Series de Relatos Publicados (Click en el link)
Capítulo 58.
La Maldita Incertidumbre.
Las palabras de Pilar me dejaron mal.
¿Y si Tefi tiene sexo conmigo solo porque soy su única opción?
En un principio, no tendría por qué molestarme que mi hermana no quiera tener sexo conmigo. Somos hermanos, se supone que no deberíamos hacer esto… ni siquiera una vez. Sin embargo, durante todo este tiempo que compartimos, pasamos grandes momentos. Coger se volvió casi una costumbre para nosotros. Nos gusta hacerlo… bueno, al menos a mí me gusta mucho hacerlo con ella. Porque ahora no sé si Tefi realmente disfruta pasar tiempo conmigo o si, como dicen Macarena y Pilar, solo me tolera para no quedarse sin su dosis de verga.
Tenía ganas de hablar con ella. Fui hasta su cuarto y entré sin golpear. La encontré acostada en su cama, completamente desnuda y con las piernas semi-abiertas. Tenía el control de la PlayStation en la mano.
—Hola —me dijo con una sonrisa encantadora. Esto me dio un vuelco al corazón. ¿Cómo podía ser que con un simple “Hola” puede generar algo así en mí?
—Hola, vine a ver cómo andás —dije, mientras me sentaba a su lado. Miré la pantalla, ella parecía muy concentrada en el juego—. Hey, qué raro que estés jugando a Spider-Man.
En pantalla mi super héroe favorito repartía acrobáticas patadas a los villanos de turno.
Mi hermana se encogió de hombros.
—Ya casi no tenía a qué jugar. Deberíamos comprar juegos nuevos, pero no sé cuáles. Yo no entiendo mucho de esto. Simplemente fui probando todos los juegos que tenés y éste me pareció divertido.
—Bueno, si querés comprar uno nuevo, después te ayudo a elegirlo.
—Dale, eso estaría buenísimo… ay, la puta madre. Perdí otra vez.
—Podés bajarle la dificultad…
—No, porque sino me aburro. Me gustan los desafíos. Además, quiero aprender a jugarlo.
—Em… si te gustan los desafíos deberías comprar algún Dark Souls, Sekiro… o Bloodborne.
—Me estás hablando en chino, hermanito.
—Este… son juegos que son conocidos por ser bastante difíciles. Por eso yo no los compré nunca. Una vez jugué a Dark Souls en la casa de un amigo y me dio mucha bronca perder a cada rato.
—Eso ya me gustó. Me gusta comprar juegos que te hagan llorar. Después me fijo qué precios tienen en la tienda digital.
—Muy bien… ah, por cierto. Muy lindas las fotos que subiste a internet. Las estuve mirando.
—Aja… ¿solo mirando? —Mostró media sonrisa burlona.
—Bueno, mirando y un poquito más. Este… eso significa que las fotos cumplen con su propósito, deberías alegrarte.
—Gracias. Me las sacó la tía Cristela. Tendrías que ver las que está subiendo ella.
— ¿Ah sí? ¿Y le está yendo bien?
—Sí. ¿No te contó?
—Es que… hace rato que no hablo con la tía. La tengo un poco olvidada. Seguramente me va a hacer algún reclamo dentro de poco.
—Es muy posible. Le está yendo re bien. Es una madura pelirroja, tetona y con una carita preciosa. Mucha gente se muere por ella. Hombres y mujeres. No me extrañaría que en unos meses esté ganando más que yo.
—Qué bueno… me alegro por ella. Ahora ya no va a sentir que es un estorbo o que “vive de arriba”. Va a tener sus propios ingresos.
—Sí, y van a ser muy buenos. Che… ¿querés coger? —La propuesta me tomó de sorpresa, lo dijo como si me estuviera invitando a mirar una película—. Me vendría bien hacer una pequeña pausa. Llevo jugando cuatro horas seguidas.
Miré su hermosa concha y sus preciosos pechos, mi mente me dijo a gritos: “Decile que sí… ya mismo”. Sin embargo, por el otro lado tenía la voz de Macarena diciéndome que debía guardar energías porque, en cualquier momento, podría necesitar pasar a la acción con mi abuela.
—Emm… no, ahora mismo no tengo ganas.
Tefi pausó el juego y me miró a los ojos.
—¿Estás bien?
—Sí… ¿por qué lo preguntás?
—Y… será porque nunca dijiste que no tenés ganas de coger.
—Bueno, pero es que en esta casa uno puede coger todo el día, si quiere. Macarena me enseñó que a veces es mejor esperar un poco, guardar energías, para disfrutar más el momento. Porque si estás todo el día cogiendo, solo por coger… se termina volviendo algo rutinario, monótono.
—Puede que tenga razón. Ahora que lo pienso, vos debés ser el más solicitado en la casa cuando alguna de esas putas tiene ganas de coger —soltó una risita—. Y bueno, no las culpo, es la única pija que hay en la casa.
Quizás Tefi no lo sabe, pero ese comentario fue como una puñalada en mi espalda.
—Se… puede ser —dije, cabizbajo. Para que la amargura no se me notara tanto, le hice una propuesta—. Si querés te chupo la concha, con eso no tengo ningún problema.
—Em… gracias, pero mejor no.
—¿Por qué no?
—Ay, no te ofendas, Nahuel… pero no sos muy bueno chupando conchas. Y si quiero eso, mejor se lo pido a Brenda… o incluso a Macarena. Dios… qué bien la chupa Maca. Ah… y la tía Cristela… uf… son buenísimas. Y todas me dijeron lo mismo: Las mejor chupando conchas es Gisela. Todavía no me animé a pedírselo a Gise… me da un poquito de vergüenza.
—Tenés que agarrarla cuando esté caliente. Ahí seguramente te va a decir que sí.
—Mmmm… buen consejo, si la llego a ver muy caliente, voy a aprovechar. Entonces… si no querés coger ¿querés que juguemos a algo? Te puedo cagar a palos en Mortal Kombat un ratito, si te animás.
—Eh, no… gracias. Está bien, seguí disfrutando de Spider-Man. Es uno de los mejores juegos que vas a encontrar.
—Lo decís porque vos sos fan del muñeco este…
—No, lo digo de verdad. Es uno de los juegos más divertidos de PlayStation. Bueno, te dejo jugar tranquila. Después hablamos.
Salí de la pieza sintiéndome mucho peor que antes. No quise quedarme jugando con ella porque no quería forzarla a pasar tiempo conmigo solo para “mantener las apariencias”. Si ella solo quiere estar conmigo para coger… ahí estaré cuando me necesite. Si esto no va a durar para siempre, al menos intentaré disfrutarlo mientras pueda hacerlo.
—------------
Por lo general no tomo mates solo, espero a que alguien más lo prepare y ahí sí, quizás me sume a tomar. Sin embargo, hoy sentí la necesidad de hacerlo. Calenté el agua, puse la yerba en el mate con mucha calma, cuidando no poner demasiada, la sacudí para quitarle el exceso de polvo y esperé a que el agua alcanzara la temperatura justa. Todo esto lo hice de forma mecánica, con la mente en otro lado. No podía dejar de pensar en Tefi.
