Vacaciones y casualidades
El buen tiempo, el verano, elcalor y la ropa ligera siempre contribuyen a aumentar el deseo sexual engeneral a todas las personas, y si además añadimos las vacaciones, la ausenciade madrugones y por tanto la falta de prisa por irse a dormir, así como porsalir de la cama por la mañana, sin duda estamos agitando la coctelera del sexoen cualquier pareja. También es cierto que elhecho de no aceptar proposiciones de otros, no significa que no me guste, eincluso me excite recibirlas. Como los cumplidos elegantes que mededican algunos de Ustedes. No me considero una mujer tímida, y dehecho, ya me han hecho pasar algún rato muy placentero en la intimidad de laducha recordando sus comentarios y chat. Porque evidentemente, pese atener una vida sexual satisfactoria, todos tenemos nuestras fantasías, y porsupuesto siempre me he masturbado. Algunas veces incluso se locuento a Marcos (mi marido, para los que no nos conocen) para excitarle, y queal llegar a casa me coja con esa expresión de salvaje en su cara que tanto mepone.
Habíamos decidido pasarnuestras vacaciones por las playas de Uruguay, que es una buena forma derelajarse, y sobre todo a los niños les encanta, así que para allá nos fuimos,como cada año cargados de ilusión y ganas de disfrutar de los peques sin elestrés de los horarios.
El departamento era cómodo yespacioso. Al menos los niños tenían su propia habitación, por loque podríamos disfrutar del sexo más relajadamente que si tuviésemos quecompartir espacio.
Sabíamos que cerca había unaplaya nudista, a nosotros nos encanta, ya lo saben del relatos “nuestrasúltimas vacaciones. Normalmente mis bikinis, son lo suficientementepequeños como para dejar la mínima marca blanca posible. Como ya lesdije al principio, no me considero tímida o pudorosa, y el hecho de que memiren los hombres no es algo que me moleste. Al menos enprincipio. Hay miradas y hay formas de mirar que molestan acualquiera, pero en general no me siento incómoda cuando noto los ojos de algúnhombre clavados en mis tetas o en el culo.
Ya todos me conocen pornuestros post y shout, y lo que más llama la atención a los hombres son mistetas y mi cola (o no? jajajaja). Dejame que presuma un poco de ellas, porquepese a la edad se me han caído apenas le dije a Marcos. Reconozcoque no soy una mujer que pase desapercibida precisamente, pero al bajar a laplaya y quitarme el vestido corto y la parte de arriba del bikini, esinevitable la ronda de cabezas, masculinas en su mayoría, que se giran paramirar. Cada vez que hago topless, Marcos no para de decirme quetengo las mejores tetas de la playa. Eso, y sentir las miradas detodos los hombres a mi alrededor clavados en ellas, inevitablemente despiertancierto cosquilleo en mi entrepierna, que, siempre me hacen sentir muy bien.
Alguna vez había pensado encómo reaccionaría si de repente apareciese algún conocido y me sorprendiese conlas tetas al aire. Y lo curioso es que lejos de asustarme, lo únicoque hacía era aumentar ese cosquilleo entre mis piernas, porque por algunarazón, cada vez que lo pensaba, imaginaba que el conocido sería un hombre,nunca una mujer. Y siempre que dejaba volar mi imaginación, con losojos cerrados y las tetas al aire, la idea que de alguien conocido me sorprendiese,me excitaba. Nunca les había puesto cara, no personalizaba enninguno, pero siempre son hombres, y siempre, inevitablemente, me excitaba.
Recuerdo perfectamente queaquella mañana estaba tumbada al sol, con los ojos cerrados, recordando cómo Marcosme había despertado por la mañana, cómo me había excitado. Recordabacómo Marcos se había acomodado entre mis piernas abiertas y tras las caricias yjuegos, me había regalado fantásticos orgasmos con su hábil lengua.
Total, que mi mente en esasestaba, sintiendo de nuevo humedecerse mi sexo, cuando escuché a Marcos saludara alguien. Al principio no reaccioné, pero como le escuchaba seguirhablando, la curiosidad me llevó a abrir los ojos y averiguar a quien conocíaen aquella playa mi marido. Mi sorpresa fue mayúscula cuandoreconocí a Luis, el almacenero de mi barrio, que si bien no somos clientesfijos, sabemos ir a su almacén de vez en cuando.
