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Mi Veterana Vecina y su Esposo Borracho

Hola esto que les voy a contar pasó en Misiones, por tema laboral me tocaba ir los lunes y volver jueves o viernes, Como me liberaba alrededor de las 17 u 18 hs, tenia la tarde y noche libre y buscaba algo para hacer y solia ir a un bar que estaba cerca del edificio donde estaba parando. 
Comencé a bajar por las tardes a tomar algo al bar. Rapido comencè a conocer a la gente de la zona, sobre todo a los hombres que son los que suelen ir al bar a diario.


Conocí mas a fondo a uno de ellos, llamado Francisco, este siempre vivia en el Bar. este tenia un serio problema con el alcohol. Tenía 58 años y vivia todo el día borracho o casi. En el bar le fiaban y muchos vecinos por compasión le invitaban, aun sabiendo que eso no le hacía bien, pero era tal su estado de abandono que ya era lo mejor que podías hacer.
Yo vivía en el sexto piso y Francisco y su esposa vivían en el quinto. Según me contó tenía un hijo que se fue a vivir a Bs As, cansado de la vida que llevaba.


Mariana, su esposa tenía 53 años. La mujer era la típica madura bien contorneada, de piel blanca, mujer de su casa, humilde y desgraciada por la vida que le había tocado al lado de ese hombre. El piso que habitaban lo había heredado ella de sus padres.


Ella hacía todo tipo de trabajos por poco dinero. Limpiaba algunos Dptos en el Edificio.
Varias noches me tocó subir a Francisco a su dpto hasta su sofá. La esposa me daba las gracias y me pedía disculpas por el trabajo que me tomaba con el borracho del marido. Cuando lo soltaba en el sofá y me despedía de ella observaba su cuerpo blanco y rellenito debajo de su batita y sus piernas bien carnosas y blancas. El tercer día que subí fui muy descarado mirándola.
Aproveche en pedirle pasar a su baño y vi una tanga usada colgada, al toque me hice una buena paja y le deje de regalo mi semen. Luego las dejaba colgadas y me iba. la segunda vez que lo vuelvo a llevar lo dejo en el sofà y ella me pregunta no vas a pasar al baño? con una sonrisa picara y volvi a hacer lo mismo.


Al otro dia entro al ascensor justo con ella y Marianame saluda. “Buenos días vecino”, me dijo mirándome a la cara. “Buenos días vecina”, le contesté yo temeroso de que me dijese algo. “Voy al supermercado, tengo muy poco, pero algo tendré que comprar, no gano para mantener la casa y Francisco ya sabes como es”, me dijo. “Yo también voy al supermercado Mariana, ya se los problemas que te da tu esposo, si puedo ayudarte en algo sólo tienes que decírmelo”.
Caminamos hasta el supermercado y agarramos un carro los dos. Ella se fue para un lado y yo para el otro. Al rato nos vimos en la sección de productos de higiene. Mariana agarraba un paquete de protectores y la soltaba, agarraba y soltaba. Me di cuenta y  le preguntè, “¿Qué pasa vecina? Ella me miró y me dijo” “ni para los protectores tengo, que desgraciada soy”, automáticamente agarré dos paquetes y los cargué a mi carro.
Nos dirigimos a las cajas y cada uno pagó lo suyo. Salimos del comercio y nos dirigimos hacia nuestros dptos. caminando juntos. “Me dió mucha vergüenza lo que hiciste”, me dijo. “Pero muchas gracias, la verdad que las necesitaba y no llegaba para ellas”. La miré y sonriéndola le dije: “de nada Mariana, sé la situación difícil que atravesas, además ya me recompensaras”, me atreví a decirle. Ella no dijo nada. Cuando subimos al ascensor yo entré tras ella por que me bajaba antes. Al despedirnos me dice ya tendras tu recompensa en el baño”. Me sonrió y me dijo adiós con la mano. quede  asustado jajaj. Sabía lo que hacía con sus tangas, cosa lógica por que las dejaba bien llenas de leche y era normal que me descubriera pronto.