Me instalé en la mesa del comedor, con el mate ya preparado, y me quemé a tomar el primero; estuve a punto de abandonar la tarea. Luego me di cuenta que hacer esto sería darle la victoria a mi ofuscación. No me gusta sentirme así. Por eso una parte de mí siempre me impulsa a sentirme mejor, a levantar la cabeza. Aunque hoy eso me está costando más de lo habitual.
Pensé hablarlo con alguien, sé que mis hermanas me escucharían, en especial Macarena. Ella es la que me da más miedo de todas. Si le cuento de mi problema, seguramente va a decir que yo siento algo con Tefi que no debería sentir. Y no es cierto. Ese no es el problema. Aunque tampoco sabría explicar por qué estoy tan mal.
Dándole vueltas a estos problemas, mientras tomaba un mate detrás de otro, llegué a la conclusión de que me pone mal que la cuarentena vaya a terminar. Últimamente escuché en las noticias que la vacuna ya está lista y que pronto empezarán a repartir las primeras dosis. Eso debería ser motivo de celebración para mucha gente; pero no para mí. Sé que la situación va a cambiar cuando termine nuestro “aislamiento voluntario obligatorio”, como lo llamamos en casa. Supongo que a mis hermanas les debe pasar un poquito como a mí, todos nos acostumbramos a este nuevo estilo de vida y ninguna de ellas parece entusiasmada por salir de casa. Los intentos de fuga de Pilar ya quedaron en el recuerdo y desde que llegó Brenda, Gisela ya no habla de su ansiedad por volver a la oficina (ahora entiendo por qué quería volver).
La única que sí está impaciente por abrir la puerta y salir es Ayelén, porque vive quejándose del encierro. A pesar de eso… no se va. Podría irse sola, nadie se lo impide. Incluso escuché, hace unos minutos, como Cristela le ofrecía dinero para ayudarla a pagar un alquiler. Y aún así no quiso irse. Claro, sabe que si se va a vivir sola está obligada a trabajar, y Ayelén es bastante vaga. No le gusta trabajar. Y su principal fuente de ingresos (los juguetes sexuales) quedó completamente arruinada en el momento en que expuso a mi mamá. Ahora Alicia la odia y todos sabemos que no volverán a trabajar juntas.
Ya tenía suficiente compañía para mis pensamientos con el mate, pero tuvo que llegar mi abuela.
Al parecer Fernanda llegó a un punto de nulo disimulo, casi como si quisiera que la vieran así. Tenía puesta una remera que tapaba sus tetas, pero nada más. Debajo iba completamente desnuda, su concha se veía claramente. Comenzó a caminar alrededor de la mesa, como si fuera una gata en celo intentando llamar mi atención. Se inclinó sobre una silla, subiendo una rodilla a ella y me mostró que en el culo tenía metido un buen plug. Hizo un poco de fuerza para sacarlo y puede ver que era bastante grande.
Me mantuve inalterado, cebé otro mate y lo tomé sin prestarle demasiada atención.
—¿Te pasa algo, Nahuel?
—Nada, solo estoy tomando mates, aprovechando que no hay nadie acá… lo cual es muy raro.
—Sí, eso pensé yo. Ni me quiero imaginar lo que deben estar haciendo esas putas en sus dormitorios. Ahora mismo Ayelén está tomando sol en el patio. ¿No querés que vayamos a un lugar más tranquilo?
Se me sentó sobre las piernas y empezó a menear su culo contra mi bulto. Le dice puta a sus hijas y a sus nietas, pero ella es la peor. En esta ocasión no me costó rechazarla, realmente no tenía ganas de hacer algo sexual, mucho menos con ella.
—No, gracias —le dije, mientras intentaba cebar otro mate con ella metida en el medio.
—¿De verdad? ¿No querés que nos bañemos juntos? Mirá que ya no tengo problema con los… accidentes. De paso, me podés contar qué más pasó con tu mamá dentro de esa bañera, aunque… sinceramente, ya me lo puedo imaginar. En especial después de ver las cosas que hacés con tus hermanas.
—No es tan así —le dije, solo porque no quería darle el triunfo de saber que tuve sexo con mi mamá—. Es más complicado.
—Mmm… no importa, tenemos todo el día para charlar. Dale, vení a pasar un buen rato con la abuela.
La verdad es que su actitud me pareció algo cómica, la vieja está muy desesperada por un buen pedazo de pija… y es obvio que lo quiere por el orto. Podría dárselo, sin ningún problema. Tiene un lindo culo y seguramente la voy a pasar bien.
Aprovechó este momento de duda para arrodillarse frente a mí. Fue directamente hacia el premio mayor. Sacó mi verga del pantalón y empezó a chuparla con ganas.
—¿No te molesta que alguien nos pueda ver? —Pregunté.
—Mmm… seee, pero eso lo hace más interesante.
Esta respuesta me llevó a sospechar que mi abuela tiene algunas tendencias exhibicionistas, le gusta que la miren… y no la culpo, a la mayoría de las mujeres en mi familia les pasa lo mismo.
En pocos segundos consiguió que mi pija quedara completamente erecta. No le costó mucho, sabe cómo usar la lengua.
Volvió a sentarse sobre mí, dándome la espalda, pero esta vez toda mi pija se perdió dentro de su concha. Por la extrema facilidad con la que entró, me llevó a pensar que estuvo dándose duro con un dildo de buen tamaño justo antes de salir del dormitorio.
Tengo que admitir que me gustó mucho sentir el interior tibio y húmedo de su vagina, sin embargo… debo atenerme al plan.
—Abuela, no deberíamos hacer esas cosas. Está mal. Lo que hice con mis hermanas tampoco estuvo bien. Es mejor evitarlo.
—Mmm… bueno, me alegra que lo veas de esa manera. Aunque… podríamos tener un último momento de diversión. Estuve entrenando bastante por detrás ¿sabés? Con uno de los dildos de tu mamá.
—Aja… ¿Y Ayelén te ayudó?
El meneo de sus caderas se detuvo en seco.
—Mmm… no quiero hablar de eso.
—Ah… entonces es que sí te ayudó. Mirá vos, no sabía que eras tan abierta con tu nieta.
—Nunca dije eso. Simplemente prefiero no hablar del tema, porque no hay nada de qué hablar.
—Pero, abuela… si no hay nada de qué hablar ¿por qué reaccionás así?
—Porque… porque tu pregunta me tomó por sorpresa. Solo quería comentarte que me estuve preparando.
—Vamos, abuela… me pedís que yo te cuente todo lo que hice con mi mamá, pero no sos capaz de responderme esta simple pregunta. Me imagino que cuando Ayelén llegó a tu casa te habrá… prestado ciertos servicios. Y no te juzgo, llevabas mucho tiempo sola, sin ver a nadie… y sé que Ayelén puede ser bastante intensa en este tipo de situaciones.
—Em… bueno —se meneó sobre mi verga, provocando que la penetración sea aún más profunda—. Es cierto que cuando llegó a casa me hizo una propuesta que me pareció muy extraña. Al principio le dije que no, obviamente; pero…
—Ayelén es muy persuasiva.
—Sí, muchísimo. En un par de días logró convencerme… sé que estuve mal. Quiero que entiendas que llevaba mucho tiempo sin esa clase de contacto humano. Mucho tiempo. No solo durante la pandemia. Y de pronto…
—Dejame adivinar… ella no te propuso chuparte la concha, para aliviar tus deseos sexuales. Te propuso que vos se la chupes a ella.
