El relato es mío, sobre una experiencia real. Las imágenes son de Harmony Wonder, muy parecida a Sabrina
Sabrina era una preciosa jovencita de 18 años que trabajó como secretaria personal, en casa, durante 4 meses.
Había publicado un aviso que decía “Profesional, busco señorita mayor de 18, excelente presencia, para tareas de secretaria todo servicio, cama adentro. Buena paga. Presentarse de 18 a 20 en…”
El primer día concurrieron tres chicas, pero no me gustaron. Al otro día escuché el timbre, y al mirar por la mirilla observé una jovencita hermosa.
Había estado mirando porno en la computadora, en bóxer, y decidí atenderla de ese modo. Abrí la puerta y vi de cuerpo entero a una preciosura. Morocha, delgada, largas piernas. Vestía una remera ajustada y pantalones cortísimos de jean.
“Buenas tardes señor; vengo por el aviso”, dijo con una voz suave y seductora.
“Ah, sí, sí; pasá…”, respondí, simulando seguridad, pese a mi conmoción. Ella entró, presentándose como Sabrina.
Excitado, saltó a mi mente morbosa la pendeja comiéndome la verga mientras le descargaba abundante leche:
La imagen produjo una tremenda erección, provocando que se formé un abultado bulto bajo el bóxer. Ella bajó sus ojos, miró y se hizo la boluda.
Y la imaginé cogiéndola como perrita:
Entonces, pensando una treta, me jugué:
-Mirá Sabrina, en realidad ya contraté a una secretaria, pero ya que viniste te hice pasar; además, te veo tan jovencita que no sé si estarías dispuesta a mis necesidades…
Y la imaginé mostrándome sus hoyitos:
Y lamiéndola
-¡Uy señor! ¡Por favor, póngame a prueba! Estoy sola y necesito dinero… ¿De qué se trata el trabajo?
Su respuesta era lo que esperaba. En mi mente vi a Sabrina con vulva y orto mojados
Y que la culeaba:
-Soy escritor, y ahora estoy escribiendo una novela erótica, muy hot. Necesito que mi secretaria me sirva café, bebidas, preparé comidas sencillas; y algo fundamental: que todo el tiempo esté sexy, en lencería, para inspirarme…
-¿Y no le parece que yo pueda inspirarlo? – expresó la pendeja, girando seductoramente su bonito cuerpo:
-Puede ser… A ver, sacate el pantalón…
Sabrina obedeció en el acto:
-Mmm… ¿Sabés qué? Andá a darte una ducha, y volvé mojada…
La bonita regresó a los diez minutos, desparramando belleza y sexo:
-¿Y qué dice don? No sé si lo inspiro, pero si parece que ahí abajo está motivado… - sostuvo pícaramente. Se refería a mi verga a punto de estallar.
-Hagamos lo siguiente: dejame pensar esta noche y volvé mañana a la misma hora. Pero tomá – y le entregué 15 dólares – comprate una lencería bien sexy. Entonces decido…
Por supuesto, apenas salió Sabrina, empecé a moverme la pija al palo, disfrutando una hermosa paja, con abundante leche…
Inspiradora…
Al otro día, Sabrina llegó hermosísima, se sentó en el sillón y expresó:
-Vengo dispuesta a inspirarlo, como usted dice; quiero ser su secretaria a full…
-¿Te molesta si me desnudo? Muchas veces escribo en bolas…
-¡Por favor, desnúdese! Y me encantaría verlo pajeándose…- respondió. Y quedó en la lencería que estrenaba.
Me desnudé, con la pija dura.
-¡Te queda fantástica la ropita! Y si, me estás excitando, estaba pensando en disfrutarte, pajeándome por vos…
Sabrina se movió como gata alzada. La tanguita dejaba ver su conchita peludita…
Rápidamente se desprendió del corpiñito. Sus tetas eran duritas, deliciosas. Y estiró la prendita inferior, dejando salir sus preciosos labios vaginales.
-¡Sacátela nena! ¡Voy a acabar!