De vuelta llevando a su marido, y entrando al baño. habia había tendidas dos bragas una junto a la otra. Agarré una y estaba limpia y normal. Cuando agarré la otra y  llevé a la nariz me di cuenta que estaba usada. Me embargó el fuerte olor que desprendían a cachucha y restos de orin. Estaban impregnadas de pérdidas de orina y de flujo lo que me volvió loco. Comencé a lamerlas mientras me masturbaba con la otra. Me corrí a mas no poder y dejé allí tendidas. Al día siguiente tenía allí mi premio. Las que ayer sirvieron de pañuelo para mi semen eran las que estaban sucias, con lo cual pensé que se las había puesto húmedas de mi semen, lo que me volvió loco de morbo. Ahora olían diferente. Volví a correrme a chorrazos en las limpias mientras lamía las sucias por la parte que pegaba a su vagina. Las volví a dejar colgadas.
Esa noche en el bar Francisco estaba como siempre borracho. Llegué y le saludé como de costumbre, tomé una cerveza y vi como dos vecinos dejaban pagada una consumición para él. En ese momento se me encendió la lamparita y sabía que tardaría bastante tiempo en terminárselas. Pagué mi cerveza y me retiré. Entré al Edificio y fui al dpto de Mariana. No sé cómo me atreví, pero la excitación me pudo. Llegué a la puerta de Francisco y toqué el timbre. Enseguida Mariana me abrió la puerta y me dijo: “¿Ya lo traes ebrio de nuevo?” Entré cerrando la puerta detrás de mí y le dije: “no Mariana, vengo solo”, ella se mostró muy tranquila y me dijo: “ te estaba esperando desde hace días”.


Empezamos a comernos la boca hasta que llegamos al sofá. Mariana se quitó la bata y se quedó en ropa interior. “¿Has visto al borracho de mi marido?”, me dijo. “Sí y tardará un rato en subir, tiene mucho que beber”, la contesté. Me quité al ropa de prisa y enseguida estuve desnudo y con mi pija al palo junto a mi vecina. Tenia un hermoso cuerpo la ciencuentona de mi vecina. Lo primero que hice fue comerle las tetonas que tenía y chuparle los pezones. De ahí bajé a sus bragas y comencé a lamérselas. Ella comenzó pronto a gemir y cuando empezó a estar excitada y me dijo: “Estás lamiendo tu propio semen cerdo, sos un sucio y un cerdo…………. sigue….uffffff…..seguiiiiiiiiiii…….todos los días me pongo las bragas que me enchastras con tu semen, seguiiiii asiiiii……...”


Sus palabras me pusieron al mango. Mariana se estaba poniendo a mil. Agarró con su mano la tanga y se corrió hacia el lado dejando su hermoso papo a la vista. Los labios vaginales los tenía gordos y sin vello, Tenía un clítoris delicioso. Comencé a lamerle el papo y tenía un olor embriagador para mí. Mariana me agarraba del pelo gritándome. “Eso es……asíiiiiii…..límpiame mi conchaaa perroooo….eso sssssiiii……asíiiiiii……uffffff……..chupameeeee…..guachoooooo……..”