—¿Cómo sabés? ¿Acaso hablaste de esto con Ayelén?
—No, últimamente no puedo hablar con Ayelén sobre ningún tema. Solamente lo sospeché por la forma en que le chupaste la concha a Pilar. Se nota que eso te gusta. Seguramente no pudiste resistirte al saber que tenías una preciosa concha para lamer.
—Lo estás haciendo ver como si yo fuera lesbiana, o algo así… no me gusta.
—Solo digo que es curioso que la propuesta haya venido por ese lado. Vos preferías chupar una concha, antes de que te la chupen.
—Mm…
—Y sé que también le tenés ganas a Tefi.
—Ay, Nahuel… no digas esas cosas.
—Si te digo que lo de Tefi puede ocurrir ¿aceptarías? ¿le chuparías la concha?
—¿Me estás hablando en serio?
—Muy en serio. Si se la querés chupar, yo puedo convencerla de que te deje hacerlo. Sé que no me va a costar mucho.
—Bueno, em… este… viéndolo de esa manera.
—Nada de dar vueltas. Quiero que respondas de forma directa. ¿Lo querés hacer? ¿sí o no?
—Sí, le quiero chupar la concha. Prometeme que vas a convencerla.
—Sí, claro. No hay ningún problema con eso. ¿O preferís a Brenda?
—Mmm… esa chica es muy bonita, me dejó sorprendida. No creí que fuera tan abierta con temas sexuales.
—Brenda es muy abierta, ya probó todas las conchas de la casa… menos la de Ayelén, porque no se lleva bien con ella, y la tuya… porque no tuvo la oportunidad de hacerlo.
—Mmm… interesante… si le gusta tanto comer concha… con ella puedo darme un buen revolcón.
—Veo que la idea te entusiasma.
—Es que… es una chica muy bonita, tiene algo que me resulta muy… atractivo.
—Entonces ¿A quién preferís? ¿Brenda o Tefi?
—Mmmm… este… ¿Y no pueden ser las dos?
—¿Te animás a hacer un trío con ellas?
—Uff… sí, claro. Me encantaría comerle la concha a las dos al mismo tiempo… y que ellas hagan lo mismo conmigo.
—Con Tefi lo vas a tener más difícil, a ella no le gusta chupar concha. Aunque sí acepta que otra mujer se la chupe.
—Oh… ok… aunque… que no diga que nunca lo va a hacer porque… yo también lo decía… y ya ves… ahora la idea de comer conchas me entusiasma muchísimo.
—Y aún así te enojás si alguien insinúa que sos lesbiana.
—Es que… no es tan sencillo, Nahuel. Admito que me calientan las mujeres, mucho… muchísimo. Veo a estas pendejas en tanga y se me moja la concha; pero… mi gusto por las mujeres no va más allá de lo sexual. Si tengo que elegir, prefiero pasar un buen rato con vos. —Se puso de pie y volvió a abrirse las nalgas, para que yo viera su plug anal—. Te espero en la pieza… pero mirá que no te voy a esperar todo el día.
—No me esperes. No voy a ir. Te dije que no tengo ganas.
—Uff… mirá que para ser un pendejo de dieciocho años que se pasa el día con la pija dura, te gusta hacerte el difícil. Bueno, si no querés ahora… vas a querer después. Sé muy bien las ganas que le tenés a mi culo. A mí no me engañás.
—Está bien, abuela, pensá lo que quieras.
Fernanda se marchó, de muy mal humor, y yo seguí solo con el mate y mis pensamientos.
Cuando me harté de la soledad, y el mate quedó lavado, fui hasta la pieza de Gisela. Allí encontré a mi mamá, por suerte no estaba durmiendo, como solía hacer la mayor parte del día. Estaba mirando algo en la tele, una serie o una peli. No pregunté. Simplemente me acosté a su lado y puse la cabeza sobre su pecho, ella me abrazó y sonrió. No dijo nada, nos quedamos allí en silencio mirando la pantalla. Fue reconfortante, a veces lo mejor es estar con alguien cuando te sentís mal y ni siquiera hacen falta las palabras. Espero que para ella también haya sido positiva mi visita.
—------------
Al día siguiente me encontraba solo en mi cuarto intentando concentrarme en la lectura de un cómic. Tuve que desistir de los libros, porque me fue imposible leer dos párrafos seguidos. Por eso pasé a un material más gráfico. Aún así, ya tuve que retroceder algunas páginas en dos ocasiones porque me perdí con la historia.
La puerta se abrió y me sobresalté al ver que era Estefanía. Parecía una diosa. Tenía puesto un conjunto de lencería color turquesa que le quedaba de maravilla. Medias, portaligas, tanga, corpiño… todo de encaje y semi-transparente. La vi completamente desnuda un montón de veces, sin embargo verla así, con sus pezones y la raya de su concha transparentándose debajo de la tela, me vuelve loco.
—Hey, Nahuel… ¿me ayudás con una cosita?
—¿Qué necesitás? —Pregunté dejando el cómic sobre la mesita de luz… al fin y al cabo ni quería leerlo.
—Necesito sacarme algunas fotos… ya sabés para qué. Y… emmm… me vendría muy bien que hubiera una verga en esas fotos.
—Ah… ya veo —una vez más solicitaba los servicios de mi verga. Aunque, sería un necio si me enojara con ella. Al fin y al cabo Tefi ayudó mucho a esta familia cuando pasamos un mal momento económico. Sin ella la hubiéramos pasado realmente mal—. Sí, claro. Contá conmigo para lo que sea. ¿Sacamos las fotos con tu celu o con el mío?
—Con cualquiera, me da igual. Lo importante es que haya muchas fotos… y algunos videos, si no te molesta.
—Claro que no me molesta —sonreí… y aunque no lo crean, fue una sonrisa genuina, natural—. Por cierto, te queda súper lindo ese conjunto.
—¿Te gusta? —Ella también sonrió—. Lo saqué de las cajas de mamá. No le pedí permiso, espero que no le moleste.
—Todo lo contrario, ella apoya totalmente lo que estás haciendo y ya sabemos que va a ser difícil vender todo ese material ahora que ella… no se encuentra muy bien. Así que, lo mejor va a ser sacarle provecho de alguna otra manera.
—Es muy cierto. También aproveché varios de los dildos que tiene… aunque no es lo mismo que usar una verga real, ¿me explico?
—Sí, claro… seguramente tus seguidores quieren verte con una verga de verdad.
—Y no solo eso… se siente distinto. Es más rico con una pija de verdad.
Me guiñó un ojo justo antes de meter la mano dentro de mi pantalón, sacó mi miembro, se acostó a lo ancho en la cama y de inmediato empezó a chupármela. Sin preámbulos, sin juegos previos. Se la mandó dentro de la boca y comenzó a hacerme tremendo pete.
Estuvo un par de minutos muy concentrada en esta tarea, luego me miró a los ojos y sonrió. Se sacó la verga de la boca y me dijo:
—¿Cuándo vas a empezar a sacar fotos?
—Ah, sí… tenés razón, perdón…
Caí en la cuenta de que esta mamada, por más buena que esté, cumple una función específica: reunir material para que Tefi pueda vender. Tomé mi teléfono y comencé a sacar fotos de ella adoptando distintas poses sugerentes con mi verga en la boca o muy cerca de ella. Debo admitir que tiene muchísimo carisma y es muy fotogénica, salió muy bien en todas las imágenes que tomé.