Luis tiene 45 años, un poco más alto que Marcos, ysupongo que como consecuencia de su trabajo al tener que estar todos los díascargando con las cajas, tiene unos hombros anchos y unos brazosfuertes. En el almacén lo más ligero de ropa que lo habíavisto había sido con una camiseta, pero ahora en la playa le tenía delante apecho descubierto, con unos pectorales marcados y unos hombros y brazos demúsculos definidos y depilado o por lo menos con los pelos bien cortitos delpecho. No se le marcaban los abdominales, pero estaba delgado. Siempreme había parecido un hombre atractivo, aunque ahora al verlo con más detalle,me lo parecía aún más. Y su sonrisa… porqueaunque estaba hablando con Marcos, estaba sonriendo, y yo sabía perfectamenteque tras las gafas de sol me estaba mirando a mí, que de repente, caí en lacuenta de que estaba con las tetas al aire. La humedad que ya deantes tenía hizo nada más que incrementarse ahora producto de la excitación queme provocaba saberme casi desnuda y observada por un hombreconocido. Aquello me tenía un tanto sorprendida, pero no lo podíaevitar. Tener delante a Luis, y sentirme prácticamente desnudafrente a él, con el componente de tener también a Marcos delante, me excitórápida e intensamente.
Finalmente me incorporé yahora luciendo consciente y orgullosa mis tetas me acerqué a saludar a Luis,que me recibió con una amplia sonrisa. Nos dimos dos besos y nospresentó a los dos a su mujer Marta.
Marta, que la había visto enel barrio, pero nunca nos cruzamos ni una palabra, era una mujer rubia con unamelena corta a la altura del cuello, de aproximadamente la misma edad que sumarido, pero sin duda lo que llamaba la atención eran sus enormes tetas, noera muy alta, una estatura muy parecida a la mía. Ella es una mujerde curvas generosas y muy femenina. En conjunto era sin duda una mujer quellamaba la atención en la playa por su minúsculo bikini, y además tenía aligual que Luis una sonrisa muy bonita.
Tras charlar un momento decosas intrascendentes nos despedimos, y nos dijeron que como ellos habíanvenido sin niños ya que los tenían mayores, se iban a la zona nudista paraevitar las marcas del sol. Nos dijeron por dónde solían ponerse ynos invitaron a pasar por allí si nos apetecía.
Nos excusamos porqueestábamos con los niños, y al despedirnos Luis nos invitó a pasarnos por suhotel tras la cena a tomar algo con ellos. Nos dijo que en el bar desu hotel tenían animación todo el día, y que por la noche, tras la cena, hacíanjuegos para los niños, y que así podríamos tomarnos una copa tranquilos.
Al sentarnos de nuevo en latoalla, recuerdo con toda claridad notar la humedad en mí. Tener delante ami almacenero, sabiendo con toda certeza que tras las gafas no dejaba demirarme las tetas, me había excitado casi tanto como las caricias de mi maridoaquella mañana en la cama. Cuando Marcos se sentó a mi lado, le miré y selo conté.
Yo – No me vas a creer, perome calenté estando casi desnuda delante de Luis. Estoychorreando. Creo que se me va a notar la mancha de humedad en elbikini ya mismo.
Marcos – ¿Qué me estáscontando? Jajajaja. La verdad es que Luisestá bien, se le ve en forma, no me extraña que te haya gustado.
Yo – No he dicho que me hayagustado, he dicho que estar casi desnuda delante de él me ha puesto muycachonda. Pero ya que lo mencionas, sí, me hagustado. Bastante, la verdad ,jajajajaja.
Marcos – Cariño, me acabas deponer más cachondo a mi también. Ahora no me voy a poderlevantar. Ya sabes cómo me pone que te miren.
Yo – Acá porque aquí estamosrodeados de gente y están los niños, pero si estuviésemos en la zona nudistasin niños… te hacía una paja disimuladamente…
Marcos – Bufff, Lau, ahora síque no me puedo levantar. (se ríe)
Yo – Vos tampoco has dejado de mirar a Marta su mujer. Te gusto, ¿no?
Marcos – ¡¡¡Viste lastetas!!! y menudas curvas tiene!!!
Yo – Jajajaja, claro que mehe fijado. La verdad es que está muy bien, sí.
