de preocupación. 

Mamá quiso hablar en privado con papá, pero él le solicitó que soltara lo que tenía que decir. Ella suspiró y mientras su mano traviesa acariciaba la verga de papá, le murmuró que el abuelo Enrique estaba más grave con su enfermedad. Esa declaración hizo que se me aceleré el corazón, porque pesé a algunas diferencias que he tenido con mi abuelo, siempre lo he querido y sé que soy la niña de sus ojos, su nieta preferida, a la cual consiente desde pequeña.    

Para mi sorpresa, papá al enterarse de la noticia, se mostró igual de preocupado y angustiado que yo, sin embargo, rápidamente cambio la cara y colocó como excusa que tenía mucho trabajo, para ir a ver a su padre. Yo sabía que era una mentira, pues desde que tengo memoria, él y el abuelo se evitaban, algo que se agravó cuando apareció Axel. Aun así yo no podía evitar en insistirle que fuéramos a verlo, porque era algo delicado. Sin embargo, no conseguí nada y mamá me pidió que no insista, me dijo que ella me acompañaría a ver al abuelo.

No obstante, al otro día me dijo que no podría porque su trabajo como maestra, también le colocó trabas. Pensé que iba a viajar sola, pero entonces vi a papá hablando con Benjamín y Axel. Mi corazón se aceleró al pensar que mi querido medio hermano viajaría conmigo, sin embargo, solo fue una tonta ilusión. Pues Axel, tenía un viaje programado con Ignacia. Así que Benjamín fue el designado a viajar conmigo, aunque inesperadamente Josefina se unió también. Y, digo inesperadamente, porque para mi padre lo fue, aunque para mí, no.

Porque yo sabía que ella y Benjamín, eran más que tía y sobrino, ellos son pareja, información que papá desconocía, pero que mamá está al tanto de todo, aunque finge no saberlo, solo para saber hasta dónde iban a querer ocultar esos dos lo obvio. Fue así como inicié mi viaje a la casa de mis abuelos paternos, los cuales viven a unas 5 horas de distancia de nosotros, aun así, la única vez que nos habíamos reunidos con ello fue para el cumpleaños de Simón.

Durante todo el trayecto, mi hermano y mi tía no fueron molestos, es decir, no se besaban libremente o eran cursis, aunque si fueron muy coquetos y yo no podía evitar mirarlos y excitarme. Aunque gran parte de mi cabeza, rondaba la pregunta del ¿por qué papá era tan esquivo con su familia?, quería averiguar el origen del distanciamiento con mis abuelos.  Cuando llegamos, mi hermanito quedó embelesado por la sensualidad de la vecina de mis abuelos.

Ella a simple vista aparentaba unos 35 años, aproximadamente, pero en realidad es una mujer más mayor. Esto molestó a Josefina, yo en esa ocasión debo admitir que estuve de su lado, pues, aunque no me gusta admitirlo, porque le estaría dando un halago indirecto a Ignacia, dado a que Jose y ella son gemelas, y todavía me es difícil hablar muy bien de la Nacha, entre Josefina y esa mujer, mi tía tiene un físico que me resulta mucho más atractivo y lujurioso, por lo que Benjamín comprobaba que los hombres de mi familia, tiene una obsesión con las Milfs. 

Entramos a la casa y Josefina no le habló a Benjamín, yo salude a mi abuela que nos recibió y luego camine a la habitación de mi abuelo. Él se quejaba mucho de dolor, pero al verme sonrió, –“¿Cómo está mi niña hermosa?”- preguntó mirándome a los ojos. Yo le contesté que estaba bien aunque algo inquieta por su salud. Él rio con mucho esfuerzo y me susurró que no pierda el tiempo preocupándome por él y que me centre en mí. Yo lo abracé y le murmuré, que eso sería difícil. 

Luego de eso, continuamos hablando de algunas cosas, aunque papá nunca fue un tema. Al día siguiente me desperté algo mareada y sobada. Durante la noche había dormido muy poco, ya que mi cuerpo ardiente, quería follar, anhelando la verga de papi y cómo no estaba, tuve que tratar de saciarme sola, algo que fue inútil. La mañana transcurrió de lo más normal, Benjamín y yo pasamos tiempo con el abuelo y después lo dejamos descansar. 

