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Un señor al que llaman el burro Parte I

A  pesar de mi liberal experiencia de la vida, jamás había conocido a un hombre con una dotación tan inmensa y resistente que me hizo llorar de dolor y placer, ese fue el Burro

Esta es una historia real, vivida hace más de un año, la comparto con ustedes de manera muy íntima después de conversarla con mi esposo y lograr su aprobación. Me llamo Laura, tengo 48 años y 28 de ellos como casada, dos hijos varones de 25 y 22 años, dicen que muy atractiva, deportista, con 1,65 de estatura, blanca, pelo liso castaño, con un cuerpo todavía deseado por hombres de diferentes edades, un culo bien parado y redondo, unas tetas medianas y una cintura sin rollos ni grasa; me gusta mucho la playa y el campo; en especial, lugares con ríos y lagunas. Por su parte, mi esposo es Psicólogo social y clínico, profesor universitario en el área de Psicología, 55 años, de mente muy dinámica y critica, muy sociable y con una cartera de pacientes femeninos muy prolifera. También, le gusta la playa y el campo; en especial, lugares con ríos y lagunas.

 La historia se desarrolla al sur de Venezuela, en un fundito cercano a una zona semi-selvática y una vía extraurbana del estado Bolívar, atravesado por un pequeño riachuelo, con una pocita para bañarse y pasar un día de campo muy agradable e íntimo.

 Tengo una amiga periodista de turismo y ecología, su nombre es Raquel, la conocí hace 6 años, cultivando una excelente amistad con ella, tenemos gustos similares y pensamos de forma muy liberal en cuanto a la ecología, el matrimonio, el trabajo, disfrutar de la vida y el sexo. Ella conoció a Luisa, la persona dueña del lugar antes mencionado, en un evento turístico, se desarrolló una conversación donde Luisa la invita a conocer dicho fundo para evaluar su potencial turístico, acordándose visitarlo el fin de semana.

 Raquel me llama invitándome a que la acompañe a esa visita el día viernes a las 3 de la tarde, la cual acepte. Llegado ese día, pase buscándola en mi camioneta 4x4 y Luisa nos esperaba en una estación de gasolina más adelante. Durante el corto viaje intercambiamos opiniones variadas en cuanto al tema del turismo, el trabajo, el mantenimiento de una casa y el sostenimiento de un fundo sola sin apoyo de un marido y ayuda parcial de su hijo adolescente. En esa lluvia de opiniones llegamos al lugar, observando que era un lugar muy discreto y fresco, con una construcción muy sencilla de zinc y listones de madera; tenía además, un área para la cría de pollos, conejos y cochinos; también, un estar de visitantes cercano a un caminito hacia una quebradita de agua clara y con una poza bastante buena.

 Luisa nos presentó al sr que cuida el fundo el cual se identificó como el burro, así lo llaman cariñosamente. En mi mente, se generó una serie de incógnitas sobre ese personaje. Tanto Raquel como Yo, le preguntamos a Luisa el nombre de pila del señor, ella evadía la respuesta muy discretamente hasta que nos dijo que se llamaba Luis, pero a él le molestaba que lo llamaran por ese nombre, así que entendimos el mensaje.

 Luisa nos mostró todos espacios de su terreno y las vistas que pudiesen ser utilizadas para una instalación turística pero el problema era que ella no tenía recursos financieros para iniciar una obra de ese tipo, menciono que estaba evaluando venderla, en ese intermedio, recibe una llamada de su hijo, ya que la requerían urgente en su casa, a lo cual, ella le respondió que estaba ocupada en el fundo con unos invitados suyos, evaluando el potencial turístico del terreno, su hijo le respondió que las personas que la requerían estaban interesados en comprarle la propiedad con sus bienhechurías. Ella contesto que por favor viniese a buscarla al fundo y las personas interesadas esperaran una media hora mientras llegaba a su casa. Luisa pidió disculpas y nos invitó a quedarnos en el fundo con el burro atendiéndonos, mientras ella iba a su casa a resolver esa situación. Yo le dije, Luisa no me vendas este terreno, yo te lo compro, me encanto todo aquí. Ella sonrió y me dijo Ok, voy a esperar a mi hijo y después hablamos, quedan en su casa amigas.