Mientras descargaba mi lechita, Sabrina suspiraba…
(Continúa)
Sabrina era una preciosa jovencita de 18 años que trabajó como secretaria personal, en casa, durante 4 meses.
Había publicado un aviso que decía “Profesional, busco señorita mayor de 18, excelente presencia, para tareas de secretaria todo servicio, cama adentro. Buena paga. Presentarse de 18 a 20 en…”
El primer día concurrieron tres chicas, pero no me gustaron. Al otro día escuché el timbre, y al mirar por la mirilla observé una jovencita hermosa.
Había estado mirando porno en la computadora, en bóxer, y decidí atenderla de ese modo. Abrí la puerta y vi de cuerpo entero a una preciosura. Morocha, delgada, largas piernas. Vestía una remera ajustada y pantalones cortísimos de jean.
“Buenas tardes señor; vengo por el aviso”, dijo con una voz suave y seductora.
“Ah, sí, sí; pasá…”, respondí, simulando seguridad, pese a mi conmoción. Ella entró, presentándose como Sabrina.
Excitado, saltó a mi mente morbosa la pendeja comiéndome la verga mientras le descargaba abundante leche:
La imagen produjo una tremenda erección, provocando que se formé un abultado bulto bajo el bóxer. Ella bajó sus ojos, miró y se hizo la boluda.
Y la imaginé cogiéndola como perrita:
Entonces, pensando una treta, me jugué:
-Mirá Sabrina, en realidad ya contraté a una secretaria, pero ya que viniste te hice pasar; además, te veo tan jovencita que no sé si estarías dispuesta a mis necesidades…
Y la imaginé mostrándome sus hoyitos:
Y lamiéndola
-¡Uy señor! ¡Por favor, póngame a prueba! Estoy sola y necesito dinero… ¿De qué se trata el trabajo?
Su respuesta era lo que esperaba. En mi mente vi a Sabrina con vulva y orto mojados
Y que la culeaba:
-Soy escritor, y ahora estoy escribiendo una novela erótica, muy hot. Necesito que mi secretaria me sirva café, bebidas, preparé comidas sencillas; y algo fundamental: que todo el tiempo esté sexy, en lencería, para inspirarme…
-¿Y no le parece que yo pueda inspirarlo? – expresó la pendeja, girando seductoramente su bonito cuerpo:
-Puede ser… A ver, sacate el pantalón…
Sabrina obedeció en el acto:
-Mmm… ¿Sabés qué? Andá a darte una ducha, y volvé mojada…
La bonita regresó a los diez minutos, desparramando belleza y sexo:
-¿Y qué dice don? No sé si lo inspiro, pero si parece que ahí abajo está motivado… - sostuvo pícaramente. Se refería a mi verga a punto de estallar.
-Hagamos lo siguiente: dejame pensar esta noche y volvé mañana a la misma hora. Pero tomá – y le entregué 15 dólares – comprate una lencería bien sexy. Entonces decido…
Por supuesto, apenas salió Sabrina, empecé a moverme la pija al palo, disfrutando una hermosa paja, con abundante leche…
Inspiradora…
Al otro día, Sabrina llegó hermosísima, se sentó en el sillón y expresó:
-Vengo dispuesta a inspirarlo, como usted dice; quiero ser su secretaria a full…
-¿Te molesta si me desnudo? Muchas veces escribo en bolas…
-¡Por favor, desnúdese! Y me encantaría verlo pajeándose…- respondió. Y quedó en la lencería que estrenaba.
Me desnudé, con la pija dura.
-¡Te queda fantástica la ropita! Y si, me estás excitando, estaba pensando en disfrutarte, pajeándome por vos…
Sabrina se movió como gata alzada. La tanguita dejaba ver su conchita peludita…
Rápidamente se desprendió del corpiñito. Sus tetas eran duritas, deliciosas. Y estiró la prendita inferior, dejando salir sus preciosos labios vaginales.
-¡Sacátela nena! ¡Voy a acabar!
Mientras descargaba mi lechita, Sabrina suspiraba…
(Continúa)
2 comentarios - La secretaria todo servicio I (con 20 fotos)