Con mi hermano, salimos a disfrutar un rato del día en la piscina, Josefina seguía enojada con Benjamín, por lo que no se unió. Luego de nadar por un rato, me recosté en una de las sillas que había y me quedé dormida. Descansé cerca de una hora y media, el sol que antes me llegaba a los pies, se había trasladado unos metros más y solo la sombra me cubría. Me di cuenta que mi hermano ya no estaba nadando, pensé que tal vez se había entrado a la casa, sin embargo, cuando iba a levantarme para entrar, escuche unas risillas que me llamaron la atención. 

Estás provenían de la otra casa, quería no darles tanta importancia, pero entonces reconocí la voz de mi hermano. Sigilosa como mi madre, me infiltre al jardín de la vecina, no tuve que entrar a la casa, para encontrar a Benjamín. Porque él se encontraba colocando protector solar a la mujer, ella risueña le decía que sus manos eran suaves y muy agradable, Benjamín atolondrado, recorría la espalda de la madura, mientras un bulto destacaba en su short. 

Capte que esa perra era una devora jovencito y que mi hermanito sería otra de sus presas si no intervenía. Aunque preferí algo más de espectáculo, por lo que decidí ir avisarle a Josefina lo que estaba ocurriendo. A la vez que caminaba de regreso a la casa para hablar con mi joven tía, me preguntaba, ¿por qué los hombres de mi familia, eran tan débiles ante las Milfs? La única respuesta que se me ocurría y que creo que es la más obvia, es que papá les heredo a mis hermanos, además de su troncazo, ese fetiche. 

Quiero decir, en ese momento Benjamín, estaba hipnotizado por esa mujer, de cintura fina y caderas anchas, piernas largas y bustos grandes. Por lo que tengo entendido mi padre en su juventud andaba detrás de mujeres maduras, por lo menos lo que sé, mamá lo ayudó para que tuviera sexo con su casera y embarazó a la madre de Axel, en una fiesta con sus amigos, donde intercambiaron a sus maduritas. Axel, se calentaba con mi madre y tuvo sexo con una Milf pelirroja.  

Me interpelé a mí misma, porque era todo lo contrario con mi abuelo Enrique y mi tío Ricardo, quienes se casaron con mujeres menores a ellos y jamás tuvieron una aventura con una mujer mayor que ellos. Entre a la casa y no encontré a mi tía en el primer piso y tampoco en el dormitorio donde se estaba quedando. No quise gritar su nombre, porque no deseaba despertar a mi abuelo. Así que volví a la piscina para buscar mi celular y mensajearle a Josefina, entonces curiosamente, escuche que su teléfono sonó muy cerca. 

Intrigada, me acerque a la ventana que daba con la habitación de mi abuelo, para mi sorpresa, Josefina se encontraba ahí con una sonrisa de oreja a oreja. Ella bañaba con un paño húmedo el cuerpo de mi abuelo. Noté en su mirada un gran fervor cuando llego el momento de bajarle el pantalón. Pero una vez que lo hizo, sus ojos reflejaron desilusión, sin que ella se diera cuenta, mi abuela entró al cuarto y al verla con la polla del abuelo entre sus manos, le preguntó qué estaba haciendo. 

Josefina: ¿Yo?... Na-nada señora Hilda... O sea, le daba un baño al señor Enrique.
 
Hilda: Mmm... ¿Segura? No estarás mintiéndome, ¿verdad?

Josefina: (Nerviosa) Nop... ¿Qué otras intensiones podría tener?

Hilda: No lo sé, pero detrás de esa carita de niña buena que tienes, sé que hay una zorra.

Josefina se quedó completamente en blanco, un silencio invadió la habitación por unos segundos, hasta mi abuela lo rompió. 

Hilda: No tienes de que preocuparte muchacha, en el fondo te entiendo. 

Josefina: Me... ¿Me entiende? 

