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Mi hermanito me ayuda con mamá - P8

Mi hermanito me ayuda con mamá

Aquella frase me congelo. Aun no digería la posibilidad de que el traje de mamá se hubiera roto, pero inmediatamente, mi mente lo olvido y solo estaba concentrado en la licra que forraba los muslos de Jessica.

Casi por inercia retire mis dedos de ese diminuto espacio entre la falda y la licra, y casi por instinto quise dar varios pasos hacia atrás ignorando el espacio tan limitado que había, lo que inmediatamente hizo que tropezara con la base de la cama y me sentara con fuerza.

Jessica ni se inmuto, creo que su preocupación por el traje hizo que ignorara que no estaba sola en la habitación. Se giro un poco, metió sus pulgares lentamente buscando un espacio entre la parte más alta de su licra a los costados de sus caderas, levemente los estiro hacia afuera y poco a poco empezó a menear sus nalgas de izquierda a derecha, lentamente como si estuviese dilatando el tiempo, mientras sus manos acompañaban el ritmo al tiempo que empujaban las dos prendas hacia abajo.

El espectáculo fue impresionante, la luz del sol de la mañana irradiaba su espalda, y poco a poco empezó a iluminar la piel clara de sus nalgas; unos muslos medios en comparación a los de mamá, pero claramente torneados y firmes por el ejercicio. Pero sin lugar a dudas, lo que terminaba de adornar sus bellas curvas, era un panty deportivo negro tipo tanga, de aquellos que se desaparecen entre las nalgas, y están sujetos por un elástico blanco con letras.

La escena era bastante sugerente, verla retirarse la ropa fue algo único. Me había transportado de esa habitación ignorando totalmente el contexto que se estaba viviendo, mis ojos estaban centrados en el escote de sus nalgas tratando de buscar en donde se escondía ese pedazo estúpidamente suertudo de tela, mientras que mi pene estaba loco bajo mis pants, luchando por escapar.

La desnudes había llegado hasta el nacimiento de sus nalgas, mostrando dos masas de carne blanca, primorosa y tibia, envueltas en una licra aun más delgada, pero presionados por el pantalón y la falda extra. Parecía que todo quedaría ahí, pero Jessica tomo la falda por los costados y la empujo más abajo, obligándola a flexionar sus piernas, haciendo que sus nalgas se empinen mucho más.

En esa posición ambos muslos aparentemente se veían más grandes, mientras que con la luz y la cercanía podía divisar como vellitos minúsculos reaccionaban al movimiento, dándole una apariencia de seda a tan deliciosas carnosidades. En un movimiento que ni reconocí, logro liberar la prenda de sus pies y tenerla en sus manos.

- Listo. Y parece que no ocurrió nada. – Dijo Jessica de pie con la falda en sus manos.
- Esta bien ¿verdad? – Volvió a manifestar Jessica esperando una respuesta.
- Si… Esta bastante bien. – Respondí por inercia con mi mirada en sus manos.
- ¿Si…? ¿Y tu que estas mirando ah? – Preguntó ella volviendo su mirada en mi dirección.
- Ammm... Este… Nada… no miro nada. – Dije desviando rápidamente la mirada.
- ¡Tú eres un bandido! Aprovechas la mínima oportunidad. – Recriminó ella volteando su cuerpo, adoptando una aposición de perfil y con sus nalgas descubiertas.
- Perdona tía, pero no pude evitar verte… Llamas mucho la atención. – Dije desviando la mirada con una vergüenza legitima.

Jessica parecía disfrutar con la acusación. Puesto que su mirada no era inquisidora, por el contrario, parecía tener un brillo especial, mientras que si bien es cierto el tono de su voz era firme y molesto, tenia un deje de ternura que hacia juego con una mueca que se le formó al costado del labio.

Su pose tampoco es que ayudaba. Se mantenía de pie, ladeada hacia un lado dejando que sus nalgas quedaran bañadas con la luz del sol aun sin cubrirlas, pero en esa posición podía observar parte de su abdomen y de la tela suertuda que cubría su entrepierna, apenas disimulada por su brazo cruzado.

- ¿Y te gusta lo que viste bandido? – Pregunto Jessica con un deje de picardía.
- Si… Tienes un cuerpo bonito, y tu ropa te hace ver… – Dije titubeante.
- ¿Me hace ver cómo? ¿Mal? – Inquirió con una preocupación nada sutil.
- No, por el contrario, te ves muy bien, muy joven. – Respondí

Yo no sabía que tan vanidosa era Jessica, solo tenía conocimiento de lo que muchas veces le escuchaba hablar a mamá, pero tras esas palabras me di cuenta que en efecto, su ego era demasiado grande, casi tanto como su busto.

Tras mis palabras, su ánimo se disparó. Coloco sus manos en la cintura y empezó a contonear sus nalgas con una soltura única, como si se hubiese despedido de todo rastro de inhibiciones con respecto a lo que estaba ocurriendo.