Cuando Luisa se fue, le pedimos al burro que nos acompañara a la quebrada, queríamos darnos un baño y tomarnos unos tragos, que por favor revisara el sitio bien y no llevarnos una sorpresa de una serpiente, alacrán o araña. El sr Luis “el burro” se sonrió y dijo:

Burro: señoras no se preocupen, esta mañana limpie toda la orilla y la poza, de todos modos, voy a cambiarme y traer los hierros para limpiar, revisar todo de nuevo. Por favor no me llamen Luis, llámenme Burro.

Raquel: Si burro, no hay problema, será que podemos cambiarnos en la casita

Burro: claro que si mi señora, sea ud bienvenida a mi humilde morada, déjeme buscar mis cosas, yo me cambio acá y uds en el rancho, le parece

Laura: ok, vamos contigo burro, jejeje es un nombre muy interesante.

Tanto Raquel como yo nos desnudamos totalmente en el cuartico que dejaba ver hacia afuera parciamente los espacios en las paredes de las láminas de cinc y los listones de madera. Comentamos, lo simpático que era el burro y su nombre, dejando a nuestra mente volar morbosamente el porqué de ese sobrenombre. Nos pusimos traje de baños de dos mini piezas bastante sugestivos y sexy para disfrutar nuestro momento en esa poza de agua transparente. Salimos del cuartico y bajamos la cava full de hielo, cervezas frías y también teníamos una botella de ron y refrescos. El calor era fuerte a pesar de la brisa, en ese momento vimos al burro acercarse a nosotras y nos dijo:

Burro: Señoras permítanme ayudarlas, esa cava es muy pesada para uds

Raquel: espera un momento; vamos a sacar tres cervecitas bien frías, ud está sudando al igual que nosotras.

Burro: mi bella señora, agradezco su ofrecimiento, la verdad se ven muy apetitosas.

Yo: quien nosotras o las cervezas?

Burro: ud es muy tremenda, imagínese ponerme en este compromiso

Raquel: Mira burro, no debes tener pena con nosotras, estamos los tres, tu patrona esta fuera, eso queda entre nosotros, así que contéstale la pregunta a Laura

Burro: bueno en ese caso, amabas están apetitosas, uds y las cervezas, conforme mis señoras.

Yo: Burro, yo me llamo Laura y mi amiga Raquel, así como a ti no te gusta que te llamen Luis, a nosotros nos molesta que nos llamen señoras, ok

Yo: llámanos por nuestros nombres o como tú quieras, menos señoras, nos envejeces jejejeje

Burro: ok chévere mis reinas, así será.

Raquel: Bueno vamos los tres a tomarnos las cervezas en la poza y refrescarnos.

Nos dirigimos a la quebrada y nos ubicamos en unas piedras sillas que el burro coloco en la orilla de la poza, nuestro personaje se quitó el pantalón quedándose en un short amplio hasta las rodillas y desnudo de la cintura hacia arriba, dejando ver unos brazos y pectorales fuertes. Después se lanzó al agua y cuando emergió pudimos observar un tremendo bulto que se le marcaba en el medio de las piernas, Nosotras hicimos lo mismo, fuimos al agua y nos sumergimos en el agua, el burro estaba esperando que saliéramos para observarnos. La verdad que el agua estaba muy buena, nos refresco del calor y empezamos a jugar entre nosotros tres, lo agarrábamos y lo tirábamos al agua, él se defendía y aprovechaba de tocarnos con sus manos por donde podía, nos pegábamos de su entrepierna hasta sentirlo que se estaba despertando, a lo cual, se sentó dentro del agua apenado, en ese momento iniciamos una conversación bien caliente:

 Raquel: Burro que te pasa, porque no quieres pararte a continuar el juego, no te gustó?

Yo: Jejejeje, le dio miedo y pena, lo teníamos dominado entre las dos

Raquel: Burro me parece, que tienes pena de nosotras ¿Por qué?

Burro: Peno no tengo, ni miedo, sólo no deseo que piensen mal de mi persona, uds están tan buenas y yo tengo tanto tiempo que no tengo contacto con mujeres como Uds, que mi cuerpo y mi mente se alteran muchísimo.

Yo: ya te entiendo, no te preocupes, lo que pase aquí, se queda aquí, párate, no te sientas mal.