Hilda: Sí, cuando joven era muy curiosa por las vergas que tenían los integrantes de mi familia. Buscaba oportunidades perfectas para saber el tamaño de sus miembros viriles, así que puedes ser sincera conmigo, querida. 

Por obvios motivos, Josefina se relajó tras aquellas palabras, dejando de lado a mi abuelo, como si fuera un juguete que ya no le interesaba, se acercó a mi abuela y comenzó a charla sobre penes. Era un tema que me provocó cierta incomodes, ya que nunca imagine que mi abuela fuera tan experta en pollas y liberal. Por un momento pensé en dejar de oír, hasta que Josefina dijo algo que me llamó la atención. 

Josefina: Sinceramente, esperaba que don Enrique la tuviera más grande. Pues Benjamín la tiene larga y muy gruesa, Axel también y ellos la han heredado obviamente de mi cuñado. Por eso pensé que Tomás había obtenido ese miembro viril de su padre. 

Hilda: (Reía) Ya veo, por eso te ofreciste para lavar a mi esposo, esperabas encontrar algo maravillo debajo de ese pantalón. Pero lamentablemente Enrique no es quien le heredo es gorda y jugosa verga a mi hijo menor. 

Josefina: ¿Ah, no? Entonces, ¿usted le fue infiel a don Enrique? 

Hilda: No, no... Lo que quiero decir, es que ese pollón de mi hijo proviene de mi familia, mi padre era quien la tenía así. 

Josefina: Aaaahhh... Comprendo. Disculpe, puedo preguntarle, ¿por qué habla con tanta lujuria sobre la polla de mi cuñado? 

Hilda: (Reía) Veo que eres muy atenta y deductiva querida. Supongo que en esa cabecita sospechas que estoy loca por la vergota de mi hijo Tomás y no te equivocas del todo. Cuando me di cuenta que mi pequeño tenía el pene de mi padre, empecé a masturbarme todas las noches pensando en ese tronco grueso, mi cuerpo comenzó a anhelarlo como nunca lo había hecho antes por un hombre, ese límite de lo prohibido me llenaba de calor y me excitaba demasiado. 

Josefina: (Sonrió) Vaya, pero que traviesa es, aunque igual la entiendo, una polla así enloquece a cualquiera. Sin embargo, hay algo que no entiendo, ¿nunca deseó a su padre y su otro hijo no la tiene tan grande? 

Hilda: No, a mi padre nunca lo vi con otros ojos, si envidiaba en cierta parte a mi madre, por tener un trozo de carne así de grande y grueso para ella sola, pero nunca fantaseé con él. Además, Enrique fue un gran amante a pesar de no tenerla como mi padre o Tomás, sabía perfectamente cómo satisfacer a una mujer. Sobre Ricardo, si la tiene un poco grande, pero está no se compara a la que tiene Tomás. 

Josefina: ¿Y no se aprovechó de Tomás? 

Hilda: (Sonrió pícaramente) Sí... Fue una noche cuando Enrique tuvo que irse a otra ciudad por tema de trabajo y yo pensé que tendría la casa para mí sola. Pues Ricardo se quedó en la casa de su novia de ese entonces y mi pequeño había salido con sus amigos a una fiesta. En ese momento él estaba a unos meses de irse a la universidad y aunque no lo creas era la primera vez que salía a una fiesta, ya que era muy poco sociable, solo tenía dos amigos, que lo entendían perfectamente e Isidora. 

Josefina: (Reía) Disculpe, pero me resulta difícil imaginar a mi cuñado tímido. 

Hilda: (Sonrió) Lo sé, más que tímido era alguien serio, por eso nadie lo molestaba, exceptuando por una muchacha, pero todo cambió cuando conoció a tu hermana, April. 

