Ya estamos cerca del final! Pueden leer el capítulo anterior en el siguiente link: http://www.poringa.net/posts/relatos/5039082/La-Cuarentena-Mi-Melliza-y-Yo-Capitulo-13.html
*
A la hora del almuerzo y luego de que nos pusiéramos al día de todo lo que había pasado en esa semana que estuvimos aislados mi hermano mayor nos sorprendió con una noticia que no esperábamos, nos dijo que el fin de semana siguiente, y aprovechando que las restricciones empezaban a flexibilizarse un poco más, iríamos todos de viaje a la costa, que él se encargaría de todos los gastos. Todos lo aplaudimos y festejamos la decisión, nos deshicimos en palabras de agradecimiento para con él pero siendo sincero jamás esperé que pasara lo que pasó, aunque no quiero adelantarme.
Esa noche Lucas se quedó a dormir en casa de mis padres y Mimi volvió conmigo. Apenas entramos al departamento ella se quitó toda la ropa y me dijo que me esperaba en la habitación. Yo cerré todo, apagué las luces y fui tras ella, al entrar me esperaba una sorpresa, Mica estaba en la cama, a cuatro patas y con un plug anal con forma de corazón metido bien adentro.
- Lo tuve puesto todo el día, sacámelo y llename toda Chito... - Me dijo casi en una súplica.
Lentamente se lo quité y el ano abierto comenzaba a contraerse y abrirse de nuevo. Mi verga estaba ya lista para entrar allí... No la hice esperar, la metía de a poco, volvía a sacarla y la metía un poco más. Cuando estuvo entera adentro la cojí lenta pero profundamente, tomándola por la cintura y clavándole entera la verga. Ella apretaba la sábana, mordía la almohada y me pedía más y más fuerte. Sabía que en ese mismo momento, en la habitación de Karina se estaría viviendo una situación similar, Lucas le estaría rompiendo el orto a la pendeja y ella aguantando las ganas de gritar por temor a que la oigan mis padres.
De más está decir que esa noche le eché 3 polvos al hilo a Mimi, uno en la cola, otro sobre la concha y uno en la boquita. Dormimos abrazados y felices de estar de nuevo juntos.
*
El finde del viaje por fin había llegado, luego de desayunar y preparar todo Mimi me echó una de esas miradas que conocía de más, quería que la cojiera al menos un ratito. Al estar con una pollera corta solo la puse de espaldas a mi, le levanté la falda y corriendo la tanga a un lado me dediqué a cojerla suave y profundo. Ella gemía, mis dedos llegaron a su boca y los lamía como si se tratara de una pija. Veía su ano contraerse y abrirse y no me puse resistir, usando los flujos de su concha como lubricante la penetré por atrás, ella se quejó un poco, más por sorpresa que otra cosa, pero aguantó, cuando me sentí acabar la hice arrodillarse y le di hasta la última gota en la boquita. Si bien me habría encantado llenarle la cara me tuve que contener porque ya estaba maquillada y lista para salir. Segundos después y mientras me subía el cierre del pantalón llegó un mensaje de Lucas avisando que ya estaban abajo. Esta vez mi padre pasó a buscarnos con una camioneta que Lucas alquiló cargada de valijas, Mimi y yo bajamos con las nuestras, subimos rápido y emprendimos viaje. Dentro el vehículo era espacioso, habían 6 asientos y lugar para el equipaje en el fondo. Tendríamos al menos tres o cuatro horas de viaje hasta la costa, aunque entre charlas, mates y anécdotas el tiempo pasaría volando.
Cuando estábamos a mitad de camino recibo un mensaje de Kari, me decía si podía ir atrás con ella, seguido a esto una foto de su concha húmeda, la pendeja se estuvo pajeando en el auto aprovechando que estaba en uno de los asientos de atrás, yo estaba en los del medio junto con Lucas quien le daba conversación a los viejos y Mimi iba leyendo, no se había dado cuenta de lo que hacía la menor. Le mandé un mensaje a Mimi preguntándole si quería cambiar, ya que Kari "me necesitaba", mi melliza lo vió y la vio a Karina, se dió cuenta de lo que estaba haciendo y me respondió "no, deja que yo me encargo". Me rei por lo bajo y la maldije en broma. Para evitar que los viejos se dieran cuenta me sumé también a la conversación, tratando de tapar con el cuerpo lo que pasaba en los asientos de atrás. Supuse que Mimi se puso entre las piernas de Karina y empezó a chupársela, con disimulo le hice señas a Lucas para que mirara hacia atrás y pude notar la sorpresa en sus ojos al volver a mirarme, él tampoco podía creer que las pendejas se animen a tanto. 40 minutos más tarde paramos en una estación de servicio para cargar algo de agua caliente e ir al baño, al ser mixto, entramos junto con Kari, por fortuna a nadie le extrañó esto.