—Ahora pasemos a la penetración —me dijo.
A mí no me hubiera molestado seguir un rato más con el sexo oral, lo estaba disfrutando. Pero ella es la que manda y acá el objetivo no es pasarla bien.
Se montó sobre mí. La verga entró un poquito en su concha, me fascinó que aún no estuviera dilatada. Hubo cierta resistencia y eso hizo el momento mucho más disfrutable, además Tefi puso una cara como si estuviera disfrutando mucho de la clavada. Aunque no sé si lo actuó o fue genuino.
De esa forma nos mantuvimos sacando fotos, ella montándome en distintas posiciones: con las piernas más abiertas, en cuclillas como una rana, dándome la espalda, y más. Todas las poses implicaban que ella diera varios saltitos sobre mi verga, así que aunque estuviéramos en plena sesión fotográfica, se sentía como si estuviéramos cogiendo… aunque era una cogida un tanto desprolija. En cuanto Tefi comenzaba a ganar ritmo en una pose en particular, inmediatamente cambiaba a otra, lo cual rompía mucho la magia del momento. Y quizás eso es lo que quiere… prefiere que yo no me entusiasme demasiado durante el proceso. Que nos atengamos a lo práctico.
Uno de los puntos más destacados de esta sesión de fotos y videos fue cuando Tefi se puso en cuatro y me dijo, así sin más:
—Metemela por el orto. Quiero tener un buen video de sexo anal, me lo vienen pidiendo desde hace rato.
—Entonces lo grabo yo desde acá atrás, digo… para que se vea la penetración.
—Lo vamos a grabar los dos. Yo me encargo de que se me vea la cara, vos encargate de que se me vea el culo. Después editaré las dos partes, para unirlas.
—Oh… interesante, ya estás poniendo más producción en tu material.
—Es necesario, algunas chicas publican cosas super elaboradas. Sé que no puedo llegar a tanto, pero al menos no quiero quedarme tan atrás. Ah, y ya sabés… no hables durante el video.
Darle por el culo fue una maravilla, como siempre. Es que… es demasiado lindo hacerlo, en especial con Tefi. Lo único que no me gustó tanto fue tener que estar tan pendiente del encuadre del celular para que la grabación tomara siempre a mi verga entrando en ese culo. Y sí, entiendo que después mucha gente va a disfrutar de este video y que, al final de cuentas, el que se la está metiendo de verdad soy yo. Pero aún así sentí a mi hermana fría y distante. Ella también estuvo muy concentrada en el celular que estaba en su mano.
Luego pasamos a grabar estando ella boca arriba, con las piernas levantadas, fue una buena pose para una penetración anal y en esta ocasión solo necesitamos de mi cámara, porque yo podía tomar todo el plano de forma sencilla. Primero enfoqué la penetración y después fui subiendo lentamente hasta que se vea su cara. Ella siempre dio señales de estar disfrutándolo mucho, pero… una vez más, me pregunté si lo hacía para sus fans o de forma genuina.
—Estoy lista para el gran final —dijo con una sonrisa—. ¿Querés que te la chupe?
—¿Y cuál sería el gran final?
—Me tenés que acabar en la cara, bobito —soltó una risita muy divertida—. Y hay que grabarlo, después yo me voy a sacar algunas selfies. ¿Sabías que hay gente muy fans de las selfies con semen en la cara?
—Mmm… me lo puedo imaginar.
Sí que podía, la cara de Tefi llena de semen es demasiado morbosa. Es tan linda que verla toda enlechada te da un vuelco al corazón.
Salimos de la cama, lo más cómodo era hacerlo estando yo de pie y ella de rodillas, chupando. No tuvo que esforzarse mucho. Simplemente “desactivé” mis defensas para no acabar, esas que aprendí durante los últimos meses, y dejé que todo saliera en pocos segundos. No dije ni una palabra mientras la grababa, no quería arruinar su video, aunque tuve ganas de decirle que estaba muy linda y que me le había chupado muy bien.
Todo el semen cayó sobre su cara y dentro de su boca. Fue mucho… mucho en serio. Más de lo que ella se había imaginado, por eso se sobresaltó cuando al tercer chorro le siguió otro, y luego otro. Miró la verga de forma muy cómica, como si no pudiera creer todo lo que salía de ella. Luego la chupó otra vez y una última descarga de semen fue a parar justo dentro de su boca. ¿Y yo? Bueno, tuve que esforzarme para no morir en el intento y, a la vez, mantener la grabación bien encuadrada. Las rodillas se me volvieron de gelatina y un escalofrío me cruzó toda la columna vertebral. Fue una acabada muy intensa, yo tampoco me lo esperaba.
Me hizo señas para que dejara de grabar, y así lo hice.
—Uf… pendejo, me recontra llenaste de leche.
—Perdón es que…
—No, no… está re bien. Sacame un par de fotos.
Ella sonrió a la cámara y levantó dos dedos, haciendo la señal de la victoria. Luego me sacó el celular de la mano, y empezó a sacarse las selfies que había prometido.
—De fondo salen mis comics —le dije—. Quizás deberías darte vuelta y que salga solo la pared.
—No importa, a la gente en internet le gustan las chicas nerds. Está bueno que se vea eso de fondo.
—Ah, qué falsa que sos.
Ella se rió de mi comentario.
—Bueno, una hace lo que sea necesario para mejorar la performance. Si esto me hace ganar seguidores, entonces bienvenido sea. ¿Y por qué te salió tanta leche?
—Es que llevaba un buen rato sin acabar… Macarena me pidió que guardara energías para cuando llegara el momento de encarar a la abuela.
—Ah… ¿y ya lo arruinaste? ¿Se suponía que no debías acabar? Me hubieras dicho…
—Es que… me olvidé.
En el momento en que Tefi me preguntó si quería que me la chupe, porque me iba a hacer acabar, me olvidé de todo.
—Espero que Macarena no se enoje conmigo por esto. Bueno, me voy a bañar… voy a necesitar una buena ducha para sacarme toda esta leche de la cara. Espero que sea buena para el cutis —volvió a reírse.
Tefi salió de mi cuarto y me quedé con una inmensa sensación de vacío. Conseguimos muy buen material, para que ella pueda monetizarlo, y eso me alegra un montón. Sin embargo… una vez más siento que solamente estoy cumpliendo una función práctica en su vida. Cuando necesita mi verga, viene a buscarme. Y sí, yo siempre estoy dispuesto a ayudarla, no quiero dejar de hacer eso. Además la paso bien con ella. Aunque a veces me pregunto cuánto de sus actitudes son reales y cuánto lo hace solo para soportarme.
De todas maneras, no puedo dejar que esto me desvíe de mi objetivo principal. Tengo que tener la mente despejada y alerta para cuando llegue el momento indicado de lidiar con mi abuela… y tengo miedo de pensar que ese momento indicado ya ocurrió, y yo lo dejé pasar.
Todos mis links, para que puedan seguir y apoyar mis relatos y leer los capítulos que aún no publiqué:
https://magic.ly/Nokomi
Capítulo 58.
La Maldita Incertidumbre.
Las palabras de Pilar me dejaron mal.