Raquel: cuéntanos porque te dicen el burro, porfa se sinceró con nosotras

Burro: miren es una historia muy triste de mi vida, no me gusta recordarla, pero si uds quieren le muestro la razón de mi sobrenombre de Burro.

Yo: soy muy liberal y de mente amplia, así que muéstranos la razón de tu nombre

Raquel: estoy muy ansiosa de saberlo

Yo: Raquel creo que está sonando tu teléfono

Raquel: si amiga, voy a contestar la llamada, ya vengo burro

Burro: vaya mi reina, cuando venga le muestro la razón

Yo: bueno burro, estoy ansiosa de saberlo, muéstramelo

El burro se para frente a mí, note una tremenda erección de su miembro y se baja el short, quedando desnudo totalmente. Dios mío exclamé, aquello era monstruoso, tenía un guevo súper grande, muy grueso con una cabeza extra voluminosa, muy erecto, las venas se pronunciaban por todo el cuerpo cavernosos de esa palo, Yo he visto y probado palomas muy grandes pero nada como la verga de este señor. Rápidamente le pregunto:

 Yo:   Burro que edad tienes tú?

Burro: tengo 68 años mamita y tú?

Yo:   48 mi rey

Yo:   mira, jamás he visto una verga de un tamaño y grosor como esta, es monstruosa

Burro: te gustaría tocarla, te gusta lo que ves?

Yo:   Si me gusta lo que veo, si te la toco es seguro que querrás que te pajee y que la disfrute

Burro: Eso depende de ti, todo lo decides tú y Raquel

Yo:   dime algo, cuántas mujeres han disfrutado ese guevo recientemente, te cogiste a tu patrona?

Burro: No mi linda, la patrona es sagrada, le han dicho cosas de mí pero ella es muy religiosa y anti sexo.

Burro: en cuanto a otras mujeres, la última fue hace tres años, cuando me vio el machete se emocionó, empezó mamándolo, cuando ella se montó encima de mí para clavárselo se asustó por el tamaño y el grosor en la entrada de su cuchara cuando intentó penetrarse, salió corriendo y me dejo con el guevo parado, tuve que masturbarme.

Burro: Así se supo por acá el tamaño de mi paloma.

Yo:   la verdad es que provoca pero da temor por el tamaño y grosor

En ese momento llego Raquel y se quedó con la boca abierta, los ojos abiertos de la sorpresa y exclamo:

Raquel: Coño, que tronco de paloma tienes burro,

Raquel: con razón el sobrenombre, de que eres un burro eres un burro

Burro:   te gusta lo que ves Raquel, quieres tocarla para que veas que es real

Raquel: Dios, me gusta demasiado, primera vez que veo una verga de ese tamaño, mi marido es un bebe mini pinga.

Raquel: Laura tu qué opinas de este señor burro

Yo:      le decía al burro que me provoca probarlo pero me da temor el tamaño y el grosor, podría hacerme daño, he probado vergas bastante gruesas y grandes pero ninguna como esta monstruosidad.

Burro: amigas bellas, porfa no me dejen así, con el guevo parado, al menos tóquenlo y disfrútenlo las dos un rato.

Burro:   Yo estoy desnudo y uds no, eso no es justo, que opinan.

Raquel: tienes razón burro, te voy a gozar hasta donde pueda, ven y desnúdame, tócame y gózame también. No te preocupes que tu patrona ya no viene, estamos solos los tres, así que a gozarnos al máximo.

Yo:      bueno, hoy si le voy a montar los cachos a mi marido bien montados, tengo la cuca mojadita de tanto lujuriarme ese guevo tuyo burro, te voy a dar la mejor mamada de tu vida y me vas a partir este culo ardiente de machete.

Burro:   soy todo suyos mis putas ardientes, gocen al burro al máximo, es todito de Uds.