Marcos –Jajajaja, Con lo caliente que estoy ahora, no es sólo que megustaría cogerla, es que me gustaría verte con ella.
Yo – Marcos, me pones todavíamás caliente con eso, lo sabes.
Imagino que como a cualquiermujer, a mí me encanta provocar a mi marido, y ver el bulto en su malla enaquella situación, me excitaba todavía más, y también me divertía, así quedecidí ponérselo un pelín más difícil, y acercándome a él le dije que estabacaliente. Así que me incorporé, y me fuí a dar un baño paraevitar que la humedad de mi acabase por mojar el bikini y delatarme, mientrasmi marido se quedaba sentado con los niños, con una erección tremenda, viendocomo su mujercita se iba al agua, ante la mirada atenta de todos los hombres asu paso. Jajajajaja… Bueno de algunos.
La tarde la pasamos con losniños en la pileta y playa y por la noche decidimos aceptar la invitación deLuis ( como para ver que pasaba) y acercarnos a su hotel a tomaralgo. Atravesamos el hall y al salir por la parte trasera a laterraza, enseguida nos vieron y nos llamaron para que nos acercásemos a sumesa. Marcos y yo nos miramos cómplices, con una leve sonrisa y nosdirigimos a su mesa. Pese a no haber hablado nada, ambos sabíamosque estábamos jugando el mismo juego, y resultaba evidente que a los dos nosestaba gustando jugarlo.
Marta estaba preciosa, con unvestido blanco que al contraste con su piel morena llamaba la atención, yademás se ceñía a sus curvas como un guante, resultando imposible no fijarse enella. Unas sandalias también blancas de tacón alto completaban unconjunto. La sonrisa de mi marido lo decía todo, y las miradascómplices que me dedicaba me indicaban claramente que se podía dar.
Luis estaba tambiéntremendo. Iba muy sencillo, con unos vaqueros y una camisa blancaremangada, que le quedaba ajustada y marcaba sus estupendos hombros ybrazos. No puedo negar que yo también estaba encantada, y excitadacon la situación.
Marta enseguida cogió a los chicosde la mano y se los llevó hacia los animadores, donde les pintaron la cara yles dieron unos globos, y se quedaron encantados, así que nosotros pudimosestar un buen rato tranquilos.
Nos sentamos con Luis ycuando venía Marta de dejar a los niños, la estábamos mirando los tresembobados, con su caminar elegante y femenino, casi sensual, sobre lassandalias de tacón, resultaba imposible no sentir algo, ya fuese deseo,envidia, o sencillamente admiración.
Yo – Marta, estás estupendacon ese vestido. Te sienta de maravilla. Además, lo del nudismo tesienta muy bien, porque no se te ve una marca blanca por ningún sitio.
Al sentarse, Marta se ahuecóun poco el escote como para certificar que era cierto.
Marta – Gracias Lau. Esque las marcas blancas quedan tan mal… ¿verdad? Tú tambiénestás preciosa con esa camiseta de tirantes, y sin sujetador, que es como quedabien, que para eso tienes tetas.jajajajaja
Yo – Muchas gracias Marta.
Marcos – Jajajaja,. Sí es verdad que Lau tiene unas tetasestupendas. Aunque Marta, tú no te quedas atrás.
Con la nueva dinámica morbosaque teníamos Marcos y yo, y lo interesante que estaba la conversación,aproveché para echar un poco de leña al fuego.
Yo – Mírale que educado se havuelto… Jajaja. Marta, lo que en realidad quiere decir,es que tienes unas tetas tremendas
Marta – ¿Ah sí Marcos? Puesmira, mañana anímense a venir a la zona nudista, y así lo ves todo en persona,y no tienes que imaginar nada. Además, allí está permitido todo,como Luis, que queda en bolas. Y se calienta como lo hizo esta tarde con vosLau.- jajajajaja
Yo – Jajajaja, Si? Que bien!!
Marcos (mi marido) estabaencantado con la conversación, y la verdad es que yo también. Saberque Luis se había calentado al verme, me excitaba a mí también.