¿Y si Tefi tiene sexo conmigo solo porque soy su única opción?
En un principio, no tendría por qué molestarme que mi hermana no quiera tener sexo conmigo. Somos hermanos, se supone que no deberíamos hacer esto… ni siquiera una vez. Sin embargo, durante todo este tiempo que compartimos, pasamos grandes momentos. Coger se volvió casi una costumbre para nosotros. Nos gusta hacerlo… bueno, al menos a mí me gusta mucho hacerlo con ella. Porque ahora no sé si Tefi realmente disfruta pasar tiempo conmigo o si, como dicen Macarena y Pilar, solo me tolera para no quedarse sin su dosis de verga.
Tenía ganas de hablar con ella. Fui hasta su cuarto y entré sin golpear. La encontré acostada en su cama, completamente desnuda y con las piernas semi-abiertas. Tenía el control de la PlayStation en la mano.
—Hola —me dijo con una sonrisa encantadora. Esto me dio un vuelco al corazón. ¿Cómo podía ser que con un simple “Hola” puede generar algo así en mí?
—Hola, vine a ver cómo andás —dije, mientras me sentaba a su lado. Miré la pantalla, ella parecía muy concentrada en el juego—. Hey, qué raro que estés jugando a Spider-Man.
En pantalla mi super héroe favorito repartía acrobáticas patadas a los villanos de turno.
Mi hermana se encogió de hombros.
—Ya casi no tenía a qué jugar. Deberíamos comprar juegos nuevos, pero no sé cuáles. Yo no entiendo mucho de esto. Simplemente fui probando todos los juegos que tenés y éste me pareció divertido.
—Bueno, si querés comprar uno nuevo, después te ayudo a elegirlo.
—Dale, eso estaría buenísimo… ay, la puta madre. Perdí otra vez.
—Podés bajarle la dificultad…
—No, porque sino me aburro. Me gustan los desafíos. Además, quiero aprender a jugarlo.
—Em… si te gustan los desafíos deberías comprar algún Dark Souls, Sekiro… o Bloodborne.
—Me estás hablando en chino, hermanito.
—Este… son juegos que son conocidos por ser bastante difíciles. Por eso yo no los compré nunca. Una vez jugué a Dark Souls en la casa de un amigo y me dio mucha bronca perder a cada rato.
—Eso ya me gustó. Me gusta comprar juegos que te hagan llorar. Después me fijo qué precios tienen en la tienda digital.
—Muy bien… ah, por cierto. Muy lindas las fotos que subiste a internet. Las estuve mirando.
—Aja… ¿solo mirando? —Mostró media sonrisa burlona.
—Bueno, mirando y un poquito más. Este… eso significa que las fotos cumplen con su propósito, deberías alegrarte.
—Gracias. Me las sacó la tía Cristela. Tendrías que ver las que está subiendo ella.
— ¿Ah sí? ¿Y le está yendo bien?
—Sí. ¿No te contó?
—Es que… hace rato que no hablo con la tía. La tengo un poco olvidada. Seguramente me va a hacer algún reclamo dentro de poco.
—Es muy posible. Le está yendo re bien. Es una madura pelirroja, tetona y con una carita preciosa. Mucha gente se muere por ella. Hombres y mujeres. No me extrañaría que en unos meses esté ganando más que yo.
—Qué bueno… me alegro por ella. Ahora ya no va a sentir que es un estorbo o que “vive de arriba”. Va a tener sus propios ingresos.
—Sí, y van a ser muy buenos. Che… ¿querés coger? —La propuesta me tomó de sorpresa, lo dijo como si me estuviera invitando a mirar una película—. Me vendría bien hacer una pequeña pausa. Llevo jugando cuatro horas seguidas.
Miré su hermosa concha y sus preciosos pechos, mi mente me dijo a gritos: “Decile que sí… ya mismo”. Sin embargo, por el otro lado tenía la voz de Macarena diciéndome que debía guardar energías porque, en cualquier momento, podría necesitar pasar a la acción con mi abuela.
—Emm… no, ahora mismo no tengo ganas.
Tefi pausó el juego y me miró a los ojos.
—¿Estás bien?
—Sí… ¿por qué lo preguntás?
—Y… será porque nunca dijiste que no tenés ganas de coger.
—Bueno, pero es que en esta casa uno puede coger todo el día, si quiere. Macarena me enseñó que a veces es mejor esperar un poco, guardar energías, para disfrutar más el momento. Porque si estás todo el día cogiendo, solo por coger… se termina volviendo algo rutinario, monótono.
—Puede que tenga razón. Ahora que lo pienso, vos debés ser el más solicitado en la casa cuando alguna de esas putas tiene ganas de coger —soltó una risita—. Y bueno, no las culpo, es la única pija que hay en la casa.
Quizás Tefi no lo sabe, pero ese comentario fue como una puñalada en mi espalda.
—Se… puede ser —dije, cabizbajo. Para que la amargura no se me notara tanto, le hice una propuesta—. Si querés te chupo la concha, con eso no tengo ningún problema.
—Em… gracias, pero mejor no.
—¿Por qué no?
—Ay, no te ofendas, Nahuel… pero no sos muy bueno chupando conchas. Y si quiero eso, mejor se lo pido a Brenda… o incluso a Macarena. Dios… qué bien la chupa Maca. Ah… y la tía Cristela… uf… son buenísimas. Y todas me dijeron lo mismo: Las mejor chupando conchas es Gisela. Todavía no me animé a pedírselo a Gise… me da un poquito de vergüenza.
—Tenés que agarrarla cuando esté caliente. Ahí seguramente te va a decir que sí.
—Mmmm… buen consejo, si la llego a ver muy caliente, voy a aprovechar. Entonces… si no querés coger ¿querés que juguemos a algo? Te puedo cagar a palos en Mortal Kombat un ratito, si te animás.
—Eh, no… gracias. Está bien, seguí disfrutando de Spider-Man. Es uno de los mejores juegos que vas a encontrar.
—Lo decís porque vos sos fan del muñeco este…
—No, lo digo de verdad. Es uno de los juegos más divertidos de PlayStation. Bueno, te dejo jugar tranquila. Después hablamos.
Salí de la pieza sintiéndome mucho peor que antes. No quise quedarme jugando con ella porque no quería forzarla a pasar tiempo conmigo solo para “mantener las apariencias”. Si ella solo quiere estar conmigo para coger… ahí estaré cuando me necesite. Si esto no va a durar para siempre, al menos intentaré disfrutarlo mientras pueda hacerlo.
—------------
Por lo general no tomo mates solo, espero a que alguien más lo prepare y ahí sí, quizás me sume a tomar. Sin embargo, hoy sentí la necesidad de hacerlo. Calenté el agua, puse la yerba en el mate con mucha calma, cuidando no poner demasiada, la sacudí para quitarle el exceso de polvo y esperé a que el agua alcanzara la temperatura justa. Todo esto lo hice de forma mecánica, con la mente en otro lado. No podía dejar de pensar en Tefi.
Me instalé en la mesa del comedor, con el mate ya preparado, y me quemé a tomar el primero; estuve a punto de abandonar la tarea. Luego me di cuenta que hacer esto sería darle la victoria a mi ofuscación. No me gusta sentirme así. Por eso una parte de mí siempre me impulsa a sentirme mejor, a levantar la cabeza. Aunque hoy eso me está costando más de lo habitual.
