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Esclava de su patrón (5)

Laura ya estaba totalmente acostumbrada a ser la esclava de su patrón, cumplía muy bien con todas sus obligaciones y recibía muy buenas retribuciones en dinero pues don Javier era un hombre generoso en ese aspecto. Su vida y la de su marido había cambiado, ya no tenían ningún tipo de apremio económico, antes al contrario, laura había logrado guardar una muy buena cantidad de dinero que inclusive le alcanzaría hasta para poner un negocito si ella quisiera hacerlo, pero no quería hacerlo, porque el hecho era que también su vida emocional había cambiado.

Varias veces laura había pensado en ello, en la posibilidad de dejar a don Javier e irse con su esposo a vivir a otro lugar y poner alguna tiendita de abarrotes con la que muy bien podrían mantenerse los dos, pero no se sentía capaz de abandonar al viejo, quizás era por agradecimiento, o quizás era porque se había enamorado de el. Este pensamiento la turbaba, no aceptaba haberse enamorado de don Javier, pero si aceptaba en el fondo que le costaría muchísimo trabajo poder vivir sin el.

Se había acostumbrado y le gustaban todas las cosas que el le hacia y las que ella le hacia, se había acostumbrado y le gustaba también la forma en que el había sometido por completo su voluntad. Cuando estaba con el, ella era simplemente una esclava, una esclava que solamente estaba para darle placer, una esclava sin derecho a opinar y siempre dispuesta a obedecer cualquier capricho del viejo.

Pero todo eso le gustaba. Cuando don Javier salía de viaje y no la llevaba, ella lo extrañaba mucho y se pasaba el tiempo pensando en la verga del viejo, extrañaba el sabor de su orina y extrañaba limpiarle la mierda del culo cuando el terminaba de cagar, y finalmente llego a la conclusión de que seguiría con el mientras el quisiera, ya estaba totalmente domada y se alegraba de su condición de esclava sexual.

Inclusive también extrañaba los golpes del viejo, quien había buscado la forma de inventarle faltas en otro par de ocasiones para golpearla a su gusto, dándose cuenta ella de que a el le gustaba golpearla, y laura lo había gozado, pues descubrió que a ella también le gustaba que la golpeara.

Pedro por su parte, también ya se había acostumbrado a la situación de que el patrón se cogiera a su esposa todos los días. El seguía con el trabajo que don Javier le daba y recibía un muy buen sueldo por eso, sueldo que el no podría ganar de ninguna manera en ningún otro lado, y cooperaba con los gastos de la casa, y esto por lo menos ya no le permitía sentirse como un inútil mantenido, y como de los males hay que agarrar el menor, el aceptaba todo sin reprochar nada.

En todo este tiempo, laura había tenido otros dos fines de semana con don Javier y había salido con el de viaje en una ocasión, aparte de que el viejo había ido a quedarse a su casa varias veces. Fuera de eso, la vida continuaba con su rutina normal, ella iba todos los días a la oficina y cumplía con sus obligaciones sexuales, con la diferencia de que ya no se quedaba a trabajar en el taller como antes, ahora se regresaba a su casa en cuanto el viejo terminaba de usarla, y si la necesitaba por la tarde, simplemente la llamaba por teléfono y ella acudía de inmediato.

Una mañana, laura llego a la oficina de don Javier y como siempre lo primero que hizo fue quitarse el vestido que era lo único que llevaba encima, se acerco al viejo que estaba sentado en el sillón, le saco la verga y se la comenzó a limpiar, se la chupo por un rato hasta que el le retiro la cabeza sin decir nada, se levanto, se bajo los pantalones y los calzones y se empino sobre el sofá para que ella cumpliera con su trabajo, laura le separo las nalgas con las manos y acerco su boca al culo del viejo comenzando a limpiárselo con la lengua, y como siempre pasaba, lo traía lleno de mierda por todos lados pero laura lo limpio por completo tragándose todos los restos que encontró.