Luis sonreía y nos miraba ensilencio, probablemente expectante a nuestra reacción. En esemomento tuve claro que nos estaban tanteando. Cada vez tenía másclaro que iban muy por delante de nosotros en esto. ¿Quizás eranliberales y estaban intentando hacer un intercambio connosotros? Cualquier día antes de ese, esa misma idea en otrolugar me habría causado un pequeño shock, o me habría hecho gracia, sinvalorarla más, pero en ese momento y después del día que llevábamos y lasupuesta línea que habíamos descubierto mi marido y yo, la sola idea de quefuese eso lo que querían hizo que me mojase, y que incluso me lo plantease (siempre dijimos de hacerlo con desconocidos,como fue con Marcia y Cristiano en las vacaciones anteriores).
Marta – Perdona Marcos, estoysiendo muy atrevida.
Marcos – No, no, para nadaMarta, no te preocupes. Al contrario, ya sabe Lau cuánto megusta que la miren los hombres. Y si eso es verdad Luis, me parecetodo un cumplido, y estoy seguro que a Lautambién.
Luis – Marta cariño, no tecortas ni con un cuchillo… Pero bueno, ya sabiendo tu forma depensar Marcos, sí, reconozco que era por Lau. jajajajajaja
Lo dijo mirándome y haciendoun gesto como de disculpa. Y aprovechando que la orquesta que tocabaen directo, se lanzó y pidiendo permiso a mi marido, que por supuesto leconcedió, me sacó a bailar. Automáticamente él también sacó a bailara Marta.
El contacto de mi mano con lade Luis al llevarme a la zona de baile ya hizo que me excitase. Al llegar ygirarse para bailar, su otra mano me rodeó la cintura y me atrajo hacia él,quedando nuestros cuerpos pegados descaradamente y su cara a 10 centímetrosescasos de la mía, mirándome a los ojos, y con una sonrisa cargada de picardíame habló.
Luis – Lau, estásdeslumbrante esta noche. Ahora mismo soy la envidia de todo elhotel.
Yo – Jajaja, muchas graciasLuis, eres todo un caballero. Tú también estás muy guapo con esacamisa.
Luis – Oye que coincidenciatan agradable encontraros esta mañana en la playa.
Yo – Jajaja, sí la verdad esque ha sido toda una coincidencia. Y supongo que para ti ha debidoser agradable encontrarme allí medio desnuda.
Luis – Pues sí, muyagradable, no te voy a mentir. Y Marta tiene razón, me ha excitadotenerte así de sexy a tan poca distancia. Espero que no te molesteque seamos tan directos, o tan abiertos hablando de estas cosas.
Yo – Jajaja, no, no tepreocupes. Marcos y yo tenemos una relación muy buena, y ninguno delos dos somos nada celosos. De hecho, nos divierten estascosas. Y entre tú y yo, Marcos también estaba erecto cuando sefueron, jajajaja. Marta es una preciosidad, y Marcos no es ajeno a susencantos.
Luis – ¿Ah sí? Ah,pues mira que bien. Me alegra que me lo cuentes, porque Marta y yotampoco somos nada celosos. De hecho, somos muy liberales en nuestravida sexual, la vivimos con mucha naturalidad, y me encanta cuando noto esasreacciones en los hombres cuando miran a Marta. Si mepermites ya abusar un poco de sinceridad, me excita cuando ocurre. Y si es que me estoy excitando ahora que me lo cuentas.
Y debía ser cierto, porquedesde que habíamos empezado a bailar, él, que no se cortaba nada, se habíapegado bastante y yo había estado notando cómo crecía su erección.
Yo – Jajajaja, entonces debeser eso lo que estoy notando por aquí abajo.
Luis – Bueno, un poco de eso,y un mucho de que te tengo aquí pegada, y ya sabes cuánto me gustas Lau. Esimposible estar pegado a una mujer como tú, habiéndote visto como te he vistoesta mañana, y no excitarse. Pero si te incomoda la situación nossentamos si quieres.
Yo – No te preocupes. Mehalaga que te excites por mí. La verdad es que no sé qué nos pasa hoy contigo ycon Marta, pero ya te digo que Marcos tenía un calentón de campeonato conMarta, y viéndoles bailar tan pegaditos, y conociendo a mi marido, estoy seguraque Marcos está como tú, si no peor.
Luis – Ya me he dado cuentayo también, jajajaja. Por mi parte sin problema. Ya tedigo que me excita saberlo. Y venga, ya que estamos de confesiones,yo también te voy a contar algo, Jajaja. A Marta también le hagustado tu marido, jajaja.
Continuará.......