Pensé hablarlo con alguien, sé que mis hermanas me escucharían, en especial Macarena. Ella es la que me da más miedo de todas. Si le cuento de mi problema, seguramente va a decir que yo siento algo con Tefi que no debería sentir. Y no es cierto. Ese no es el problema. Aunque tampoco sabría explicar por qué estoy tan mal.
Dándole vueltas a estos problemas, mientras tomaba un mate detrás de otro, llegué a la conclusión de que me pone mal que la cuarentena vaya a terminar. Últimamente escuché en las noticias que la vacuna ya está lista y que pronto empezarán a repartir las primeras dosis. Eso debería ser motivo de celebración para mucha gente; pero no para mí. Sé que la situación va a cambiar cuando termine nuestro “aislamiento voluntario obligatorio”, como lo llamamos en casa. Supongo que a mis hermanas les debe pasar un poquito como a mí, todos nos acostumbramos a este nuevo estilo de vida y ninguna de ellas parece entusiasmada por salir de casa. Los intentos de fuga de Pilar ya quedaron en el recuerdo y desde que llegó Brenda, Gisela ya no habla de su ansiedad por volver a la oficina (ahora entiendo por qué quería volver).
La única que sí está impaciente por abrir la puerta y salir es Ayelén, porque vive quejándose del encierro. A pesar de eso… no se va. Podría irse sola, nadie se lo impide. Incluso escuché, hace unos minutos, como Cristela le ofrecía dinero para ayudarla a pagar un alquiler. Y aún así no quiso irse. Claro, sabe que si se va a vivir sola está obligada a trabajar, y Ayelén es bastante vaga. No le gusta trabajar. Y su principal fuente de ingresos (los juguetes sexuales) quedó completamente arruinada en el momento en que expuso a mi mamá. Ahora Alicia la odia y todos sabemos que no volverán a trabajar juntas.
Ya tenía suficiente compañía para mis pensamientos con el mate, pero tuvo que llegar mi abuela.
Al parecer Fernanda llegó a un punto de nulo disimulo, casi como si quisiera que la vieran así. Tenía puesta una remera que tapaba sus tetas, pero nada más. Debajo iba completamente desnuda, su concha se veía claramente. Comenzó a caminar alrededor de la mesa, como si fuera una gata en celo intentando llamar mi atención. Se inclinó sobre una silla, subiendo una rodilla a ella y me mostró que en el culo tenía metido un buen plug. Hizo un poco de fuerza para sacarlo y puede ver que era bastante grande.
Me mantuve inalterado, cebé otro mate y lo tomé sin prestarle demasiada atención.
—¿Te pasa algo, Nahuel?
—Nada, solo estoy tomando mates, aprovechando que no hay nadie acá… lo cual es muy raro.
—Sí, eso pensé yo. Ni me quiero imaginar lo que deben estar haciendo esas putas en sus dormitorios. Ahora mismo Ayelén está tomando sol en el patio. ¿No querés que vayamos a un lugar más tranquilo?
Se me sentó sobre las piernas y empezó a menear su culo contra mi bulto. Le dice puta a sus hijas y a sus nietas, pero ella es la peor. En esta ocasión no me costó rechazarla, realmente no tenía ganas de hacer algo sexual, mucho menos con ella.
—No, gracias —le dije, mientras intentaba cebar otro mate con ella metida en el medio.
—¿De verdad? ¿No querés que nos bañemos juntos? Mirá que ya no tengo problema con los… accidentes. De paso, me podés contar qué más pasó con tu mamá dentro de esa bañera, aunque… sinceramente, ya me lo puedo imaginar. En especial después de ver las cosas que hacés con tus hermanas.
—No es tan así —le dije, solo porque no quería darle el triunfo de saber que tuve sexo con mi mamá—. Es más complicado.
—Mmm… no importa, tenemos todo el día para charlar. Dale, vení a pasar un buen rato con la abuela.
La verdad es que su actitud me pareció algo cómica, la vieja está muy desesperada por un buen pedazo de pija… y es obvio que lo quiere por el orto. Podría dárselo, sin ningún problema. Tiene un lindo culo y seguramente la voy a pasar bien.
Aprovechó este momento de duda para arrodillarse frente a mí. Fue directamente hacia el premio mayor. Sacó mi verga del pantalón y empezó a chuparla con ganas.
—¿No te molesta que alguien nos pueda ver? —Pregunté.
—Mmm… seee, pero eso lo hace más interesante.
Esta respuesta me llevó a sospechar que mi abuela tiene algunas tendencias exhibicionistas, le gusta que la miren… y no la culpo, a la mayoría de las mujeres en mi familia les pasa lo mismo.
En pocos segundos consiguió que mi pija quedara completamente erecta. No le costó mucho, sabe cómo usar la lengua.
Volvió a sentarse sobre mí, dándome la espalda, pero esta vez toda mi pija se perdió dentro de su concha. Por la extrema facilidad con la que entró, me llevó a pensar que estuvo dándose duro con un dildo de buen tamaño justo antes de salir del dormitorio.
Tengo que admitir que me gustó mucho sentir el interior tibio y húmedo de su vagina, sin embargo… debo atenerme al plan.
—Abuela, no deberíamos hacer esas cosas. Está mal. Lo que hice con mis hermanas tampoco estuvo bien. Es mejor evitarlo.
—Mmm… bueno, me alegra que lo veas de esa manera. Aunque… podríamos tener un último momento de diversión. Estuve entrenando bastante por detrás ¿sabés? Con uno de los dildos de tu mamá.
—Aja… ¿Y Ayelén te ayudó?
El meneo de sus caderas se detuvo en seco.
—Mmm… no quiero hablar de eso.
—Ah… entonces es que sí te ayudó. Mirá vos, no sabía que eras tan abierta con tu nieta.
—Nunca dije eso. Simplemente prefiero no hablar del tema, porque no hay nada de qué hablar.
—Pero, abuela… si no hay nada de qué hablar ¿por qué reaccionás así?
—Porque… porque tu pregunta me tomó por sorpresa. Solo quería comentarte que me estuve preparando.
—Vamos, abuela… me pedís que yo te cuente todo lo que hice con mi mamá, pero no sos capaz de responderme esta simple pregunta. Me imagino que cuando Ayelén llegó a tu casa te habrá… prestado ciertos servicios. Y no te juzgo, llevabas mucho tiempo sola, sin ver a nadie… y sé que Ayelén puede ser bastante intensa en este tipo de situaciones.
—Em… bueno —se meneó sobre mi verga, provocando que la penetración sea aún más profunda—. Es cierto que cuando llegó a casa me hizo una propuesta que me pareció muy extraña. Al principio le dije que no, obviamente; pero…
—Ayelén es muy persuasiva.
—Sí, muchísimo. En un par de días logró convencerme… sé que estuve mal. Quiero que entiendas que llevaba mucho tiempo sin esa clase de contacto humano. Mucho tiempo. No solo durante la pandemia. Y de pronto…
—Dejame adivinar… ella no te propuso chuparte la concha, para aliviar tus deseos sexuales. Te propuso que vos se la chupes a ella.
—¿Cómo sabés? ¿Acaso hablaste de esto con Ayelén?