- Son unas hijas de puta, no lo puedo creer todavía. - le dije a Kari mientras me mojaba un poco la cara y ella se sentaba en el inodoro para mear.
- Y bueno, tenía ganas che, no me juzgues. - me dijo riendo, abrió los labios de su conchita para que salieran las últimas gotas y mi mirada se clavó en esa parte, ella me vió y empezó a pasar sus dedos por el clítoris. - Bueno, basta que hay que seguir el viaje. - se levantó, caminó hacia mí y me apretó la verga por encima del pantalón. Me tiró un beso y salió.
Detrás de ella entró mi padre, me preguntó si estaba todo bien a lo que respondí que sí, solo que estaba con algo de calor. Volví a mojarme la cara y salí. Ocupé mi asiento, mi madre me alcanzó un mate y al rato ya estábamos viajando de nuevo.
Lucas se había encargado de las reservas en el hotel y al llegar ya la gente nos estaban esperando, se encargaron de bajar las valijas y llevarlas al cuarto, nosotros nos registramos y subimos. El lugar era hermoso y nuestras habitaciones daban al mar. Había pedido 3 habitaciones grandes, una para nuestros padres (dos pisos más arriba que las nuestras y más lujosas, Lucas mintió diciendo que no quedaban muchas más libres) y dos más abajo, con camas de dos plazas, prácticamente parecíamos más dos parejas de novios que fueron con sus suegros de viaje que una familia.
Subimos a las habitaciones charlando y agradeciendo todo a Lucas que decía que no era nada, que después de todo éramos familia. Nuestros padres siguieron en el ascensor luego de que bajáramos nosotros, nos recomendaron que una habitación sea para los hombres y otras para las mujeres, nosotros les dijimos que no se preocuparan y que nos avisaran cuando estuviesen listos para salir a recorrer un poco las calles y buscar un lugar donde comer. Al cerrarse la puerta del ascensor acordamos que yo compartiría habitación con Karina y Lucas con Mimi, nos pareció justo ya que ellos no habían tenido tiempo juntos, algo que Lucas me reprochaba por haberme cojido a ambas incluso a la vez. Las habitaciones estaban juntas por lo que podríamos escuchar lo que hacían. Yo apenas entré fui al baño, necesitaba una ducha, el viaje me había hecho sudar más de lo que pensaba, me puse bajo la lluvia y sentía el agua caer. Al rato sentí las pequeñas manos de Karina acariciándome el pecho, apoyando sus tetas en mi espalda.
- Te esperé en el asiento de atrás, pero Mimi me dió tremenda chupada de concha. Por suerte ustedes distrajeron bien a los viejos, pero ahora no te vas a escapar...
Mientras hablaba me pajeaba la verga que ya se me había puesto durísima. Abajo de la lluvia me di vuelta y la hice arrodillar, la pendeja estaba con ganas y me la chupó como nunca, yo solo le acariciaba el pelo mientras ella se comía mi verga entera, tocaba con su nariz mi pubis y volvía a sacarla, el agua de la ducha disimulaba la saliva que seguro cubría gran partes de sus tetas perfectas de pezones rosados. Cerré la llave y la levanté de los brazos, la dejé en la cama y abrí sus piernas para chuparle yo ahora la concha. Su aroma dulce y embriagador me invadían y me atraían hacia esa zona tan caliente de su cuerpo. Su sabor era exquisito, podría estar horas bebiendo de ese manantial. Ella solo apretaba mi cabeza con sus muslos, enredaba sus dedos en mi pelo y suspiraba, gemía y mordía sus labios. Seguramente en la habitación de al lado la escena sería la misma, Lucas y Mimi también estarían cojiendo.
Después de dos orgasmos que la hicieron retorcerse de placer Kari no aguantó más y me pidió que la cojiera, cuando estuve a punto de metérsela en la concha ella me dijo que no, que la quería en la cola, así que subiendo sus piernas a mis hombros, la puse en posición y me dejé caer para que entrara entera. Kari me arañó la espalda y mordió mis labios al sentirla tan profundo.
- Así! Cojeme así, fuerte! - me pidió aún gimiendo.
La sacaba entera y volvía a meterla, ella parecía acabar en cada embestida, hasta que en un momento el placer fue tanto que un chorro tibio salió de su concha, seguido de un fuerte orgasmo que seguro los vecinos oyeron. Mi hermanita menor tuvo un orgasmo seguido del primer squirt de su vida. Yo no pude aguantar mucho más, volví a meterla y le llené la cola de leche. Ya exhaustos y cubiertos de sudor nos miramos y nos dimos un tierno beso en los labios.