El buen tiempo, el verano, elcalor y la ropa ligera siempre contribuyen a aumentar el deseo sexual engeneral a todas las personas, y si además añadimos las vacaciones, la ausenciade madrugones y por tanto la falta de prisa por irse a dormir, así como porsalir de la cama por la mañana, sin duda estamos agitando la coctelera del sexoen cualquier pareja. También es cierto que elhecho de no aceptar proposiciones de otros, no significa que no me guste, eincluso me excite recibirlas. Como los cumplidos elegantes que mededican algunos de Ustedes. No me considero una mujer tímida, y dehecho, ya me han hecho pasar algún rato muy placentero en la intimidad de laducha recordando sus comentarios y chat. Porque evidentemente, pese atener una vida sexual satisfactoria, todos tenemos nuestras fantasías, y porsupuesto siempre me he masturbado. Algunas veces incluso se locuento a Marcos (mi marido, para los que no nos conocen) para excitarle, y queal llegar a casa me coja con esa expresión de salvaje en su cara que tanto mepone.
Habíamos decidido pasarnuestras vacaciones por las playas de Uruguay, que es una buena forma derelajarse, y sobre todo a los niños les encanta, así que para allá nos fuimos,como cada año cargados de ilusión y ganas de disfrutar de los peques sin elestrés de los horarios.
El departamento era cómodo yespacioso. Al menos los niños tenían su propia habitación, por loque podríamos disfrutar del sexo más relajadamente que si tuviésemos quecompartir espacio.
Sabíamos que cerca había unaplaya nudista, a nosotros nos encanta, ya lo saben del relatos “nuestrasúltimas vacaciones. Normalmente mis bikinis, son lo suficientementepequeños como para dejar la mínima marca blanca posible. Como ya lesdije al principio, no me considero tímida o pudorosa, y el hecho de que memiren los hombres no es algo que me moleste. Al menos enprincipio. Hay miradas y hay formas de mirar que molestan acualquiera, pero en general no me siento incómoda cuando noto los ojos de algúnhombre clavados en mis tetas o en el culo.
Ya todos me conocen pornuestros post y shout, y lo que más llama la atención a los hombres son mistetas y mi cola (o no? jajajaja). Dejame que presuma un poco de ellas, porquepese a la edad se me han caído apenas le dije a Marcos. Reconozcoque no soy una mujer que pase desapercibida precisamente, pero al bajar a laplaya y quitarme el vestido corto y la parte de arriba del bikini, esinevitable la ronda de cabezas, masculinas en su mayoría, que se giran paramirar. Cada vez que hago topless, Marcos no para de decirme quetengo las mejores tetas de la playa. Eso, y sentir las miradas detodos los hombres a mi alrededor clavados en ellas, inevitablemente despiertancierto cosquilleo en mi entrepierna, que, siempre me hacen sentir muy bien.
Alguna vez había pensado encómo reaccionaría si de repente apareciese algún conocido y me sorprendiese conlas tetas al aire. Y lo curioso es que lejos de asustarme, lo únicoque hacía era aumentar ese cosquilleo entre mis piernas, porque por algunarazón, cada vez que lo pensaba, imaginaba que el conocido sería un hombre,nunca una mujer. Y siempre que dejaba volar mi imaginación, con losojos cerrados y las tetas al aire, la idea que de alguien conocido me sorprendiese,me excitaba. Nunca les había puesto cara, no personalizaba enninguno, pero siempre son hombres, y siempre, inevitablemente, me excitaba.
Recuerdo perfectamente queaquella mañana estaba tumbada al sol, con los ojos cerrados, recordando cómo Marcosme había despertado por la mañana, cómo me había excitado. Recordabacómo Marcos se había acomodado entre mis piernas abiertas y tras las caricias yjuegos, me había regalado fantásticos orgasmos con su hábil lengua.
Total, que mi mente en esasestaba, sintiendo de nuevo humedecerse mi sexo, cuando escuché a Marcos saludara alguien. Al principio no reaccioné, pero como le escuchaba seguirhablando, la curiosidad me llevó a abrir los ojos y averiguar a quien conocíaen aquella playa mi marido. Mi sorpresa fue mayúscula cuandoreconocí a Luis, el almacenero de mi barrio, que si bien no somos clientesfijos, sabemos ir a su almacén de vez en cuando.