Cuando ella termino con su tarea, fue al baño a lavarse la boca y cuando regreso, el viejo ya se había arreglado la ropa y se había sentado de nuevo en silencio, cosa que le extraño a laura pues ella esperaba encontrarlo semidesnudo y con la verga parada para que ella se la metiera donde el le ordenara, y también estaba extrañada de su actitud silenciosa, ya que generalmente el viejo le hablaba mientras ella cumplía con sus obligaciones. Noto en su cara que estaba triste o de mal humor, se sentó en sus piernas y le dio un rápido beso en la boca y se atrevió a preguntarle:

¿Le sucede algo don Javier?

No –contesto secamente el viejo.

¿No he hecho bien mi trabajo, quiere que vuelva a hacerlo?

No.

Entonces dígame que puedo hacer por usted, no me gusta verlo molesto.

No estoy molesto, solo estoy de mal humor –dijo el viejo.

¿no quiere meterme la verga señor?

Ahora no tengo ganas.

Pues dígame de que tiene ganas don Javier, yo haré cualquier cosa que usted quiera para ponerlo de buen humor, ¿quiere usted pegarme, le quito sus zapatos para que me pegue?

No putita, ahora no tengo ganas de nada, mira, mejor vete a tu casa y yo te llamare si te necesito.

Lo que usted me ordene don Javier, yo estaré esperando su llamada ansiosamente.

Laura se vistió y se fue para su casa, no saliendo para nada en espera de la llamada del viejo. Ella estaba realmente preocupada y en verdad estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para contentarlo, pues don Javier se había convertido en una parte importante de su vida, y ella lo quería, aunque no aceptara amarlo, si aceptaba que lo quería.

Fue hasta como a las ocho de la noche cuando ya no lo esperaba, que laura recibió la llamada del viejo, el le dijo que esa noche se iba a dormir en casa de ella y que lo esperara en una hora, y ella acepto con mucho gusto y de inmediato fue a decírselo a su marido a quien ya le había platicado que por la mañana don Javier había estado de mal humor.

Pedro, era don Javier por teléfono, yo creo que ya esta de mejor humor y hasta ha de tener ganas de cogerme y por eso me dijo que se va a venir a quedar esta noche aquí en la casa.

Pedro asintió con la cabeza. En realidad el todavía se enojaba cada que don Javier iba a quedarse a su casa para cogerse a su esposa, pero lo aceptaba con ecuanimidad como una realidad que el era incapaz de cambiar.

Don Javier llego una hora después, laura lo recibió ya desnuda y con mucho entusiasmo.

Pásele don Javier –dijo laura- que bueno que pudo usted venir, siéntese y descanse, ¿le traigo su cubita?

Si tráemela, hola pedro ¿como estas? –saludo el viejo dándole una nalgada a laura, quien con eso se aseguraba de que el viejo ya estaba de mejor humor.

Pedro hizo una seña de que se encontraba bien con la cabeza y con la mano.

Que bueno, ¿y el trabajo como va? –pregunto don Javier, recibiendo la misma señal de pedro.

En eso regreso laura y le entrego su copa al viejo, hincándose a continuación entre sus piernas y sacándole la verga para metérsela en la boca, como tenia que hacer siempre que viera a don Javier.

Antes de que me la mames vamos al baño –ordeno el viejo.

Laura se levanto rápidamente y se dirigió al baño, se preparo como siempre y enseguida entro el viejo ya con la verga en la mano para mearse en la boca de laura y cuando termino, ella se la sacudió sobre su boca y la limpio con la lengua.

El viejo regreso a la sala y se quito los pantalones y los calzones sentándose semidesnudo en el sillón enfrente de pedro, laura llego y se volvió a hincar ante su verga y a la vez que la mamaba, comenzó a hablar como sabia que le gustaba al viejo que lo hiciera cuando estaban delante de su esposo.

Que hermosa vergota tiene usted don Javier, esta muy grandota y muy sabrosa, apenas me cabe en mi boquita pero me encanta chuparsela y limpiársela, y también tiene unos huevotes preciosos y sabrosísimos, me gusta mucho limpiarle los huevos con la lengua. Precioso bebe, mi boca va a ser tu cunita para que te duermas y yo te voy a arrullar con la lengua para que estés tranquilo y a gusto.