—No, últimamente no puedo hablar con Ayelén sobre ningún tema. Solamente lo sospeché por la forma en que le chupaste la concha a Pilar. Se nota que eso te gusta. Seguramente no pudiste resistirte al saber que tenías una preciosa concha para lamer.
—Lo estás haciendo ver como si yo fuera lesbiana, o algo así… no me gusta.
—Solo digo que es curioso que la propuesta haya venido por ese lado. Vos preferías chupar una concha, antes de que te la chupen.
—Mm…
—Y sé que también le tenés ganas a Tefi.
—Ay, Nahuel… no digas esas cosas.
—Si te digo que lo de Tefi puede ocurrir ¿aceptarías? ¿le chuparías la concha?
—¿Me estás hablando en serio?
—Muy en serio. Si se la querés chupar, yo puedo convencerla de que te deje hacerlo. Sé que no me va a costar mucho.
—Bueno, em… este… viéndolo de esa manera.
—Nada de dar vueltas. Quiero que respondas de forma directa. ¿Lo querés hacer? ¿sí o no?
—Sí, le quiero chupar la concha. Prometeme que vas a convencerla.
—Sí, claro. No hay ningún problema con eso. ¿O preferís a Brenda?
—Mmm… esa chica es muy bonita, me dejó sorprendida. No creí que fuera tan abierta con temas sexuales.
—Brenda es muy abierta, ya probó todas las conchas de la casa… menos la de Ayelén, porque no se lleva bien con ella, y la tuya… porque no tuvo la oportunidad de hacerlo.
—Mmm… interesante… si le gusta tanto comer concha… con ella puedo darme un buen revolcón.
—Veo que la idea te entusiasma.
—Es que… es una chica muy bonita, tiene algo que me resulta muy… atractivo.
—Entonces ¿A quién preferís? ¿Brenda o Tefi?
—Mmmm… este… ¿Y no pueden ser las dos?
—¿Te animás a hacer un trío con ellas?
—Uff… sí, claro. Me encantaría comerle la concha a las dos al mismo tiempo… y que ellas hagan lo mismo conmigo.
—Con Tefi lo vas a tener más difícil, a ella no le gusta chupar concha. Aunque sí acepta que otra mujer se la chupe.
—Oh… ok… aunque… que no diga que nunca lo va a hacer porque… yo también lo decía… y ya ves… ahora la idea de comer conchas me entusiasma muchísimo.
—Y aún así te enojás si alguien insinúa que sos lesbiana.
—Es que… no es tan sencillo, Nahuel. Admito que me calientan las mujeres, mucho… muchísimo. Veo a estas pendejas en tanga y se me moja la concha; pero… mi gusto por las mujeres no va más allá de lo sexual. Si tengo que elegir, prefiero pasar un buen rato con vos. —Se puso de pie y volvió a abrirse las nalgas, para que yo viera su plug anal—. Te espero en la pieza… pero mirá que no te voy a esperar todo el día.
—No me esperes. No voy a ir. Te dije que no tengo ganas.
—Uff… mirá que para ser un pendejo de dieciocho años que se pasa el día con la pija dura, te gusta hacerte el difícil. Bueno, si no querés ahora… vas a querer después. Sé muy bien las ganas que le tenés a mi culo. A mí no me engañás.
—Está bien, abuela, pensá lo que quieras.
Fernanda se marchó, de muy mal humor, y yo seguí solo con el mate y mis pensamientos.
Cuando me harté de la soledad, y el mate quedó lavado, fui hasta la pieza de Gisela. Allí encontré a mi mamá, por suerte no estaba durmiendo, como solía hacer la mayor parte del día. Estaba mirando algo en la tele, una serie o una peli. No pregunté. Simplemente me acosté a su lado y puse la cabeza sobre su pecho, ella me abrazó y sonrió. No dijo nada, nos quedamos allí en silencio mirando la pantalla. Fue reconfortante, a veces lo mejor es estar con alguien cuando te sentís mal y ni siquiera hacen falta las palabras. Espero que para ella también haya sido positiva mi visita.
—------------
Al día siguiente me encontraba solo en mi cuarto intentando concentrarme en la lectura de un cómic. Tuve que desistir de los libros, porque me fue imposible leer dos párrafos seguidos. Por eso pasé a un material más gráfico. Aún así, ya tuve que retroceder algunas páginas en dos ocasiones porque me perdí con la historia.
La puerta se abrió y me sobresalté al ver que era Estefanía. Parecía una diosa. Tenía puesto un conjunto de lencería color turquesa que le quedaba de maravilla. Medias, portaligas, tanga, corpiño… todo de encaje y semi-transparente. La vi completamente desnuda un montón de veces, sin embargo verla así, con sus pezones y la raya de su concha transparentándose debajo de la tela, me vuelve loco.
—Hey, Nahuel… ¿me ayudás con una cosita?
—¿Qué necesitás? —Pregunté dejando el cómic sobre la mesita de luz… al fin y al cabo ni quería leerlo.
—Necesito sacarme algunas fotos… ya sabés para qué. Y… emmm… me vendría muy bien que hubiera una verga en esas fotos.
—Ah… ya veo —una vez más solicitaba los servicios de mi verga. Aunque, sería un necio si me enojara con ella. Al fin y al cabo Tefi ayudó mucho a esta familia cuando pasamos un mal momento económico. Sin ella la hubiéramos pasado realmente mal—. Sí, claro. Contá conmigo para lo que sea. ¿Sacamos las fotos con tu celu o con el mío?
—Con cualquiera, me da igual. Lo importante es que haya muchas fotos… y algunos videos, si no te molesta.
—Claro que no me molesta —sonreí… y aunque no lo crean, fue una sonrisa genuina, natural—. Por cierto, te queda súper lindo ese conjunto.
—¿Te gusta? —Ella también sonrió—. Lo saqué de las cajas de mamá. No le pedí permiso, espero que no le moleste.
—Todo lo contrario, ella apoya totalmente lo que estás haciendo y ya sabemos que va a ser difícil vender todo ese material ahora que ella… no se encuentra muy bien. Así que, lo mejor va a ser sacarle provecho de alguna otra manera.
—Es muy cierto. También aproveché varios de los dildos que tiene… aunque no es lo mismo que usar una verga real, ¿me explico?
—Sí, claro… seguramente tus seguidores quieren verte con una verga de verdad.
—Y no solo eso… se siente distinto. Es más rico con una pija de verdad.
Me guiñó un ojo justo antes de meter la mano dentro de mi pantalón, sacó mi miembro, se acostó a lo ancho en la cama y de inmediato empezó a chupármela. Sin preámbulos, sin juegos previos. Se la mandó dentro de la boca y comenzó a hacerme tremendo pete.
Estuvo un par de minutos muy concentrada en esta tarea, luego me miró a los ojos y sonrió. Se sacó la verga de la boca y me dijo:
—¿Cuándo vas a empezar a sacar fotos?
—Ah, sí… tenés razón, perdón…
Caí en la cuenta de que esta mamada, por más buena que esté, cumple una función específica: reunir material para que Tefi pueda vender. Tomé mi teléfono y comencé a sacar fotos de ella adoptando distintas poses sugerentes con mi verga en la boca o muy cerca de ella. Debo admitir que tiene muchísimo carisma y es muy fotogénica, salió muy bien en todas las imágenes que tomé.