En ese momento me quedé ahí quieta, porque todo lo que decía mi abuela me resultaba impresionante, así que no me moví y escuché atentamente lo que le diría a Josefina:

«Bueno siguiendo con mi historia, con mi esposo fuera de casa y mis hijos también, tenía pensado en disfrutar la noche, con un largo baño y después mirar una película junto a una copa de vino. Algo que no hacía hace mucho tiempo. Todo iba bien, hasta que mi mente sucia, pensó en la tranca de mi bebé. Traté en dejar de pensar en la polla de mi hijo y en desearlo. Pero solo fue en vano, ya que por más que trataba de olvidar ese grueso trozo de carne, que había descubierto una noche cuando él dormía inocentemente con una erección, más me obsesionaba con él»


«Mi cuerpo entero ardía, así que no tuve otra opción que jugar un rato con mi vagina. Estaba en la mejor parte, cuando escuche unos ruidos por la cocina. Asustada me levanté y como andaba con lencería me puse una bata para cubrirme. Caminé hasta la cocina y me encontré con Tomás, quien al verme se me acercó para abrazarme. Con solo sentir aquel contacto experimente un gran cosquilleo dentro de mi órgano sexual, que estaba pidiendo a gritos ser consolado»


«Pero conserve la calma y agitada le pregunte: –“Tomás, ¿qué estás haciendo?”-, él me dijo que buscaba cobijo, ya que, Vicky, -una chica de su clase y vecina nuestra-, lo había humillado y dado a que no quiso perder el control, se tragó todo el dolor. Ella era la chica más popular en ese entonces, tenía varios pretendientes, pero a Tomás nunca le intereso. A pesar de que él podía pasar inadvertido, Victoria vio a mi hijo, como una presa que le encantaba molestar, incluso lo obligaba a hacer sus tareas algunas veces, aunque Tomás no solía hacerlas y era Isidora quien las terminaba haciendo»


«Yo había discutido muchas veces con la madre de Vicky, para que hicieran algo al respeto y ella dejé tranquilo a mi niño. Sin embargo, esa muchacha era la representación del caos, por más castigos que le colocaban, seguía haciendo de las suyas, todo lo contrario a su hermana menor Isidora. Acariciando la nuca de mi hijo, le susurré que nos fuéramos a mi cuarto y ahí me contara todo lo que sucedió. Apenas llegamos a mi habitación, él volvió a abrazarme, enterrando su cara en mis tetas, lo que me hizo soltar un sutil chillido»


«Tomás no se  dio cuenta de lo que me estaba provocando y poco a poco fui perdiendo la cordura. Recuerdo que me dijo que Vicky se acercó a él con la intensión de pasar la noche juntos, pero él la ignoró como siempre y ella como venganza fingió rechazarlo públicamente, dándole una bofetada y tirándole un vaso con alcohol en la cara. Yo, ya no resistía más y sin darle previo aviso a mi hijo, lo empuje en la cama y me coloque encima de él»


«Apoye mi mano derecha en la cama, muy cerca de su cabeza mientras que la izquierda en su pecho. Él extrañado no comprendía lo que ocurría, aunque inocentemente fue tomando mi cintura y una de sus manos me acarició las nalgas. Estaba muy cachonda, solo quería que Tomás me hiciera suya, robarle su virginidad y que nos transformáramos en amantes. Mi pequeño, cada vez estaba más excitado y agitado. Su respiración humedecía mis tetas y su pene endureciéndose en ese pantalón, solo hacía que perdiera más la cabeza. –“Ma... Ma... Ma-mamá...”- tartamudeó nerviosillo»


Confesiones ardientes. Capítulo Il:

 

«–“¿Pasa algo hijo?”- le pregunté con un tono coqueto, él intranquilo cerró los ojos y trataba de calmarse, pero sus manos comenzaron acariciar más mis glúteos y su polla no dejó de crecer. Fingí estar muy preocupada por él, pero solo quería aprovecharme más de la ocasión. Mis manos abrazaron su cuello y nuevamente su cara terminó entre mis senos. De forma seductora, le dije: –“Tomás, hoy quiero que seas el bebé de mami y te olvides de esa hija de puta, mientras duermes entre mis brazos y pechos, tal como lo hacías de pequeño”-»