Don Javier sonrió y se le quedo viendo a pedro, quien no hizo ninguna señal y solamente con la mirada le dio a entender al viejo que todo estaba bien, y laura siguió hablando:

Precioso bebito, como has crecido, ¿te gusta que te meta en mi boca? ¿quieres meterte en mi culito o en mi panochita? Tu nada mas dímelo bebito y yo te daré gusto con lo que quieras para sacarte tu sabrosa leche.

Y así estuvieron por un rato más hasta que el viejo se termino su segunda copa y dijo que ya quería irse a acostar. Se levanto y se fue a la recamara seguido de laura, ahí ella termino de desnudarlo mientras lo besaba y le decía palabras de amor y devoción.

Luego el se acostó boca arriba sobre la cama y le dijo a laura:

Sobame los pies putita.

Ella entendió de inmediato y tomando los pies del viejo con las manos, le dijo:

No se preocupe don Javier, ahorita le doy un rico masaje con la lengua en sus piecitos.

Y se puso a lamerlos y a besarlos, entreteniéndose un buen rato en los dedos y en las plantas, las que lamió hasta dejarlas relucientes de limpias.

Ya esta bien –dijo el viejo- ahora ven aquí y siéntate en la verga.

Laura se puso a horcajadas sobre el y se metió suavemente el pito en la panocha, luego se recostó sobre el y lo beso en la boca mientras el le apretaba las chiches con las manos.

Que rico me coge usted don Javier, que rico se coge a su putita, que rica esta su vergota, me llena por completo mi panochita.

Que bueno que te guste como te cojo puta –contesto el viejo.

Claro que me gusta mucho don Javier, me gusta mucho su vergota y todo lo que me hace, cuando usted no esta, mi panocha y mi culo y mi boca y mis manos extrañan a su pitote, y también extraño mucho el dormir con mi bebe en la boca.

¿Y mi culo no lo extrañas putita? – dijo el viejo riéndose.

También su culo lo extraño don Javier, me encanta limpiárselo pues sabe muy rico.

Y así estuvieron por un rato, después el la puso en la cama boca arriba y se subió sobre ella aplastándola con su panza y con toda su humanidad, pero a laura ninguna incomodidad parecía molestarle y solo se dedicaba a gozar del sexo en cualquier forma que a el se le ocurriera.

Tardaron así por una hora mas, tiempo en el que laura tuvo dos ruidosos orgasmos que demostró con gemidos y con palabras de amor, hasta que el se vino en su panocha y se bajo de su cuerpo tendiéndose de espaldas en la cama, procediendo laura a limpiarle la verga con la boca y tendiéndose a su lado al terminar su tarea.

A solo tres metros de la recamara, pedro sufría al escuchar los gemidos y las palabras de su esposa. Aunque trataba de acondicionarse mentalmente para aceptarlo todo y no sufrir, no siempre le era posible lograrlo y menos cuando escuchaba los gemidos de su mujer, e inclusive actuando de manera un tanto masoquista, de rato en rato se asomaba a la recamara pues los amantes ni siquiera tenían la delicadeza de cerrar la puerta, y veía a su esposa con el culo parado montando al viejo o chupandole la verga, y esto le oprimía mas el corazón, pero siempre terminaba aceptándolo todo y diciéndose a si mismo que ese era el trabajo de ella y ni modo, los dos tenían que aceptarlo.

En la recamara, laura con la mano izquierda jugaba con la verga del viejo, a la vez que le ponía las chiches en la cara para que el se las mamara y el se prendía bonito a sus tremendos pechos succionándolos con fuerza y dejándolos marcado con grandes y rojos moretones.

Laura sabia que cuando el viejo se quedaba a dormir en su casa, nunca se conformaba con un solo palo, siempre le echaba cuando menos dos y a veces hasta tres, llegando inclusive a amanecerse despiertos, por lo que estaba preparando la verga de don Javier para cuando el quisiera metérsela de nuevo, entonces el le agarro la cara entre las manos y besándola en la boca, le dijo:

Voy al baño a cagar, yo te llamo cuando haya terminado ¿esta bien?