A partir de ese momento se desato una lujuria descontrolada y un frenesí sexual de ambas con el burro, yo le mamaba el guevo pero la cabeza de su pinga no me cabía en mi boca. Raquel por su parte lo besaba y acariciaba por su abdomen, las bolas y las arrugadas nalgas. Yo me monte encima de el para cabalgarlo, me lo puse en toda la ranura de mi vagina y lo masturbaba con mi clítoris, pero eso me calentaba tanto que casi alcanzaba el orgasmo sin clavármelo. Ya demasiado mojada y temblando del deseo, coloque su cabeza en la entrada de mi vagina y comencé a introducirlo lentamente, sentí que empezó a entrar con dificultad, liberaba más líquidos vaginales y seguía entrando con lentitud, el dolor era persistente en la entrada de la vagina, gritando palabras morbosas, le decía:

Yo:    Papi, dame duro, entiérrame ese guevote hasta la cacha, mételo todo, necesito sentirte adentro.

Burro:  seguro que quieres que te lo entierre hasta la pata mi putica bella.

Yo:    si mi viejito lindo, dame duro, te necesito adentro, calma mi deseo de cogerte duro, me gusta que me partan la cuchara y el culo.

Burro:  tu marido no te coge duro, pero yo si te voy a coger como se coge a una perra birrionda de machete.

Yo:    si papi, cuando te lo vi, me puse birrionda de ti, párteme porfa, dale fuerte, asiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Yo:    me vengo papi, burro me estás haciendo acabar, mátame a pinga porfa, dale durooooooo.

Sentí que estaba acabando y comencé a moverme más fuerte, ese guevo me penetro totalmente grite del dolor y el placer, sentía como me derramaba sin control, el burro me apretaba y me daba durísimo, creo que acabe como tres veces seguidas y me desmaye sobre su cuerpo.

 Raquel me quito de encima del burro y me acostó en la arena de la poza, ella se puso en cuatro patas para que el burro la clavará, él le había mamado la cuchara hasta hacerla acabar mientras yo me lo cogía sabrosamente. Cuando el viejito le puso la cabeza de ese guevote en la entrada de la cuca, ella dio un suspiro y le grito:

Raquel: Burro párteme la cuca papi, por fin me va a coger un macho bien dotado, no el pipi bebe de mi marido. Dale con ganas mi viejito bello

Burro: te partiré la cuchara, te llenare los ovarios de leche y después te gozaré ese culo rico que tienes mi puta bella.

Raquel: Si papi, dame duro, más duro que a la puta de Laura, hazme acabar, dale burro, daleeeeeee

Burro: Grita puta de billete, ya te lo estoy metiendo todo, estas apretadita pero te voy a dejar estrenadita, vas a venir a pedir más machete después perra

Raquel: eres el único que me ha cogido después de mi marido, seguro seguirás cogiéndome mi burro divino, dale duro, mételo todo, lléname de leche papi.

Raquel: así burro, fuerte, dame duro papiiiiiii, ya me corro, fuerte, más rápido mi burro, ya acabooooooooo

Burro:   te voy a llenar la cuca de leche mamita, te voy a preñar ahorita, ahí te va mi leche mi putica rica

Raquel: dámela toda, me voyyyyyyyyyyy, duro papaíto, ahhhhhhhhh párteme la cuchara por diossssss

Burro: Me voy Raquelita, leche contigo mamitaaaaaaaaaaaa.

El burro se volvió un loco desesperado, dándole durísimo a Raquel en cuatro patas, ella gritaba sus éxtasis de orgasmos conjuntamente con la eyaculación del Burro, ambos quedaron tirados, extremadamente desfallecidos en la arena de la quebradita.

 Yo me levante a buscar tres cervezas a la cava y pude verle el machete semiparado del burro, era impresionante su tamaño, me incline a chuparle la leche que todavía le salía de su cabezota, realmente era deliciosa, tenía un sabor añejada. Distinta a todos los machos que se las he probado. Me volví a excitar, ahora deseaba que me partiera el culo, debía esperar que se despertará y descansará, pero ese guevo no lo iba a pelar, el sexo anal para mi es vital cuando tiro con un macho como el burro. Tenía tiempo que no me cogían tan divino y pensar que era un viejito solitario en un lugar como ese fundo.

A la hora, se despertaron de su estado somnoliento, se recargaron de energía con varias cervezas y decidimos irnos a su habitación, donde nos esperaba una cama campesina, para que nos mamara el burro por todos los huecos de nuestro cuerpo y perforará nuestro ano.

1 comentarios - Un señor al que llaman el burro Parte I

alever1409
Muy bueno. Muy lindas las putitas!! Van 10 P