Luis tiene 45 años, un poco más alto que Marcos, ysupongo que como consecuencia de su trabajo al tener que estar todos los díascargando con las cajas, tiene unos hombros anchos y unos brazosfuertes. En el almacén lo más ligero de ropa que lo habíavisto había sido con una camiseta, pero ahora en la playa le tenía delante apecho descubierto, con unos pectorales marcados y unos hombros y brazos demúsculos definidos y depilado o por lo menos con los pelos bien cortitos delpecho. No se le marcaban los abdominales, pero estaba delgado. Siempreme había parecido un hombre atractivo, aunque ahora al verlo con más detalle,me lo parecía aún más. Y su sonrisa… porqueaunque estaba hablando con Marcos, estaba sonriendo, y yo sabía perfectamenteque tras las gafas de sol me estaba mirando a mí, que de repente, caí en lacuenta de que estaba con las tetas al aire. La humedad que ya deantes tenía hizo nada más que incrementarse ahora producto de la excitación queme provocaba saberme casi desnuda y observada por un hombreconocido. Aquello me tenía un tanto sorprendida, pero no lo podíaevitar. Tener delante a Luis, y sentirme prácticamente desnudafrente a él, con el componente de tener también a Marcos delante, me excitórápida e intensamente.
Finalmente me incorporé yahora luciendo consciente y orgullosa mis tetas me acerqué a saludar a Luis,que me recibió con una amplia sonrisa. Nos dimos dos besos y nospresentó a los dos a su mujer Marta.
Marta, que la había visto enel barrio, pero nunca nos cruzamos ni una palabra, era una mujer rubia con unamelena corta a la altura del cuello, de aproximadamente la misma edad que sumarido, pero sin duda lo que llamaba la atención eran sus enormes tetas, noera muy alta, una estatura muy parecida a la mía. Ella es una mujerde curvas generosas y muy femenina. En conjunto era sin duda una mujer quellamaba la atención en la playa por su minúsculo bikini, y además tenía aligual que Luis una sonrisa muy bonita.
Tras charlar un momento decosas intrascendentes nos despedimos, y nos dijeron que como ellos habíanvenido sin niños ya que los tenían mayores, se iban a la zona nudista paraevitar las marcas del sol. Nos dijeron por dónde solían ponerse ynos invitaron a pasar por allí si nos apetecía.
Nos excusamos porqueestábamos con los niños, y al despedirnos Luis nos invitó a pasarnos por suhotel tras la cena a tomar algo con ellos. Nos dijo que en el bar desu hotel tenían animación todo el día, y que por la noche, tras la cena, hacíanjuegos para los niños, y que así podríamos tomarnos una copa tranquilos.
Al sentarnos de nuevo en latoalla, recuerdo con toda claridad notar la humedad en mí. Tener delante ami almacenero, sabiendo con toda certeza que tras las gafas no dejaba demirarme las tetas, me había excitado casi tanto como las caricias de mi maridoaquella mañana en la cama. Cuando Marcos se sentó a mi lado, le miré y selo conté.
Yo – No me vas a creer, perome calenté estando casi desnuda delante de Luis. Estoychorreando. Creo que se me va a notar la mancha de humedad en elbikini ya mismo.
Marcos – ¿Qué me estáscontando? Jajajaja. La verdad es que Luisestá bien, se le ve en forma, no me extraña que te haya gustado.
Yo – No he dicho que me hayagustado, he dicho que estar casi desnuda delante de él me ha puesto muycachonda. Pero ya que lo mencionas, sí, me hagustado. Bastante, la verdad ,jajajajaja.
Marcos – Cariño, me acabas deponer más cachondo a mi también. Ahora no me voy a poderlevantar. Ya sabes cómo me pone que te miren.
Yo – Acá porque aquí estamosrodeados de gente y están los niños, pero si estuviésemos en la zona nudistasin niños… te hacía una paja disimuladamente…
Marcos – Bufff, Lau, ahora síque no me puedo levantar. (se ríe)
Yo – Vos tampoco has dejado de mirar a Marta su mujer. Te gusto, ¿no?
Marcos – ¡¡¡Viste lastetas!!! y menudas curvas tiene!!!
Yo – Jajajaja, claro que mehe fijado. La verdad es que está muy bien, sí.
Marcos –Jajajaja, Con lo caliente que estoy ahora, no es sólo que megustaría cogerla, es que me gustaría verte con ella.