Me excitaba mucho las cosas que me decía, Mariana. La veterana que yo creía que era se descubrió cómo una madura calentorra y muy muy puta. Pero encontré su punto débil cuando comencé a succionarle el clítoris pegándole fuertes chupetones que lo metían en mi boca, y una vez dentro lo chupaba aún con más fuerza. Eso la descontroló. Eso fue demasiado castigo para ella. Gritaba y jadeaba de gusto y de cierto dolor al mismo tiempo. Le apreté un poco los dientes en su clítoris y continué succionándoselo para doblegarla del todo. Su papo emanaba flujo blanquecino de forma cuantiosa. Le propiné varios chupetones más cuando Mariana comenzó a gritar y a correrse como una cerda. “Siiiiiiii, me corroooo, siiiiii,,,,,,,,sigueeee…..siiiiii,,,me corro hijo de putaaaa,,,,,,ahhhhh…aaahhhhh…..aaahhhhh”.
Aquello más que flujo parecía que Mariana se había meado encima. Ella temblaba y sus muslos recibían espasmos de gusto que la hacían estremecerse. Quien sabe el tiempo que hacía que no se corría así. Desde luego con Francisco no lo hacía. Cuando Mariana dejó de temblar saqué mi cabeza de ese papo y empapado y le dije: “¿Quién en la perra ahora?, ehhhh, veni y ponete en cuatro patas mi perra!!!!!!!”.
La puse en cuatro patas en el sofá y le pasé la mano por la raya de su conchita lubricándome la pija con los flujos que emanaban de él. Volví a pasarle la mano y le lubriqué el ano. Una mujer así a cuatro patas es un espectáculo. Aparté sus glúteos y acerqué mi pija a su esfínter. No fue fácil metérsela, pero al final entró. Enterré mi pija en su culo y comencé a sodomizarla. Su esfínter dilató rápidamente. Sus piernas temblaban a cada embestida que le daba. Su culo enorme se tragaba mi polla sin poner resistencia alguna.
“Mariana, que gusto me da tu culo, eres una perra, tomaaa….tomaaaaa…..” le decía mientras no paraba de penetrar el culazo, “asíiii putonaa........ disfruta perra…….se ve que hace tiempo Francisco no te atiende....... tomaaaaaa…..putasaaaa……..” Mi vecina cincuentona no paraba de gemir sometida por esa enculada que estaba recibiendo, mordía el cojín del sofá para ahogar sus chillidos. Tenía ante mi a una perra mal atendida y eso iba a tener remedio. Le puse el culo ardiendo. Estuve dándole bien durante bastante tiempo. Que gustazo me daba su culo!!!!!
Cuando decidí que ya estaba bien de darle por detrás le saqué la pija del culo. Ella gritó al sentir la brusquedad de mi salida. Tenía el esfínter rojizo y destacaba bastante entre tanta carne blanquecina. No quería demorar mucho la visita. Su borracho esposo podría subir empedo en cualquier momento. La ordené que se diese la vuelta y que se levantase. Cuando lo hizo, agarre mi pija y la obligué a ponerse de rodillas. “Ahora me la vas a limpiar, no quiero llevar mi polla sucia de tu culo perra, vení aca y cómeme la pija”, le dije metiéndole la verga en su boca. Mariana comenzó a chuparme mi verga. “Come puta…….limpiame la pija……eso es glotona cómetela entera………uffffffff, que boca más sucia tenes Mariana.......sigue putitaaaaaaa……. Chupaaaa……”
Que gusto me estaba dando tener a esa cincuentona clavada de rodillas en el suelo. Le puse la mano detrás de la cabeza en su nuca. Apreté su cara contra mi pijaa y cempecé a darle con todo en la boca. Sentí como mi glande tocaba su garganta por lo que Mariana no tardó en dar arcadas. A la segunda arcada empecé a correrme. “Aaaaaah…..aaaaahhhhh, que gusto putaaaaa…….trága todooooo……ahhhhhh……” le decía mientras me corría como un animal en su boca. Le solté varios chorros de semen mientras me estaba muriendo de gusto. El orgasmo que me regaló mi vecina fue impresionante.
Mariana no pudo más y tardó varios segundos en normalizar su respiración y en dejar de toser. Las babas le chorreaban por las tetonas enormes y blancas que tenía y les llegaban a los muslos y al papo. El espectáculo era pervertidisimo. Cuando dejó de toser le dije: “Anda levántate y lávate sucia, no vas a querer que Francisco te vea sí, si es que ve algo cuando suba”.


Llegué al bar y vi a Francisco borracho. Le eché el brazo por encima y le dije: “Anda a tu casa ahora que aún puedes caminar, tú mujer debe estar esperándote”. Por una vez me hizo caso y salió del bar dando tumbos y se fue a su casa,  le esperaba su esposa. Yo me quedé tomándome una cerveza, y disfrutando del gusto que tenía en la entrepierna. Me gustan las cincuentonas si están casadas mejor, no hay nada como una buena madura necesitada de sexo y mal atendida.

3 comentarios - Mi Veterana Vecina y su Esposo Borracho

TheOne1511
Riquisimo tener a una veterana asi