«Él no respondió, de hecho no dijo ninguna palabra más durante la noche. Me obedeció y se quedó a mi lado abrazándome como el buen niño que era, aunque dudo en quitarse el pantalón y la camiseta que llevaba puesto, por vergüenza, no obstante, igualmente lo hizo. Mi mente pervertida imaginó diferentes situaciones incestuosa, sin embargo, mi pequeño no hizo nada más que abrazarme. Aquello fue algo terrible para mí, me sentí horrible por pensar que mi hijo me vería con otros ojos, que me deseara como yo lo hacía»


«A pesar del golpe de realidad que tuve, la cachondez que tenía no se fue y comenzó a perturbar mis pensamientos otra vez. No podía soportar más aquella situación, necesitaba ver esa verga de cerca, tocarla, olerla, para embriagarme en su hedor. Así que aproveche que mi hijo se durmió profundamente, para bajar hasta donde se encontraba su tranca. Ya no había vuelta atrás me dije, saque mi lengua y comencé a lamer ese bulto. Poco a poco fui notando que la polla de mi pequeño se hacía enorme, sobresaliendo de ese slip ajustado»


«Yo ya me encontraba completamente perdida en la lujuria, así que le bajé su ropa interior y ese pollón cayó sobre mi cara. Su olor me excitaba más y más, sentí un cosquilleo en mi coño, estuve cerca de venirme con solo oler el pene de mi hijo. Abrí la boca y lo lamí, fui cubriéndolo de saliva, hasta que finalmente me atreví ir un paso más lejos, metérmela en la boca. Al principio me resultó difícil, era más grande de lo que pensaba, estaba por la mitad y ya me sentía llena, incapaz de lograr clavarme esa vergota al fondo de mi garganta» 


«Pero insistí y al final lo logré, lo tuve todo dentro de mí, me sentí ahogada y al mismo tiempo con ganas de seguir jugando con la gran herramienta de mi pequeño. No sé cuánto tiempo estuve mamándosela, pero me encantó experimentar ese lascivo e inmoral acto. Me había como dos veces y fueron los orgasmos más grandes y placenteros que había tenido en mi vida. Seguí devorando ese pollón, hasta que él se corrió dentro de mi boca, su descarga fue muy grande, tanto que me salió por la nariz. Agotada por solo mamarle la pija a mi hijo, me quede dormida»


«A la mañana siguiente desperté abrazando la espalda de Tomás y mis manos alrededor de su pene. Él no sospecho lo que había sucedido, solo se avergonzó por tener su miembro erecto. Cuando se levantó para tomar una ducha, yo no dejaba de pensar de lo que había hecho. Desde ese momento mi vida dio un cambio, dado a que mi vida sexual con mi esposo estaba muerta y mi cuerpo añoraba la vergota de mi hijo, me metía todas las noches a su cuarto, muchas veces fingiendo estar preocupada por mi pequeño, cuando en realidad esperaba que se durmiera para devorarle ese trozo de carne y me diera sus litros de leches»


«Fueron cerca de dos meses con esa rutina, hasta que de a poco comencé a ir más lejos, como por ejemplo, lo besaba, mordiendo sus labios y pasando mi lengua por ellos y sobaba ese tronco entre mis húmedos labios vaginales, todo eso mientras él dormía. Solo era cuestión de tiempo para que terminara cogiendo con él»


Josefina: Espere, ¿Tomás jamás se di cuenta de eso?

Hilda: No, él siempre pensó que su mami era solamente cariñosa. No obstante, nada dura para siempre y mis noches de lujurias con mi hijo se acabaron cuando él decidió irse a estudiar lejos. No comprendía el motivo y trate de convencerlo para que no lo hiciera, pero su decisión no cambió con nada. 

Comentó mi abuela. 

Hilda: Los primeros días lejos de él fueron horribles, el no poder saborear esa jugosa y gorda polla me tenía inquieta, cada día me colocaba más irritada y malhumorada. Frustrada trataba de auto complacerme, sin embargo, no se sentía igual a como cuando tenía la polla de Tomás en mi boca. Milagrosamente logré soportar tres meses, pero a mitad del cuarto nuevamente todo era igual al principio e incluso peor. Así que un día fui a visitarlo. 

Josefina: (Impresionada)  ¿Qué? ¿Tres meses? Me estás diciendo que soportó tres meses y medio sin tener sexo de ninguna manera. 