Yo – Marcos, me pones todavíamás caliente con eso, lo sabes.
Imagino que como a cualquiermujer, a mí me encanta provocar a mi marido, y ver el bulto en su malla enaquella situación, me excitaba todavía más, y también me divertía, así quedecidí ponérselo un pelín más difícil, y acercándome a él le dije que estabacaliente. Así que me incorporé, y me fuí a dar un baño paraevitar que la humedad de mi acabase por mojar el bikini y delatarme, mientrasmi marido se quedaba sentado con los niños, con una erección tremenda, viendocomo su mujercita se iba al agua, ante la mirada atenta de todos los hombres asu paso. Jajajajaja… Bueno de algunos.
La tarde la pasamos con losniños en la pileta y playa y por la noche decidimos aceptar la invitación deLuis ( como para ver que pasaba) y acercarnos a su hotel a tomaralgo. Atravesamos el hall y al salir por la parte trasera a laterraza, enseguida nos vieron y nos llamaron para que nos acercásemos a sumesa. Marcos y yo nos miramos cómplices, con una leve sonrisa y nosdirigimos a su mesa. Pese a no haber hablado nada, ambos sabíamosque estábamos jugando el mismo juego, y resultaba evidente que a los dos nosestaba gustando jugarlo.
Marta estaba preciosa, con unvestido blanco que al contraste con su piel morena llamaba la atención, yademás se ceñía a sus curvas como un guante, resultando imposible no fijarse enella. Unas sandalias también blancas de tacón alto completaban unconjunto. La sonrisa de mi marido lo decía todo, y las miradascómplices que me dedicaba me indicaban claramente que se podía dar.
Luis estaba tambiéntremendo. Iba muy sencillo, con unos vaqueros y una camisa blancaremangada, que le quedaba ajustada y marcaba sus estupendos hombros ybrazos. No puedo negar que yo también estaba encantada, y excitadacon la situación.
Marta enseguida cogió a los chicosde la mano y se los llevó hacia los animadores, donde les pintaron la cara yles dieron unos globos, y se quedaron encantados, así que nosotros pudimosestar un buen rato tranquilos.
Nos sentamos con Luis ycuando venía Marta de dejar a los niños, la estábamos mirando los tresembobados, con su caminar elegante y femenino, casi sensual, sobre lassandalias de tacón, resultaba imposible no sentir algo, ya fuese deseo,envidia, o sencillamente admiración.
Yo – Marta, estás estupendacon ese vestido. Te sienta de maravilla. Además, lo del nudismo tesienta muy bien, porque no se te ve una marca blanca por ningún sitio.
Al sentarse, Marta se ahuecóun poco el escote como para certificar que era cierto.
Marta – Gracias Lau. Esque las marcas blancas quedan tan mal… ¿verdad? Tú tambiénestás preciosa con esa camiseta de tirantes, y sin sujetador, que es como quedabien, que para eso tienes tetas.jajajajaja
Yo – Muchas gracias Marta.
Marcos – Jajajaja,. Sí es verdad que Lau tiene unas tetasestupendas. Aunque Marta, tú no te quedas atrás.
Con la nueva dinámica morbosaque teníamos Marcos y yo, y lo interesante que estaba la conversación,aproveché para echar un poco de leña al fuego.
Yo – Mírale que educado se havuelto… Jajaja. Marta, lo que en realidad quiere decir,es que tienes unas tetas tremendas
Marta – ¿Ah sí Marcos? Puesmira, mañana anímense a venir a la zona nudista, y así lo ves todo en persona,y no tienes que imaginar nada. Además, allí está permitido todo,como Luis, que queda en bolas. Y se calienta como lo hizo esta tarde con vosLau.- jajajajaja
Yo – Jajajaja, Si? Que bien!!
Marcos (mi marido) estabaencantado con la conversación, y la verdad es que yo también. Saberque Luis se había calentado al verme, me excitaba a mí también.