El viaje recién empezaba...
Continuará...
*
A la hora del almuerzo y luego de que nos pusiéramos al día de todo lo que había pasado en esa semana que estuvimos aislados mi hermano mayor nos sorprendió con una noticia que no esperábamos, nos dijo que el fin de semana siguiente, y aprovechando que las restricciones empezaban a flexibilizarse un poco más, iríamos todos de viaje a la costa, que él se encargaría de todos los gastos. Todos lo aplaudimos y festejamos la decisión, nos deshicimos en palabras de agradecimiento para con él pero siendo sincero jamás esperé que pasara lo que pasó, aunque no quiero adelantarme.
Esa noche Lucas se quedó a dormir en casa de mis padres y Mimi volvió conmigo. Apenas entramos al departamento ella se quitó toda la ropa y me dijo que me esperaba en la habitación. Yo cerré todo, apagué las luces y fui tras ella, al entrar me esperaba una sorpresa, Mica estaba en la cama, a cuatro patas y con un plug anal con forma de corazón metido bien adentro.
- Lo tuve puesto todo el día, sacámelo y llename toda Chito... - Me dijo casi en una súplica.
Lentamente se lo quité y el ano abierto comenzaba a contraerse y abrirse de nuevo. Mi verga estaba ya lista para entrar allí... No la hice esperar, la metía de a poco, volvía a sacarla y la metía un poco más. Cuando estuvo entera adentro la cojí lenta pero profundamente, tomándola por la cintura y clavándole entera la verga. Ella apretaba la sábana, mordía la almohada y me pedía más y más fuerte. Sabía que en ese mismo momento, en la habitación de Karina se estaría viviendo una situación similar, Lucas le estaría rompiendo el orto a la pendeja y ella aguantando las ganas de gritar por temor a que la oigan mis padres.
De más está decir que esa noche le eché 3 polvos al hilo a Mimi, uno en la cola, otro sobre la concha y uno en la boquita. Dormimos abrazados y felices de estar de nuevo juntos.
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El finde del viaje por fin había llegado, luego de desayunar y preparar todo Mimi me echó una de esas miradas que conocía de más, quería que la cojiera al menos un ratito. Al estar con una pollera corta solo la puse de espaldas a mi, le levanté la falda y corriendo la tanga a un lado me dediqué a cojerla suave y profundo. Ella gemía, mis dedos llegaron a su boca y los lamía como si se tratara de una pija. Veía su ano contraerse y abrirse y no me puse resistir, usando los flujos de su concha como lubricante la penetré por atrás, ella se quejó un poco, más por sorpresa que otra cosa, pero aguantó, cuando me sentí acabar la hice arrodillarse y le di hasta la última gota en la boquita. Si bien me habría encantado llenarle la cara me tuve que contener porque ya estaba maquillada y lista para salir. Segundos después y mientras me subía el cierre del pantalón llegó un mensaje de Lucas avisando que ya estaban abajo. Esta vez mi padre pasó a buscarnos con una camioneta que Lucas alquiló cargada de valijas, Mimi y yo bajamos con las nuestras, subimos rápido y emprendimos viaje. Dentro el vehículo era espacioso, habían 6 asientos y lugar para el equipaje en el fondo. Tendríamos al menos tres o cuatro horas de viaje hasta la costa, aunque entre charlas, mates y anécdotas el tiempo pasaría volando.
Cuando estábamos a mitad de camino recibo un mensaje de Kari, me decía si podía ir atrás con ella, seguido a esto una foto de su concha húmeda, la pendeja se estuvo pajeando en el auto aprovechando que estaba en uno de los asientos de atrás, yo estaba en los del medio junto con Lucas quien le daba conversación a los viejos y Mimi iba leyendo, no se había dado cuenta de lo que hacía la menor. Le mandé un mensaje a Mimi preguntándole si quería cambiar, ya que Kari "me necesitaba", mi melliza lo vió y la vio a Karina, se dió cuenta de lo que estaba haciendo y me respondió "no, deja que yo me encargo". Me rei por lo bajo y la maldije en broma. Para evitar que los viejos se dieran cuenta me sumé también a la conversación, tratando de tapar con el cuerpo lo que pasaba en los asientos de atrás. Supuse que Mimi se puso entre las piernas de Karina y empezó a chupársela, con disimulo le hice señas a Lucas para que mirara hacia atrás y pude notar la sorpresa en sus ojos al volver a mirarme, él tampoco podía creer que las pendejas se animen a tanto. 40 minutos más tarde paramos en una estación de servicio para cargar algo de agua caliente e ir al baño, al ser mixto, entramos junto con Kari, por fortuna a nadie le extrañó esto.