Hilda: (Sonrió) Sí, tres meses y medio, sin conocer de sexo. Fue como una pesadilla, principalmente porque el paquete de mi hijo, despertó en mí un lado lujurioso que desconocía. 

Josefina: Wow... Sinceramente, yo no me imagino tres meses y medio sin sexo. 

Señaló mi tía, haciendo que mi abuela suelte una breve risilla.

Hilda: Y, por eso anhelas la verga de mi hijo, por si mi nieto no puede complacerte, ¿verdad?

Josefina: (Sorprendida) ¿Qué? 

Hilda: Josefina, no tienes que fingir conmigo, yo no te voy a juzgar. Sé que tienes algo con Benjamín, solo con verlos me di cuenta que entre ustedes hay algo más que una relación entre una tía y un sobrino. Además, me gustaría oír si tienes alguna historia con Tomás. Aunque tendrá que ser en otro momento, porque ahora tengo que ir a la cocina. 

Josefina: ¿Cómo que en otro momento? Se va ir sin decirme, ¿qué ocurrió después de que decidió ir a ver a su hijo?

Hilda: Si no cocino ahora, no va haber cena querida. 

Josefina: Si la ayudo, puede continuar con su historia, ¿verdad? 

Hilda: Mmmh... No lo sé, Vanessa tal vez este en la cocina y dudo que quieras que mi nieta sepa que estás con su hermano y que te mueres por la verga de su padre. 

Dijo mi abuela incrédula, como si yo fuera una tonta o ingenua, para no darme cuenta de las intenciones de mi tía.

Josefina: (Sonrió) Vanesita sabe que amo a su hermano y que por ende estoy loca por las vergas de su familia, como ella lo está. 

Hilda: (Intrigada) ¿Va-Vanessa? 

Expresó completamente atónita. 

Josefina: Ay, doña Hilda... Ya le dije que Tomás heredo muy bien a sus muchachos, por eso para Vanessa es difícil controlarse ante ellos y los desea tanto como yo o como usted deseó a su hijo. Dudo que le moleste oír su historia. 

Hilda: Así que mi nieta está detrás de la polla de su padre. Definitivamente me alegró que ustedes hayan venido. 

Afirmó mi abuela, sonriendo y mordiendo ligeramente su labio inferior. Ambas se retiraron de la habitación de mi abuelo, sin sospechar que había oído todo lo que conversaron. Si bien, no me agradó la idea de que Josefina confesará que andaba detrás de la polla de mi padre. Había quedado muy cachonda con la historia de mi abuela y con muchas dudas que ansiaba resolver. Tal vez, esos sucesos eran la clave para entender, por qué papá estaba tan distante con su familia.

Romina: Guao… Me has dejado impactada amiga. Ahora tengo la intriga si tu papá se terminó cogiendo a tu abuela, porque joder, que lastima me daría la señora, si no tuvo ese troncazo dentro de ella. Ya que mamárselo es una maravilla, pero tenerlo dentro estoy segura que es una locura jodidamente excitante. 

Vanessa: Hablas como si ya se lo hubieras comido. 

Dije entre risas, tratándome de burlarme de ella, entonces vi en ese rostro travieso, una sonrisilla guarra. 

Romina: Lo hice, cuando estuvieron en Francia. 

Esa afirmación me dejó sin palabras, no estaba enojada, sin embargo, asimilar aquello no era algo que me resultara fácil. Ella relamiéndose, me susurró: –“Por algo estoy tan obsesionada con él y me muero de ansias de que me haga suya”-, Romina no paró y comenzó a relatarme cómo consiguió mamarle la polla a mi padre, antes que yo lo hiciera. 
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Espero que les haya gustado este relato. La idea de esta serie, es que los protagonistas de los eventos sean otros y no Tomás, quien estará igualmente involucrado, principalmente en estos primeros capítulos. Gracias por leer. 

1 comentarios - Confesiones ardientes. Capítulo Il:

Ryujin23 +1
Tomas es mi prota, pero bueno vamos a ver