Era viernes por la tarde, ya no fue a su oficina, en un momento acarició mis nalgas de manera atrevida y cachonda, mientras su boca se posaba en mi cuello susurrándome que me quería coger esa noche, que me preparara y me vistiera como a él le gusta, luego se sentó a descansar viendo televisión, me pidió que lo acompañara y así lo hice. Había comprado unas cervezas para pasar la tarde en casa, como mi hija no estaba
Mas tarde mi esposo ya se notaba alegre por la cerveza consumida, mientras seguía bebiendo, yo me preparé para nuestra intimidad, me bañé y suavice mis piernas y todo el cuerpo con crema corporal.
Con toda la calma del mundo, seleccioné las prendas íntimas que a mi marido le gusta que use cuando me quiere coger. No es tan complicado, tengo para escoger, solo me gusta que sean las prendas adecuadas y combinables, si repito la prenda, para ellos no es muy importante, menos para mi esposo, él se enciende con verme con lencería muy atrevida.
Encontré una tanga color lila, o sea morado "bajito", y tomé las demás prendas que había comprado junto con esa tanga. Un liguero del mismo color, me las puse con cuidado para que quedaran perfectas, me coloqué el liguero abotonándolo por delante para luego girarlo a su posición, estiré las ligas y las ajusté a las medias, en seguida tomé la tanga y me la puse, y al ver mi trasero en el espejo, me dieron la impresión de que mis nalgas se veían más grandes y redondas, aunque lo son, estas prendas, ayudan un poco más. Por último el brasier, con encaje delicado a los bordos, resaltando mis tetas blancas.
Ya lista me puse una bata trasparente, color morada, pensé en esperar a mi esposo en la recámara pero como tardaba decidí salir así a la sala y apresurarlo, pues sabía que mi otro hijo llegaría, tarde o temprano pero vendría a casa.
Cuando mi marido me vio, frotó su verga sobre su pantalón de la manera más vulgar, sabía que estaba excitado pues tenía casi dos meses que no me cogía.
Me senté en sus piernas poniéndole mis tetas en su boca, yo misma puse sus manos en mis nalgas mientras como un adolescente me besaba y lamía. Sentía en mi vagina su dura verga, entonces mis caderas empezaron a moverse candentemente. Mi esposo parecía un perverso sexual, sus ojos brillaban lo caliente que estaba, parecía un desesperado.
Lo detuve y me levanté para voltearme y enseñarle mis nalgas, jadeaba de manera lujuriosa, acariciaba mis nalgas, mientras yo se las giraba y las movía como si me estuvieran cogiendo. Me puse en cuatro y de nuevo moviendo mis caderas simulando una verga adentro, de inmediato se bajó los pantalones liberando su verga, que aunque no es de las más grandes que me han cogido, tiene lo suyo.
Su verga ya escurría de sus jugos, cuando la miré pasé mi lengua humedeciendo mis labios, ya desnudo se sentó de nuevo y tomaba su verga desafiante, al ver sus huevos sin pensarlo me dirigí a él sin levantarme, antes del contacto ya abría la boca hambrienta de verga, succioné tragando sus jugos, con mis manos la exprimí para ver como volvía a salir su líquido trasparente y delicioso, que de nuevo mi lengua recogía. Mamaba su verga mientras recordaba otras tantas, pero reconociendo que al final, ese hombre que estaba frente a mí, era mi esposo, mi verdadero dueño. Un poco más gordo quizá, pero su verga la conocía tan bien.
Cuando mis labios y lengua se apoderaron de sus huevos, sus jadeos aumentaron, yo misma puse sus manos en mi cabeza para sentir la sensación de ser sometida. Podía meter toda su verga traspasando mi garganta, al topar mi cara con su vientre, sacaba mi lengua para no descuidar sus huevos, logrando lamerlos con su verga en mi garganta, escuchaba sus palabras de admiración y asombro, al mismo tiempo sus gemidos cachondos mientras sus manos acariciaban y abrían mis nalgas. Con esa mamada podía venirse, y entonces me detuve, me levanté besando su pecho y su cara, él correspondía con besos y lamidas en mi cuello y tetas.
Hice a un lado la tanga y dirigí su verga a mi vagina, apenas entró y me detuvo advirtiéndome que podía venirse, yo le reproché cachondamente la saqué y le di la espalda inclinándome un poco, así alcanzó mi raja son su lengua mientras debajo de mí veía su verga parada y llena de mis jugos que alcanzaron a adherirse estando dentro de mí.
Su lengua pasó a mi culo, bajó la tanga a las rodillas, abría vorazmente mis nalgas, las mordía exageradamente dejé caer la tanga al suelo para abrir mis piernas y permitir que su lengua explore lo que quisiera. Yo ya estaba ardiendo y pidiendo verga donde fuera, en mi culo o en mi cocnha . De repente se quitó y con unas nalgadas suaves me indicó que fuéramos a nuestra habitación , mientras nos dirigíamos a la cama sus manos amasaban mis nalgas a su antojo.