- Mi Xavi gracias, siempre me he visto joven y el gimnasio ayuda mucho. – Respondió alegre.
- Se nota, incluso pareces una de las instructoras gym. – Dije haciendo contacto visual.
- Pues sí, sabes que sí. Hay veces que yo comparto mis rutinas con las chicas, las acompaño e indico como se debe hacer, no soy egotista con lo que conozco. – Decía ella mientras jugueteaba con el elástico de su tanga.
- Y si, ese conjunto deportivo te luce bastante bien. – Manifesté doblando la apuesta.
- Si, es una belleza. Extremadamente cómodo. Siempre he querido que tu mamá use de estos, pero a ella le gustan más los hilos, encajes y las cosas elegantes antes que cómodas, si debiste haberla visto. – Inquirió ella mientras deslizaba sus dedos en su abdomen.
- No, para nada. No he visto a mamá en ropa interior. – Respondí.
- ¿En serio? ¿Me vas a decir que nunca has visto a tu madre en hilo y brasier? – Lo dijo incrédula.
- No, para nada.

Esa respuesta detonó un pequeño ataque de locura de su parte, como si aquella realidad le fuera difícil de comprender, empezó a hablar sobre cosas que no valen la pena mencionar porque sería mentir, porque apenas recuerdo. Sin embargo, aquello había dado pie a que todo se volviera muchísimo más intenso. El jugueteo con el elástico había tensado su tanga, al punto que ese fragmento negro de algodón había ceñido tu vagina, misma que dejaba ver las sutiles curvaturas de sus labios, la suavidad de su intimidad y un delicado surco en su entrepierna, muy pequeño, que tenía la forma de la yema de mi dedo pulgar.

Quede absorto, fue un momento bastante erótico, al punto que mi pene no podía más con la erección. Tenía la necesidad urgente de quitarme los pantalones y apretar mi sexo con fuerza, y así buscar reprimir la necesidad instintiva de apuñalar lo que fuere con mi cadera.

La situación era cada vez más intensa, hasta que la fantasía se rompió cuando empecé a reconocer su voz que buscaba mi atención con insistencia:

- Hola… ¡Xavier!
- Ammm… ¿Qué?
- Te estoy diciendo que si yo, soy la primera mujer que vez en ropa interior… – Preguntó ella con un deje de intriga.
- Este… Si… Eres la primera tía. – Dije buscando hacer contacto visual.
- ¿Ah sí? ¿Y qué estás viendo? – Inquirió mientras delineaba su abdomen con los dedos.
- Pues… Tu interior, tu piel… Se ve muy suave… - Dije con serenidad y excitación.
- Pero si no te he mostrado tanta piel. – Expreso con placer.
- ¿Acaso puedo ver más? – Exclame sin disimular me interés.

Jessica se limitó a sonreír, sus labios dibujaron una expresión que no se parecía a ninguna de las que yo había visto desde que la recuerdo: era sutil, era encantadora, bastante lasciva. Su mirada era amplia, sobrecogedora e hipnotizante. Una combinación que embriagaba los sentidos.

Con decisión colocó sus manos en la cintura del pantalón que estaba enrollada en la base de su muslo, y lentamente flexiono sus rodillas para deslizarlo por sus piernas hasta sus tobillos, con lentitud se descalzó, retiro su licra y al tiempo volvió a colocárselos. Sus manos recorrieron sus largas piernas, delineando sus músculos esculpidos por el ejercicio.

Al llegar a su cintura, nuevamente volvió a juguetear con el elástico de su tanga tensando el algodón que marcaba los labios de su sexo. Las manos continuaron el ascenso hasta que se encontraron con la cremallera de la chaqueta; la bajo hasta separar las partes y lentamente se la retiró de los hombros, dejando expuestos sus brazos, su cuello y escote, evidenciando el brasier deportivo que hacia juego con su tanga, y tras este, sus enormes pechos contenidos.

Ella doblo la chaqueta y junto con su licra la coloco en la cabecera de la cama, mostrando su espalda igual de tonificada, decorada por los tirantes elásticos de aquel elástico sostén. De inmediato se dio la vuelta, coloco sus manos enmarcando su ombligo mientras que sus bíceps fungían como estante para sus pechos.

- Ahora sí, soy la primera mujer que has visto en ropa interior. – Dijo Jessy con una sonrisa y serenidad en su voz.



Continuará…

Este y los demás relatos son 100% reales, unos personales y otros recopilados de varias confesiones realizadas a mi persona. Si quieres contarme tu experiencia para convertirlo en un relato, conversar o solo decir algo, escríbeme; mi correo está abierto.
zpra1515@gmail.com

9 comentarios - Mi hermanito me ayuda con mamá - P8

Lautii123456
Me dejaste con intriga, porfa subelo rapido
CatoyCata
Por favor no demores tanto!
Steelman54
Este relato me trae muy buenos recuerdos ya que mi tía fue la primer mujer con la que estuve yo tenía 15 años y ella 40
CatoyCata
Que pasó con la continuación?
theJotaGG
Es de los mejores relatos que he leído en esta página, ¿Porque lo abandonaste?