Si don Javier, espero su llamado.

¿Estas segura –dijo don Javier casi sin despegar su boca de la de ella- de que te gusta limpiarme el culo?

Claro que si don Javier, me gusta mucho limpiarle su culo cuando termina usted de cagar.

Porque no me gustaría que lo hicieras forzada solamente para que yo no me enoje.

No don Javier como cree que lo voy a hacer forzada, de verdad es un deleite para mi el limpiarle su culo, hasta lo extraño cuando usted no esta.

Esta bien, así me gusta que sea mi puta, espera mi llamado.

Don Javier se levanto de la cama para ir al baño que estaba dentro de la recamara, y laura se quedo sentada en la cama lista para ir con el en cuanto la llamara. Y era verdad, a laura le gustaba limpiarle el culo al viejo, quizás al principio, en las primeras veces que lo hizo, si sintió algún asco con el olor del culo y al tragarse la mierda de don Javier, pero ahora ya solo sentía placer, ahora gozaba con el olor y saboreaba la mierda como si fuera un rico manjar, ya se había acostumbrado tanto a hacerlo que ya lograba meterle la lengua casi completa en el culo para limpiárselo por dentro, y últimamente había notado que le quedaba bastante mierda afuera del culo del viejo, parecía como si el mismo se embarrara el ultimo trozo con las manos para que ella se lo limpiara, y ella lo hacia encantada de la vida.

Escucho la voz del viejo llamándola y rápidamente se metió al baño. El viejo se levanto de la taza y se empino apoyándose en la misma, ella se hinco detrás de el y procedió a limpiarle con la lengua, era mucha mierda embarrada hasta en las nalgas del viejo, pero ella ni gestos hacia, lamía y comía, lamía y comía, hasta que llego al culo, entonces con sus manos separo las nalgas de el lo mas que pudo y metió su lengua, poco a poco, metiendo y sacando, hasta que al final la metió todo y la tuvo ahí por unos minutos hasta que el viejo se levanto y le dijo que ya estaba bien.

Don Javier salio del baño y ella se quedo a lavarse la boca, luego regreso a la recamara y encontró al viejo sentado en la cama.

Ahora empínate tú frente a mí –le ordeno el viejo- y ábrete las nalgas con las manos, porque tengo ganas de chuparte el culo.

Ella se empino obedientemente abriéndose las nalgas, sintió la boca y la lengua del viejo en su culo y una oleada de placer le inundo todo su cuerpo, sin querer volteo hacia la puerta y vio que su esposo la estaba mirando desde la sala, estaba mirándola a ella empinada frente al viejo y abriéndose ella misma las nalgas para que la boca de el pudiera llegar hasta donde quisiera, y esto en lugar de avergonzarla o inhibirla, hizo que se pusiera mas caliente y le mando un beso a su marido con una mirada como diciéndole "mira como me tiene este cabron, empinada y chupandome el culo", pero pedro ya no pudo contestar la mirada porque movió su silla y se alejo del alcance de su vista.

A ella eso le importo poco y siguió gozando con la mamada de culo que le estaba dando el viejo. Y así estuvieron por un rato, hasta que el dándole una fuerte nalgada, le dijo:

A ver puta, ahora hincate aquí en el suelo y levanta las nalgas lo mas que puedas porque voy a meterte la verga en el culo.

Si don Javier –respondió ella sumisamente y relamiéndose del gusto de que iba a sentir tremendo palote en su culo.

Ella obedeció y se hinco levantando el trasero hasta que sintió la verga del viejo rozándole su hoyito, el se acomodo y le dejo ir media verga de un solo golpe, ella resintió el trancazo y ahogo un grito en su garganta como siempre lo hacia para que el no fuera a pensar que se quejaba, y pronto sintió el segundo empujón en donde el se la termino de meter por completo.

Ahora putita muevete a la vez que abres y cierras tu culo como te he enseñado para apretarme rico la verga.