- Son unas hijas de puta, no lo puedo creer todavía. - le dije a Kari mientras me mojaba un poco la cara y ella se sentaba en el inodoro para mear.
- Y bueno, tenía ganas che, no me juzgues. - me dijo riendo, abrió los labios de su conchita para que salieran las últimas gotas y mi mirada se clavó en esa parte, ella me vió y empezó a pasar sus dedos por el clítoris. - Bueno, basta que hay que seguir el viaje. - se levantó, caminó hacia mí y me apretó la verga por encima del pantalón. Me tiró un beso y salió.
Detrás de ella entró mi padre, me preguntó si estaba todo bien a lo que respondí que sí, solo que estaba con algo de calor. Volví a mojarme la cara y salí. Ocupé mi asiento, mi madre me alcanzó un mate y al rato ya estábamos viajando de nuevo.
Lucas se había encargado de las reservas en el hotel y al llegar ya la gente nos estaban esperando, se encargaron de bajar las valijas y llevarlas al cuarto, nosotros nos registramos y subimos. El lugar era hermoso y nuestras habitaciones daban al mar. Había pedido 3 habitaciones grandes, una para nuestros padres (dos pisos más arriba que las nuestras y más lujosas, Lucas mintió diciendo que no quedaban muchas más libres) y dos más abajo, con camas de dos plazas, prácticamente parecíamos más dos parejas de novios que fueron con sus suegros de viaje que una familia.
Subimos a las habitaciones charlando y agradeciendo todo a Lucas que decía que no era nada, que después de todo éramos familia. Nuestros padres siguieron en el ascensor luego de que bajáramos nosotros, nos recomendaron que una habitación sea para los hombres y otras para las mujeres, nosotros les dijimos que no se preocuparan y que nos avisaran cuando estuviesen listos para salir a recorrer un poco las calles y buscar un lugar donde comer. Al cerrarse la puerta del ascensor acordamos que yo compartiría habitación con Karina y Lucas con Mimi, nos pareció justo ya que ellos no habían tenido tiempo juntos, algo que Lucas me reprochaba por haberme cojido a ambas incluso a la vez. Las habitaciones estaban juntas por lo que podríamos escuchar lo que hacían. Yo apenas entré fui al baño, necesitaba una ducha, el viaje me había hecho sudar más de lo que pensaba, me puse bajo la lluvia y sentía el agua caer. Al rato sentí las pequeñas manos de Karina acariciándome el pecho, apoyando sus tetas en mi espalda.
- Te esperé en el asiento de atrás, pero Mimi me dió tremenda chupada de concha. Por suerte ustedes distrajeron bien a los viejos, pero ahora no te vas a escapar...
Mientras hablaba me pajeaba la verga que ya se me había puesto durísima. Abajo de la lluvia me di vuelta y la hice arrodillar, la pendeja estaba con ganas y me la chupó como nunca, yo solo le acariciaba el pelo mientras ella se comía mi verga entera, tocaba con su nariz mi pubis y volvía a sacarla, el agua de la ducha disimulaba la saliva que seguro cubría gran partes de sus tetas perfectas de pezones rosados. Cerré la llave y la levanté de los brazos, la dejé en la cama y abrí sus piernas para chuparle yo ahora la concha. Su aroma dulce y embriagador me invadían y me atraían hacia esa zona tan caliente de su cuerpo. Su sabor era exquisito, podría estar horas bebiendo de ese manantial. Ella solo apretaba mi cabeza con sus muslos, enredaba sus dedos en mi pelo y suspiraba, gemía y mordía sus labios. Seguramente en la habitación de al lado la escena sería la misma, Lucas y Mimi también estarían cojiendo.
Después de dos orgasmos que la hicieron retorcerse de placer Kari no aguantó más y me pidió que la cojiera, cuando estuve a punto de metérsela en la concha ella me dijo que no, que la quería en la cola, así que subiendo sus piernas a mis hombros, la puse en posición y me dejé caer para que entrara entera. Kari me arañó la espalda y mordió mis labios al sentirla tan profundo.
- Así! Cojeme así, fuerte! - me pidió aún gimiendo.
La sacaba entera y volvía a meterla, ella parecía acabar en cada embestida, hasta que en un momento el placer fue tanto que un chorro tibio salió de su concha, seguido de un fuerte orgasmo que seguro los vecinos oyeron. Mi hermanita menor tuvo un orgasmo seguido del primer squirt de su vida. Yo no pude aguantar mucho más, volví a meterla y le llené la cola de leche. Ya exhaustos y cubiertos de sudor nos miramos y nos dimos un tierno beso en los labios.
El viaje recién empezaba...
Continuará...
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