Apenas llegamos me puso en la orilla de la cama, me empinó y sin perder tiempo empezó a acogerme como desesperado, me tomaba de la cintura estirando los tirantes del liguero, bajó sus manos a mis tetas y los liberó del sostén sin quitármelo, yo extasiada empecé a mover mi trasero como loca, él parecía que quisiera hacerme daño y bufaba con sus penetradas.
--¡HO MAMI, YA TENÍA GANAS DE COGERTE MAMITA, SIGUES COGIENDO COMO LA MEJOR DE LAS PUTAS! AHHH, AHHH!.—
--¿TE GUSTA COMO ME MUEVO AMOR?.—
--¡SIII, SE NOTA QUE TE ENCANTA COGER, Y ESO ME GUSTA!.—
--¡AHH PAPI, SOY TUYA PAPI, SOLO TUYA!!.—
--¿DE VERDAD vane , YA NO HAS COGIDO CON OTROS?.—
--¿ESO QUIERES, QUE OTROS ME COJAN?.—
No respondió a mi pregunta, pero dijo;
--¿TE COGEN muchos ?.—yo sin pensarlo respondí imaginando a otros;
--¡AHH SI, ME COGEN Y POR TODOS LADOS!!.-
--¿TAMBIEN POR EL CULO?.—
--¡SII, POR AHÍA LES GUSTA MÁS Y A MI ME ENCANTA!, ¡SII, SIII!!.—
En eso . La charla lo calentó de más y no pudo contenerse, se vino de inmediato:
--¡OHH, OHHH, ME VENGOOO!.—yo suplicaba que no lo hiciera;
--¡NOOOO, NO LO HAGAS, YO NO HE TERMINADO!.—Fue inútil, sus manos apretaron mis nalgas tan fuerte y sentí en mi vagina su eyaculación abundante, moví mis caderas aprisionando su verga tratando de tener un orgasmo al menos, pero fue imposible, su verga ya la sentía flácida.
Mi esposo se dejó caer a la cama, mientras yo quedaba empinada y escurriendo de su leche en mi concha . Me recosté en la cama boca abajo, algo molesta y me quedé dormida. No supe cuanto tiempo estuve así pero sentí de pronto unas manos muy conocidas sobre mis nalgas, luego en mi ano una deliciosa respiración que me hizo recuperar el sentido de la manera más rica, una lengua tratando de entrara mi ano, y unos dedos acariciando mi clítoris, mientras el semen que había, salía para darle cabida a esa lengua ardiente, solo volteé al lado de mi esposo, ahí estaba completamente perdido, de cansancio y embriaguez. El intruso era mi hijo, que ocupando el lugar de su padre se dedicó a satisfacer a su mamita, y de que manera lo logró...
Mas tarde mi esposo ya se notaba alegre por la cerveza consumida, mientras seguía bebiendo, yo me preparé para nuestra intimidad, me bañé y suavice mis piernas y todo el cuerpo con crema corporal.
Con toda la calma del mundo, seleccioné las prendas íntimas que a mi marido le gusta que use cuando me quiere coger. No es tan complicado, tengo para escoger, solo me gusta que sean las prendas adecuadas y combinables, si repito la prenda, para ellos no es muy importante, menos para mi esposo, él se enciende con verme con lencería muy atrevida.
Encontré una tanga color lila, o sea morado "bajito", y tomé las demás prendas que había comprado junto con esa tanga. Un liguero del mismo color, me las puse con cuidado para que quedaran perfectas, me coloqué el liguero abotonándolo por delante para luego girarlo a su posición, estiré las ligas y las ajusté a las medias, en seguida tomé la tanga y me la puse, y al ver mi trasero en el espejo, me dieron la impresión de que mis nalgas se veían más grandes y redondas, aunque lo son, estas prendas, ayudan un poco más. Por último el brasier, con encaje delicado a los bordos, resaltando mis tetas blancas.
Ya lista me puse una bata trasparente, color morada, pensé en esperar a mi esposo en la recámara pero como tardaba decidí salir así a la sala y apresurarlo, pues sabía que mi otro hijo llegaría, tarde o temprano pero vendría a casa.
Cuando mi marido me vio, frotó su verga sobre su pantalón de la manera más vulgar, sabía que estaba excitado pues tenía casi dos meses que no me cogía.
Me senté en sus piernas poniéndole mis tetas en su boca, yo misma puse sus manos en mis nalgas mientras como un adolescente me besaba y lamía. Sentía en mi vagina su dura verga, entonces mis caderas empezaron a moverse candentemente. Mi esposo parecía un perverso sexual, sus ojos brillaban lo caliente que estaba, parecía un desesperado.
Lo detuve y me levanté para voltearme y enseñarle mis nalgas, jadeaba de manera lujuriosa, acariciaba mis nalgas, mientras yo se las giraba y las movía como si me estuvieran cogiendo. Me puse en cuatro y de nuevo moviendo mis caderas simulando una verga adentro, de inmediato se bajó los pantalones liberando su verga, que aunque no es de las más grandes que me han cogido, tiene lo suyo.