La posición de ella era incomoda, pero haciendo un esfuerzo logro mover su cola abriendo y cerrando fuerte el culo para darle mas placer al viejo. Estuvieron así mas de media hora, y cuando ella estaba a punto de desfallecer por el cansancio debido a lo incomodo de su posición, la voz de el la vino a salvar.

Ya levántate puta, y súbete a la cama para que sigamos.

Ella se medio dejo caer en el piso descansando por unos segundos mientras el se subía a la cama y se acostaba boca arriba.

Ven y siéntate en la verga –dijo el viejo- de espaldas a mi y metiéndotela en el culo, y ya que la tengas adentro, te recuestas en mis pies y me chupas los dedos, y no dejes de apretar y aflojar tu culo.

Sin don Javier, que buena cogida le esta dando usted a mi culito, si no le aprieto bien su vergota dígamelo por favor para poner mas empeño, quiero que usted se sienta a gusto.

Laura hizo lo que le indicaron, se metió la verga en el culo y se recostó en las piernas del viejo para poder chuparle los dedos de los pies, se los metía a la boca, los chupaba, los lamía, y metía la lengua entre los dedos, todo esto sin dejar de apretar su culo para darle mas placer al viejo. Todavía tardaron una hora más para que don Javier se viniera y le inundara el culo de leche provocándole un orgasmo más.

Después laura se levanto y volvió a limpiar el pito con la boca. Don Javier cerró los ojos y pareció a punto de dormir, por lo que laura le acerco dulcemente la boca al oído y le dijo:

¿Ya se va a dormir mi señor, quiere que me acomode para meter a mi bebe en su nidito?

No putita -contesto el viejo- súbete y metete la verga en la panocha antes de que se me baje, pues quiero hablar algo contigo.

Si don Javier –contesto laura procediendo a hacer lo que le ordenaban y pensando en que seria lo que el viejo querría hablar con ella, pues últimamente le había llegado la idea de la posibilidad de que el se cansara de ella y quisiera terminar con todo, y ella no quería terminar con el de ninguna manera, ya no se trataba de dinero, ahora era la enorme dependencia emocional y sexual que ella sentía para con don Javier, y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para que el no la dejara.

Se monto en la verga de el y se recostó sobre su cuerpo para besarlo, el no correspondió al beso pero si le puso las manos en las nalgas para retenerla de esa forma, ella entendió y solo se limito a rozar su boca con la de el.

Mira putita –dijo el viejo- tengo un pequeño problema y necesito pedirte que me ayudes para resolverlo.

Usted no necesita pedirme nada mi señor –contesto laura melosamente y sin separar sus labios de los de el- usted solo ordéneme y yo obedeceré, usted es mi dueño y yo soy su esclava y su puta, siempre lista para cumplir todos sus deseos y sus caprichos.

Eso me parece muy bien putita, ¿eso quiere decir que tú harías cualquier cosa por mí?

Claro que si mi señor, tenga la completa seguridad de que yo haré cualquier cosa que usted me ordene que haga.

De acuerdo –dijo el viejo- eso me da tranquilidad para decirte lo que quiero de ti. Resulta que tengo un tío, hermano de mi padre y que ya se encuentra muy viejito el pobre, y ha caído en una depresión de la que no ha podido levantarse ni aun con la ayuda de los médicos, hoy por la tarde estuve platicando con el y le ofrecí una posible solución a su problema, y el estuvo de acuerdo en probarla, y esa solución es que tu vayas con el y le alegres la vida durante unas horas una vez por semana.

No entiendo –contesto laura- lo que quiere decir con alegrarle la vida don Javier.

No te hagas pendeja –dijo el viejo con voz fuerte y poniendo cara de enojado- quiero que vayas y hagas con el todo lo que haces conmigo, ¿o es que ahora te me vas a echar para atrás de lo que me acabas de decir?

No don Javier, no se enoje por favor, claro que no me voy a echar para atrás, si usted quiere que yo vaya con su tío a alegrarle la vida, pues naturalmente que lo haré, usted solamente dígame cuando.