Luis sonreía y nos miraba ensilencio, probablemente expectante a nuestra reacción. En esemomento tuve claro que nos estaban tanteando. Cada vez tenía másclaro que iban muy por delante de nosotros en esto. ¿Quizás eranliberales y estaban intentando hacer un intercambio connosotros? Cualquier día antes de ese, esa misma idea en otrolugar me habría causado un pequeño shock, o me habría hecho gracia, sinvalorarla más, pero en ese momento y después del día que llevábamos y lasupuesta línea que habíamos descubierto mi marido y yo, la sola idea de quefuese eso lo que querían hizo que me mojase, y que incluso me lo plantease (siempre dijimos de hacerlo con desconocidos,como fue con Marcia y Cristiano en las vacaciones anteriores).
Marta – Perdona Marcos, estoysiendo muy atrevida.
Marcos – No, no, para nadaMarta, no te preocupes. Al contrario, ya sabe Lau cuánto megusta que la miren los hombres. Y si eso es verdad Luis, me parecetodo un cumplido, y estoy seguro que a Lautambién.
Luis – Marta cariño, no tecortas ni con un cuchillo… Pero bueno, ya sabiendo tu forma depensar Marcos, sí, reconozco que era por Lau. jajajajajaja
Lo dijo mirándome y haciendoun gesto como de disculpa. Y aprovechando que la orquesta que tocabaen directo, se lanzó y pidiendo permiso a mi marido, que por supuesto leconcedió, me sacó a bailar. Automáticamente él también sacó a bailara Marta.
El contacto de mi mano con lade Luis al llevarme a la zona de baile ya hizo que me excitase. Al llegar ygirarse para bailar, su otra mano me rodeó la cintura y me atrajo hacia él,quedando nuestros cuerpos pegados descaradamente y su cara a 10 centímetrosescasos de la mía, mirándome a los ojos, y con una sonrisa cargada de picardíame habló.
Luis – Lau, estásdeslumbrante esta noche. Ahora mismo soy la envidia de todo elhotel.
Yo – Jajaja, muchas graciasLuis, eres todo un caballero. Tú también estás muy guapo con esacamisa.
Luis – Oye que coincidenciatan agradable encontraros esta mañana en la playa.
Yo – Jajaja, sí la verdad esque ha sido toda una coincidencia. Y supongo que para ti ha debidoser agradable encontrarme allí medio desnuda.
Luis – Pues sí, muyagradable, no te voy a mentir. Y Marta tiene razón, me ha excitadotenerte así de sexy a tan poca distancia. Espero que no te molesteque seamos tan directos, o tan abiertos hablando de estas cosas.
Yo – Jajaja, no, no tepreocupes. Marcos y yo tenemos una relación muy buena, y ninguno delos dos somos nada celosos. De hecho, nos divierten estascosas. Y entre tú y yo, Marcos también estaba erecto cuando sefueron, jajajaja. Marta es una preciosidad, y Marcos no es ajeno a susencantos.
Luis – ¿Ah sí? Ah,pues mira que bien. Me alegra que me lo cuentes, porque Marta y yotampoco somos nada celosos. De hecho, somos muy liberales en nuestravida sexual, la vivimos con mucha naturalidad, y me encanta cuando noto esasreacciones en los hombres cuando miran a Marta. Si mepermites ya abusar un poco de sinceridad, me excita cuando ocurre. Y si es que me estoy excitando ahora que me lo cuentas.
Y debía ser cierto, porquedesde que habíamos empezado a bailar, él, que no se cortaba nada, se habíapegado bastante y yo había estado notando cómo crecía su erección.
Yo – Jajajaja, entonces debeser eso lo que estoy notando por aquí abajo.
Luis – Bueno, un poco de eso,y un mucho de que te tengo aquí pegada, y ya sabes cuánto me gustas Lau. Esimposible estar pegado a una mujer como tú, habiéndote visto como te he vistoesta mañana, y no excitarse. Pero si te incomoda la situación nossentamos si quieres.
Yo – No te preocupes. Mehalaga que te excites por mí. La verdad es que no sé qué nos pasa hoy contigo ycon Marta, pero ya te digo que Marcos tenía un calentón de campeonato conMarta, y viéndoles bailar tan pegaditos, y conociendo a mi marido, estoy seguraque Marcos está como tú, si no peor.
Luis – Ya me he dado cuentayo también, jajajaja. Por mi parte sin problema. Ya tedigo que me excita saberlo. Y venga, ya que estamos de confesiones,yo también te voy a contar algo, Jajaja. A Marta también le hagustado tu marido, jajaja.
Continuará.......
10 comentarios - Vacaciones y casualidades (parte I)