Su verga ya escurría de sus jugos, cuando la miré pasé mi lengua humedeciendo mis labios, ya desnudo se sentó de nuevo y tomaba su verga desafiante, al ver sus huevos sin pensarlo me dirigí a él sin levantarme, antes del contacto ya abría la boca hambrienta de verga, succioné tragando sus jugos, con mis manos la exprimí para ver como volvía a salir su líquido trasparente y delicioso, que de nuevo mi lengua recogía. Mamaba su verga mientras recordaba otras tantas, pero reconociendo que al final, ese hombre que estaba frente a mí, era mi esposo, mi verdadero dueño. Un poco más gordo quizá, pero su verga la conocía tan bien.
Cuando mis labios y lengua se apoderaron de sus huevos, sus jadeos aumentaron, yo misma puse sus manos en mi cabeza para sentir la sensación de ser sometida. Podía meter toda su verga traspasando mi garganta, al topar mi cara con su vientre, sacaba mi lengua para no descuidar sus huevos, logrando lamerlos con su verga en mi garganta, escuchaba sus palabras de admiración y asombro, al mismo tiempo sus gemidos cachondos mientras sus manos acariciaban y abrían mis nalgas. Con esa mamada podía venirse, y entonces me detuve, me levanté besando su pecho y su cara, él correspondía con besos y lamidas en mi cuello y tetas.
Hice a un lado la tanga y dirigí su verga a mi vagina, apenas entró y me detuvo advirtiéndome que podía venirse, yo le reproché cachondamente la saqué y le di la espalda inclinándome un poco, así alcanzó mi raja son su lengua mientras debajo de mí veía su verga parada y llena de mis jugos que alcanzaron a adherirse estando dentro de mí.
Su lengua pasó a mi culo, bajó la tanga a las rodillas, abría vorazmente mis nalgas, las mordía exageradamente dejé caer la tanga al suelo para abrir mis piernas y permitir que su lengua explore lo que quisiera. Yo ya estaba ardiendo y pidiendo verga donde fuera, en mi culo o en mi cocnha . De repente se quitó y con unas nalgadas suaves me indicó que fuéramos a nuestra habitación , mientras nos dirigíamos a la cama sus manos amasaban mis nalgas a su antojo.
Apenas llegamos me puso en la orilla de la cama, me empinó y sin perder tiempo empezó a acogerme como desesperado, me tomaba de la cintura estirando los tirantes del liguero, bajó sus manos a mis tetas y los liberó del sostén sin quitármelo, yo extasiada empecé a mover mi trasero como loca, él parecía que quisiera hacerme daño y bufaba con sus penetradas.
--¡HO MAMI, YA TENÍA GANAS DE COGERTE MAMITA, SIGUES COGIENDO COMO LA MEJOR DE LAS PUTAS! AHHH, AHHH!.—
--¿TE GUSTA COMO ME MUEVO AMOR?.—
--¡SIII, SE NOTA QUE TE ENCANTA COGER, Y ESO ME GUSTA!.—
--¡AHH PAPI, SOY TUYA PAPI, SOLO TUYA!!.—
--¿DE VERDAD vane , YA NO HAS COGIDO CON OTROS?.—
--¿ESO QUIERES, QUE OTROS ME COJAN?.—
No respondió a mi pregunta, pero dijo;
--¿TE COGEN muchos ?.—yo sin pensarlo respondí imaginando a otros;
--¡AHH SI, ME COGEN Y POR TODOS LADOS!!.-
--¿TAMBIEN POR EL CULO?.—
--¡SII, POR AHÍA LES GUSTA MÁS Y A MI ME ENCANTA!, ¡SII, SIII!!.—
En eso . La charla lo calentó de más y no pudo contenerse, se vino de inmediato:
--¡OHH, OHHH, ME VENGOOO!.—yo suplicaba que no lo hiciera;
--¡NOOOO, NO LO HAGAS, YO NO HE TERMINADO!.—Fue inútil, sus manos apretaron mis nalgas tan fuerte y sentí en mi vagina su eyaculación abundante, moví mis caderas aprisionando su verga tratando de tener un orgasmo al menos, pero fue imposible, su verga ya la sentía flácida.
Mi esposo se dejó caer a la cama, mientras yo quedaba empinada y escurriendo de su leche en mi concha . Me recosté en la cama boca abajo, algo molesta y me quedé dormida. No supe cuanto tiempo estuve así pero sentí de pronto unas manos muy conocidas sobre mis nalgas, luego en mi ano una deliciosa respiración que me hizo recuperar el sentido de la manera más rica, una lengua tratando de entrara mi ano, y unos dedos acariciando mi clítoris, mientras el semen que había, salía para darle cabida a esa lengua ardiente, solo volteé al lado de mi esposo, ahí estaba completamente perdido, de cansancio y embriaguez. El intruso era mi hijo, que ocupando el lugar de su padre se dedicó a satisfacer a su mamita, y de que manera lo logró...
2 comentarios - me pase de la raya