Así esta mejor puta, mañana mismo yo te voy a llevar con el y te daré las instrucciones de lo que quiero que hagas, por lo pronto, le avisas a tu marido que mañana no vienes a dormir pues quiero que pases la noche con el, y posteriormente si el esta satisfecho contigo, deberás pasar una noche a la semana en su casa, ¿estas de acuerdo?

Claro que si mi señor, ya le dije que yo haré todo lo que usted me ordene.

Perfecto putita.

Solamente tengo una duda mi señor –dijo laura con timidez como temiendo molestar a don Javier- si su tío es tan mayor como usted dice ¿no tendrá algún problema para que se le pare la verga?

Yo también soy mayor, y ya ves.

Ay no mi señor, usted no es mayor, tiene usted una verga joven, ya quisieran muchos muchachos tener una vergota como esta que ahora esta dentro de mi panochita dándome placer.

No hay problema –dijo el viejo, complacido por el comentario de ella- ahora ya hay medicinas para eso, yo le daré a mi tío la medicina, pero tu deberás esforzarte mucho para complacerlo, porque de lo contrario la medicina no surtirá efecto.

Por eso no se preocupe don Javier, -dijo laura volviendo a pegar su boca a la de el- lo tratare como si fuera usted, ya vera que no tendrá queja de mi, a lo mejor hasta se le para la verga con solo verme encuerada.

Pues que bueno que haces ese comentario –dijo el viejo- porque hay otro detalle que todavía no te he dicho, mi tío no podrá verte encuerada porque es ciego, total y absolutamente ciego.

¿Es ciego? –pregunto laura con cara de incredulidad.

Tal como lo oyes, de manera que vas a tener que esforzarte al doble para lograr tu tarea.

Lo haré don Javier, ya vera como no tendrá queja de mi.

Esta bien, así lo haremos, ahora por lo pronto muevete sobre mi verga mientras yo descanso un rato –le ordeno el viejo poniendo los brazos atrás de su cabeza para relajarse a gusto.

Y laura se comenzó a mover sobre la verga del viejo, y mientras lo hacia, pensaba.

En realidad, laura no esperaba una cosa así, y no estaba muy segura de querer hacerlo, eso de acostarse con un viejo, con un viejo mas viejo que su patrón, o sea con un verdadero anciano, como que no era una perspectiva muy agradable, pero era incapaz de decirle que no a don Javier, la sola idea de que el se enojara con ella, le parecía difícil de soportar, y la idea de que la abandonara a causa de una negativa de ella, eso simplemente le parecía imposible de aceptarlo, ella sentía que se moriría si el viejo la abandonaba, y por eso ella haría cualquier cosa que don Javier le pidiera, inclusive el acostarse son un anciano, pero con un anciano que además estaba ciego, este punto le hizo sentir a laura un espasmo en su panocha, nunca en su vida habría pensado en hacer el amor con un ciego, quizás seria algo diferente, seguro que seria algo diferente, y ahora ella iba a hacerlo, lo iba a hacer por el amor que sentía por don Javier.

Paso una hora más y el viejo le aviso que ya estaba por venirse:

Parate y metete la verga en la boca, pero solo la cabeza y chaquetéamela con la mano hasta que me venga, pero no quiero que te tragues los mocos, los retienes en tu boca hasta que yo te diga.

Ay si don Javier –contesto ella- que rico voy a saborear sus mocos, déjemelos en la boca todo el tiempo que quiera.

Se hinco sobre la verga e hizo lo que le indicaron, y cuando el viejo se vino, ella apretó la cabeza de la verga con sus labios para evitar que nada saliera, y cuando el termino, ella se retiro con la boca cerrada y bien llena de mocos.

Don Javier la tuvo así por una media hora, hasta que sintió que el sueño lo iba a vencer, entonces le ordeno que se los tragara y que se preparara para dormir. Ella dio un enorme trago y respiro aliviada y de inmediato se recostó de lado junto a el y se metió la verga en la boca para dormir.

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