—Ahora pasemos a la penetración —me dijo.
A mí no me hubiera molestado seguir un rato más con el sexo oral, lo estaba disfrutando. Pero ella es la que manda y acá el objetivo no es pasarla bien.
Se montó sobre mí. La verga entró un poquito en su concha, me fascinó que aún no estuviera dilatada. Hubo cierta resistencia y eso hizo el momento mucho más disfrutable, además Tefi puso una cara como si estuviera disfrutando mucho de la clavada. Aunque no sé si lo actuó o fue genuino.
De esa forma nos mantuvimos sacando fotos, ella montándome en distintas posiciones: con las piernas más abiertas, en cuclillas como una rana, dándome la espalda, y más. Todas las poses implicaban que ella diera varios saltitos sobre mi verga, así que aunque estuviéramos en plena sesión fotográfica, se sentía como si estuviéramos cogiendo… aunque era una cogida un tanto desprolija. En cuanto Tefi comenzaba a ganar ritmo en una pose en particular, inmediatamente cambiaba a otra, lo cual rompía mucho la magia del momento. Y quizás eso es lo que quiere… prefiere que yo no me entusiasme demasiado durante el proceso. Que nos atengamos a lo práctico.
Uno de los puntos más destacados de esta sesión de fotos y videos fue cuando Tefi se puso en cuatro y me dijo, así sin más:
—Metemela por el orto. Quiero tener un buen video de sexo anal, me lo vienen pidiendo desde hace rato.
—Entonces lo grabo yo desde acá atrás, digo… para que se vea la penetración.
—Lo vamos a grabar los dos. Yo me encargo de que se me vea la cara, vos encargate de que se me vea el culo. Después editaré las dos partes, para unirlas.
—Oh… interesante, ya estás poniendo más producción en tu material.
—Es necesario, algunas chicas publican cosas super elaboradas. Sé que no puedo llegar a tanto, pero al menos no quiero quedarme tan atrás. Ah, y ya sabés… no hables durante el video.
Darle por el culo fue una maravilla, como siempre. Es que… es demasiado lindo hacerlo, en especial con Tefi. Lo único que no me gustó tanto fue tener que estar tan pendiente del encuadre del celular para que la grabación tomara siempre a mi verga entrando en ese culo. Y sí, entiendo que después mucha gente va a disfrutar de este video y que, al final de cuentas, el que se la está metiendo de verdad soy yo. Pero aún así sentí a mi hermana fría y distante. Ella también estuvo muy concentrada en el celular que estaba en su mano.
Luego pasamos a grabar estando ella boca arriba, con las piernas levantadas, fue una buena pose para una penetración anal y en esta ocasión solo necesitamos de mi cámara, porque yo podía tomar todo el plano de forma sencilla. Primero enfoqué la penetración y después fui subiendo lentamente hasta que se vea su cara. Ella siempre dio señales de estar disfrutándolo mucho, pero… una vez más, me pregunté si lo hacía para sus fans o de forma genuina.
—Estoy lista para el gran final —dijo con una sonrisa—. ¿Querés que te la chupe?
—¿Y cuál sería el gran final?
—Me tenés que acabar en la cara, bobito —soltó una risita muy divertida—. Y hay que grabarlo, después yo me voy a sacar algunas selfies. ¿Sabías que hay gente muy fans de las selfies con semen en la cara?
—Mmm… me lo puedo imaginar.
Sí que podía, la cara de Tefi llena de semen es demasiado morbosa. Es tan linda que verla toda enlechada te da un vuelco al corazón.
Salimos de la cama, lo más cómodo era hacerlo estando yo de pie y ella de rodillas, chupando. No tuvo que esforzarse mucho. Simplemente “desactivé” mis defensas para no acabar, esas que aprendí durante los últimos meses, y dejé que todo saliera en pocos segundos. No dije ni una palabra mientras la grababa, no quería arruinar su video, aunque tuve ganas de decirle que estaba muy linda y que me le había chupado muy bien.
Todo el semen cayó sobre su cara y dentro de su boca. Fue mucho… mucho en serio. Más de lo que ella se había imaginado, por eso se sobresaltó cuando al tercer chorro le siguió otro, y luego otro. Miró la verga de forma muy cómica, como si no pudiera creer todo lo que salía de ella. Luego la chupó otra vez y una última descarga de semen fue a parar justo dentro de su boca. ¿Y yo? Bueno, tuve que esforzarme para no morir en el intento y, a la vez, mantener la grabación bien encuadrada. Las rodillas se me volvieron de gelatina y un escalofrío me cruzó toda la columna vertebral. Fue una acabada muy intensa, yo tampoco me lo esperaba.
Me hizo señas para que dejara de grabar, y así lo hice.
—Uf… pendejo, me recontra llenaste de leche.
—Perdón es que…
—No, no… está re bien. Sacame un par de fotos.
Ella sonrió a la cámara y levantó dos dedos, haciendo la señal de la victoria. Luego me sacó el celular de la mano, y empezó a sacarse las selfies que había prometido.
—De fondo salen mis comics —le dije—. Quizás deberías darte vuelta y que salga solo la pared.
—No importa, a la gente en internet le gustan las chicas nerds. Está bueno que se vea eso de fondo.
—Ah, qué falsa que sos.
Ella se rió de mi comentario.
—Bueno, una hace lo que sea necesario para mejorar la performance. Si esto me hace ganar seguidores, entonces bienvenido sea. ¿Y por qué te salió tanta leche?
—Es que llevaba un buen rato sin acabar… Macarena me pidió que guardara energías para cuando llegara el momento de encarar a la abuela.
—Ah… ¿y ya lo arruinaste? ¿Se suponía que no debías acabar? Me hubieras dicho…
—Es que… me olvidé.
En el momento en que Tefi me preguntó si quería que me la chupe, porque me iba a hacer acabar, me olvidé de todo.
—Espero que Macarena no se enoje conmigo por esto. Bueno, me voy a bañar… voy a necesitar una buena ducha para sacarme toda esta leche de la cara. Espero que sea buena para el cutis —volvió a reírse.
Tefi salió de mi cuarto y me quedé con una inmensa sensación de vacío. Conseguimos muy buen material, para que ella pueda monetizarlo, y eso me alegra un montón. Sin embargo… una vez más siento que solamente estoy cumpliendo una función práctica en su vida. Cuando necesita mi verga, viene a buscarme. Y sí, yo siempre estoy dispuesto a ayudarla, no quiero dejar de hacer eso. Además la paso bien con ella. Aunque a veces me pregunto cuánto de sus actitudes son reales y cuánto lo hace solo para soportarme.
De todas maneras, no puedo dejar que esto me desvíe de mi objetivo principal. Tengo que tener la mente despejada y alerta para cuando llegue el momento indicado de lidiar con mi abuela… y tengo miedo de pensar que ese momento indicado ya ocurrió, y yo lo dejé pasar.
Todos mis links, para que puedan seguir y apoyar mis relatos y leer los capítulos que aún no publiqué:
https://magic.ly/Nokomi
6 comentarios - Aislado Entre Mujeres [58].
Hay otros buenos escritores, si... pero yo te espero con ansias a que publiques tus relatos...
No se xque a veces te joden con que pidas patrocinio, tus relatos valen... que no te quede dudas...